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Guerra en Ucrania
Ampliación del campo de batalla por parte de Putin
No ha pasado un mes desde la cumbre de la OTAN en Madrid y ya se han producido noticias contradictorias sobre el papel que está destinado a jugar Recep Tayyip Erdoğan en el orden mundial planteado por Estados Unidos y sus socios en Madrid. Ayer, 20 de julio, el presidente de Turquía, que afronta la reelección en menos de un año, y el anfitrión, Ebrahim Raisi, presidente iraní, recibieron la segunda visita internacional de Putin desde que éste ordenara la invasión de Ucrania, el pasado 24 de febrero y la primera en la que está implicado un país miembro de la OTAN.
El objetivo confeso de Putin es impedir que Rusia “se vea aislada” internacionalmente. El de Erdoğan, recabar apoyos para incrementar sus efectivos en el noroeste de Siria, donde el ejército turco sostiene una operación militar sobre las ciudades de Tel Rifat y Manbij con el pretexto de la lucha antiterrorista.
Para Raisi, el objetivo según los analistas de Newsweek —revista siempre bien conectada con la secretaría de Estado de EE UU— es fortalecer su imagen interna por medio de una escenificación de alianza con un capo regional y enemigo del tradicional enemigo iraní como Putin. Desde EE UU se teme que Irán se implique en la guerra de Ucrania mediante el suministro de armas a los ejércitos rusos.
“Los grupos terroristas que mencioné”, dijo Erdoğan en relación a las principales organizaciones kurdas (el Partido por una Vida Libre del Kurdistán, el PKK o las YPG) “deberían estar al menos a 30 kilómetros de las fronteras de Turquía. Esperamos que nuestros amigos apoyen sinceramente nuestras actividades en la lucha contra el terrorismo”. Pese a que Irán y Rusia sostienen unas alianzas distintas en Siria, Erdoğan ha seguido insistiendo en que sus socios no intervengan en las campañas que el ejército turco quiere lanzar próximamente sobre los enclaves de Alepo, Manbech y Tel Rifaat.
Si bien Ebrahim Raisi advirtió de que esa incursión contra las comunidades kurdas puede generar más desestabilización —en forma de “terrorismo”—, mucho más claro ha sido el líder supremo iraní, Ali Jameneí, que ha desaconsejado completamente una intervención mayor por parte de Erdoğan en Siria.
El principal eje de la reunión era, no obstante, subrayar el papel de Erdoğan como llave para el desbloqueo de la exportación de cereal que Putin negocia con Naciones Unidas y que situaría de nuevo a Rusia en una posición de ventaja contra aquellos que le han impuesto sus sanciones.
Putin ha agradecido esa “mediación” a Erdogan, que puede suponer la apertura en breve espacio de tiempo de “rutas seguras” para el envío de grano a través del Mar Negro. La negociación entre la ONU, la UE y los actores en conflicto depende en última instancia de la voluntad de Putin, que quiere arrancar en el acuerdo un levantamiento de las sanciones sobre el trigo ruso.
Sergei Lavrov, ministro de Exteriores ruso, aseguró ayer, 20 de julio, que Rusia ha modificado su hoja de ruta inicial en la guerra y que ahora planea la consolidación del control que ya mantiene en Kherson y Zaporizhzhia en el sur de Ucrania. Eso ampliaría la demanda que dio origen a la guerra de “proteger” a las autoproclamadas Repúblicas Populares de Donetsk y Lugansk para anexionar de facto más territorio del previsto. Lavrov ha defendido el cambio de objetivos por los movimientos de Occidente a favor de Ucrania, especialmente con el envío de armas, algo en lo que ha participado también Turquía mediante el suministro de drones Bayraktar, a los que se atribuye el éxito ucraniano en la defensa de la Isla de las Serpientes.
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Los barcos que transportan granos de Ucrania son turcos. El acuerdo de la OTAN en Madrid dio acceso a Finlandia y a Suecia a la OTAN a cambio de traicionar a las feministas curdas de Siria. Draghi, a punto de caer, tuvo tiempo de reunirse con Erdogan para firmar más acuerdos comerciales con Turquía, pese a que Turquía amenaza a Grecia, Chipre, la Siria curda, Armenia y Libia, además de a las feministas turcas. España también, va de buenas con el Putin de Turquía y con el Rey de Marruecos mientras abandona al Sáhara. Con qué amenazan marruecos y Turquía? Con dejar pasar más emigrantes.
Me pregunto si Salto defiende más a Turquía y a Marruecos que a las feministas de ambos países.