Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
            
            
           
           
Tres Caracoles para treinta años
           
        
         
Primer Caracol
Contaba  el Viejo Antonio que el cielo hay que sostenerlo para que no se  caiga, porque no está firme sobre nuestras cabezas, sino que cada  tanto se pone débil y como que se desmaya y se deja caer... y  entonces pasan calamidades.
Ocurre que los  dioses primeros pusieron todo su esfuerzo en crear el mundo y cuando  lo terminaron estaban ya cansados y entonces se dieron cuenta que no  había techo, así que pusieron ahí cualquier cosa que se les  ocurrió, deprisa y corriendo. Por eso no está firme y a veces se  afloja.
Ese sostenedor vigilante lleva sobre su pecho, colgado, un caracol; con él escucha los ruidos y silencios del mundo para ver si todo está cabal
Pero los dioses  primeros, conscientes del problema, dejaron a varios de ellos  encargados de sostenerlo cuando da muestras de querer venirse abajo;  uno de ellos vigila y cuando ve que puede caerse, avisa a los demás  y entre todos, tensan de nuevo el cielo y así evitan que se venga  abajo.
Ese sostenedor  vigilante lleva sobre su pecho, colgado, un caracol; con él escucha  los ruidos y silencios del mundo para ver si todo está cabal, y con  él llama a los otros sostenedores cuando los necesita.
Los más antiguos  decían que el caracol representa el entrarse al corazón, que es  como decir al conocimiento. Y decían que el caracol también  representa el salir del corazón para andar el mundo, que es como  decir la vida. Por todo eso, decían, que el caracol ayuda para  escuchar la palabra más lejana, y con él se llama al colectivo para  que la palabra camine de uno a otro y nazca el acuerdo.
Ese es el primer Caracol, el de los pueblos originarios.
 
Segundo Caracol
Era julio de  1994. Siete meses antes, los zapatistas habían irrumpido en la  historia levantándose en armas contra el mal gobierno. Una guerra  que duró 12 días, porque la Sociedad Civil entró como una tromba  en el conflicto, posicionándose por la paz.
No habían pasado  dos meses, cuando las partes se juntaron a hablar en los Diálogos de  la Catedral, en la ciudad chiapaneca de San Cristóbal de las Casas.  El gobierno prometió promesas y se asombraron cuando los  representantes zapatistas dijeron que no podían firmar el acuerdo  sin antes preguntar a su gente. “La guerra se decidió en una  consulta y la paz se decidirá igual”, dijeron.
Pero en la larga  historia de los pueblos originarios, las promesas prometidas nunca se  convertían en realidad y de la consulta salió el rechazo a las  propuestas y la II  Declaración de la Selva Lacandona, en la que llamaban a formar  la “Convención Nacional Democrática” (CND), poco antes de las  elecciones presidenciales de aquel año, que ganaría Ernesto  Zedillo. Con la CND querían, entre otras cosas, iniciar un diálogo  directo con esa Sociedad Civil que había impuesto la paz.
Pero se dieron  cuenta que no tenían un lugar, un espacio para encontrarse, para  hablar, y decidieron construirlo; así nació el Aguascalientes de  Guadalupe Tepeyac, allá adentro en la selva. Su nombre  recordaba el lugar dónde se celebró, en 1914, la gran Convención  de Aguascalientes, la asamblea más representativa de la Revolución  Mexicana que reunió a Villistas, Carrancistas y Zapatistas, en la  que se establecieron las bases que darían lugar a la Constitución  Política de 1917.
En Guadalupe  Tepeyac construyeron un auditorio, un presidium, una biblioteca, una  sala de ordenadores, cocinas, casas de hospedaje y estacionamiento.  Lo fantástico no fue que lo construyeran en 28 días, ni que tuviera  capacidad para 10.000 personas; lo fantástico es que construyeron un  Caracol  de ida y vuelta, sin fin ni principio, en el que el auditorio y  el presidium estaban en el centro y la biblioteca en el inicio y el  fin del Caracol.
En un punto de las construcciones había una casa que estaba como mal construida, con un extraño quiebre en uno de sus extremos; parecía que la casa estaba “chueca”. Pero no era así, simplemente era la forma que el caracol necesitaba para dibujarse.
“Aguascalientes, Chiapas. La esperanza en gradas escalonadas, la esperanza en las palmitas que presiden la escalera, para mejor asaltar el cielo...”
En el discurso  de apertura de la Convención Nacional Democrática el  3 de agosto de 1994, el  Subcomandante Marcos dijo: “Aguascalientes, Chiapas. La esperanza  en gradas escalonadas, la esperanza en las palmitas que presiden la  escalera, para mejor asaltar el cielo; la esperanza en el caracol  marino que desde la selva por el aire llama”.
El 10 de febrero  de 1995, en pleno diálogo epistolar con los zapatistas, el gobierno  presidido por Ernesto Zedillo, inmerso en una grave crisis económica,  decide traicionar a  sus interlocutores y ordena al Ejército Federal que se adentre en la  selva para detener a los “cabecillas” insurrectos; las fuerzas  que tomaron Guadalupe Tepeyac, lo primero que hicieron fue destruir  el Aguascalientes. Por alguna extraña razón, el punto de quiebre de  la casa “chueca” permaneció en pie durante varios meses más.
Para finales de  ese mismo año, un nuevo Aguascalientes creció en Oventik, en la  zona de Los Altos, y poco después, otros nuevos salpicaron la  geografía zapatista: Morelia, La Garrucha, Roberto Barrios y La  Realidad.
Este es el segundo Caracol, el de los zapatistas y su historia.
 
Tercer Caracol
En el año 2003, los zapatistas decidieron dibujar un nuevo caracol en su imaginario. Partiendo de lo internacional, hablaron y pensaron en lo nacional, lo regional y lo local, hasta llegar al “Votán, el guardián y corazón del pueblo”, los pueblos zapatistas. Cuando nos contaron el proceso, explicaron que eso fue así, porque primero, desde la curva más externa del caracol hacia adentro, se piensan palabras como “globalización”, “guerra de dominación”, “resistencia”, “economía”, “ciudad”, “campo”, “situación política”... Al final de ese camino de fuera hacia dentro, en el centro del caracol, sólo quedaron unas siglas: “EZLN”.
Luego, hicieron  el recorrido a la inversa, de dentro hacia afuera y solo quedó una  frase: “un mundo donde quepan muchos mundos”.
Cuando esto sucedió, hacía ya dos años que la clase política les había lanzado a la cara su traición final, aprobando una mal llamada “Ley Indígena” que no cumplía con lo firmado en los Acuerdos de San Andrés sobre derechos y cultura indígena; durante año y medio, los zapatistas, adoptaron el silencio y siguieron trabajando en el proceso de construcción de su autonomía.
En julio de 2003 se crearían los nuevos Caracoles que por 20 años albergarían la Juntas de Buen Gobierno zapatistas
En el mes de  julio de 2003, con la idea de que el Caracol es el vehículo ideal  para que la palabra entre y salga y también para que ésta llegue  más lejos, los  viejos Aguascalientes mueren y dan paso a los nuevos Caracoles,  el espacio que albergará, durante 20 años, a las Juntas de Buen  Gobierno zapatistas, presididos por un cartel que dice: «Está usted  en Territorio Rebelde Zapatista: aquí manda el pueblo y el gobierno  obedece».
En 2019, los  cinco Caracoles iniciales, se  convirtieron en 12. El zapatismo crecía, las zonas crecían, y  los Caracoles aumentaron, gracias al trabajo político organizativo  de mujeres, hombres, niños y ancianos bases de apoyo zapatistas.
En noviembre de  2023 se hizo público que la autonomía zapatista se reorganizaba.  Dando la vuelta a la pirámide, poniendo del revés las estructuras  existentes, las Juntas de Buen Gobierno y los Municipios Autónomos  desaparecen para que las decisiones sigan estando en la base, en las  comunidades.
Pero de eso,  hablaremos en otro momento...
Por ahora, este  es el tercer Caracol, el de la autonomía zapatista que con su  espiral de principio y fin, sigue siendo el lugar de encuentro, el  lugar de la palabra y el lugar de la escucha.
 
Este texto se  basa en los siguientes Comunicados del EZLN que pueden encontrarse en  la página de Enlace Zapatista:
Convención  Nacional Democrática. Discurso del Subcomandante Marcos. 03/08/1994
“El Caracol  del fin y el principio”. 23/10/1996
Chiapas: la  treceava estela. Primera parte: un caracol. 21/07/2003
Chiapas: la  treceava estela. Segunda parte: una muerte. 21/07/2003
Chiapas: la  treceava estela. Tercera parte: un nombre. (La historia del  sostenedor del cielo). 21/07/2003
Y rompimos el  cerco. 17/08/2019
Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN)
        
            
        
        
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