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Movimientos sociales
Destruye lo que te destruye
Para cambiar el mundo y construir un mundo más justo, sustentable, ecofeminista y queer es necesario tanto destruir como construir.
La cita de Marianne Williamson suena bien. No obstante, oculta la necesidad de destruir, de luchar en contra de las estructuras de poder o, simplemente, en contra de situaciones y actos negativos. Está sesgada hacia el lado positivo y, por ello, quizás sin pretenderlo, contribuye a mantener las cosas como están —quizás, eso sí, con un poco de gentrificación verde y psicología positiva—.
Para cambiar el mundo y construir un mundo más justo, sustentable, ecofeminista y queer es necesario tanto destruir como construir. Ocultar la necesidad de destrucción hace que Marianne Williamson sea cómplice del sistema capitalista heteropatriarcal y productivista que nos destruye.
En los últimos años se ha difundido en los movimientos sociales una exigencia de hablar siempre de lo positivo, de construir alternativas positivas, mientras que la destrucción o la lucha en contra de lo negativo —lo injusto, insostenible e indeseable— parecen no estar bien vistas. Esto ocurre especialmente en el caso del movimiento de transición, que rehuye de los conflictos y se caracteriza por una ausencia del análisis del poder.
En este texto me gustaría promover el poder de lo destructivo o “la pasión por la destrucción” que, según Bakunin, “es también la pasión creativa”.
Los limites de alternativas positivas
Como insumiso en Alemania durante la década de los noventa recuerdo siempre la misma crítica por mi rechazo a la prestación social sustitutiva: “¿No piensas que si te niegas a cumplir el servicio militar obligatorio, deberías hacer otra cosa alternativa?” ¿Por qué? ¿Por qué, si me niego a matar, tengo que hacer otra cosa? ¿No es suficiente con no matar?Unos proyectos ecológicos en un Barrio en Transición son bien compatibles con el capitalismo, extractivista y productivista, si no buscan cuestionar y cambiar el equilibrio de poder
Con ello no quiero decir que no sea necesario un cambio fundamental de los valores de nuestra sociedad, de luchar contra un militarismo muy profundo (tanto en el Estado español como en Alemania). No obstante, es ridículo exigir a una persona que se niega a matar —o a otro acto negativo— que debería hacer otra cosa. No hacer algo negativo —es decir, hacer nada— ya es en sí mismo algo positivo.
Quizá si, en vez de exigirnos tantas alternativas positivas, nos negáramos más a colaborar con la destrucción de nuestro planeta y dejáramos de contribuir con actos negativos (aunque nos exija salir de nuestra zona de confort), el mundo sería ya mucho mejor.
Mas allá, pensar que la construcción de alternativas es suficiente —o más útil— para cambiar el mundo, es en el mejor de los casos, simplemente, naif. Las alternativas, si llegan a ser exitosas, pronto se chocarán con los límites impuestos por el sistema hegemónico, o —si se quedan pequeñas— serán toleradas o cooptadas dentro de un capitalismo “verde” y al mismo tiempo salvaje. Unos proyectos ecológicos en un Barrio en Transición son bien compatibles con el capitalismo, extractivista y productivista, si no buscan cuestionar y cambiar el equilibrio de poder. El Barrio en Transición fácilmente se puede convertir en un proceso de gentrificación verde que deja al margen (o excluye) a las poblaciones marginadas, pobres, de inmigrantes … Mientras la clase media alta blanca heterosexual cisgénero disfruta de su isla verde en un mar de pobreza y exclusión.
Además, la destrucción de nuestro planeta deja cada vez menos espacios para la construcción de alternativas. ¿Cómo podemos construir una alternativa ecológica y social en un espacio cuando se le quiere extraer, al mismo tiempo, minerales a cielo abierto, o utilizar esas mismas tierras para plantaciones de palma africana (uno de los conflictos mortales en el Colombia pos-acuerdo de “paz”)? o ¿Cómo desarrollar una agricultura ecológica (o permacultura) cuando la industria química está contaminando el aire, el agua y la tierra de los que dependes?
Las estructuras y dinámicas del capitalismo extractivista, productivista y heteropatriarcal están amenazando las bases de nuestra vida, y centrarnos sólo en crear algo positivo hace poco para frenar estas dinámicas y cambiar estas estructuras.
La necesidad de decir “no” y resistir
Bill Moyer, activista e investigador en movimientos sociales de los EE.UU. y desarrollador del Plan de Acción de Movimientos, dice que un movimiento tiene que convencer a la ciudadanía (al menos) tres veces de: que existe un problema; que la política actual es parte del problema (y que hay que oponerse); que las alternativas propuestas por el movimiento proveen una solución.En este sentido, el decir “no” es fundamental, incluso antes de promocionar las soluciones. Sin entrar en un debate del Plan de Acción de Movimientos, una de las primeras tareas importantes para cualquier movimiento social es la deslegitimación de la política actual y de los poderosos (uso conscientemente “poderosos” en masculino, por que se trata de una estructura patriarcal, y una mayoría de ministras en el Gobierno no cambia nada en el carácter patriarcal de la estructura de poder). Solamente cuando una mayoría de la ciudadanía apoya al “no”, empieza la difícil tarea de promover un cambio de paradigma y las soluciones alternativas.
De nuevo, no siempre hacen falta alternativas. El “no” a la destrucción puede ser suficiente. Un “no” activo, es decir, uno que no se limite a una expresión de una preferencia, sino que incluya una resistencia noviolenta activa. No obstante, estamos de acuerdo en que sí hacen falta alternativas a las estructuras y dinámicas destructivas: al capitalismo extractivista, productivista y heteropatriarcal.
El papel de las alternativas
Aunque pienso que deberíamos emplearnos más a fondo en destruir lo que nos destruye (en palabras de Ton Steine Scherben): en decir “no”, negarnos a colaborar con la destrucción de las bases de nuestra vida, resistir, etc. No quiero decir que basta con decir “no”, es decir, no nos podemos olvidar de las alternativas. La pregunta es otra: ¿Que alternativas necesitamos?Es obvio que solamente con el “no”, con la “pasión de destrucción” (Bakunin) tampoco podemos construir otro mundo más justo y sustentable. Necesitamos otras formas de relacionarnos y organizarnos de manera horizontal (sin estructuras de poder formales ni informales/ocultas), otras formas de economía, otras formas de justicia... Y estas no van a surgir de la nada cuando hayamos destruido todo lo que nos destruye – ni tampoco podemos destruir todo sin crear estructuras alternativas (pero sí que podemos destruir mucho sin esperar a las alternativas).
Las estructuras de nuestros movimientos, de unos pequeños proyectos alternativos, son espacios para aprender y practicar nuestras alternativas, y pueden servir como modelos para nuevas estructuras cuando hayamos sido capaces de destruir finalmente el sistema hegemónico capitalista heteropatriarcal. En este sentido son muy necesarios tanto la construcción de modelos alternativos como el desarrollo de prácticas alternativas. Pero no sólo.
A destruir!
Entonces, me gustaría proponer que nos pusiéramos a destruir, con pasión. No de forma arbitraria; al contrario. Deberíamos ponernos a destruir de una manera estratégica, identificando las políticas, estructuras o instituciones claves que están destruyendo las bases de nuestras vidas, y buscando destruirlas de forma noviolenta. Esto requiere organización, requiere estrategias, requiere el desarrollo de nuevas prácticas de resistencia, de un cambio social profundo.Vamos a construir y a crear también. Pero por el camino vamos a destruir lo que nos destruye.
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Renunciar al amor romántico dependiente, falaz, efímero y genital socavaría las estructuras del capitalismo porque sería tomar conciencia de otras dimensiónes del ser humano.
Solo la enésima reposición de Prety Woman en la tele, demuestra el interes del sistema en inocular ese tipo de amor romántico hegémonico que perpetua el patriarcado, la desigualdad de género y la violencia machista.
El postrromanticismo o antirromanticismo establecería unas bases más sostenibles y menos explosivas de las relaciones humanas.
Podría comentar mucho y variado, pero me centro en el apartado del servicio militar. En primer lugar, hacer el servicio militar puede que sea inútil, pero no es matar. Yo no hice el servicio militar, pero muchos de mis amigos lo hicieron y nadie mató a nadie ni a nada. En cuanto a porque tengo que hacer algo si no hago el servicio militar ¿desde cuando El Salto es un medio liberal? Tienes que hacer algo porque el resto de ciudadanes de tu país hemos costeado tu educación y tu sanidad mientras que eras un niñe y un adolescente, lo menos que puedes hacer es dedicar unos meses de tu vida a trabajar en algo social para devolvernos el favor. En la URSS, les estudiantes universitaries no pagaban ni un rublo por su educación, pero al terminar su carrera trabajaban el primer año a beneficio del Estado, ¿no es lo justo?
Aparte de adiestrarte matar y obedecer ciegamente, el servicio militar no sirve para gran cosa.
Incluso hacer amigos dando una vuelta vagabunda por el mundo es mejor alternativa para servir a una sociedad.
Adiestrarte para matar, sí claro. Has visto muchas películas. Tu padre habrá hecho el servicio militar, lo consideras "adiestrado para matar"?
Claro, claro...películas. Les daban el cetme para limpiar el cuartel.
Les hacen jurar bandera para demostrar el amor a la patria y no para juzgarles militarmente si desertan.
En tu mundo maravilloso, los ejercitos son ong de defensa del amor patrio.
Ok, pero también te parece mal una prestación social sustitutoria sin CETMEs de por medio??
Y de dónde se saca éste que el Estado somos todos y nos representa? Vive en los mundos de yuppi?
¿Usted no es parte del Estado? ¿Es usted un liberal y está en contra de la educación y sanidad pública? ¿O es usted un parásito social está en contra de financiarla y a favor de recibirla?
Aparte de destruir o construir, también se pueden hacer las cosas de otro modo. Algunas sugerencias:
Renunciar al amor romántico.
No renovar todas las temporadas el vestuario.
Combatir la soledad con encuentros cara a cara.
Desconectarse totalmente de las anestésicas redes sociales (aprendamos de los pensionistas en lucha).
Sacar nuestro escaso dinero del banco que especula con él.
No movernos en coche solos. No comprar coche si no lo necesitamos. Andar más.
No votar a partidos que quieran alcanzar el poder renunciando al cambio profundo.
Visitar a los abuelos los fines de semana.
Ir al cine sin comer nada.
Separar la basura como un juego a vida o muerte.
Trabajar en lo que te guste aunque cobres menos.
Y bueno, todo eso que no alimente el sistema canibal.
¿Renunciar al amor romántico? ¿Enamorarse es el sistema? ¿Amar es opresor? Estáis como una cafetera.
Que pienses que renunciar al amor romántico signifique la imposibilidad de enamorarse patentiza que esa forma de amor hegemónico te impide ver otras posibilidades de practicar el amor.
Es muy difícil escapar a miles de toneladas de literatura y billones de metros de películas que abonan esa única manera de enamorarse.
Que se critique una forma de amar por ser mainstream patentiza que los "próceres de la justicia social" no buscan la libertad del individuo y la justicia social, sino hacer a las personas por un patrón. No son muy distintos a otras tendencias totalitarias, solo cambia el patrón. Pero bueno, a seguir deconstruyendose, como las tortillas de Arguiñano.
Comparto muchas de tus aportaciones, pero todas implican destruir, utilizar un "lenguaje moderado" o "leguaje positivo" no cambia el significado. En eso precisamente hace hincapié el autor.
Destruir el amor romántico que nos impide amar de verdad y luego contruir otro más sincero y real.
No entiendo que tiene de malo el amor romántico. Estamos luchando para que se normalice el amor entre desde y hacia todos los géneros, pero no permitimos los distintos tipos de amor. Así que la premisa es "ama a quien o quienes quieras, pero ámalo como yo te diga", todo muy lógico.
"Me cago en el amor"
https://www.youtube.com/watch?v=cu3K1njbYqs
"No puedo convencer a mi corazón Si yo no dudo y estoy seguro que el tiene razón No voy a asesinar esa sensación Si yo la quiero yo la deseo aunque me de dolor Yo no quiero sufrir pero aquí estoy Y estoy sufriendo y no me arrepiento me cago en el amor"
Pues tienes toda la razón. Qué Manolín sea un hombre transgenero polisexual = BIEN, que Manolín se enamore = MAL.