Música
Prometo estarte agradecido
Rosendo Mercado, referente musical de varias generaciones, deja los escenarios tras 45 años de carrera musical. Para darle la despedida que se merece reunimos a un elenco de voces de la música en castellano para trazar un retrato, no solo musical, de su figura.

El próximo domingo, a la sazón víspera de Nochebuena, Rosendo se subirá por última vez a un escenario, algo que lleva haciendo desde 1972, se dice pronto. Será en el Palau Sant Jordi de Barcelona. Nos hubiera gustado hacerle una entrevista pero se ha reservado para la que le hicieron los Kikes (Babas y Turrón) para la caja promocional que ha salido en fechas recientes bajo el título Ni presunto, ni confeso. Como no queríamos dejar pasar esta ocasión, preguntamos a diferentes personalidades de la música en castellano por Rosendo para componer una especie de collage que pretende hacer una pequeña semblanza del músico de Carabanchel.
Primeros recuerdos
Cuando estaba en el cole, debía de ser 4º de EGB, escribí una redacción rimada, cuya protagonista se llamaba Rosenda, que tuvo mucho éxito en mi clase. Aquel nombre lo tomé de las muchas pintadas que había en las paredes de mi barrio en las que aparecía la silueta de un tipo tocando la guitarra con la inscripción “Rosendo, Directo”. Se trataba de la promoción de su disco grabado en la sala Jácara en 1989. Eso lo averigüé después, como también supe años más tarde que aquel “la prima Elena”, que mi tío Rafa nos tarareaba a mi prima Elena y a mí, era el estribillo del tema de Rosendo “Cosita”.
Así que Rosendo, sin que yo fuera muy consciente de ello, apareció prontito en mi vida. Luego vinieron las cintas que me grababan mis colegas del pueblo y aquel primer concierto en una carpa a las afueras de Segovia en el que me admiró cómo tocaba aquel tío la guitarra.
Y es que Rosendo forma parte de nuestras vidas, para muchas personas. De alguna manera, él y su música siempre estuvieron allí y cuesta imaginar que esta noche será la última vez que vayamos a un concierto de Rosendo en lo que siempre fue el Palacio de los Deportes.
Tampoco se lo van a perder las Tremenda Jauría, grupo del barrio de Rosendo que lo lleva petando desde hace casi tres años con su electrocumbia feminista. Se han atrevido incluso con una versión reguetonera de “Flojos de pantalón”.
El legado de Leño
La música de Rosendo se ha convertido en referente de estilos diversos. Algunas, las más veteranas, tuvieron la suerte de conocerle ya en su etapa con los Leño. Es el caso de Aurora Beltrán, que lleva haciendo música también una pila de años. Primero fue con Belladona, más tarde en Tahúres Zurdos y, desde 2004, en solitario. Ahora recuerda aquel concierto en la plaza de toros portátil de Burlada, junto a su Pamplona natal, en el que descubrió a Leño y se quedó prendada.
Lo mismo les sucedió a Fernando Madina, bajo y voz de Reincidentes, y a Josele Santiago, que fue voz y guitarra de Los Enemigos y después ha continuado dando guerra en solitario con alguna recaída enemiga. Fernando era un chavalito de 14 años que vivía en Madrid cuando fue a su primer concierto, cómo no, de Leño, y afirma que “lo tiene tatuado en el cerebro desde entonces”. También quedó “completamente noqueado”, dice Josele cuando rememora aquella primera vez en un colegio mayor en Argüelles.
En los cuatro años que van del 79 al 82 Leño sacó tres discos en los que se observa una transición entre un rock progresivo, más cercano al heavy, de canciones eternas con solos de guitarra de varios minutos, a un estilo más directo que podríamos denominar rock urbano y que continuarán bandas de las dos o tres siguientes décadas.
Antes, Rosendo había tocado con Fresa, un grupo de versiones que se pasaría a denominar Ñu con la entrada de José Carlos Molina. En 1977 Rosendo se marcha por diferencias con Molina y cuenta la leyenda urbana que fue el propio Molina, probablemente sin quererlo, el que dio nombre al nuevo grupo cuando le decía al que fuera su guitarra: “Esas canciones que me traes son un leño”.
En 1983, tras telonear a Miguel Ríos en la gira El rock de una noche de verano, los Leño deciden separarse en lo más alto. Dejaron como legado una colección de temas que se “quedaron grabados a fuego” como le pasó a Balta, guitarra y voz de La Desbandada, grupo de Tarragona que lleva en la carretera desde 2013, con “La noche de que te hablé” o el disco Corre, corre que fue la primera cinta que le regalaron a Kike Babas. Este músico y crítico musical procedente del barrio de Hortaleza es una de las personas que mejor conoce a Rosendo tras haber escrito, con su inseparable Kike Turrón, tres libros sobre él.
En solitario
Tras el final de Leño, Rosendo inicia su carrera en solitario, aunque siempre acompañado de excelentes músicos. El más fiel de todos ellos es Rafa J. Vegas que, según sus propias cuentas, lleva siendo bajista de Rosendo “33 años, nueve meses y algunos días”. Rafa recuerda el pelotazo que supuso Loco por incordiar, primer disco de aquella nueva etapa, con el que el de Carabanchel cosechó el mayor éxito comercial de su carrera.
Un par de años después, en 1987, Rafa y Rosendo se conocen en un concierto de PiL, la banda posterior a los Sex Pistols de su cantante, Johnny Rotten. Tan solo un mes después se incorpora como bajista para la grabación de A las lombrices. Desde aquel tercer disco de Rosendo hasta esta gira de despedida han venido trece discos en estudio más y algunos directos y recopilatorios.
La segunda mitad de los años 90 se convierte en el momento de descubrimiento para nuevas generaciones. En 1997 sale el disco de versiones Agradecidos en el que participarán, entre otros, Reincidentes y Los Enemigos, y el recopilatorio Maneras de vivir de Leño que “enganchó a la primera” a Antonio Sarmiento, voz de Yeska, grupo novel de Herencia (Ciudad Real), que es de los que aspiran a dar el relevo en los escenarios.
Por aquellas fechas, Robe, de Extremoduro, le presentó a Rosendo a Kike Babas, que nos relata emocionado aquella celebración del disco de oro de Platero y tú con el directo A pelo. Por lo que cuenta, buena parte de la crème del rock estatal coincidió en aquel evento.
Otro disco que quedó para la posteridad fue Siempre hay una historia. Publicado para cerrar el siglo, recoge la grabación de aquel inolvidable concierto en la cárcel de Carabanchel. Cargado de simbolismo por el lugar elegido, MC Chuco de Tremenda Jauría recuerda cómo el público coreó el mítico “No estamos todos, faltan los presos” en la intro de “Flojos de pantalón”, tal y como escuchó en la cinta que le regaló su tío. Esa misma cinta que Julia, su compañera de jauría, tiene desgastada de tantas veces que la ha escuchado con su hermana.
Durante el nuevo milenio, Rosendo no ha parado de trabajar. Siete discos en estudio y algunas giras como Otra noche sin dormir de 2008 con Barricada y Aurora Beltrán, que supone para la música navarra uno de los momentos más especiales que ha compartido con el de Carabanchel, junto a su participación en el tema “Ahh” del disco La tortuga o el punteo de Rosendo en “Lo peligroso” de Tahúres Zurdos.
Madina, de Reincidentes, también ha tenido la oportunidad de acompañar a Rosendo en algunos momentos que recuerda como “un lujo”. Recuerda, por ejemplo, una ocasión en la que hablaron juntos en la Facultad de Magisterio de Segovia que completaron con una visita a las destilerías DYC.
Rock castizo y críptico
Tras este repaso a base de recuerdos por su trayectoria, seguimos indagando en lo que Rosendo ha supuesto para nuestros compañeros de agradecimiento.
Como músico, es “el primero en hacer buen rock duro en este país”, según Fernando Madina, mientras que Antonio de Yeska le define como “súper ecléctico” ya que “si repasas a fondo su carrera discográfica puedes encontrar temas que se salen de cualquier estilo”.
Kike Babas habla de él como “guitarrista más brillante de lo que se concede a sí mismo”, además de destacar que tiene un “sonido muy personal”. En la personalidad de su hacer musical hay unanimidad. Rafa, su bajista, coincide en que “le puedes reconocer escuchando un acorde”, y Josele Santiago afirma que “escuchas una canción suya por ahí y, antes de que abra la boca, ya sabes que es Rosendo”.
“Sus guitarras siempre me recordaban a Rory Gallagher, de quien creo que siempre fue muy fan”, nos cuenta, por su parte, Aurora Beltrán. Ella también señala que, como letrista, “después de Leño, siempre me ha parecido críptico”.
Algo parecido opinan Tremenda Jauría, para quienes “las letras poco a poco se han convertido cada vez más crípticas y metafóricas”. Madina califica “ese doble sentido” como “muy atractivo. Incluso para Rafa, que ha compartido con él más de 30 años, el sentido que le da Rosendo a las letras es una incógnita, teniendo cada uno su propia interpretación dentro de la banda que forman junto al batería Mariano Montero.
Este hecho, unido al “deje castizo” que señala Kike Babas, le han permitido encontrar “un discurso propio e inconfundible”, según Josele Santiago. Recogiendo las palabras de Tremenda Jauría y Yeska, podríamos decir que ha sabido “introducir la jerga con letras urbanas, de barrio”, que “sin perder la esencia macarra te hacen pensar cosas interesantes”, lo que lleva a concluir a La Desbandada que, “desde luego, lo que tiene Rosendo no se aprende en las escuelas”.
Humildad, honestidad y cabezonería
Con estas tres cualidades lo define Babas, que le ha entrevistado y escrito sobre él innumerables veces y que cree que las “ha convertido en tres virtudes”. “Hay gente que se ha tatuado su cara pero él siempre ha querido bajar a tierra” nos señala el crítico y músico de Hortaleza. También destacan esa “humildad, rozando casi la vergüenza” los chicos de La Desbandada. Como ejemplo, Tremenda Jauría cuentan cómo recientemente “renunció a una estatua suya en el barrio, alegando mejores motivos en los que invertir dinero público”, después de que la Junta Municipal hiciera esa propuesta.
Rafa, que ha compartido mucho con él, valora asimismo su generosidad; Josele Santiago le define como “tremendamente respetuoso, paciente y educado”, tal y como ha podido comprobar siempre que han colaborado, y Aurora Beltrán como “un tipo tranquilo, sencillo y buena persona”.
Con respecto a la honestidad, Kike Babas le señala como rara avis dentro del mundo del rock, y fruto de ello “ha evolucionado sin atender a modas o a ventas”, según nos aprecia Madina y corrobora Josele, para quien Rosendo “nunca se ha entretenido en demostrar nada a nadie, siempre se ha centrado en contactar con quien escucha y punto”.
En cuanto a la cabezonería, Kike Babas destaca que es que lo que le ha hecho permanecer en primera línea tanto tiempo. “Las modas han venido y se han ido pero Rosendo se ha quedado fijo”, nos dice. Esto también lo destaca Rafa, quien disipa cualquier duda con respecto a este final. “Si ha dicho que lo va a dejar es que lo deja” dice, quizá con cierta pesadumbre.
No en vano, han sido más de tres décadas mano a mano con Rosendo hasta esta gira de despedida que han bautizado como Mi tiempo, señorías y que será la última oportunidad de verles juntos sobre un escenario.
A partir de ahí, Rafa espera seguir vinculado a la música, grabando y tocando en directo. Quizá escriba algún otro libro como el que publicó recientemente, titulado Mil maneras de volver al hotel, y en el que cuenta algunas de sus andanzas en estos años juntos. Rosendo, por su parte, quizás siga componiendo y grabando alguna cosa. Sea como fuere, prometemos estarle agradecidos por su música que, ya para siempre, formará parte de nuestras vidas.
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