Laura Zúñiga Cáceres: “España tiene una responsabilidad en la realidad hondureña”

Laura Zúñiga continua la lucha de su madre, Berta Cáceres, mientras combate la impunidad a tres años de su asesinato, y denuncia cómo el régimen hondureño sigue acosando a quienes defienden el territorio con la complicidad de estados como España. 
Laura Zúñiga Cáceres
Kike Castro Laura Zúñiga Cáceres
22 may 2019 09:51

Tiene solo 26 años y habla con el aplomo, la fluidez y la convicción de quien lleva mucho tiempo en la lucha y tiene muy claro el diagnóstico de las amenazas, la potencia que esconden algunas resistencias. Forma parte del COPINH, el Consejo Cívico de Organizaciones Populares e Indígenas de Honduras, como también formó parte su madre. Lucha para que se haga justicia para Berta Cáceres, y para todas las víctimas de la dictadura extractivista hondureña, y recuerda que para que esto suceda, también hay que presionar a estados como el español, con su carga de responsabilidad en lo que sigue pasando en Honduras. 

Con Laura Zúñiga Cáceres pudimos conversar hace algunas semanas, cuando estuvo en Madrid para asistir a la presentación de un informe de la fiscalía española sobre el primer juicio del asesinato de su madre. Horas antes de tomar un vuelo de vuelta a casa, nos habló de la lucha del pueblo Lenca, de la resistencia de las mujeres hondureñas, de cómo la impunidad devora los derechos, y de la oleada represiva que se cierne sobre Latinoamérica. 

¿En qué consiste el proyecto hidroeléctrico de Agua Zarca contra el que lleváis años luchando?
Es un proyecto que se genera a partir del Golpe de Estado de 2009 que se da en Honduras y de los paquetes de concesiones mineras y energéticas que se aprueban en ese momento. Como proyecto nace ya desde un lugar ilegal e ilegítimo, de fractura de la institucionalidad hondureña. Quien lo lleva adelante es la empresa de Desarrollos Energético Sociedad Anónima, DESA. Se trata de una empresa nueva que nace para ejecutar ese proyecto, pero sus socios, quienes tienen el capital, son personas que ya se dedican a este tipo de industria extractivista, los empresarios más ricos de Centroamérica, gente con mucho poder.

En la estructura de DESA hay varios personajes, entre ellos David Castillo, que es el gerente general. Es un ex militar, que fue entrenado en el West Point en Estados Unidos, está vinculado a la Inteligencia y a partir de su rol como interventor de la Empresa Nacional de Energía Eléctrica logra tener información sobre el proyecto. Con esa información se asocia con esa familia rica, la familia Atala. Se juntan e intentan empezar a construir este proyecto, hidroeléctrica Agua Zarca, sobre un río llamado Gualcarque, que es un río que pasa por territorio Lenca. Nace en nuestro territorio y, para la cosmovisión Lenca, es un río sagrado.

Y para defender ese río, ¿cómo se organiza la resistencia?
El pueblo Lenca es un pueblo que, históricamente, ha defendido su territorio, tiene un anclaje y un entendimiento de qué implica el territorio, los ríos, el agua, el aire, el cielo, la tierra, nuestros propios cuerpos. Cuando empiezan a concesionarse estos paquetes después del golpe de estado, hay una alerta general en toda la población porque se concesionaron todos los ríos de la región Lenca. Concretamente, la población que hace resistencia a este proyecto, es la de Río Blanco, una comunidad que está en las orillas de río Gualcarque. Se empiezan a organizar en asambleas para decidir si entra o no el proyecto, más de cien asambleas deciden que no y se organiza esta población en el COPINH.

En el que momento en el que se empieza esa resistencia, Berta Cáceres es la directora general del COPINH, tiene ese liderazgo, aunque entendiendo que son los pueblos los que deciden. Empieza a denunciarse, se hacen tomas de carretera, y el primero de abril de 2013 se toma la calle que era donde pasaban las maquinarias, esa toma se conoce como la toma del Roble y duró casi un año. Eso es la resistencia, ha sido también hacer lo que se entiende como control territorial en los territorios ocupados por la empresa: ir y estar en ese lugar, caminar, recorrerlo como propio, porque realmente pertenece a los pueblos. 

Queremos que el mismo Estado reconozca que la concesión de Agua Zarca es inconstitucional y es ilegal porque se da sin consulta hacia los pueblos, y además es criminal porque es un proyecto que se llevó la vida de Berta Cáceres, pero también de otros compañeros 

También en los últimos años hemos llevado una lucha que tiene que ver con la parte jurídica: que el mismo Estado reconozca que esa concesión es inconstitucional y es ilegal porque se da sin consulta hacia los pueblos, y además es criminal porque es un proyecto que se llevó la vida de Berta Cáceres, mi mami, pero también de otros compañeros y compañeras, como por ejemplo la vida de Tomás Rodríguez, que también fue asesinado por defender el territorio y que era un líder de la comunidad.

¿Cuál es el lugar de las mujeres en la resistencia?
Cuando se da el golpe de estado hay un fenómeno que es bien bonito: toda la gente se une para luchar contra él porque se entiende que en ese momento histórico no podía suceder eso, y además porque era un atentado directo hacia la vida del pueblo hondureño. En ese encontrarse las mujeres se van también acuerpando, van tejiendo redes. Empieza a haber una lucha que va más allá del golpe y que tiene que ver también con todas las injusticias que se viven cotidianamente.

Se da también algo muy interesante: los liderazgos de las mujeres a nivel nacional. Una estaba acostumbrada a ver liderazgos de mujeres tal vez en la comunidad, más reducidos, con muchos problemas porque claro también está el machismo. Verlo a nivel nacional, fue bien interesante, animó a más mujeres a salir a organizarse, se creó ahí Feministas en Resistencia, una nueva propuesta feminista que no venía de estar sentada en una oficina, de lo que siempre se entendió —a veces mal— como feminismo en el sentido de algo medio burgués. Estas feministas venían de la calle, del enfrentarse con la policía, de poner el cuerpo a la represión.

¿De qué manera ha atravesado el eje feminista al COPINH?
Venimos de 26 años de construir, de debatir, de disputar espacios en los que se decidió asumirse, siendo una asociación mixta e indígena que tiene cargas históricas de machismo bien importantes, como una organización antipatriarcal. Eso fue muy importante, y en esa decisión también se dijo que el 50% de la directiva tenía obligatoriamente que ser conformada por mujeres.

Las mujeres en el COPINH tienen un papel de liderazgo, tienen un papel de guardar la memoria histórica del pueblo, y tienen un papel, también, de guardar el tejido social que muchas veces se rompe en la represión de una dictadura. La implementación de un proyecto extractivo busca romper el tejido social y somos las mujeres las que en este momento estamos guardando este tejido, reconstruyéndolo desde la comunidad pero tambien desde esta línea intergeneracional.

Las mujeres en el COPINH tienen un papel de liderazgo, de guardar la memoria histórica del pueblo, y de preservar el tejido social que muchas veces se rompe en la represión de una dictadura
Yo soy hija, como mi mami es hija, y este guardar la resistencia como desde otro lugar, desde otro espacio, también es interesante pensarlo en el rol de las mujeres, sobre todo las indígenas, que guardamos la memoria diferente, que nos entendemos enlazadas desde otro lugar que tiene que ver también con la espiritualidad, con la resistencia, con la lucha, con nuestro mismo cuerpo como un territorio en disputa. Los cuerpos de las mujeres tuvieron muchas veces que revelarse a ser trofeos de guerra. Toda esa historia es lo que también se va guardando: es esa capacidad de tejer redes, incluso conspirar, frente a los otros. Lo aprendimos siempre, pues siempre venimos haciendo esa resistencia para vivir, por eso estamos vivas, por eso hay mujeres indígenas, por eso hay pueblos indígenas. 

A veces se relaciona vuestra lucha con el ecofeminismo
Yo creo que hemos asumido en el COPINH la lucha antipatriarcal porque vamos intentando construirla desde la base. Nos cuesta como organización asumirnos feministas, porque eso también implica una responsabilidad. Vamos construyendo ese camino gracias a otras compañeras, pero nosotras, por ahora, nos asumimos como antipatriarcales. 

Personalmente, junto a otras compañeras del COPINH, intentemos trabajar desde el feminismo, sobretodo desde los feminismos territoriales, comunitarios, porque también es nuestra realidad, y porque entendemos también que hay que trabajar un feminismo descolonizado frente a la historia que nos plantea el feminismo blanco, o el feminismo de Europa, como cuando se reivindica a las brujas que quemaron acá —y que es super interesante y hay que reivindicarlas— pero se desaparece también toda la historia de las mujeres de América Latina. Intentamos proponer desde ahí, enlazando y tejiendo redes con feministas de otros lugares.

El extractivismo es un proceso que se reproduce a nivel regional provocando la resistencia de los pueblos ¿con qué otras luchas os sentís vinculadas en el continente?¿qué alianzas se trazan?
Yo creo que cada país tiene sus particularidades, cada zona tiene sus propias especificidades de qué es lo que se quiere extraer, la forma en la que se hace. Pensamos en Honduras, en que ha sido el portavión de los Estados Unidos, por ejemplo, donde se han ensayado políticas de represión. Nuestra historia es diferente a la de El Salvador y Guatemala, pero toda la región tiene problemas comunes y al final las fronteras se diluyen cuando nos pensamos como pueblo. 

Hemos visto cómo en los últimos años empieza a haber una ofensiva represiva, los gobiernos de derecha empiezan a ser mucho más virulentos, y esto nos sitúa en lugares muy parecidos, porque también las políticas de Estados Unidos o Europa, las estrategias que se dan para saquear nuestro territorio, son similares, van entendiendo qué es lo que les funciona en un lugar, qué no les funciona, y cómo romper esto de lo que hablábamos que son los tejidos sociales.

Vimos por ejemplo cómo el golpe de Estado en Honduras habilita golpes de Estado en Paraguay y en Brasil, yo creo que la fractura de la institucionalidad es algo muy marcado y que marca la construcción de la lucha desde otro lugar. No es lo mismo un gobierno que llega por elección que un gobierno que se impone por la fuerza, a pesar de que tengan políticas muy similares. Eso nos hermana y también nos crea mucha empatía, nosotros con Brasil tenemos mucha empatía porque entendemos la indignación de lo que es un golpe de Estado.

Está también la represión concentrada en los pueblos indígenas, la estigmatización, y las políticas de asesinato que vemos en Colombia. Sabemos que son políticas que se aplican ahí, pero que esas formas bestiales de represión se ensayan, aprenden, practican también en nuestros territorios. O la guerra contra el narco que se dio en México, pero también todas las redes de narcotráfico y trata que se hermanan con las empresas extractivas. En México eso pasa.

Empezar a ser disruptivas respecto a sociedades conservadoras es muy importante, que se hable en Argentina o en Chile del aborto, nos habilita la posibilidad de que en una sociedad tan conservadora como la de Honduras se pueda hablar de aborto

Vamos aprendiendo que nuestros pueblos tienen luchas similares pero también que ejercen mucha resistencia, nosotros nos hermanamos en la lucha contra la militarización, en los 2000, cuando ni siquiera nos imaginamos que habría un golpe de estado, ya estábamos organizados con otros pueblos, con otras regiones aprendiendo sobre Colombia, sobre México, nos hermanamos contra los Tratados de Libre Comercio. Ahora, por ejemplo, con muchos pueblos estamos pensando cómo se quiere hacer retroceder el derecho a la consulta, que es tan básico. El convenio 169 de la OIT, que en su momento fue progresivo, la misma OIT lo quiere hacer retroceder quitándonos derechos.

Podemos encontrar muchos puntos en común también en tema de las mujeres. Salir a las calles, empezar a ser disruptivas respecto a sociedades conservadoras es muy importante, que se hable en Argentina o en Chile del aborto, nos habilita la posibilidad de que en una sociedad tan conservadora como la de Honduras se pueda hablar de aborto, se pueda incluso proponer que la pastilla anticonceptiva de emergencia no sea penada. América Latina a veces se siente como un solo pueblo, se crea teoría, se crean narrativas desde ese lugar que son muy ricas. Voy a otros lugares y escucho debates que en América Latina los tenemos superados, y ahí se ve el acumulado histórico, teórico, político, organizativo que tenemos.

¿Qué precio específico pagan las mujeres por resistir?
Para las mujeres defender el territorio tiene grandes dificultades. Primero se asume el riesgo que tiene todo ser humano y es que le puedan criminalizar, que le hagan campañas de odio, que lo puedan matar. Pero además de eso se usa para la ruptura del tejido social todo el ataque, todas las estrategias que el patriarcado ha construido durante tantos años para acabar con la resistencia. Vemos, por ejemplo, las campañas que se basan en su vida personal, en lo que usted hace o deja de hacer. Se instala como legítimo que alguien la pueda asesinar por ser su pareja o tener un grado de intimidad.

Imagínense ustedes que DESA lo que propone es que mi mami era amiga del gerente general de la empresa, era no sólo el que reprimía, el que aplicaba las políticas de represión, el que daba las estrategias, también era un acosador, la buscaba, la perseguía, y eso se presenta como una amistad por parte de la empresa. Es muy retorcido. Utilizan su vida personal y además utilizan a veces las debilidades que una tiene como mujer, porque nosotras nacimos en el patriarcado. Intentamos no caer, pero una nunca se salva de ser vulnerable ante la violencia machista que no siempre viene de las empresas o de los gobiernos, sino que a veces viene de los compañeros.

Existe además como posibilidad para las mujeres la violencia sexual , existe la estigmatización, que le hagan escarnio público por lo que usted hace o deja de hacer: las empresas extractivistas y los gobiernos tienes muchas más herramientas para el ataque hacia las mujeres con una sociedad que legitima estos ataques, que los ve normales. Crean discursos en los que a una le dicen, bruja, puta, o que se vende, todo esto lo van narrando y lo van construyendo. Que por qué no se preocupa por su casa, de su pareja, y eso entonces invisibiliza toda la lucha que una tiene. Es complicado a veces pero yo creo que también una tiene su fortaleza, no es que la doblan así no más.

Viniste a Madrid para estar en la presentación de un informe de la fiscalía española sobre el primer juicio relativo al asesinato de tu madre, ¿cuáles fueron las principales conclusiones?

Una de las cosas que a mi me llaman la atención tiene que ver con la continua exclusión que sufrimos como víctimas. Exclusión por parte del sistema judicial que no nos reconoció, que nunca nos dio información, que no nos tomó en cuenta y que nunca respondió a nuestras dudas. Respondía a la prensa, pero no a nosotras. Hay un momento concreto que es cuando nos expulsan del proceso judicial, expulsan a nuestros abogados pero también nos niegan la posibilidad de estar presentes incluso en el juicio de los asesinos de mi madre. Nos sacaron.

También sobre la pérdida del expediente: una jueza lo saca, casualmente se lo roban, y ante eso la suspendieron por un a mes con goce de sueldo, le dieron un mes de vacaciones, También se habló sobre las pruebas, porque no se permitió que se admitieran pruebas propuestas por nosotras, cuando hacíamos parte. Se saca información que es prueba importante para el caso de la empresa DESA y nunca se llama como testigos a quienes administran, a los socios de esa empresa. ¿Por qué no, si tienen una conexión directa? 

Una necesita seguir retando al sistema judicial para que responda a las víctimas, no solo en el caso de Berta Cáceres sino de un montón de casos que están en la impunidad en Honduras

Son dudas que a una le quedan, no nos aceptaron cosas que nos parecían bastante lógicas. Al final yo creo que la conclusión es que una necesita seguir retando al sistema judicial para que responda a las víctimas, no solo en el caso de Berta Cáceres sino de un montón de casos que están en la impunidad en Honduras. Seguimos con eso, y esas son las conclusiones que sacaron en una misión de observación sobre este primer juicio, eran juristas, gente experta en el tema. 


¿Hasta dónde llega esa impunidad?
En el caso de Berta Cáceres vemos un montón de procesos judiciales que tiene a personas de diferentes niveles: se está evidenciando en el primer juicio que era contra los autores materiales, sicarios, intermediarios, gente que participó monitoreando el operativo, pero no llegamos a ver nunca a quienes pagaron por ese asesinato, y esa es la ausencia, que usted va por todos los casos y no encuentra actores intelectuales, quienes pagaron, quienes corrompen a los funcionarios públicos, entonces siempre hay impunidad.

Otra cosa que llama la atención es que hay un montón de militares y exmilitares, condenados incluso, pero no hay ninguna acción jurídica para ver cuál es el vínculo de las fuerzas armadas en este asesinato, tampoco se ha visto cual es el vínculo de los funcionarios públicos importantes. Hablamos de que el Ministro de Seguridad, por ejemplo, daba declaraciones en el sentido de que el asesinato de mi mami era un crimen pasional antes incluso de que se levantase su cuerpo. Se estaba comunicando con la gente de DESA, lo sabemos porque tuvimos acceso a pruebas donde se le oía diciendo cual era la versión que iba a dar.

Cómo puede tener la capacidad un ministro de decirle a un empresario: mire vamos a ir por acá, vamos a decir eso. Hay un nivel ahí de impunidad: que en el caso de Berta Cáceres, que es el caso más sonado en Honduras y América Latina, que hemos logrado por suerte tener un arco de solidaridad tan amplio, no haya justicia, abre la puerta para que lleguen a matar a cualquiera. Cuando nosotras hablamos de justicia para Berta hablamos de justicia para las miles de personas que han sido asesinadas por defender el territorio, pero también hablamos de protección para quienes lo están haciendo ahora. Mientras no haya justicia no va a haber protección sobre los que estamos todavía haciendo este trabajo que somos muchas en Honduras, en América Latina y en el mundo.

¿Qué rol tiene España y la Unión Europea en la situación en Honduras?
El estado español es socio extrarregional del Banco Centroamericano de Integración Económica, que es el único banco que no se ha retirado del proyecto de Agua Zarca, los otros —el FMO holandés y el FinnFund, finés— se fueron por toda la campaña que se hizo. Por eso uno cuando viene acá necesita que la gente se sume, porque a los gobiernos no les interesa lo que dice el pueblo hondureño, les interesa lo que digan sus propios pueblos, pues se tratan a veces de fondos públicos. Todavía ahora venimos acá preguntando por qué el estado español, como socio de este banco, no ha presionado para que se salga de este proyecto.

La Cooperación española ayuda a crear un código procesal penal criminalizante a la protesta social. Que habla de terrorismo en un país donde jamás en la vida ha habido eventos terroristas,
También tenemos la Cooperación española que ayuda a crear un código procesal penal criminalizante a la protesta social. Forma parte de la estrategia para fortalecer el sistema judicial: establecer un código que habilita para que se abran un montón de procesos. Habla de terrorismo en un país donde jamás en la vida ha habido eventos terroristas, nosotros jamás hemos tenido esa realidad, habla de terrorismo porque se lo dedica a quienes luchamos por la defensa de los territorios, porque siempre ha estado la narrativa de que somos terroristas, de que somos mareros, de que somos cualquier cosa.

Y mientras tanto, España sigue financiando al sistema judicial que no funciona, que tiene más del 90% de impunidad en el crimen y que ni siquiera responde al crimen más mediático. Se sigue acompañando con fondos, con apoyo político, a la dictadura en Honduras, porque la dictadura en Honduras es funcional al extractivismo, es funcional a las madereras, nuestro oro se siguen viniendo, nuestros minerales se siguen viniendo para acá y otros lugares, Honduras manda mucha mano de obra barata, porque nuestros migrantes son eso, mano de obra casi esclava. 

Entonces, claro, le sigue beneficiando la dictadura al primer mundo, a los estados de bienestar. Yo creo que es importante que se entienda este rol de países como España porque a veces dicen: “por qué los hondureños no resuelven sus problemas y tienen que salir”. Porque nuestros problemas se basan en todo este sistema extractivo, que está avalado, acompañado por estos estados, de ahí la responsabilidad que tienen sobre la realidad hondureña.

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