Galicia crece 40.000 km² bajo el mar y gana enormes yacimientos de tierras raras y un vertedero nuclear

Las Naciones Unidas aprueban provisionalmente la anexión de una extensión equivalente al tamaño de Extremadura.
Margen continental de Galicia
Vista 3D del margen continental de Galicia. Somoza et al, 2019, CC BY

La Organización de las Naciones Unidas ha otorgado la aprobación provisional para la ampliación de la plataforma continental española al oeste de Galicia, incorporando aproximadamente 40.000 km² adicionales a los ya reconocidos. Esta extensión representa un territorio submarino de dimensiones similares a la comunidad autónoma de Extremadura, que cuenta con 41.000 km². Así lo ha adelantado el profesor e investigador en minería del CSIC, Luis Somoza Losada, en un artículo en The Conversation.

El reconocimiento definitivo se espera que sea otorgado durante el verano, tras el visto bueno de la Comisión de Límites de la Plataforma Continental (CLPC). Este proceso culmina una propuesta que España presentó en 2009, convirtiéndose en un hito histórico para la soberanía marítima del país.

Un proceso científico de 16 años respaldado por investigación oceanográfica

La ampliación de la soberanía marítima española abre nuevas oportunidades tanto económicas como medioambientales. Por un lado, permite el acceso a recursos naturales ricos en elementos estratégicos como tierras raras y telurio. Por otro, conlleva la responsabilidad de garantizar la protección de fondos marinos que, históricamente, fueron utilizados como vertederos de residuos nucleares.

Bajo la Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar (Convemar), los países ejercen soberanía sobre los recursos naturales de sus mares y océanos hasta las 200 millas marinas desde la costa, conocida como Zona Económica Exclusiva. Sin embargo, esta convención permite ampliar dicha soberanía hasta las 350 millas marinas, siempre que se presenten estudios científicos y técnicos que avalen el cumplimiento de las normas ante la Oficina de Asuntos Oceánicos y Derecho del Mar.

Costras de ferromanganeso
Costras de ferromanganeso con altos contenidos en cobalto, telurio y tierras raras muestreadas en el monte submarino Tropic, también conocido como Las Abuelas de las islas Canarias, durante las campañas oceanográficas para la ampliación de la plataforma continental española. Somoza et al, 2019, CC BY-SA

El examen científico-técnico de los datos lo realiza la Comisión de Límites de Plataforma Continental de la ONU, compuesta por 21 científicos internacionales expertos en geología marina. Desde 2001, se han registrado ante esta comisión 97 propuestas de ampliación de plataforma continental a nivel mundial.

España cuenta con tres propuestas ante la ONU: la primera en el mar Céltico-mar Cantábrico (registrada en 2006 y aprobada en 2009), la segunda en Galicia (registrada en 2009 y recientemente aprobada de forma provisional), y una tercera al oeste de las islas Canarias (registrada en 2014 y pendiente de examen).

Las campañas oceanográficas del Sarmiento de Gamboa

Para actualizar los datos presentados inicialmente en 2009, en 2023 y 2025 se realizaron dos campañas oceanográficas a bordo del buque oceanográfico del CSIC Sarmiento de Gamboa. Estos datos adicionales fueron fundamentales para obtener la aprobación provisional de los cerca de 40.000 km².

La zona aprobada abarca 38.500 kilómetros cuadrados adicionales más allá de las 200 millas náuticas habituales, con profundidades que varían entre 800 y más de 5.000 metros. A esta extensión se suman los ya obtenidos en el mar Céltico (entre Galicia e Irlanda), lo que supondrá para España al menos 20.000 km² más de ampliación en la zona norte gallega.

Recursos estratégicos para la transición energética

La importancia de esta ampliación radica en la extensión de los derechos de soberanía para la exploración y explotación de recursos naturales del suelo y subsuelo marino, incluyendo petróleo, gas e hidratos de metano, recursos minerales y especies que habitan el fondo marino.

Entre los recursos de mayor interés estratégico se encuentran los depósitos minerales marinos, formados por la precipitación lenta de óxidos de hierro y manganeso que tapizan rocas de montes y bancos submarinos. Estos depósitos contienen elementos como cobalto, níquel y vanadio, convirtiéndolos en fuentes valiosas de metales estratégicos para la industria.

En las llanuras abisales que rodean Galicia y Canarias se han identificado concreciones minerales sólidas (costras de ferromanganeso y nódulos polimetálicos) que contienen altas concentraciones de manganeso, níquel, cobre, cobalto y tierras raras. Su formación es un proceso extremadamente lento debido a la acumulación de capas concéntricas de minerales, pero tienen gran interés para la minería submarina, ya que estos metales son cruciales para la fabricación de baterías y otras tecnologías esenciales para la transición energética.

El legado radiactivo de décadas pasadas

La ampliación de la plataforma continental conlleva también responsabilidades sobre la protección y conservación de fondos marinos que contienen un legado problemático: miles de bidones con residuos nucleares arrojados durante décadas en la zona abisal atlántica.

Este verano, el buque L'Atalante, del Centro Nacional de Investigación Científica de Francia, encontró más de 2.000 bidones en la Fosa Atlántica, alrededor de Galicia, aunque “situados fuera de las 200 millas náuticas de jurisdicción exclusiva”.

Esta problemática histórica se remonta al período entre 1940 y 1985, cuando se realizaron vertidos de más de 220.000 bidones con contenido radiactivo en la fosa atlántica. Los hallazgos recientes representan apenas el 1,3% del total estimado, lo que indica la magnitud del problema ambiental heredado.

Con la ampliación de la plataforma continental de Galicia, es posible que parte de estas zonas profundas de vertidos pasen a formar parte del territorio español bajo jurisdicción nacional. Esto requerirá campañas específicas con técnicas oceanográficas de prospección profundas para la localización de más vertidos nucleares dentro de la jurisdicción española, así como el desarrollo de estrategias para su gestión y monitoreo.

Un crecimiento territorial con responsabilidades ambientales

La aprobación de esta extensión representa un hito histórico para Galicia, que ve ampliado su territorio marítimo con recursos estratégicos de gran valor para el futuro energético e industrial de España. Sin embargo, también supone asumir la responsabilidad de proteger y gestionar adecuadamente un espacio marino que alberga tanto oportunidades como desafíos ambientales heredados del pasado.

El reconocimiento definitivo por parte de la ONU, esperado próximamente, consolidará oficialmente esta ampliación, convirtiendo a España en uno de los países con mayor extensión de plataforma continental reconocida internacionalmente, con las oportunidades y responsabilidades que ello conlleva para las generaciones futuras.

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