Estados Unidos
Todo el dinero de Wall Street contra Zohran Mamdani

En sus mítines suele aparecer rodeado de voluntarios con camisetas serigrafiadas y pancartas hechas a mano. Muchos de sus actos de campaña, donde abundan jóvenes, familias migrantes y jubilados, se parecen más a una asamblea comunitaria que a un evento propio de la maquinaria electoral tradicional. Zohran Mamdani se ha convertido en el protagonista inesperado de la batalla por la alcaldía de Nueva York tras arrasar en las primarias demócratas de este verano derrotando al exgobernador Andrew Cuomo, que partía como gran favorito.
Mamdani se considera socialista, y se ha postulado del lado de los intereses de los trabajadores, los inquilinos y las clases populares. Incluso ha llegado a asegurar que no debería haber multimillonarios. También es un reconocido admirador de Bernie Sanders, el senador de Vermont que en 2016 compitió contra Hillary Clinton por la nominación demócrata a nivel nacional.
El estilo de Mamdani en política tiende mucho más a la confrontación con los poderes establecidos y la movilización popular que a las relaciones privadas e internas con la élite de su partido
En su candidatura a la alcaldía de Nueva York todo esto se ha traducido en un programa electoral muy centrado en las políticas sociales y la igualdad racial, lanzando promesas muy populares como congelar el precio de los alquileres, que el transporte público sea gratuito y los supermercados municipales, y establecer medidas para redistribuir la riqueza de la ciudad.
“Lo que más valoro es cómo aparece en espacios que no suelen ser tenidos en cuenta por la clase política en general”, dice Naomi, una joven neoyorkina del Bajo Manhattan que ha asistido a alguna de las asambleas comunitarias en las que se debaten las propuestas de Mamdani. “Creo que ha conseguido que muchas personas que no suelen estar involucradas en la política se sientan parte de la conversación”, añade.
Un ‘millennial’ contra las élites
Con solo 33 años, Zohran Mamdani representa una de los ascensos políticos más inusuales en Estados Unidos. Hijo de migrantes, encarna a una generación que todavía sufre los efectos directos de la gran recesión de 2008, la precarización laboral y la crisis sistémica de la vivienda. Su biografía no tiene nada que ver con las de los linajes políticos de Nueva York —el padre de Cuomo también fue gobernador—, y conecta con la experiencia real de miles de votantes abandonados por el sistema.
Su aterrizaje en la arena política neoyorquina se produjo tras años de activismo y trabajo social en los barrios populares del Bronx y Queens. Se ganó gran parte de su reputación escuchando a inquilinos y trabajadores en asambleas callejeras, y vertebró una base de apoyo compuesta principalmente por jóvenes, migrantes y vecinos afectados por la especulación inmobiliaria. Desde su entrada en la asamblea estatal de Nueva York, Mamdani ha impulsado audiencias públicas sobre el control del precio de los alquileres como una de las medidas más urgentes para mitigar las consecuencias de la especulación inmobiliaria en la economía de las familias más humildes.
hasta una docena de multimillonarios han desembolsado al menos 19 millones de dólares (16 millones de euros) en un intento coordinado para frenar el ascenso y la popularidad de Mamdani
Con todo, en la construcción de esa imagen del político humilde y sin recursos que empieza desde cero y gracias a su trabajo duro consigue superar las dificultades y llegar a la cima hay un componente muy importante de marketing electoral. “Eso está muy dentro de la cultura estadounidense y funciona muy bien”, comenta el consultor político y CEO de Cámara Cívica Manuel Rodríguez.
Si bien Mamdani no miente sobre sus orígenes ni su trayectoria, este experto considera que está explotando la baza de su procedencia. Sus padres son migrantes, sí, “pero su madre se dedica al cine y su padre es académico, por lo que se ha criado en un entorno de alto estándar cultural e intelectual […] Esto a nosotros en España nos es un poco ajeno, pero que en Estados Unidos prácticamente todos los candidatos tienen construida una historia similar. Allí el candidato necesita una historia potente con la que la gente se pueda emocionar y sentir identificada. Y en este caso, dado que está apelando a un público joven, en muchos casos de minorías, y en gran medida sometidos a la precariedad, esta imagen encaja bastante”.
El enemigo del establishment
Toda esa movilización ha encendido las alarmas en los despachos de Manhattan y en las oficinas de los grandes fondos de inversión inmobiliaria de Nueva York. Tal y como detalla el medio independiente Truthout, hasta una docena de multimillonarios como Michael Bloomberg, el hijo del magnate Rupert Murdoch, Reed Hastings (Netflix) o William P. Lauder (Estée Lauder) han desembolsado al menos 19 millones de dólares (16 millones de euros) en un intento coordinado para frenar el ascenso y la popularidad de Mamdani y su campaña. A través de los llamados Comités de Acción Política, los pesos pesados de las finanzas neoyorkinas están financiando campañas para contrarrestar el impacto de su mensaje e impedir a toda costa que un socialista llegue al poder en la capital financiera de Estados Unidos.
Airbnb es una de las multinacionales más beligerantes con el candidato demócrata y su propuesta de regular el mercado de la vivienda del que la compañía obtiene enormes beneficios. No es casualidad que el debate sobre los alquileres tenga también tanta repercusión. Estudios sobre el rent burden (carga del alquiler) y la dificultad de acceso a vivienda asequible, como el publicado por la oficina del jefe de finanzas y auditoría de la ciudad de Nueva York, reflejan cómo en los últimos años la presión inmobiliaria y los precios de alquiler han expulsado a miles de familias y agravado la desigualdad.
Poder de base frente a la influencia del capital
El estilo de Mamdani en política tiende mucho más a la confrontación con los poderes establecidos y la movilización popular que a las relaciones privadas e internas con la élite de su partido. Hace unos años participó en una huelga de hambre junto a varios taxistas para exigir la condonación de las deudas inasumibles que miles de conductores de la ciudad arrastran por la burbuja de la concesión de licencias. Con este tipo de iniciativas incide en que un movimiento social de base puede lograr cambios tangibles.
Los pilares de su programa —justicia social y redistribución de recursos públicos con especial énfasis en la crisis de la vivienda— se han convertido en la bandera de ruptura con las lógicas de mercado y la especulación que, según él, han gobernado Nueva York durante décadas.
“Quienes lo apoyamos esperamos que siga pensando en la gente común a la hora de tomar decisiones que suelen estar determinadas por los intereses institucionales”, insiste Naomi. “Queremos un representante que sea responsable, transparente y lo suficientemente valiente como para asumir riesgos por las comunidades que llevan mucho tiempo marginadas”.
Pero parte del atractivo de su campaña radica también en la forma en la que se está financiando. Frente a las donaciones millonarias que reciben sus rivales políticos por parte de grandes empresas y rentas altas, Mamdani cuenta con una numerosa y extensa red de voluntarios que donan su tiempo y hacen pequeñas contribuciones que sostienen su esfuerzo electoral.
Varios inversores y grandes nombres como David Sacks (PayPal) han manifestado públicamente que consideran “un peligro” la irrupción de Mamdani en el epicentro financiero del país
Las cifras refuerzan ese relato. Según desglosa la revista Time, hasta finales de agosto de 2025 Mamdani había recibido donaciones de más de 20.000 pequeños contribuyentes, cada uno aportando un promedio de unos 80 dólares (69 euros). En apenas seis semanas, entre julio y mediados de agosto, su campaña recaudó más de un millón de dólares, casi el doble de lo conseguido por Andrew Cuomo en el mismo periodo. Estos datos lo sitúan como el candidato con mayor respaldo financiero entre los aspirantes demócratas a la alcaldía, pero también como un ejemplo de cómo una candidatura de base puede competir contra la influencia del gran capital.
Sobre la autopercepción de Mamdani como socialista, Manuel Rodríguez explica que la estigmatización del concepto socialismo en Estados Unidos ha ido relajándose con el tiempo, y no está tan mal vista entre los votantes jóvenes de zonas urbanas (como es el caso de la base electoral del demócrata en Nueva York). “Su idea tiene más que ver con lo que en España o en Europa llamaríamos ‘una propuesta socialdemócrata’, pero que allí suenan un poco a anatema. Sin embargo, le está funcionando, y creo que tiene mucho que ver con que el término esté ligado a políticas públicas concretas y con cómo se ha construido al personaje”.
Rodríguez considera otros demócratas como Bernie Sanders y Alexandria Ocasio-Cortez están resignificando la etiqueta socialismo, sobre todo ahora que el trumpismo se ha apropiado del concepto “libertario”, pero cree que los están haciendo “no como un término cargado negativamente de valores que lo conectan con la guerra fría, sino con políticas públicas que ayudan a la gente”.
Los poderes se impacientan
La preocupación de los millonarios y las élites ante las propuestas de Mamdani se está materializando en una ola reaccionaria por parte de empresas de Silicon Valley y Wall Street, y los grandes propietarios de la ciudad de Nueva York. A través de las redes sociales, varios inversores y grandes nombres como David Sacks (PayPal) han manifestado públicamente que consideran “un peligro” la irrupción de Mamdani en el epicentro financiero del país.
Las razones de este malestar no son infundadas. Por un lado temen que si Mamdani finalmente gana la alcaldía grave con más impuestos a las fortunas y las grandes empresas, obligando incluso a los fundadores y ejecutivos de grandes tecnológicas a desprenderse de parte de sus acciones o a reestructurar su patrimonio para cumplir con obligaciones fiscales más estrictas. Este enfoque ya se ha visto en propuestas de otros políticos como Bernie Sanders o Elizabeth Warren.
El candidato ha insistido varias veces en que cada dólar gastado por “los súper ricos” confirma que su programa no representa a las élites
El sector inmobiliario también está inquieto. Los planes para regular alquileres y los short-term rentals (el tipo de negocio de Airbnb) tienen como objetivo abaratar el acceso a la vivienda en detrimento de los beneficios de rentistas, grandes propietarios y plataformas de alquiler. Aunque más allá de sectores e individuos concretos, esa impaciencia también tiene una dimensión cultural e ideológica. En la ciudad que representa el corazón del capitalismo mundial hay un potente mensaje contra los multimillonarios y a favor de los trabajadores que está captado la atención y el apoyo de gran parte del electorado, sentando un precedente que podría trascender la política local de Nueva York.
‘Cualquiera menos Mamdani’
No obstante, esa inquietud de los poderes tradicionales no es solo verbal, y ahí es donde entran en juego los Comités de Acción Política y los flujos de dinero para influir en la percepción de los candidatos y en el resultado electoral. En un correo electrónico interno de uno de esos comités filtrado al New York Times, se pone de manifiesto a qué va destinado todo ese dinero: “Nuestro objetivo es cualquiera menos Mamdani”, decía el mensaje. “Combatirlo es caro, pero dejarlo ganar sería aún más caro”, concluye el texto.
Sin embargo, la ofensiva no se limita a donaciones individuales. En julio, el Wall Street Journal reveló que el comité de acción política New Yorkers for a Better Future Mayor 25 ha comenzado a reunir un “fondo de guerra”, lo llama el diario, que podría superar los 20 millones de dólares, con el objetivo explícito de financiar anuncios negativos y operaciones de comunicación en contra de Mamdani.
Esta estrategia de descrédito abarca varios frentes que incluyen campañas de miedo enfocadas en resaltar la inseguridad ciudadana y la preocupación por la economía, la saturación de espacios publicitarios en medios y la movilización del voto entre las bases más conservadoras y moderadas. Además, se está ejerciendo presión sobre otros candidatos para evitar la dispersión del voto, intentando consolidar fuerzas que eviten la victoria del demócrata.
Ante esa movilización de recursos económicos por parte de sus rivales políticos, Mamdani no ha dudado en confrontar la narrativa acusando a “Cuomo y sus aliados multimillonarios” de gastar millones de dólares para intentar derrotar “un movimiento popular”. El candidato ha insistido varias veces en que cada dólar gastado por “los súper ricos” confirma que su programa no representa a las élites, sino a los trabajadores y a los sectores marginados de la ciudad.
“¿Puede ganar contra un establishment que está gastando millones contra él?”, se pregunta Rodríguez. “Bueno, pues esto va a ser muy complicado. Es un candidato que nadie tenía muy en cuenta y que de repente ha dado la sorpresa. Va ganando, y la hostilidad que está recibiendo está siendo bastante bestia”.
Naomi también es cauta: “La historia demuestra que no es fácil derrotar al poder establecido, porque éste siempre contraataca. Pero Mamdani ya ha conseguido cambiar el debate, y esa acción en sí misma ya es una derrota del establishment, independientemente de que todo lo que promete se haga realidad de inmediato. Solo esperamos que, si gana, siga acordándose de la gente que lo ha traído hasta aquí”.
De momento, la pugna supera la dimensión y las dinámicas de unas elecciones locales, y se está convirtiendo en la evidencia del choque entre dos visiones antagónicas: la que busca perpetuar la gestión política de la ciudad como un enclave del capital global, y la que pretende situar la justicia social y económica en el centro de la agenda.
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