Más allá de la amnistía: Sumar se irrita por la negociación descafeinada que plantea el PSOE

Yolanda Díaz decidió esta semana acelerar en su presión para concretar un acuerdo que hasta ahora está “muy verde”. La estrategia de mostrarse como un socio seguro sin plan B exhibe sus flaquezas. Calviño, otra vez un obstáculo. Mientras tanto, se teje un acuerdo con el soberanismo catalán entre la desconfianza y la cautela. La derecha se prepara para hacer acoso y derribo hasta noviembre.
Reunión Yolanda Díaz y Carles Puigdemont  en el Parlamento Europeo - 1
Sumar Reunión Yolanda Díaz y Carles Puigdemont en el Parlamento Europeo acompañados de Jaume Asens y Antoni Comín.

“Quedan semanas intensas. Paso corto y vista larga”, dijo el ministro de Presidencia en funciones, Luis Bolaños, al ser preguntado el viernes 6 de octubre en Granada sobre las negociaciones para la investidura de su jefe, Pedro Sánchez. El tono desde Ferraz sigue siendo el de cautela y discreción, no solo en lo que hace a la negociación con los soberanistas catalanes sino con respecto a todas las conversaciones que viene teniendo y que ahora acelerará.

El diputado por Madrid es el principal negociador de los socialistas, y los otros dos grandes pilares son el navarro Santos Cerdán (número 3 del PSOE) y María Jesús Montero (número 2 del PSOE y quien hace la revisión de posibilidad en lo que respecta al gasto). Bolaños hizo esas declaraciones preguntado por el documento que anunció Yolanda Díaz sobre su propuesta para la amnistía y que se presentará formalmente el martes próximo en Barcelona.

Los acontecimientos esta semana se han desperezado una vez que Felipe VI ha informado a Francina Armengol que mandata a Sánchez a buscar la confianza de la cámara, tras el fracaso de Núñez Feijóo. Aprovechando (aunque no lo admitiera en público) el telón que ofrecía el líder del PP con su investidura que se sabía fallida de antemano, el PSOE fue adelantando contactos, sobre todo con Junts. Pero ahora el presidente en funciones y su búsqueda de apoyos pasan al centro de la escena. Del sigilo al rock and roll. Tiene razón Bolaños, se vienen semanas intensas.

Tensión entre los preferentes

Una de las novedades de la semana fue el nuevo marco que ha intentado plantear Sumar, socio preferente del PSOE y sin el cual no existe posibilidad alguna de reeditar el gobierno de coalición. Preocupados por el poco ímpetu que está dando el equipo de Sánchez al acuerdo programático, los de Díaz decidieron subir el tono, ese tono que tanto cuidan en diferenciarlo del estilo de Podemos pero que a veces van entendiendo que hace falta.

Díaz, en una rueda de prensa, advirtió que el PSOE todavía no contaba con los votos de Sumar y luego uno de sus negociadores principales, Nacho Álvarez, convocó a los medios para pedirle a los socios mayores que no posterguen la agenda social y laboral por priorizar la territorial (es decir, la negociación con Junts y Esquerra Republicana) y recordó que en salario mínimo, jornada laboral y vivienda debe haber avances tangibles para el electorado.

Lo cierto es que las negociaciones con Sumar fueron muy informales hasta hace poco y es en los últimos días cuando las partes se han puesto a trabajar más a fondo. La estrategia general del equipo de Díaz la conduce su jefe de gabinete, Josep Vendrell, y en lo económico y laboral todo es revisado por Alvarez y por Joaquín Pérez Rey (académico y secretario de Estado de Empleo).

Calviño no está de acuerdo en algunas de las propuestas de Sumar, como la rebaja de la jornada laboral. En el juego del policía malo y policía bueno del PSOE, a la aspirante a presidir el Banco Europeo de Inversiones ya sabemos cuál le toca

Al respecto, fuentes conocedoras de la negociación informan a El Salto de que quien está poniendo trabas es nuevamente Nadia Calviño, quien en su momento fue la contraparte liberal con la que Pablo Iglesias, cuando era vicepresidente, se enfrentó ideológicamente más de una vez. La ministra de Economía en funciones no está de acuerdo en algunas de las propuestas de Sumar, como la rebaja de la jornada laboral. En el juego del policía malo y policía bueno del PSOE, a la aspirante a presidir el Banco Europeo de Inversiones ya sabemos cuál le toca.

La preocupación en la cúpula de Sumar creció al profundizar los intercambios con los socialistas. “Estamos más pesimistas, no están maduras las cosas. El problema no es puntual, sobre tal o cual medida, sino el problema es el todo, o sea el tipo de acuerdo”, explica a El Salto uno los diputados de la cuarta fuerza parlamentaria.

Según Sumar, el PSOE no quiere hacer un acuerdo “como toca, bien desarrollado y con puntos” sino que desean firmar un documento sencillo, diferente a lo que hicieron en 2019 cuando pactaron con Podemos

Lo que han transmitido los negociadores es que el Partido Socialista no quiere hacer un acuerdo “como toca, bien desarrollado y con puntos” sino que desean firmar un documento sencillo, diferente a lo que hicieron en 2019 cuando pactaron con Podemos. Aparentemente buscan estar más libre de corsés, que esta vez tendrán la marca de Waterloo.

En Sumar también comunicaron a su gente que, aunque suene poco creíble, es cierto que “no se están hablando de ministerios”. Díaz adelantó en una entrevista a RTVE que desea un Consejo de Ministros más acotado. Allí también surge un problema interno dentro de la coalición variopinta: qué formaciones tendrán a cargo carteras. Un aliado de Díaz que pertenece a una de las confluencias, preguntado al respecto, responde a El Salto: “No se ha dicho que no le darán a Podemos, pero todo parece indicar que no tendrán ministerio”.

La coalición de 31 escaños tiene cuatro partidos (de la docena que lo componen) con nítidas aspiraciones que hacen a sus territorios: Catalunya En Comú, Compromís, Ara Més de Illes Balears y la Chunta Aragonesista. Al respecto ya comenzó el intercambio de documentos para que Álvarez y Pérez Rey incluyan algunos reclamos en la negociación con el PSOE. Por supuesto todos hablan de financiación e inversiones aunque el mapa de poder autonómico no presenta buenos augurios: ¿Alguien se imagina a Sánchez impulsando un pacto que envíe más fondos a autonomías gobernadas por PP y Vox?

Algunos miembros de Sumar creen que la campaña en la que se mostró sin titubeos la predisposición a ser socio minoritario de Gobierno del PSOE tiene sus límites. “Ellos dan por descontado el voto nuestro porque saben que no tenemos plan B y tienen razón. Pero tenemos que exigir cosas para que la gente vea que hay algo más que la amnistía y que el voto a Sumar es útil”, reflexiona un legislador.

Es cierto que nunca, a diferencia de 2019 con Podemos, puso en duda Sumar la posibilidad de no apoyar a Sánchez y quedarse en la oposición. La amalgama pluripartidista que es quizás no resistiría años sin carteras ejecutivas y sin el orden y disciplina que obliga ser cogobierno, también debe decirse. Una repetición electoral castigaría a las terceras fuerzas, no hay encuestador que diga lo contrario. Díaz puede subir el tono pero Ferraz sabe que no tiene mucha opción.

A fuego lento

La pereza negociadora del PSOE no es solo con Sumar. Fuentes de otros partidos han asegurado que las conversaciones son nulas o casi nulas. Hasta hace muy poco, de hecho, en EH Bildu admitían que no había habido ningún contacto, aunque saben que ellos ya habían adelantado su voto favorable y eso les restaba expectación. Por su parte, el portavoz del PNV, Aitor Esteban, dijo este viernes a Radio Euskadi que se habían activado las negociaciones.

Fuentes de Coalición Canaria preguntadas por El Salto responden que todavía no ha habido intento de negociar con ellos por parte de Ferraz, al menos hasta la conclusión de este artículo. Interesante la posición de los nacionalistas canarios: su voto positivo llevaría a que Junts solo tenga que abstenerse y no votar ‘sí’, por la aritmética parlamentaria.

Al proponerlo el líder de la CC, Fernando Clavijo, inmediatamente el equipo de Carles Puigdemont dejó trascender a todos los medios que ellos no se abstendrán y votarán positivo o negativo. Desactivado el intento de subirse el precio de Clavijo, cuyo partido podría votar a favor de Sánchez olvidando que Sumar está en la ecuación si les envían las partidas presupuestarias acordadas en el presupuesto pero aún adeudadas. “Estamos en octubre ya”, dijo una fuente de la CC, recordando que pasan los meses y la deuda crece. El escaño suyo también sopesa incorporar buena parte de lo que llaman la Agenda Canaria y algunas transferencias pendientes del estatuto.

Con ERC y Junts volcados a delinear la amnistía y el posible referéndum, del arco progresista solo quedan Sumar y EH Bildu para empujar la agenda social. El diputado de la izquierda abertzale Jon Iñarritu asegura a El Salto que ese es el objetivo y que la idea es negociar “ley a ley, medida a medida y presupuesto a presupuesto”.

“El eje social será más difícil con Junts y PNV dentro del acuerdo de investidura, ya que se les necesita para la suma y no tienen perfiles de izquierda”, dice Jon Iñarritu, de EH Bildu

“El eje social será más difícil con Junts y PNV dentro del acuerdo de investidura, ya que se les necesita para la suma y no tienen perfiles de izquierda. Pero también al menos en temas de derechos y libertades así como en agenda territorial se podrá avanzar”, señala. Además, adelanta que EH Bildu pedirá al PSOE incluir en el nuevo pacto “todo lo que quedó pendiente” de la legislatura anterior, incluyendo la Ley Mordaza.

Fuentes de la cúpula del PSOE afirmaban hasta hace pocos días que la fecha de la investidura sería lo antes posible pero que era difícil antes del 17 de octubre. Hoy ese escenario es imposible. Como muy pronto podría ocurrir entre el 24 de este mes y el primer martes de noviembre. Aunque los socialistas no quieran mencionar fechas ante la prensa, saben que esa es una potestad que tienen para sí: la convocatoria la define la presidenta del Congreso y no el jefe de Estado.

Quien se ha atrevido a dar un marco de tiempo es uno de los portavoces de Sumar: Jaume Asens, interlocutor principal de Díaz con los grupos soberanistas. “Habrá acuerdo seguro. Está lejos, pero habrá acuerdo”, dijo esta semana a TV3 y consideró que el pleno de investidura se celebrará “la primera o la segunda semana de noviembre”. No sería del agrado del PSOE estar otras cinco semanas con estas idas y vueltas, porque cada día extra es una jornada más de la operación desgaste por parte de las derechas y sus terminales mediáticas.

Cabe recordar que este domingo habrá una manifestación contra la amnistía en Barcelona y que Vox está organizando otra para el 29 de octubre en Madrid. Si hay repetición electoral, nada sería mejor para Génova que un Sánchez con la confianza erosionada por haber casi pactado lo que hasta hace unos meses se negaba. Sí, Bolaños tiene razón, se vienen semanas intensas.

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