We can't find the internet
Attempting to reconnect
Something went wrong!
Hang in there while we get back on track
Masculinidades
¿Llorar ablanda a la masculinidad hegemónica? Nadal y cómo aplaudimos lo mínimo
Roger Federer se ha retirado del tenis profesional. Y tal y como estaba previsto, el O2 llevó a cabo un acto de despedida por todo lo alto para inmortalizar el último partido del tenista suizo. No es de extrañar que en este tipo de homenajes las emociones estén a flor de piel, y es uno de los contextos en los que compartir tus lágrimas con el público es aceptado y aplaudido, incluso para la masculinidad.
Es algo habitual ver llorar a hombres en grandes finales deportivas ya sea por la victoria o por la derrota. Aquí no hay un “los hombres no lloran”. De hecho, tanto los medios de comunicación como la sociedad tratan estas lágrimas desde lo pasional, la dedicación y el amor al deporte, y no tanto desde la vulnerabilidad. Sin embargo, en este caso pasó algo inaudito. Mientras Federer se emociona y rompe a llorar, aparece en escena otro “grande” del tenis cogiendo a su mano y compartiendo sus lágrimas. El mismísimo Rafael Nadal.
Es un momento de fragilidad, las lágrimas por un compañero que se va, y las del que se queda viendo un reflejo de lo que le espera. En esta escena bien podría estar sonando de fondo el fragmento “somos dos hombres con un mismo destino” de David Bustamante y Álex Casademunt. Se están diciendo, “esto no será lo mismo sin ti”, “eres especial para mí”, “esto va más allá del deporte y la competición”. Les da igual que el mundo entero los vea cogiéndose de la mano con complicidad y cariño. Les da igual que la gente piense que eso no es de hombres. Porque su amistad y compañerismo valen más que toda la homofobia interiorizada del mundo.
Diferentes medios se han hecho eco con titulares como “Los dioses también lloran”, “Fotos históricas que rompen estereotipos”, así como personajes públicos como Gabriel Rufián y Alberto Garzón, o escritores como Roy Galán, les han dedicado palabras en sus redes sociales aludiendo a cómo estas imágenes ayudan a la ruptura de la hegemonía de la masculinidad “tóxica”.
¿Podríamos hablar entonces de una conquista al patriarcado por parte de los hombres?
La respuesta corta, NO. La larga es más compleja.
Patriarcado, represión y poder
En primer lugar, debemos tener en cuenta que el patriarcado afecta tanto a hombres como a mujeres. Sin embargo, lo hace de manera distinta. De manera muy resumida, por un lado, oprime a las mujeres, y por otro, reprime a los hombres. Esta represión masculina viene dada por el cumplimiento de una serie de mandatos (proveedor, protector, procreador o la autosuficiencia), marcados por la competitividad y contención emocional relacionada con la vulnerabilidad. En general, el patriarcado fomenta y premia el seguimiento de dichas prácticas, generando la expectativa de que, si cumples, serás un hombre exitoso. La represión del patriarcado a los hombres es el precio a pagar por tener el poder y ciertos privilegios en la sociedad.
Esta acción no la podemos considerar como antipatriarcal, ya que no pone en entredicho ninguna estructura de poder
Si bien es cierto que dos hombres con capital social como son Federer y Nadal rompen con la norma no escrita de “los hombres de éxito no se muestran vulnerables”, esta acción no la podemos considerar como antipatriarcal, ya que no pone en entredicho ninguna estructura de poder.
Lio S. Delgado en su artículo A la caza del aliado o la muerte de la nueva masculinidad hace referencia a uno de los conceptos clave para entender por qué debemos coger con pinzas estas imágenes de ambos tenistas cogidos de la mano con lágrimas en sus ojos. La masculinidad híbrida.
Tal y como refiere Delgado tras el análisis del concepto desarrollado por Tristan Bridges y Cheri J. Pascoe (2014), la masculinidad híbrida es aquella que “por un lado cuestiona algunos elementos de la masculinidad hegemónica y, por otro, refuerzan la jerarquía de dominación de géneros. Son hombres que incluyen selectivamente elementos que anteriormente pertenecían a feminidades o a masculinidades subalternas […] pero que no cuestionan el orden último de la jerarquía de género”.
Las lágrimas del tenista
Y esto es lo que ocurre, al menos, con Rafa Nadal. Hace escasos meses, en el momento en el que se confirmó que el tenista iba a ser padre, Nadal declaró “no tengo previsto que esto suponga un cambio en mi vida profesional”, refiriéndose al nacimiento de su hijo. Unas palabras que lejos quedan de la coparentalidad y de lo que ello implica. Los cuidados equitativos de una persona recién nacida perturban toda vida profesional, materna y paterna. Considerar que no influirá, implica considerar que los cuidados no recaerán de manera paritaria. Y si no lo hace él, lo hará ella. Y no supone un escándalo social, porque que un hombre no atienda los cuidados de un bebé debido a su carrera profesional es hasta esperable. Todo lo contrario que en el caso de la madre. Esto es un privilegio. Asimismo, el tenista mallorquín en varias ocasiones ha restado importancia y justificado las diferencias salariales en el deporte entre hombres y mujeres, haciendo alusión a que ganan más aquellas personas que mueven más público.
Es necesaria, pero insuficiente si nos quedamos en el plano de lo individual para ser “mejores hombres”
Con todo lo expuesto no se pretende echar por tierra el significado y las repercusiones que tiene que millones de personas vean que no pasa nada porque dos hombres se muestren vulnerables y cariñosos entre sí. Dos referentes para muchísimos niños y adolescentes que pueden ver que está bien expresar emociones más allá de reventar raquetas en el pavimento. Y es necesario, pero insuficiente si nos quedamos en el plano de lo individual para ser “mejores hombres”. Como dijo Delgado “la trampa del cambio individual es que sigue siendo la lógica de hombres queriendo ser mejores para cotizar individualmente en un mercado cambiante”.
Aplaudimos que la sociedad empiece a cambiar, y esperamos que deje de ser noticia que dos hombres se muestren vulnerables en público. Porque son pasos para acabar con la autosuficiencia patriarcal, para pedir ayuda. Ahora bien, mientras esto no suponga cambios en las estructuras y dinámicas de poder (en el que los privilegios se ven intactos), estaremos ante superficialidades que mejoran el bienestar los de hombres, sin ningún tipo de cambio en la opresión que ejercemos sobre las mujeres, colectivo LGTBI+, etc.
Esta estampa es genial, pero solo es el primer paso. Sigamos con el camino hacia el fin del patriarcado.
Masculinidades
A la caza del aliado o la muerte de la “nueva masculinidad”
Hoy criticamos el concepto de “nuevas masculinidades”. Y para ello, dejadme que juegue a dos bandas: la de hater y la de comprensivo.
Relacionadas
Violencia machista
Violencia Machista ¿Es útil el #YesAllMen? Dilemas de la posición masculina frente a las violencias machistas
Violencia machista
Machismo ¿Somos los hombres potenciales violadores?
Masculinidades
Amistad Pensar la amistad en tiempos de soledad para frenar la desilusión social
cuando el hipocampo introduce "cosas" que no están en la experiencia sensorial codificada por el tálamo, el precuneo realiza la percepción de lo real "FILTRADA" y "DETERMINADA" por esas "cosas". Y estas no son más que un modelo de interpretación que usurpa la caracterización de lo real, sustituyéndolo por explicaciones del "modelo". En fin, que no te enteras, que estas en las nubes de la ideología. Con otros artículos como este es como se produce el desencanto y la abstención. Hay muchos que van del personaje del "pajarito" de la serie de juego de tronos. Pero eso, desde una supuesta izquierda. Vaya desinformación.