Literatura
‘La dama roja’, un acto de justicia literaria para una escritora prohibida

La escritora Ángela Sánchez Pérez firma la biografía de Carmen de Burgos, ‘Colombine’, con la intención de recuperar una de las voces que en 1905 atravesó Europa y se empapó de las primeras olas de feminismo para trasladarlas a nuestro país.
La escritora Ángela Sánchez Pérez, autora de ‘La dama roja’, biografía de Carmen de Burgos
La escritora Ángela Sánchez Pérez, autora de ‘La dama roja’, biografía de Carmen de Burgos. Miguel López Mallach
3 nov 2021 06:00

Han hecho falta 30 años de arqueología literaria para paliar lo que se prohibió por decreto de ley en 1939. Nada menos que la obra de Carmen de Burgos (1867-1932), conocida como ‘Colombine’, la primera mujer española que trabajó de redactora y reportera de guerra, activista feminista y republicana en pos del sufragio universal, el divorcio, la escuela laica y de la abolición de la pena de muerte. Con una labor literaria y periodística extensísima, que nos fue arrebatada por el franquismo y que ha vuelto a nuestras vidas a través de la biografía La dama roja (Círculo Rojo, 2021) escrita por Ángela Sánchez Pérez (Salamanca, 1955).

Una reivindicación que debería hacerse desde el Estado, desde las universidades de historia, literatura y periodismo, pero que solo se ha visibilizado gracias a la lucha independiente que lleva emprendida Sánchez Pérez desde que, en la década de los años 80, alquiló por casualidades del azar el cortijo de La Unión en Almería, donde Colombine pasó su infancia. No solo le llegó en herencia la casa, sino el peso histórico de recuperar una de las voces que en 1905 atravesó Europa y se empapó de las primeras olas de feminismo para trasladarlas a nuestro país. 

¿Cuándo empezaste a creer en el azar cósmico? Pienso, por ejemplo, que el hecho de que alquilaras el Cortijo de La Unión, en Rodalquilar, donde Carmen de Burgos pasó parte de su infancia, es una prueba fehaciente, ¿pero ya habías tenido otras antes?
Imagino que esta pregunta me la haces porque es a él a quien dedico este libro. Uniéndome a algunos astrofísicos, como Santiago Pérez Hoyos, que defienden que la aparición de la vida en la Tierra es producto de un azar cósmico, yo creo que en nuestras vidas individuales, muchos de los acontecimientos que las cruzan son más producto de ese azar cósmico que de nuestra propia voluntad. Esto te ayuda a darte cuenta de que hay partes de tu vida que escapan a tu control, fuerzas ajenas a tu voluntad, que si aprendes a fluir con ellas, te llevan a buen puerto.

¿Qué atmósfera se respiraba en el cortijo de Colombine cuando te mudaste allí? Cuentas que ese cortijo tenía un pozo en el que tiraste ocho piedras a lo largo de ocho años, ¿qué significado tenía este gesto —casi podríamos hablar de automatismo— para ti?
Bueno, no sé si tiene que ver con que el ocho sea mi favorito o con la simbología de dicho número, considerado como el de La Justicia, el Equilibrio y la Renovación, y tumbado el Infinito; lo cierto es que así sucedió, antes de que una noche en un concierto de Jorge Pardo en Madrid, alguien me dijera que había un proyecto para poner a la venta esa ruina y a la mañana siguiente allá que me fui. Ese gesto automático, que tú dices, quizás fuera una forma de averiguar si el pozo tenía agua, como años más tarde solicité a un zahorí de la zona que lo comprobara con sus varillas.

Elegir escribir la biografía de Carmen de Burgos, ¿es para ti ayudar a completar esa obra póstuma que ella siempre dijo que sería la que mejor la definiría?
No, escribirla me pareció un acto de justicia literaria con una escritora prohibida; compartir con  los lectores, a quienes se les había sustraído, su extensa obra y su lucha en tantos frentes. Para fortalecer a las mujeres que luchan por los derechos de todas y mostrarles con su experiencia, que es una lucha lenta, semillas que se esparcen al viento, decía ella, cuyos frutos recogerán otras y no permitir que los derechos adquiridos sean arrebatados. Resucitarla, por la fuerza de su obra y de su vida o por que se cumpliera esa frase suya, tan lapidaria, “yo resucitaré por la fuerza del libro que no habré podido escribir”.

¿Cómo empieza tu búsqueda para escribir la biografía? ¿Qué es lo primero que encuentras? ¿De qué te ha sido más fácil tirar del hilo y qué te ha sido más difícil o incluso imposible de encontrar?
En 1976, Elizabeth Starcevic del Trinity School de Nueva York había publicado con la editorial Cajal de Almería Carmen de Burgos: defensora de la mujer. Ese fue el primero, de quien me habló otro amigo escritor, Rafael Lorente, al mismo tiempo que me revelaba el nombre de nuestra autora, mientras firmaba las escrituras de ese trozo del Cortijo de la Unión.

El más difícil fue Puñal de Claveles, no pude leerlo hasta que el Instituto de Estudios Almerienses, que por aquella época dirigía un sobrino nieto suyo, Miguel Naveros, lo reeditó, creo que en 2008. O Retorno lo he leído en portugués, no encontré ninguna edición en español. En cuanto a lo que se perdió, además de la prohibición de su obra, requisaron todos sus bienes, incluida su abundante correspondencia.

En sus inicios, Carmen de Burgos mantuvo la estrategia de no autodenominarse feminista —“cuidándose mucho de no pronunciar la palabra Feminismo, sabedora de que en este país se teme más a las palabras, que a su contenido, que a veces se desconoce”—, para que su mensaje no fuera cancelado de buenas a primeras. Hasta el punto que el escritor Roberto Braco la retrata irónicamente —y espero que con cierto cariño— como ‘antifeminista’ en la dedicatoria de su libro En el Mundo de las Mujeres. ¿Crees que ahora sucede al revés, se ha capitalizado la palabra feminista, pero no recoger las acciones que comporta esta postura?
Esa dedicatoria de Braco apunta a lo que dices, para la sociedad de entonces la palabra feminismo era maldita —ahora en algunos círculos también—, una palabra que junto a la de humanismo, con la que también se definió el movimiento feminista, decía Carmen que estaba destinada a desaparecer, cuando se consiguiera la igualdad de derechos. Estamos en ello. En cuanto a la capitalización de la palabra feminista en la actualidad, creo que tienes razón.

Cada una somos hijas de nuestro tiempo y cada época tiene su afán y en este caso su ola, la de Carmen, fue la primera ola del feminismo, yo debo de ser de la tercera y tú de la cuarta, que engloba más pluralidad en el feminismo actual

A título personal, ¿qué te une a Carmen de Burgos? ¿Qué aficiones y puntos de lucha compartís? ¿Hay algún punto en el que discrepes de su ideología?
Aficiones muchas: la literatura, la naturaleza, galopar por los Campos de Níjar, que antes ella había galopado, sin yo saberlo, los viajes por el mundo con mis dos hijas pequeñas, como ella hiciera con la suya, el entusiasmo, la escritura, aunque yo no sea más que una diletante, teniendo en cuenta que desde mi primer libro hace 35 años, solo he publicado cuatro, no se me puede considerar profesional, sino amante. En cuanto a su ideología, cada una somos hijas de nuestro tiempo y cada época tiene su afán y en este caso su ola, la de Carmen, fue la primera ola del feminismo, yo debo de ser de la tercera y tú de la cuarta, que engloba más pluralidad en el feminismo actual. Pero seguimos en la lucha.

¿Qué luchas y deseos de Colombine están aún por cumplir? Por ejemplo, pienso en su reivindicación de un feminismo basado en leyes que lo defiendan, porque “es necesario que la libertad conquistada en las costumbres esté garantizada por las leyes”.
Sí, cambiar los códigos fue uno de sus empeños, el artículo 438 del Código Penal, que trataba sobre el adulterio, contemplado solo en las mujeres, en los hombres era un símbolo de hombría, ese artículo decía que el hombre que matara por adúltera a su esposa no iría a prisión pues estaba defendiendo su honra y tenía derecho a heredar sus bienes.

En una novela con ese título, El artículo 438, cuya trama sitúa en el Albayzin de Granada, reivindica su abolición. El libro se publicó en 1921, el mismo año que Colombine salió a la calle, al frente de la cruzada de mujeres españolas que llegó hasta el Congreso, con todas las peticiones feministas del momento. Hasta 1963 no desapareció ese artículo del Código Penal.

En la novela Ellos y Ellas o Ellas y Ellos Colombine se interesó por la realidad del colectivo LGTBIQ+ de su época, ¿intuía de alguna forma que la lucha en contra de las violencias patriarcales, de clase y raciales, eran parte de una lucha interseccional?
Sin duda. Esa novela fue publicada en 1917, en la imprenta Alrededor del Mundo, se supone que las editoriales no tenían en su catálogo novelas de dicha temática. En ella disecciona el entramado psicológico, emocional e íntimo de sus personajes, orquestado desde fuera con todas las extravagancias de una coral de ambiente, que les reúne en el hotel Majestic y cómo la sociedad les vilipendia. Ellos y ellas o ellas y ellos mismos sentían esa culpa, ya que su condición era considerada desviación o enfermedad. Juana, una de sus personajes, le dice a Manuel “este dolor no es nuestro. Es el mal de esta generación heredado de todas las virtudes de nuestros antepasados... esas virtudes que han formado esta deformación... Sufrimos una equivocación de la naturaleza que nos dio almas de sexo distinto al nuestro... No somos viciosos... somos doloridos... y se ríen de nosotros”.

Por su parte, Carmen de Burgos dice “había siempre un gran dolor en aquellas almas truncadas de todas aquellas criaturas que parecía habían alcanzado una mayor suma de sensibilidad artística...envueltos en aquella terrible malla de los anhelos imposibles e irrealizables, aquellos anhelos que habían llevado a algunos adolescentes al suicidio”.

Hay un personaje de esta biografía que me tiene magnetizada: la figura de Catalina de Burgos, hermana de Carmen; de la que cuentas que la acompañó durante su época de cronista de guerra en Marruecos y con la que también formó la Logía Amor, por la que la condenaron a 12 años de prisión, pena de la que escapó con el exilio y luego hospedandose en un convento de monjas donde fue descubierta —¡y absuelta!— a los 84 años de edad. ¿Qué más se sabe de ella, de su vida, profesión, logros y personalidad?
Sí, Kety la llamaban, era diez años menor que Carmen y se trasladó a Madrid con ella, a principios de siglo, también era maestra y ejerció en la Escuela de Artes y Oficios, más tarde fue funcionaria de Instrucción Pública, razón por la que en la guerra se trasladará a Valencia, con el gobierno de la República y perdida la guerra al exilio. Cansinos Assens, en Novela de un Literato, confiesa que se enamoró de ella en el momento que la vio. Él define su esbeltez con galanura literaria, queriendo desvelar su enigma, pero ella le dice que no existe tal enigma, que ella es una mujer vulgar, que solo aspira al matrimonio, que los literatos no quieren eso y ella no es suficiente para ser su esposa, pero es demasiado para ser su amante. No he encontrado nada sobre sus años de exilio, cuando regresó se refugió en un convento y aunque dieron con ella, por intervención de la madre superiora y debido a la corta vida de la Logia que fundara su hermana y su avanzada edad, fue absuelta.

Y sí, cuando Colombine fue enviada a Málaga por el Heraldo en agosto de 1909, para cubrir la guerra con Marruecos y esta cruzó al campo de batalla rifeño, Catalina la acompañó. Su nombre aparece en muchas de las asociaciones feministas y republicanas, pero por lo que fue condenada, al igual que Colombine y su hija, es por aparecer como hermana masona en la logia Amor que Colombine fundara en el 31. 

¿Qué crees que atrajo a Carmen de Burgos de la masonería, hasta el punto de ser gran maestre de la suya propia, la Logia Amor? Puede que le viniera de su infancia ya que explicas que “[...] el Valle de Rodalquilar y sus alrededores, como ella misma nos cuenta en sus narraciones, siempre ha sido proclive a fenómenos extraordinarios o ‘supersticiosos’, ha tenido, aún tiene, zahoríes y poderosas médiums y las sesiones espiritistas han llegado hasta nuestros días”.
Ya en aquella primera columna de El Universal, “Lecturas para la mujer”, escribe sobre la masonería, puede que el hecho de que las mujeres no eran admitidas fuera el acicate que la llevó a hablar de ello, si bien su contacto con la masonería tendría lugar en 1913 a través de El Grande Oriente Argentino. En 1910 había traducido Las siete lámparas de la arquitectura, de un masón, Jhon Ruskin. Muchos de sus amigos lo eran, Blasco Ibañez, Sorolla, Gómez de la Serna, su paisano Salmerón, presidente de la I República, los hermanos Machado y otros muchos. Sin olvidar sus más importantes biografiados, Rafael del Riego y Mariano José de Larra (Fígaro). Pero donde se hizo hermana masona fue en el Gran Oriente Lusitano, ya que a las mujeres se les daba la iniciación completa, en igualdad con los hombres, siendo su objetivo el perfeccionamiento ético y moral de sus integrantes. La República que ella soñaba para España ya la tenían en Portugal, cuando llegó aquí, en el 31, fue cuando ella fundó la logia Amor. 

Carmen de Burgos fue una de las primeras periodistas en reivindicar lo experiencial y la escritura en primera persona, algo que tú también incluyes en la biografía, dialogando con el texto, siendo de alguna forma parte de ella. ¿A qué se debe esta elección? ¿Era una forma de replicar la herencia de su estilo narrativo?
No, no. En mis otros libros también utilizo la primera persona, eso que en los años 80 no estaba el yoismo de moda. En el prólogo que hace Rafael Conte a mi libro de relatos Me quedo contigo hasta que te duermas, dice que “escribe en primera persona, pero despersonaliza el texto para descargarlo de autobiografismos innecesarios”. En cuanto a mi integración en el texto, es una forma de hacer partícipe al lector de mi búsqueda, un homenaje al trabajo de documentación de los biógrafos y un bajarme de ese plural mayestático de los ensayistas.

En Níjar cuesta poner en valor a sus hijas ilustres, al menos en literatura. Les cuesta considerarlo, aunque sea como elemento de la industria cultural, que beneficiaría al turismo, por el que apostaron

¿Cómo va tú proyecto de construir un círculo de amigos y un jardín de lectura Colombine en su tierra? Desde estas páginas también pides que se le otorgue el Reconocimiento de Represaliada por el Franquismo.
El Reconocimiento lo puse en marcha y ya tiene sello de entrada, pero se necesita la firma de la alcaldesa de Níjar, ya que yo no soy familiar ni Entidad. El jardín de Colombine, hace tiempo que presenté el proyecto hecho por un paisajista, en papel y virtual. En Níjar cuesta poner en valor a sus hijas ilustres, al menos en literatura. Les cuesta considerarlo, aunque sea como elemento de la industria cultural, que beneficiaría al turismo, por el que apostaron.

Hablando al inicio de este libro de magia del cosmos y sincronías, ¿quién es Alberto Cerezuela, que ha creado el Círculo Rojo, editorial donde se ha publicado el libro?
Me gustaría poder contestar a esta pregunta, pero a pesar de haber firmado un contrato donde aparece su nombre, no he tenido el gusto de conocerle. Solicité hablar con él para que me aclarara algunos movimientos, un tanto opacos, pero parece que no se relaciona con sus autores. Ha montado una factoría de libros que parece funciona a la perfección, tiene un equipo competente, pero no encaja en la idea que yo tengo de un editor. Ya ves, el azar cósmico no siempre es positivo.

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