Feminismos
Aceite de palma, violencia, escasez... y mujeres en resistencia

En comunidades campesinas asediadas por el monocultivo de palma aceitera en Colombia, las mujeres sostienen los procesos de resistencia, comenzando por el más elemental de todos: el cuidado de la vida de la comunidad.
aceite de palma
Campesinas en una plantación de aceite de palma en Colombia. Jheisson A. López

cofundadora del proyecto Carro de Combate.

23 mar 2021 04:01

En Marialabaja (Colombia), las necesidades alimentarias se resuelven diariamente gracias al trasiego cotidiano de las mujeres, que pasan la mañana circulando de una casa a la otra. Fernanda pasa por la casa de Meliza y recoge una diminuta bolsa con la ración de aceite que necesita para preparar el almuerzo; Meliza va a la casa de su madre, doña Gabriela, para llevarse un pescado; una vecina trae unas yucas y un plátano de su cosecha para que Meliza lo comparta con sus hermanas. Entre todas, logran que todo el mundo coma, no solo en sus hogares sino en la comunidad. Porque, como le escucho una tarde a Alfredo, “lo que no se ha visto en estas veredas ha sido la indigencia”. Aquí, en territorios rurales donde perviven formas de vida comunitarias que se han ido descomponiendo en otros lugares mejor adaptados al avance del orden neoliberal, lo poco que hay se comparte, porque esa es la clave de la supervivencia.

Vereda es el nombre que reciben en Colombia las pedanías; y esta vereda de Marialabaja, un municipio de la región de los Montes de María, en el Caribe colombiano, es una de las que más impactadas por la súbita llegada a la región, dos décadas atrás, del monocultivo de palma aceitera, que socavó las economías campesinas de las comunidades campesinas y afrodescendientes. A la rápida expansión de las plantaciones de palma antecedió la incursión del paramilitarismo, que obligó a huir a miles de personas, dejando atrás sus casas, sus tierras y sus vidas.

Al volver, meses o años después, cuando pensaban que todo estaría más tranquilo, descubrieron que en las tierras antes destinadas al pancoger —así se refieren en Colombia al cultivo de alimentos para el autoconsumo, como el ñame, la yuca o el maíz— ahora solo había hileras de palma, ordenadas como si se tratase de una fábrica al aire libre. Fue entonces, cuentan las campesinas afrodescendientes de Marialabaja, que comenzó a reinar la escasez donde antes había abundancia. Llegó la escasez de agua y alimento en estas tierras conocidas como la despensa de la región: los agroquímicos y las plagas que trajo consigo el monocultivo relegaron a un lugar marginal los cultivos de ñame, yuca y maíz, así como los huertos de verduras y hortalizas, el pescado otrora abundante e incluso los árboles frutales.

Desde entonces, Fernanda, Meliza, Gabriela y muchas otras como ellas se las apañan para que a nadie le falte un plato de comida, aunque a veces escaseen las proteínas o las vitaminas en su dieta. La provisión de agua es, en estas veredas, la tarea más pesada con la que cargan las mujeres, un peso que recae literalmente sobre sus cabezas. Existe una precaria red de tuberías que llevan agua a las casas, pero no es agua potable: es de la represa cercana, que llega tan sucia que no hay en el pueblo mujer que se libre de picores vaginales. Asimismo, abundan múltiples enfermedades estomacales y dermatológicas. Las mujeres de Marialabaja lo atribuyen a los agroquímicos que se aplican a la palma porque, aseguran, el agua estaba mucho más limpia antes de la llegada del monocultivo.

Antes de la palma podían beber agua de los pozos artesanales que había en la comunidad; esos mismos que se secaron por la enorme cantidad de agua que absorbe el monocultivo palmero

Además, antes de la palma podían beber agua de los pozos artesanales que había en la comunidad; esos mismos que se secaron por la enorme cantidad de agua que absorbe el monocultivo palmero. Así que el agua que llega en las tuberías se destina a la higiene personal y la limpieza, mientras que, para beber, las mujeres deben proveerse de agua que recogen del lugar de la represa, donde el agua está menos turbia. Está lejos de ser potable, pero en algunas casas cuentan con filtros que les consiguió una oenegé europea. En otras, no. Y las hay que ni siquiera agua sucia reciben en tuberías, porque un día se estropearon y nadie llegó a arreglarlas.

Cocinar y abastecer al pueblo de agua limpia, pero también barrer los patios, cuidar de los animales que aún son criados en los patios, limpiar el pescado cuando algo hay, criar a los niños, limpiar la casa y quemar la basura, porque a estas veredas no llega el camión de la basura y algo tienen que hacer con los desechos. Son actos cotidianos, invisibilizados, que sostienen la vida en las comunidades de Marialabaja y permiten que estas resistan, que sigan siendo campesinas, que haya todavía quien preserve un pequeño pedazo de tierra para seguir cultivando yuca y ñame. Para que esos saberes y esos sabores no se pierdan. Porque, como dice un campesino orgulloso en estas veredas: “Cada año salen cientos de ingenieros agrónomos de una facultad de Ingeniería, pero para que haya un campesino hacen falta generaciones enteras, porque eso no está en los libros”. Es un saber que se aprende con el cuerpo, a través de la experiencia.

Cuidar es un acto político

Las mujeres sostienen la vida en las veredas de Marialabaja, pero también están al frente de diversos procesos comunitarios que reclaman al Estado mejores condiciones de vida. Por la casa de Meliza, que tiene dos puertas y ambas siempre abiertas de par en par, pasan diariamente varias personas preguntando dudas de lo más variopintas. A veces, para rellenar un formulario y pedir una yuca. Otras, para preguntar por el pozo artesanal que ella abrió en su patio, pero que se secó pronto. Cuando no, por un consejo, para tomar un tinto —un café solo— y compartir recuerdos de los tiempos difíciles que ellas adornan con risas.

El orden patriarcal niega el valor de las tareas de cuidado al tiempo que las asigna a las mujeres. Estas tareas no son apenas valoradas: son invisibles, a pesar de que son absolutamente esenciales para el cuidado de la vida y para la propia existencia de la comunidad. También se les niega su carácter eminentemente político: “Las mujeres han estado en todos los conflictos, anónimas e indispensables. Pero, desde una lectura patriarcal de qué son las luchas y qué es político, se ocultan sus activismos, así como el trabajo reproductivo y de cuidado. Se olvida que la práctica política surge en la cotidianidad”, apunta Helena Silvestre, militante afroindígena en favelas y ocupaciones de tierras de São Paulo.

Sea en las comunidades rurales o en las periferias de las grandes urbes, las tareas domésticas no se desarrollan de puertas adentro, sino que salen a la calle y se resuelven colectivamente

“En las ocupaciones de tierras y en las favelas, las mujeres siempre tuvieron un lugar silencioso, pero imprescindible. No existe comunidad sin el trabajo de las mujeres”, añade Silvestre. Porque, sea en las comunidades rurales o en las periferias de las grandes urbes, las tareas domésticas no se desarrollan de puertas adentro, sino que salen a la calle y se resuelven colectivamente. Las ‘ollas populares’, también conocidas como ‘ollas comunes’, se despliegan en barrios populares de países como Chile, Argentina y Perú, cuando las mujeres se organizan para cocinar y dar de comer a todo el colectivo. Una vez más, lo poco que hay se reparte. Porque estas mujeres saben que no es una opción quedarse esperando a que el Estado resuelva los problemas. Y estas luchas “encierran una identidad colectiva, constituyen un contrapoder y abren un proceso de autovaloración y autodeterminación del cual tenemos mucho que aprender”, escribe Silvia Federici en Reencantar el mundo. Feminismo y Política de los comunes (Traficantes de Sueños, 2020).

Biodiversidad
Oreo, las galletas vinculadas a la extinción del orangután

Una investigación señala que los proveedores de aceite de palma de la multinacional Mondelez han destruido casi 25.000 hectáreas de hábitat del orangután en dos años. En total, 22 suministradores de la marca han acabado con 70.000 hectáreas de selva.

Estos procesos permiten observar cómo se interseccionan las dimensiones de raza, género y clase en el avance del modelo extractivista y necropolítico que está en la base del sistema de producción, distribución y consumo en el que estamos inmersas. Por eso, como plantea la economista alemana Maria Mies en Patriarcado y acumulación (Traficantes de Sueños, 2019), un movimiento de liberación feminista debe redescubrir las relaciones concretas entre personas que ocultan las mercancías, trazando la historia que hay por detrás de tales mercancías: cómo las historias de muerte y destrucción que a su paso deja la palma de aceite en países como Colombia, Ecuador o Indonesia. 

La violencia se escribe sobre el cuerpo de las mujeres

Mientras tanto, las mujeres son víctimas también de la violencia con la que avanza el modelo extractivista sobre territorios como Marialabaja. En Colombia, en el marco del conflicto armado, más de 875.000 mujeres sufrieron violencia sexual entre 2010 y 2015. Solo un 22% lo denunció, según Oxfam. “A las mujeres nos ha tocado la peor parte. Unas perdimos el marido y nos tocó ese rol de sacar adelante todo. Muchas fuimos víctimas de violencia sexual. Muchas ni han podido denunciar. Eso es un dolor profundo, y un trauma que es físico, que está muy adentro”, cuenta Danilia en Marialabaja.

Es un precio más, un precio muy alto, que pagan las mujeres de Marialabaja por la expansión del monocultivo de palma de aceite. Dice Willy, un campesino, que “violencia y palma, eso viene muy amarradito”. En el pueblo todos saben que los paramilitares que sembraron el terror en los Montes de María, entre 1998 y 2003, eran los mismos que por el día se paseaban con uniformes militares, y por la noche los cambiaban por los uniformes de los grupos de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC). Igualmente es sabido en Colombia la relación de las AUC con el expresidente Álvaro Uribe Vélez, y ha sido ampliamente estudiado cómo la estrategia del terror paramilitar se ha colocado desde hace décadas al servicio del avance de actividades extractivas vinculadas a capitales locales y trasnacionales.

Biocombustibles
Lo dice la UE: el biodiésel de palma es insostenible

Un documento oficial de la Unión Europea clasifica este combustible como insostenible debido a la deforestación y a las emisiones de gases de efecto invernadero que provoca.

Dos décadas después, permanece el hostigamiento de los paramilitares frente a los campesinos. Por eso, los nombres que aparecen en este artículo son falsos, y tampoco se detalla el nombre de la vereda donde se recogió esta información. En toda Colombia, y con más virulencia en regiones como los Montes de María, el pasado 20 de enero, la Comisión Colombiana de Juristas (CCJ) denunció que la población de El Salado lleva meses sufriendo amenazas a través de sus teléfonos móviles, de panfletos y grafitis en los que los paramilitares instan al desplazamiento forzado de líderes sociales y defensores del territorio. Llegan incluso a amenazar con repetir la brutal masacre de febrero del año 2000, que dejó un centenar de muertos en El Salado.

La violencia, que siempre estuvo ahí, vuelve a desbocarse en Colombia, donde la situación de excepcionalidad que deja pandemia ha coincidido con el gobierno uribista de Iván Duque. Según la Oficina de la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, en 2020 se produjeron en el país 66 masacres que dejaron 255 muertes, el doble que el año anterior. Y el motivo sigue siendo el mismo: expandir un modelo económico que favorece a unos pocos, destruyendo las economías campesinas que podrían dar las claves para una forma de vida más sostenible y más justa.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Andalucismo
Marxiamo andaluz Un marxismo propio
Mis palabras en este prólogo quieren acercarse a los temas que Javier refleja en este libro desde la praxis, esa es la propuesta de la mirada marxista y decolonial desde Andalucía
Filosofía
Transmodernidad El último Dussel y el futuro de la Historia
El articulo que publicamos constituye el prólogo a la obra Al otro lado de la modernidad. Ensayos de filosofía de la Historia (Bellaterra, 2024)
#85582
23/3/2021 23:35

Y la España oficial pone a Colombia como ejemplo a seguir, gracias a supuestos procesos pacificadores y de supuestos avances económicos... España y la Unión Europea protegen ese estado de cosas violento y corrupto porque se benefician de ello. Todo lo demás les da igual. Europa ejemplo de derechos humanos y democracia... O de cinismo e hipocresía, más bien.

0
0
Energía
Energía Red Eléctrica echa balones fuera: culpa a las empresas del apagón y de entorpecer la investigación
“No toda la información recibida de las compañías eléctricas ha tenido la calidad deseable, ni ha sido tan completa como era necesario”, ha declarado la presidenta de Red Eléctrica, cuyo informe culpa a las empresas: “No hubo control dinámico”.
Infancia
Fronteras Fallos en la detección de edad y encierro con adultos: España incumple los derechos de la infancia migrante
La detención automática y prolongada de menores, a veces en centros para adultos, errores sistemáticos en la identificación de la minoría de edad y otras vulnerabilidades dejan a los niños y niñas sin tutor ni protección.
Comunidad de Madrid
Gasto público Ayuso ha gastado ya 300 millones de euros en el Hospital Zendal, que ingresó a un paciente al día en 2023
Más de la mitad del gasto se atribuye a las inversiones reales, que incluye la construcción del centro. Las constructoras encargadas de las obras fueron San José, Ferrovial, Sacyr y Dragados, entre otras.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Ayuso congela las becas comedor para el curso 2025/2026
El plazo de solicitud de ayuda para el comedor escolar se abre con el anuncio de la Comunidad de Madrid de un fondo de 68 millones de euros, el mismo que se destinó para el curso pasado, pese al aumento de la demanda y de la inflación.
Cádiz
Derechos laborales Más de 25.000 trabajadores se unen a la huelga del metal de Cádiz en su primera jornada
Los sindicatos apuntan que el 95% de los trabajadores del sector se han unido a la huelga para denunciar la situación laboral y los abusos laborales de compañías como Airbus, Navantia o Dragados Offshore.
Alicante
Alicante Un campo de golf amenaza la Marjal de Pego
Centenares de pegolinos protagonizaron una jornada de protesta masiva contra el PAI Pego-Golf, que pretende urbanizar 160 hectáreas colindantes a un parque natural.
Argentina
Myriam Bregman “Hoy proscriben a Cristina Fernández, mañana pueden proscribir a la izquierda”
Referente de la izquierda no peronista, la exdiputada nacional y líder del Frente de Izquierdas defiende la necesidad de enfrentar a Milei en las calles y acusa a la dirigencia sindical y peronista de inacción y complicidad con la extrema derecha.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Los bomberos forestales, sin soluciones, plantean una huelga en temporada alta de incendios
El conflicto laboral se está enquistando y los trabajadores valoran aumentar la presión ante la falta de respuestas por parte de la empresa y de la Comunidad de Madrid

Últimas

Málaga
Derecho a la vivienda Inquilinos de Málaga denuncian que “el casero público desahucia”
El Sindicato de Inquilinas e Inquilinos de Málaga y la plataforma Un Techo por Derecho ponen el foco sobre las organizaciones públicas IMV y AVRA como instituciones que ejecutan desahucios.
Justicia
Juana Rivas Francesco Arcuri, exmarido de Juana Rivas, irá a juicio en Italia por maltrato habitual a sus hijos
Arcuri ha perdido el último recurso previo a la vista oral en la audiencia celebrada este martes, el juez italiano competente ha fijado la fecha del juicio para el próximo 18 de septiembre.
Irán
Conflicto Alemania y Francia compran los argumentos de Trump y de Israel contra Irán
El G7 coincide con los erráticos mensajes de Trump, que abandona la cumbre de Canadá y publica un post incendiario. El Pentágono sigue asegurando que no participarán directamente en los ataques. De momento.
Costas
Costas Las Banderas Negras 2025 señalan la sobreexplotación turística y la ocupación costera por parte de gente rica
Los infames premios de Ecologistas en Acción otorgan el dudoso honor de la bandera negra a 48 playas cada año. En esta edición se centran en el impacto negativo del turismo de masas y dan una bandera negra a Núñez Feijóo.
Palestina
Palestina Detenidos y golpeados en El Cairo algunos de los activistas integrantes de la Marcha a Gaza
La Marcha Global a Gaza exige la liberación inmediata de Saif Abukeshek, su coordinador internacional, y el resto de activistas detenidos por la policía secreta egipcia el 16 de junio en El Cairo, actualmente en paradero desconocido.
Mallorca
Llucmajor Imágenes inéditas de la macrogranja de Mallorca ratifican las malas condiciones de las gallinas
El vídeo difundido este martes confirma el pésimo estado de la explotación, con gallinas enfermas, telarañas o huevos arrugados. Un juzgado de Palma ha abierto diligencias contra la granja por presunto maltrato animal.
Alquiler
Alquiler Consumo abre un nuevo expediente sancionador a una segunda inmobiliaria
El Ministerio de Bustinduy señala a una agencia inmobiliaria por posibles cobros de comisiones ilegales y por obligar a contratar servicios no solicitados.

Recomendadas

Desastres ambientales
Crisis climática El negocio de la catástrofe en zonas azotadas por fenómenos extremos
Las entidades suben precios a la vez que intentan lavar su imagen presentándose como “sostenibles”. Mientras, muchas de ellas siguen invirtiendo miles de millones en industrias como el petróleo o el carbón.
LGTBIAQ+
Mes orgullo LGTBIQ+ Las ‘machorras’ del franquismo: habitar la disidencia sexual y de género en el régimen del miedo
Muchas mujeres lesbianas llegaron a construir vías de resistencia colectiva desde los márgenes del sistema, llegando a sostener en el tiempo vínculos románticos en la más absoluta clandestinidad.
Feminismos
Chahim A’jam Vásquez Leal “Las mujeres indígenas no somos Pokahontas, hablamos en primera persona política”
Sanadora y defensora de los derechos de las mujeres indígenas y racializadas de Guatemala, la activista comparte su visión de la resistencia y los desafíos que enfrentan las comunidades en Guatemala.
Consumo
David Sánchez “Shein está diseñado para crear adicción a través de patrones muy oscuros”
David Sánchez Carpio es director de la Federación de Consumidores y Usuarios (CECU), una de las organizaciones que han denunciado al gigante chino de venta de ropa por internet ante la Comisión Europea. “No hay que culpabilizar a los consumidores".