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Estados Unidos
Kamala Harris, ¿próxima vicepresidenta de Estados Unidos?
La clave de Harris como número dos del ticket demócrata es electoral. No tanto porque ayude a Biden para tomar su estado natal —California es quizás el estado demócrata más sólido del país— sino porque constituye un reclamo para un grupo demográfico muy específico: la población afroamericana.
Parece que ha pasado una eternidad, pero en realidad, marzo queda a tan solo cinco meses. Por aquel entonces, Joe Biden, el candidato demócrata a la presidencia de los Estados Unidos, hizo unas declaraciones que pasaron algo desapercibidas en los inicios de la pandemia: “Si soy elegido presidente, mi Gabinete, mi administración se parecerá al país, y me comprometo a que, de hecho, […] elegiré a una mujer como vicepresidenta”.
Con la Convención Demócrata celebrándose en estos momentos desde Wisconsin, Joe Biden ha cumplido su promesa, pero también nos ha dado una pequeña sorpresa: su elegida no es ni más ni menos que Kamala Harris, senadora de California.Debido a la avanzada edad de Joe Biden —que cumplirá 78 años este año— no es improbable que, o bien no llegue a terminar su primer mandato, o bien no opte por presentarse a la reelección. Por tanto, ante la posibilidad de que la futura vicepresidenta llegue a asumir el cargo más poderoso del mundo, esta es una oportunidad estupenda para examinar más de cerca a Kamala Harris. No solo como candidata, sino también como política y como persona.
Kamala Devi Harris tiene 55 años. Nació el 20 de octubre de 1964, en el condado de Oakland, California, y es de ascendencia indio-jamaicana —aunque ella se considera africana-americana —. De resultar elegida, se convertiría no solo en la primera mujer vicepresidenta de Estados Unidos, sino también en la primera persona no blanca en ostentar el cargo. Con décadas de experiencia como oradora en público, es una de las senadoras con mayor perfil nacional del país. Son de especial mención sus intervenciones en el Senado en la selección de Brett Kavanaugh para el Tribunal Supremo, acusado de agresión sexual. De voz grave y segura, no es difícil para Harris encontrar la manera de imponer respeto, —sabe leer a su audiencia—, y esbozar una sonrisa como solo los políticos saben.
Decir que la vida de Harris forma parte de la historia de Estados Unidos es quedarse corto. En 1968, durante el movimiento por los Derechos Civiles, California implementó —como muchos estados— un programa conocido coloquialmente como busing. Consistía en habilitar buses que transportaran a niños afroamericanos —generalmente en barrios de bajos ingresos— a colegios públicos predominantemente blancos, y viceversa, en un intento por reducir la segregación escolar. Kamala Harris, con tan solo cuatro años, fue de las primeras alumnas en formar parte de la integración en los colegios públicos. Irónicamente, en 1973, Joe Biden fue elegido por primera vez al Senado, donde, en sus primeros cuatro años, trabajó con segregacionistas en una fuerte oposición al busing, lo cual influyó en que el partido Demócrata lo abandonara con el paso de los años.
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Trump ha perdido el control. El presidente de Estados Unidos huye de la realidad e intenta, por todos los medios, mantener la esperanza de la reelección. El coronavirus se ceba con los Estados del sur profundo y las consecuencias económicas y sociales amenazan a millones de personas. Mientras, Joe Biden anuncia a Kamala Harris como candidata a vicepresidenta intentando conectar con los tiempos a través de la falacia de la representación.
Si bien se graduó en Ciencias Políticas y Economía, la carrera de Kamala Harris ha sido en su mayor parte centrada en la abogacía pública. En 1990, fue contratada como Vice-Fiscal del condado de Alameda, California, pero no tardó en ascender de escalón, siendo contratada en 1998 como la Asistente Fiscal de San Francisco.
En 2004, Harris fue elegida como Fiscal General del distrito de San Francisco, con un 56% del voto, convirtiéndose en la primera mujer no blanca en ostentar el cargo —hay que tener en cuenta que, en Estados Unidos, muchos fiscales locales y estatales concurren a elecciones —. En 2011 fue elegida Fiscal General de California, siendo, de nuevo, la primera persona de origen jamaicano o indio en ocupar dicho puesto. Por último, en 2017 dio el salto a la política nacional, siendo elegida como senadora por California, cargo que ostenta hasta el día de hoy.
Sin repasar en detalle toda su carrera, resulta cuando menos necesario examinar las luces y sombras de la misma.Kamala Harris se refiere a sí misma a menudo como una de las senadoras más progresistas del país, y de haber sido una “fiscal progresista” entre 2004 y 2017 —un término que ha ganado tracción en los últimos años por las preocupaciones de los votantes con el sistema penitenciario y legal, que a menudo impacta desproporcionadamente sobre personas negras.
El historial de Harris en ciertas cuestiones es cuando menos controvertido. Su trayectoria respecto a la pena de muerte, o la criminalización de la posesión de marihuana siembran dudas y criticas por parte de la izquierda y sectores de la comunidad afroamericana
El historial de Harris en ciertas cuestiones es cuando menos controvertido. Comencemos por su etapa como fiscal de San Francisco y de California. Nada más asumir el cargo en 2004, Isaac Espinoza, un policía de la ciudad, fue asesinado en servicio en un tiroteo. Desde el sindicato policial de San Francisco hasta senadores liberales del estado como Barbara Boxer, hubo una notable ola de llamamientos a Harris para que pidiera la pena de muerte para el asesino. Harris se oponía a la pena de muerte, y a pesar de las numerosas presiones, no cedió, y procesó al responsable con prisión permanente no revisable.
Sin embargo, su oposición a la pena de muerte no siempre se ha manifestado en su actuación como fiscal. En 2014, un juez estatal anuló la ejecución de un hombre condenado en 1992, que aún no había sido ejecutado, declarando la pena de muerte inconstitucional. El juez adoptó esta sentencia en base a que las demoras para ejecutar a un condenado —que pueden extenderse hasta décadas— desacredita la disuasión que la pena de muerte asegura ofrecer, muchos de los presos muriendo por causas naturales previamente a su ejecución. Contra todo pronóstico, Kamala Harris recurrió la sentencia. Su apelación fue exitosa, y un tribunal superior anuló la sentencia.
Un tema central de su carrera fue la cuestión de la marihuana. La criminalización de la marihuana es una cuestión muy delicada en Estados Unidos, puesto que no afecta a todos por igual —de media, los afrocamericanos son arrestados por posesión de marihuana cuatro veces más a menudo que los blancos, incluso siete u ocho veces más en algunos estados, a pesar de que tanto blancos como negros consumen marihuana en proporciones similares—.
Como fiscal de San Francisco, Harris fue responsable de más de 1900 condenas por posesión de marihuana, una mayor proporción que su predecesor. Aunque algunos abogados defienden que Harris era partidaria de no procesar casos por posesión menor, otros argumentan que durante su mandato se llevó a cabo una política más agresiva y punitiva hacia los consumidores de marihuana. En una entrevista en 2014, se rió ante la idea de legalizar la marihuana para usos recreativos. Años más tarde, ante un creciente cambio en la opinión pública y rumores sobre sus aspiraciones presidenciales, Harris cambió de postura y ahora apoya la legalización de la marihuana para uso recreativo.
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Desde algunos sectores de la izquierda y la comunidad afroamericana, se cuestiona la integridad de Harris, que critica el sistema judicial estadounidense, el cual afecta desproporcionadamente a personas racializadas, cuando ella misma ha formado parte de ese sistema, y ha causado que muchas personas acabaran bajo su supervisión con antecedentes penales o en la cárcel, lo cual dificulta enormemente conseguir crédito, encontrar un trabajo, etcétera.
Pero este no es el punto más controvertido de su carrera como fiscal. Se trata de su historial de condenas erróneas. Está, entre otros, el caso de George Cage, imputado en 1999 por abusar sexualmente de su hija. Años más tarde, se descubrió que el fiscal había ocultado numerosas pruebas que exculpaban a Cage, entre otras un informe médico que indicaba que la hija había mentido a las autoridades. En lugar de considerar las pruebas y liberar a George Cage en base a su inocencia, la oficina de Kamala Harris defendió la sentencia, aludiendo a una cuestión burocrática, y el tribunal mantuvo la condena. A día de hoy, George Cage sigue en prisión, cumpliendo una sentencia de 70 años. No es el único. La oficina de Harris intentó en otros casos mantener en prisión a numerosos condenados por delitos violentos, ya fuera aludiendo a cuestiones burocráticas o rechazando actuar.
En su corta trayectoria en el Senado, Harris a menudo se ha posicionado con el ala progresista del partido. Se ha opuesto repetidamente a la política migratoria de Donald Trump, incluyendo la separación de familias en la frontera. Se opuso al nombramiento de altos cargos en la administración de Trump. Votó a favor del impeachment del Presidente. Es considerada una enemiga jurada de los lobbies de armas. Ha votado en contra de los dos últimos presupuestos militares de Trump —aunque ha apoyado otros con anterioridad —. Votó en contra del último tratado comercial entre Estados Unidos, Canadá y México. Apoya —al menos públicamente— - el Green New Deal, y ha trabajado con Alexandria Ocasio Cortéz en leyes para combatir la crisis climática.
Pero de la misma forma que en su carrera como fiscal, Harris peca de falta de consistencia. Un buen ejemplo es la cuestión de la sanidad. En 2017, Harris apoyó Medicare for All, propuesta estrella de Bernie Sanders, que crearía un sistema nacional de sanidad, público, que sustituyese a los seguros privados y ofreciera sus servicios gratuitamente. Sin embargo, durante la campaña presidencial de 2020, Harris se retractó de Medicare for All, ofreciendo su propio plan —mucho menos ambicioso y con un rol prevalente de los seguros privados—. Por otro lado, si bien es favorable a una solución a dos estados entre Palestina e Israel, la senadora no solo es una absoluta defensora de Israel y su relación con Estados Unidos, sino que también se opuso a una resolución de las Naciones Unidas que condenaba los asentamientos ilegales de Israel en territorio palestino.
En resumen, Kamala Harris no es la “heroína progresista” como sus defensores la describen. Pero tampoco es ni mucho menos conservadora. Es una moderada, con posturas progresistas en algunas cuestiones, y en pos del status quo en otras.Es por ello importante entender qué aporta y qué no aporta Kamala Harris al ticket presidencial de Joe Biden.Su contribución no ayuda necesariamente a unificar el partido, al menos no más de lo que ya está.
No es una candidata que pertenezca al ala izquierdista del partido como Bernie Sanders, Tammy Baldwin, Elizabeth Warren, etcétera, y por tanto no añade una diversidad ideológica digna de mencionar. Sin embargo, el partido ya está prácticamente unificado en torno a la candidatura de Joe Biden, lo cual ha supuesto que la base demócrata y la gran mayoría de los votantes tengan ahora una visión de Harris mucho más favorable que cuando era simplemente una senadora y ex-candidata presidencial.
Por tanto, la clave de Harris como número dos del ticket demócrata es electoral. No tanto porque ayude a Biden para tomar su estado natal —California es quizás el estado demócrata más sólido del país— sino porque ayuda a Biden con un grupo demográfico muy específico: la población afroamericana.
La candidatura de Harris ayuda a Biden a reforzar su ventaja en el llamado Midwest, y aumentar la competitividad en otros estados con una población afroamericana muy significativa
Las elecciones de 2016 tuvieron una bajada significativa de participación entre afroamericanos —comparado con Obama en 2008 y 2012— lo cual bastó para que Hillary Clinton perdiera tres estados clave: Michigan, Pennsylvania y Wisconsin. Tal es la importancia de estos tres estados para los demócratas, que en la lista final de posibles vicepresidentas de Joe Biden estaba Gretchen Witmer, gobernadora de Michigan. La candidatura de Harris ayuda a Biden a reforzar su ventaja en el llamado Midwest, y aumentar la competitividad en otros estados con una población afroamericana muy significativa: Carolina del Norte y Georgia, donde la mayoría de encuestas sitúa a los candidatos presidenciales en un empate técnico. Sin al menos tres de esos cinco estados en el bolsillo de Trump, es prácticamente imposible para el presidente de los Estados Unidos siquiera soñar con la reelección.
A fin de cuentas, a Joe Biden le basta mantener todos los estados que Hillary Clinton ganó en 2016 y recuperar Michigan, Pennsylvania y Wisconsin para asegurarse la victoria en el colegio electoral. Teniendo en cuenta que, en 2016, Trump ganó esos estados por la mínima, menos de un 1% del voto, no resulta descabellado decir que solo un milagro o una jugada increíblemente sucia podría ayudar a Trump a retener esos tres estados clave —por ejemplo, sabotear el voto por correo—.
En definitiva, Kamala Harris no es ni mucho menos una elección perfecta. Su dudoso historial como fiscal de San Francisco y California pueden suponer un obstáculo en no pocos votantes —sobre todo votantes afroamericanos o de izquierdas— para apoyarla.Sin duda había alternativas mucho más progresistas: las senadoras Elizabeth Warren de Massachusetts, o Tammy Baldwin de Wisconsin. Pero frente a eso se alzan otras complicaciones: de haber escogido a una de esas dos y resultar elegida en noviembre, su escaño en el Senado quedaría vacante. El gobernador del estado —en ambos casos republicano— pasaría a nombrar un sustituto, hasta que se celebrase una elección especial, y ni Massachusetts ni Wisconsin son estados demócratas sólidos. Ante unas elecciones para el Senado este noviembre, que se anticipan muy competitivas, Joe Biden se ha decantado no por la mejor candidata, sino por la más segura.
Incluso antes de anunciar a su vicepresidenta, Biden ya lideraba a nivel nacional y en estados claves con márgenes más que cómodos. En el mejor de los casos, Kamala Harris es la gota que colma el vaso y lleva a Biden a una victoria en estados más competitivos. En el peor, mantiene su ventaja y refuerza el apoyo que ya tiene. Es importante tener en cuenta que Kamala Harris en ningún caso debilita la candidatura de Biden, ya sea entre su propio partido, entre votantes independientes, o entre minorías raciales clave. Y, en estos momentos, es todo lo que él necesita.
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Joe Biden ha hecho trampa como Pedro Sanchez en España por eso el presidente de EE.UU deberia de ser Donald Trump y en España el presidente del gobierno debería de ser Santiago Abascal.
En Vox no nos pasan estas cosas porque somos españoles y somos honrados y no somos la derechita
cobarde como los del PP.
Después de la paliza dialéctica que recibió Santiago Abascal en la moción de censura no se como los de Vox seguís ladrando .
Es muy desafortunado que un periodista se deje llevar por el sesgo político ( en este caso el Senderismo /IU) para lo que parece ser un artículo de investigación y mo de opinión . 1. Harris no es necesaria en lo absoluto para ganar California que es un estado "azul ". 2. La postura de Harris como Fiscal es total mente consecuente en cada caso con su posición como funcionaria defensora del Estado . Un fiscal no es ni un abogado defensor ni un juez . 3. En USA se generaliza como afroamericano a cualquiera de raza negra . Los de Jamaica también salieron de África. 4. Las posturas de cualquier político en temas con tanto peso social como el matrimonio igualitario , la legalización de la marihuana, etc han SIEMPRE fluctuado con los tiempos. El propio Bill Clinton se vio obligado a pasar Dont Ask Dont Tell para aprobar unos presupuestos y años después (cuando Obama pasó el matrimonio gay ) pidió perdón. 5. Sacar el tema de la separación en los autobuses de hace 40 años de Biden es un burdo ejercicio de contextomia: Biden alertó entonces de los conflictos raciales que podría traer esa decisión entonces en los Estados sureños. Los políticos negros de entonces , aún vivos, lo tienen claro. Por eso lo apoyan. Kamala uso el tema en las primarias como parte de la pelea ( normal ) 6. Extrapolar la política norteamericana a la experiencia española es un acto de fubambulismo. Ni Ocassio Cortes es de IU , ni Kamala es de Ciudadanos . Lo progresista para USA sería un centro izquierda europeo. Y los Demócratas Socialistas como AOC juegan con la cadena pero no con el perro. Ya se que os hace mucha ilusión el " proletarios del mundo, uníos " pero la realidad norteamericana aún está distante. Por suerte , la mayoría de los norteamericanos demócratas como yo,apoyamos el tándem Harris Biden porque entendemos el peligro de una reelección de Trump. Ese " tira y encoge" entre los distintos tonos de Podemos , el PSOE, etc a ver quien es dd una mayor pureza " izquierda" sólo sirve para que la derecha medre. Pobre periodismo prejuicioso
Gracias por el comentario, aunque lo de senderismo me dejó loco hasta que entendí lo de sanderismo. Muchas gracias por puntualizar que la realidad del juego político estadounidense y europeo no tienen nada que ver. Es una costumbre de la prensa española identificar a candidatos americanos con partidos españoles para dirigir las preferencias pero resulta siempre deshonesto y confuso.
La verdad es que el juego político americano y europeo son diferentes y nuestra relación informativa con el centor imperial debería ser más adulta y crítica; podíamos empezar por evitar esos paralelismos. Gracias de nuevo.
Creo que la línea editorial del medio está clara. Tratar de ocultar el posicionamiento puede generar una ilusión de objetividad ficticia. En todo caso el autor en ningún momento toma partido en las inconsistencias de la candidata, simplemente señala que existen y las consecuencias en los votantes demócratas que apoyan el ala más socialdemócrata. Tampoco ha hecho el paralelismo burdo de identificarla con ningún partido español y si señala que la importancia de Kamala es atraer el votante afroamericano y no el californiano. Vaya, que el articulo expone lo mismo que su comentario. Igualmente siempre es interesante la voz "indígena" en los artículos sobre realidades distintas a las del autor y el medio. Por cierto, personalmente pienso que la tensión entre el centro-derecha liberal que en España representa el PSOE y la socialdemocracia vagamente reformista, sí, en España Podemos, se puede identificar en otros contextos occidentales (los demócratas en EE.UU., el partido Laborista británico, SDP y Die Linke en Alemania...) en cada uno con sus especificidades pero compartiendo elementos comunes.
Pena que las elecciones vayan a tener poquísima confianza del electorado gane quien gane, y que en cualquier caso no pueden considerarse representativas dada la supresión de votantes que tiene lugar en EEUU.
Articulo estupendo. Un retrato perfecto de Kamala Harris y la conveniencia de su elección como vicepresidenta. Bravo