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Elecciones
Lula gana a Bolsonaro en un escenario de difícil gobernabilidad
Lula da Silva volverá a la presidencia de Brasil veinte años después de su primera victoria. El histórico líder ha conseguido un ajustado resultado porcentual, pero que supone más de dos millones de votos a favor del fundador del Partido de los Trabajadores: Lula ha obtenido el 50,1% de los votos —60.345.999 papeletas— frente al 49,1% cosechado por Jair Bolsonaro —58.206.354 papeletas—, lo cual permite que Brasil arrincone al fascismo en la presidencia en segunda vuelta, como ya sucedería en la primera vuelta, cuando el Partido de los Trabajadores (PT) de Lula consiguió el 48,4% de los votos, mientras que el Partido Liberal (PL) del actual presidente cosechó un 43,2%.
“Nuestro compromiso más urgente es acabar con el hambre”, afirmó en la rueda de prensa posterior a confirmarse su victoria, que describió como “resurrección”: “Han intentado enterrarme vivo y estoy aquí”, señaló. Lula pasó 580 días preso por dos condenas que fueron revocadas.
“Con ayuda del pueblo vamos a encontrar una salida para que este país pueda volver a vivir de forma democrática y armónica y construir el mundo que necesitamos”, confío en su largo discurso electoral. Lula ha conseguido más de 60 millones de votos, nunca había obtenido tantos.
“Nuestro compromiso más urgente es acabar con el hambre”, afirmó Lula da Silva en rueda de prensa
La democracia y el hambre
Esta es “la victoria de un movimiento democrático inmenso, que se ha formado por encima de los partidos políticos, de intereses personales y de ideologías. El pueblo brasileño ha dejado claro que desea más libertad, igualdad y fraternidad en nuestro país. El pueblo brasileño quiere salud, un techo, criar bien a sus hijos, vivir bien, comer bien, salarios justos, educación, políticas públicas de calidad. Quiere libertad religiosa, libros en vez de armas y acceso a los bienes culturales, porque la cultura alimenta nuestra alma”, aseguró Lula.
“Nuestro compromiso más urgente es acabar con el hambre. No podemos aceptar como algo normal que millones de hombres, mujeres y niños no tengan nada que comer, por eso vamos a retomar la prioridad para las familias de baja renta y volver a traer los programas de inclusión. Brasil no puede seguir conviviendo con ese muro de desigualdad”, afirmó. Cuando ganó hace veinte años, Lula destacó por los programas contra la pobreza que emprendió su Gobierno.
Asimismo, el presidente electo ha priorizado también el Amazonas, a quien prometió defender para luchar contra la crisis climática. “Brasil necesita tener un Amazonas vivo. Un árbol de pie vale más que una tonelada de madera extraída ilegalmente por los que solo piensan en el beneficio fácil. Un río de agua limpia vale mucho más que todo el oro extraído a costa del mercurio. Cuando un niño indígena muere asesinado por la codicia de los depredadores del medio ambiente, muere parte de la sociedad. Vamos a luchar contra toda la actividad ilegal en el Amazonas”, ha advertido.
Bolsonarismo
“Se ha ganado a Bolsonaro, pero el bolsonarismo aún esta muy vivo”, expresaba el eurodiputado Miguel Urban, presente en el país como parte de una delegación internacional. El marco de ingobernabilidad es patente, ya que el bolsonarismo se ha blindado en el Congreso Federal, compuesto por Congreso y Senado, y ha realizado una campaña electoral en la que incluso las armas de fuego han estado presentes.
“Se ha ganado a Bolsonaro pero el bolsonarismo aún esta muy vivo”, expresaba el eurodiputado Miguel Urban
Así, el Centrao, coalición que obtuvo el 48% de los votos en la cámara baja y 246 diputados, incluye a los partidos de derechas, entre ellos al PL. Al mismo tiempo, en el Senado la mayoría de los escaños en juego cayeron en manos de partidos del PL o aliados del bolsonarismo.
La primera victoria de Lula fue en las elecciones de 2002, por las que fue investido presidente de Brasil el 1 de enero de 2003. En 2006 volvió a ganar y finalizó su presidencia en 2010. Tras terminar sus mandatos, fue denunciado sucesivas veces y finalmente condenado por los delitos de corrupción pasiva y lavado dinero, por los que pasó 580 días en la cárcel y no pudo presentarse a las elecciones de 2018 al estar inhabilitado. Pero en 2021, el Supremo Tribunal Federal de Brasil revocó las condenas al entender que a Lula no se le habían respetado sus derechos durante el proceso llevado a cabo por el juez Sergio Moro, nombrado ministro de Justicia por Jair Bolsonaro en 2019. “Todo el sufrimiento que pasé, se acabó”, declaró el pasado año Lula, quien siempre defendió su inocencia.
Durante la jornada electoral, miembros del equipo de Lula denunciaron la existencia de cortes en las carreteras por parte de la Policía Federal de Carreteras que habrían obstaculizado el tránsito de los votantes. Sin embargo, desde el Tribunal Superior Electoral han asegurado que estas actuaciones no han impedido que la ciudadanía acuda a las urnas.
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