LGTBIfobia
El arcoiris que no sale en Rusia

La comunidad LGTBI+ rusa señala la ley contra la propaganda homosexual como la responsable de que sufran persecuciones, insultos y agresiones físicas.
LGTBIQ+ en Rusia
Manifestación de apoyo a los activistas LGTBIQ+ de Rusia en Hamburgo en 2017. Álvaro Minguito
7 ago 2022 06:00

Artem Korovin llegó en enero de 2019 a España desde Noguinsk, una pequeña ciudad a 34 km de Moscú que lo vio crecer hasta el día en que cogió aquel avión. Él pertenece a esa lista interminable de personas que deciden abandonar su tierra por ser homosexual.

El detonante que hizo que Artem sufriera discriminación por ser gay, estalló cuando publicó unas fotos con su exnovio mostrando una actitud cariñosa en la red social VK. Desde entonces, su vida cambió por completo: “Mi ciudad es pequeña donde más o menos nos conocemos todos. Recuerdo que salí con este chico y con unos amigos al centro y mientras estábamos sentados en una terraza sentí que nos observaban. Unos skinheads empezaron a insultarnos y a perseguirnos porque me habían reconocido”, rememora el joven migrante.

La historia no acabó ahí, el hostigamiento siguió por redes sociales, hasta el punto en el que todo el colegio supo que era gay. “El hijo de la vecina empezó a acosarme también, me tiraba piedras a la ventana, envueltas en papeles que decían ‘maricón fuera’, dañaba la puerta de mi casa y cuando salía me perseguía con un palo. Sufrí todo tipo de agresiones”, señala. Años después, cuando parecía que la situación se había tranquilizado, comenzó a trabajar como docente en una escuela, hasta que un día los padres de una niña reconocieron a aquel joven de las fotografías. La presión que ejercieron en el centro hizo que el director tuviese que expulsarlo de su puesto de trabajo: “Siempre era muy cuidadoso con mi orientación sexual, nunca les decía nada a los niños”. Entonces, el caos volvió a su vida: los mismos que le habían perseguido en el centro volvieron a hacerlo, pero esta vez en la puerta de su casa. Él y una amiga fueron a comisaría a interponer una demanda: “La respuesta fue que no serviría de nada la denuncia, que no protegían a personas como yo”. Cansado de la persecución y la pasividad de los agentes, abandonó el país: “Si no me protege la policía, entonces, ¡qué hago!”.

Rusia contra el colectivo LGTBI+

La estrategia que adopta el régimen de Putin deja claro que todo lo que provenga de fuera de sus fronteras es un ataque a la nación. “Los valores LGTBI+ se asocian a un pensamiento que encarnan Occidente y Europa, países que han perdido toda ideología cristiana”, apunta Francisco Peña, consultor en derechos humanos.

Desde el gobierno se fomenta un discurso de odio y una legislación que no busca reconocer derechos y que ponen en el centro de la diana a las personas que forman parte del colectivo. Para el régimen son el epicentro de todos los problemas que tiene el país.

“Cuando yo tenía 15 años y mis padres descubrieron que estaba enamorada de una chica, me mandaron a la psicóloga de la escuela para que me curara, porque entendían que no era normal que a una mujer le gustara otra mujer”

Nika Berezina y Olga Khanin no dudan al afirmar que para la administración la homosexualidad y la pedofilia están en el mismo nivel. Ambas huyeron de Rusia al no tener la libertad de mostrar al mundo su orientación sexual. “Cuando yo tenía 15 años y mis padres descubrieron que estaba enamorada de una chica, me mandaron a la psicóloga de la escuela para que me curara, porque entendían que no era normal que a una mujer le gustara otra mujer”, afirma con dureza en su mirada. “Se pensaban que yo consumía drogas y que por esa razón hacía lo que hacía y sentía lo que sentía”, añade.

La LGTB-fobia no es solo algo social, está intrínseca en toda la estructura. Al ser una cuestión sistemática es mucho más complicada de “erradicar”, afirma Gaizka Villar, trabajador social de Aldarte, centro de atención a gais, lesbianas y transexuales. Es por ello que, en 2013, bajo el mandato de Vladimir Putin, se aprobó la Ley para el propósito de proteger a los niños de la información que aboga por la negación de los valores familiares tradicionales, proyecto que se usa, tal y como su nombre lo indica, para evitar cualquier influencia que no atienda a las relaciones clásicas, entendiéndose como la unión entre un hombre y una mujer y que bloquea todo estímulo que provenga de los vínculos entre personas del mismo sexo o del colectivo LGTBI+. Esto hace que cualquier exhibición en la vía pública o en las redes sociales sea motivo de persecución y multa. “Recuerdo que era 2019 cuando, en San Petersburgo, una madre colgó una cortina de arcoíris a su hija en la habitación, las personas asociaron eso con el colectivo y acabaron multando la acción”, concluye Artem Korovin.

La ley rusa a juicio

A Alexey Kiselev, migrado a España por su orientación sexual y su activismo político en Rusia, el Tribunal Europeo de Derechos humanos le dio la razón cuando denunció que había sido multado por manifestarse delante de una biblioteca a favor de la inclusión de las personas del colectivo en la sociedad: “Me detuvieron y me multaron por lo que ellos consideran que es propaganda homosexual a los niños. Este caso, junto a dos compañeros más, lo llevamos a Estrasburgo y acabamos ganando. No podían ni detenernos ni multarnos porque esa ley no es legal”.

El Tribunal de Estrasburgo ha sentenciado que la ley es ilegal y que vulnera los derechos humanos al incitar a la homofobia a la población. La Corte Europea, condenó a Rusia por los efectos discriminatorios que produce la ley, el fallo concluye en que esta norma ataca a “la libertad de expresión” de las personas y no sirve para “proteger la moral”; aspecto que Rusia intenta tener bajo control para que las relaciones no tradicionales “no influyan” en las decisiones de los jóvenes. Es por ello que, tras su aprobación en 2013, según un informe de Human Rights Watch, con la norma vigente se suprime la orientación por parte de los profesionales en salud mental sobre diversidad
sexual e identidades de género y que esta supone un abuso, discriminación y vulneración hacia el colectivo. “A nosotros nos compensaron con una cantidad de dinero, pero sigue sin cambiarse la ley”, señala Kiselev. “Prefieren pagar que anularla”, enfatiza.

Aunque en las últimas décadas ha habido una tendencia a que cada vez más estados de las Naciones Unidas, del Consejo de Europa y organizaciones internacionales presionen para que otros países respeten los derechos de las personas LGTBI+, en el caso de la ONU algunas decisiones son recomendaciones y, por lo tanto, no son vinculantes, lo que viene a significar que su cumplimiento no es obligatorio. En 2019 la Unión Europea sancionó
a dos líderes de Chechenia por las purgas antigay que se proyectaron en la región. “El derecho internacional tiene ese problema, que funciona más en presionar y enrecomendar, pero se sigue produciendo esa violación en los derechos humanos”, afirma Francisco Peña, jurista especializado en derechos LGTBI+.

El caso de Chechenia

Chechenia es un vórtice en el que la represión hacia integrantes del colectivo LGTBI+ es todavía mayor. Tras el hostigamiento que sufren las personas, existen organizaciones clandestinas que protegen a las víctimas y ofrecen alternativas para que huyan del régimen ruso. Reka Valerik, seudónimo que utiliza para protegerse de la persecución por parte de la comunidad chechena, es un director de cine que filmó el largometraje Silent Voice
sobre la huida del país de un hombre que cobra vida en la película bajo el nombre de Khavaj: “En Chechenia es muy famoso, es un campeón de lucha libre, por esa razón tengo que guardar su anonimato”, confiesa. El protagonista tuvo que migrar cuando su familia supo que era gay.

El proyecto comienza cuando viajó a un albergue de Moscú donde había personas que estaban dispuestas a escapar a Canadá. Allí conoció a un joven de 17 años que tenía el visado preparado. “El adolescente recibía constantes mensajes de su madre diciendo que iba a estar bien, que volviese a Chechenia. Al final acabó obedeciéndola y volvió a casa. Una vez que lo hizo, nunca más supe de él”, recuerda con tristeza.

Chechenia es un vórtice en el que la represión hacia integrantes del colectivo LGTBI+ es todavía mayor. Tras el hostigamiento que sufren las personas, existen organizaciones clandestinas que protegen a las víctimas y ofrecen alternativas para que huyan del régimen ruso

El consultor en derechos humanos puntualiza las palabras del director cuando afirma que Ramzán Kadýrov, el presidente del territorio, incitó a la población chechena a cometer “crímenes de honor”. “Les decía a las familias que, si tenían algún familiar que fuera homosexual, tomaran las medidas que considerasen oportunas. Les animaban a asesinarlos”, detalla.

El protagonista del largometraje, Khavaj, era deportista de élite y miembro del equipo de lucha del presidente de la república. Cuando su familia descubrió su orientación sexual, el joven tuvo que huir tras sufrir duras represalias. Este motivo le empujó a migrar a Bélgica.

El director de la película afirma que dentro de la Unión Europea hay países que promueven visados humanitarios para que los procesos sean más rápidos: Francia y Bélgica son dos de ellos. “El problema al que se enfrentó Khavaj fue que Bélgica es uno de esos estados que te requiere hablar de lo que te pasa, no vale con una redacción escrita, tienes que ser capaz de verbalizar lo que te sucede”. La condición del migrante fue que padecía de mutismo a causa de los golpes que le propició su hermano. “Ahora ya no está en el país y emocionalmente está mucho mejor. Va retomando poco a poco la voz y, aunque a veces no la controla muy bien, los médicos le han dado un pronóstico positivo”, confiesa.

El realizador audiovisual −que tiene que esconder su rostro a causa de la persecución chechena− también muestra que existen otros países donde no ponen problemas para acceder: “Canadá es uno de esos territorios en los que no te preguntan ni te ponen muchas trabas. Los casos más urgentes, los que sufren más peligro y tienen que salir del país lo antes posible, van sobre todo vía Argentina, porque las personas con nacionalidad rusa no necesitan ningún tipo de visado para acceder al país”, afirma.

Una nueva vida

En el momento en el que los ciudadanos rusos deciden evitar la persecución y velar por la libertad y seguridad de sus vidas comienzan una nueva odisea al pedir asilo en otro país. Nika y Olga lo recuerdan como un proceso no muy agradable cuando se encontraron delante de los agentes a la hora de iniciar el trámite: “Es mucha tensión a la que estás sujeta, te preguntan y tienes que entregar fotos, conversaciones, todo lo que tengas”, apunta Nika. “Todo lo que pueda confirmar que tú allí sufriste discriminación al pertenecer al colectivo”, continúa Olga.

En el caso de Artem, la documentación que mostró para que comenzaran con el procedimiento fue algunas fotografías con su exnovio, unas capturas de texto donde le amenazaban, el testimonio de su amiga cuando los skinheads vinieron a agredirlos: “Al menos para que sepan que mi amiga también vivió la escena”, matiza, y un certificado de un colectivo LGTBI+ en Moscú al que solía acudir. Alexey, por su parte, en 2012 cuando
solicitó el asilo, la ley contra la propaganda homosexual daba sus primeros pasos en el territorio y los agentes tenían conocimientos sobre lo que ocurría bajo el mandato de Putin: “Eran conscientes de lo que sucedía y enseñé varios artículos de periódicos y fotos mías detenido”. La imagen de Kiselev, que frecuentaba las manifestaciones a favor de los derechos del colectivo, llegó a manos de la policía rusa, lo que hizo que fueran a buscarlo a su domicilio y que finalmente decidiera migrar por la persecución y las diversas detenciones que sufría.

Durante su estancia en España, Nika y Olga se conocieron en Valencia, lugar en el que residen y comparten sus vidas enamoradas junto a sus dos hijas. Están a la espera de que aprueben su solicitud de asilo y salgan del limbo de la aceptación o de la deportación. Alexey también ha formado una familia y agradece que esté viviendo con normalidad su día a día, esa misma sensación que no sentía en Rusia. Artem, por su parte, se encuentra en Madrid a la espera de obtener la nacionalidad y con una vida más tranquila que la que tenía en su tierra natal: “Ahora vivo con naturalidad, tengo un trabajo fijo y ya no siento esa incertidumbre de lo que pueda pasar”, concluye.

Archivado en: LGTBIAQ+ Rusia LGTBIfobia
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Análisis
Análisis Europa no puede blindarse contra Trump
Tras las elecciones estadounidenses los expertos europeos en política exterior están reviviendo las ideas de autonomía estratégica de 2016, sin entender todo lo que ha cambiado en los últimos ocho años.
Armas nucleares
Guerra en Ucrania Putin acusa a Ucrania de lanzar misiles de largo alcance y amenaza con el uso de armas nucleares en represalia
El Gobierno ruso confirma que responderá con misiles nucleares a ataques convencionales y que responsabilizará a los países OTAN de los ataques que pueda sufrir por parte de Ucrania.
Bea
7/8/2022 9:53

De interés.

0
0
Ley de Seguridad Ciudadana
Congreso de los diputados Reforma de la Ley Mordaza: ¿esta vez sí se puede?
Una de las mayores deudas de toda la izquierda del Estado español parece que está a punto de saldarse.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Literatura
Gustavo Faverón Patriau “Quizá la novela sea ahora mismo más relevante que nunca”
El escritor peruano Gustavo Faverón Patriau quería narrar en su nueva novela la historia de un boxeador que no sabía boxear pero tumbaba a sus rivales recitándoles al oído versos de César Vallejo. ‘Minimosca’ acabó siendo un cuentacuentos inagotable.
Galicia
Memoria histórica Así fue como el Patronato de Protección a la Mujer transformó Galicia en un convento de clausura
Las mujeres que cayeron en las redes del Patronato iniciaron un periplo de encierro, humillaciones, abusos y explotación que es desconocido para la mayor parte de la población. Queda hoy en la impunidad de un silencio que tenemos el deber de romper.
Derecho a la vivienda
Vivienda El Sindicato de Vivienda de Euskal Herria propone la “expropiación de pisos turísticos”
Ponen en el punto de mira los intereses del sector inmobiliario y tachan de “falsas” a todas las medidas propuestas por los partidos políticos como la Ley de Vivienda.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Opinión
Tribuna Todas las razones para decir ‘Altri non’
Aquí van unos cuantos motivos para juntarnos este domingo en Compostela y dejar clara nuestra postura frente a un expolio que nos están tratando de imponer disfrazado de progreso, pero que sólo trae beneficio económico a unos cuantos indeseables.
Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Relato
Relato Descubrirse las manos
Descubres tus manos: el palmar y el dorso, la posibilidad futura de la pinza atrapacosas, dos miembros que te vinculan al chimpancé y al lémur. Aprendes su mecanismo.

Últimas

Más noticias
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.

Recomendadas

Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.