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La primera vez que entendí lo que era el machismo vi cómo una ráfaga de experiencias y palabras se estrellaban delante de mis ojos. Nunca imaginé que sería la razón por la que tantas mujeres tenemos que luchar.
Tenía pensado escribir sobre este tema en marzo, pero no podía caer en el error de olvidar que el feminismo es una batalla constante. Hemos presenciado cómo una ola de mujeres -y algún hombre- han salido con fuerza a defender a Jenni Hermoso por el beso no consentido y las declaraciones posteriores de Luis Rubiales que hemos tenido la desgracia, y la suerte, de presenciar, porque si no lo hubiera visto todo el mundo, seguramente no se hubiera creído a la jugadora.
No sé si es peor el bochornoso discurso que el presidente escupe con rabia o los presentes que aplaudieron apoyando al señor Rubiales; esto demuestra que aparte de echarle, hay que fumigar la RFEF. Si no fuera porque fue un acto formal estoy segura de que en esa sala hubiera retumbado un enérgico “lololololololo”.
Espera, yo no he venido a hablar de este hombre.
Nos hemos cogido de la mano entre todas para repetir, de una vez por todas, que no vamos a permitir más abusos de poder ni agresiones hacia nosotras, por muy normalizadas que estén
No puedo evitar emocionarme cuando veo a tantas personas movilizarse por Jenni, y ver cómo el #SeAcabó inunda las redes sociales. Desde las risas incómodas después de lo sucedido hasta las firmes declaraciones de las ganadoras mundiales y otras jugadoras. Nos hemos cogido de la mano entre todas para repetir, de una vez por todas, que no vamos a permitir más abusos de poder ni agresiones hacia nosotras, por muy normalizadas que estén.
“Jenni, hermana, aquí está tu manada” es una de las frases que se pudo escuchar en la manifestación espontánea delante de la sede de la RFEF. Esto nos ha demostrado una vez más que el feminismo es una fuerza imparable que contra todo pronóstico siempre va a luchar por todas las mujeres. En este caso, por un fútbol libre de violencias machistas. Más marimachos y menos machirulos. Y como escribe Irene Zugasti, Rubiales Rubiales de esta no sales.
¿Qué ocurre cuando no hay nadie mirando? Luego se preguntan por qué insistimos tanto en la importancia de una educación en derechos humanos y feminista
Aunque no podemos olvidar que hay miles de mujeres que no cuentan con este apoyo y no tienen pruebas grabadas para “demostrar” la agresión. Además, si hay hombres que se permiten hacer esto en público, ¿qué ocurre cuando no hay nadie mirando? Luego se preguntan por qué insistimos tanto en la importancia de una educación en derechos humanos y feminista.
No escribo porque esto no se haya dicho antes. Escribo exactamente por todas las veces que se ha gritado y nuestras quejas han pasado desapercibidas. O ignoradas. Pero parece que todavía no se han dado cuenta de que somos más, y de pequeñas aprendimos eso de por mí y por todas mis compañeras.
La primera vez que escuché la palabra sororidad me hizo gracia cómo las letras bailaban entre mis dientes. So-ro-ri-dad. Nunca imaginé que sería la razón por la que ahora puedo hablar sin morderme la lengua.
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Qué difícil es para muchos hombres y "mujeres", curiosamente, lo que es el feminismo, el consentimiento y la libertad sexual, en general. Muchos no entienden que un "simple beso" pueda ser considerado una "agresión sexual" con consecuencias penales, pero tampoco una palmada en el culo o tocar cualquier parte del cuerpo de una mujer sin su permiso, porque son cosas que han visto toda la vida, y en el caso de las mujeres, lo han sufrido sumisamente.
Por eso no pueden soportar ni entender este "falso feminismo", como lo llamaba Rubiales y tantos otros políticos de Derechas, sobre todo, porque ven atacados sus privilegios masculinos o simplemente, su forma de entender la vida y su relación con las mujeres desde ese paternalismo en el que todo se permite y es justificado desde una parte del género femenino, algo fundamental para el mantenimiento del machismo en la sociedad.
Por eso, resulta curioso e insoportable, para muchos, que después de todos los despropósitos, corrupciones, abusos, ilegalidades e impunidades varias de un personaje como Rubiales, lo que le haga caer sea un "simple beso", como el que daría a sus hijas presentes, según él.
Por eso, también causa tanta perplejidad en el "machismo patrio", la reacción desmesurada internacional que les pone ante un espejo en el que se ven fuera de su tiempo, marginados de este mundo en el que ven perder su lugar preponderante y dominante, viéndose amenazados por un grupo de mujeres vociferantes y rabiosas que han dicho "Basta", "Se acabó".