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Memoria histórica
Linares del Arroyo, la memoria anegada
Linares del Arroyo, en Segovia, es uno de los pueblos que, cada verano, emergen de las aguas de los pantanos.
Como cada verano, en este último también emergieron de las aguas unos cuantos pueblos anegados por los pantanos que los técnicos franquistas, continuando con la labor de los gobiernos anteriores a la guerra civil, mandaron construir para paliar la pertinaz sequía, ocre metáfora de los años que quedaban por delante.
A la par lo hicieron también en la casi totalidad de medios de comunicación artículos referidos al excepcional espectáculo de ver y, en algunos casos, pasear las calles de estos pueblos, olvidadas bajo un manto de agua cada vez más escasa. Olvidadas también sus gentes, sus historias y sus tragedias.
Uno de esos pueblos fue, o es, Linares del Arroyo, en el municipio de Maderuelo, en el nordeste de Segovia.
Sus inciertos orígenes se remontan al siglo X, durante la repoblación que se llevó a cabo desde el Reino de Castilla. A lo largo de mil años fue otra pequeña población agrícola a las orillas del río Riaza dedicada a la plantación de lino, con una iglesia románica, la de San Juan Bautista, y una población que en pocas ocasiones superó el centenar de habitantes.
Tal y como recoge en sus investigaciones el historiador Santiago Vega Sombría, las obras del embalse de Linares, iniciadas bajo el Gobierno de la República en el año 1931, atrajeron a muchos obreros a la zona en la época.
Paralelamente, además, se encontraba en construcción desde 1926 la línea férrea Madrid-Burgos (inaugurada en 1968 por Francisco Franco y sorprendentemente abandonada en 2011, tras un accidente en uno de sus túneles, sin que hasta la fecha haya ningún plan de volverla a poner en marcha). Esta afluencia de trabajadores motivó incluso la creación de secciones sindicales de UGT y CNT en el pueblo de Linares y otros de la zona en aquellos años.
Y llegó julio de 1936. Durante la sublevación militar franquista, este fue uno de tantos pueblos en los que no hubo enfrentamiento armado, ya que fue rápidamente secundada por los mandos segovianos del ejército. Como en tantos otros lugares, la fuerte represión ejercida tuvo como único objeto la eliminación física de todos los contrarios al alzamiento.
Los que pudieron, huyeron del terror fascista. Suprimida cualquier actividad sindical, al menos ocho vecinos fueron acusados por sus ideas republicanas y su afiliación sindical, capturados y asesinados por pistoleros falangistas el 14 de agosto de 1936.
Después, continuaron los trabajos en el embalse y en la vía férrea, esta vez con prisioneros políticos trabajando en régimen de semiesclavitud. Así lo recoge Isaías Lafuente en su trabajo Esclavos por la patria, publicado en 2002, donde cita las obras del embalse de Linares en el apartado dedicado a los trabajos realizados por los Batallones Disciplinarios de Soldados Trabajadores Penados (BDSTP).
Las obras se terminaron finalmente en 1951, Linares del Arroyo desapareció del mapa y sus vecinos fueron trasladados al pueblo de La Vid, en Burgos.
En la actualidad y con las aguas cada vez más bajas, aún pueden reconocerse, además de la iglesia, los restos de lo que parece un lagar, un camino que conduce al pueblo submarino, algunos muros de viviendas, y campos de labranza en los que ahora solo se cosechan piedras.
El pasado mes de abril se celebró en el cercano pueblo de Ayllón un homenaje a los represaliados del pueblo, a cargo de la Comisión para la Recuperación de la Memoria del Nordeste de Segovia. Sus restos aún permanecen en una fosa común en los alrededores del pantano.
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