De la Sección Femenina del franquismo al Cancioneiro Popular Galego: el pueblo es quien canta y baila

Las cantareiras protagonizarán el Día das Letras Galegas de 2025. Beatriz Busto y Richi Casás nos hablan de ellas, de Dorothé Schubarth, del Cancioneiro Popular Galego y de la dificultad de acceder a los archivos sonoros que conservan sus voces.
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Teresa, Prudencia, Manuela y Adela en Mens (1982). Fuente: Fondo de la Agrupación Folclórica Aturuxo. Archivo del Patrimonio Oral da Identidade (APOI) del Museo do Pobo Galego. Imagen extraída de la página web de la Real Academia Galega.
26 ene 2025 05:30

Adolfina y Rosa Casás Rama (Cerceda), Eva Castiñeira (Muxía), Prudencia y Asunción Garrido Ameijende y Manuela Lema Villar —las tres Pandereteiras de Mens (Malpica de Bergantiños)— serán las cantareiras que la Real Academia Galega homenajeará el próximo 17 de mayo, Día das Letras Galegas de 2025. Sumaremos sus nombres a las tan sólo seis mujeres que recibieron este galardón con anterioridad desde 1963.

“Entiendo que este premio es para todas las cantareiras que hubo y que habrá, lo personalizaron en estas figuras como podían hacerlo en otras”, asienta el músico Richi Casás, familiar de Adolfina y Rosa Casás (nieto de Rosa y sobrino de Adolfina) y autor del libro Fuliada na Vila (aCentral Folque, 2020). Casás las recuerda cantando y tocando alrededor de la mesa: “No tenían pandereta y plato como instrumentos fijos, tocaban lo que había, a veces era una taza o el tiesto de una olla”. Lo que sí recuerda perfectamente es la magia que sucedía después del café, sobre todo por las noches: “Las sillas se ponían alrededor tomando el escenario de una foliada y en medio las vecinas y los vecinos bailaban y ellas comenzaban a cantar, estas son las primeras foliadas que recuerdo antes de saber que se llamaban foliadas”, sentencia.

“Entiendo que este premio es para todas las cantareiras que hubo y que habrá, lo personalizaron en estas figuras como podían hacerlo en otras”, dice Richi Casás

“La noticia es buena para el colectivo y para el reconocimiento de fórmulas creativas tanto musicales como en este caso literarias o líricas”, afirma la investigadora y profesora Beatriz Busto Miramontes, autora de la obra Pandereteiras de Mens (aCentral Folque, 2021). “La idea es poner de relevancia que otros modelos de creación son posibles e igualmente importantes, forman parte de nosotras, y que se muestran de manera popular, colectiva y femenina”. Para Busto este reconocimiento supone un cambio de paradigma sobre otros modelos de creación posibles que no se veían representados.

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Rosa Casás y su nieto Richi Casás de fuliada na Vila da Igrexa en el verano de 2002. Archivo familiar de Richi Casás.

Con todo, implica un modelo que tiene que ver con la literatura escrita, no con la literatura oral. “Los criterios para el reconocimiento son muy determinados: que sean personas concretas, reconocibles, que lleven muertas más de diez años, es decir, es necesario que se cumplan una serie de criterios que son válidos y fácilmente aplicables a un paradigma de literatura formal escritura pero no son aplicables a un paradigma de literatura oral. En el caso de las de Mens ellas a priori fueron cinco, pero a veces fueron más e incluso a veces menos (o inclusive en conjunto con algún hijo suyo), y en el caso del Día das Letras solo vemos reconocidas a las tres que hay más de una década que fallecieron... Yo cómo investigadora de las de Mens no puedo estar a favor de que no se reconozca a la colectividad entera, y esa colectividad era abierta, dinámica, colectiva y solidaria. Si bien, hay que entender que el hecho de que figuren solo tres, tiene que ver con el hecho innegable de que, hasta este momento, el Día das Letras Galegas ha sido un reconocimiento unívocamente ligado al reconocimiento de la autoría literaria individual y ese criterio no es aplicable, con coherencia y sin conflicto, al hecho de la creación colectiva. En resumen, la intención es buena y el reconocimiento único”.

Tal y como defiende la investigadora, esta mención puede funcionar como base para que vengan muchas más relacionadas con la creación colectiva, lírica, de mujeres y popular que sirva como altavoz de tantas otras sin libros dedicados a ellas, como es el caso de Eva Castiñeira, una de las personas homenajeadas y cuya investigación queda pendiente de realizarse, entre tantas otras.

Beatriz Busto: “En el caso de las de Mens ellas a priori fueron cinco, pero a veces fueron más e incluso a veces menos y en el caso del Día das Letras solo vemos reconocidas a las tres que hay más de una década que fallecieron”

Campesinas, viejas, vecinas y bailadoras

Prudencia y Asunción Garrido Ameijende, Manuela Lema Villar, junto a Adela Rey Torrado y Teresa Lema Varela, las conocidas como Pandereteiras de Mens, quien las encontró primero fue la Sección Femenina de Falange Española a través de los Coros y Danzas. “Cuando hablamos de encontrar o descubrir hablamos de la perspectiva que la Sección Femenina en este caso, o Manuel Cajaraville después, aplicaron sobre las de Mens”, señala Busto.

En palabras de la profesora “las de Mens fueron cinco mujeres que siendo campesinas y ya de avanzada edad (alguna viuda, ya con nietas y bisnietas) subieron a los palcos enunciando por primera vez en el espacio público que nuestro territorio estaba repleto de bailadoras, cantadoras, tocadoras: facilitadoras, transmisoras y creadoras de nuestra oralidad más intrínseca. Al fin, las cantareiras lo eran para hacer comunidad y esa comunidad, se hacía bailando, es decir, así se buscaba ocio social y así se fortalecían los lazos de lo corriente. De esa necesidad tan humana de divertirse y de relacionarse surge la musicalidad ya que, efectivamente para poder bailar, alguien tiene que hacer música”.

Campesinas, viejas, bailadoras y también vecinas. “Lo que hacían las de Mens era desviarse de lo que se suponía que tenían que hacer unas mujeres de su edad y de su condición: quedarse en casa”, advierte Busto. “Pero ellas, lejos de aquello que les era propio, decidieron andar por los palcos con sus zapatillas, su ropa, poniendo un mantón de cachemir por encima para dar esa estética uniforme de grupo folclórico; pues fue el universo del folclore urbano lo que propició y legitimó esa actividad pero también fueron ellas las que utilizaron la estructura folclórica para actuar en palcos cantando lo que era suyo, o para ir a ver a los vecinos de Mens a Buenos Aires de paso que iban a cantar con Aturuxo. Fue una especie de utilidad mutua”.

Beatriz Busto: “Las de Mens fueron cinco mujeres que siendo campesinas y ya de avanzada edad subieron a los palcos enunciando por primera vez en el espacio público que nuestro territorio estaba repleto de bailadoras, cantadoras, tocadoras”

Dorothé Schubarth y el Cancioneiro Popular Galego

Cuando Richi Casás entró en el conservatorio Superior de Música de A Coruña descubrió que allí no se estudiaba nada de lo que sucedía en la casa de la abuela Rosa en Cerceda, allí no había foliadas ni vecinos y vecinas convirtiendo en un instrumento cualquier utensilio que caiga en sus manos. En el año 2015 accedió a las grabaciones del Cancioneiro Popular Galego y todo cambió. “En el Arquivo Sonoro de Galicia pude escuchar las voces de Rosa y Adolfina de nuevo, fue muy emocionante volver a oírlas, porque en la casa no conservamos ninguna grabación de ellas”, confesa, a lo que añade que también sintió decepción al no poder llevar esas grabaciones para casa, ya que “el Arquivo tiene una política muy severa y eso me obligó a conseguir la firma de Dorothé Schubarth”. Fue en ese instante cuando el nieto de Rosa Casás conoció a la musicóloga suiza Dorothé Schubarth, autora del Cancioneiro Popular Galego.

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Adolfina y Rosa Casás en la Vila da Igrexa (Cerceda) retratadas por Dorothé Schubarth. Fuente: Fondo Schubarth-Santamarina. Archivo del Patrimonio Oral da Identidade (APOI) del Museo do Pobo Galego. Imagen extraída de la página web de la Real Academia Galega.

Schubarth regresó a la casa donde años atrás había grabado a Rosa y Adolfina, esta vez para recoger a la tía y al tío de Richi Casás. “Le armamos una fiesta, pusimos pinchos y todo pero ella venía a trabajar, sacó el cuaderno y la grabadora e hizo muchas fotos de mi tío y de mi tía ese día”, explica. “Dorothé Schubarth fue la primera que hizo un trabajo específico con todas las letras y las melodías, un trabajo de clasificación que puso en relación la música tradicional gallega con el resto del mundo. Ella estaba allí dentro, y quedó allí para que las generaciones que estamos ahora disfrutando del Cancioneiro y podamos conocer a esa generación de las abuelas que están al otro lado del túnel, las abuelas que sabían cantar y que no nos transmitieron a los nietos directamente, pero sí gracias a otras personas generosas como Dorothé que donaron ese trabajo. Nos dijo que su vida estaba dentro de ese Cancioneiro”.

Richi Casás: “Dorothé Schubarth fue la primera que hizo un trabajo específico con todas las letras y las melodías, un trabajo de clasificación que puso en relación a música tradicional gallega con el resto del mundo”

La conservación en los archivos y el difícil acceso

El inmenso valor que poseen compilaciones y recogidas colectivas como el Cancioneiro Popular Galego es difícil de explicar para un pueblo. El hecho de que desde nuestra actualidad podamos regresar a las voces del pasado, a las músicas de aquellos tiempo y a las formas de creatividad porque hubo personas que dedicaron su vida a cuidar de ese material para que pueda perdurar en el tiempo es algo que solo se puede explicar desde el amor, la pasión y la admiración. ¿Pero que sucede a día de hoy con esas grabaciones?

“Aprovechando que el año 2025 das Letras Galegas va a ser para las cantareiras yo tengo que reivindicar que los archivos se pongan a la disposición del público general, esa es mi petición y mi reclamo”, denuncia Richi Casás. “Esos archivos que se hicieron gracias a la generosidad de las informantes, como Rosa y Adolfina Casás, Eva Castiñeira o las Pandereteiras de Mens, y que están en manos privadas, sobre todo los públicos, deberían estar en abierto -ya instituciones como el Museo do Pobo Galego lo están haciendo-”.

El nieto de Rosa Casás demanda que las grabaciones que contienen los archivos sean más accesibles para que nadie más tenga que pasar lo mismo que él cuando quiso acceder al Cancioneiro Popular Galego y a las grabaciones de Rosa y Adolfina (grabaciones que, por cierto, son el punto de partida de su libro Fuliada na Vila). “Mi reclamo a las instituciones es que abran los archivos”, señala, un objetivo que también compartía Dorothé Schubarth, ya que cuando Casás le comentó que necesitaba su firma para poder llevarse las grabaciones la musicóloga suiza se enfadó mucho: “como ella definió el Cancioneiro es para vosotras y vosotros, es una foto vuestra como pueblo”.

Richi Casás: “Aprovechando que el año 2025 das Letras Galegas va a ser para las cantareiras yo tengo que reivindicar que los archivos se pongan a la disposición del público general, esa es mi petición y mi reclamo”

Gracias a la existencia de eses archivos podemos regresar a las voces de las cantareiras. Si cerramos los ojos igual imaginarlas. “Descubrir las grabaciones siempre es maravilloso porque en ellas son ellas mismas las que enuncian su voz, bien sea cantando, hablando, bailando. Tiene una potencia emocional y política única”, comenta Beatriz Busto. “Ellas hacían lo que hacían porque querían, porque les gustaba, porque disfrutaban, porque les conectaba con algo que era suyo (y que por fin sabemos y reconocemos que es de todas nosotras) y que las unía a las unas con las otras, en el divertimento y en la amistad, y no solo en su infancia o juventud sino también en su vejez, ese tiempo en el que divertirse cantando y bailando con las vecinas y amigas de tu lugar parece algo inadecuadamente impensable para muchas personas que consideran que lo más conveniente es envejecer en el luto, en el silencio, en la soledad”, comenta en vinculación a las de Mens.

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Eva Castiñeira retratada por Pablo Quintana, coordinador del disco Recolleita, donde registró la voz de la cantareira de Muxía. Fuente: Cortesía de Pablo Quintana. Imagen extraída de la página web de la Real Academia Galega.

“Descubrir con estas grabaciones que una de las cosas que más les gustó de Argentina y de Buenos Aires fue poder visitar a esos vecinos de Mens que habían emigrado hace 40 años y que había 40 años que no veían, pone de relevancia su manera de ver el mundo. Buenos Aires es, desde ahí, una extensión de la aldea propia, un lugar al que ir a ver a los vecinos que hace 40 años que no veían. Es espectacular: evidencia una libertad de pragmatismo, una extensión del micro en lo global, un sentido de la amistad, de la voluntad por vivir la vejez en el divertimento que me parece una maravilla y me llena de orgullo y también de ternura”.

Beatriz Busto: “Ellas hacían lo que hacían porque querían, porque les gustaba, porque disfrutaban, porque les conectaba con algo que era suyo y que las unía a las unas con las otras”

Solidaridad, fluidez, pueblo

Las cantareiras es un término que inevitablemente nombramos en plural, porque ellas eran un colectivo, unas cantaban, las otras bailaban, pero juntas. En el caso de las de Mens, especifica Busto que “las relaciones que existen entre ellas, también musicalmente, son relaciones de solidaridad”. “No es un proyecto, es una manera de vivir la musicalidad y la participación en los palcos del folclore totalmente fluida, líquida, viva y abierta”. Esto eran las Pandereteiras de Mens, pero también las cantareiras de Galicia, nuestras abuelas, bisabuelas, que sacaban el ritmo y la sabiduría de debajo del mandil. “Rosa y Adolfina somos nosotras y nosotros como pueblo”, indica Casás.

“Rosa y Adolfina son cualquier par de abuelas de la gente de mi generación, yo le llamo generación de antes del túnel, que bebió toda la cultura tradicional, le transmitió a sus hijos que es la generación de mis padres, la generación túnel, pero los hijos a mi generación no nos transmitieron. Mis padres no me hablaron gallego, no me enseñaron las canciones que ellos sabían, ni me enseñaron todo lo que aprendieron a hacer de jóvenes. Rosa y Adolfina somos nosotras y nosotros, el pueblo, lo que siempre fuimos y solo dejamos de ser durante una generación, la generación de mis padres, y ahora gracias a las foliadas que se vuelven a hacer, al boom de la música tradicional y de la música popular, y gracias a esos archivos que aún existen, volvemos a ser nosotras y nosotros otra vez”.

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