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Medio ambiente
Los regantes del Trasvase y los depredadores consentidos
En efecto, el Trasvase Tajo-Segura (técnicamente, acueducto, ATS) ha acabado creando un monstruo, de filiación esencialmente murciano-alicantina, al que no resulta nada fácil enfrentarse, dado el poder intimidatorio que ha ido adquiriendo y, desde luego, en ausencia de las necesarias fuerzas que debieron ponerse en juego para dominarlo.
La manifestación que el pasado 11 de enero ha reunido, ante el Ministerio de Transición Ecológica y para el Reto Demográfico (MITECO), a miles de manifestantes, procedentes de los campos del Sureste regados por las aguas llegadas del Tajo, es la enésima exhibición de un dramático malentendido en el que un poder agrario configurado perversamente a lo largo de medio siglo se exhibe y prospera enseñoreándose sobre una realidad compleja, sí, pero toda ella indeseable.
Esos regantes —mejor dicho, esas decenas de empresarios y negociantes que empujan y obligan a centenares y miles de trabajadores del campo manipulados sin opción— claman, sobre todo, por un agua que no es suya, sino del Tajo y su cuenca, negándose a aceptar que se establezcan los adecuados caudales ecológicos de ese río (en detrimento inevitable de los que van a sus manos) y argumentando que la Ley del ATS, de 1971, les atribuye unos caudales cuya merma no van a consentir. Y también protestan porque la Administración del Estado les retira la subvención del agua de las desaladoras construidas para compensar las punciones, inevitablemente limitadas de un Tajo declinante ya que vienen regando, desde el primer día, con un agua pública (casi) regalada. Un factor que ha hecho aumentar el regadío ilegal hasta límites escandalosos, así como el número de pozos pirata, hechos ambos que quienes debieran controlar ni ven ni miran ni prohíben (solo consienten).
Estos manifestantes reclaman para ellos un agua de otras geografías apelando a una ley franquista de previsiones y pretensiones ya obsoletas
Digamos, pues, aclarando el malentendido, que estos manifestantes reclaman para ellos un agua de otras geografías apelando a una ley franquista de previsiones y pretensiones ya obsoletas, y exigen que sus cultivos sigan disfrutando de un agua cuyos costes superan en mucho el precio que pagan. Y para concentrar aún más nuestro análisis, resumiremos diciendo que esa actividad agrícola disfruta de numerosos favores y subvenciones que, por supuesto, ni agradecen ni piensan devolver. Todo lo cual se les consiente, lo que les viene envalentonando hasta niveles a los que no hay más remedio que poner fin.
Se les consiente, en primer lugar, que incumplan general, activa y reiteradamente las leyes vigentes, la de Aguas en primer lugar, pero también las ambientales, entre las que destacan las que específicamente protegen el Mar Menor; sin embargo, exigen permanentemente que se (les) cumpla la Ley del Trasvase.
Se les consiente que contaminen las aguas, los acuíferos, los suelos y la atmósfera, practicando una agricultura de tierra arrasada, con lo que deforman y maltratan el territorio, la red hidrográfica, el paisaje y los ecosistemas, esparciendo veneno químico por un mundo físico y social que no les pertenece; y tratan de eludir, con empeño y arrogancia, su directa e inmensa responsabilidad en la degradación del Mar Menor, que está obligando a desembolsos públicos, crecientes y masivos, por parte de las administraciones públicas. Pese a ello, no están dispuestos a aceptar que, al no pagar estos (inmensos) costes ambientales, sus productos resultan masivamente subvencionados, haciendo que su entera actividad sea insoportable por mimada, agresiva e impune.
Se les consiente un lenguaje y una praxis sistemáticamente bronquista, amenazadora e intimidatoria, hay que suponer que consecuentemente con la intensidad con que exigen sus (pretendidos) derechos. Y no se les contesta, adecuadamente, cuando destilan violencia y pasan de las palabras a los hechos.
Se les consiente que dominen a la clase política, destacadamente los líderes del PP y del PSOE, mayoritarios, porque ambas formaciones creen obtener la mayor parte de sus votos de ese sector y ese mundo
Se les consiente que dominen a la clase política, destacadamente los líderes del PP y del PSOE, mayoritarios, porque ambas formaciones creen obtener la mayor parte de sus votos de ese sector y ese mundo.
Se les consiente que dobleguen y perviertan a las Administraciones, tanto los ayuntamientos como las consejerías autonómicas y la estatal Confederación Hidrográfica del Segura (CHS), que se dejan mangonear compinchándose y sintonizándose para que esa situación prospere, se fortalezca y se enquiste. La actuación de la CHS, que ha alcanzado a través del tiempo y por méritos propios la calificación de nido de prevaricadores, para la que la Ley de Aguas está, en realidad, de adorno, demuestra ser radicalmente incontrolable; un organismo soberano e intratable, al que ni siquiera el MITECO, en el que se encuadra, puede imponer el orden necesario ni, mucho menos, sanearlo de sus miasmas.
Se les consiente, a ellos y a sus partenaires universitarios, que desarrollen una ciencia y una tecnología mercenarias y tramposas, para encubrir, a buen precio, la insostenibilidad física y natural de ese negocio.
Se les consiente, también, una tiranía informativa omnipresente en los medios tradicionales, ya que estos se doblegan con gusto y beneficio, renunciando desde siempre a la menor actitud crítica y a defender los intereses más generales.
Y quienes de verdad podrían salir al paso de sus abusos y pretensiones, que son los ecologistas —minoría que sin embargo guarda las claves de la lucha más racional y social— mutan poco a poco en ineficaces y asustadizos órganos de protesta burocrática lanzando, como pólvora del rey, denuncias y alegaciones que en su mayor parte son fagocitadas y desactivadas por la maquinaria burocrática de las administraciones, siempre afines al monstruo, que ni se inmutan ni, mucho menos, obligan a cumplir las leyes (leyes, por otra parte, cuya conculcación, sea administrativa, sea penal encuentra habitualmente suave y muy favorable tratamiento por parte de los fiscales y también de los jueces). Un ecologismo con déficit creciente de acción social y de conflicto político, y que en algún caso y en esa misma tierra ya se aliena con el monstruo y sus embelecos.
Bien, pues esta hidra monstruosa, de ilimitadas cabezas, depreda y se fortalece en una sociedad atemorizada y sometida, ya que esa impunidad es consentida genera sin pausa nuevas víctimas y exacciones: ahora redobla sus ataques a la atmósfera, manipulando a ojos vista las nubes y conjurando las helada o el granizo en su (estricto) provecho y con la complicidad y el silencio de todas las Administraciones; y alimenta y propulsa, por su ideología reaccionaria y su odio ecológico, al neofascismo de Vox.
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Existe un error garrafal en este artículo. La primera idea de transvase es republicana aunque finalmente se ejecute por el periodo posterior. Además dire que creo que desconocen el precio en el que se paga el agua en la zona de Levante.
Yo no diría tanto error como omisión, pues en ningún lugar dice que el proyecto fuera franquista, tan sólo la ley que regula el trasvase.
Respecto al precio del agua (así como otras afirmaciones presentes en el artículo), sí que estaría bien si hubiera enlaces a fuentes, o referencias que consultar. Es algo que echo de menos en muchas ocasiones.
Por lo demás, considero el artículo elegantemente escrito (lo cual se agradece) y de análisis bastante certero.
Como cartagenero con raíces en La Alcarria, esto me ha pillado siempre muy cerca desde los dos lados, así que sé de qué se habla aquí.
¡Bravo! Esta es la claridad necesaria para las personas a las que este tema nos toca de lejos, pero no por ello deja de preocuparnos. Gracias por su firmeza y contundencia, hacen falta.