Francia
Dimite el primer ministro francés, Sébastien Lecornu, un día después de presentar un gabinete continuista

En medio de históricas protestas y huelgas contra las políticas de recortes, el Gobierno del primer ministro francés, Sébastien Lecornu, ha caído un día después de haber hecho público los nombres de su equipo de Gobierno. En la mañana de este 6 de octubre, el presidente de la república, Emmanuel Macron, aceptó la dimisión y Francia está oficialmente a la deriva. “No se puede ser primer ministro si no se dan las condiciones”, declaro Lecornu.
En la presentación del Gobierno, este efímero primer ministro había prometido “rupturas”, aunque la formación la elección de su gabinete hablaba más bien de lo contrario, con una enorme mayoría de ministros que repetían el cargo, con la presencia de macronistas como Gérald Darmanin, en Justicia; Élisabeth Borne, en Educación; Jean-Noël Barrot, en Asuntos Exteriores o Bruno Lemaire, en Defensa.
Los conservadores Rachida Dati, Bruno Retailleau o Manuel Valls también formaban parte de un gobierno que nació con pocas expectativas de vida y cuyo futuro quedó sellado cuando se dio a conocer el carácter continuista de su equipo de gobierno. Del antiguo gabinete un total de 11 ministros seguían en el cargo. Ya cuando Macrón nombró a Lecornu como primer ministro el pasado 7 de septiembre —después de que otros dos primeros ministros se vieran obligados a dimitir—, el propio Lecornu se presentó a sí mismo como el “primer ministro más débil de la V República”.
La indignación por la conformación del nuevo gabinete no vino solo de la oposición popular y parlamentaria. El partido de Los Republicanos, aliado a Macrón, protestó por la escasa presencia en el nuevo equipo de Gobierno, a pesar de haber colocado como ministro de Interior a Bruno Retailleau, conocido por su política dura con respecto a la inmigración.
La falta de apoyos y de mayoría en el Congreso, con un Partido Socialista que confirmó que censuraría al nuevo ejecutivo, y una movilización en las calles con tres huelgas en menos de un mes han acelerado una crisis de Gobierno que a nadie ha sorprendido. “No se puede gobernar un país contra el propio país”, declaraba Sophie Binet, secretaria general de la CGT en la manifestación en París del 2 de octubre. La sindicalista hablaba de un cambio de paradigma: “Si nada cambia vamos a pasar de una crisis democrática a una crisis de régimen”.
Lecornu tomó posesión el pasado 10 de septiembre después de que François Bayrou perdiera una moción de confianza en la Asamblea por su plan de recortes, contestado en el propio parlamento y en la calles.
Para salir del atolladero, el partido ultraderechista Reagrupamiento Nacional ha exigido la disolución de la Asamblea y la convocatoria de elecciones legislativas. “La única decisión sensata en estas circunstancias [...] es volver a las urnas”, declaró Marine Le Pen. También por la dimisión han optado algunas figuras de Los Republicanos, como el alcalde de Cannes, David Lisnard: “El interés de Francia exige que Emmanuel Macron programe su dimisión, para preservar las instituciones y desbloquear una situación que es inevitable desde la absurda disolución”.
Desde el plataforma electoral de centro-izquierda del Nuevo Frente Popular, que obtuvo el primer puesto en la últimas elecciones, la diputada Clémentine Autain considera que la única salida “salida a esta carnicería” es la formación de un Gobierno de izquierda. “Con la dimisión de Sébastien Lecornu, el partido de Macron está en agonía. Está sumiendo al país en una crisis de régimen”, declaraba en la prensa francesa.
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