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De la Barcelona de la nada a la ciudad engullida por un éxito corrosivo. El sello barcelonés BCore cumple treinta años fuera de los canales habituales, tres décadas de autogestión, activismo y resistencia al margen de las grandes corporaciones y las tendencias, tan peligrosas unas como otras. La obra de “un artista que no expresa su obra a través de su música, sino de su catálogo”, afirma Eric Fuentes en el documental Soroll de tot cor, que repasó el primer cuarto de vida del sello. El artista en cuestión: Jordi Llansamà. Jordi BCore en todo este asunto.
Poco punk para los punks, poco pop para los poperos, “siempre hemos estado en terreno de nadie”, reconoce Llansamà desde el centro de operaciones, oficina-tienda, en el barrio de Gràcia (Montseny, 25) de Barcelona.
Cuando Corn Flakes quiso lanzar su disco de debut, No Problem, Jordi decidió financiarlo como algo puntual, sin intención de continuidad. Él y sus colegas llevaban ya tiempo metidos en el menudeo discográfico y de merchandising, con la distribución de discos y la estampación de camisetas, conscientes de la estética y la actitud que cohesionaba el hardcore-punk en Barcelona, divulgado en Lo Kurkó de Les Korts, el fanzine que editaba.
El boca oreja y canales alternativos como Atac de Core —jugando con ataque al corazón, “cor” en català, y hardcore— en una Ràdio Pica a la que le quedaba un suspiro de vida. Irónicamente, recurrieron a PDI, millonaria en ventas con El Último de la Fila, para que les planchara las 100 copias del primer disco editado por BCore, entonces BCore Produccions. No tenían ni la menor idea de cómo se sacaba un disco. BCore cerrará 2020 con 363 referencias en su catálogo.
Barcelona
¿Sigue siendo Barcelona una ciudad muerta?
El 92 pasó por Barcelona como una estrella fugaz pero su estela perduró, gigante. La ciudad abierta al mar se vendía al mundo. La transformación obscena llegaba simultánea a un cambio generacional más afín al “keep your politics out of my music” que proclamaban los Descendents.
“Nosotros empezamos algo tarde. En 1990 el hardcore-punk ya no tenía tanto peso y el sonido evoluciona hacía algo más melódico. Era gente más joven, con una situación familiar diferente, quizá con familias en mejor posición económica, universitarios, que no han vivido tanto la calle. El tema político se mantiene mucho tiempo, pero hay un cambio de texto. Entran otras temáticas juveniles, chicas, juergas y temas propios del hardcore como el vegeterianismo. Las raíces no se pierden pero sí la radicalidad antisistema, se alejan del anarquismo o el movimiento okupa”, recuerda Jordi.
“Al principio era mucho más importante la idea que la música. Luego ganó importancia que la música estuviera mejor ejecutada”. Barcelona, en plena resaca postolímpica, acoge los primeros Barcelona Acció Musical (BAM), la programación no comercial enmarcada en las fiesta de la ciudad, llega el concurso de maquetas de Rockdelux y el empuje de Radio3. El indie ya está para quedarse. Los Albertos, Salmerón y Guijarro, llevarán sus noches de acid jazz y northern soul a la sala Apolo. Salmerón editará el disco de Peanut Pie y en unos años se convertirá en el director musical del BAM y luego de todas las fiestas de la Mercé. Guijarro se convertirá en uno de los directores del Primavera Sound. Carles Flavià y Gabi Ruiz inician el giro electrónico con nombre de diosa griega, el club Nitsa. Sergi Caballero, Enric Palau y Ricard Robles comienzan a preparar la primera edición del Sónar, mientras que en el Psicódromo del Poble Nou Nando Dixcontrol revienta seseras.
Música
Un ruido de mil demonios contra la socialdemocracia de Felipe González
Ya no es only hardcore como propugnaban los Subterranean Kids. Jordi echa la mirada a aquella escena embrionaria. “La entrada del hardcore melódico como Hüsker Dü hace que el público se incline hacia el indie-rock porque muchos de aquellos grupos de finales de los años 80 y principios de los 90 tenían mucho peso político. En Barcelona se dieron varias escenas en paralelo que supusieron una apertura de miras. Gente que en su adolescencia estaba más metida en el punk y el hardcore se interesó por otro tipo de música. Surgen sellos como Subterfuge, Elefant, resurgen otros más antiguos como Munster y se empieza a crear una escena independiente importante”.
Sonido ¿Barcelona?
¿Dónde están, o mejor dicho no están, las celebrities del punk barcelonés comparadas con las del madrileño? Es tan simple, como escribió Kiko Amat, como que la escena punk en Barcelona nunca ha sabido vender bien sus gestas subculturales, sus héroes y sus batallas. “El movimiento hardcore-punk no ha tenido el apoyo de las radios que, por ejemplo, sí ha tenido el indie con la cancha que siempre le ha dado Radio3”, considera Jordi. “Nunca he escuchado grupos de hardcore y punk o grupos más indies que hemos hecho nosotros en estas radios de forma continuada. Sí que hemos tenido el apoyo de la prensa escrita, Mondo Sonoro, Rockdelux y otras revistas, porque estaba en Barcelona. Pero a nivel de Madrid nunca se ha destacado a nuestros grupos, que al final es lo importante porque se trata de un altavoz diferente a nivel nacional”.
Música
Aina: “Cuanta más mierda comíamos, más felices éramos”
Desde los esenciales del sonido BCore, Corn Flakes, No More Lies, Standstill, Madee, The Unfinished Sympathy, Tokio Sex Destruction o Aina y sus giras imposibles sin reloj ni teléfono móvil. Los tiempos de la sala Communiqué del barrio de Sants y las microescenas de La Roca y Sant Feliu de Guíxols, sede de los estudios Ultramarinos de Santi Garcia (tan definidores de la personalidad del sello como Xavi Navarro, Mr Pri, y su estudio Locate 0) o el Sant Feliu Fest hasta llegar a 2020, el sello ha evolucionado a medida que lo hacían los grupos.
Como Joan Colomo, desde el Montseny sound de Zeidun al cantautor disperso que es hoy. O los Nueva Vulcano de Artur Estrada después de Aina. BCore ha abierto las miras con apuestas representativas también del momento personal de Jordi. Tan lejos del hardcore, tan cerca en el ideario, por el sello de Barcelona han pasado Delorean, Cala Vento, Aries o Maria Rodés. E incluso rozó lo más cercano al éxito que puede rozar un sello como BCore con un disco pop-folk de autor, A propósito de Garfunkel, el primero de Ramón Rodríguez como The New Raemon. “Pienso que todo fue muy supeditado al cambio de idioma. Con el paso del inglés al castellano hay un cambio. La música es importante pero el mensaje lo es más. Un buen mensaje crea adeptos, seguidores, el público se siente más identificado con las letras. Quizá en nuestra época intentábamos hacerlo en inglés porque intentábamos emular los sonidos que venían de Estados Unidos y estábamos más preocupados por el sonido e igual el mensaje no tenía el paso que hubiera tenido que tener. Con el tiempo hemos vuelto a los orígenes, aquello fue como una transición. Hemos vuelto a donde nos sentimos más realizados, cómodos y donde la gente nos identifica”.
Música
Nueva Vulcano: ensayo y acierto, pop y espiritualidad, Disney y resaca padre
La incomodidad de la vida en la ciudad y lo que cuesta lidiar con las obligaciones que comporta hacerse mayor son dos asuntos importantes que aparecen en las canciones de Ensayo, el quinto disco de Nueva Vulcano.
Arqueólogo emocional
Precisamente el origen, el rescate y reivindicación de los pioneros ha convertido a Jordi en cronista de una época. Recuperó la memoria de aquellos arrinconados años 80 en forma de su Harto de todo: historia oral del punk en la ciudad de Barcelona (1979-1987), pero sobre todo a través de las reediciones de los grupos que abrieron camino y marcaron su adolescencia y juventud. “Es algo brutal. Me siento un privilegiado por haber podido hacerlo. He podido editar cosas que para mí eran importantes y encima con la suerte de que hay un circuito que lo valora y cree que es importante. Sin los primeros Subterranean quizá nunca hubiera habido un circuito. Cuando tengo la opción de reeditar un grupo que creo que ha marcado a mucha gente, me apunto seguro”. Jordi ha incorporado al catálogo de BCore a L’Odi Social, Kangrena, Budellam, los Brighton 64, Dr Calypso, Skatalà… grupos que comenzaron a dibujar el mapa sonoro alternativo de la ciudad.
BCore llega a los treinta años con el ‘hazlo tú mismo’ como una cuestión de valores, una manera de posicionarse ante la vida y la sociedad, un princpio que trasciende a un estilo o una etiqueta musical. “Siempre hemos ido a nuestro rollo, nunca nos hemos dejado manejar. Llevamos treinta años pero el do it yourself está en nuestro ADN. Lo llevamos todos nosotros, nuestros colaboradores son gente de nuestro entorno. No tenemos distribuidor. Tenemos nuestros grupos en Spotify, trabajamos con grandes corporaciones digitalmente, pero en los discos, todo, la grabación, el diseño, la producción y la distribución, todo, nos lo montamos todo nosotros”.
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Enhorabuena por el aniversario! Más que Hardcore y Punk (en los inicios y reediciones sí), tuvieron su buena época justo cuando proliferaban aquellos estilos emocionales reunidos por la etiqueta "Emo", que últimamente parece espantar a todo el mundo (ahora que se sustituye por "Indie-Rock"). Me gustaban bastante sus ediciones y el material que distribuían de otros sellos, creo que de haber tenido mayor salida en medios de comunicación, sus grupos y artistas hubieran tenido mayor reconocimiento. Lamento que en los últimos años entre la deriva del sello y la gran oferta en el "mercadillo" digital no haya podido comprarles nada.