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Medios de comunicación
Kike García: “El Mundo Today ha preferido el espíritu fanzinero al empresarial”

Kike García (Santa Coloma de Gramenet, 1981) podría llamar casa al lugar en el que nos encontramos con él. Estamos en el barrio barcelonés de Sant Antoni, muy cerca de su punto de referencia, el mercado alrededor del que pasean vecinos y curiosos en su popular feria dominical de libros de ocasión, páginas con la ocasión de tener una segunda oportunidad, como los definió una vez Miqui Otero.
Pegada al edificio de abastos decimonónico, la placa de la plaza Conxa Pérez Collado informa a quien se detenga a leerla: sindicalista, libertaria y paradista, por la paradeta o el puesto de bisutería y ropa que regentó en el mercado al tiempo que militaba contra el franquismo. A unos metros, y con cajas de mudanza todavía por organizar, está el flamante nuevo local de La Llama Store, que desde 2017, cuando abrió en otro bajo a pocas calles, se precia de ser “la primera tienda especializada en humor del mundo”.
Un amplio y amable espacio en el que se puede encontrar lo que anunciaba aquel agente de la película Top secret. Novedades literarias, souvenirs en forma de postales de Barcelona ardiendo y un buen surtido de artículos de coña, como chicles pensados para regalar a tu terapeuta y así caerle mejor. La Llama, que además organiza talleres, micros abiertos y un festival con cada vez mayor tirón, es uno de los centros de operaciones de El Mundo Today. Tres palabras de cuya popularidad es corresponsable Kike García junto a su socio Xavi Puig.
Ambos, y en compañía de cómplices, están detrás de esas falsas noticias que tantas veces han provocado risas ahogadas en alguna oficina o, en los casos más engorrosos, pantallas con salpicones de café que no hemos podido tragar a tiempo. ¿Un ejemplo? “‘Vivir arrodillado’ supera por primera vez a ‘morir de pie’ en la encuesta de población del CIS”. 16 años sacándole punta a la actualidad sin precisamente caer en la deriva retrógrada del planeta no parecen terreno sencillo, pero sí uno que se presta a hablar con García de comedia, censura, triquiñuelas o el poder de seducción humorística del apocalipsis.
Cuéntame un poco sobre ti hasta 2009, el momento en que arrancó El Mundo Today (EMT).
Quería ser dibujante de cómic como Ibáñez o Uderzo, pero no me daba la mano. Y dije, pues filosofía, que es más fácil. Allí conocí a Xavi Puig, que es mi amigo y socio en EMT, y siempre tuvimos claro que queríamos ser pareja creativa. Empezamos a hacer cosas humorísticas, porque la Filosofía da mucho para reírse de ella y para hacerte pensar “fuera de la caja”. Montamos espongiforme.com, que es como una reliquia del primer internet y ahí empezamos con los chistes. Después, escribimos guiones en un programa en Radio Rubí. Lanzamos EMT con la idea de hacer un programa de tele, pero llegaron Facebook y Twitter y nuestra forma de hacer humor casó perfectamente con lo que pedían esas redes: frases redondas con titulares cerrados en sí mismos. Había una demanda de entretenimiento nativo de internet. Funcionó enseguida. Han pasado 16 años, hemos visto nacer y morir proyectos y seguimos ahí, lo que indica que somos ancianos venerables de internet.

Al principio, la gente se enviaba vuestras noticias por correo electrónico.
Sí. Es que existía viralidad previa a las redes sociales. Estaba el ritual olvidado de ir a una URL. Hoy en día ya se difunde principalmente por WhatsApp.
EMT ha ayudado a hacer más amena alguna que otra jornada de trabajo a muchos currantes.
Esos primeros años lo compaginábamos con otros trabajos y escribíamos por la tarde-noche. Por la mañana, en la portada de la web había cuatro piezas nuevas. Hace años que publicamos cuando está, sea mediodía o media tarde. Recuerdo el momento en que pasamos tener más visitas de móvil que de PC. Creo que ese fue un cambio de consumo más significativo que el de las redes. 16 años en internet es mucho tiempo.
¿Cómo es la estructura de EMT?
Hace cinco años éramos como ocho personas. Ahora mismo somos tres: Xavi, Javi Ramos y yo. Colabora con nosotros Pilar de Francisco en la newsletter quincenal y hay humoristas que de vez en cuando aportan titulares y los desarrollan. Hasta hace poco Abi Enrech era ejecutiva de cuentas, pero de un año y medio a aquí no le da tiempo llevando La Llama Store. Autoeditamos nuestros libros y aquí en La Llama se almacenan y se envían. La sede fiscal de EMT está también aquí.
Hemos rechazado campañas con mucho dinero, en las que no quisimos conocer la cifra, de casas de apuestas. Antes de que fuera un asunto de debate, llegamos a hacer una y al verla publicada dijimos que no haríamos más
Decías que 16 años en internet es mucho tiempo. Habéis tomado bien varias curvas digitales. ¿Ha ayudado no tener ansia de subiros a todos los ferraris que se os hayan podido cruzar, a alguna que otra oportunidad de “negocio” en el camino?
Cuando Facebook era una mina de oro, recibimos un par de propuestas para invertir ahí. No lo vimos claro. Llevar EMT es muy fácil, es muy sencillo ver cuánto dinero entra y cuánto sale. Hemos preferido mantener cierto espíritu fanzinero antes que el empresarial. No queremos ser empresarios. Tenemos empresas, pero son herramientas fiscales para llevar a cabo un proyecto. Por inutilidad y por convencimiento hemos preferido jugar a lo que entendemos. A nosotros nos pueden los chistes. No hemos caído en el clickbait, no hemos pensado en el SEO y hemos contradicho cosas por pereza. Es un privilegio haber podido elegir, indica que nos ha ido suficientemente bien. Hemos rechazado campañas con mucho dinero, en las que no quisimos conocer la cifra, de casas de apuestas. Antes de que fuera un asunto de debate, llegamos a hacer una y, al verla publicada, dijimos que no haríamos más. Si hubiéramos tenido un señor encorbatado metiendo dinero igual no hubiéramos tenido esa libertad. O igual es un tema de ego, en plan: ¡pa hacerme el chulo! A políticos de izquierdas se les dice “promueves eso porque te aplauden”. ¡Pues eso está bien, ganamos todos! El orgullo personal puede ser un buen motor para hacer las cosas bien.
¿Cuál es la dinámica de trabajo en EMT?
Va por épocas. Ahora estamos en una muy tranquila. Tenemos dos reuniones semanales en las que ponemos en común titulares, vemos los que nos gustan y los desarrollamos. Atrás quedan tiempos en los que yo publicaba cuatro o cinco piezas diarias y tres vídeos por semana. No miramos las visitas. Nuestro grupo de WhatsApp es un bloc de notas común. Xavi es más productivo que yo y te puede poner 20 titulares a la hora de la comida.
¿Pones mucho la oreja en el metro o en los bares para sacar ideas?
No, porque somos muy anacoretas. Hace diez años que no veo la tele. Queda muy esnob, pero ha sido accidental: cuando llegué a mi piso la antena no estaba sintonizada y ya me he acostumbrado. Sé que debería saber quién es Montoya de La isla de las tentaciones. Estamos irresponsablemente despegados de eso, pero sí muy encima de la actualidad política. Muchas veces se le da importancia a declaraciones de Ayuso que solo son ruido, y de eso sí que estoy encima, del chiste del día.

¿Ha habido o hay autocensura en EMT?
Autocensura con respecto a la propia calidad, siempre. Cuando hablas de un tema grave, como la dana, no te puedes permitir publicar un chiste tontorrón en el momento. Pero no por que se te echen encima, sino por tu propia exigencia como humorista profesional. Hay cierto código deontológico en la sátira. Los americanos dicen lo de no golpear hacia abajo y es verdad que, cuando lo incumples, el chiste no termina de funcionar.
Tenéis enfoques claros, podría decirse que hacéis humor con línea editorial.
Es lo que intentamos. El día de la dana es la única vez que he borrado un artículo al minuto de publicarlo. Era un chiste que buscaba atacar a los empresarios que habían hecho trabajar a la gente. No era muy bueno, pero en ocasiones te dejas llevar por el momento. Decía que los empresarios, en un gesto generoso, iban a dejar teletrabajar a quienes estuvieran colgados de las ramas de los árboles. Era muy salvaje, y tú entiendes que va dirigido al sujeto de la oración, a los empresarios, pero el problema es que estás apelando a una imagen que al lector le va a remover. Yo leo prensa escrita, con fotos no especialmente escabrosas, pero pensé ¿y la gente que está viendo a Ana Rosa qué? Si lo hubiera dejado, creo que no habría pasado nada. El público suele ser generoso.
¿Os da tranquilidad, ante la posibilidad de un resbalón en forma de mal chiste, vuestra trayectoria?
No reflexionamos mucho sobre eso. La mayor vergüenza es ir a la web a las dos semanas y preguntarte cómo publicaste aquello. El volumen es un colchón. Es como lo que ocurre en un programa diario. Conan O’Brien, sin compararnos con él, dice que, al acabar la temporada, echas la vista atrás, te olvidas de los programas malos y resumes: “Ah, ha estado bien”. Que un artículo sea uno más es confortable. Es divertido, de vez en cuando, publicar un exabrupto o un titular surrealista. Cuando pierdes la capacidad lúdica, tu trabajo puede ser pesado y eso le llega al público.
Quienes más nos han demandado han sido marcas, y el PP amenazó con ello en dos ocasiones. El caso de censura más obscena fue la de ‘LocoMundo’, donde se nos dio directamente la consigna explícita de no mencionar a Vox
¿Y qué hay de la censura propiamente dicha, la de fuera?
Hemos estado en grandes medios como El País, el programa APM? de TV3, LocoMundo en Movistar, en El Periódico y, sobre todo, en la Cadena SER. En general, hemos hecho nuestro trabajo con normalidad, pero es cierto que una cosa es tu público, el que acude a ti, y otra estar de repente en casa de la gente que, por ejemplo, está escuchando la SER. No puedes hacer los mismos chistes que en tus redes o en tu web. Quienes más nos han demandado han sido marcas, y el PP amenazó con ello en dos ocasiones. El caso de censura más obscena fue la de LocoMundo, donde se nos dio directamente la consigna explícita de no mencionar a Vox. Hace muchos años, hubo un programa, también de LocoMundo, dedicado a la monarquía, en el que se pidió que, si atacábamos a esta, teníamos que hacerlo a su vez con la república. Oiga, no puedo criticar a la república porque no existe, a mi pesar.
¿Qué piensas del concepto “dictadura woke”? ¿Hay un componente, en algunos profesionales, de echarle la culpa de la propia falta de talento a los demás, en este caso al progresismo?
No sé quién dijo que ya no se pueden hacer chistes de mariquitas, y me sabe mal esa expresión. El problema es que tú no quieres chistes de, sino contra. Y, ojo, que también los puedes hacer. Pero hay cierta censura social de actos reprobables. Buscamos palabras grandilocuentes y teorizar sobre relaciones sociales cuando deberíamos apelar a las normas de buena educación. Es de mala educación insultar a alguien o responder que en su DNI pone Manolo a alguien que te dice que se llama Cristina. Si una persona te dice que se llama de una manera, tú la llamas así. No es tan complicado. En comedia funciona muy bien partir de la premisa, con el público, de anunciar que vamos a hacer el gamberro todos un poco. Si dices que lo que vas a hacer a continuación es súper transgresor, se crea una comunión falsa y el chiste mediocre funciona. Creo que algunos cómicos juegan a que ya no se puede decir nada porque es una estrategia que hace que un chiste mediocre parezca más brillante y audaz de lo que es.
Más punki.
Es de lo que habla Mauro Entrialgo en su libro Malismo. A todos nos mola ir a la contra. Pero sigue siendo más transgresor hacer chistes sobre la Iglesia que a favor. Ríete de cualquier feminista o de un paso de Semana Santa en prime time, a ver qué pasa en cada caso.
Se escucha a menudo que la izquierda se ríe poco de sí misma. ¿Hay un problema con el humor a ese lado?
No, y quizá es más útil hablar en términos de progresismo moral y conservadurismo. Lo que sí hay es partidismo. A un chiste sobre Podemos o sobre Sumar ves gente que responde airada. Y hay temas sensibles sobre los que tú mismo no te permites hacer cualquier chiste. Quizá estoy demasiado metido en el aspecto moral como para verlo desde fuera. Otro tópico muy habitual en la comedia es que hay muchos casos de depresión o ansiedad entre cómicos, pero no hay ningún estudio de campo. Ocurre lo mismo con que la izquierda es más aburrida que la derecha. Te sorprende más que alguien progresista te censure un contenido. De ahí a decir que son peores o una jauría, no. La jauría no es la misma.
¿Cómo te tomas que alguien diga que hacéis humor de izquierdas? ¿Crees que reduce vuestro trabajo?
Me lo tomo bien. No creo que lo reduzca. Era algo que no se nos decía en la época en la que gobernaba Rajoy, quizá porque la sociedad se ha polarizado más. Pero siempre que vemos una contradicción, una paradoja o un acto hipócrita, vamos a por ello. Un chiste es premisa y remate. En la sátira política, la premisa es la noticia real. Nosotros no manipulamos eso, sino que a lo que tú conoces por los medios le damos la vuelta. Creo que nuestra línea editorial no es de izquierda, sino básicamente los Derechos Humanos, que en su momento se aprobaron unánimemente y ahora parecen algo político. Preferiría que dijeran que lo que hacemos es humor, pero me molestaría más que se dijera que somos equidistantes o que atacamos a todos por igual. La premisa de que todos los políticos son iguales me ha molestado siempre. Sabemos lo que es el relativismo moral y no caemos en él. A veces, como humorista, haces un chiste un poquito injusto contra la izquierda como un pequeño peaje. También es importante recordar que quien hace humor puede permitirse ser injusto. Nuestras herramientas de trabajo son metáforas, exageraciones o puntos de vista extraños que no son el mejor método para transmitir ideas, para lo que sería más apropiado un lenguaje administrativo en el que expliques tu tesis sin subtexto. La sátira da lugar a errores porque es un juego.

Ken Loach dijo una vez que la clase trabajadora es quien suele hacer los mejores chistes, quizá porque la chispa mental sea un recurso cuando faltan otros.
A mí me molesta lo versallesco y quizá eso es más propio de clase alta que de la baja. Me refiero al chiste que ataca pero es diplomático. Creo que los pobres preferimos decir las cosas más directamente. En ese sentido, la sátira es un ejercicio un poco burgués, y a mí me gusta, es el tipo de comedia más sofisticado que hay, pero yo procuro no ser especialmente versallesco. Cuando hay un tema que me cabrea demasiado, no me importa ser menos satírico y más agresivo. El chiste elegante es decir las cosas sin decirlas y a mí eso me molesta. Quizá sí hay una lectura de clase ahí. Si alguien dice “le hice un comentario tan ingenioso que ni se enteró de lo que le quería decir” se le puede responder “no sé si entiendes cómo funciona el mecanismo comunicativo, pero entonces no se lo dijiste”.
¿Que en la calle se diga “parece de EMT” es vuestra cumbre?
Sí. Sin duda alguna. Significa que has calado en la psique popular. Y que una marca puede respirar tranquila incluso en tiempos aciagos porque no morirá de un día para otro. En todo caso, se apagará lentamente.
EMT se presenta como “la actualidad del mañana”. ¿Sientes que, como sociedad, vivimos un poco atrapados en una especie de profecía autocumplida de que todo es una mierda y que lo peor está por venir?
Caer en el pornoapocalipsis es seductor y yo me regocijo en ello cada mañana. A la comedia le va muy bien porque vender pesimismo le funciona mejor. El optimismo no es gracioso. En la comedia caemos en el doom, y yo especialmente soy muy de eso, pero solo se progresa con utopías que por definición suelen ser optimistas, delulu o naíf. Un ideal hacia el que ir. Si carecemos de ellas y el único horizonte que tenemos es Mad Max es difícil levantarte del sofá para ejercer el cambio. Hay que celebrar y emocionarse. Hace poco, por ejemplo, hubo una noticia muy buena para la ciudad, cuando se evitó el desahucio de Casa Orsola y se anunció que el Ayuntamiento la compraría. Ahí hay dos posturas. Una, alegrarse. Otra, decir “sí, y todas las que están en Horta o Santa Coloma o en otros sitios, qué”. Puedes tener en cuenta eso último y alegrarte. Es cierto que cada año es más complicado, porque la ultraderecha utiliza la estrategia comunicativa de, como Danone con el lineal de yogures con su marca, inundar tu timeline con calamidades. Es difícil separarlo de las redes sociales, que son de los mismos tíos. Tu desánimo está provocado por personas con nombre y apellidos.
¿Quién es la persona más graciosa que te has encontrado?
Hace poco estuve en una habitación en la que estaban Judit Martín, que para mí es la persona más graciosa de España, Berto Romero y Joaquín Reyes. Gente genuinamente muy graciosa más allá de su trabajo. También creo que se puede entrenar. Si no, ¿cómo me explicaría a mí mismo que ahora tengo más gracia que hace 15 años?
¿Hay una gimnasia del humor?
Sí. Otra cosa es que haya gente que no lo vaya a conseguir nunca del mismo modo que yo no voy a ser un buen gestor.
¿Qué noticia te gustaría publicar con EMT en 2030?
Si en 2030 puedo seguir encontrando chistes nuevos de temas trilladísimos, me doy con un canto en los dientes. Nada me hace más feliz, cuando me ocurre a mí o lo veo en un humorista, que alguien encontrando una observación nueva sobre un un tema ya tratado. Cuando, por ejemplo, me sale un chiste sobre jefes y gente madrugando pienso “vale, es el último, ya no quedan”. No es tanto el deseo de ser gracioso siempre como el de tener la capacidad de fijarte en algo nuevo de un objeto que has mirado un millón de veces. ¿Qué noticia me gustaría publicar en 2030? La que sea. Es el mejor trabajo del mundo.