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Fronteras
Los CIE canarios reabren tras la dantesca experiencia de acogida en el muelle de Arguineguín
La mayoría de las personas que están llegando a las islas son solicitantes de asilo procedentes de Malí, un país en conflicto. CEAR Canarias reclama que “el muelle de Arguineguín no puede convertirse en el primer lugar de acogida”.
La presión social y las quejas de Cruz Roja y la Comisión de Ayuda al Refugiado en España sobre la acogida que se le está dando a los inmigrantes llegados en patera al muelle de Arguineguín (Gran Canaria) se han intensificado en los últimos días. Son ya 42 las personas migrantes internadas desde el viernes en el CIE de Barranco Seco en la isla, después de que el Ministerio del Interior volviera a abrir los Centros de Internamiento de Extranjeros de Tenerife y Gran Canaria. Y es que, a pesar de que la llegada de cayucos y pateras a Canarias es regular entre los meses de verano desde hace más de 10 años, el cierre de los CIE en las Islas por la Covid-19 y el repunte migratorio ha desembocado en una situación de descontrol en la recepción de personas en situación irregular.
Expertos y organizaciones como la Comisión de Ayuda al Refugiado en España (CEAR) o Cruz Roja han mostrado su preocupación acerca de la acogida que se le ha venido proporcionando a las personas que llegan a Canarias en cayucos, principalmente, en la isla de Gran Canaria. Tanto el delegado de Gobierno, Anselmo Pestana, como el Gobierno de Canarias han anunciado la intención de crear una “red de centros de alta capacidad” donde poder ubicar a las personas que están llegando al archipiélago.
“El muelle de Arguineguín no es el espacio adecuado para la primera atención de estas personas, además cuando es el primer lugar donde se les da atención jurídica. Que nos hayan sometido a este espectáculo es una invitación a que nos quieren acostumbrar a eso y nos negamos a que nos acostumbren. No son formas de tratar a las personas, esto no se lo harían a una persona blanca. Nunca hemos visto este maltrato, ha habido gente que ha pasado hasta seis días allí tirados en el suelo y cuando no están en el suelo están en una nave con cuatro baños químicos”, explica Txema Santana técnico de la Comisión de Ayuda al Refugiado en Canarias.
Santana añade que los CIE tardaron en reabrirse porque son infraestructuras “que no cumplen con las condiciones de seguridad, como se dijo cuando se cerraron, para convivir en una pandemia. Así, los describe como “celdas donde conviven varias personas, baños compartidos, horas de patio, privados de libertad...etc”. Para este técnico de CEAR, “encerrar a las personas en CIE en un momento de pandemia es no entender que las personas más allá de ser migrantes, también, tienen incertidumbres”.
“En Arguineguín no hay nada. Tiene cuatro baños químicos, portátiles, pero no hay zona donde asearse. Hay un fregadero común que está apartado de los baños”, explica uno de los médicos
“Los CIE se cerraron porque no había posibilidad de retorno debido a que las fronteras estaban cerradas”, explicaba Hanna Jallou, Secretaria de Estado de Migraciones en Radio Club Tenerife (Cadena Ser) el pasado 14 de septiembre. “Nosotros sí que sabíamos que podía haber un repunte, y estuvimos mirando las instalaciones, creo que el Gobierno ha actuado de manera muy rápida. No se ha quedado nadie en la calle. El único percance que ha habido ha sido en el Puerto de Arguineguín, porque se tenían que realizar pruebas PCR, había que esperar por los resultados y esos días llegaron muchas pateras”, indicaba Hanna Jallou.
Abián Montesdeoca, médico del Servicio Canario de Salud y parte del equipo de intervención por el Covid-19 en la gerencia de atención primaria señala que, en su mayoría, las PCR que se han realizado a las personas que llegan en cayucos dan negativas: “Normalmente, las condiciones en las que llegan varían dependiendo de la ruta que han seguido y del tiempo que han estado en el mar. Hay muchos cayucos que no se encuentran o que llegan cadáveres. Normalmente, suelen ser personas jóvenes en buen estado de salud, con lesiones por el trayecto y la compresión de estar mucho tiempo sentados”.
Montesdeoca explica cómo es la carpa: “En Arguineguín no hay nada. Tiene cuatro baños químicos, portátiles, pero no hay zona donde asearse. Hay un fregadero común que está apartado de los baños. No hay ningún espacio de intimidad. Nosotros tenemos que explorar a las personas y no podemos hacerlo, si hay que hacer alguna cura hay que meterlos en un almacén que está lleno de basura para poder explorarlos para no hacerlo delante del resto de las personas. Hay personas que han pasado 15 días en la nave, después de estar cuatro o cinco días en el mar. Sin poder asearse o bañarse, aparecen problemas en la piel”.
Una de las medidas que han surgido es la ubicación en recursos turísticos de forma temporal pero la patronal del turismo de Fuerteventura ha reaccionado en contra
Desde Cruz Roja creen que estas carpas no son el lugar idóneo para atender a estas personas, "siempre estamos luchando para que estén en el lugar más digno posible. Hemos tenido que montar estas infraestructuras porque nadie daba cabida a otra posibilidad.”, explica José Antonio Rodríguez Verona, responsable autonómico del Equipo de Respuesta Inmediata en las emergencias de Ayuda Humanitaria a Inmigrantes en Cruz Roja.
“Uno de los riesgos de transmitir esa imagen de inmigrantes aglomerados en un muelle, y no es un riesgo menor, es que sirva de gasolina para los racistas”
Verona señala: “Cuando llega la policía nacional es cuando se les puede hacer una PCR. Una vez se hace la PCR se deriva a Cruz Roja, otra vez, para albergar a estas personas en los recursos que tengamos, en estos momentos lo que más tenemos son hoteles en la zona de San Bartolomé de Tirajana y Mogán.”
La llegada de cayucos no solo se está dando en Gran Canaria, sino en todo el archipiélago, por lo que una de las medidas que han surgido es la ubicación en recursos turísticos de forma temporal. Sin embargo, han surgido voces contrarias a esta medida, como es el caso del presidente de la patronal empresarios de Fuerteventura (Asofuer), Antonio Hormiga, que aboga por reabrir el CIE de El Matorral, cerrado desde hace más de un año, tras descubrirse que se estaban produciendo gastos en el centro a pesar de estar en desuso: “Nuestra postura es que los empresarios no tienen por qué suplir al Estado. El Gobierno tiene infraestructuras suficientes para acoger a estas personas, tiene los cuarteles vacíos y en el caso de Fuerteventura está el CIE del Matorral que está inhabilitado desde hace tiempo. No creo que sea una imagen beneficiosa”. defendió Hormiga.
Para José Antonio Batista, profesor de Antropología de La Universidad de La Laguna, es importante centrar el debate y prevenir reacciones xenófobas o racistas: “Ha habido actos que entran dentro de la categoría del racismo. Uno de los riesgos de transmitir esa imagen de inmigrantes aglomerados en un muelle, y no es un riesgo menor, es que sirva de gasolina para los racistas. Se han visto comentarios en redes sociales de gente diciendo que ‘la gente aquí pasándolo mal y ellos en apartamentos’, decir esto es de una torpeza enorme”. Añade: “Cuando hablamos de cuestiones humanitarias lo menos importante es la imagen turística. El sector ya estaba mal, además, no creo que una medida solidaria pueda repercutir negativamente a la imagen del sector, casi lo contrario”.
Retrospectiva
Las últimas cifras publicadas por el Ministerio del Interior señalan que en 2020 la llegada de personas de forma irregular por vía marítima ha descendido respecto a 2019, pasando de 20.508 (2019) a 15.985 (2020), pero se ha incrementado el número de embarcaciones. En el caso de Canarias se ha pasado de 836 (2019) a 5.121 (2020) desde el 1 enero hasta el 15 de septiembre.
En su web, CEAR hace un retrato sobre la situación migratoria de Canarias y señala que el archipiélago es una de las principales rutas de entrada a Europa: “Solo hay tres rutas en Europa en las que aumentó el número de personas detectadas con respecto al año anterior y, de ellas, solo una en España: Canarias (2.700 llegadas)”. Txema Santana, técnico de CEAR Canarias, advierte: “Las personas que están llegando son sobre todo de Malí, y se está sabiendo que están pidiendo protección internacional y aún así los están encerrando. En Tenerife se evitó gracias a una peripecia inesperada, pero en Gran Canaria han encerrado ayer a 49 personas de las que 29 son de Malí, un país que según ACNUR está de norte a sur en conflicto. ¿Qué se pretende expulsar de las personas de Malí a Mauritania? Ya lo hicieron en más de 130 ocasiones en los primeros tres meses. Los expulsan en Mauritania para que luego los lleven a la frontera de Malí”.
“La llegada era previsible por los años anteriores, siempre pasa por estas fechas debido al estado del mar, es un factor que facilita la salida y la llegada a Canarias. Después de unos años tranquilos sí que ha habido un pequeño repunte respecto a la llegada de inmigrantes. Ha sido como un pequeño goteo”, explica José Antonio Batista, profesor de Antropología de La Universidad de La Laguna.
Batista alerta sobre la falta de coordinación y descontrol del Gobierno central y sobre la vulneración de derechos: “Por otro lado, da la impresión de que todo el sistema de vigilancia que se montó con el gobierno de Zapatero se ha ido desmantelando. Me refiero al sistema de vigilancia, aparte de toda la intervención, programas y misiones de la Unión Europea para evitar la salida de cayucos por una cuestión humanitaria. Parece que la Unión Europea ha dejado a un lado esa cooperación con España para controlar esos flujos migratorios. Respecto a la acogida me parece que muestra una improvisación bastante grave y el resultado es lamentable e inhumano”.
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