La economía, ¿una ciencia idiota?

El sueño de los economistas neoclásicos es convertir su disciplina en una «ciencia económica pura». Pero semejante proyecto, que conlleva un rechazo de las demás ciencias sociales, tiende a naturalizar el mercado y a sustraer la «cuestión» económica a la esfera política.

Matemáticas
George Becker (Pexels)
Profesor de Filosofía
10 may 2019 09:30

A la pregunta que le plantea Judith Bernard, con motivo de la publicación de su Capitalismo, deseo y servidumbre, de saber si la economía tiene necesidad de filosofar, y especialmente, de hacerlo en compañía de Spinoza, la respuesta de Frédéric Lordon es contundente: «Los economistas ignoran a Spinoza tanto como a la filosofía en general y, para ir aún más lejos, tanto cuanto ignoran y desprecian a las demás ciencias sociales». Según Lordon, el sueño apenas disimulado de los economistas pertenecientes a la ortodoxia neoclásica no es sino el de convertir su disciplina en una «ciencia económica pura» capaz de decir la verdad toda de los hechos económicos. Henos aquí con una ambición tenaz de la que no hace mucho se hacía aún eco el libro de Guy Sorman (para quien, como bien reza el título homónimo de su obra, la economía no miente), y que desde finales de los años 60 quedó ya plasmada en el premio Nobel —o, mejor dicho, el premio del Banco de Suecia en memoria a Alfred Nobel— que los economistas neoclásicos «se fabricaron» con el fin último de difundir la idea de que ellos «son científicos tan valiosos y serios como lo son aquellos que han sido galardonados por sus descubrimientos en física, química o medicina» (Bernard Guerrien).

La economía y su «deseo de “ser ciencia”»

Pero, ¿a qué se debe semejante «deseo de “ser ciencia”» (Lordon)? Gran parte de los economistas, que a principios del s. XX eran ingenieros de formación, se vieron forzados, como consecuencia de la crisis de 1930, a operar una «reterritorialización» académica y profesional, pues cada vez les era más difícil desarrollar su carrera científica en su campo de origen. Así es como afloró y se fue consolidando una «tradición de ingenieros-economistas» cuyo primer balbuceo, empero, se remonta a Léon Walras, al que se considera con frecuencia como el padre fundador de la economía matemática (corriente de pensamiento económico con la que la teoría neoclásica mantiene fuertes vínculos). Así pues, para Lordon, no es sino esta «cultura científica» —de la que están fuertemente imbuidos— la que permite explicar en buena parte la reticencia de los economistas ante la asimilación de su disciplina a las demás ciencias sociales (historia, sociología, psicología, antropología, etc.). Frente a unas ciencias consideradas demasiado «literaturizantes», los economistas ortodoxos no tienen otra ambición que la de convertir su disciplina en «la ciencia más dura de las ciencias blandas»; vale decir: en una «suerte de física de los mercados» (Lordon), de la que, a cambio, cabría esperar predicciones experimentalmente contrastables. Esperanza comprensible pero sin embargo ilusoria por cuanto la economía, al ser incapaz de domar la incertidumbre, y al acusar asimismo, como es el caso de la ortodoxia neoclásica, una «fragilidad epistemológica» de la que da muestra «la facilidad con la que usa y abusa del “como si”» (Robert Boyer), se limita la mayoría de las veces a «[explicarnos] magistralmente al día siguiente por qué se ha equivocado la noche anterior» (como gustaba de recalcar Bernard Maris citando a Kenneth Boulding).

Pese a los impedimentos epistemológicos que derivan de la naturaleza misma de su objeto de estudio (el mundo social-humano), y que traban de entrada su realización, queda patente que semejante proyecto de convertir la economía en una disciplina «genuinamente científica» o, dicho con otras palabras, que tal intento por llevar a cabo una «revolución galileana» en el campo de la economía no se entiende sin traer a colación la auténtica fascinación que ejerció la ciencia física sobre los economistas, empezando por la figura inaugural de la economía matemática, el ya mencionado Walras, cuyo sueño era elaborar nada menos que una «física social». Al respecto resulta de interés señalar cuánto su concepto de equilibrio económico en uno o varios mercados toma prestadas formulaciones e imágenes que pertenecen a la mecánica clásica. Tal admiración por la física se debe, no sólo a sus logros teóricos, sino también a sus aplicaciones técnicas como las máquinas (autómatas, relojes, etc.) por cuanto «fomentan una concepción determinista en un mundo ordenado y autorregulado» (Maris). No es, pues, de extrañar que Walras haya concebido el mercado a imagen de la canica que siempre acaba volviendo al fondo del bol, es decir, como un «sistema natural» capaz de autorregularse y alcanzar el equilibrio mediante unas «leyes inmanentes» matemáticamente formalizables.

Tal intento por llevar a cabo una «revolución galileana» en el campo de la economía no se entiende sin traer a colación la auténtica fascinación que ejerció la ciencia física sobre los economistas.

Bajo el dominio de una teoría neoclásica en buena parte heredera del «esquema walrasiano», y cada vez más adherida a los «estándares anglosajones de cientificidad indexada sobre la intensidad matemática», la economía ha llegado —dice Lordon— a postular una alternativa tan intransigente como ruinosa en lo que al análisis y a la explicación de los fenómenos económicos respecta: no habría más elección que entre «la ciencia suprema» y «las tinieblas de la no-ciencia», esto es, entre la economía matemática y la práctica literaria e histórica de esta disciplina. Si bien no cabe duda de que las formalizaciones matemáticas resultan ser de suma importancia para aclaraciones intelectuales, resta que no se puede aspirar a convertirlas en el único marcador epistemológico sin desentenderse al mismo tiempo de la complejidad propia de los hechos social-humanos. A pesar de dichas advertencias, la economía ha sucumbido a la «tentación por la ciencia matematizada», lo que la ha llevado a renunciar —cuando no «reprimir»— a todo lo que, en la aproximación a los hechos económicos, tuviese algo que ver con (el peso de) las determinaciones históricas y sociales. Así resume Lordon la situación: la economía «[tomó] a la física por referente en el mismo momento en que procedía a la forclusión [represión] de la historia y de su idiografía», convirtiéndose de este modo en el lugar de una hipertrofia matemática de tal magnitud que los hechos económicos terminaron desdibujándose ante la avalancha de ecuaciones y modelizaciones.

La economía más allá de (ciertas) matemáticas

Lordon, entre otros (Boyer, Maris, Guerrien, etc.), arremete, pues, contra cierto uso de las matemáticas en el campo de los estudios económicos, a saber: contra aquel que ha sucumbido al canto de las sirenas de la «autorreferencialidad» y la «endogénesis» y ello hasta el punto de llevar la matemática a prescindir lisa y llanamente de cualquier referente real y, en consecuencia, a producir sus propios problemas, pues ya es cosa sobradamente sabida, subraya Lordon, que «el pensamiento puramente matemático […] no precisa de ningún referente real para desplegar al infinito la exploración de las idealidades y la carrera a la generalización». Así es como la ortodoxia neoclásica ha venido convirtiendo —o, al menos, ha intentado convertir— la teoría económica en un «sistema formal» capaz —en base a un número restringido de axiomas (en realidad, unos meros «como si») y a una sintaxis (definida por las reglas de la inferencia lógica y el cálculo analítico)—, de elevar simples enunciados económicos al rango de «teoremas». He aquí la consecuencia de esa hipertrofia «matematicista»: lo que Lordon describe como una «fagocitosis» de la economía por su instrumento y cuyo nombre es la «axiomatización». De mero instrumento al que recurría el economista para llevar a cabo formalizaciones potencialmente esclarecedoras, las matemáticas, por su sobreabundancia, han pasado a ser una cortina de humo que solapa mal que bien «la indigencia de los enunciados económicos subyacentes y la fragilidad de su certeza». En esas condiciones, existen razones suficientes para sospechar que, bajo esa «ideología del cálculo» —que funciona como «un instrumento de terror, un procedimiento de exclusión del populacho» (Maris)—, se esconde en realidad un intento por ocultar «la fragilidad del vínculo que une a la teoría [neoclásica] con su dominio empírico» (Lordon). Estrategia de camuflaje que traiciona, pues, el sinsentido de la axiomatización, de los razonamientos regidos por el más que temerario «en igualdad de todos los demás factores»; en suma: el absurdo que caracteriza a la aprehensión de un fenómeno económico con independencia de cualquier otra manifestación humana (social, histórica, etc.).

El pensamiento económico —que, bajo el influjo de la teoría neoclásica, ha dejado de ser político para volverse matemático— reprime las determinaciones sociales e históricas.

En resumidas cuentas, el pensamiento económico —que, bajo el influjo de la teoría neoclásica, ha dejado de ser político para volverse matemáticoreprime las determinaciones sociales e históricas. Pero lo reprimido, como bien enseñó Freud, no deja nunca de retornar. Y en este caso retorna evidenciando, pese a los intentos de ocultación, unos «rendimientos [explicativos] de una preocupante mediocridad» (Lordon). Así, para tomar prestadas palabras de Deleuze y Guattari, convendría advertir in fine que cualquier enunciado, ya sea económico o de otra índole, siempre «remite […] a unos problemas sin los cuales carecería de sentido», y que, por lo tanto, siempre tiene «la parte y el género de verdad que merece» en función de los problemas planteados, esto es, del «sentido producido». Sentado esto, cuando la teoría neoclásica decide abordar la economía independientemente de la historia, la antropología o la sociología haciendo creer que la matemática y la axiomatización constituyen «el molde explicativo en el que debe fundirse la complejidad social» (Maris), ¿qué hace si no es incurrir potencialmente en problemas mal planteados? Cuando no en «falsos problemas» (Bergson), de donde procede a su vez un tipo peculiar de verdad, esa «criatura bonachona que concede incesantemente a todos los poderes establecidos la seguridad de que no causará nunca la menor incomodidad a nadie, ya que después de todo no es más que ciencia pura» (Nietzsche).

Ante la matematización desenfrenada que acusa hoy en día la economía, no sería sin embargo menos erróneo —subraya Lordon— prescindir sin más del poder esclarecedor de la formalización ahí donde la práctica literaria e histórica de la economía tropieza con límites infranqueables. Haciendo hincapié en la capacidad paramétrica de las formalizaciones, es decir, en su capacidad para establecer inequívocamente las condiciones de validez de un resultado dado, Lordon muestra por ejemplo cómo los desarrollos contemporáneos de la teoría del equilibrio general no dejan de ser valiosos pese a que su contribución positiva al estudio de las economías de mercado sea escasa cuando no nula, pues demuestran negativamente la imposibilidad real para el mercado de alcanzar el equilibrio al evidenciar la larga lista de condiciones harto restrictivas que para ello hace falta cumplir: «economía sin moneda, no crecimiento de los rendimientos, ausencia de efectos externos, competencia perfecta, existencia de un sistema de mercados completos...». Por ello, concluye Lordon en tono irónico: «lo que la heurística de la mano invisible y el entusiasmo literario de Adam Smith habían hecho, han sido las matemáticas quienes lo han deshecho». De lo que se trata entonces es de determinar cuál es el «buen uso» de las matemáticas, sus virtudes tanto como sus límites. «Lo que se encuentra aquí en entredicho no es, por tanto, la matemática en economía sino cierto uso de la matemática en economía». Pero también de comprender que la matematización a ultranza de la economía no es sino el correlato del viejo paradigma walrasiano del mercado autorregulador y capaz de equilibrio. Ahora bien, debemos a Albert O. Hirschman haber mostrado hasta qué punto la naturalización del mercado permite sustraer la «cuestión económica» a la esfera de la política y obtener por consiguiente la resignación de quienes ven en la economía una suerte de fatalidad, pues se les ha hecho olvidar que ésta procedía de la política (Maris), que era indisociable, como dice un Lordon fiel a la teoría de la regulación, de un constructivismo institucional, el cual procura regular el mercado confiriéndole una estabilidad (siempre relativa) que, a consecuencia de las fuerzas antagónicas que lo atraviesan, «es por sí solo incapaz de engendrar» (Benjamin Coriat).

Para que la ciencia económica no permanezca atrapada en la estéril «concatenación de tautologías formales» y deje de esconder bajo esa jerga matematicista ideologías simplistas (como el «darwinismo social»), es preciso rellenar la teoría con algo de «“materia” económica» (una «materia» fundamentalmente «histórica y social», recalca Lordon), y restaurar asimismo los derechos de una economía política ahí donde los neoclásicos sólo pretenden ver ciencia pura. Y lo que nos enseña semejante aproximación científica pero exenta de cientificismo a dicha «materia» social e histórica es que la economía tan sólo puede acceder a una forma más modesta de generalidad, a saber: la de «una nomología local y contingente» o «conjunto de “leyes” históricamente situadas y perecederas que se corresponden con una secuencia particular de la dinámica del capitalismo».

Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver listado completo
Cargando valoraciones...
Ver comentarios 6
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Cargando relacionadas...
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver listado completo

Aborto
Gritos de “asesina” y citación en comisaría: así es abortar cuando te acosan grupos antielección
A finales de junio, una mujer fue increpada al entrar en la clínica a la que acudió para someterse a una IVE. Su caso no es una excepción. La reforma aprobada en 2022 para castigar estas conductas no ha frenado los hostigamientos.
Murcia
Extrema derecha
La Fiscalía de Murcia investigará si el presidente de Vox Murcia ha incurrido en delitos de odio
El órgano judicial responde a las denuncias de PSOE, Izquierda Unida y Podemos que apuntan a José Ángel Antelo como instigador de las razzias que se están llevando a cabo en Torre Pacheco.
Siria
La justicia, el gran reto de la transición siria
Con más de 100.000 personas desaparecidas y decenas de miles de muertos, la población siria busca justicia mientras el país echa a andar.
Opinión
Integración, valores europeos, y otros grandes chistes racistas
El poder ha sabido rentabilizar bien las migraciones: se explota su fuerza de trabajo para engordar las sacas del capital, se explota su alteridad para que la gente no piense en la desposesión que sufren por culpa de este régimen de la avaricia.
Opinión
Lo de Torre Pacheco tiene un nombre: terrorismo supremacista blanco
Lo que está pasando en la localidad de Murcia es responsabilidad de una narrativa supremacista blanca alimentada por políticas migratorias racistas y por la criminalización y estigmatización que sufren las poblaciones migrantes y racializadas.
El Salto n.79
La celulosa o la vida: periodismo situado y lucha social para frenar un ecocidio
El jueves 17 de julio os esperamos en el CS “A Nubeira” de Vigo para presentar el último número de la revista El Salto.
Arte contemporáneo
Palabras contra el poder: la vigencia radical de Barbara Kruger
La primera retrospectiva completa de Barbara Kruger en España presenta los distintos formatos y soportes con los que ha trabajado en las últimas cinco décadas: ‘paste-up’, instalaciones de vídeo, obras en LED y vinilos murales.
Opinión
Superman y el ‘reset’ de los superhéroes en crisis
‘Superman’ no es una película de Costa-Gavras, pero ya las declaraciones de Gunn durante la promoción, destacando que es la historia de “un inmigrante”, soliviantaron al trumpismo.
Comunidad de Madrid
Los bomberos forestales madrileños inician una huelga de un mes
Cerca de 80 trabajadores se han encerrado en la sede de Tragsa a la que acusan de no negociar mejoras laborales y ante la “desidia” de la Comunidad de Madrid.

Últimas

Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Después de un año de trabajo, lanzamos en julio la nueva web de El Salto, con un nuevo diseño, pero, sobre todo, con una nueva Zona Socias llena de ventajas para las personas que hacen posible El Salto con su apoyo.
Economía
¿Cómo funciona el mecanismo de defensa que Europa podría activar contra los aranceles de Trump?
Varios gobiernos europeos apuestan y presionan a la Comisión Europea para que active el Instrumento contra la coerción económica contra las amenazas estadounidenses.
Maternidad
La discriminación de las familias monoparentales por los permisos de nacimiento llega al TEDH
Una familia monoparental demanda al Estado español por entender que se ha vulnerado su derecho a la no discriminación.
México
Si México fuera verde: niñas madres, leyes muertas y la lucha por decidir
La viralización de la información sobre partos infantiles revela la realidad de una violencia ignorada en un marco legislativo que obliga a actuar
Fronteras
Las devoluciones en caliente de solicitantes de asilo pasan a ser política oficial en Alemania
La Alemania de Friedrich Merz consagra una política de mano dura y devolución en caliente de solicitantes de asilo que las ONG de apoyo a migrantes denuncian como ilegal.
Alicante
Denuncian cortes de suministro en pleno verano por parte de Aguas de Alicante
Varios bloques de edificios del barrio de Los Ángeles padecen cortes de agua a lo largo del mes de junio y julio sin que la empresa les diera una respuesta clara sobre la situación.
Análisis
La carrera que nunca termina: una respuesta a Quinn Slobodian
La continuidad del pensamiento neoliberal se sostiene en que las sociedades solo sobreviven ganando carreras competitivas.

Recomendadas

Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Diversos fondos de origen israelí están presentes en proyectos urbanísticos de Málaga influyendo en la turistificación de la provincia mientras se enriquecen con la ocupación de Palestina
Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
Patricia Reguero Ríos, redactora de El Salto, presenta ‘Todo lo que pasó el día que me mordió mi hija’ (La Imprenta, 2025), un conjunto de relatos que desde lo individual apelan a lo colectivo y que se devoran con una mezcla entre ansiedad y placer.
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel
“La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
La autora y psicóloga argentina pone en valor la amistad frente a los modelos relacionales centrados en la pareja y la familia. Tampoco le interesa la familia elegida: “Marca una línea muy clara entre lo que pertenece y lo que no”.
Barcelona
El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
La red de reciclaje en Barcelona es de una complejidad casi hermética, más aún si hablamos de los recicladores informales, más conocidos como chatarreros. Salimos a la calle a entender una economía sumergida que está a la vista de todos.
Comentarios 6

Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.

Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!

Cargando comentarios...