Nicaragua
Teresa Blandón: “En Nicaragua hay un permiso social para ejercer violencia contra las mujeres”

Tras las revueltas de 2018 en Nicaragua, los derechos de las mujeres y la integridad de las feministas peligran en el país. La reconocida feminista Teresa Blandón denuncia la represión ejercida por el Gobierno de Daniel Ortega y Rosario Murillo.

Entrevista Teresa Blandón 2
Teresa Blandón tras la entrevista. Paula Pof Yago Álvarez Barba

@econocabreado.bsky.social

Coordinador de la sección de economía

18 dic 2019 06:00

Paramilitares frente a la oficina tomando nota de quién entra y quién sale, policías armados rodeando su la sede cada vez que convocan una concentración, evento o rueda de prensa como este 25 de noviembre, amenazas de muerte y acoso en las redes sociales… Estas son algunas de las situaciones que sufren los diferentes colectivos del movimiento feminista en Nicaragua como La Corriente, una plataforma con sede en Managua, que desde 1994 realiza ciclos de formación feminista, investigaciones y campañas por los derechos de las mujeres y la comunidad LGBT.

Aunque el pasado 19 de abril de 2018 supuso un antes y un después en Nicaragua, integrantes del movimiento feminista denuncian que la violencia y el acoso a las organizaciones sociales pro derechos viene de largo, “las feministas llevamos 12 años siendo perseguidas por el régimen de Ortega-Murillo”, explica en esta entrevista Maria Teresa Blandón, directora de La Corriente y una de las voces del feminismo nicaragüense más reconocidas del país, haciendo un repaso de las violencias específicas que actualmente sufren los grupos más vulnerables en una realidad violenta, militarizada y polarizada que vive Nicaragua.

Muchos colectivos están denunciando que existe una persecución continuada a las feministas de Nicaragua. ¿Qué es lo que ocurre?
La persecución es a todo movimiento o colectivo ciudadano que critica al Gobierno. En Nicaragua llevamos sufriendo 12 años una falta de libertad de expresión y un rechazo a la libertad de organización porque se quiere exterminar a cualquiera que tenga una postura crítica respecto de la gestión gubernamental. Lo que pasa es que ahora (tras el 19 de abril) esa hostilidad y represión hacia los movimientos sociales se ha intensificado.

¿A qué tipo de hostilidad y represión te refieres?
Un asedio permanente a las organizaciones de mujeres o defensoras de los derechos humanos. Nueve organizaciones han sido clausuradas ilegalmente desde diciembre del año pasado. Me refiero también al cierre y confiscación de bienes a medios de comunicación, cuando no de la destrucción total de esos medios. Hablo también de la negación de recibir permisos o recursos para realizar labores que antes se hacían, como trabajos en las zonas rurales del país, por ejemplo. E incluso hablo de labores de vigilancia: el Gobierno envía a paramilitares a las comunidades a vigilar y perseguir a defensoras y defensores de derechos humanos. Muchas de esas personas han sido denunciadas, señaladas, amenazadas y muchas otras se han visto obligadas a exiliarse en países vecinos.

¿Hay amenazas a activistas?
Las hay, y algunas han resistido. Muchas personas reciben amenazas continuas por redes sociales o en sus propios hogares, donde aparecen amenazas firmadas por simpatizantes del partido del Gobierno. Algunas han recibido amenazas directas de paramilitares enviados por estos secretarios. Muchas se han tenido que ir y las que se han quedado han tenido que cambiar su manera de vivir de una manera radical, pasando en muchas ocasiones a vivir de manera clandestina, para poder seguir realizando su trabajo.

Este Gobierno captura la historia de la revolución que hubo en este país en los 80, pero cuando Ortega volvió al gobierno en 2006, se desveló como un Gobierno de derechas

¿Por qué un gobierno, de izquierda, ejerce este tipo de presión sobre organizaciones feministas y defensoras de derechos humanos?
Lo primero es que no es de izquierda, si por izquierda entendemos una manera determinada de ver la política, el poder y los derechos humanos. El Gobierno del FSLN ahora no es de izquierdas. Sí que es cierto que este Gobierno captura la historia y el relato de la revolución que hubo en este país en los 80, pero cuando Ortega volvió al gobierno, en las elecciones de 2006, se desveló como un Gobierno de derechas. Y pongo al menos cuatro ejemplos significativos. Durante once años su principal alianza fue con el gran capital, este Gobierno promovió una lógica de crecimiento económico depredatorio que ha beneficiado al sector financiero, a las empresas que producen en las zonas francas, a las empresas mineras y transnacionales y que han hecho un daño enorme al medio ambiente y a nuestros derechos. Segundo, este Gobierno se alió con los sectores más conservadores de la Iglesia Católica y de la Iglesia Evangélica para penalizar de manera absoluta el aborto, condenando a la muerte a miles de mujeres pobres negando, de manera rotunda, derechos reproductivos y de educación sexual. Además, mantuvo una política de exclusión en las leyes de las lesbianas, homosexuales o personas trans. Tercero, este Gobierno cerró todos los espacios de participación ciudadana, persiguió a todos los movimientos sociales autónomos y concentró la toma de decisiones en una élite, donde solo colabora el grupo afín al régimen. Y por último, por si queda alguna duda, este Gobierno tiene unos niveles altísimos de corrupción. Ha pervertido el sentido de la democracia electoral y está más que confirmado -incluso por la Organización de Estados Americanos (OEA)- que los últimos comicios electorales fueron procesos “no transparentes”. O sea, que si esto es izquierda, que se revise la izquierda. Si miramos esos datos que he explicado, este Gobierno se parece mucho a los partidos más corruptos de la derecha que conocemos en América Latina u otras regiones del mundo.

Siguiendo con esta deriva del Gobierno que comentas, ¿cómo influyen esos cambios legislativos y discursos cercanos a la Iglesia o a la defensa de la familia tradicional en la sociedad nicaragüense desde una visión de género?
Es terrible. Venimos de una matriz cultural conservadora y ya hay un sexismo rampante en todos los sectores de la sociedad. De hecho es lo que explica que tengamos problemas tan graves como la violencia machista, que cada año se cobra la vida de entre 50 y 70 mujeres o que el abuso sexual se haya convertido en un dato normal en miles de familias nicaragüenses. Esta matriz cultural, sexista y misógina es alimentada por un fundamentalismo religioso cada vez más agresivo en regiones de Centroamérica y aquí, además, potenciada como una acción estatal. El propio Estado se convierte en una herramienta propagandista y potenciador activo de ese conservadurismo. El resultado es que tienes un Gobierno que utiliza lo más atrasado de las ideas religiosas para manipular a la gente, si a eso le sumas el discurso conservador sobre la maternidad para la realización de las mujeres, sobre el papel de las mujeres en la familia, sobre la heterosexualidad como “la forma correcta” de vivir y de tener una vida buena. Si a todo eso le sumamos un populismo para someter a la gente más pobre y, dentro de esa gente, sobre todo a las mujeres... Lo que tenemos en un retraso enorme de derechos humanos y de transformación de las estructuras.

El proceso incipiente de participación de las mujeres a todos los niveles, comunitarios, en los departamentos, a nivel nacional... fue truncado

¿Hablas de retraso respecto a estándares básicos de derechos humanos o a un retraso respecto a un momento anterior en la sociedad nicaragüense?
Yo creo que en los dos sentidos. Se amplió la brecha entre derechos formales y derechos sustantivos. No es que antes estuviéramos de maravilla, pero es claro que hubo un retroceso. Lo que dice nuestra Constitución ya no tiene nada que ver con la realidad que sufren los hombres y mujeres. Además, este retroceso es mucho más grave en lo que se refiere a la autonomía de los cuerpos, como la sexualidad, la reproducción o la violencia como un obstáculo a esa autonomía. Había un proceso incipiente de participación de las mujeres a todos los niveles, comunitarios, en los departamentos, a nivel nacional, que fue truncado.

Y además, en un momento de prácticas y discursos de polarización y violencia, ¿qué violencias de género específicas provocan?
Pues lo que ocurre es que cuando el Estado recurre a acciones principalmente de violencia para mantener un falso orden social, pues todas las violencias se potencian. Porque las violencias de Estado es un lenguaje de poder que se asienta sobre estructuras de violencia. Es decir, hay un permiso social para ejercer violencia contra las mujeres cuando es el Estado el que ejerce esa violencia indiscriminada sobre ellas.

Esto es lo que ha ocurrido en Nicaragua en estos últimos 18 meses con las mujeres, con las niñas y con las personas de diversidad sexual. Somos grupos que ya veníamos enfrentando graves situaciones de violencia, pero que ahora nos tenemos que enfrentar a una violencia desatada sin límites. Por ejemplo, entre enero y agosto de este año 45 mujeres han sido asesinadas con enorme saña, violadas y con unos datos de violencia cruel. Al menos 53 mujeres han sido víctimas de intento de femicidio, que es como le llamamos aquí a este tipo de delitos. Se ha incrementado enormemente la desaparición de niñas adolescentes, hay por lo menos 12 mujeres desaparecidas en lo que va de año. En el marco de las protestas del año pasado y de la represión del régimen Ortega-Murillo varias mujeres fueron abusadas, algunas de ellas incluso víctimas de violaciones masivas. No hay ni una sola investigación en curso, incluso cuando algunas de estas mujeres han denunciado estos hechos desde el anonimato o el exilio. Siempre ocurre así, en todos los conflictos de esta naturaleza, los cuerpos de las mujeres, de las niñas y de las diversidades sexuales son las que se convierten en carne de cañón.

¿Crees que el cuerpo de las mujeres es un campo de batalla a conquistar, además de un trofeo?
No sé si en trofeo. Se convierten en una confirmación del poder viril, del poder del macho, de los machos armados y poderosos. A través de los cuerpos de la mujer afianzan su poder dentro de la manada, porque el que más poder provoca, el que más saña, el más seguro, el más insensible puede ser el jefe. Nuestro cuerpo sirve para afianzar ese poder viril. Esto es así siempre, pero en situaciones de conflicto se acrecienta.

Muchas mujeres denuncian también que se ha incrementado la inseguridad por la noche, el acoso callejero, etc.
Es lo que explicaba, ya veníamos asistiendo en Nicaragua un debilitamiento de las estructuras para evitar las violencias hacia las mujeres. En el año 2006 habíamos construido, con muchas dificultades, una ruta institucional para la denuncia a los agresores. Nunca para la reparación, porque el Estado nunca se encargó de la reparación de las víctimas, esa fue una tarea que siempre han asumido las organizaciones feministas. Pero ahora ya no tenemos ni eso. En 2015, durante el régimen Ortega-Murillo, desaparecieron las comisarías de la mujer que se habían creado dentro del a Policía nacional para denunciar este tipo de delitos, dejaron sin recursos a los juzgados especializados en estas violencias y acabaron decidiendo que no hacían falta. Dejaron a la mujer en la indefensión. Ahora en medio de la crisis ya no hay donde ir a poner este tipo de denuncias pero es que además, la propia policía junto a los paramilitares son perpetradores de estas violencias.

Entrevista Teresa Blandón
Blandón muestra un cartel de La Corriente, la plataforma con sede en Managua a la que pertenece. Paula Pof Yago Álvarez Barba
En este contexto de represión, ¿qué podéis hacer las organizaciones feministas y defensoras de los derechos humanos?
Muchos colectivos y organizaciones se desarticularon porque sus integrantes más visibles se tuvieron que ir y exiliar producto de las amenazas. Esto es un hecho y ha mermado la capacidad de estas organizaciones de realizar el trabajo que venían realizando antes de la crisis. Quienes nos hemos quedado y todavía tenemos nuestras puertas abiertas hemos tenido que reorientar nuestro trabajo y enfocarlo a atender a las víctimas de abusos sexuales en el marco de la represión, entre los que he de decir que también hay hombres. También colaboramos con otras organizaciones víctimas de la represión, como es el caso de las madres de las personas asesinadas por el Estado a través de la policía y los paramilitares. También están las madres de las presas y presos políticos -todavía quedan 134 en las cárceles – pero es que los que han sido descarcelados también están sufriendo asedio y amenazas. Nos hemos tenido que ocupar de las denuncias porque hay mucha gente que no quiere mirar hacia Nicaragua para no tomar posturas contra el relato antiguo de este Gobierno y la revolución.
Y a nivel de las comunidades, tenemos muchas dificultades para trabajar porque las mujeres tienen miedo. Tienen miedo de reunirse con nosotras, miedo de venir a nuestros encuentros, miedo de interponer denuncias, porque conocen la presión de las instituciones públicas. A pesar de ello seguimos trabajando en las comunidades en temas que siguen siendo muy importantes, como prevenir la violencia de género o evitar los embarazos no deseados, que en este país son un tema terrible, el tema de la pobreza o de poder apoyar a las mujeres de menos recursos pasa que puedan sobrevivir. Hemos creado otra forma de organización en red para poder trabajar en una situación como esta. Seguimos haciendo un fuerte trabajo de sensibilización aprovechando los espacios que nos quedan, que cada vez son menos, para poder mantener viva la reflexión y la articulación de dichas propuestas. También estamos trabajando con otras grandes articulaciones como Unidad Nacional Azul y Blanco [alianza ] en la búsqueda de soluciones no violentes y ojalá pronta para la crisis. 

Ortega no es la causa de todos los problemas, aunque sí un obstáculo que hay que remover

¿Y construir una alternativa el medio plazo?
La ventaja que tenemos como movimiento feminista es que venimos de una larga historia y que eso nos permitió rearticularnos de una manera pronta y hacerle frente a un escenario terrible. Nosotras creemos que los desafíos que veníamos construyendo otra vez se verán sometidos a prueba una vez que nos libremos de la dictadura Ortega-Murillo y construyamos un nuevo Gobierno. Somos conscientes que Ortega no es la causa de todos los problemas, aunque sí un obstáculo que hay que remover, y que una vez que tengamos la posibilidad de tener unas elecciones transparentes tendremos que retomar las demandas históricas del feminismo. De hecho, sabemos que muchos de los sectores con los que colaboramos ahora en esta crisis volverán a estar frente a nosotras en ese momento, lo tenemos claro y eso forma parte de una agenda donde quienes tienen un compromiso a largo plazo somos las feministas.

¿Cómo y con quién se construye esa agenda? ¿Hay un caldo de cultivo propicio en Nicaragua para ello?
Las feministas hemos avanzado, incluso durante la crisis, en una diálogo más comprensivo con jóvenes, sobre todo de los colectivos universitarios que han jugado un papel relevante en esta crisis. También con organismos de derechos humanos con los que hemos consolidado una alianza. Incluso con medios de comunicación manejados por hombres y mujeres jóvenes donde creo que estamos acumulando una experiencia valiosa. Habrá que consolidar esa alianza cara ese futuro que nos espera.

Nombrabas que uno de vuestros trabajos era la denuncia a nivel internacional. ¿Qué opinas de la reacción y el papel de la comunidad internacional durante la crisis y ahora?
Creo que habría que diferenciar las respuestas de gobiernos en singular y de espacios multilaterales en particular. En el caso de la OEA hemos pedido aplicar la Carta Democrática —implicaría sacar al régimen Ortega-Murillo de la OEZ reconociendo que lo que hay en Nicaragua es una dictadura— como medida de presión que obligaría al régimen a sentarse, negociar y buscar una salida no violenta. Hasta en cierto momento estábamos esperanzados pero este proceso se fue ralentizando y no se ha avanzado mayor cosa. La respuesta del régimen Ortega-Murillo ha sido considerar esa mediación como injerencista, lesiva y rechazar su validez.

La respuesta de la Unión Europea ha sido bastante pobre. Hubo alguna actitud más beligerante con una resolución e incluso representantes del Parlamento Europeo vinieron a Nicaragua, plantearon la posibilidad de imponer sanciones si el Gobierno de Nicaragua no aceptaba una salida al problema mediante el diálogo. Pero la cosa se fue enfriando, fue una declaración fugaz.

Luego la posición de los gobiernos a modo individual fue muy desigual. El Gobierno español ha mantenido intacto el marco de cooperación con el régimen Ortega-Murillo, lo cual ya te habla claramente de cual es su apuesta política. Sí que ha habido una especial beligerancia entre gobiernos como el de Estados Unidos o el de Canadá, este último el único que ha puesto sanciones individuales al círculo más cercano de poder del régimen Ortega-Murillo, incluida a la primera dama y vicepresidenta Rosario Murillo y a jefes de la Policía.

¿Y qué se exige desde el movimiento feminista a esa comunidad internacional? ¿Estáis de acuerdo de las sanciones económicas?
Creo que fue correcto hacerlas de manera gradual y en un primer momento a ese grupo de poder, que ha participado y que tiene responsabilidad directa en crímenes de lesa humanidad. Pero no son suficientes, yo creo que en realidad necesitamos sanciones más contundentes, de carácter político y económico, porque está claro que, por su prepotencia por la corrupción, el régimen Ortega-Murillo está dispuesto a desbaratar a este país y de hundirnos a todos.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

El Salto Radio
El Salto Radio Viva Nicaragua Libre!
Se cumplen 7 años de la Rebelión de abril, la insurrección cívica que puso en jaque a la dictadura Ortega-Murillo y estableció un antes y un después en la historia de Nicaragua.
Nicaragua
Salvador Marenco “Los crímenes de lesa humanidad no solo deben ofendernos a nosotros como nicaragüenses”
El abogado, activista y miembro de la colectiva Nicaragua Nunca Más habla sobre las sistemáticas vulneraciones de DDHH y el silencio mediático entorno al régimen de Ortega
América Latina
Leandro Morgenfeld “El triunfo de Trump va a empoderar a los Milei y los Bukele”
El historiador e investigador argentino especializado en la relación entre Estados Unidos y América Latina, analiza el triunfo electoral de Donald Trump y el impacto que tendrá en una región que Washington sigue considerando su “patio trasero”.
Ocupación israelí
Ocupación Israelí La policía egipcia impide con violencia la marcha internacional a Gaza
La marcha de 4.000 personas a Gaza es reprimida por la policía del régimen de Al-Sisi. La organización pide a las embajadas que reaccionen y protejan a sus ciudadanos.
Ocupación israelí
Movilizaciones Un centenar de organizaciones de 26 países denuncian a la empresa vasca CAF y su tren del apartheid
Más de 50 localidades salen a la calle este fin de semana para señalar a la empresa que construyó el tranvía que conecta Jerusalén con territorio ocupados y exigir el fin del genocidio en Gaza.
Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Análisis
Análisis del CIS La calma antes de la tormenta: la dimisión de Santos Cerdán como punto de inflexión
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha muerto pocas horas después de nacer por la dimisión de Santos Cerdán, aunque sirve como foto fija de un escenario que favorece a la derecha.
Argentina
Extrema derecha La motosierra de Milei se ceba con los hospitales públicos y las personas con discapacidad
Los recortes del Gobierno afectan al Hospital Garrahan, un centro de alta complejidad, referente pediátrico nacional y latinoamericano, y también a los recursos de las personas con discapacidad, a los que el ejecutivo califica de “idiotas”.
Estados Unidos
Estados Unidos “No Kings”: más de 2.000 manifestaciones en EEUU para protestar contra la deriva autoritaria de Trump
Con el nombre de movimiento No Kings (sin reyes), millones de personas están convocadas a manifestarse en todo el país este sábado y enfrentar el desfile militar organizado por Trump el día de su 79 cumpleaños.

Últimas

Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Galicia
TSXG Peritos en el juicio contra la Xunta: la contaminación del embalse de As Conchas es “extremadamente peligrosa”
Siete vecinos, la Asociación de vecinos de As Conchas y la organización de consumidores CECU han demandado a varias administraciones gallegas por presunta mala gestión de una contaminación derivada del exceso de macrogranjas en la comarca de A Limia.
Palestina
Marcha a Gaza Poner el cuerpo contra el genocidio
Miles de activistas de todo el mundo participan en la Marcha a Gaza desde Egipto. Desde el movimiento solidario extremeño con Palestina, una reflexión acerca de la importancia de esta lucha y de su momento histórico.
La madeja
La Madeja Oído/lengua/vientre
El oído que deja de prestar atención a la palabra del amo y se vuelve, inclinado ligeramente hacia abajo, a las que durante siglos callaron y al fin abandonaron la mudez, no será nunca subyugado.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Un centro de salud desbordado y con cucarachas y otro pendiente de construir desde hace 22 años
Los vecinos del barrio de Comillas, en Carabanchel Bajo, se han manifestado para reclamar el nuevo centro de salud planificado desde 2003 y cuya parcela ya fue cedida por el Ayuntamiento a la CAM, que no da explicaciones por la paralización.
Centrales nucleares
Cierre de Almaraz Las empresas propietarias de Almaraz no acuerdan una propuesta conjunta para alargar la vida de la central
Solo Iberdrola y Endesa firman la propuesta de alargar la vida de Almaraz trasladada al MITECO. Naturgy se descuelga de la misma y bloquea su viabilidad, al estar la central explotada por las tres energéticas en un régimen de comunidad de bienes.
Más noticias
Israel
Oriente Próximo Israel mata al comandante de la Guardia Revolucionaria de Irán, que prepara “una respuesta contundente”
Israel ha atacado Irán en la madrugada del viernes 13 de junio con bombardeos de unos 200 aviones de combate. La Guardia Revolucionaria iraní ha confirmado la muerte de su comandante, el general Hossein Salamí.

Recomendadas

Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.
Literatura
María Agúndez “El trabajo de limpiadora es muy digno, pero nadie quiere hacerlo”
La escritora retrata en ‘Casas limpias’ las contradicciones de quienes considerándose personas igualitarias y progresistas delegan los cuidados y la limpieza para evitar el conflicto y sostener su comodidad.