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Extrema derecha
¿Es Pablo Casado de extrema derecha?
Hay una línea que conecta las ideas demográficas del nacionalsocialismo alemán y las recientes declaraciones del líder del Partido Popular, Pablo Casado, sobre natalidad y aborto.
Frente a la crisis de las pensiones “hay que pensar en cómo tener más niños, no en abortar”, afirmó Pablo Casado el 7 de febrero. Para el presidente del Partido Popular, el “invierno demográfico”, es decir, la caída de la natalidad y el envejecimiento de la población, solo se puede solucionar controlando aún más a las mujeres. Es imposible no pensar en El Cuento de la Criada, en donde para remediar una crisis de natalidad, la élite masculina termina asumiendo el control total del cuerpo de las mujeres.
A Casado no le importa demasiado que las cifras desmientan su principal tesis: esa supuesta relación entre el aborto y la caída de la natalidad. Desde la aprobación de la ley de Zapatero en 2010, las interrupciones del embarazo se han reducido un 17%.
Casado parece estar sintonizado con la línea ideológica trazada desde principios de siglo por Spengler, autor del libro de cabecera del nazismo alemán, La decadencia de OccidenteCasado tampoco parece hacer mucho caso a las advertencias del FMI, Reino Unido, Alemania, Canadá, Japón o Rusia de que solo con inmigración se podría revertir la tendencia que lleva hacia el envejecimiento de los países más ricos. No le interesa o piensa que a su electorado no le interesa ese tipo de soluciones.
Pablo Casado parece estar más bien sintonizado, al igual que las mentes de Vox, con la línea ideológica trazada desde principios de siglo por Oswald Spengler, autor del libro de cabecera del nazismo alemán, La decadencia de Occidente (1918).
En este volumen, la decadencia de Europa, la caída de la natalidad, el control de los cuerpos de las mujeres y los fascismos guardan una macabra relación. “Allí donde se introducen razones en las cuestiones vitales (...) comienza una inteligente restricción del número de nacimientos (…). En ese punto, empieza en todas las civilizaciones el estadio multicentenario de la inquietante despoblación”, escribía Spengler.
Cien años después, la lucha para evitar esa decadencia de Europa y de la población autóctona frente a la población foránea vuelve a estar de modaCien años después, la lucha para evitar esa decadencia de Europa y de la población autóctona frente a la población foránea vuelve a estar de moda. Carlos Javier Blanco Martín, filósofo asturiano de la Universidad de Oviedo y admirador de Gustavo Bueno, lo decía en 2012 de esta forma, recogiendo el espíritu de Oswald Spengler, tan bien defendido por el líder del PP:
“La Decadencia de Europa se muestra en mil y un síntomas (...). Su muerte demográfica, la esterilidad de sus matrimonios, las matrices hastiadas que no desean hijos porque desean, en vez de ello, ‘realizarse como personas’. En Europa no se quieren tener niños: todas quieren ser como todos (...). Con ello, no es de extrañar que se esté dando un proceso de sustitución étnica. Las hembras feraces de origen extraño darán pobladores a este continente, que ha perdido los lazos de la sangre y del suelo”.
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La psicología tiene estudiados a los tipos como Casado:
Esconden detrás de su logorrea una inseguridad esencial.
Se muestran serviles a los grandes poderes económicos y esperan su premio.
Su corta inteligencia ( aunque haya obtenido titulos en plazos "milagrosos") la esconden en cierta capacidad dialéctica de bar, por lo que emplea descalificaciones sin límite ni razón.
Su impostada seguridad esconde un complejo de provinciano en la capital.
En resumen, un lacayo del capital que esconde sus ideas antisociales tras una bandera manoseada que desprestigia.
En lo que tiene Casado de oportunista, incendiario-bombero, aplicador de las técnicas de Goebbels, represor de la mujer y siervo de la plutocracia; es un facha de libro: concretamente el libro que le redacta Aznar desde Faes.
Da igual lo que sea Casado, a nadie importa ya porque está pasado de moda. Ahora lo que se lleva son los jinetes de la reconquista. Hay que asumir la realidad.