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Aunque las canciones de su grupo no tienen estribillos para corear ni frases que compongan plantillas de tatuajes o lemas que puedan servir como eslóganes de alguna campaña, el guitarrista Esteban Girón está convencido de que Toundra es una plataforma oportuna para lanzar mensajes. Sin palabras, pero con mucho que decir.
Más sutil, aunque envuelto en un ropaje contundente —largos desarrollos instrumentales de guitarras que estallan contra un rompeolas y vuelven a empezar—, el discurso de Toundra, considera el guitarrista, se encuentra en lo que suena en sus canciones pero también en sus modos de hacer. Aquello del medio y el mensaje que hizo famoso a Marshall McLuhan.
Así lleva siendo desde hace justo una década, la que acaba de cumplir el primer disco de un grupo nacido cuando Girón aterrizó en Madrid con ese propósito —“llegué desde un pueblo asturiano con más vacas que personas”, recuerda entre risas— y que ha ido aprobando satisfactoriamente todas las etapas de su desarrollo. Del local de ensayo a dar conciertos por toda Europa en garitos de aforo reducido y ética autogestionaria, girar por Estados Unidos o pisar los escenarios del Resurrection Fest en Viveiro (Lugo), del Primavera Sound en Barcelona o del Viña Rock en Villarrobledo (Albacete), donde actúan el sábado 28 de abril, creciendo paulatinamente el tamaño de las salas en las que los vúmetros alcanzan el rojo con una propuesta que también ha evolucionado. Partiendo de referentes conocidos en el rock ruidoso e instrumental de principios de siglo —valgan los nombres de los escoceses Mogwai o los estadounidenses Explosions in the Sky—, el cuarteto ha ido incorporando frutos de su cosecha a un repertorio poco complaciente.
Ahora estrenan Vortex, su quinto trabajo de estudio, el primero tras haber conseguido llenar el Palacio de los Deportes en Madrid y también el primero después de Exquirla, el proyecto que comparten con un cantante de tronío, el Niño de Elche, que el año pasado fructificó en una obra impresionante, Para quienes aún viven, construida sobre los textos del libro La marcha de 150.000.000 del poeta valenciano Enrique Falcón. Un disco, valora el guitarrista, con el que pudieron dejar más claras algunas de sus posturas. Para quienes aún duden, en esta entrevista con El Salto queda todo explicado.
¿Qué os gustaría que pasara con este disco?
Llega un momento en el que después de un tiempo —la semana pasada hizo diez años que sacamos el primer disco, un tercio de mi vida la he pasado en este grupo—, ya no eres el mismo y la importancia del proyecto cambia. Para este disco tuve una especie de crisis de los 30, una búsqueda para saber si esto es lo que realmente quiero, me hice algunas preguntas. Al llegar a una edad en la que ya no estás en formación sino empezando a sentar los cimientos del resto de tu vida adulta, me veía que no había avanzado nada desde los siete años, porque desde entonces todo en mi vida está enfocado a tocar la guitarra.
Pero la respuesta estaba en la pregunta: nos pusimos a componer este disco y me dejé de preocupar, encontré la respuesta. Esto es lo que quiero hacer y hay que disfrutarlo porque una banda como la nuestra es un castillo de naipes: en cuanto se vaya alguno de nosotros, se va a la mierda. Llegas a un momento en el que lo disfrutas, por un lado, pero también quieres hacer cosas nuevas y, a la vez, ser sincero contigo mismo y con quienes te escuchan.
Las mieles de la repercusión, que no éxito, son dulces, pero aprendes a darle la importancia que tiene y a no obsesionarte con ella. Es la primera vez que estoy tan satisfecho de un disco que tengo confianza en que hay ciertas cosas, ciertos niveles de trabajo, a las que vamos a llegar. Y es lo que pido, finalmente, poder seguir trabajando.
¿Cómo medís vuestra satisfacción con un disco?
En cuanto a trabajo: si nos da trabajo, si nos da conciertos, estamos satisfechos. La repercusión mediática es importante pero no tanto como los conciertos, porque en ellos es donde tienes el pulso real de que ha trascendido lo que haces. Nosotros tenemos la suerte de tener, como se dice, éxito de crítica y público y hay que estar agradecido. Joder, suena hipócrita lo que digo o parecen respuestas de futbolista pero es que hemos tenido el viento de cara y ser consciente de ello es importante para ser feliz.
¿Qué es el éxito para Toundra?
Seguir juntos. Dar 130 conciertos e irte de vacaciones juntos otra vez. Es el éxito o el fracaso porque nadie más te soporta [risas]. El éxito real es que sigamos juntos. Yo vine a Madrid con 17 o 18 años para formar un grupo y la primera noche conocí a Alex, el batería. Alberto era el novio de mi hermana. Al poco conocí a David. Seguir juntos es lo más importante aunque hayamos conseguido cosas que están al alcance de poca gente. Así que el éxito está en aquello que no es ni siquiera la música y aprender a disfrutarlo porque puede que mañana no esté.
Vuestro anterior disco llegó a ser durante una semana el segundo más vendido en España. ¿Qué dice eso del consumo de música aquí?
Lo hicimos porque queríamos entrar en la fiesta y robar el candelabro. Igual que la primera vez que tocamos en Joy Eslava queríamos colarnos en la sala de la música burguesa por aquel entonces. No hay que olvidar que el indie es una música que en gran parte —aunque hay artistas que tienen contenido crítico, ni siquiera político— es inofensiva, es como esa gente que dice “no, a mí no me gusta el fútbol”. Entonces es que eres del Madrid. Igual que quien dice “no, yo no me meto en política”. No, tú eres del PP. Y en el indie huele a derecha que flipas.
Con lo del número 2 lo que quisimos era arrojar un poco de luz sobre una realidad de consumo de música que existe y que no tiene atención mediática. Y, en realidad, hay mucha mafia en eso porque no se reportan todas las ventas, se reportan solo las de las tiendas que reportan a Promusicae [asociación que representa a la industria discográfica en España], pero dejan de lado un montón. Sabíamos que vendíamos un buen puñado de discos aquí y en Europa pero la gente no tenía ni idea. Y queríamos colarnos en la fiesta, abrir la puerta del bar de pijos, gritar “hijos de puta” y cerrarla.
¿Qué supuso para un grupo como Toundra, que vive y viene de otro mundo?
Lo mejor fue mi madre mandándolo por los grupos de WhatsApp de la familia. Con eso me quedo. A mí no me supuso nada. Mucha gente se preguntó quiénes eran estos tíos que estaban entre Melendi y Pablo Alborán.
¿Sigue siendo la lista de discos vendidos un indicador de algo?
No. De hecho, hasta que no se nos puso sobre la mesa poder hacerlo, lo natural hubiera sido negarnos, incluso negarnos a estar. Pero hay veces que se puede llamar la atención desde dentro de la fiesta. El underground puede llegar a ser sectario y endogámico y te puede cortar un montón. Si entre mis amigos hardcoretas digo que hay una parte de este disco que está inspirada en una serie de acordes de Quique González, me mirarán raro, pero hay que saber estar en todos los sitios.
¿Cuáles son vuestros objetivos al hacer música?
Después de un par de primeros discos en los que buscas una identidad, lo que necesitamos como grupo es hacer algo desde la víscera que nos siga diciendo cosas con un sonido propio, que nos siga divirtiendo y pareciendo interesante. Esa es nuestra motivación. Ahora que preparamos el repertorio de la gira, tocamos temas del segundo y tercer disco y algunas canciones nos parecen chorradas. Pero eso no significa que necesitemos hacer cosas técnicamente difíciles, hay cosas sencillas que funcionan mucho mejor. Venimos de la escena del punk y el hardcore.
¿Se puede intervenir en la realidad tocando música instrumental?
Sí. Llevar la contraria a quienes te pueden decir que no ya es intervenir. Tienes las herramientas y tienes lo más difícil, que es la atención de cierto público, por ello tienes una responsabilidad como ciudadano para llamar la atención sobre lo que no te gusta o sobre el mensaje que tú quieras. Sí, lo hemos intentado: a través de los videoclips, de las entrevistas, de las portadas. También a través de nuestra manera de actuar en las oportunidades que se nos han presentado.
¿Pero es posible lanzar un mensaje haciendo música sin letra?
Sí, porque hay otras herramientas. No es tan fácil, tan explícito o directo. Pero ten en cuenta que desde que empezamos a lanzar cierto tipo de mensajes, con el segundo disco, nunca se nos ha dejado de preguntar por ello.
También evitas el riesgo de que te censuren o de acabar en la cárcel. Qué terrible lo que está pasando, ¿no?
Sí, es terrible y lo peor es que la gente no se moje o diga que censura ha habido siempre. No, esto no es censura, esto es que nos están cosiendo la boca. Con algo tan vulgar, por ejemplo, como es la denuncia de que alguien no puede tener el privilegio de tener a cuarenta y pico millones de súbditos por no haber hecho nada más que matar a un hermano.
En este país lo que se ha hecho con la Transición es mover el espectro ideológico hacia la derecha, entonces lo que es el centro —que no existe, es un invento de la derecha— se ha movido, y la extrema derecha, que es quien gobierna, ahora es derecha o neoliberalismo, que no es más que una transformación del poderoso para mantenerse en el poder. Y la izquierda, o la gente sensible a la injusticia, de repente somos terroristas.
Como todo esto es una mentira, la derecha se puede permitir ser indigna, robar o torturar. Lo que están haciendo a estos chicos raperos es una tortura. No es un encarcelamiento porque hayan hecho algo malo y tengan que reinsertarse en la sociedad tras cumplir una pena. Es el sistema quien les está torturando y arruinando la vida. Y se está permitiendo impunemente. La derecha se lo puede permitir, puede ir a la iglesia y meterse cocaína encima del sagrario. Pero la izquierda no. Y contra eso luchamos indefensos: tienen navajas y tú das manotazos.
Se confunde enunciar con hacer, como si fuera lo mismo cantar que poner una bomba.
Pero es que incluso se puede ir más allá y pensar que la violencia puede estar justificada. Yo me puedo imaginar que la madre de muchos chicos quiera matar al presidente del Gobierno o quiera ir contra los Borbones, por supuesto. ¡Es que de eso va una revolución! Pero que se diga que eres un terrorista por llevar una camiseta del EZLN, por ejemplo, sí me parece más terrorismo. Se puede hacer mucho daño con la palabra, de palabras están hechas las leyes.
En la redacción me han dicho que Toundra es un grupo de heavy indie y no he sabido contestar.
A mí me gusta eso de estar entre dos tierras, como Héroes del Silencio. Yo vengo del punk, siempre digo que he aprendido más de las letras de Fugazi y Bad Religion que de la universidad, pero un amigo me dijo que yo no era punki, era Esteban Girón, mucho más que eso.
Lo de estar entre dos tierras nos ha pasado siempre: para los indies somos unos heavies, para los heavies somos unos indies, para los rockers somos unos punkis y para los punkis unos rockers. Contra lo que pudiera parecer, esto no significa que no nos mojemos sino que nos hemos colado en muchas fiestas. Y también que el público no está tan encasillado como se pueda creer.
Música
Música “Cuando el metal te encuentra, te da un lugar en el mundo”
¿El metal del siglo XXI pasa por música como la de Toundra?
No. El metal, y el rock en general, está pasando una etapa mala porque la atención mediática se ha ido hacia otras músicas pero simplemente porque esto es algo cíclico. Y es necesario que sea cíclico. Responde también a una absorción de nuevas influencias y una apropiación de otras músicas por parte de la cultura anglosajona, de la cultura occidental, de la que yo he bebido, no te voy a decir lo contrario. Me gusta Ry Cooder porque utiliza música de otros sitios pero llevo una cazadora Levi’s, unas Vans y una gorra Trasher.
Es positivo que el rock y el metal tengan una crisis porque significa que ha habido un intento de separación de la generación inmediatamente posterior a la mía con respecto a la mía. Nosotros crecimos con Nirvana, el punk, el hardcore, el heavy, Metallica y evidentemente eso no es lo suyo. Para que existiesen Guns N’ Roses tuvieron que pasar ocho años desde la separación de Led Zeppelin, para una regeneración de las guitarras. El punk, después del 77, tuvo que esperar al 91 con Nirvana. Es cíclico pero es positivo porque si solo hubiese rock, lamentablemente no nos sentiríamos tan únicos, y también tenemos nuestro derecho a creérnoslo, a ser unos flipados.
¿Crees que el rock duro o el metal pueden volver a ser tan populares como fueron Metallica, por ejemplo?
Creo que nunca jamás va a haber bandas tan grandes como las que ha habido. El mercado de la música se ha transformado. Había dos patas, la música, que es lo que quedará, y la mercadotecnia. Hoy es posible que haya bandas que seguramente hagan canciones mejores que las de Metallica pero la manera de instrumentalizarlo para llevar esas canciones al mundo ha cambiado. Ya no se venden cd, ha cambiado el soporte, la manera de consumir. Pero no lo digo en plan nostalgia del pasado, de los viejos tiempos pasados que nunca volverán o que aquello era mejor. Hay grandes bandas de rock duro en la actualidad, como Ghost o Bring Me the Horizon, pero creo que las estrellas del rock de hoy en día son los futbolistas, lamentablemente. Y soy muy futbolero, pero Sergio Ramos es el Axl Rose de nuestro tiempo.
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"Si dices que no te gusta la política es que eres del PP"... ¡¡Bravo chaval... lo has clavao !!!
"Si dices que no te gusta el futbol es que eres del Madrid"... aquí ya lo remata, con esto ya que le den la fanta y el donut y que se vaya pa´su casa
Sin ánimo de reproche. A veces hay que preguntarse porqué a unos les da más el viento de cara que a otros. Especialmente en un país con la trayectoria histórica de España donde aún queda mucha reflexión y mucho trabajo por la Recuperación de la Memoria Histórica y la Reparación de las Víctimas del Franquismo por hacer. Eso o uno se sigue creyendo el cuento neoliberal de la igualdad de oportunidades...
"El que dice que no le gusta el fútbol es del Madrid y el que dice que pasa de política es del PP". Mola la gente que con afirmaciones y juicios de valor como ese demuestran su superioridad moral e intelectual sobre el resto de los mortales. Porque ellos lo valen. Muy coherente también la excusa barata estilo artista americano del partido demócrata, que tiene que vender su "compromiso" hacia la izquierda para poder seguir colándose en las listas. Lo de "luchar desde dentro", que ya decían los niños de papá americanos que iban de hippies en los 70. Y el indie no mola pero si puedo, me cuelo en sus festivales, eso sí, sin cojer el micro y llamarles hijos de puta en su casa, eso lo dejamos para las entrevistas, que en directo igual hasta nos topamos con algún indie violento.
tu intento de separarte de todo lo etiquetado, del grupito no te deja ser quien eres, porque eres tan mediocre como ellos, eres ellos, a mi me pasa igual, solo nos queda reirnos de los subnormales que critican nuestras incoherencias
Interesante entrevista y muy buenos razonamientos. En lo único que no estoy de acuerdo es en que Bring me the Horizon o Ghost no sean calificados como basura musical. Sergio Ramos es el fuhrer del fútbol, asquito da.
Entiendo que lo digas de bring me the horizon, pero Ghost son sencillamente LA BANDA, ahora mismo. Carrera perfecta, fabricantes incansables de temas redondos. Lo mejor que ha dado el rock desde finales de los 90
Me refería a que son bandas grandes En cuanto a números. No me gustan, no tengo ningún disco suyo
estoy de acuerdo en casi todo, pero porque no dejais las derechas y las izquierdas ya a un lado, cada vez veo tanto mamoneo tanto a izquierdas como a derechas, por lo demas seguid rockeando!!!
Me molan y me cae simpático el tío pero Ghost y Bring Me The Horizon? Venga, no me jodas