La ‘costureira’ de Maceda: así trabajan las manos que tejen el Entroido

A Mercedes López Pascual le enseñó a vestir a los ‘felos’ su madre, ‘costureira’, que comenzó a tejer estos trajes a base de observar los que veía en su comarca. El traje no es un disfraz y para vestirlo hay que sentir lo que significa ser un ‘felo’.
16 feb 2025 11:50

Las risas de los ‘felos’ resuenan en la Serra de San Mamede. Llevan todo el día recorriendo las aldeas de Maceda y Xunqueira. Sus habitantes son alertados por el ruido de sus cencerros y salen de sus casas para ver cómo estas criaturas subvierten los ritmos de la vida en el campo y le ofrecen a cambio vino, empanada, bica y licores.  

Durante cuatro semanas los ‘felos’ portan su irreverencia por Maceda, en el rural orensano, ataviados con su vestimenta colorida, que presiden los animales de la sierra o, a veces, figuras astrales.

Cuando nace el día comienzan a vestirse, en este ritual que hace que dejen de ser personas para pasar a ser una especie de seres mágicos que nos podrían recordar a unos trasgos. Se ponen los trajes y necesitan luego enfajarse, para poder portar los cencerros que hacen sonar con estruendo. Acaban con la careta, que antiguamente nunca se quitaban delante de la gente para no desvelar su identidad.

Beben xastreu y licor de hierbas y se echan a hacer ruido y a bromear con los vecinos, robando sombreros, descolocando lo que encuentran a su paso, y todas las travesuras que se les ocurran. También le hacen mimos a la gente o se meten con ella. Van por varias aldeas a lo largo del día; en el pasado recorrían los quilómetros que separan unas a otras a pie, hoy también se ayudan de los coches.

Toda la magia y subversión de lo cotidiano que se produce en el Entroido no sería posible sin las manos que crean la vestimenta que portan los ‘felos’. Fueron las mujeres quienes conservaron la tradición de estas piezas de ropa. Los hombres vestían estos trajes, pero eran sus madres, tías, hermanas, primas o novias las que los elaboraban durante los meses anteriores.

A Mercedes López Pascual le enseño a vestir los ‘felos’ su madre, costurera, quien empezó a tejer estos trajes a base de observar los que veía en su comarca. Este traje no es un disfraz y para portarlo hay que sentir lo que significa ser un ‘felo’.

Entre hilos de colores y agujas, Mercedes acaricia el lino y el algodón para crear las dos piezas de la indumentaria, la chaquetilla y el pantalón. Es un trabajo paciente y laborioso, pues las dos partes llevan muchos adornos, que se elaboran artesanalmente: la chaqueta está cubierta de pasamanería y el pantalón va lleno de perillos. La artesana pasa horas elaborando estos detalles para tenerlos preparados antes de empezar a montar estas vestimentas, ya que el trabajo se le acumula cuando se acerca el Entroido.

Entramos en su taller, de nombre Moura, y los detalles dorados de estas ropas ancestrales se nos aparecen como piedras preciosas. El sol ilumina las máquinas de costura y los pedazos de papel en los que la costurera escribe anotaciones que le ayudan a transformar la materia inerte en vestimentas embrujadas, que portarán el calor de la tribu en el medio del frio invierno. Al fondo, la Serra de San Mamede asiste silenciosa a esta génesis que se repite cada año, y que siguen tejiendo las manos de las mujeres.

Galicia
Lluvia de hormigas, tierra y harina en uno de los días grandes del Entroido gallego
El pueblo ourensano de Laza, una de las referencias del Carnaval en todo el Estado, tuvo este lunes su fiesta más especial.
Cargando valoraciones...
Comentar
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Cargando portadilla...
Comentarios

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...