Elecciones generales del 28 de abril
Con la década a cuestas: de cara a las elecciones generales

Un recorrido al paisaje político, sus quiebres y reconfiguraciones desde el 2011 hasta la presenta campaña electoral.

Aturem el Parlament
Miles de personas participan de la acción Aturem el Parlament el 15 de junio de 2011 Jordi Borràs
25 abr 2019 08:00

La ventana de la última década

Cerramos el pasado año, a diestro y siniestro del globo, bien “cargaditos”, así que este primer cuatrimestre del presente año “prometía” y, digamos, que no está “decepcionando”. En la coyuntura española, parecía que a una década del ‘crack del 2008’ se hacían de nuevo más patentes algunas de las contradicciones y relaciones de poder que precisamente el impacto de la crisis económica internacional, junto a las aplicadas políticas de ajuste, hicieron evidentes. En su momento, con las implicaciones injustas de dichos mecanismos de acumulación de poder aflorando a la superficie, se amplió el horizonte de deconstrucción de “verdades” asentadas a partir de los 90. Ensanchándose, por tanto, la posibilidad de pugnar por reconstituir algunos ‘sentidos comunes’.

Y es que según dice el refrán, aunque sintamos que no nos lo podemos permitir como nos recordó la movilización contra el calentamiento global del pasado 15 de marzo, “nadie escarmienta en cabeza ajena”. Aún recuerdo las explicaciones algo vergonzosas, desde luego simplistas, que tuvimos que oír sobre el corralito del 2001 en Argentina por estos pagos.

Aún recuerdo las explicaciones algo vergonzosas, desde luego simplistas, que tuvimos que oír sobre el corralito del 2001 en Argentina por estos pagos

Reduccionismos a la corrupción endémica de los países más al sur, “poco serios” (dicho con una irritante superioridad del que siente que se ha quitado algo de encima que lo rebajaba y necesita sentir, como reafirmación, que quedan otros, sin redención, a diferencia de él, en ese “por debajo”, dejado atrás; articulación que resiste hasta que la evidencia de las lógicas de su propio presente lo desmienta en su cara, no importa); aquellos “cuñadismos” que solían expresarse desde la clase media post años 90 del país, incluyendo fervientes vascos y catalanes, of course, porque nos referimos a esos sectores que terminaron viviendo como propio (yo egoico) el “ascenso de clase”, y se veían dentro ya, aunque con complejos de inferioridad algo histriónicos, en lo que había sido el horizonte: Europa (en este caso, la de los mercados). Pues incluso aquellas “sentencias” que no entendían, ni querían, lo que ocurría a las “barbas del vecino” periférico del desarrollo capitalista, en su fase de la globalización posfordista, podían servirnos para romper la legitimidad “moderno-conservadora” del bipartidismo: la del tardofelipismo de la “España del pelotazo” y la del retorno de la derecha al gobierno con el “milagro español” y la consolidación de modelo (liberalización 2.0 del suelo, grandes privatizaciones y la externalización masiva de la ‘gestión público-privada’).

Siendo esto evidente —aunque hubiera cierta ‘burbuja’, de la mano de un ‘espejismo posmo’, en las miras del grado de ensanchamiento de esa llamada “ventana de oportunidad” que la coyuntura abría—, la derecha españolista no se ha quedado quieta, nunca lo hace. Y ha reaccionado a nivel estatal en dos tiempos.

De la ilusión narcisa a la memoria crítica

Nos convendría no olvidar que localizar las tendencias posibles y su potencia lógica en la construcción subjetiva de la realidad, no equivale a realidades operativas asentadas ni borra lo preexistente, por mucho que hubiera calado el ‘fin de la historia’ (en la parte de su idea de progreso infinito) y la crisis, a su vez, lo quebrara en el imaginario. 

Aquí estamos, con el eje izquierda-derecha vivito y coleando. Frente al empecinamiento de algunos de sustituir izquierda por progresista, y salvando las diferencias, ahí está el aprendizaje de la inteligencia colectiva del movimiento feminista. Me explico, cuando las feministas en el mismo 15M comprobamos la equiparación generalizada, en boca de una nueva generación, entre feminismo y machismo, a nadie se le hubiera ocurrido renunciar a lo que es el feminismo, menos aún por la existencia del feminismo institucional. Los objetivos del movimiento feminista a partir de entonces no se perfilaron con el cristal de un espejismo ilusorio ante las instituciones.

Al respecto, recuerdo una charla de Silvia Federici en Barcelona, aquel 2015, cuando la coordinadora de la mesa no pudo reconocer —como buena europea de la segunda mitad del siglo XX— los tremebundos resultados sociales de los planes que tenían, y tienen, programados aplicarnos, contados desde la experiencia norteamericana ya consumados, y hablaba, como respuesta al testimonio de Federici, de que aquí estábamos, en un contexto muy diferente, con el “salto a las instituciones”. Esa ensoñación del “porque nosotros lo valemos” que se pasa la realidad y la historia, la nuestra, por el arco del triunfo, es contraproducente, no sirve aunque dé impulso (aparente empoderamiento) en un primer momento. “Todo lo que sube, baja” y más en la posmodernidad: del narciso ilusionado al narciso frustrado. Es necesario el único antídoto, como decía Benjamin, para reproducir lo menos posible las victorias de acumulación, también de saber, del poder, y evitar, al menos parcialmente, los quiebres que generan en nuestro camino: ¡memoria colectiva crítica, compay!

De la crisis disruptiva a las estrategias de restauración conflictiva

El caso es que a una semana del 40 aniversario de la Constitución de 1978, el funcionamiento entre bastidores del régimen de democracia liberal que ésta instauró, volvía, una vez más, a quedar visible: pacto entre elites (banca y poder judicial, más el poder político del bipartidismo). Otra cosa son los diversos términos de su aprehensión y significación, negación o desplazamiento, en los diferentes estratos y sectores sociales, claro. Lo hizo, de hecho, con el marco inmediato del giro a la derecha que marcaron las elecciones andaluzas, tras un ciclo de estrategias de restauración, bastante eficaces, del modelo político institucional —a nivel estatal, la monarquía parlamentaria— y de las legitimidades operativas del sistema dentro del europeísmo de la Unión Europea (deudocracia sobre Grecia mediante), esto es, la subalternidad periférica respecto al centro alemán.

Han sido estrategias desplegadas desde diferentes actores partidarios. Por un lado, una socialdemocracia en crisis a nivel europeo, como sabemos a partir de la ‘penúltima’ crisis económica, por su acoplamiento a la incipiente hegemonía neoliberal en los años 80. En realidad, habiendo comenzado este año con el centenario del asesinato de Rosa Luxemburgo a manos de los paramilitares de extrema derecha nacionalista alemana —los freikorps, a los que recurrió la socialdemocracia, sus antiguos compañeros, en el gobierno de la república de Weimar para reprimir, junto al ejército, el levantamiento espartaquista del movimiento obrero— no podemos dejar de señalar la continuidad en la historia socialdemócrata a la hora de adecuarse a las formas hegemónicas de cada ciclo de acumulación. Lo vimos después de la crisis del 79 que parió a los socioliberales, y a partir del 89 a aquella “tercera vía” de Blair, y también tras el 2008, que nos introdujo en la enésima crisis socialdemócrata y su revival.

No podemos dejar de señalar la continuidad en la historia socialdemócrata a la hora de adecuarse a las formas hegemónicas de cada ciclo de acumulación

Por otro, vemos a una diversidad de derechas —desde las nacionalistas españolas a las de los nacionalismos periféricos—, es decir, derechas tanto del nacionalismo centrípeto como de los centrífugos (Gellner). Y es que el desplazamiento del eje de conflicto a la nación alude tanto a soberanistas convertidos en independentistas de la derecha liberal catalanista, en el gobierno de la Generalitat durante los años de ajuste; como al españolismo unionista de derechas, en dos de sus versiones: la del bipartidismo, con el Partido Popular, y la del discurso del “cambio y lo nuevo contra lo viejo”, del que bebe Ciudadanos. Además del papel de Vox en la reproducción de orden social y su rol en el cierre, ‘por arriba y a la ultraderecha’, de la crisis del sistema político del Estado con su neoliberal ‘reconquista’.

Como sabemos, el conflicto catalán tiene multiplicidad de causas de larga, media y corta duración histórica y, por supuesto, de diversa índole, profundidad y ‘naturaleza’. Pues bien, en el corto aliento, históricamente hablando, tras la conflictividad social ligada al 15M, que en la ciudad de Barcelona impugnó la representatividad de un Parlament avocado al ajuste en aquella jornada de junio de 2011 (también con imputados, primero absueltos y después condenados), el conflicto nacional se puso categóricamente en el centro. Y ese “café para todos” transicional entraba, otra vez y definitivamente, en crisis. 

La coyuntura abrió una jugada política al entonces presidente catalán, Artur Mas, sobre la base de su propio ideario de que Catalunya estaba en ‘transición nacional’ (como expuso en su discurso de toma de posesión de 2010). En un contexto de caída del mito del ‘pujolismo’, ya que CIU, el partido de régimen, de gobierno catalán, estaba infestado de corrupción. La estrategia, para no perder la hegemonía política aunque sin la gran burguesía, se apoyó, cómo no para que funcionara, en la propia continuidad de la historia catalana durante la década anterior con el tripartito: el agravio netamente político de corto plazo, que volvía a poner al Estado, y su derecho, en el centro. Me refiero al archiconocido veto judicial del tribunal constitucional, por denuncia del PP, al Estatuto de autonomía que había sido aprobado por el poder legislativo catalán y, tras algunas reformas, por el español. Aunque también estaba el detonante no menor del 2011, con el retorno de la derecha a la Moncloa, respecto a la integración lingüística.

Tras no conseguir un nuevo contrato económico con el Estado central (ese concierto vasco) respecto a las competencias económicas de la Generalitat, y menos cualquier atisbo de consulta, ni con el gobierno de Rajoy recién “rescatado” en 2012, Mas desplazó a “los españoles” la responsabilidad del ajuste del gobierno catalán –el reiterado “nos roban”-, como uno de los ejes para alentar la movilización de cara al proyecto de independencia a corto plazo por referéndum unilateral, a partir del músculo de la Diada más masiva de la historia, la del 2012. Hablando de los imaginarios ligados a CIU y sus irradiaciones a otros sectores del independentismo, pudo hacerlo sobre una base ya constituida de nacionalismo político parcialmente esencialista y clasista en el desarrollo desigual de los territorios. Como sabemos, tras la consulta del 9N, llegaron las elecciones plebiscitarias junto a Esquerra Republicana de Catalunya, y así irrumpió el ‘procés’.

De la posmodernidad realmente existente

No es menor el “retorno” a la nación con cuatro décadas de posmodernidad mediante. Ríos de tintas se han vertido al respecto, pero me asalta lo que surge en las discusiones: la potencia de la identidad y de lo posible por lo que luchar. Ante la presencia de lo que Jameson sintetizó con la paradoja macabra de que hoy “es más fácil imaginarse el fin del mundo que el fin del capitalismo”, sea consciente o inconscientemente, aparece reiteradamente en las conversaciones: “eso que comentáis es clave pero cómo, no llego a poderlo vislumbrar, sin embargo esta lucha es por una ‘liberación’ concreta”.

También tenemos los problemas del desencanto de la ‘ilusión posmo-naif’ sin materialidad: la frustración, por el idealismo liberal-demócrata sea del voto, que en este caso reduce el poder del Estado, o del ‘nosotros en la institución’, que lo amplía. Pero incluso en ese marco, el sentimiento nacional da un enganche, cuya ausencia arrebata, en cuanto a estrategia y relación de fuerzas, en lo inmediato, se refiere.

Al otro lado del tablero de la nacionalidad, dicha concreción también se aposenta en el sentimiento de pertenencia español con vertiente progre, que se indigna ante los llamados ‘nacionalismos’, contra aquello que identifica como una manipulación, ausente para sí mismo. Indignación obturadora, no discernidora, que lleva a creer sin dudas en las noticias de que esos ‘otros’ pueden, por ejemplo, boicotear un acto en la universidad de Barcelona por versar sobre Cervantes. Desconociendo por completo la Plataforma Antifascista de Barcelona y la fundación que organizaba el acto (blanqueo de la extrema derecha españolista en Cataluña) dentro de la universidad, motivo del boicot de ‘indepes’ y/o ‘antifas’ (esa pata del mundo del activismo quijotesco: “cambiar el mundo, amigo Sancho, que no es locura ni utopía sino justicia”).

Hay disputa entre PSOE y Ciudadanos como consecuencia de la centralidad de lo nacional. Margen en el que se definirán los límites del modelo autonómico, más allá de la reacción abiertamente patriótica española

En dicho margen del tablero, hay disputa entre PSOE y Ciudadanos como consecuencia de la centralidad de lo nacional. Margen en el que se definirán los límites del modelo autonómico, más allá de la reacción abiertamente patriótica española —patrimonio de las derechas por estos lares; y es que la historia tiene su peso, y sus límites, en cada presente.

La potencia discursiva, en este contexto de posmodernidad tardo-capitalista (desde los 80s hasta la última revolución tecnológica y su posverdad), no eclipsa ni el peso de la historia ni la reproducción de estructuras materiales e imaginarias, sino que éstas se retroalimentan, sin que por ello desaparezca tampoco su oposición.

Ahí están para ejemplificarlo, las ficciones del independentismo catalán, por un lado, o las apropiaciones y la banalidad del mal discursiva de las derechas con el golpismo, por el otro. Pero, también, la propia existencia del movimiento independentista catalán. Las resistencias al franquismo y al neoliberalismo. En pocas palabras, la potencia de la reproducción y la pervivencia subalternas. Como la de la larga historia del, llamémosle, “autonomismo” en el territorio español —mucho antes y bien diferente a su forma concreta institucional en la Constitución—, consecuencia de las formas de poder e identidades premodernas. Una respuesta popular —consciente e inconsciente, conservadora o emancipadora— a la historia de un imperio de monarquías absolutistas, previo a la construcción de los estados-nación modernos propiamente capitalistas. Una respuesta popular en oposición a esa idea de España, encarnada después ideológicamente, en términos modernos, en el españolismo imperialista histórico, del que bebió y dio de beber el franquismo y su sociología.

Aquí y ahora, del 78 y el 28A

En definitiva, este eje de conflicto asentado en la nación, desplazando al conflicto entre elites y población, reavivó el discurso, con significantes restringidos y manipulados, del “constitucionalismo setentayochista”. Hasta el giro táctico rendido a la evidencia de la campaña de Unidas Podemos en torno al espíritu de la carta magna que no es vinculante, el de los derechos civiles y sociales. Señalando, por otro lado, que “de aquellos polvos estos lodos”: centrados en el caso de “la policía patriótica”.

Al respecto, no hay nada nuevo en las formas de asimilación, hasta el momento siempre eficaces: como dice el personaje de la policía política en el soberbio final de ‘La isla mínima’, “todo en orden, ¿no?” 

Por supuesto, los movimientos sociales por los derechos continuarán en la calle, la crisis territorial seguirá abierta —juicio, según el derecho penal del enemigo, con acusaciones vergonzosas por sedición y rebelión, mediante—, y los represaliados de la dictadura no cesarán en su empeño, mirando a un juzgado de Valencia y a la querella argentina (a 15 años de la anulación de las leyes de impunidad). Pero lo haremos con lo que ocurra en este nuevo punto de inflexión a cuestas, depositado en la coyuntura que, sin sorpresas, JP. Morgan ya señala, hasta nueva orden, como solución de régimen más estable: PSOE-Ciudadanos. Así que lo suyo sería menos ‘yoísmo protagónico’, de cualquier tipo, incluso el de los dignos, con razón o sin ella, y más tacticismo, que no pragmatismo. Porque, ‘la historia la escriben los pueblos’, con pizcas de materialismo histórico, siempre, de un modo u otro.


Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Partidos políticos
El evitable ascenso de Vox en 2019

El año ha estado decisivamente marcado por la emergencia del partido de Santiago Abascal. Hasta cinco elecciones han puesto a prueba la crisis de representación que vive España.

Elecciones generales del 28 de abril
Iglesias rechaza darle la investidura gratis a Pedro Sánchez

El rey considera buena opción esperar hasta proponer un candidato a la investidura y Albert Rivera rechaza el compromiso por escrito de Pedro Sánchez para abstenerse.

Elecciones generales del 28 de abril
No es país para elecciones
La posibilidad de una repetición electoral se presenta tediosa para la mayoría de los españoles. No soy el CIS ni esto es realmente cierto, solo he hecho esta pseudo-encuesta en mi barrio y entre mis conocidos.
#33453
25/4/2019 14:47

Fuxir do fascismo espanhol e a única esperanza.

4
0
Andrés
25/4/2019 10:31

¡Qué terminología tan abstrusa y enrevesada! Se ha sacrificado la comprensión del texto a cambio de la exhibición de la cultura política de la autora del mismo.

1
5
Sobre este blog
El blog de luchas sociales a lo largo del planeta, conflictos internacionales y propuestas desde abajo para cambiar el mundo. El Salto no comparte necesariamente las opiniones volcadas en este espacio.
Ver todas las entradas
Genocidio
Genocidio Eslovenia lanza el proceso de reconocimiento de Palestina y España e Irlanda lo harán este mes
El Gobierno habría fijado la fecha del 21 de mayo para hacer efectivo el reconocimiento del Estado palestino. Desde Sumar piden acortar los tiempos y hablan de “inacción”.
Genocidio
Genocidio Boicot a Eurovisión: porque las canciones no tapan genocidios
El próximo 11 de mayo se celebra el clásico Festival de Eurovisión, esta vez en la ciudad sueca de Malmö, en el que participa un país investigado actualmente por genocidio y que desde hace décadas comete crímenes contra la humanidad.
Universidad
Movilizaciones Las universidades españolas romperán las relaciones con los centros israelís que no se comprometan con la paz
La junta de rectores y rectoras, que agrupa a 76 universidades de España, 50 públicas y 26 privadas, emite un comunicado en el que anuncia que se revisarán los acuerdos de investigación con actores israelíes que no se comprometan con la paz.
Investigación
Investigación Diez millones a dedo en cinco años: así pagaron Feijóo y Rueda la lealtad de la prensa afín con dinero público
Desde ‘La Voz de Galicia’ hasta el canal de extrema derecha de Javier Negre, los últimos dos presidentes de la Xunta de Galicia han repartido entre la prensa más acrítica con la gestión de sus gobiernos al menos 3.686 contratos sin concurso previo.
Exhumación de fosas comunes
Memoria histórica Víctimas de la fosa de Paterna se querellan por desaparición forzosa
CEAQUA presenta una nueva demanda judicial en la que cuatro víctimas del franquismo alegan que el asesinato de sus familiares fueron crímenes de lesa humanidad.
Violencia machista
Ayuntamiento de Madrid Almeida aloja a víctimas de violencia machista en hostales fuera de la ciudad y sin manutención
La semifinal de la Champions ha expulsado a familias que necesitan recursos de emergencia hasta hostales fuera de la ciudad de Madrid, tal y como denuncian las trabajadoras de la Red de Violencia de Género, algo “puntual” según el Ayuntamiento.

Últimas

Formación El Salto
Formación El Salto Fotoperiodismo y movimientos sociales: una mirada a las luchas desde abajo a través de un objetivo
La Escuela de Periodismo Crítico de El Salto ofrece su primer curso presencial, en el que abordaremos, de la mano de nuestros fotógrafos, cómo plasmar a través de la imagen movilizaciones y resistencias.
Educación pública
Huelga de profesorado 30.000 profesores de la Escuela Pública madrileña echan un pulso a Ayuso en el primer día de huelga
Cerca de 30.000 profesores y profesoras han marchado la tarde del miércoles como colofón a la primera jornada de huelga, de las dos convocadas para este mes. La próxima cita será el 21 de mayo.
El Salto Twitch
El Salto TV ¿Cómo se paran los bulos? ¿Qué Ley de Medios necesitamos?
En el programa de Economía Cabreada del 7 de mayo debatimos sobre cómo se podría legislar, si es que se puede, la información falsa y la financiación de los medios con Carlos H. Echevarría de Maldita.es y el profesor de Comunicación Raúl Magallón.
Servicios públicos
Servicios públicos CC OO advierte del colapso de la atención al público de la DGT ante la falta de más del 50% del personal
El refuerzo de 150 trabajadores temporales (nueve meses) acaba en junio y apenas ha aliviado un servicio público que empuja a la ciudadanía a las gestorías, a posponer los exámenes de conducir y a dejar de trabajar, en el caso de los transportistas.
Más noticias
Palestina
Universidades Estudiantes de la Universidad de Alicante acampan para pedir el final del genocidio
Comienzan la acampada con una jornada en la que han realizado charlas, asambleas y un taller de pancartas en el campus de San Vicent del Raspeig.
Crisis climática
Nuevo hito climático El pasado mes fue el abril más caluroso jamás registrado
Con una temperatura promedio del aire en la superficie de 15,03ºC, el pasado mes fue 0,67ºC más caluroso que el promedio de dicho mes entre los años 1991-2020 y 0,14ºC más que el anterior récord, el de abril de 2016.
Desempleo
Reforma Podemos apoyará el nuevo decreto de subsidio al no incluir el recorte en la cotización para mayores de 52 años
Este acuerdo desatasca la Componente 23 para la recepción de fondos Next Generation y fue tumbado el pasado enero en el Congreso con los votos en contra de Podemos, PP, UPN y Vox.
Opinión
Opinión El enemigo justo
Los jóvenes napolitanos han encontrado el camino correcto, no desde el antifascismo de pura fachada, sino desde la solidaridad con el pueblo palestino.

Recomendadas

Argentina
Argentina Las razones de la segunda huelga general contra Javier Milei
Las centrales obreras argentinas protestan este 9 de mayo contra la media sanción del Congreso al proyecto de la llamada “Ley Bases” que impulsa el presidente. El texto busca eliminar una enorme cantidad de derechos para la clase trabajadora.
Elecciones
Elecciones Aliança Catalana: a las puertas del Parlament de Catalunya atizando la xenofobia y escondiendo la ‘estelada’
El partido liderado por Sílvia Orriols llega con una campaña mediática promovida por los principales medios españolistas del Estado, con el discurso antiinmigración como punta de lanza y con el deseo explícito de hacerse con parte del voto de Vox.
Cómic
Julie Doucet “Cada cómic es un experimento, no me gusta ceñirme a categorías asignadas por otros”
Julie Doucet, icono del cómic alternativo y feminista de los años 90, publica ‘El río’, su nueva novela gráfica que constituye un hito editorial, dado que llevaba un cuarto de siglo alejada del medio.
Universidad pública
Protestas contra el genocidio El consejero de Educación de Madrid pide sacar “la política” de la facultad de Políticas
La Comunidad de Madrid reacciona contra una declaración universitaria que exige al Santander, con quien la UCM mantiene un convenio, que deje de financiar proyectos contaminantes y a la industria armamentística corresponsable del genocidio en Gaza.