Opinión
No se trata de llegar a Europa sino de escapar de Libia
El 3 de abril el buque Alan Kurdi rescataba 64 personas 20 millas norte de la costa de Libia. La autora de este artículo estaba en ese barco. Esta es una reconstrucción de la situación en Libia basada en los testimonios de las personas rescatadas.
A lo largo del desierto, al norte de Agadez, los africanos negros son vendidos como esclavos. Se les retiene en casas llamadas Transit Houses, donde se les priva de agua y comida y son obligados a realizar trabajos forzososLa mayoría de las mujeres negras llegaron a Libia para ganarse la vida como empleadas domésticas o con propuestas de trabajo similares. Sin embargo, muchas son secuestradas y detenidas en lugares llamados Connection Houses donde son prostituidas. Se trata probablemente de la población más vulnerable en Libia: son violadas y torturadas sistemáticamente.En la costa septentrional, entre Zuwara y Misurata, la situación de la población subsahariana resulta un poco más sostenible. La mayor parte de los refugiados identificados por ACNUR se encuentran en esta zona del país, como en Sabratha o en Alkhums. La mayoría de las pateras que zarpan rumbo a Europa, empiezan su desesperada y rudimentaria navegación desde esta región.En Trípoli, capital de la región Tripolitania, algunos consiguen un empleo, aunque con lo que obtienen apenas les alcanza para algo más que una comida al día. En general, los africanos subsaharianos no logran ahorrar nada, sobretodo porque son víctimas sistemáticas de rapiña por parte de algunos libios. Por falta de documentos y de acceso a los servicios básicos, para cualquiera transacción internacional necesitan a un local o un boga:un traficante. Al no estar permitido que circulen libremente por el país, son traslados de una ciudad a otra escondidos bajo las cajas de tomate o vestidos con ropa femenina, aprovechando que los policías no tienen permitido retirar el niqab a las mujeres. No llevan ningún tipo de documentación pues sus pasaportes han sido secuestrados por los bogas en el desierto.
También en Trípoli mujeres y hombres de piel negra, en cualquier momento pueden toparse con policías o paramilitares que los atrapen y retengan arbitrariamente en un Centro de Detención
Tampoco en Trípoli son libres. Mujeres y hombres de piel negra, también en la capital, en cualquier momento pueden toparse con policías o paramilitares que los atrapen y retengan arbitrariamente en un Centro de Detención. Los tratos vejatorios que ocurren en los cuatro centros de detención oficiales en Tripolitana son conocidos por las Naciones Unidas. Sin embargo existen en Libia otros centros de detención, no oficiales. De facto estos lugares constituyen espacios donde lo que en realidad se hace es mantener secuestradas a las personas.En los Centros de Detención, los militares aplican la detención arbitraria a mujeres, hombres y niños, encerrados en condiciones de hacinamiento extremo, con una carencia absoluta de productos higiénicos básicos, en condición de inanición y deshidratación. Los supervivientes cuentan haber robado la comida de los perros de los guardias, cuando tuvieron la oportunidad, o haber bebido sus propias orinas. Cada día, los guardias eligen a uno entre los detenidos y los torturan durante horas llamando a las familias al teléfono. Les cortan los ligamentos de las piernas y de los pies, les rompen los brazos, les queman los genitales hasta que no obtengan un rescate. A veces, los detenidos mueren. A veces, se escapan. Cualquiera que intente huir de Libia, es detenido en estos centros.No hay salida de Libia. Allí, si tu piel es negra, eres un esclavo o un prisionero. Las fronteras están blindadas por los militares que patrullan buscando a presos que puedan torturar para pedir el rescate y ganar dinero. Es un país en guerra civil, donde las milicias actúan descontroladas. En el país persiste hoy día una verdadera trata de esclavos negros. Los esclavos en Libia son sobretodo personas que migraron hacia el norte de África en búsqueda de trabajo. Solo una parte de ellos tenían Libia como destino, la mayoría es literalmente raptada en Chad o Túnez. Contrariamente a cuanto se escucha en las propagandas xenófobas de nuestro continente europeo, casi nadie hoy día llega a Libia para cruzar el mar. Las pateras en las que navegan son simplemente la única alternativa que les queda para huir de la tortura y esclavitud.
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