Juventud
El tiempo y el amor son para los ricos

A ojos del mundo sigo siendo joven, pero no tanto como para llorar en medio de la calle o como para dejarlo todo porque me han roto el corazón. La adultez y todo lo que trae consigo también me han quitado las largas semanas de duelo post ruptura.
Jóvenes en paro
Uno de cada tres empleos se crea en hostelería y comercio. David F. Sabadell
13 ene 2024 06:01

Hace unas semanas me rompieron el corazón. Digo semanas por no decir los días exactos y no parecer que me he vuelto completamente loca. Incluso en mi dolor me preocupo por mi apariencia, lo que piensen de mí, la forma en la que me veo. Fue una ruptura consensuada, llena de palabras de afecto y de recuerdos bonitos. Adulta, como la llamó él. La palabra ha estado muy presente en la relación y también en mi cabeza de 24 años desde que se acabó. Pienso en mis anteriores rupturas porque supongo que hay lugares en los que es imposible escapar de la comparación. Algunas han sido tan dramáticas que ahora me río de ellas, otras han dado igual, pero jamás había tenido una ruptura ‘adulta’. 

A los 17 rompí con mi novio del instituto. Le escribí una carta en su cumpleaños donde decía que no podía seguir con el aburrimiento y la monotonía en la que se había transformado nuestra relación. También se lo dije a la cara, sentada en el ayuntamiento de mi pueblo al que ahora acudo a hacer entrevistas. Era febrero, llovía y hacía un frío terrible. No fue lo más adulto porque acordamos en darnos un tiempo que nunca terminó. De entonces recuerdo noches llorando tratando de que mis padres no me escucharan, días sin ducharme, las palabras cálidas de mis amigas tratando de reconfortarme cuando nos saltábamos alguna clase, llorar en los baños de la universidad… Entonces pude pasar por un duelo en todas sus fases y sacar todo el dolor que tenía. Recuerdo también acostarme con desconocidos en el proceso y el verano en el que empecé a sanar. No fue adulto pero tampoco se sintió como un amor de colegio. 

A los veinte la enfermedad me trajo una nueva ruptura. Fue tranquila y poco visceral, como una muerte inevitable que ya está asumida. El tiempo hizo lo suyo ahí también aunque la herida costó que cicatrizara entre fiestas, amantes y besos. Entonces solo lloré un par de noches por el desamor y recé muchas otras por la otra persona. Fue hasta el momento lo más adulto que había conocido, hasta que hace días volvió a ocurrir. Una cosa curiosa de las rupturas es que pese a que cada dolor es diferente, todos se olvidan por igual. Cuando nos conocimos pensaba que para mí las rupturas de habían acabado no tanto por una idea romántica del amor, sino porque de verdad creía que había encontrado quien compartía la misma forma de amar. Creía que no volvería a ser como esos otros a los que parten el corazón, que mi ascensor amoroso había subido de nivel. Pero ya se sabe que solo con amor no es suficiente. Y llegó la conversación, las dudas, la distancia, las decisiones, el jarro de agua fría. Todo en la parte de atrás de un coche recién estrenado que nunca pensé que sería el escenario de un momento tan dramático. Lloramos mucho, tanto que creía que el cuerpo se nos daría la vuelta, igual que cuando vomitas sin tener nada más que echar. Y desde entonces no he podido volver a sacar una sola lágrima de mí. Al día siguiente regresé a hacer llamadas, a acudir a eventos, a escribir sin parar sobre lo que ocurre en mi zona como si todo siguiera igual. Desde entonces tengo el cuerpo dormido. Me cuesta estar ahí, parada en esa emoción el tiempo que haga falta porque precisamente es tiempo lo que no me sobra. 

A ojos del mundo sigo siendo joven, pero no tanto como para llorar en medio de la calle o como para dejarlo todo porque me han roto el corazón. La adultez y todo lo que trae consigo también me han quitado las largas semanas de duelo post ruptura. Ya no soy una niña, ya no puedo llorar por lo que no es importante. Al menos, no en público. Por eso me repito una y otra vez que nada es tan importante, aunque eso implique dormirme las emociones para seguir siendo productiva.

El único momento en el que me permito que las emociones salgan es cuando mis amigas me preguntan ¿cómo estás?, ¿qué tal lo llevas? El primer pensamiento que se me pasa por la cabeza es que la procesión va por dentro, aunque con ellas saco mi Cristo sin vergüenza. Aún así, ninguna lágrima. Hay días que en mis mensajes se descifra un poco de rabia, en otros se escucha el cariño y pienso ‘qué fuerte que todas estás emociones salgan del mismo sitio’. No me gusta decir que tengo un agujero en el pecho, aunque la sensación sea parecida, porque eso implica que me han quitado el amor y yo aún tengo mucho para dar. Cuando hablo con amigos esa sensación se llena y las manos parecen no apretar tanto el pecho. 

Silvia me hablaba el otro día de que un chico en OT olía la colonia de la chica que le gustaba cuando la echaba de menos. A mí mi último amor también me ha dejado varias cosas para que me acuerde de él y pienso en lo curioso que es el miedo a olvidar aún cuando sabemos que nuestras manos se separarán. La única vez que me han puesto un anillo en el dedo ha sido para recordar que el tiempo gira diferente cuando hay 400 kilómetros de por medio. Yo pensaba que la vez que alguien me lo regalase sería para sincronizar nuestro relojes. Con tiempo a veces tampoco es suficiente, ni para llorar ni para rabiar ni para querer. Al menos no para quienes la jornada laboral dura horas interminables, para quienes cuidan de alguien o para quienes no se pueden permitir parar. El descanso que supone amar y el alivio que acarrea llorar solo son patrimonio para quienes no se manchan las manos. Tierra de quién no la trabaja.

He escuchado tantas veces que el mundo es injusto que me he acostumbrado a que las injusticias pasen. ‘Algún día me reiré’, les digo a mis amigos que no saben cómo consolarme a pesar de las mil palabras que salen de sus bocas. Lo que yo sí sé es que pese a la escasez de tiempo y el correr de los días siempre ocupan alguna de mis horas porque el amor y el tiempo no bastan pero cuando aparecen, como migajas sobre el mantel, somos los primeros en darnos el que tenemos y eso, al menos para mí, ya es un consuelo.

Archivado en: Juventud
Sobre este blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Medio rural
Juventud y ruralidad Una encuesta revela la conexión entre ecología y bienestar mental
La iniciativa de los jóvenes del Colectivo Dispares ofrece una valiosa perspectiva sobre cómo en los entornos rurales se entiende la conexión entre salud ambiental y salud mental, ayudando a romper prejuicios y estereotipos sobre los más jóvenes.
Palestina
Iman Hammouri “En Gaza aún organizamos actividades artísticas para que niñas y jóvenes puedan contar con un espacio seguro”
Activista social y defensora de los derechos culturales, la directora del Popular Art Centre (Ramallah, Palestina), Iman Hammouri, es también cofundadora de la Palestinian Performing Arts Network.
Salud mental
Salud mental Jóvenes contra el estigma en salud mental: “La esquizofrenia no me define como persona”
El 41% de los adolescentes en España manifiestan haber tenido un problema de salud mental en los últimos doce meses, datos que tienen una doble lectura: por un lado, ya se habla de ello, pero, por otro, las cifras son altas.
Sobre este blog
Un espacio de encuentro y debate para personas que participan o están en los alrededores de ese difuso cuerpo conocido como Movimientos Sociales.
Ver todas las entradas
Pensamiento
Sarah Jaffe “En realidad tenemos que hacer menos. E impedir que algunas cosas sucedan”
La escritora y periodista Sarah Jaffe aborda el desengaño cotidiano al que nos aboca el mundo laboral e investiga cómo, a pesar de todo, las personas se organizan colectivamente en sus empleos para que “trabajar apeste menos”.
Ocupación israelí
Palestina Vivir en alerta: la resistencia palestina frente la ocupación israelí
La cruda realidad de las feministas palestinas que, ante la represión y las detenciones arbitrarias, continúan su lucha por la libertad, la justicia y los derechos humanos.
Que no te cuenten películas
Comunidad El Salto Suscríbete a El Salto y llévate seis meses de regalo a Filmin
Estas navidades, haz posible que El Salto llegue más lejos con sus contenidos críticos y llévate de regalo medio año de Filmin. Y si ya tienes Filmin, suscríbete a El Salto y regala el acceso a esta plataforma a quien quieras.
Análisis
Análisis El independentismo se reorganiza, pero ¿sigue siendo independentista?
Los partidos independentistas han sufrido la crisis del procés y el posprocés, y todavía no la han resuelto, sino, a lo sumo, la han aplazado. El PSC aparece como el ganador de una carrera con corredores agotados.
Madrid
Ciudades Fake Madrid, un paseo por los hitos del simulacro
Un recorrido por los grandes éxitos de la conversión de Madrid en una ciudad irreal.
Opinión
Opinión Sobrevivir pagando en el Álvaro Cunqueiro
Una de las victorias ideológicas del PP de Feijóo en Galicia ha sido hacernos creer que pagar por servicios esenciales en los hospitales durante el cuidado de nuestros enfermos es lo natural, que no hay otra manera de abordarlo, pero es mentira.

Últimas

Palestina
Eyad Yousef “No cuentes lo que queremos ser, cuenta lo que nunca hemos dejado de ser: un pueblo que quiere la paz"
Eyad Yousef es profesor en la Universidad de Birzeit, Cisjordania, y comparte su experiencia en una universidad que “representa el pluralismo y la libertad que tanto anhela la sociedad palestina”
Siria
Oriente Próximo Israel impone hechos consumados sobre Siria para condicionar la transición según sus intereses
“Está escrito que el futuro de Jerusalén es expandirse hasta Damasco”, dijo este octubre el ministro de Finanzas israelí, Bezalel Smotrich, uno de los exponentes ultras del Ejecutivo.
Ocupación israelí
Ocupación israelí Un tercio de los asesinatos de periodistas en 2024 fueron obra del ejército de Israel
Reporteros Sin Fronteras documenta la muerte de 18 periodistas en Palestina y Líbano este año “asesinados deliberadamente por hacer su trabajo” y habla de una “masacre sin precedentes” de profesionales del periodismo.
Crisis energética
Análisis Los aerogeneradores no son molinos, son gigantes
El megaproyecto eólico del Clúster Maestrazgo, punta de lanza del capitalismo verde, destruirá un área natural de alrededor de 1325 campos de fútbol.
Ecofeminismo
COP29 La brecha de género en las Cumbres del Clima
VV.AA.
Las cumbres del clima no están aisladas del resto de espacios políticos y también están atravesados por las dinámicas patriarcales, pero ¿en qué lo notamos? ¿cómo abordan las negociaciones climáticas las políticas de género?
Más noticias
Galicia
Galicia Activistas de Greenpeace instalan ‘una celulosa’ en la sede de la Xunta en protesta contra Altri
Los ecologistas han realizado una acción en la sede del Gobierno gallego de Alfonso Rueda para animar a gallegos y gallegas a asistir a la manifestación de este domingo en la Praza do Obradoiro, en Santiago de Compostela.
Comunidad de Madrid
Educación pública El Gobierno de Ayuso recula y aplaza hasta junio los despidos masivos en Educación
Integradoras sociales, enfermeras, educadoras, auxiliares y otros perfiles de personal laboral se enfrentaban a la incertidumbre de ser cesados en plenas vacaciones de Navidad.

Recomendadas

Fronteras
Túnez Túnez endurece la represión contra las ONG de ayuda a las personas migrantes
Mientras el presidente Kaïs Saied se prodiga en discursos racistas, el estado persigue a las entidades solidarias con quienes llegan al país, bajo el silencio cómplice de la Unión Europea.
Galicia
Economía ¿Quién lidera el negocio del eucalipto en Galicia al que Altri quiere sumarse?
El estallido social que ha producido el intento de la multinacional Altri y la Xunta de instalar una nueva celulosa en Galicia abre la necesidad de poner el foco en el sector forestal, donde se encuentran algunas de las mayores fortunas del Estado.
Siria
Rojava El rompecabezas sirio que estalló en Alepo
El nuevo escenario sirio se ha gestado bajo la intervención implacable de Turquía, patrocinadora del Ejercito Nacional Sirio y otros grupos yihadistas que libran la guerra de Erdogan contra el pueblo kurdo.