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Cuando se cumplen 89 días desde los ataques de Hamás a Israel y la posterior campaña de limpieza étnica iniciada por el Estado sionista, la cifra de víctimas palestinas ha alcanzado las 22.313, casi un 1% de la población que vivía en la Franja de Gaza antes de esta campaña. Nueve mil de ellas son niños y niñas. Según el Ministerio de Salud de Gaza, hay también casi 58.000 personas heridas desde el 7 de octubre. En la jornada entre el 2 y el 3 de enero, las autoridades palestinas denunciaron diez masacres contra familias palestinas, en las que murieron 128 personas. En Cisjordania, las víctimas mortales desde el 7 de octubre ascienden a 324. Del lado israelí, las cifras oficiales de muertos siguen en torno a las 1.139 personas víctimas de los ataques de Hamás.
La UNRWA, oficina de Naciones Unidas en el conflicto palestino, denunció 315 personas que se alojaban en refugios de su organización han muerto y al menos otras 1.148 han resultado heridas. Además, otras 142 trabajadoras de la agencia han sido víctimas mortales de los ataques de la FDI.
El comisionado general de la UNRWA, Philippe Lazzarini, sigue dando la voz de alarma sobre “la constante deshumanización y la promoción desenfrenada del discurso de odio” que agrava el sufrimiento insoportable de la población en Gaza. La organización sigue denunciando la situación de hambruna y la extensión de enfermedades infecciosas fruto del hacinamiento en el sur de la Franja, especialmente en la ciudad de Rafah.
Nearly 90 days of war in #Gaza, the situation is dire. Overcrowded streets of Rafah witness the alarming spread of disease. Famine looms, exacerbated by restricted access
— UNRWA (@UNRWA) January 3, 2024
It's critical for a humanitarian #ceasefire to provide urgent aid & end this forced, continuous displacement pic.twitter.com/FfCdjhElGi
Por su parte, el Comité para la Protección de los Periodistas expuso los datos de periodistas muertos desde el 7 de octubre. Son un total de 87: 80 palestinos, tres libaneses y cuatro israelíes. Los ataques más fuertes se están produciendo en las últimas jornadas en torno a la ciudad de Khan Younis, en el sur de la Franja de Gaza.
Times of Israel, tabloide afín a la derecha del Likud —partido de Netanyahu— publicaba ayer un confidencial sobre las presuntas conversaciones de oficiales del Gobierno israelí con mandatarios internacionales, concretamente se citaba a la República Democrática del Congo, para el desplazamiento de refugiados gazatíes. La información cita palabras de la ministra de Inteligencia de Israel, Gila Gamliel: “Al final de la guerra, el gobierno de Hamás colapsará, no habrá autoridades municipales, la población civil dependerá totalmente de la ayuda humanitaria. No habrá trabajo y el 60% de las tierras agrícolas de Gaza se convertirán en zonas de seguridad”.
Acusaciones de Hezbolá e Irán
La preocupación sobre un incremento de la escalada de violencia en el conjunto de Oriente Medio ha seguido creciendo en las últimas horas. Al asesinato de Saleh al-Arour, líder de Hamás, en en las afueras de Beirut (Líbano), en una acción que Israel no ha reivindicado, se le ha sumado el miércoles un ataque que ha tenido lugar en Kermán (Irán).
Dos bombas han acabado con la vida de más de cien personas que asistían a la ceremonia de homenaje a Qasem Soleimani, general iraní asesinado por drones operados por Estados Unidos el 3 de enero de 2020. Unido al bloqueo por parte de la milicia hutí del estrecho de Bab el Mandeb en el Mar Rojo, la situación parece encaminarse a un enfrentamiento de Israel y su más firme aliado, Estados Unidos, a escala regional. Está previsto que Antony Blinken, secretario de Estado de EE UU, visite este próximo sábado Turquía para consolidar los acuerdos con Turquía, otro de los actores principales de la zona, que ha sido muy crítico con el Gobierno de Benjamin Netanyahu.
Ayer, Hasan Nasrallah, líder de Hezbolá, acusó directamente a Israel de estar detrás del asesinato de Saleh al-Arour, que denunció como una “flagrante agresión israelí”. Nasrallah también tuvo palabras de recuerdo para Qassem Soleimani, de quien dijo que era una figura clave para los “movimientos de resistencia” de la región.
Ahmad Vahidi, ministro de Interior iraní, culpó a Israel de la masacre: “No tengo la menor duda de que el Mossad estuvo detrás del ataque terrorista en Irán, cuyo objetivo era matar civiles”, declaró ayer.
John Kirby, portavoz del Departamento de Defensa estadounidense, afirmó que el Pentágono no tiene información sobre quién está detrás de los ataques: “No tenemos indicios de que Israel esté involucrado de alguna manera en la reciente explosión en Irán”, asimismo, negó la implicación de EE UU en los asesinatos en Líbano: “No tuvimos nada que ver con el ataque ocurrido en Beirut”.
EE UU reconoció ayer la “imposibilidad” de derrotar a Hamás y que la intención oficial del país es que el conflicto escale a una dimensión regional, una posibilidad cada vez más próxima. Canadá, Alemania y Suecia han pedido a sus ciudadanos en Líbano que abandonen ese país.
Nada parece indicar, sin embargo, que la Casa Blanca esté planificando un cambio de rumbo respecto al apoyo a los planes de Netanyahu. El 30 de diciembre, el Gobierno de Joseph Biden aprobó la transferencia de armamento por valor de 147,5 millones de dólares a Israel. Se trata de una medida tomada en régimen de “emergencia”, lo que ha permitido a la administración presidencial eludir la autorización del Congreso y el Senado. En total, se ha calculado que la ayuda que Estados Unidos dará a Israel en 2023 y principios de 2024 suma unos 18.000 millones de dólares.
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Es muy evidente el papel agresor del sionismo, ya sea en Siria, Líbano o Irán. De echo, su verdadero objetivo político es la colonización de todos los países árabes vecinos, cosa que ya comenzó en el 1967 con la ocupación ilegal de los Altos del Golan sirios y el Sinaí egipcio.
El gran capital yanke, al igual que en Ucrania, vuelve a salir ganador con la matanza industrial de la población local.
Vivimos una época en la que la confrontación parece lo normal y eso nos va llevar al precipicio.
Cuando unos locos gobiernan Israel se obtienen estas cosas, además la guerra es popular en Israel porque están acostumbrados a ganar e internamente Netanyahu está débil y acosado por todas partes, no es la primera vez que Israel lanza una campaña de bombardeas con excusas peregrinaa escasos días de las elecciones, este caso es distinto pero muestra cuanto valen las vidas humanas para estos psicópatas.
Más incomprensible es lo de Biden, este año hay elecciones y tiene los peores resultados para un candidato que se recuerdan, desde luego el votante de izquierdas que no será numeroso pero fue quien le dió la victoria no está contento con el comportamiento de Israel y ahora EEUU se enfrenta a una guerra regional, Israel lo apuesta todo a un apoyo incondicional de EEUU y si va perdiendo intervención militar, un suicidio político para Biden, sin embargo no creo que se atreva a quitarle el apoyo, y esa es la "grandeza" de las democracias, las vidas humanas sólo valen algo si dan réditos electorales.