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Elecciones 10N
Votad, copón
Al fascismo hay que plantarle cara, en todas partes. No podemos permitir que la ultraderecha más rancia y violenta campe a sus anchas y obtenga más poder en las instituciones. Votar a los fascistas o a los partidos que pactan con ellos es una regresión que solo destrozará más la vida a millones de personas y mejorará la de una élite a la que, seguramente, no perteneces.
Coordinador de Clima y Medio Ambiente en El Salto. @PabloRCebo pablo.rivas@elsaltodiario.com
Veo, leo y escucho mucha desidia, hartazgo y cansancio respecto a este 10N. Lógico y normal. Que la única opción de gobierno “de izquierdas” —hablemos en sentido amplio, lo de unir PSOE e izquierda, bien sabido es, cuando menos es cuestionable— tras los resultados del 28A se desvaneciese a base de titulares y golpes en la mesa de los machos alfa al mando de ambas formaciones fue, digámoslo claro, altamente —aunque el adverbio que me sale empieza por jota, pero controlemos el tono, que esto es un periódico serio— decepcionante. Dan ganas de mandar a ambos, literalmente, a la mierda. Nadie entiende que no haya gobierno y que estemos en estas hoy en día. Y que Sánchez dijese no a aquella oportunidad de ultimísima hora, tras cuatro meses de marear la perdiz, es difícilmente perdonable.
Ahora bien, tenemos un problema si decidimos mandarles al carajo. Uno bien serio. Y aquí el humilde mensaje para esa buena gente indecisa, ‘apolítica’, dudosa, cansada, harta, aburrida o, simplemente, poco amiga del voto. Votad, copón. Votad aunque sea por puro miedo, ese que va a tener mucha gente, la que menos recursos tiene, si ocurre la catástrofe. Aunque sea, como hemos hecho muchos toda la vida, con la nariz tapada. La posibilidad de que auténticos fascistas llegados de otra era —y mezclados con el ultraliberalismo al servicio de la élite más rica y poderosa— obtengan un poder sin precedentes en 40 años por estas tierras es más real que nunca.
No me canso de repetirlo: no somos conscientes de lo que eso puede significar. Mirad las encuestas, 45 escaños a la ultraderecha vaticinan algunas. 45 fascistas de 350 diputados. Suma el poder inmenso que tendrán si los partidos que pactan con ellos —PP y Ciudadanos— dependen de lo que diga su nuevo hermanito para conseguir su objetivo. Andalucía, la Región de Murcia y el Ayuntamiento de Madrid ya han caído en sus garras. Vamos a comer banderitas hasta para merendar.
Que el hedor xenófobo y autoritario entre al poder enarbolando banderitas puede ser el mayor error de este país en medio siglo
Hay que parar a la horda racista. El domingo en las urnas, y cada día en las calles. En las instituciones, donde se nos están colando en tromba. En el bus y en el metro, donde cada vez se crecen más. En las cenas familiares y de trabajo, donde a menudo no falta ese señor mayor que eleva el tono buscando la bronca en tono desafiante con su verborrea xenófoba. En la barra del bar, donde cada vez más a menudo se escuchan esos comentarios en alto sobre “los moros” o “los catalanes” como si no pasase nada. Yo soy moro, catalán y de Madrid, y aquí seguiré, fascista.
No podemos permitir que la ultraderecha más rancia y violenta campe a sus anchas. No en mi tierra. Votar a los fascistas o a los partidos que pactan con ellos es una regresión que solo destrozará aún más la vida a millones de personas que no lo tienen fácil. Y, por supuesto, mejorará la vida de los pocos que controlan esos mensajes simplistas de odio, estrategia copiada de las de los Trumps y Bolsonaros de turno, y que funciona a la perfección según parece.
No os dejéis engañar por banderitas, por el odio al de al lado, antiquísima estrategia para desviar la atención de los principales problemas. Votad con cabeza. Hablamos del adiós a los derechos sociales más básicos: sanidad y educación públicas, respeto a la diversidad, libertades civiles… Hablamos de normalizar racismo y exclusión social a pasos agigantados, zancadas que vamos a dar hacia atrás si de esta gente dependen cosas tan básicas para la vida como la salud de los tuyos, la educación de los tuyos, la pensión de los tuyos, los derechos de los tuyos. A ver si ahora va a depender de algo tan absurdo como el color de la piel o de dónde has nacido quiénes son los tuyos.
Que el hedor xenófobo y autoritario entre al poder enarbolando banderitas puede ser el mayor error de este país en medio siglo. Solo votando a quien hace frente a esta gente podremos parar el desmantelamiento a través de las instituciones de unos mínimos de convivencia alcanzados. Lo que se nos viene encima es gordo, y esto no es ningún un juego.
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Cuando la izquierda gira al centro
Que linda es la censura cuando viene de "nuestro" lado, vuestra democracia encaja a la perfección con vuestros deseos de poder, que vulgarmente tomáis por libertarios. En eso sois en efecto, progresistas, en vuestra avanzada por alcanzar el estado de incomprensión y ofuscación de la conciencia.
"Muchas personas dieron la vida para que podamos votar”
No, muchas personas dieron la vida por una verdadera democracia, la que el fascismo aniquiló con un golpe genocida. Todos esos derechos y libertades democráticas que arrasaron, aún no los hemos recuperado y no ha habido ruptura alguna con el fascismo. ¿Los luchadores contra el fascismo querrían que legitimemos una legalidad que nace de ese golpe en la que ni un solo criminal fascista ha pagado por sus crímenes? El boicot activo a su farsa electoral también sirve para denunciar eso. El Frente Popular se unió bajo un programa que no tiene nada que ver con las migajas que propone la “izquierda” domesticada de IU-Podemos que ni siquiera defienden con firmeza. El FP luchaba por la liberación de todos los presos políticos antifascistas, la Amnistía total que conquistaron. Ningún partido electoralista lucha por esta, ¿cómo van a ser antifascistas quienes olvidan a las antifascistas presas? Desde la llegada del fascismo al poder, no van a permitir cambios profundos como los del FP desde las urnas.
“Si no votamos gana la ultraderecha”
No, la ultraderecha gana siempre porque desde el 39 tienen el verdadero poder que no parte del gobierno, controlan y forman parte de los pilares del régimen: ejército, tribunales, cuerpos represivos, monarquía, oligarquía, CNI, etc. Eso sigue igual haya el gobierno que haya, basta recordar los gobiernos anteriores del PSOE cuyas políticas han sido casi idénticas a las del PP, en algunos casos aún peores en cuanto al terrorismo de Estado. ¿Acaso ha habido cambios profundos con el gobierno actual del PSOE sostenido por Podemos? Ni siquiera han derogado la reforma laboral o la ley mordaza, como prometieron.
La “izquierda” del régimen no pretende poner fin a los tribunales fascistas que nos encarcelan hasta por contar hechos probados, tampoco a los cuerpos represivos cuyo sueldo han aumentado. Qué decir de su falta de combatividad respecto a la monarquía, la Iglesia, etc. Respetan su legalidad, empuñan la misma bandera rojigualda que VOX y el resto, no luchan por la salida de la UE-OTAN imperialistas, carecen de solidaridad con represaliados, no denuncian el terrorismo patronal ni quieren poner fin a la explotación, etc. Si no nos quedamos en los discursos y analizamos los hechos, veremos que las diferencias no son tan abismales en cuestiones fundamentales. El fascismo no empieza ni acaba en VOX, al que el régimen utiliza y da bombo a todas horas para blanquear al resto de partidos y fomentar la participación en las urnas por el miedo, pero Podemos ha dicho que los tratará con cordialidad y no exige la libertad de la antifascista recién encarcelada por acudir a una manifestación contra estos.
Urge la necesidad de ver la diferencia entre gobierno y régimen: todos los partidos, como lo han reconocido los empresarios más poderosos como el dueño de Mercadona o el dirigente de la patronal, sirven a las mismas políticas capitalistas que no ponen en riesgo. La oligarquía financiera, quien realmente ostenta el poder, es quien siempre gana. En todas las papeletas deberían aparecer los logos de bancos y grandes empresas. ¿Vamos a votarlas o mejor boicotearlas y no darles nuestro permiso para machacarnos?
Por eso es absurdo lo que plantea el Front Republicà diciendo presentarse para “impulsar la ruptura” y bloquear el gobierno. Al régimen no se le puede bloquear votando, haya gobierno formado o no, seguirá funcionando igual. En cuanto a la ruptura, no tienen plan alguno para romper con el Estado y acaban haciendo seguidismo del processisme.
Necesitamos un cambio de Estado en el que tengamos nosotros el poder y no una minoría de parásitos explotadores, no de gobierno que perpetúe el mismo Estado.
“Hay que votar a la opción menos mala, el voto útil”
Bajo esa premisa, llevan 40 años dejándonos cada día con menos, habrá que plantearse que no es efectivo. No podemos conformarnos con la mierda más perfumada, no merecemos mierda y punto. ¿Quiénes han alejado más la lucha de las calles que necesitamos para conquistar derechos y libertades? La “izquierda” domesticada. En varias de las principales ciudades donde Podemos ha tenido alcaldías, no han garantizado ni las pequeñas mejoras que prometieron y por las que ganaron jugando con personas desesperadas. Por lo tanto, eso de que son el mal menor, no cuadra. En todo caso, votar a un supuesto “mal menor”, implica aceptar el mal y no combatirlo.
“Si no te representa ninguno de los que hay, haz un partido o que el tuyo se presente”
En este Estado, hay una ley de partidos que ilegaliza a los partidos que realmente luchan por derechos y libertades democráticas de forma consecuente. El partido que más ha defendido nuestros intereses y que ha demostrado con hechos ser comunista y no traicionar, el PCE (r), es ilegal y muchos de sus militantes han sido condenados a 11 años de prisión exclusivamente por militancia política. Su secretario general, Manuel Pérez Martínez (camarada Arenas) sufre una cadena perpetua encubierta y por desatención médica han exterminado y exterminan a sus militantes como Isabel Aparicio. Por lo tanto, ni pueden presentarse ni hacer una labor política abierta, con el silencio o la criminalización de la “izquierda” apoltronada. Votar en este contexto es legitimarlo, porque ningún partido electoralista lo denuncia.
Además, los grandes partidos que tienen oportunidades por no suponer riesgo alguno, reciben cuantiosas sumas de dinero del Estado y un potente altavoz en los medios del capital. Eso jamás sucederá con un partido que realmente nos represente, la oligarquía es asesina, pero no suicida.
“Si no votas, no te quejes”
No, en todo caso quien no puede quejarse es quien legitima esa farsa y acepta sus reglas corruptas. Si no participamos por denunciar que no tenemos nada que ganar en su circo, precisamente es cuando tenemos la legitimidad para quejarnos. Es como si un equipo va a jugar el partido sabiendo que el árbitro está comprado, si lo sabía antes tendrá menos motivos para quejarse y lógicamente les preguntarán porqué diablos jugaron conociéndolo, que si se plantan y no aceptan jugar por saber el amaño.
“Votar en blanco es la forma de mostrar el desacuerdo”
Votar en blanco sigue implicando participación, aceptar el timo y decir que esa es una forma que nos otorgan para mostrar rechazo, cuando cuenta como respeto y creencia en estas elecciones como forma de expresión. Otra de sus coartadas para perpetuar la falsa democracia.
“La abstención no basta”
Cierto, no es suficiente con no votar, pero es un paso que amplias masas de la clase obrera y los sectores populares, sepan que ninguno de esos partidos sirven para tener vidas dignas. Boicot activo significa participar en las luchas, organizarse con los métodos de lucha que sean necesarios al margen de partidos y sindicatos que no nos representan. Eso, acompañado de una enorme abstención, dejaría al régimen muy aislado y debilitado.
CONCLUSIÓN:
Rajoy resumió la necesidad de la participación en una frase: “Votad, a quien sea, pero votad”. El Estado necesita poder decir que muchas personas creen en su régimen y que lo demuestran participando. Cuando la abstención se estaba disparando ante la crisis general y de los grandes partidos, el régimen aupó a Podemos y a C’s. Así, rescataron un poco la baja participación y sobre todo calmaron las luchas que empezaban a desarrollarse masivamente en las calles, con un creciente descontento popular que los ponía nerviosos. Ahora aúpan a VOX para que se disparen los votos a un PSOE y Podemos cada vez más tocados con el pretexto de “frenar a VOX”.
Si concluimos que la solución pasa por organizar luchas y la necesaria futura revolución en las calles que ponga fin a este Estado, votar a partidos que la frenan no nos ayuda a avanzar. Por lo tanto, en este contexto en el que no se presenta ningún partido que sirva a esto, si queremos favorecer ese escenario de aún más abstención (ya es muy elevada pese al bombardeo constante a todas horas para que votemos) y luchas en las calles que escapen a su control, es imprescindible el boicot activo. Un 70% de abstención (del que estaríamos cerca o hubiéramos llegado sin la irrupción de “nuevos” partidos) sumado a mucha combatividad en las calles, dejarían al régimen agonizando con una crisis difícilmente sostenible.
Esto de "que vienen los fascistas" me recuerda al "que vienen los bolivarianos", no me creo ni lo uno ni lo otro, basta ya de exageraciones que estamos hasta el gorro de que nos intenten manipular.