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Brecha digital
Cuando la tecnología se encuentra con el bien común
Vocal de la junta directiva de Ingeniería sin Fronteras Galicia y Profesora Titular de la Universidade da Coruña (grupo TALIONIS – CITIC)
Hoy en día nadie se cuestiona el papel fundamental que tiene la tecnología en la sociedad y en la vida de las personas. En los últimos años se ha asistido a un crecimiento exponencial de recursos tecnológicos, muchas veces haciéndonos creer que son absolutamente necesarios para la vida diaria y estimulando su compra masiva. Ya no son extraños conceptos como “internet de las cosas”, “inteligencia artificial”, “bigdata”, e incluso el “metaverso” que está emergiendo con fuerza, y se constata que el número de teléfonos inteligentes supera ya al de la propia población española (alcanzado un 116,2% en el año 2021).
Ya sean un medio para el desarrollo de diferentes actividades o un fin en sí mismos, los productos y servicios tecnológicos deben estar al servicio de la sociedad, garantizar la igualdad y promover su uso por parte de todas las personas. No obstante, hace más de 15 años que se empezó a utilizar el término de brecha digital para referirse a la desigualdad existente en el acceso, uso y disfrute de los dispositivos tecnológicos, debida a factores demográficos, de pertenencia social, políticos o económicos. Esta realidad se ha constatado en tiempos de pandemia y confinamiento, siendo en sí misma una forma de exclusión social. En este sentido, se ha demostrado que uno de los colectivos más desfavorecidos por esta división tecnológica es el formado por las personas con algún tipo de discapacidad y las personas mayores.
Ya sean un medio para el desarrollo de diferentes actividades o un fin en sí mismos, los productos y servicios tecnológicos deben estar al servicio de la sociedad, garantizar la igualdad y promover su uso por parte de todas las personas.
Pongamos por caso que alguna de nuestras capacidades a nivel motor (movimiento de diferentes partes del cuerpo y coordinación), sensorial (audición o visión), cognitivo (comprensión de la información) o comunicativo (comprensión y expresión de los mensajes) se encuentra alterada o se ha modificado por diferentes causas… ¿tendríamos más dificultades para usar del móvil, consultar el correo electrónico o participar en redes sociales? La respuesta a esta pregunta debería ser negativa, pero es evidente que todavía no podemos afirmar que este uso no se encuentre totalmente normalizado.
Por ello, toda línea focalizada en el desarrollo e innovación tecnológica debe ser lo suficientemente estratégica como para poder albergar y dar solución a las necesidades y demandas de una gran diversidad de personas usuarias. Además, es importante que surjan nuevos dispositivos y aplicaciones que estén dirigidos específicamente a solventar algunas de las dificultades percibidas por las personas con discapacidad. La combinación de estos desarrollos con la premisa de su acceso asequible sería la ideal, pero todavía dista bastante de convertirse en una realidad.
Se puede hacer mención aquí de soluciones tecnológicas, tanto software como hardware, que ya existen y que permiten, por ejemplo, acceder y controlar el ordenador a través de los movimientos oculares y así mejorar también su comunicación. También se pueden mencionar pulsadores, ratones y teclados adaptados a diferentes niveles de destreza manipulativa. El principal obstáculo para el uso de estos recursos es su precio, excesivamente alto para garantizar que puedan ser adquiridos, en condiciones de igualdad, por todas las personas que los necesiten, siendo así un factor de exclusión.
El principal obstáculo para el uso de recursos tecnológicos para la inclusión de las personas con discapacidad es su precio, siendo así un factor de exclusión.
Por suerte, también se cuenta con otras soluciones más asequibles e incluso gratuitas, que han surgido de la labor altruista de personas particulares u organizaciones, o de proyectos financiados. Esto es lo que podemos denominar como tecnología para el bien común, es decir, desarrollos y soluciones tecnológicas que promueven la participación, atendiendo a necesidades sociales y cuyo coste permita su acceso y uso equitativo. A nivel nacional, se destacan varios proyectos que son, actualmente, muy potentes, y cuyo surgimiento ha permitido mejorar los procesos comunicativos y de acceso a dispositivos informáticos por parte de la población con discapacidad. Entre ellos, se puede mencionar al portal ARASAAC (del Centro Aragonés para la Comunicación Aumentativa y Alternativa), al proyecto Fressa (que ha generado múltiples aplicaciones software para facilitar el uso del ordenador y de tableros de comunicación) o al proyecto ACCEGAL (que ha creado APP para facilitar la comunicación y el entrenamiento de capacidades cognitivas de forma fácil e intuitiva).
Todos estos recursos que caben bajo la denominación de bajo coste están a disposición de las personas con discapacidad y de los profesionales que trabajan con ellas. Sin embargo, se han detectado algunos factores que incluso dificultan su uso y aplicación masiva, como puede ser el desconocimiento y falta de información sobre su existencia, el escaso mantenimiento técnico de algunos recursos, o la ausencia de un servicio de reparación y/o asesoramiento para la utilización activa de los mismos.
VisualTECH es una plataforma online y colaborativa para el mapeo, categorización y difusión de la tecnología y productos de apoyo que ayuden a promover la participación y actividad de las personas con algún tipo de discapacidad. Viene a paliar el desconocimiento y falta de información sobre esta herramientas.
Para paliar alguna de estos problemas ha surgido VisualTECH. Se trata de una plataforma online y colaborativa para el mapeo, categorización y difusión de la tecnología y productos de apoyo de bajo coste, que ayuden a promover la participación y actividad de las personas, especialmente de aquellas con algún tipo de discapacidad. Con ella se pretende una completa difusión de la información sobre tecnologías inclusivas, facilitando la localización de los recursos disponibles. Su desarrollo está siendo posible gracias a un trabajo de colaboración entre el grupo de investigación TALIONIS de la Universidade da Coruña y el Grupo de Trabajo de Tecnologías Inclusivas de Ingeniería sin Fronteras Galicia, para dar un impulso consciente y coherente a estas iniciativas de tecnologías de apoyo ya iniciadas, desde la participación colectiva y voluntaria.
Los retos seguirán existiendo mientras no se consiga disminuir la brecha digital. La motivación y voluntariedad son elementos intrínsecos que deben ir de la mano para encontrar el bien común en los recursos tecnológicos.