Infancia migrante
El pepito grillo facha hoy está de suerte

El chiringuito fascista vuelve a ser trending topic, sus fechorías  recorren de nuevo las redes, la “justicia” nos sume una vez más en la impotencia, y nuestras manos vuelven a nuestras cabezas. El Tribunal Superior de Justicia de Madrid no encuentra nada problemático en un cartel que miente, estigmatiza y señala a un colectivo vulnerable. Si les hacen estos carteles a los menores, es porque ellos se lo han buscado: caso resuelto.

Sí, el ritual este del espanto se vuelve cada vez más cansino. Pero sobre todo es trágico: si vives por aquí, si llevas los últimos años viendo cómo se desarrolla este guion tan previsible, si intuyes —no porque seas un experto en el tema, si no porque no faltan antecedentes, y porque un vértigo interno te alerta—  las maneras en las que el racismo se legitima y fortalece en una sociedad, serás consciente de que lo de hoy es una derrota, la enésima, que certifica lo que ya sabemos. Parafraseando a los jueces: tenemos un problema político y social en este país. Los discursos del odio tienen barra libre: que nadie se quede sin su ronda.

El auto de hoy, al que ha tenido acceso El País, quizá sea estudiado en un futuro por lo que implica. Quizá no. Después de todo, hace ya rato que nos aplican esta doctrina del shock facha, en la que todo puede ser siempre peor. Que una sentencia judicial pueda ser fácilmente confundida con la intervención de un tertuliano en 13TV, quizás no sea ya ni noticia. Que sus argumentos — que no se pueden censurar las ideas, que los menores son un “evidente” problema social y político con consecuencias internacionales, o que peores cosas se dicen en campaña— encajen tan bien con el argumentario del partido acusado — no cuesta imaginarse a la mismísima Monasterio leyéndolos— puede ser que no sorprenda demasiado. Pero es peligroso y no debe ser pasado por alto.

El TSJM no solo deja impune el discurso racista de Vox, secunda cada uno de sus argumentos. Es aceite de engrasar para la máquina del odio, cuyos engranajes funcionan a fondo

Y es que el TSJM no solo deja impune el discurso racista de Vox, secunda cada uno de sus puntos. Es aceite de engrasar para la máquina del odio, cuyos engranajes funcionan a fondo. Avalada, la formación ya puede dedicarle todo su tiempo y energía a emborrachar a la sociedad de resentimiento y desconfianza hacia el otro. Es su especialidad, su único cometido político, para eso cobran sueldos públicos. Y lo que hacen les sale muy bien, el truco se lo saben: nunca ha cambiado, siempre es el mismo. Los menores acompañados en realidad son solo una herramienta, un instrumento.

Si usted fuera un líder fascista y necesitara señalar a un enemigo para canalizar toda la energía política de la gente a un único fin estéril, ¿a quién elegiría? ¿Se enzarzaría con niñas y niños, símbolo casi universal de la ternura, de lo que hay que proteger?, ¿escogería un anciano, anatema de la indefensión y el respeto? ¿Buscaría en los bancos de imágenes la foto de una mujer? No, las mujeres no dan el suficientemente miedo. Y usted necesita miedo y rechazo. Ahí lo tiene, en su misión de sembrar mierda ya ha encontrado la imagen perfecta: un adolescente, un chico joven, que no parezca uno de los tuyos, esos son los que más miedo dan. Y si tienen la piel oscura, ni te cuento. Ya tienes tu foto. Ahora necesitas lo contrario, alguien que inspire pena, alguien que despierte una cierta pertenencia, ecos a “lo nuestro”: una pobre abuela.

En realidad, da lo mismo si te importan las abuelas, si piensas mejorar sus pensiones o no. Da lo mismo si las cifras que has dado son reales o no (ya lo ha dicho el mismo TSJM): lo que necesitas es difundir el estigma, robarle su humanidad al otro. Empiezas por los jóvenes y sigues por dónde necesites. Es ponerse a deshumanizar a la gente y no hay quien pare. En realidad ya estamos ahí, ya llevamos rato ahí: en esa deshumanización se basan las políticas migratorias, en no considerar a la gente del todo merecedora de derechos, se asientan también los desahucios, o el extractivismo laboral. Es todo la misma mierda. Cuenta con grandes avales. En este caso, una vez más, el del poder judicial.

 A los procesos estructurales hay que abordarlos con medidas estructurales, claro. Pero a los partidos fascistas, o medios de comunicación fascistas, también les puedes meter un multazo, les puedes impedir mentir, les puedes decir 'hasta aquí hemos llegado'. A no ser que suscribas su discurso, claro

¿Hay diferencia entre la deshumanización sistémica que subyace a la desigualdad y la exclusión, y esta provocación continua a la que se reduce el accionar político de la extrema derecha? Sí, que a los procesos estructurales hay que abordarlos con medidas estructurales, claro. Pero a los partidos fascistas, o medios de comunicación fascistas también les puedes meter un multazo, les puedes impedir mentir, les puedes decir 'hasta aquí hemos llegado'. A no ser, claro está, que desde los tribunales, suscribas su discurso.

Y es que el TSJM tiene razón en una cosa. Sí, hay un problema evidente, político y social, con los menores migrantes. No uno, unos cuantos: la derecha los ha convertido en su dispositivo casi predilecto, para vehicular toda la xenofobia y racismo que palpita en su relato del mundo. El Estado es incapaz de proteger sus derechos, como exige la legalidad internacional. Las administraciones no saben cuidar, ni a los menores migrantes ni, en muchos casos, a los autóctonos. Las críticas sobre la situación y recursos de los centros de menores son una constante. Ahí tienes tres problemas, TSJM.

Se trata de cuestiones estructurales de las que poco se habla, porque es necesario tiempo, interés, empatía, voluntad de comprender los contextos. Pero de qué sirve la pedagogía si tienes un pepito grillo facha con un gran altavoz, una legión de pepitos grillos, repitiendo por todas partes, en todos los formatos y plataformas, que los menas le roban la pensión a tu abuela. A ver, cosas peores se han hecho en campaña, dictamina el Tribunal. Y los pepitos grillos afinan su próxima campaña, mientras los discursos de odio se convierten en crímenes de odio y nos adentramos en el abismo.