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Estados Unidos
Carrera de fondo e idus de marzo en las primarias demócratas
Las claves de las primarias demócratas que acaban de comenzar. Para ser el candidato en noviembre, Sanders debe resistir, mientras que el aparato del partido demócrata duda entre Biden, Buttigieg y tiene el comodín del millonario Bloomberg.
Ha habido sorpresas en Iowa. El militar retirado y alcalde de una pequeña ciudad de Indiana, Pete Buttigieg, ha ganado el caucus de Iowa. La segunda sorpresa ha sido la dilatada comunicación de los datos por parte del Partido Demócrata, algo que puede cambiar las reglas de juego en el resto de primarias demócratas. Información crucial si tenemos en cuenta que hablamos de unas primarias donde saldrá elegido el oponente de Trump en noviembre y que serán el termómetro definitivo de un ala izquierda demócrata que lleva años haciendo ruido.
Durante las últimas horas se ha hablado mucho sobre los problemas de escrutinio en el caucus de Iowa. Artimañas del establishment demócrata, pucherazo… Sin embargo, el asunto tiene una explicación más sencilla: se ha dado la combinación de un sistema de elección pausado (caucus) con una gestión y conteo de los votos deleznable. Pensémoslo del siguiente modo. Más de 15.000 personas acuden a distintos lugares donde se dividen en grupos por candidatos. A continuación, se lleva a cabo un primer escrutinio. Aquellos grupos que, del total de personas congregadas, no lleguen al 15%, tendrán que decidir si quieren re-posicionarse entre los demás grupos que sí superan la barrera.
El error ha estado por tanto en una administración demócrata que ha fallado porque ha delegado la función principal (el conteo) en meros voluntarios que han realizado un escrutinio desastroso, provocando cortocircuitos en los pasillos del Partido Demócrata. ¿La solución? Postergar los resultados hasta el día siguiente, generando una imagen esperpéntica de las primarias del partido donde Trump ha aprovechado para decir que “la única persona que puede reclamar la victoria en Iowa” es él mismo.
Sanders no ha perdido ni ganado significativamente respecto a la posición que le adjudicaban la mayoría de encuestas
Y no estamos ante un asunto menor. El pistoletazo de salida en Iowa lleva muchas primarias siendo decisivo. Jimmy Carter, Edmund Muskie, Obama o más recientemente Hillary Clinton ganaron Iowa y, lo más importante, utilizaron su victoria como un poderoso escaparate de cara a las primarias en los siguientes Estados. Esto choca con la realidad del Estado, donde solo se eligen 41 delegados, es altamente rural y su población está compuesta eminentemente por gente blanca (70%). Nada representativo. Sin embargo, la cobertura mediática que genera Iowa convierte a este caucus en una exhibición del momentum (la mezcla de expectativas y resultados reales) de los candidatos con más potencial. Esto, no obstante, puede no darse esta vez.
Los resultados definitivos alargados en el tiempo, unido a un calendario apretado (debate este viernes, primarias en New Hampshire el martes), configuran unos resultados muy desdibujados. Ese empuje mediático que históricamente daba Iowa al candidato vencedor de su caucus puede verse desactivado o transferido a los siguientes Estados las próximas semanas.
BIDEN FRACASA EN IOWA HAY UN NUEVO “CABALLERO BLANCO”
Otra de las mayores sorpresas ha sido la cuarta posición para el ex-vicepresidente Joe Biden. La caída no sería tan dura si no fuera por las expectativas tan altas que se tenían del candidato (hasta ahora) oficial del establishment demócrata. Con un porcentaje medio de 26,7% a nivel nacional y un 20,7% en Iowa, la cifra que ha conseguido Biden (15,4% y cero delegados de momento) puede romper su imagen de frontrunner. Un par de datos juegan a su favor: su potencial electorado es negro y de elevadas cohortes de edad. Iowa no es el terreno de competición de Biden, pero esos resultados le harán daño.Todo dependerá de cómo lo haga en las primarias de las próximas tres semanas. Si, por el contrario, Biden no consigue recuperar imagen dentro de su partido Buttigieg puede convertirse en el caballero blanco que las élites demócratas necesitan para contestar a un Sanders mejor posicionado y organizado que en el 2016, cuando se enfrentó a una Clinton con más medios y recursos que Biden y Buttigieg. Varios elementos juegan en contra de Buttigieg: una opinión pública bastante indiferente entre los demócratas (solo un 50% tiene una opinión favorable y un 15% nunca ha oído hablar de él) y un rendimiento en las encuestas de los últimos meses que nunca ha ido más allá del 10% a nivel nacional. Por último, Bloomberg no ha estado presente en Iowa, y puede competir por votantes con un perfil sociodemográfico parecidos (edad, renta, tipo de población…). Tendremos que esperar a ver cómo se desenvuelve el millonario y llanero solitario de Bloomberg, pero puede robar un impulso decisivo a Buttigieg tanto en su pugna contra Biden como en su carrera a la nominación demócrata.
SANDERS Y EL “MOMENTUM” PROLONGADO
Bernie Sanders ha podido obtener un digno resultado y, sin embargo, colocarse en una de las peores posiciones políticas, la de la tibieza. El senador de Vermont no ha perdido ni ganado significativamente respecto a la posición que le adjudicaban la mayoría de encuestas. De hecho, y con el escrutinio todavía al 71%, ha mejorado la media de sondeos en Iowa, que le daban un 22,2%. A pesar de ello, la victoria de Buttigieg y las pésimas cifras de Biden eclipsarán en gran medida el notable resultado de Sanders.Varias luces al final del camino se le pueden encender. Una de las más notables es su alto rendimiento en la gran mayoría de grupos socioeconómicos. A diferencia de otros candidatos como Biden o Warren, Sanders es competitivo en la gran mayoría de ellos. Además, como se ha comentado en el comienzo del análisis, la dilatación de los resultados y la agenda en los próximos días pueden mover la medición de fuerzas y el efecto “momentum” a New Hampshire (sitio propicio para Sanders) y, por extensión, a los siguientes “early-states” (Nevada, Carolina del Sur) y el “super-martes” del 3 de marzo. En marzo, por tanto, se empezará a generar diversos re-alineamientos en el Partido Demócrata en función de los candidatos más eficientes absorbiendo delegados.
New Hampshire (donde ganó por más de 20 puntos a Clinton en 2016) y California (mayoría de población hispánica, punto fuerte de Sanders) parecen ser propicios para Sanders, aunque cabría esperar una ligera subida de Buttigieg tras Iowa. Carolina del Sur y Texas parecen difícilmente contestables a Biden. Nevada y Massachusetts serán pues clave para generar la fotografía del “momentum” en los early-states. Los resultados estarán determinados en la medida en que Buttigieg ascienda en las encuestas, Sanders consigue arrastrar votantes desilusionados de Warren y Biden aguante más o menos.
Sí podemos arrojar varios datos (pre-Iowa) que muestran cuál era la situación en aquellos Estados y la evolución que han llevado los distintos candidatos en los últimos meses. Como se ve en el gráfico siguiente, Sanders se encontraba en remontada en seis Estados desde octubre del año pasado. Aunque todavía lejos en Carolina del Sur y Texas, en Massachusetts y Nevada le está disputando la victoria a Biden.
LAS PRIMARIAS COMO CARRERA DE FONDO Y LOS IDUS DE MARZO
Tras las primarias y caucus de los Estados anteriores, se empezarán a perfilar los principales candidatos demócratas con opciones de obtener la nominación para noviembre. Es difícil dar una cifra exacta en unas primarias tan competitivas, pero es extraño que haya más de tres candidatos más allá de marzo o primeras semanas de abril. Es en esas semanas cuando tendrán lugar varios asesinatos (o suicidios) de los Idus de marzo. “Beware of the ides of March!” decía Shakespeare. Por ello las segundas opciones de los apoyos a los distintos candidatos serán esenciales a partir de estos momentos.En el anterior gráfico vemos varias cosas. Una de ellas era relativamente obvia, los apoyos de Warren tienen como segunda opción principal a Bernie Sanders. La cohabitación de ambos candidatos en el ala progresista del partido (aunque las diferencias sean notorias entre los dos) ha hermanado a ambos grupos de simpatizantes. Si Warren pincha en las siguientes primarias el senador de Vermont puede ser el principal premiado. Con Bloomberg y Biden, sin embargo, la cosa parece ir al contrario. Si el primero se retira próximamente y Biden deja de ser el “frontrunner” del establishment demócrata, todo apuntaría a que una parte importante de sus apoyos pasarían al bando de Buttigieg. Algo menos claro estarían los demás candidatos, con apoyos bastantes diversos con una Elizabeth Warren destacada entre ellos.
En definitiva, las primarias demócratas se configuran como una carrera de fondo en la que los equilibrios se medirán con lupa y tensarán lo máximo posible la estructura del partido. La victoria de Sanders pasa por un Biden que consiga aguantar lo suficiente para no regalar apoyos a Buttigieg demasiado rápido, una Warren cuya candidatura no pase de abril y un Bloomberg que empiece a dar sorpresas en las primarias que se presente, restando protagonismo a Buttigieg. Sin embargo, esto puede suceder a nivel de militancia. Otra historia distinta, y quizá más cínica, puede tener lugar en los pasillos del Partido Demócrata, donde pueden crearse uniones heterodoxas para vencer con Biden/Buttigieg o para evitar la posible victoria de Sanders. Siempre con la mira puesta en el 3 de noviembre, fecha en la que el ganador demócrata se enfrentará a Donald Trump. Vienen turbulencias en los Estados Unidos, y durarán meses. La partida acaba de empezar.
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