Elecciones 10N
Así hemos vivido el 10N: el PSOE repite resultado y la ultraderecha duplica escaños
Minuto a minuto con la actualidad de las segundas elecciones generales de 2019 en España.
17:45
📊 Baja participación a las 14 horas
Ali sube al autobús, se sienta, comienza a hacer bromas a sus amigos a través de la ventana. Éstos le saludan desde la acera. Ali hace muecas y se ríe con la excitación de un niño que viaja de excursión por primera vez. Pero Ali lleva muchos kilómetros a sus espaldas desde que hace más de un año salió de Alepo. Está excitado porque, por fin, se va de Grecia.
En pocos minutos, los cinco autobuses de la Organización Internacional para las Migraciones que salen hoy desde la plaza Omonia les llevarán al aeropuerto para viajar a Alemania. Son parte del 7% de reubicaciones que ha cumplido la Unión Europea desde octubre de 2015.
En la acera, sus amigos sonríen y le saludan mil veces. Ellos no viajan hoy; volverán al campo de refugiados Skaramangas. A esperar, como llevan esperando desde que el 23 de febrero de 2015 el Gobierno austríaco decidió cerrar la frontera entre Grecia y la Antigua República Yugoslava de Macedonia.
“En Skaramangas hace frío y la comida es horrible. Me alegro de que Ali se vaya de esa mierda. Nos hemos hecho muy amigos estos meses pero no sé si lo volveré a ver. Yo no voy a ir a Alemania, aún no sé a qué país me enviarán, pero no está entre mis primeras opciones”, cuenta Mohamed mientras muestra las fotos que tiene junto a Ali en Instagram. Mohamed quiere trabajar de fotógrafo de mayor. Es kurdo-sirio nacido en Afrin y, aunque lleva un año en Grecia, aún no ha pasado la entrevista que permite ser incluido en el programa de reubicaciones que gestiona la OIM. Seguirá esperando en un campo de refugiados, como 62.590 personas más.
De esas 62.590 personas, aproximadamente un tercio ni siquiera pueden inscribirse en el programa de reubicaciones. Las personas de nacionalidad afgana están excluidas de él. La mayoría de los países de la UE considera que los afganos no son refugiados, sino “inmigrantes”. Grecia sí los reconoce como refugiados, por eso pueden vivir en los campos, pero allí tienen la sensación de que están en peores condiciones que los sirios: viven en los campos donde las tiendas de campaña no han sido sustituidas por barracones con electricidad, calefacción y aire acondicionado.
La mayoría de los países de la UE considera que los afganos no son refugiados, sino “inmigrantes”Ésta es una de las razones por las que, a principios de febrero, 200 afganos iniciaron una huelga de hambre en Elinikó, el campo de refugiados compuesto por los estadios de hockey y béisbol de las olimpiadas de 2004 y el aeropuerto antiguo de Atenas. En Elinikó viven 1.300 personas. La mayoría, en tiendas de campaña instaladas por ACNUR. Otros, en las gradas de los estadios o las antiguas sala de espera de la terminal.
“Al menos, mientras estemos en huelga de hambre no tenemos que tragar esta comida asquerosa que nos dan cada día”, decía Nasir, uno de los que comenzaron la huelga de hambre. La protesta finalizó tras una reunión con el ministro para las Migraciones, Yannis Mouzalas. El ministro les prometió acelerar el proceso de instalación de barracones. Para que puedan dejar de dormir en tiendas que se inundan cada vez que llueve.
En la parte búlgara de la frontera con Grecia murieron siete personas congeladasEste año el invierno en Grecia ha sido extraordinariamente duro. No se recordaba una ola de frío tan intensa, nevadas tan copiosas y tantos días de temperaturas bajo cero desde 1964. Varios refugiados murieron congelados tratando de cruzar la frontera terrestre de Turquía y Grecia. Dos, debido a hipotermias tras atravesar el río Embros. Un cuerpo fue hallado bajo la nieve cuando ésta empezó a derretirse. En la parte búlgara de la frontera con Grecia murieron siete personas congeladas. Al otro lado de la frontera de la Antigua República Yugoslava de Macedonia varias niñas fueron atendidas con congelaciones severas en los pies tras andar varias horas por la nieve sin calzado adecuado.
Nadie había pensado que podía llegar un invierno tan duro y nadie había previsto qué hacer con las personas que viven en los campos de refugiados. Tras las primeras nevadas de diciembre sólo un campamento fue evacuado; estaba situado en las faldas del monte Olimpo y varias tiendas se hundieron por el peso de una nevada de medio metro. Sus habitantes, 300 yazidíes, fueron alojados en un hotel.
Las nevadas de enero fueron mucho más fuertes. Los campos en los que hay barracones con calefacción las soportaron con resignación. Pero en los campos de tiendas de campaña se extendieron las neumonías, la gripe, los catarros y otras enfermedades infecciosas. En Lesbos y en Samos cuatro refugiados murieron por inhalar monóxido de carbono por calentar sus tiendas de campaña con braseros.
Uno de los primeros campos en los que las tiendas fueron sustituidas por barracones fue Ritsona. Los barracones los pagó la Media Luna de Emiratos Árabes Unidos pero estuvieron vacíos dos meses mientras el Sultán Al-Ali organizaba su inauguración. Un día los refugiados se cansaron de esperar la inauguración y se plantaron ante el director del campo: “O nos abrís los barracones, o los quemamos”. Se los abrieron.
La carpa duró lo que duró la visita del sultán. Ahora, en su lugar, hay una explanada de gravilla en la que juegan los niños y niñas de campamentoEl Sultán Al-Ali convocó la inauguración a finales de noviembre. Coches de lujo, periodistas venidos del Golfo Pérsico y medios europeos en la entrada del campo ante la mirada atónita de los refugiados. “Emiratos Árabes Unidos seguirá ayudando a nuestros hermanos sirios”, declaró solemne el sultán. El problema es que los barracones que había ido a inaugurar estaban habitados desde hacía semanas. Así que inauguraron un centro médico.
La Media Luna emiratí erigió una gran carpa que señalizó como hospital de campaña. El día de la inauguración, decenas de emiratíes entraban y salían de la carpa con atuendo sanitario. La carpa duró lo que duró la visita del sultán.
Ahora, en su lugar, hay una explanada de gravilla en la que juegan los niños y niñas de campamento. Una enfermera de la Cruz Roja española –la organización sanitaria más numerosa en Ritsona– que prefiere no dar su nombre relata que cuando los emiratíes erigieron la carpa les avisaron de que sólo sería para un par de días, por lo que era mejor no contar con ella. “Pero al menos pusieron la gravilla, que es lo único que queda”.
La gravilla es un bien preciado en Ritsona. Hasta que no esparcieron grava por las calles del campamento, cada vez que llovía se convertían en un lodazal que a sus habitantes les recordaba los peores días de Idomeni. Los niños correteaban por el barro y los viejos se quedaban en las tiendas porque eran incapaces de andar. Hasta finales de enero de 2016 no finalizaron de poner gravilla. En enero han nacido tres bebés en Ritsona.
Además de grava y barracones, en los campos comienzan a florecer pequeños negocios de subsistencia. Barberos, puestos de falafel, venta de cigarrillos, cocinas… Suponen una mejor calidad de vida para quien los regenta –no sólo por el dinero sino por la posibilidad de hacer algo durante el día– y para quien los usa.
Pero muchos tienen miedo de lo que suponen estos cambios. Edificaciones mejores, carreteras en proceso de asfaltarse, negocios y nacimientos… Son el embrión del pueblo en la que se convertirán poco a poco los campos de refugiados. Y entonces, sin darse cuenta, serán campos de refugiados como los de los palestinos en Oriente Medio: soluciones temporales que se convirtieron en ciudades donde ya han nacido tres generaciones olvidadas por el resto del mundo.
17:50
La participación, dato clave
¿Qué relación hay entre ambos acontecimientos? Entre otras cosas, que dos de los directivos de Atenea, una empresa formada por siete militares retirados o en la reserva, estuvieron relacionados con el 23F. Se trata de José Luis Cortina Prieto, presidente del grupo y CEO de la empresa matriz I2v, y Joaquín Tamarit Navas, director adjunto de Atenea. Aunque Cortina fue absuelto y Tamarit no llegó a ser imputado, la historia sigue planeando sobre ellos y su papel en la intentona golpista.
Las sombras del 23-F
“La bandeja está grabada”, dijo Joaquín Tamarit vía telefónica al coronel San Martín, por órdenes de su superior, Ricardo Pardo Zancada, como frase en clave para proceder a uno de los movimientos militares del golpe.Aunque Tamarit, capitán de la División Acorazada Brunete nº 1 el día de los hechos, no fue imputado y sólo participó como testigo en las vistas orales del juicio por el 23-F, Pardo Zancada, condenado a 12 años por el golpe, escribió años después que “fue el único oficial de aquel cuartel general que supo por mí lo que se preparaba desde la mañana del día D”.
En 1998 fue ascendido a general por designación del Gobierno de José María Aznar, en 2001 a general de división y en 2004 a teniente general por decisión del socialista José Bono.
En cuanto a José Luis Cortina, que en el momento del golpe era jefe de la Agrupación Operativa de Misiones Especiales del Cesid, pasó un año en prisión preventiva tras el golpe, acusado de un delito de rebelión militar por haber hecho de enlace entre el general Armada y el teniente coronel Tejero, y por haber señalado la fecha del 23F para el golpe.
“Que no me jodan, que saco hasta lo de Carrero Blanco”, le escuchó decir Ángel López Montero, abogado defensor del teniente coronel Antonio Tejero, mientras mantenía una conversación telefónica en un receso de la vista oral que se celebraba el 22 de marzo de 1982, según revelaría 30 años después.
Después de eso, cuentan, las preguntas del fiscal se suavizaron, y Cortina fue absuelto de todos los cargos en junio de ese mismo año, aunque varios investigadores del golpe siguen considerándolo uno de los cerebros del mismo.
Homsec, la feria de la guerra
Veinte años después de los hechos, en 1991, José Luis Cortina fue apartado de su destino en el Mando de Apoyo Logístico del Ejército por negligencia profesional después de que los planes secretos de intervención del Ejército español en la Guerra del Golfo se filtraran a la prensa.Fue entonces cuando decidió crear I2v S.L., una consultora dedicada a la inteligencia y la logística para defensa que en 2008 creó el Grupo Atenea, cuya actividad principal era la edición de las revistas militares Atenea y One Magazine, y que incorporó a Tamarit –como director del grupo– y a otros generales retirados.
Dos años después se hizo con la marca Homsec, una incipiente feria de seguridad que se había celebrado ya en dos ocasiones en Madrid y que ha permitido que el grupo crezca. “Homsec servirá de punto de encuentro entre comerciantes de armas y agentes que se beneficiarán del negocio de la guerra”, denuncian desde la Plataforma Desarma Madrid en un manifiesto firmado por 102 organizaciones.
Según los últimos datos disponibles, de 2013, cada año que se celebra la feria, los ingresos de explotación de I2v se incrementan en medio millón de euros. Desde 2011, 30 años después del 23-F y primer año en que el Grupo Atenea se encargaba de la feria, ésta ha ido creciendo paulatinamente, y este año los organizadores esperan que reciba 15.500 visitantes de 40 países y 195 expositores.
Algunos de ellos se dedican a las armas y municiones (CMI Defence, Escribano, Expal Systems, Falken, MBDA, Nammo, LPV GmbH…), y otros tienen una parte del negocio en la ‘protección’ de fronteras: DF Epicom, Diamond Aircraft, Ecarys, Excem, Indra…
Y, aunque este año la feria se ha encontrado con varios contratiempos –el nuevo Ayuntamiento de Madrid por primera vez no lo patrocinará ni le dará apoyo, así como tampoco lo harán la Comunidad de Madrid ni el Ministerio de Exteriores–, el evento sigue contando con el apoyo de diversas instituciones, como las distintas fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, los Ejércitos, los ministerios de Defensa y de Interior o la Marca España. Muchos de ellos, además, contratan espacios en la feria, como la Guardia Civil, la Policía Nacional o el Instituto Nacional de Técnica Aeroespacial (INTA).
En diciembre de 2014, sólo la empresa pública Navantia pagó 15.330 euros por el suelo de la Feria Homsec de 2015, más otros 200 euros para la reserva de una sala.
“Instituciones que se declaran defensoras de la paz y los derechos humanos, como el Ayuntamiento o la Comunidad de Madrid, no deberían permitir que eventos de este tipo se celebren en espacios de gestión pública como el IFEMA; queremos que los espacios públicos sirvan para la promoción de una cultura de paz, no como escaparates de la guerra y la violencia”, insisten desde la Plataforma Desarma Madrid, que llama al IFEMA a cancelarla y a la sociedad civil a denunciarla y boicotearla.
Además de Homsec, de 2015 a 2017 I2v ha obtenido tres contratos menores sin concurso público del Ministerio de Defensa (15.000 en 2015, 17.900 en 2016 y 16.840 euros previstos para 2017) sólo en concepto de inserciones publicitarias en la revista One Magazine y en su web para promover actividades de reclutamiento.
Un precio que puede parecer bastante elevado si se compara con otros medios especializados, pero sobre todo muy cercanos al límite de 18.000 euros para que un contrato se pueda dar “a dedo”. En 2015, I2v también obtuvo un contrato de 72.000 euros para la edición y distribución de la revista Mar, una publicación financiada por el Instituto Social de la Marina, dependiente del Ministerio de Empleo y de Seguridad Social.
A todo esto se suman diversos convenios de colaboración con organismos públicos y privados: con ISDEFE, empresa propiedad del Ministerio de Defensa, para dar difusión internacional a la feria Homsec en 2011; con el Ministerio de Defensa entre 2014 y 2016 para “colaborar en actividades relacionadas con la seguridad y la defensa”, con las universidades Francisco de Vitoria, Fundación Universitaria San Pablo CEU, Universidad Católica de Murcia, e incluso con la Agencia EFE, en diciembre de 2012, “con el objetivo de fomentar e incrementar la información de Defensa en la sociedad española”.
De I2v a Ombuds, las empresas de seguridad del clan Cortina
Pero José Luis Cortina no es el único miembro de la familia dedicado a las empresas de seguridad. Mucho más “exitosas” son las empresas de su hermano, Antonio Cortina Prieto. Hombre muy cercano a Fraga desde los años 70 a través de la sociedad de estudios políticos Godsa, y uno de los hombres fuertes de Alianza Popular a principios de los años 80, prestó sus servicios de seguridad al partido, así como al CESID, a través de la empresa Aseprosa.
Antonio Tejero llegó a decir en el juicio que el encuentro con el general Armada para concretar el asalto del 23-F se produjo en un local de esa empresa dos días antes. Antonio Cortina vendió la ya muy connotada Aseprosa en 1999, cuatro años después de haber fundado Doncorlop y Ombuds, que se han convertido en las principales empresas de los Cortina.
Doncorlop, sociedad limitada, fundada en 1995, tiene como único administrador a José Rodrigo Cortina López, hijo de Antonio Cortina, que es su apoderado. Pero Rodrigo no es el único, ya que entre los dueños de la empresa aparecen Ernercor Inversiones S.L. y Pablocor Inversiones S.L., con un 26,68% cada una, sociedades administradas por otros dos hijos de Antonio: Ernesto y Juan Pablo Cortina López. Otra parte igual pertenece a Recorti Inversiones S.L., en la que aparece José Rodrigo como administrador único y su padre Antonio como apoderado. El 19,95% restante, en cambio, aparece a nombre de una persona física, Margarita Aracil Pizarro, la esposa de José Luis Cortina, a la que conoció cuando era empleada de Aseprosa.
Mediante Doncorlop, el clan Cortina controla el Grupo Ombuds. Fundado en 1995, este grupo de empresas dedicado principalmente a la seguridad y en el que Rodrigo José Cortina aparece a menudo como consejero delegado y administrador, arrancó su meteórico crecimiento con el Gobierno de Aznar, cuando Antonio era su directivo.
Recién llegado el Partido Popular en 1996, Ombuds empezó a ganar contratos tan variopintos como el mantenimiento del campo de golf del centro deportivo del aire Barberán por ocho millones de pesetas o el servicio de vigilancia del Museo del Aire por más de nueve millones de pesetas. Era sólo el primer paso.
A lo largo de los años, Ombuds consiguió adjudicarse la mayoría de los contratos de escoltas privados para políticos del País Vasco y Navarra amenazados por ETA. Desde entonces, y aprovechando los continuos procesos de privatizaciones de servicios de seguridad de edificios y administraciones públicas, Ombuds ha obtenido decenas de contratos públicos.
Sólo desde 2011, la empresa de los Cortina ha obtenido más de 60 licitaciones públicas para ofrecer servicios de seguridadSólo desde 2011, la empresa de los Cortina ha obtenido más de 60 licitaciones públicas para ofrecer servicios de seguridad, como un contrato de más de 14 millones de euros para vigilancia y seguridad en instalaciones de Renfe, ocho millones de euros para la vigilancia y seguridad en diferentes edificios de Correos o los contratos de seguridad para varios hospitales militares por valor de más de cinco millones.
Además, Ombuds de Seguridad ha sido una de las grandes beneficiadas por la privatización de la seguridad de las 67 prisiones del Estado en 2013, un proyecto que se ha tragado de momento 116 millones de dinero público.
Entre 2011 y 2015, el importe de los contratos públicos firmados sólo por esta empresa del clan de los Cortina supera los 30 millones de euros, y sus ingresos totales en 2013 y 2014 fueron de 160 millones de euros. En pleno apogeo, ese mismo año 2015 Ombuds compra Castellana de Seguridad (Casesa) y se convierte así en la segunda empresa de seguridad del país. Treinta y seis años después del 23F, el negocio de las armas sigue dando mucho juego a los Cortina.
17:55
✒️Opinión | Paisajes extremeños
8.000 votos más en Extremadura pueden dar a Unidas Podemos un escaño que perdió el 28 de abril. El PSOE se quiere consolidar como partido más votado. La caída de Ciudadanos, que obtuvo dos diputados en las elecciones pasadas, es una de las claves de la noche electoral. El PP aspira a sumar un escaño más que en aquella ocasión. Vox se disputará su segundo escaño con Unidas Podemos.
Escribe Manuel Nogueras en El Salto Extremadura: “Hay un escaño que se dirime, en la circunscripción de Badajoz, donde yo voto, entre Vox y Unidas Podemos. No entre el PP y Vox, ni entre el PSOE y Vox, no. Insisto: entre Vox y Unidas Podemos. No he necesitado ni siquiera ser un hombre bueno para entender de qué va esto y dónde está el mal”.
18:00
🍊 Ciudadanos: el eslabón débil
El partido de Albert Rivera está en proceso de centrifugado. Más de la mitad de sus votantes en abril no han decidido aún hacia dónde se inclinarán en noviembre: el PP y el PSOE han echado sus redes sobre el votante de centro que es, según el último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas, el más inclinado a la abstención y el más indeciso en los próximos comicios.
18:02
📈 El PP, el partido con más trasvase
131 años. Apenas un suspiro en términos de tiempo evolutivo. Un chasquido en la historia del planeta, y una revolución sin precedentes en la de los miles y miles de kilómetros cuadrados que hoy ocupan las grandes metrópolis del globo. Es el tiempo que ha transcurrido entre el 29 de enero de 1886, día en el que las calles de una ciudad –Mannheim (Alemania)– veían desfilar por primera vez un automóvil propulsado por un motor de combustión interna, y el 15 de febrero de 2017, fecha en la que la Comisión Europea (CE) enviaba su última advertencia –la enésima– a cinco Estados miembros “por la violación constante de los niveles de contaminación atmosférica”. Entre ellos, por supuesto, España; debido a los malos humos de sus dos grandes urbes: Barcelona y Madrid.
Desde que el ingenio de Karl Friedrich Benz comenzase a desplazarse a base de derivados del petróleo el ser humano se ha esforzado en remodelar y expandir sus asentamientos para adaptarlos al automóvil. Décadas de crecimiento y desarrollo industrial han hecho de nuestras urbes, hoy saturadas de hormigón y asfalto, espacios donde la polución campa a sus anchas.
Pero salgamos del gris y el negro. Algo está cambiando. El paradigma ecologista que creció desde mediados del siglo XX y las propias circunstancias han creado el caldo de cultivo para que muchas urbes se replanteen el modelo. Al fin y al cabo esto es un problema de salud pública. Cada año, más de 400.000 ciudadanos mueren prematuramente en la UE como consecuencia de la mala calidad del aire, según la propia CE –7 millones en todo el mundo en 2012, tal como afirma la Organización Mundial de la Salud–. Hoy las ciudades echan humo. Toca mojarse, y varios enclaves marcan el camino.
Estocolmo abre el camino
“Las ciudades modelo son las escandinavas, y si hay una, esa esa Estocolmo, sin ninguna duda”, señala Xavier Querol desde el Instituto de Diagnóstico Ambiental y Estudios del Agua (IDAEA) del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). “Es la que va aplicando medidas que luego va utilizando el resto”. No le falta razón. La ciudad sueca más poblada, en la que el porcentaje de personas que va a trabajar andando o en bici se acerca al 70%, fue la primera capital en implementar una Zona de Bajas Emisiones (LEZ, por sus siglas en inglés), áreas en las que no se permite la entrada a determinado tipo de vehículos debido a su alta carga contaminante, generalmente transporte pesado y autobuses diésel, aunque los automóviles diésel ya están en el punto de mira de media europa –“un diésel nuevo contamina más o menos como diez gasolinas, más o menos”, distancia que el experto aumenta a 15 en vehículos del 2015–. Hoy hay 232 ciudades con LEZ en Europa. Estocolmo lo hizo en 1996, Barcelona lo está planteando para el año 2020, pero de forma “poco valiente” para el investigador. La razón: “Plantean prohibir los diésel anteriores a 1996, mientras que en Europa prohíben los anteriores a 2005”.Estocolmo se ha apuntado otro claro tanto con una medida no exenta de polémica, el peaje urbano, iniciativa que también se aplica en entornos más cercanos, como Milán, u otras capitales como Londres. El pago de una tasa para entrar al núcleo urbano consiguió reducir un 30% el número de vehículos que accedían a la capital sueca desde que se estableció la medida en 2006. A pesar de su importante aumento de población –más de 100.000 habitantes en 10 años–, esa reducción de tráfico se ha mantenido.
El peaje tiene un pero: que los que más recursos tienen obtengan a través de ese pago el derecho a contaminar. Julio Lumbreras, investigador del Centro de Innovación en Tecnología para el Desarrollo Humano de la Universidad Politécnica de Madrid (UPM), estos meses de estancia estadounidense en la Harvard Kennedy School, expone que, a día de hoy, en grandes ciudades esta medida es muy relevante, si no imprescindible. “Se puede compensar la variable social utilizando el dinero de la recaudación del peaje para mejorar el transporte público y hacerlo más accesible para personas con menos recursos, por ejemplo con un descuento del 50% en el abono de transporte para alguien de un municipio de fuera de Madrid, siempre con unos criterios”. Para él, al implementar esta medida lo importante es qué se hace con esos ingresos extra que se obtiene, “gastarlos en compensar o en intentar minimizar los problemas de desigualdad que pueda generar y hacerlo de forma transparente”. Londres aplicó esa transparencia, habilitando una web para que la ciudadanía pueda saber, al céntimo, en qué se ha gastado todo lo recaudado.
Pero el principal escollo para la implementación del peaje urbano no es la aceptación ciudadana. Al menos en Estocolmo y en Milán sendos referéndums le dieron su aprobación, tras unos meses de implantación previa en ambos casos. El problema está en la valentía de los gobiernos para ponerla sobre la mesa. “Es una medida que al principio cuesta mucho, pero a medio plazo la mayoría de las personas de las ciudades donde se ha probado están contentas”, recalca Lumbreras.
Helsinki tiene un plan
El objetivo es simple: que los ciudadanos de Helsinki no tengan necesidad de utilizar el coche en 2025. Pero la simpleza de una frase engloba un complejo plan para conseguir el deseado fin, para el cual la ciudad finlandesa ha hecho ya muchos deberes previos.Un urbanismo que propicia que el centro urbano tenga un 36% de zonas verdes da una idea de cómo han trabajado en Finlandia para que los malos humos del siglo XX vayan desapareciendo. La urbe siempre aparece entre los primeros puestos de las clasificaciones verdes mundiales. Pero quiere dar un paso más: transformar su red de transporte público en un sistema dinámico on demand que destierre la actual red convencional. Para ello plantea una movilidad 'punto a punto' creada a partir de las necesidades de la ciudadanía en tiempo real.
El sistema, basado en el acceso a la tecnología de smartphones y ordenadores, plantea que cualquier persona organice su viaje combinando autobuses, bicicletas, taxis y tranvías. También incluye minibuses para rutas creadas a partir de peticiones de usuarios que necesiten hacer un trayecto similar desde un área cercana. Siempre desde una perspectiva ecológica, con vehículos emisiones cero o poco contaminantes.
“Todo esto va en la línea de lo que va a ser el futuro”, apunta Lumbreras, “pero hasta llegar ahí hay que dar antes unos pasos previos”. Sólo las alumnas más aventajadas pueden atreverse con semejante materia. Con la vista puesta en las grandes ciudades españolas, el experto plantea que antes de hacer una oferta tan grande basada en la demanda en tiempo real hay que hacer una centrada en la oferta histórica estática. “A lo mejor la configuración de los autobuses está bastante lejos de las necesidades de las personas, teniendo en cuenta también el no generar desigualdad, porque el transporte público tiene que preocuparse de llegar a gente que tiene menos demanda pero que es esencial, por ejemplo, las personas con movilidad reducida”. Hoy la tecnología ofrece más datos que nunca para estudiar los desplazamientos de las personas, sólo falta que las administraciones la usen en todas sus posibilidades.
Pontevedra piensa en sus chavales
“Hay ciudades en Europa que van a prohibir el tráfico en el centro, pero no podemos pedir a las alcaldesas de Barcelona o Madrid, o al alcalde de Valencia que, tras no haber hecho nada durante años, ahora nuestras ciudades estén al mismo nivel”. Una localidad no pasa del gris al verde de un día, como bien plantea Querol, y el recién nombrado equipo de gobierno de Pontevedra lo sabía allá por 1999.Miguel Anxo Fernández Lores, del BNG, llegó a la alcaldía entonces. Lo primero que hizo fue prohibir el aparcamiento en el centro histórico. A partir de ahí, la lista de actuaciones es larga y ha dado como fruto una reducción del 70% del tráfico –y un 60% de las emisiones– en el centro de la ciudad y de un 30% en su totalidad. Naciones Unidas reconoció el esfuerzo con el premio ONU-Hábitat en 2014.
Hoy, en Pontevedra no hay zona azul (el aparcamiento está limitado a 15 minutos y es gratuito); la velocidad está restringida a 30km/h, lo que ha dado como resultado no tener ninguna muerte por accidente de tráfico en cinco años; las áreas peatonalizadas han ido creciendo hasta abarcar más del 30% del centro, y nueve aparcamientos disuasorios funcionan como atrapasueños de metal. El resultado: dos terceras partes de los desplazamientos se realizan a pie o en bicicleta y los niños van andando al cole, muchos de ellos solos tras implementar la ciudad una nueva fase del proyecto Camiños Escolares para fomentar la autonomía de los críos. Tras varios años de monitores en la calle que les ayudaban a cruzar la calle, ahora irán solos, aunque cuentan con ‘comercios amigos’ en el camino si necesitan algo.
Es un camino, aunque aún queda mucho por recorrer. Vitoria, capital verde europea 2012, y Oviedo lo están tomando también. Aunque la obviedad precede al sarcasmo. Pontevedra tiene una población de 83.000 habitantes y un área metropolitana de 168.000. No es Barcelona. Ni Madrid. “Es más fácil en una escala de 200.000 habitantes. Quien no tiene una ciudad limpia a esa escala es porque no quiere”, afirma el investigador del CSIC. Tomen nota, administraciones locales.
Oslo no quiere coches
Para terminar, volvemos a Escandinavia. Y es que Oslo destaca por lo audaz de su propuesta. El gobierno local, que el Partido Laborista consiguió en 2015 apoyado por verdes y socialistas, se ha marcado un cercano y hasta ahora insólito horizonte para reducir la contaminación: quiere disminuir los gases de efecto invernadero en un 50% para el año 2020 respecto a los niveles de 1990. Pero no contentos con ello, el plan es aumentar esa cifra al 95% para 2030.
Semejante empresa implica una serie de audaces medidas, comenzando por prohibir los coches del centro de la ciudad en 2019. Esta primera es la que ocupa los titulares, pero no es la única. Incrementar de un 8 a un 25% el uso de la bicicleta para 2025 (lo que incluye subvenciones para la compra de ciclos de hasta el 25% de su valor), rebajar el tráfico contaminante total en un 20% para 2019 (y un 30% en 2030), una fuerte inversión para tener un transporte público propulsado completamente por energías verdes en 2020, crear 60 nuevos kilómetros de vías ciclistas, la reorganización del sistema de transporte de mercancías (promoviendo además la compra de vehículos pesados eléctricos) y estudiar la instalación de tecnología de captura de carbono en plantas incineración forman parte del plan de movilidad que el consistorio de la capital noruega ya ha puesto en marcha. El plan pretende desterrar episodios como el vivido el pasado enero, cuando el consistorio prohibió durante dos días la circulación de vehículos diésel ante la alta contaminación.
De toda la audaz operación, solo la captura de carbono levanta dudas en Lumbreras. “Es una tecnología que no está muy madura y tras la que está el lobby petrolero”. El experto llama a cuidarse del ‘tecno-optimismo’, “la idea de que la tecnología induce a que va a arreglar el problema". Esto, para él, evita la reflexión de fondo y puede llevar a no abordar el problema, hoy más que nunca sobre la mesa.
Los cinco mandamientos
No hay pastillas mágicas ni soluciones fáciles. Y desde luego no se sube el Everest tras 30 años –o un siglo urbano– fumando tres cajetillas al día. Tampoco existe la ciudad ideal, aunque, en materia de contaminación atmosférica urbana, Querol la tiene en la cabeza. Y plantea cinco pasos para conseguirla.Antes de tomar nota, una advertencia: "No vale una u otra, todas son necesarias, si falla una pata esto no funciona". Comenzamos.
Uno. Reducir el número de coches. "No es suficiente con dejar entrar solo los limpios debido al fraude de los diésel", apunta Querol. Peajes urbanos, párkings disuasorios periféricos, restricción de plazas de aparcamiento, zonas de prioridad residencial, 'super islas', carriles bus VAO y eco bus VAO de alta ocupación... Las posibilidades están a la carta.
Dos. Un transporte público eficiente, rápido, cómodo, económico y ecológico, esencial para absorber a quienes dejan el coche en casa o fuera de la ciudad. Madrid y Barcelona no van por mal camino. En opinión del experto del CSIC tienen "de los mejores sistemas de Europa", aunque siempre hay una asignatura pendiente en el metro.
Tres. Una renovación del parque de vehículos, o lo que es lo mismo, establecer Zonas de Bajas Emisiones, que afectan a los más contaminantes. Madrid quiere cortar el paso a los vehículos diésel en 2025, Barcelona pretende hacerlo en 2020 –por el momento solo los fabricados antes de 1996, recordemos–.
Cuatro. La reorganización de la distribución urbana de mercancías. Tanto Lumbreras como Querol hacen hincapié en esta materia, un tema que los ayuntamientos suelen dejar de lado. "Nadie habla de esto, pero en Marsella el 50% de las emisiones provienen del reparto de mercancías y de los taxis", remarca el experto del CSIC. Oslo y otras ciudades europeas han integrado esta remodelación en sus planes anticontaminación.
Cinco. Una transformación urbana de la ciudad. El urbanismo es clave y Querol aboga por "alejar a los ciudadanos del tráfico y disminuir su exposición al mismo". Al haberse aplicado el resto de medidas previa o paralelamente, se pueden desde aumentar las vías ciclistas o peatonalizar centros y vías a realizar audaces transformaciones como pretende hacer Hamburgo (Alemania) con su Green Network, la conexión de todas sus zonas verdes de cara a poder vivir la totalidad de la ciudad andando o en bicicleta.
La receta está clara, y en el territorio estatal algunas urbes medianas como Pontevedra, Oviedo o Vitoria ya han utilizado casi todos los ingredientes. La grandes, donde el problema es más acuciante, también se han puesto a ello. Veremos cómo les queda el guiso.
18:03
💬 Cinco claves de la noche para la izquierda
Proa, Azu, Alikha, Pilar, Miss Cire y Malaquita son seis de las integrantes de Hitchin’ Bitches Madrid, que han quedado para “hacer cuerdas”. A Alikha le gusta que la aten escuchando Madredeus y a alguien le hace gracia. Pero se respetan sus deseos, faltaría más, y se pone.
Se hace el silencio ante lo que va a acontecer. Sentadas en el suelo, Azu abraza a Alikha por la espalda. Alikha le ha dicho “ni tetas, ni boca, ni pelo”, aunque no es la primera vez que Azu la ata y sabe cuáles son las líneas rojas que no puede cruzar.
Hitchin’ Bitches es un espacio horizontal de aprendizaje de cuerdas, que se reúne el tercer sábado del mes en El Garaje, un local de ubicación no conocida públicamente, al que llegarás si estás realmente interesada. “Cuerdas” es la traducción de bondage, la B de las siglas BDSM (Bondage, Disciplina, Dominación y Sumisión, Sadismo y Masoquismo). El primer grupo se crea en Londres, hace unos cinco años, pero han ido proliferando diferentes en muchos sitios alrededor del mundo. Aquí, también funciona otro en Barcelona. En Madrid, Azu y Proa fueron las precursoras.
¿Pero qué hace realmente ese grupo de mujeres cuando quedan? Desde la única perspectiva del sexo vainilla (convencional), cuesta imaginarlo. ¿Se atan y se pegan enfundadas en látex y luego practican sexo? “No es un espacio swinger, de sexo colectivo, pero podría pasar y a nadie le extrañaría. La finalidad es compartir cuerdas, ver maneras de atar y cómo vive las cuerdas cada una”, señala Azu.
Vivir las cuerdas
En Hitchin’ Bitches hay mujeres hetero, lesbianas y bisexuales; no se articulan en torno a la orientación sexual. La razón por la que quieren ser un espacio no mixto viene del hartazgo, estaban cansadas de mansplaining: “Venía a explicar un atador, que lleva un año atando, cómo hacer un nudo cuando tú llevas atando doce. Era una falta de respeto constante, así que pensamos ‘no me gusta tu espacio, no lo destruyo, pero me creo el mío’”, dice Azu.
Pero también, cansadas de que se las molestara, y dieran por supuesto que siempre vas a estar dispuesta, ya seas sumisa o dómina.
Algo parecido cuenta Malaquita: “Tuve una pareja masculina y la primera vez que estuve con él en público, todo el mundo asumió inmediatamente que él era mi dominante, y la gente le pedía permiso como si yo fuera una mascota”. Por eso, además, para muchas es un espacio donde ejercer activismo, ser la china en el zapato y tener presencia propia en la escena BDSM.
Sin embargo, la relación entre el feminismo y el BDSM no es tan fácil, a veces es un camino arduo, que lleva a una contradicción constante: “Yo tuve un cortocircuito cuando me tuve que asumir como cruel y como sádica. A título individual puedo asumirlo, pero a título colectivo, lo personal es político. Siento que como feminista no puedo enseñarlo. Por responsabilidad no puedo”, dice Azu.
Para Proa, el problema empieza, pero ni siquiera acaba, con el BDSM de las parejas hetero en el que él es el dominante y ella, la sumisa: “Yo de entrada siempre las tomo con mucha cautela desde fuera, aunque luego, con el tiempo, creo que es gente que se ha mirado el poder, que está en un plano de igualdad, que se relaciona de otra manera. Pero si no es así, veo que camufla cantidad de violencia de género y que hay una coartada ahí brutal. Historias conocemos todas de chavalas que son sumisas con su amo ‘porque yo elijo’, pero qué elijes y desde dónde... Incluso en el BDSM de hombres sumisos y mujeres dominantes, también hay mucho de género y mucho engaño, mucha manipulación desde abajo, mucho ‘hazme lo que yo quiero’”.
Al rato, reflexiona y añade: “Ahora me he quedado incómoda refiriéndome solo a lo hetero porque en parejas bolleras normativas también puede suceder… La cuestión es que hay que mirarse mucho el poder”.
Mirarse el poder es una expresión que vuelve a salir varias veces esa tarde: analizar si esa relación de poder y de sumisión/dominación termina realmente cuando termina el juego o es solo una prolongación de la relación desigual que se mantiene en la vida real.
Alikha tiene las dos piernas inmovilizadas. Parecía que lloraba, Madredeus no ayuda a imaginar otra cosa. Pero eran gemidos. A veces sonríe, a veces hace una mueca al sentir molestia, a veces simplemente está absorta, con los ojos cerrados. Mientras, Azu sigue con ese “macramé”, como lo llaman irónicamente, cargado de matices y sutilezas que las demás aprecian. Retrocede dos pasos para ver su obra y dice “el pollo listo para meter en el horno”, y nos reímos todas.
“El BDSM es un juego”, argumenta Pilar. A ella le gusta la dimensión pública de atar: “Para mí es importante hacerlas en público, que haya una música, una puesta en escena. Es un espacio donde ‘yo hago’, dentro de la teatralidad. Para mí tiene sentido en la medida en que es un acto social, en la intimidad mis cuerdas son más serenas”.
En cambio, para Miss Cire no tiene ese matiz “de exhibicionismo”: “Yo ato igual en El Garaje que en mi casa, yo las siento (las cuerdas) como una necesidad con la persona a quien quiero atar”.
A Miss Cire la definen como “la más bedesemera”, porque tiene un abanico amplio de gustos. “Tus cuerdas me han parecido muy limpias, muy generosas, dulces pero firmes”, le comenta Pilar. Azu me aclara: “Hace trampling (caminar sobre alguien), yo conozco uno que se acuesta cada noche diciendo ‘qué pies tiene la Miss’… ¡y pega unas hostias como panes!”. “Es que me marcó mucho Gilda”, se defiende ella.
En público o en privado, todas coinciden en que el BDSM “bien entendido” es un espacio de autoconocimiento, de escuchar la pulsión que se lleva dentro y analizar de dónde viene esa violencia, y de encontrar cosas que, en muchas ocasiones, chocan con tu propia ética.
Alikha tiene una mano totalmente amarrada y Azu pasa el cabo de esa cuerda a modo de polea por un mecanismo que hay en el techo y la eleva un poco. Es difícil averiguar dónde acaba el dolor y empieza lo placentero, pero ambas cosas están sucediendo.
Hay palabras de seguridad cuando algo no gusta. Alguna gente lo hace por colores, rojo significaría “deja de hacer eso”. Para Azu, pronunciar su verdadero nombre es señal de parar inmediatamente: “Si tú me dices para, yo voy a cuidarte, voy a ver qué ha pasado y dónde me he equivocado”, aunque no suele ser necesario llegar a eso.
Antes de cada juego, se establece de antemano una playlist con las cosas que una quiere hacer y la otra puntúa qué le apetece o no recibir. Ellas, saliéndose del protocolo, también han tenido momentos de burla. Azu le ha metido el dedo en la nariz a Alikha y ella le ha mordido una teta.
La relación entre compañeras de cuerda, en ocasiones, puede ser simplemente una mecánica pulcra, pero lo normal es que se establezca una unión más o menos intensa, que a veces incluso perdura en el tiempo. Así le sucede a Proa: “Hay una serie de chicas con las que yo tengo una relación de amistad, por supuesto, porque para mí hay un foco muy fuerte en la química que tengo con esa persona... Pero son solo compañeras de cuerdas y a lo mejor no compartimos una genitalidad ni una relación romántica. Pero cuando nos vemos hacemos cuerdas y nos pone y disfrutamos, y hay feeling”.
Azu comienza a desanudar a Alikha, poco a poco, con la sensación de un viaje intensísimo que termina entre dos personas. Libera la pierna por la que empezó a amarrarla y se ven los surcos rojos sobre la piel de Alikha, que parece sin fuerzas y agradecida. Liberada del todo, se abrazan un rato largo. Juntan sus mejillas y sonríen.
18:05
Humor | Mauro Entrialgo
Todo el mundo habla del muro. Lo hacen con miedo los más, con prudencia los menos. Al principio no, pero poco a poco, conforme la plática avanza, se va notando que cada quien habla de un muro distinto. Cada quien su muro, cada quien su miedo. Hay un muro para la gente de Centroamérica, un muro para quienes van de compras a San Diego, otro muro para la clase política mexicana, otro muro para los medios… casi ninguno de estos muros es el muro que el presidente de Estados Unidos, Donald Trump, quiere construir.
1917
Pasé parte de mi infancia en Zacatecas, un Estado del centro-norte de México, que durante muchos años fue el principal productor de plata del mundo. Durante el siglo pasado produjo mucho frijol y muchos frijoleros (una forma despectiva en que algunos estadounidenses se refieren a los mexicanos). En fiestas y en la sobremesa, escuchaba historias de “mojados”, nombre que se le daba entonces a los migrantes, pues el paso principal era atravesando el río Bravo.Mucha gente en Zacatecas viajaba al otro lado en algún momento, era un rito de paso casi obligatorio para hombres de entre los 15 y los 25 años. Familiares les daban los primeros contactos, vivían en cuartuchos miserables, casi no consumían nada para poder ahorrar y regresaban luego de un tiempo a mejorar la casa, comprar ganado o poner un negocio en la ciudad.
Era una tradición. Una tradición fundada por los primeros braceros, trabajadores legales que viajaron como parte de un acuerdo binacional iniciado en 1917 y que continuó hasta 1964, año en que el programa fue cancelado. Durante 47 años los jóvenes zacatecanos viajaban a Estados Unidos a trabajar el campo. Sostuvieron desde abajo, desde la tierra, al imperio naciente. En muchos casos fueron desplazados por las máquinas (más o menos en la misma época en que las computadoras humanas fueron reemplazadas por máquinas, tal como se ve en la película Hidden Figures) y todos ellos volvieron con un fin de contrato bajo el brazo y una promesa de pago de liquidación que nunca llegó. Aún hoy, algunos de esos braceros retornados en 1964 sobreviven peleando ese último pago, que tiene un retraso de 53 años.
2017
Hace un par de semanas nos empezaron a llegar mensajes: en las calles de varias ciudades de Estados Unidos se estaban montando retenes de la migra (el ICE, USA Inmigration and Customers Enforcement, es decir, el Servicio de Inmigración y Control de Aduanas de Estados Unidos) pidiendo papeles y deteniendo personas. Nuevos grupos de whatsapp se crearon para avisar de estos retenes. Luego llegaron las redadas, grandes operativos en centros de trabajo y barrios.“Hace una semana que no salimos de la casa”, me dicen los parientes, porque aunque tienen su documento de residencia permanente (la green card), “están pasando casa por casa, cuando alguien toca a la puerta nos quedamos callados, escondidos”.
No es sólo la migra, es la población wasp que no esconde su racismo. La hostilidad desatada por las declaraciones de Trump y grupos supremacistas ha liberado los demonios. ICE argumenta que sólo va por criminales, pero casos como el de Lupita García demuestran que esta definición es bastante laxa. Organizaciones defensoras de migrantes denunciaron que había más de cien detenidos. Los voceros de ICE declararon el 10 de febrero que se exageraba con la cifra.
El secretario de Relaciones Exteriores de México, Luis Videgaray, dijo el 13 de febrero en una entrevista televisiva que las cifras de deportaciones se mantenían iguales que el año pasado. Sin embargo, ese mismo día, John Kelly, el secretario de Seguridad Nacional de Estados Unidos, declaró que no sólo eran cien, sino que la cifra de detenidos era de 680 personas. Cientos de inmigrantes detenidos en dos semanas.
1996
Recuerdo también que de vez en vez los mojados volvían (porque la fiesta o porque la Border) y nuevos tipos de música se escuchaban en equipos de música enormes, se celebraban bodas, había bautizos. Las fiestas del pueblo siempre llaman, también la visita al panteón (no se puede cargar con los muertos, por ello es obligatorio visitarlos cada año), el cumpleaños de la abuela o de la madre.
Obligaciones familiares, pues es la familia quien sostiene la red migratoria, es la familia el motivo que hace soportar las extenuantes jornadas de trabajo. Luego, cuando las cosas se pusieron difíciles, muchos debieron suspender las visitas. Algunos hicieron nuevas familias en Estados Unidos, en otros casos la familia entera debió viajar para encontrarse con el padre. Esos viajes, los de mujeres o menores de edad, son los que narran las historias más terribles, sobre todo en el recorrido por México.
Esos niños que viajaron solos o con sus madres con el tiempo también volvieron, sólo a conocer la tierra de sus padres. Eran iguales pero distintos, su corte de cabello tipo militar, su ropa holgada de colores chillantes, su hablar a gritos el spanglish y su “no hablo español”, pero sobre todo un dejo de superioridad en su actitud. No todos, pero varios, eran arrogantes, portaban armas de forma visible y consumían drogas que aquí no se conocían. Se habían vuelto gringos, eran esos que más tarde serían llamados dreamers. No se reconocen en el “nosotros”, no quieren ser “nosotros”, son otros, construyeron su muro y marcaron su distancia.
2016
El presidente de México, Enrique Peña Nieto, tenía un plan. Aprovechar la cercanía de su secretario de Hacienda con el yerno de Trump para congraciarse con él. Es un gran plan, el mejor de todo su periodo presidencial. Invita al entonces candidato republicano a su país y le da trato de jefe de Estado justo cuando va abajo en las encuestas. Nunca se sabrá qué tanto influyó esta visita en la elección, pero el presidente se muestra dócil, el candidato republicano lo agrede (a él y a su investidura) y no alcanza a responder.Solo en la noche, ya que el candidato republicano se ha ido, manda un mensaje televisivo. Todo ello dota al candidato de personalidad presidencial (que hasta ese momento le había hecho mucha falta). La candidata demócrata, Hillary Clinton, se niega a acudir a México luego de una invitación a destiempo. Hay un escándalo nacional y el entonces secretario de Hacienda, Luis Videgaray, es obligado a renunciar.
Cuando Trump gana las elecciones se corre el rumor: “Vieron, el presidente Peña tenía razón en apoyar a ese candidato, nos estará agradecido”. El secretario de Hacienda defenestrado regresa como secretario de Relaciones Exteriores. Todo el mundo asiente. Si es amigo del yerno, seguro nos conseguirá un buen trato, además, le ayudó a ganar. Pero Trump jamás reconocerá esa ayuda.
1521
El emperador tenía miedo y también tenía un plan: se haría amigo del invasor. Le mandó regalos y lo recibió en su palacio. El visitante, ante esta rendición de facto, saqueó los templos, violó mujeres y asesinó civiles. El emperador tenía miedo. Balbuceaba en presencia del jefe extranjero. Él y sus asesores intentaron convencer a la población de que lo mejor sería rendirle tributo a los recién llegados. Pueblo y ejército buscaron oponerse a los invasores, pero el emperador trató de impedirlo. La multitud, enfurecida por los agravios, lo apedreó hasta matarlo. Una vez muerto el emperador, se alzaron en armas y expulsaron a los invasores fuera de la ciudad.El general que venció al ejército reorganizó sus fuerzas e hizo alianzas con los pueblos vecinos. Reunió un ejército de 500.000 soldados con los que enfrentaría a 400 soldados invasores y sus 100.000 aliados locales. Pero fueron atacados por la viruela (una enfermedad desconocida para ellos), que finalmente lo venció. A él y a la gran mayoría de su ejército. A él y a todo su pueblo. Fue así que con 400 soldados, Hernán Cortés conquistó México. Fue así que murieron ocho millones de personas.
La sombra de ese emperador temeroso y entreguista perseguiría a los sobrevivientes y su descendencia por los siglos de los siglos.
2017
Intelectuales, oenegeneros y empresarios convocaron a una marcha de la unidad nacional. Una lista plural de convocantes a la que le faltan sindicatos y organizaciones sociales, tampoco hay representantes de estudiantes ni representantes de los pueblos indígenas. La lista de convocantes a la unidad es tan plural que le faltan representantes el 90% de la población. Suponen que tener de su lado a las radios y las televisoras comerciales lograrán convocar a las masas. Hay anuncios a todas horas convocando a la marcha por la unidad nacional.Ante los primeros signos de discrepancia, un prestigioso intelectual llama cobardes a quienes no se sienten convocados. Los deslindes se siguen en cascada. La gran marcha por la unidad nacional no logra convocar a más de 15.000 personas, que enfundadas en sus playeras de la selección de fútbol y acompañadas de sus mascotas se dan cita justo ahí donde se celebran las escasas victorias futbolísticas internacionales. Sin embargo, por momentos, esa marcha que se convocó para respaldar al presidente se llena de consignas contra él y su canciller. “¡Fuera Peña!” y “¡fuera Trump!” se intercalan. Un grupo pequeño intenta acallarlos con gritos de “¡unidad!”, pero no lo logran. Ninguno de los convocantes se anima a dar un discurso al final de la marcha, todos se retiran discretamente.
La unidad más evidente es contra el presidente Peña, ya luego lidiaremos con Trump.
1846
México lleva apenas 25 años como nación independiente, los generales y caciques regionales llevan esos 25 años peleando el poder unos con otros. La guerra con España terminó, pero la guerra interna no se detiene. Polk, el presidente de Estados Unidos de entonces, lo sabe. Una serie de maniobras políticas impulsan la independencia de Texas en 1836 y la de California en 1846. Ese mismo año el Ejército estadounidense se brinca la frontera (que en ese entonces era el río Nueces) y se instala a orillas del río Bravo. La guerra entre México y Estados Unidos comienza con esta invasión.Los diferentes caudillos mexicanos usan la guerra contra Estados Unidos como pretexto para golpearse y derrocarse. Sólo siete de los 19 Estados de la República participaron de la guerra con recursos y soldados. Otros participaron, pero fue más importante su ambición personal y local que una oposición al invasor. Juan Álvarez, por ejemplo, era un caudillo liberal, pero sobre todo se oponía a todo lo que saliera de la capital. Siempre quiso ser presidente e hizo todo lo necesario. Cuando el poder central mandó tropas para recuperar California, los detuvo en Acapulco. Cuando el Ejército norteamericano estaba siendo derrotado en la batalla de Molino del Rey, ordenó a la caballería retirarse. Luego de la guerra, ya que se había perdido la mitad del territorio, se sublevó contra Santa Ana (con apoyo de Estados Unidos) y lo derrocó. Logró ser presidente… del 4 de octubre al 11 de diciembre de 1855.
Dijo cuando renunció a la presidencia: “Porque dedicado desde mi más tierna edad al trabajo personal, sé manejar el arado para sostener a mi familia”. Se retiró a su rancho.
2017
En la frontera México-Guatemala no hay un muro (aunque circula un meme que lo afirma, ilustrado con fotos de Tijuana). No hace falta, la selva de los petenes, la agreste sierra y el río Suchiate son suficiente obstáculo. Tecún Umán es la última población del lado guatemalteco.Estuve ahí hace unos años tomando fotografías junto con el equipo de Martha Rojas, experta en temas migratorios de El Colegio de la Frontera Sur. Atravesamos la frontera a bordo de una balsa que cruza el Suchiate. “No soy balsero –dice el capitán de la nave–, somos camaristas” (el nombre se deriva de las cámaras de llantas que hacen flotar las balsas). Junto a nosotros pasa otra balsa con un enorme cargamento de Totis (frituras) que compite en dimensiones con esa otra que lleva papel higiénico.
En una pequeña plaza de Ciudad Hidalgo (el lado mexicano de esa frontera porosa) se juntan los migrantes —principalmente de Honduras, El Salvador y Guatemala— para contactar a los polleros que les llevarán hasta la siguiente etapa.
El muro mexicano empieza ahí: instituciones de vigilancia corruptas, pandilleros crueles, narcotraficantes inhumanos, polleros rapaces y accidentes. Todos esos muros son más grandes para las poblaciones en condición vulnerable como mujeres, menores de edad, indígenas y mujeres trans.
Es un viaje de terror en varias pistas. Obstáculos de vida o muerte. Un muro de cemento, por muy grande que sea, no los va a detener.
Construir muros es una tradición de los presidentes gringos. Cada vez que llega uno nuevo reconstruye la valla en algún punto. Hubo alambre de púas, hubo cerca de madera, luego con el Gatekeeper (el programa de Clinton) se extendió una valla de metal que llegó hasta casi los 600 kilómetros con la Secure Fence Act que decretó George Bush en 2006 (sólo por comparar, la frontera entre Francia y España es de poco más de 650 kilómetros). En todos los casos, las personas migrantes de México, Centro y Sudamérica buscaron y encontraron el modo de pasar.
Los muros de Bush y Clinton dejaron libre el paso por el desierto de Arizona. Si quieren pasar tendrán que atravesar el desierto. Es difícil, es peligroso, es mortal. Casi 10.000 personas han muerto tratando de atravesarlo. Es la ruta más recurrente, porque pasar al otro lado depende de cada quien, casi no hay patrullas, si sobrevives al desierto habrás llegado a la tierra prometida.
2017
No nos lo han dicho así de claro, pero el pueblo mexicano va a pagar el muro. El presidente Peña Nieto balbucea frente a Trump, siempre. En reuniones binacionales encabezadas por Luis Videgaray del lado mexicano y Steve Bannon del lado estadounidense, buscan un mecanismo que no resulte muy evidente para realizar este pago (sólo por especular, podrían ser impuestos a los envíos de remesas, concesión de pozos de extracción de petróleo en el Golfo de México o permisos para construir hoteles en reservas naturales). Se montará un espectáculo que permita salir airoso al secretario de Relaciones Exteriores de México en condiciones tales que pueda pelear por la candidatura de su partido a la presidencia.Todos los días busco elementos o evidencias que me permitan refutar esa conspiranoia. Pero cada nuevo rumor sólo parece confirmarla. El miedo que tenemos no es al muro de concreto, sino a todos los muchos otros muros que hemos ido construyendo con la piedras que no usamos para derrocar gobernantes arrodillados, las piedras que ponemos al paso de migrantes centroamericanos, las vallas que nos impiden hacer acuerdos continentales con gobiernos de Sudamérica, las líneas punteadas que nos dividen, los ladrillos sobre los que nuestra superioridad moral juzga a los demás, el concreto con que están fundadas las ambiciones de cada uno de los caudillos, la corrupción que nos corroe…
El muro de cemento de Trump sólo será un recordatorio permanente de nuestro despeñadero.
18:10
🌽 🍆 Diferencias de los programas económicos
A simple vista parece que hay pocas diferencias entre los programas de Más País y de Unidas Podemos para las elecciones del 10 de noviembre. Pero haciendo un pequeño análisis de sus programas electorales se observan algunas diferencias en cuanto a sus propuestas económicas.
18:12
Participación a las 18h
Se confirma que la participación en la jornada del 10 de noviembre desciende respecto a los comicios de abril.
18:15
Cae la participación en Navarra
En los próximos días se podrá encontrar en las librerías La carrera (Ediciones Nevsky), primera novela de Nina Allan. La autora londinense sitúa la narración en una Inglaterra futura que ha llegado al colapso ecológico.
El paisaje inglés ha sido arruinado por un modelo energético basado en la dañina fracturación hidráulica, conocida como fracking. Sin espacios naturales y con una contaminación que retrotrae al término con el que Dickens definió la espesa niebla amarilla londinense, la pea-souper (sopa de guisantes), la calidad de vida de los ingleses también se ha visto afectada.
Con mayor contaminación, el empobrecimiento y desempleo de la sociedad se han disparado y el ocio ha pasado a ser el eje central en la vida de los protagonistas. En un ambiente de estas características tampoco falta el aumento de las drogas y la violencia.
La vida continúa en las distintas ciudades que aparecen en la novela: las universidades siguen activas, las cafeterías abiertas y la juventud intenta abrirse camino. Pero también existe una asfixiante sensación de tragedia y pesimismo. En definitiva, el uso de tecnologías destructivas como el fracking ha desatado una escalonada decadencia.
La carrera parte de esa premisa para acercar al lector a las historias de los ciudadanos que tratan de llevar una vida normal en un entorno que se desmorona. No son personajes influyentes ni radicalizados, solo gente normal.
Las cuatro historias del libro forman un mosaico sobre la redención, la familia y las relaciones sentimentales, aunque algunas de las tramas contengan factores temáticos tan cercanos a la ciencia ficción como la robótica o la mutación genética.
¿Es posible pensar en positivo cuando la contaminación es el primer término que surge al imaginar nuestro medio ambiente?
Subyace en La carrera un oscuro mensaje. Hemos leído en distintas ocasiones sobre la imposibilidad de vivir felices dentro de una estructura social opresiva, llámese dictadura o gran crisis económica, ¿pero es posible pensar en positivo cuando la contaminación es el primer término que surge al imaginar nuestro medio ambiente?
Ciencia ficción y ecologismo
La preocupación por el entorno natural no es algo novedoso en la ciencia ficción. Los futuros contaminados por combustibles fósiles, sin vegetación o con problemas energéticos han aparecido como detalle estético o eje central en un buen número de obras.
Durante los últimos años, el cambio climático ha sido un tema habitual en nuestro día a día. El aumento de la temperatura, la contaminación en las ciudades, las sequías, el negacionismo, el apoyo (o no) a las energías renovables... Estas cuestiones generan gran controversia y posiciones muy enfrentadas.
La ciencia ficción, que en el pasado dialogó con los lectores sobre el miedo a la energía nuclear, la guerra fría, los avances en genética o el ciberespacio, también ha fijado su punto de mira en el medio ambiente. Durante los últimos meses han coincidido en el mercado español varias obras que enfocan distintas problemáticas en la relación de nuestra civilización con el entorno natural.
La reedición de La tierra permanece (Gigamesh) nos ha devuelto la indispensable obra de George R. Stewart. En la novela, una enfermedad aniquila a casi toda la población y se narra la supervivencia de contados individuos que se enfrentan al entorno natural mientras las estructuras construidas por el hombre van deteriorándose.
Escrita en 1949, se puede encontrar un pesimismo heredado de la II Guerra Mundial en su desoladora mirada a la efímera existencia del ser humano. Stewart fue un intelectual doctorado en Literatura Inglesa y con vastos conocimientos en ciencias naturales y antropología, en su único acercamiento a la ciencia ficción dejó una obra clave y llena de poesía sobre el respeto a la naturaleza.
Más actual, una de las grandes esperanzas de la ciencia ficción es el estadounidense Paolo Bacigalupi. A los 44 años, su última novela publicada en España, Cuchillo de agua (Random House Mondadori), es un thriller que se sitúa en un Estados Unidos no demasiado lejano donde el cambio climático y la sobreexplotación han causado una gran sequía en el río Colorado.
La insuficiente agua provoca una competencia fratricida entre distintas ciudades del país por el derecho de explotación de los ríos. Pero más allá de la acción y la violencia, llama la atención en la novela la economía neoliberal que impera en la sociedad y las miserias a las que se ven sometidas las clases bajas ante el chantaje de la sequía.
La ciencia ficción escrita por autores nacionales suele orientarse a variantes alejadas de la denuncia y la controversia, por lo que resulta complicado encontrar obras que aborden directamente estos temas. En 2012 Emilio Bueso publicó Cenital (Salto de Página) donde se enfrentaba al agotamiento energético y la opción de las ecoaldeas.
Después, otros autores se han acercado a problemas ecológicos, como Francisco Jota-Pérez, el tándem Salvador Macip / Ricard Ruiz Garzón o Miguel Martín Echarri. Pero, por el momento, entre los escritores españoles se adolece de falta de interés hacia conflictos ecológicos.
Un debate necesario
En la historia del género se pueden encontrar clásicos que llevan décadas avisando sobre nuestra vulnerabilidad frente al cambio climático y las posibles consecuencias de nuestros actos. Podríamos destacar Las torres del Olvido (George Turner), El rebaño ciego (John Brunner), Señales de lluvia (Kim Stanley Robinson) o distintas novelas de J.G. Ballard.
La cantidad de obras postapocalípticas forman otro género aparte, que además ha triunfado en la última década, pero se centran en la posterior supervivencia y no teorizan sobre el proceso ni las causas del cambio de paradigma.
Fabular, adelantarse a las problemáticas y ser capaces de vislumbrar los conflictos en su totalidad está dentro de las posibilidades de la ciencia ficción
¿Hasta qué punto son necesarias novelas como las nombradas? Es difícil establecer referencias sobre la repercusión que tienen las obras de ciencia ficción (o la misma literatura) en el devenir de la sociedad, pero las posibilidades de hipotetizar que ofrecen libros como La carrera deben tenerse en cuenta.
El cambio climático es una realidad y la batalla político-social en referencia al fracking se vive en poblaciones rurales españoles y grandes urbes internacionales. Fabular, adelantarse a las problemáticas y ser capaces de vislumbrar los conflictos en su totalidad está dentro de las posibilidades de la ciencia ficción. Solo por eso merece la pena leer libros como el de Nina Allan.
18:17
🖊 Análisis | El pasapuré electoral
“El poder del capitalismo parece insoslayable, como antaño el derecho divino de los reyes. Sin embargo, el ser humano puede resistirse al poder, alterarlo. Y la resistencia y el cambio tienen a menudo su inspiración en el arte y, especialmente, en el arte de forjar las palabras”. Esta es una de las reflexiones de Ursula K. Le Guin más viralizadas en internet, una clara apología de la ficción como fortaleza y revolución; una revolución que empieza con las palabras. Pero ¿qué poder tiene la ficción literaria, en unos tiempos sometidos al reinado del audiovisual, para cambiar la realidad?
Creo que la ficción literaria, la poesía y la narrativa, tienen el mismo poder hoy que ayer para “cambiar la realidad”. O sea, muy poco directamente. Indirectamente, sin embargo, gracias a su potencial para abrir nuestra mente, alterar el rumbo de los pensamientos, brindar maneras inéditas de ver y comprender la realidad, me parece que su poder es enorme.
Y la ficción audiovisual también puede hacerlo, por supuesto, y de hecho a veces lo consigue; pero su omnipresencia no invalida las facultades de la literatura. De hecho, leer es un acto muy diferente al de ver. La mente del lector es menos pasiva, está ligada de manera más proactiva con lo que le rodea, no tiende a estar tan controlado por el medio como el espectador.
En la era del capitalismo creativo, que se nutre de una clase artística y cultural en plena ebullición para poder perpetuarse, ¿es posible articular la resistencia y el cambio del que hablábamos? ¿Son posibles nuevos mitos? ¿Tiene sentido seguir apelando al folclore, a su vigor?
El capitalismo corporativo constituye un clima muy negativo para que lo creativo florezca en su seno, los artistas pueden acabar pareciéndose a las especies que la industria de la agricultura produce por modificaciones y clonaciones manipuladas genéticamente.
Pero el arte es una planta resistente, de raíces profundamente ancladas en la mente y el cuerpo humanos, y décadas, o incluso siglos, de mal tiempo económico no van a erradicarlas. No tengo claro si necesitamos nuevos mitos o no, pero sí que cada vez que se da por enterrados a los mitos clásicos, para bien o para mal vuelven a crecer. Puede que sus raíces sean también muy profundas.
¿Qué perspectivas auguras a la fantasía y la ciencia ficción, géneros tradicionalmente marginales, una vez el mainstream en los ámbitos del cine, la televisión, el cómic y, también, la literatura, se ha apropiado de ellos?
Tengo claro que, a pesar de todos los problemas que pueden derivarse de esa asimilación por el mainstream, a mí no me interesa volver a alzar muros para mantener la ciencia ficción en un estado puro, imperturbable. En cuanto a la fantasía, ni siquiera la considero personalmente un género, sino un destilado de la imaginación, que es a su vez a la literatura lo que la uva al vino, su esencia.
El arte es una planta resistente, de raíces profundamente ancladas en la mente y el cuerpo humanos, y décadas, o incluso siglos, de mal tiempo económico no van a erradicarlasEn opinión de la autora española Pilar Pedraza, el futuro de lo fantástico pasa menos por la universidad que por las comunidades de fans, el nuevo papel del antaño lector o espectador como productor y a la vez consumidor de ficción. ¿Cuál es tu opinión al respecto, está la comunidad universitaria estancada en cuanto a pensamiento?
Yo solo puedo hablar, claro, con conocimiento de causa, sobre lo que sucede en las universidades norteamericanas, que se han ido convirtiendo paulatinamente en escuelas de negocio, y en centros de entrenamiento para un ejercicio práctico de las ciencias capaz de procurar posteriormente dinero fácil a grandes corporaciones.
El sentido auténtico de la educación lo veo reducido hoy por hoy a campus minoritarios dedicados a las humanidades, o a estudiantes y profesores muy motivados en comunidades universitarias mayoritarias. La pérdida más grave por esta situación es la que atañe a la existencia o no de un tejido intelectual comunitario, que es siempre el que procura al pensador o al artista un terreno fértil sobre el que iniciar su labor.
En malos tiempos como los que nos ha tocado vivir, si algo necesitamos con desesperación es menos periodismo y más ficción y poesía significativas
¿A qué se debe que, como has manifestado en alguna ocasión, estés desde hace un tiempo menos interesada en la ficción que en el ensayo y la poesía?
En malos tiempos como los que nos ha tocado vivir, si algo necesitamos con desesperación es menos periodismo y más ficción y poesía significativas. Pero he de lidiar con una cuestión ante todo personal: a mis 87 años, las historias ya no fluyen a mí como lo hacían antes, aunque la poesía aún haga acto de aparición en ocasiones.
Sigues con atención y recomiendas novedades editoriales en tu página web. ¿Qué lecturas sugerirías por su potencial subversivo? ¿Qué autores te han sorprendido últimamente?
Dudo mucho que pueda encontrarse en líneas generales un autor más inspirado al tiempo que radical, revolucionario, que el portugués José Saramago. A otro nivel, me gustaría citar también al escritor británico de weird fiction China Miéville, y a Michael Chabon, que ha disuelto totalmente las barreras entre alta literatura y cultura popular.
También te interesa el cómic como medio expresivo. ¿Le ves posibilidades, te lo has planteado en términos creativos?
Sí, por supuesto. Mi problema con los cómics, las novelas gráficas, etc, es su tendencia a la violencia y lo desagradable, y su enfoque mayoritario hacia las fantasías adolescentes masculinas de conquista, guerra, superpoderes y demás. Todo eso me aburre, y me parece un desperdicio de las muchas posibilidades estéticas que ofrece el medio.
¿Qué significa, en retrospectiva, para Ursula K. Le Guin el haber sido escritora, y qué aconsejas al respecto a aquellas que también apuesten por ello?
No puedo quejarme, se me ha pagado y valorado por hacer lo que más me gustaba, he tenido suerte. Es difícil conseguirlo, pero en ello también tiene que ver algo que todas deberíais tener en cuenta: nunca aceptéis que una mujer ha de mirar o pensar como lo hace el hombre. Creed en que una mujer puede ver con sus propios ojos, en que ha de pensar y actuar como su mente y su cuerpo sientan que es correcto, no bajo los dictados de ningún hombre.
Alcanzar este hito después de toda una vida dedicada a cultivar la ciencia ficción y la fantasía tiene además un mérito doble: se trata de géneros considerados como “menores”, hijos de la cultura popular y de las publicaciones pulp, aquellas impresas en papel de baja calidad que las hacía tan asequibles; estos géneros han sido un terreno tradicionalmente dominado por varones.
Le Guin ha logrado las más elevadas distinciones con sus historias: cinco premios Locus, cuatro Nebula, dos Hugos y un World Fantasy Award solo por sus novelas, amén de otros muchos por su narrativa breve; ser finalista del prestigioso premio Pulitzer en 1997; la medalla de la National Book Fundation por su ilustre contribución a las letras en 2014; y el título de Gran Maestra de la Ciencia Ficción por parte de la Asociación Norteamericana de Fantasía y Ciencia Ficción en 2003.
El mérito de Le Guin estriba no solo en haber conseguido todo esto pulverizando los prejuicios aplicados a los roles de género en sus libros, sino también haberlo hecho fuera de ellos. Porque si algunas de sus obras presentan sociedades en las que las fronteras entre géneros tradicionales se subvierten, ella misma ha supuesto la punta de lanza para muchas autoras que hasta los años sesenta se veían obligadas a utilizar pseudónimos masculinos para publicar.
A nadie puede extrañar que la hija de un antropólogo y de una escritora eligiera dedicarse a la fantasía y a la ciencia ficción desde una perspectiva diferente.
Si bien la propia Le Guin reconoce que en los comienzos de su carrera sus historias eran aún androcéntricas, el punto de inflexión se produjo a raíz de la publicación de La mano izquierda de la oscuridad en 1969. Ella misma la ha definido como un intento de deconstrucción de la sexualidad normativa, atribuyendo a la ciencia ficción la flexibilidad necesaria para admitir un tipo de especulación social que no habría sido fácil integrar en otros géneros literarios.
Hay quien afirma que aquella novela no solo cambió la ciencia ficción, encumbrando a Le Guin y comenzando el proceso de reivindicación de las autoras, sino que también transformó el propio movimiento feminista, porque cuestionaba los conceptos tradicionales de “hombre” y “mujer”. Pero, además, se trata de una novela que representa los valores igualitarios que el feminismo defiende.
Ursula K. Le Guin se empeñó en escribir ciencia ficción cuando este género no era considerado ni siquiera literatura por la mayoría, rompió con los roles tradicionales atribuidos a los sexos, y lleva décadas haciéndonos reflexionar sobre nuestra cultura y nuestra sociedad. Para mí es una figura mucho más interesante que un simple mito porque, parecerse siquiera de lejos a ella, no es algo inalcanzable.
Por eso yo soy del equipo UKLG.
Otros muchos lo pensaron antes o al menos así se percibió en sus relatos, como leímos en los de Ray Bradbury, Theodore Sturgeon o Clifford Simak. Le Guin entendió cómo construimos realidades con las palabras y cómo el uso de la palabra —literaria, religiosa, técnica, ideológica— desarrolla más que ningún otro elemento “lo humano”.
Entre su extensa producción, destaca siempre La mano izquierda de la oscuridad. En esta novela describió una civilización de otro planeta en la que sus habitantes cambiaban de sexo con las fases de su luna. Una preciosidad.
Cuesta entender sus primeras páginas: los mismos personajes con muchos nombres, cargos políticos desconocidos, tradiciones, vestimentas… Todo nos resulta ajeno (no recuerdo a nadie que no haya tenido que empezarla dos veces).
A continuación se nos cuentan las historias de esa gente, su folclore, su política, y descubrimos que las palabras que no conocemos son más fáciles de entender, finalmente, que las palabras que conocemos. Para las que no conocemos buscamos solo, al principio, una denotación. Cuando las conocemos —disponemos de esa denotación—, nos damos cuenta de que no abarcamos con la mera lógica cuanto implican, cuanto connotan.
Existe el tópico —sobre todo, masculino, aunque no exclusivo de hombres– de que no merece la pena creer en nada que no se pueda demostrar. Le Guin te muestra la falacia que existe tras esta afirmación (cuando no nos referimos a tratamientos médicos, brujerías o supersticiones, sino a lo complicado del universo humano). Está en cuentos suyos como “El día antes de la revolución” (1974) y en libros como El nombre del mundo es bosque (1972), El eterno regreso a casa (1985), El relato (2000) o incluso en su saga de Terramar (1964-2014), donde la magia es, simplemente, lenguaje.
“No hay duda alguna de que todo nuestro conocimiento comienza con la experiencia”, dice Kant al principio de su crítica a la razón pura, y nada en la obra de Le Guin se separa de ello. En su ciencia ficción el lenguaje se experimenta a partir de la experiencia del mundo.
No puedes demostrar, ni siquiera plasmar, todas las implicaciones psicológicas, sociales, políticas, estéticas que connotan las palabras de sus historias, tras los muchos mundos y los tipos de individuos y creencias y actitudes y sufrimientos y placeres que existen en las culturas de Le Guin: todo aquello para lo que el lenguaje estándar no es suficiente.
Las maneras de aprehender la realidad.
Le Guin introdujo el idealismo en el materialismo de la ciencia ficción, sin que chocaran entre sí.
Es cierto que, por motivos complejos que exceden el alcance de este texto, otros grandes del género como Philip K. Dick, Robert A. Heinlein, Arthur C. Clarke e incluso Isaac Asimov tampoco han sido adaptados a la pantalla en justa proporción a lo mucho y magnífico que escribieron. Pero, en lo tocante a Le Guin, la razón primordial para ello ha estribado siempre en su exigencia de respeto para con los argumentos en torno a clase, género, raza y medio ambiente que ha desarrollado en sus relatos y novelas.
Antes que a productoras de Hollywood, la escritora norteamericana ha preferido ceder los derechos de sus obras para que se llevasen a cabo recónditas versiones de las mismas en forma de seriales radiofónicos, obras teatrales y óperas, o para que las filmaran estudiantes de cine, como sucedió en el caso del cortometraje británico El campo de visión (2011).
De hecho, las ocasiones escasas en que Le Guin se ha arriesgado con grandes corporaciones han derivado en decepciones por su parte que no ha dudado en airear vía posts publicados en su página web o artículos en prensa. La excepción es la realización televisiva La rueda celeste (1980), cavilación acerca de la naturaleza de la realidad en la que ejerció como asesora creativa. La película fue objeto de un remake, también televisivo, dirigido en 2002 por Philip Haas, que se concretó en cambio sin participación de Le Guin, y que fue tachado por esta de “cadáver ya en el momento de su primera emisión”.
Poco más satisfecha quedó la autora con La leyenda de Terramar (2004) y Cuentos de Terramar (2006), ambas inspiradas en su saga de varios libros sobre un mundo-archipiélago de islas que rodean vastos océanos sin explorar. La primera, una miniserie de dos episodios emitida por Sci-Fi Channel, traicionó las especulaciones de Le Guin en cuanto a nuestros sistemas de creencias y al mestizaje entre razas y culturas, amén de articularse como oportunista refrito narrativo y escenográfico del éxito coetáneo El señor de los anillos (2001-2003). En cuanto a Cuentos de Terramar, ha supuesto la mayor oportunidad perdida para que el trabajo de Le Guin calase en el gran público. Se trató de un largo de animación producido por Ghibli, que, en principio, iba a realizar el mismísimo Hayao Miyazaki. Sin embargo, acabó siendo la ópera prima de su hijo, Goro Miyazaki. La película resultante es la peor valorada de entre todas las auspiciadas hasta la fecha por el prestigioso estudio japonés.
18:20, País Valencià
País Valencià, segunda en porcentaje de participación
El 20 de marzo de 2016 es una fecha señalada en la historia de la vergonzante gestión de la acogida de los refugiados en Europa. Ese día entró en vigor el acuerdo migratorio entre la Unión Europea y Turquía. Pese a la tensión diplomática actual entre Bruselas y el presidente turco, Recep Tayyip Erdogan, prácticamente ningún dirigente europeo cuestiona este polémico tratado un año después de su entrada en vigor.
Éste redujo de forma significativa la llegada de refugiados a través de las costas griegas y la ruta de los Balcanes. De varias decenas de miles cada mes en el otoño de 2015, éstos pasaron a ser unos centenares a partir de marzo del año pasado. Desde entonces, la UE firmó un nuevo acuerdo migratorio con Afganistán en octubre y negocia actualmente con Libia, Sudán, Níger, entre otros.
La jurista francesa Claudia Charles, integrante del Groupe d’Information et de Soutien des Immigré(e)s (Grupo de Información y de Apoyo de los Inmigrantes, GISTI) y del colectivo internacional Migreurop, analiza para El Salto las consecuencias de los acuerdos migratorios entre la UE, Turquía, Afganistán y Libia. Un nuevo paso en la política de externalización de las fronteras europeas que ahora se concentra en unos países en concreto, considerados como las principales puertas de entrada en el continente.
Ha pasado un año de la entrada en vigor del acuerdo sobre los refugiados entre la UE y Turquía. ¿Cuáles han sido sus consecuencias?
Cuando la UE anunció el acuerdo con Ankara, dijo que serviría para mejorar las condiciones de los refugiados sirios en Turquía. Pero en cambio la UE no ha dado actualmente ninguna cifra sobre la manera en que éste ha servido para mejorar las condiciones de los sirios en Turquía.
El único aspecto en que la Comisión Europea es muy clara es cuando dice que ha servido para reducir en un 80% la llegada de refugiados por la ruta de los Balcanes. El acuerdo con Turquía se ha convertido en un modelo a seguir para los dirigentes europeos.
¿Habéis observado una mejora de las condiciones de vida de los refugiados que se encuentran en Grecia y Turquía?
De ninguna manera. La mayoría de las personas deportadas de Grecia a Turquía han sido encerradas en centros de detención de inmigrantes. También ha empeorado las condiciones de los refugiados en Grecia. Como todos aquellos que se encuentran en un hot-spot griego (centro de selección de inmigrantes) deben pedir el asilo en ese país, esto ha provocado que las instituciones helenas estén desbordadas.
Las ONG han alertado sobre las malas condiciones de los refugiados en Grecia. Pero esto no debería sorprender a nadie, teniendo en cuenta la mala situación de la economía de ese país. Las instituciones europeas se comprometieron a ayudar al Gobierno de Tsipras en materia de inmigración. Pero no ha existido esta ayuda. Los dirigentes europeos están discutiendo ahora sobre el próximo plan de rescate a Grecia.
Para reducir la presión migratoria sobre países como Grecia o Italia, la Comisión Europea promovió en 2015 una política de cuotas. Pero los Estados miembro han acogido sólo a un 6% de los refugiados que les corresponderían. ¿Por qué ha fracasado esta política?
Porque la mayoría de los Estados miembro de la UE no tienen la voluntad política de aceptar un mayor número de refugiados. Cuando Jean-Claude Juncker habló sobre un número exacto de refugiados que debía acoger cada país, esto no dejaba de resultar sorprendente, porque la Comisión Europea no dispone de ningún tipo de mecanismo para imponerlo.
Existe un gran desajuste entre el discurso oficial de los dirigentes europeos y la realidad. Desde hace dos años se habla mucho sobre la crisis migratoria, pero en realidad lo que ha habido es una crisis de la política de asilo de los Estados miembro.
Si los Estados africanos querían recibir ayudas al desarrollo, debían controlar sus fronteras y aceptar la readmisión de los emigrantes expulsados de EuropaBruselas también anunció en octubre un nuevo acuerdo migratorio con Afganistán y ahora negocia con Libia o Sudán, entre otros. ¿El pacto con Ankara representó el inicio de una nueva política de externalización de las fronteras?
Durante los últimos veinte años, la UE ha llevado a cabo una política de acuerdos con los países de África para externalizar sus fronteras. Ésta consistía en vincular la inmigración al desarrollo económico. Si los Estados africanos querían recibir ayudas al desarrollo, debían controlar sus fronteras y aceptar la readmisión de los emigrantes expulsados de Europa. Eran acuerdos multilaterales y regionales, acordados con varios países al mismo tiempo.
Pero la Comisión Europea llegó a la conclusión de que negociar este tipo de tratados comerciales requería mucho tiempo. Hacía falta que fueran debatidos por el Parlamento Europeo y los parlamentos nacionales. Así que con el acuerdo con Turquía se ha iniciado un nuevo tipo de acuerdos más informales. Estos consisten en concentrarse con unos países concretos y exigirles que controlen la circulación de los refugiados a cambio de ventajas económicas y diplomáticas.
Este tratado no ha sido ni debatido ni votado en el Parlamento Europeo ni en los parlamentos nacionales. Lo mismo sucede con el acuerdo entre la UE y Afganistán y el tratado con LibiaEstos nuevos acuerdos también son criticados por su falta de transparencia. ¿Por qué?
Las negociaciones entre la UE y los países terceros sobre cuestiones migratorias nunca han sido demasiado transparentes. Pero en el caso del acuerdo entre la UE y Turquía, decimos que se trata de un acuerdo, pero no tenemos ningún tipo de conocimiento sobre los documentos que lo componen. Sólo conocemos las obligaciones de Turquía y las contrapartidas de la UE gracias a un comunicado de prensa.
Además, este tratado no ha sido ni debatido ni votado en el Parlamento Europeo ni en los parlamentos nacionales. Lo mismo sucede con el acuerdo con la UE y Afganistán y el tratado con Libia. La oscuridad es muy grande.
Bruselas defiende que el acuerdo con Libia servirá para reducir el número de muertos en el Mediterráneo. ¿Pero cuál es su finalidad real?
Su objetivo es parar la inmigración, siguiendo el ejemplo del acuerdo con Turquía (Libia se convirtió en 2016 en la principal puerta de entrada de refugiados a Europa, con 180.000 personas que llegaron de sus costas). Lo que significa continuar con la política de externalización de la frontera de la UE.
Como sucedió con Turquía, la principal novedad del acuerdo con Libia reside en la creación de centros humanitarios, donde los refugiados podrán hacer una demanda de asilo. Si aceptan su petición, serán reinstalados en un país miembro de la UE. Pero a diferencia del pacto con Ankara, las autoridades europeas hablan de dar sólo 200 millones de euros a Libia (mientras que en el caso de Turquía fueron 3.000 millones). Este dinero irá destinado a formar a los guardacostas libios para que controlen las aguas internacionales.
El doble discurso de Europa es que hace falta mantener a los inmigrantes fuera de Europa, pero también hay que reducir el número de muertos en el Mediterráneo.
¿Cómo el acuerdo entre la UE y Libia pretende mejorar las condiciones de acogida de los refugiados en este país?La UE pretende favorecer la implantación de organizaciones como la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) o la Agencia de la ONU para los refugiados (ACNUR). Estas asociaciones tienen programas para gestionar campos de acogida de inmigrantes, como ya lo hacen en el Níger o Senegal. Esto quizás mejorará un poco las condiciones de vida en los centros de acogida, pero la problemática continuará siendo la misma. Los refugiados seguirán viendo denegado su derecho a pedir el asilo en Europa.
La política europea en materia de visados es cada vez más restrictiva. Éstos están reservados a una élite¿Resulta posible la creación de campos humanitarios en un país con una situación geopolítica tan inestable como Libia?
Libia es un país que no dispone de un régimen político estable. Tampoco es un país signatario de la convención de Ginebra. Human Rights Watch (HRW) y Amnistía Internacional han denunciado que desde 2011 se producen ahí violaciones constantes de los derechos fundamentales de los inmigrantes. Una ONG alertó recientemente sobre las pésimas condiciones de vida de 1.400 personas encerradas en un centro de detención de inmigrantes en Libia.
Están encerradas con unas condiciones de higiene insoportables, sin ningún contacto con el exterior, sin tener el derecho de recibir la ayuda de una asociación humanitaria, sin poder hacer una demanda de asilo. Incluso ha habido varias muertes de refugiados en estos centros. Pero estas malas condiciones no se deben sólo a la inestabilidad geopolítica en este país. Los centros de detención de inmigrantes en Libia fueron creados con el dinero de la UE, tras los acuerdos firmados entre los dirigentes europeos y Muamar Gadafi.
El acuerdo migratorio que la UE anunció en octubre con Afganistán tiene como objetivo favorecer el retorno de los refugiados afganos a este país. ¿Se han acelerado las extradiciones?
Hay países, como Noruega (que no forma parte de la UE, pero sí de la Convención de Dublín), que están deportando sistemáticamente a los refugiados afganos a los que se les ha denegado el asilo. También se están produciendo deportaciones de afganos en Alemania. Esto representa una vulneración de la Convención Europea de Derechos Humanos, que dice que no se puede enviar a una persona a un país donde su vida corre riesgo. Francia no está deportando de momento a refugiados afganos. Pero no me extrañaría que lo hiciera pronto. Las autoridades francesas ya han reenviado a sudaneses de vuelta a su país.
El acuerdo de la UE con Afganistán también pretende favorecer los retornos voluntarios.
Sí, este acuerdo prevé sobre todo los retornos voluntarios. Pero, como sabemos, suele tratarse de personas que han aceptado volver de forma voluntaria a su país de origen bajo la amenaza de un retorno obligado, bastante más traumático y violento. Hay informes de ONG que muestran como en el Reino Unido hay una gran presión de las asociaciones financiadas por el Estado para que los refugiados acepten un retorno voluntario.
El año pasado más de 5.000 inmigrantes murieron ahogados en el Mediterráneo, una cifra récord. ¿La nueva política de acuerdos de la UE evitará que haya más muertes?
Según el lenguaje oficial de la UE, si se impide la llegada de inmigrantes a través de las costas de Libia, esto permitirá evitar que haya más muertes en el Mediterráneo. Pero esta política de externalización de las fronteras empezó hace veinte años. Desde entonces, las muertes en el Mediterráneo no han dejado de aumentar. La llegada de inmigrantes resulta imposible de detener completamente. En realidad, lo que se produce es una desviación de las rutas migratorias, que se vuelven cada vez más peligrosas.
¿Qué políticas debería desarrollar la UE para mejorar la acogida de refugiados?
Primero, flexibilizar las concesiones de visados. La política europea en materia de visados es cada vez más restrictiva. Éstos están reservados a una élite. Si se facilitara su concesión, esto permitiría que los inmigrantes tuvieran acceso a vías legales para emigrar. Por ejemplo, después del inicio de la guerra de Siria en 2011, una de las primeras medidas adoptadas fue la exigencia de visados aeroportuarios. Esto comporta que los sirios que pasen por Francia, aunque sea haciendo una escala para viajar luego a Norteamérica, necesitan tener un visado francés para continuar su viaje.
También habría que rebajar los criterios exigidos para obtener el asilo. El número de refugiados cuya petición es aceptada en Francia es muy bajo (el 35% de ellos). Los criterios se han vuelto mucho más restrictivos. Antes el Gobierno francés aceptaba conceder el asilo a aquellas personas que procedieran de un país en conflicto, por ejemplo, los refugiados procedentes de los Balcanes durante los años noventa. Esto demuestra que los criterios pueden volver a evolucionar y que se puede incluir a los refugiados por cuestiones climáticas.
18:21
Participación por Comunidades Autónomas
Un incendio el 8 de marzo, Día internacional de las Mujeres, causó la muerte directa a al menos 41 niñas que vivían en el Hogar Seguro de la Virgen de la Asunción, un albergue estatal infantil y juvenil en Ciudad de Guatemala. Este suceso nos hace preguntarnos qué “vida segura” es la que ofrecen los Estados y cuál es el papel de las leyes y las políticas de infancia. ¿Ofrecen soluciones a los problemas cotidianos de violencia sexual, racismo y empobrecimiento que viven niños y niñas de nuestros países? Las inadecuadas condiciones en las que vivían las niñas los maltratos que recibían de trabajadores del centro fueron denunciados en el sistema de justicia guatemalteco desde 2015.
Esta situación llevó a varias niñas, de entre 14 y 16 años, a intentar fugarse del centro el día 7 de marzo; a ser recapturadas por la Policía Nacional Civil de Guatemala, castigadas con agresiones sexuales, golpes brutales y encerradas bajo llave en un aula. Tal como narran los testimonios de las sobrevivientes, ante la desesperación del encierro, una de ellas prendió fuego a una colchoneta, lo que propagó rápidamente las llamas. Varias lograron escapar pero a otras se les negó la posibilidad de huir y fueron condenadas a morir calcinadas.Yoselin Yamilet Barahona Beltrán ha sido la última niña identificada. “Yami” como la conocía su familia tenía 15 años, estaba en segundo básico y entró a este hogar después de que sus familiares pusieron una alerta Alba Keneth (protocolo de acción para localizar y poner a resguardo a niños y niñas desaparecidos), para protegerla. Días antes había sido víctima de violencia sexual. La mamá de Yamilet murió en un accidente sobre la calzada San Juan hace 14 años, Yamilet tenía tan solo un año de edad cuando eso ocurrió y no tiene papá, por lo que su reconocimiento por medio de ADN fue difícil. Tiene dos hermanos Brandon de 19 años y Bryan de 22 años. Daily Analí Domingo Martínez se fue a vivir con su tía para evitar los malos tratos por parte de su padre. En enero, su padre la denunció y Daily fue a parar al Hogar Seguro. Su madre lo llama Casa Criminal: “Quiero que se haga justicia, no sólo por mi hija o las otras niñas que ya murieron, sino también por las que están luchando por sobrevivir. Esa tragedia la provocó una mano criminal”.
El viernes 24, Prensa Comunitaria informaba del hallazgo de un nuevo cuerpo. La víctima 41 del incendio. Murió en un hospital de Cincinnati (Estados Unidos) donde permanecen otras tres niñas, en situación grave. Falta información sobre estos y otros casos. El Estado guatemalteco no informa tampoco del estado de las jóvenes que fueron a parar a hogares públicos y privados tras el incendio. El Ministerio de Salud no ha emitido un informe sobre la atención que dieron a las 41 víctimas oficiales. La Procuraduría General de la Nación no atiende a las familias de las víctimas y el Estado no se hace cargo de los gastos de los entierros de Rosa Julia, Indira, Skarlet, Ana o Yoselín.

Las historias de las niñas del Hogar de la Virgen de la Asunción son muy diversas. Algunas de las niñas que vivían en el “hogar seguro” eran huérfanas, algunas con diversidades funcionales, venían de familias pobres, y al menos nueve estaban embarazadas. Otras eran jóvenes indígenas, con historias de violencia sexual, abortos forzados, embarazos por violación sexual. Otras huían del reclutamiento forzado de las maras o del crimen organizado. En un contexto de neoliberalismo como el de Guatemala y otros países de la región, las niñas y adolescentes, identificadas como incapaces de cumplir con las normas, son perseguidas y sus cuerpos criminalizados.
En Guatemala, dos mujeres son asesinadas diariamente por el hecho de ser mujeres. Las políticas siguen criminalizando a personas precarizadas (pobres, indígenas, mujeres, niñas y niños, homosexuales, hombres y mujeres trans, trabajadoras sexuales, personas no binarias). La violencia sexual es cotidiana en las calles y en los centros administrados por el Estado. Los testimonios de las supervivientes del incendio han vuelto a poner en el centro del debate cómo el derecho ordinario considera algunas vidas como “humanas”, frente a otras como las de las niñas quemadas, cuyos cuerpos son borrados y criminalizados en un sistema de justicia ordinaria que no alcanza para todos.

La criminalización incluye persistentes imágenes de hipersexualización infantil que sirven para justificar la violencia sexual tanto fuera como dentro de las prisiones y de los centros estatales de menores. Fuera de los albergues juveniles estatales, las agresiones sexuales contra las niñas, que son perseguidas como “delincuentes”, es un castigo sobre el cuerpo de las adolescentes que combina racismo, clasismo, misoginia y capacitismo. Además, la situación de desalojo, despojo y desposesión que viven en las calles, provoca que aproximadamente 50.000 menores no acompañados/as centroamericanos/as migren forzadamente cada año a los Estados Unidos en condiciones de extremo riesgo constante.
Dentro de los centros de menores como “hogar seguro”, administrados por los servicios sociales del Estado guatemalteco, la violencia sexual es un abuso permanente, aunque no reconocido. Tal como narran los testimonios de “hogar seguro”, el abuso sexual es así una forma de castigo a las mujeres menores “encarceladas” que, en ocasiones como en el caso mencionado, llega a institucionalizarse clandestinamente.
Esto nos hace preguntarnos hasta qué punto los servicios sociales para la infancia sirven para prevenir violencias sexuales, si estos centros juveniles siguen funcionando en detrimento de las niñas. Los marcos legales que centran la discriminación individual desde la “perspectiva del menor infractor” y de los que son considerados como “imposibles” de existir, no solo fracasan sino que encierran racismo y sexismo estructural.
Límites del derecho ordinario
En el caso de “Hogar seguro” (un hogar de muerte segura) las constantes violaciones sexuales a las niñas por trabajadores, monitores del centro y otras autoridades nos hablan de los límites del Estado y del derecho en la administración cotidiana de programas, políticas e instituciones destinadas a la infancia.
Algunas de las negligencias del estado Guatemalteco que se manejan en el caso, señaladas como inoperancia e incapacidad por parte del gobierno del presidente guatemalteco Jimmy Morales y del sistema de justicia son las siguientes: que 1) la Secretaría de Bienestar Social de la Presidencia de Guatemala no acató, sino que apeló la orden judicial de 2016 que exigía una transformación del “Hogar Seguro”. 2) No se financiaron los funerales de las niñas y 3) a las personas supervivientes las enviaron a sus casas, en donde previamente muchas habían vivido abusos y maltrato. 4) El control de información sobre los menores en este y otros albergues juveniles no se resguardó adecuadamente, por lo que no existen cifras exactas sobre los y las niñas que vivían en el centro.
¿Vida segura?
En un mundo en el que cada vez más la idea de “seguridad” se asocia al encarcelamiento de la gente más pobre y más frágil de la sociedad, es urgente explorar algunos terrenos nuevos de justicia. Aunque las cárceles para mujeres, las instalaciones juveniles, los centros de menores y de detención de migrantes sean obsoletos, la desaparición del sistema punitivo carcelario aún es una utopía que merece ser repensada.
La violenta sexualización de la infancia en los “hogares seguros”, que también son cárceles, trae un sin número de problemas, lo que motiva a hacer una crítica al sistema de prisiones. Estos “hogares seguros” funcionan como espacios arquitectónicos de disciplinamiento y normativización corporal de la infancia en los que se les educa como potenciales “criminales”. En las calles, la policía condena con perfiles raciales a la infancia y adolescencia y en los “hogares seguros” como el de este caso, ellas fueron “encarceladas” y privadas de su derecho más fundamental, su derecho a tener derechos. Para las niñas es aún más complicado, debido a que enfrentan violencias que ya han confrontando previamente en sus hogares y en sus relaciones íntimas.
Los imaginarios que existen en torno a la sexualidad, particularmente la intersección de “raza”, color de piel y clase, crean efectos en el tratamiento que reciben las niñas empobrecidas, algunas de ellas de familias indígenas, tanto dentro como fuera de estas prisiones.
Pensar los albergues estatales para estos niños y niñas como espacios “seguros” es atractivo en la cara del miedo. Sin embargo, la hipervigilancia y el duro disciplinamiento corporal y emocional en estos centros sólo ha alimentado los voraces sistemas punitivos con constantes torturas, golpes brutales, abusos, violaciones sexuales por trabajadores, monitores y otras autoridades y denunciadas por las niñas.
Políticas feministas: por un modelo alternativo de justicia
En los últimos días se han producido, una y otra vez, vigilias, concentraciones y protestas multitudinarias en calles y plazas de Guatemala, México, El Salvador y en otras partes. Han sido motivadas por la rabia, la ira y el dolor que produce la acción (o inacción) los agentes de Estado (Policía Nacional Civil y otros actores). La indignación de que la policía y otros agentes de Estado sean cómplices de este crimen y de que sus informes se conviertan en plataformas de ellos mismos (que son quienes hablan), ha traído de nuevo la tensión entre la administración de justicia y los límites del derecho así como entre proponer reformar los “hogares seguros” o abolirlos definitivamente.
Las reformas sugeridas apuntan a exigir el no hacimiento de niños y niñas en estos centros; brindarles acompañamiento emocional que respete su intimidad y su situación personal; generar un trato no-criminalizante, invertir en aumentar la remuneración de las plantillas del centro así como contratar personal con mayor formación en infancias y juventudes, con experiencia y sensibilidad comprometida.
Más allá de que el Estado guatemalteco cumpla con el arresto de los responsables, para las feministas y la gente que ha salido a manifestarse a las calles, esto no implica que no puedan pervivir formas alternativas de justicia que denuncien públicamente a través de escraches a los responsables o que acompañen y respalden a las familias en las frías salas de los tribunales.
18:27
La “batalla” por Twitter
Durante buena parte de la mañana la etiqueta #votoUnidasPodemos ha sido tendencia (trending topic). Sin embargo, por la tarde, las tendencia han ido en la dirección contraria #YoVotoVOX y #AlertaAnticomunista han sido tendencia en España.
18:30, Galicia
Galicia, cinco puntos por debajo del resto del Estado
“Todo empieza, claro está, con el sueño europeo. Le prometen un trabajo digno, con un buen sueldo que de vez en cuando puede mandar a su familia. Después, se la llevan muy lejos y, cruzando los mares, la convierten en un objeto de mercancía. La atan a deudas, le rompen el pasaporte y amenazan a ella y a su familia. Y, mientras tanto, nosotros, las personas que lo vemos día a día, parecemos estar ciegas”. Así dio comienzo la primera muestra teatral del festival Piel con Piel, en el que 80 adolescentes de cinco institutos de Madrid se subieron al escenario para reflexionar sobre la trata de personas con fines de explotación sexual, la violencia hacia la mujer y la forma de vivir la sexualidad y el amor.
Estos jóvenes de entre 14 y 16 años han cambiado durante unas horas a la semana los pupitres, los libros y las lecciones magistrales por la improvisación, el juego y el debate. De la mano del proyecto Calatea, un grupo de profesionales del ámbito de la educación, las artes escénicas y la filosofía ha descubierto en el teatro una herramienta para la reflexión y el pensamiento a través del cuerpo. Hace tan solo unos días pusieron en escena las obras colectivas que habían creado en el Centro Cultural Conde Duque de Madrid.
“La trata ha sido el punto de partida de los talleres, pero como es un trabajo que se hace con adolescentes en el que se quiere llevar el tema al terreno cotidiano, hemos estado trabajando mucho cuestiones afectivo-sexuales”, explica Paula Pascual, integrante de Calatea y artista educadora del proyecto. Temas como la afectividad, la sexualidad o la relación con los demás para acercar a los jóvenes el problema de la trata, que según la ONU afecta a alrededor de 140.000 mujeres en Europa.
Sin embargo, la cifra podía ser mucho mayor, ya que, según el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad, la obtención de datos fiables es un obstáculo debido a la vulnerabilidad de las víctimas y su miedo a denunciar. La prostitución es el principal destino de estas mujeres, un negocio que en nuestro país mueve en torno a los 3.024 millones de euros anuales, lo que sitúa a España como el primer país de la Unión Europea en su consumo.
El proyecto educativo ‘Piel con Piel’ se inició hace dos años gracias a la Fundación Lydia Cacho, que trabaja desde el ámbito legal para la defensa de los Derechos Humanos. Una de sus labores principales es sensibilizar sobre la violencia hacia las mujeres y la situación en la que viven muchas víctimas de trata en España que son obligadas a ejercer la prostitución.
“Pensamos en trabajar con los jóvenes a través del teatro ya que la adolescencia es una etapa de normalización de conductas futuras. Si tú no conoces para poder decidir, entonces vas a repetir los estereotipos. Sin embargo, si tienes la posibilidad y la confianza para reflexionar, puedes actuar de otra manera”, comenta Ana Noguerol, presidenta de fundación, quien además destaca la importancia de estimular en los jóvenes una inquietud reflexiva ante las problemáticas sociales que les rodean.
La escena como herramienta pedagógica
¿Contribuye nuestro modo de vivir la sexualidad y el amor a que exista la trata de personas con fines de explotación sexual? ¿Qué es ser mujer hoy? ¿Y ser hombre? ¿Qué relaciones de pareja quiero tener? ¿Qué sería vivir en igualdad? ¿Dónde aprendemos lo que sabemos de sexo?Estas fueron algunas de las preguntas que se hicieron los participantes en el proyecto y sobre las que han creado las piezas teatrales colectivas analizando no solo el mundo en el que viven sino también a ellos mismos y sus conductas. Un espacio de reflexión en los centros educativos para conocer su mirada sobre el amor, la sexualidad y poder acercarles temas como la trata de mujeres a través de las artes escénicas como herramienta pedagógica.
“Una de las cosas que he aprendido es a dejar de culpar a la sociedad y darnos cuenta de que la sociedad somos todos. A la hora de cambiar algo tenemos que cambiarnos a nosotros mismos porque no nos damos cuenta que nosotros somos la sociedad. ¿Qué hacemos nosotros para luchar contra el machismo o contra ciertos tabúes que se nos han impuesto desde pequeños?”, comenta una de las participantes, alumna del IES Ramiro de Maeztu, en la charla posterior a la obra.
Desde Calatea destacan que una de las bases del proyecto ha sido que los adolescentes se mirasen a ellos mismos para analizar los problemas de la sociedad en la que viven. Durante cuatro meses, dos monitores en cada sesión les han ido guiando en un proceso en el que no han existido certezas ni nadie ha tenido una respuesta más acertada que otro. Todo han sido dudas y aprendizajes que se han ido formando a fuego lento en unos jóvenes llenos de inquietudes y preguntas.
“El cuerpo nos permite jugar a ser otra persona, ponernos en la piel de otros. El teatro, al ser planteado como un juego, es totalmente horizontal, entonces el proceso puede ser colectivo porque estas trabajando en grupo relacionándote con otras personas y cooperando con ellas”, continúa explicando Paula.
En las sesiones de teatro ha habido juegos en los que cada alumno ha tenido que interpretar desde roles y conflictos que viven en su día a día en los institutos hasta situaciones que les son más lejanas pero a las que han podido acercarse gracias a escuchar testimonios de casos reales de víctimas de trata. Historias como la de Joy, una chica nigeriana explotada y vendida en España cuando tenia 16 años por su propia familia, que fue amenazada y engañada. Con este testimonio los alumnos del IES Madrid Sur decidieron empezar su obra.
Han podido también leer sentencias, analizarlas y consultar información sobre temas de actualidad, como los mensajes tránsfobos de los autobuses que recorrieron las calles de Madrid hace unas semanas. Todo para confeccionar obras de creación colectiva. “Nosotros les hemos dado imágenes, conceptos, pinturas… Les entregábamos material y ellos se encargaban de traducirlo en escenas teatrales. Ellos han creado todas las obra desde el principio, nosotros solo les guiábamos”, destacan Olga y Dario, dos de los educadores de Catalea.
NUESTRA disPUTA, Trata de nosotras, trata de nosotros, La trata en Siria, Carne Viva y ¿Tabú?, fueron las muestras teatrales que se representaron. Cada una con un título diferente porque las preguntas que se han hecho los alumnos de cada centro en torno a la trata y la prostitución han sido distintas, como diferentes son cada uno de estos chicos y chicas.
Paula Pascual lo tiene claro: la clave es dar voz a los adolescentes, que están vivos, totalmente abiertos a aprender y que necesitan que se les escuche. “Ellos perciben el mundo desde la duda total, tienen todas las inquietudes del mundo porque están en la fase de la pregunta. Les inquieta el futuro, el presente, la cuestión de la identidad, la manera en la que se tienen que relacionar con los demás”. De ahí la importancia de una educación afectivo-sexual en las aulas. Y, por supuesto, de las artes escénicas para dar visibilidad a las problemáticas sociales y construir generaciones críticas que no sean pasivas ante las injusticias.
“Quiero decirle a nuestros padres que no somos demasiado pequeños para todos estos temas, que queremos hablar de ello”, decía una alumna cogiendo el micrófono en el último momento, cuando la gente estaba ya abandonando la sala tras la actuación. La pelota está ahora en el tejado de los adultos.
18:32
📈 La participación baja
Lúdica y divulgativa, la lectura de Kobane calling, cómic recién publicado por Reservoir Books, aporta mucho. Hace reír y llorar al tiempo que ofrece un material indispensable para conocer lo que está ocurriendo durante el último lustro en Rojava, la zona kurda del norte de Siria, y por qué es tan importante lo que sucede allí, “el centro de todas las contradicciones y conflictos del mundo globalizado” según se puede leer en una de sus páginas. Y se trata, no lo olvidemos, de un tebeo.
Viajar por sus viñetas quizá resulte la mejor manera de enterarse en Europa de la resistencia kurda al horror del Daesh, el juego cínico de Turquía en este territorio, o la revolucionaria experiencia de autogobierno que en las peores condiciones posibles —bajo las bombas, un embargo y el hostigamiento continuo de las milicias yihadistas y las tropas turcas— se ha desarrollado entre las diversas comunidades que allí conviven.
Kobane calling cuenta las dos visitas a Kurdistán, en 2014 y 2015, de un grupo de activistas italianos: las dificultades burocráticas para cruzar las fronteras; las expectativas ante la llegada a la ciudad de Kobane —símbolo de la derrota del Daesh— y lo que allí realmente encuentran; el aprendizaje con las guerrilleras kurdas (“lo único que nos salva es recordar el sentido de lo que nos lleva a resistir”, les dice la comandante Nasrin, de las Unidades de Protección Popular de las Mujeres de Rojava, ante el cementerio de los mártires de Derik, un memorial que “vale más que mil ensayos de geopolítica”); la vida que emerge entre la muerte; y la constatación de que, antes de juzgar desde Europa, convendría conocer esas otras realidades.
Su autor, el dibujante Zerocalcare, seudónimo de Michele Rech (Arezzo, 1983), superventas en Italia, ha firmado una obra tremenda, que no rehuye el reconocimiento del miedo pasado, las contradicciones sin resolver o las certezas que se le quebraron durante los viajes.
¿Cómo fue para ti conocer personalmente la experiencia de confederalismo democrático de Rojava?
Ha sido una experiencia muy importante para mi vida. Yo soy una persona bastante escéptica, que raramente cree en la retórica existente sobre lugares que están alejados. Pensaba que muchas de las cosas que se contaban sobre el confederalismo democrático de Rojava eran exageradas, por culpa de la fascinación exótica que ejercen los lugares lejanos.
En cambio, lo que me ha parecido muy interesante es que todo esto es cierto. No se trata de teorías elaboradas por una casta política, ni una carta de intenciones para el futuro sino que es algo que existe, vive, obviamente con todas las contradicciones de una realidad que, además, es una realidad de guerra.
¿Es tan impresionante como se ve desde fuera o aquí hacemos un discurso romántico?
No. Cuando lo ves, hay muy poco de romántico. Es algo muy concreto: hay reparto de cargos entre hombres y mujeres, hay asambleas en las calles en las que todos los pueblos, culturas y religiones están representadas, hay organizaciones de autodefensa,… Se trata de algo que puedes ver con tus propios ojos.
¿Confirmó lo que ya conocías previamente o superó tus expectativas?
Es difícil contestar porque lo que me esperaba estaba basado en mis parámetros occidentales. Hay muchas cosas que están mucho más avanzadas de lo que yo esperaba. Luego hay cosas, por ejemplo, como el derecho a la vivienda que establece la carta de Rojava, pero que, por supuesto, la casa que pueden garantizar en un territorio en guerra y que padece un embargo no podrá ser nunca la que imaginamos cuando hablamos del derecho a la vivienda. Esto es parte del contexto.
¿Sabes cómo están ahora mismo?
Sí, tenemos contacto continuo con la comunidad kurda de Roma, que, a su vez, está en contacto con la realidad de ahí porque hay personas que van y vienen continuamente. Por suerte, la mayoría de quienes conocí están bien aunque algunos han muerto en los últimos meses. La situación es cada vez más dramática. El problema allí ya no es tanto Daesh, que está bajando, sino más bien el papel que está jugando Turquía.
¿Cuál es la historia que querías destacar?
Una cosa que me interesaba mucho era romper la narración de los medios occidentales, que divide a los kurdos de Siria y a los de Turquía y pone a los primeros como defensores de la democracia y a los segundos como terroristas malvados. Para mí, en cambio, era muy importante contar la continuidad cultural entre ambos.
Me interesaba romper la narración de los medios occidentales, que pone a los kurdos de Siria como defensores de la democracia y a los de Turquía como terroristas
¿Qué fue lo más difícil a la hora de trabajar en el cómic?
Lo más difícil fue encontrar el tono correcto porque yo quería que todos los lectores de mis tebeos clásicos, mis lectores clásicos, pudieran seguir la historia y no encontraran escenas que no entendiesen. Por tanto, no quería dar nada por descontado. Pero, al mismo tiempo, no quería que el tebeo se convirtiera en algo aburrido, lleno de informaciones. Encontrar ese equilibrio ha sido lo que me ha resultado más difícil.
Llaman la atención la ironía y la forma explícita de plasmar tus dudas, ¿es una manera de aligerar la parte más dramática de lo que cuentas?
Sí, es una manera de aligerar el relato y convertirlo en algo más accesible. También hay una razón psicológica, una cosa mía, que es que siempre tengo miedo de tomarme demasiado en serio y no quería que fuera el relato de alguien que se cree un héroe o algo por el estilo. Además, yo vengo de un barrio, Rebibbia en Roma, en el que si alguien se toma demasiado en serio, rápidamente te bajan a la tierra.
La creación artística no tiene el deber de la fidelidad absoluta a la realidad objetiva, como sí lo tiene el trabajo periodístico
¿Qué papel debe jugar la cultura con respecto a situaciones como la que vive Kurdistán?
Creo que la creación artística no tiene el deber de la fidelidad absoluta a la realidad objetiva, como sí lo tiene el trabajo periodístico. Cuando dibujo no voy a conseguir un paisaje o un retrato tan fiel como el de una fotografía pero puedo expresar de una manera mucho más fiel las emociones que he sentido. Esto es lo que puedo devolver y creo que es lo que pueden hacer las canciones, los tebeos,...
Seguramente, es algo que ayuda a empatizar mucho con ese tipo de causas que resultan frías y alejadas. Ayuda a apasionarse por estas situaciones.
¿De qué autores de cómic te sientes más cerca?, ¿te consideras el relevo de gente como Joe Sacco o Guy Delisle?
Me siento muy cerca del blogero y dibujante francés Boulet, me inspira mucho. No hace trabajo periodístico pero utiliza un lenguaje con el que cuenta la realidad de su vida cotidiana. Ha tenido mucha influencia sobre mí y mis tebeos. Los nombres que mencionas son monstruos sagrados, evidentemente, pero me parece que hacen un trabajo mucho más periodístico que el mío.
¿Te irías a vivir a Rojava?
(Risas) No, se come muy mal y hace mucho calor.
18:33, Andalucía
La participación en Andalucía, por debajo de la media estatal
Con el 100% de las mesas comunicadas en Andalucía, el territorio no alcanza el 55% de participación a las 18h. Con respecto al 28A, en Granada se da el mayor descenso de participación (3,8 puntos) y Jaén es la única provincia andaluza en la que el porcentaje ha aumentado (0,6 puntos).
⬆️Jaén: 56,30% (55,68%)
— El Salto Andalucía (@ElSalto_And) November 10, 2019
🔻Málaga: 54,23% (57,62%)
🔻Sevilla: 57,52% (59,18%)
Granada es la provincia con mayor descenso de participación (3,8 puntos) y Jaén la única provincia andaluza en la que la participación ha aumentado (0,6 puntos).https://t.co/JCpbrMzch9
18:40
En Catalunya la participación cae un 4,32%
Es el tema estrella en los noticieros. Se analiza en las tertulias de turno –casi nunca partiendo de datos reales–, se emiten programas especiales; se aprueban leyes de urgencia para combatir el fenómeno y todo el mundo ha oído decir que a la tía de un amigo le pasó.
La gente tiene miedo de irse de vacaciones, ya que todo apunta a queas ciudades han sido conquistadas por hordas de okupas dispuestas a no dejar ni una sola puerta entera. Éste es el relato que se está construyendo desde algunos partidos políticos –en connivencia con la mayoría de medios de comunicación– con el objetivo de poner en el punto de mira la okupación de viviendas.
El Estado capitalista se ha construido para defender el derecho a la propiedad privada, que establece un derecho de pertinencia exclusiva sobre un objeto, independientemente del uso que le demos a este objeto, por encima de cualquier otro derecho. Dicho esto, el interés individual siempre estará por encima del interés colectivo.
En materia de vivienda es muy ilustrativo: con tan solo un 1% de parque de vivienda pública en España, la única forma de acceder a un techo es por la vía del mercado, es decir, nos tocará entrar de lleno en la selva salvaje del libre mercado y buscar y negociar una casa para poder vivir. De esta forma, la vivienda se convierte en una mercancía más de la cual sacar el máximo beneficio. De esta forma, el valor de cambio pasa por encima del valor de uso.
El Estado español es un ejemplo bien claro de esta contradicción entre propiedad y vida. Con 6 millones de viviendas vacías, España es un cementerio de casas que esperan que un fondo buitre les eche mano, esperando pacientemente a que su valor de cambio crezca de nuevo.
Hasta que las luces del mercado inmobiliario vuelvan a brillar y todo vuelva a empezar de nuevo. A día de hoy, ya se están vendiendo la misma cantidad de pisos que en 2008, justo antes de que la burbuja pegara su estallido. El ciclo capitalista de la ‘no-vida’ sigue rodando.
En cambio, los desahucios han perdido fuerza mediática y han dejado de ocupar tanto espacio en los medios de comunicación como años atrás. La sensación que se transmite es que son agua pasada, pero nada más lejos de la realidad: según cifras del Consejo General del Poder Judicial, durante el año 2016 se llevaron a cabo más de 60.000 desahucios, lo que supone una media de 166 desahucios diarios en todo el Estado. La mayor parte de estos desahucios ya no son de ejecuciones hipotecarias. La mayoría de desahucios son de personas que no han podido hacer frente al pago del alquiler de sus viviendas.
Pero hay vida más allá de las cifras, sólo debemos asistir a cualquier de las decenas de asambleas de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) para darnos cuenta de que estamos lejos de salir del pozo. Cada vez más familias viven sin ningún ingreso económico, con todos sus miembros en situación de paro de larga duración, con pequeñas a su cargo, con ayudas –quien las recibe– del todo insuficientes. Miles de personas quedan fuera del mercado de la vivienda, y sin ninguna solución por parte de la administración, ¿qué opción les queda a todas estas personas para poder acceder a una vivienda?
La ocupación de viviendas vacías es en estos momentos la única garantía de acceso a un techo para muchas personas que no han encontrado otra respuesta a su situación de vulnerabilidadLa ocupación de viviendas vacías es en estos momentos la única garantía de acceso a un techo para muchas personas que no han encontrado otra respuesta a su situación de vulnerabilidad. Según cifras del Poder Judicial, el año 2015 en Cataluña se estaban ocupando diez viviendas diarias. La campaña de la Obra Social de la PAH ya cuenta con 49 bloques ocupados y ha realojado a más de 4.000 personas.
En el Estado capitalista, la gente que no genera valor, sencillamente, sobra. Así que la excluye, la expulsa, intenta deshacerse de ella. Pero, para hacerlo, necesita crear el caldo de cultivo adecuado, generar una opinión pública favorable y crear consenso en que aquella gente que sobra es porque se lo merece, porque se lo ha ganado, y así pueden hacerlo con todas las de la ley. Y si no la tienen, la ley se la hacen a medida.
Criminalizando la okupación
De esta manera, con la connivencia de los grandes medios de comunicación, se empieza a crear un relato que, poco a poco, irá calando en el imaginario colectivo. A base de reportajes, noticias y tertulias parciales y tendenciosas; a partir de casos sonados y excepcionales; utilizando vocabulario estigmatizador; de mecanismos como cámaras ocultas; haciendo de altavoz y propagando mitos y… ya lo tenemos, el fenómeno de la okupación se erige como un temido monstruo.Pesa más la anécdota ridícula de un pseudopolítico a quien supuestamente le intentaron okupar la casa con él dentro, yendo de tertulia en tertulia, que un análisis serio de la realidad del fenómeno. De la anécdota a la generalización. Relacionar pobreza con delincuencia es una canción que nos suena demasiado, la misma que relacionar okupación con mafia, drogas y mala convivencia. Mecanismos del manual de criminalización y discursos del miedo hacia colectivos excluidos socialmente. La okupación como causa-problema y no como consecuencia de un ‘estado de bienestar’ putrefacto.
Y en este relato se incluye también la idea, ya extendida, de que okupar es fácil y agradable. Que la gente tiene mucho morro y que, con una patada a una puerta, pueden vivir gratis. No explican que okupar es una vía inestable, muy precaria y que comporta consecuencias legales. Las familias que okupan tienen muchas dificultades para acceder a los suministros básicos. Se enfrentan a procesos judiciales que pueden acabar en multas cuantiosas y antecedentes penales. Y, evidentemente, se enfrentan a un desahucio inminente y a un futuro más que incierto. Y todo esto, aderezado por una opinión pública y unos políticos que los señalan y marginan.
Crítica y autocrítica desde la PAH
Consideramos que la PAH y, en concreto, la campaña de la Obra Social, ha tenido un papel clave en la ‘normalización’ de la okupación. Que ha conseguido hacer de la okupación una herramienta para garantizar el acceso a la vivienda y salir del autoconsumo en que, a menudo, se situaba este fenómeno dentro de los movimientos anticapitalistas. Traspasar la frontera de la zona de confort y trabajar codo con codo con las personas que se han visto más golpeadas por la crisis es una victoria absoluta, pero de esto ya hemos hablado muchas veces y hace falta también espacio para la autocrítica.Con la redacción y posterior entrada de la ILP de vivienda al Parlamento de Cataluña por parte de la PAH, pudimos comprobar qué pasa cuando un movimiento popular asume los límites de las instituciones, pues la ley propuesta por la PAH tiene carencias graves en lo que respecta a la okupación. El ‘posibilismo’ de salir del Parlamento con una ley aprobada puede llevar al movimiento popular a renuncias que acabamos pagando de una manera u otra.
Pero no es sólo esto. Negando la máxima del lenguaje popular y evitando hablar de okupación, haciendo malabarismos con palabras como ‘recuperación’, estamos contribuyendo de alguna manera a la reproducción de este discurso tan peligroso de los okupas buenos y los okupas malos. El lenguaje y el relato también son un campo de batalla política y no nos podemos esconder inventando palabras nuevas o utilizando eufemismos.
Como PAH intentamos disuadir a las familias que están dispuestas, por desesperación, a pagar una cantidad de dinero que no tienen para ‘comprar’ una llave de un piso. Somos las primeras que luchamos para contrarrestar las mafias y desactivar estas prácticas. Brindamos las herramientas necesarias de conocimiento sobre los procesos de okupación, no sólo sobre como hacerlo sino sobre las consecuencias legales que comporta. Asesoramos para que las personas que se atreven a dar el paso lo hagan de forma consciente y consecuente.
¿Qué pasaría si dejáramos de organizarnos para dar respuesta a las decenas de personas desesperadas que asisten a nuestras asambleas? ¿Dónde estarían viviendo las centenares de familias que realojamos en los edificios de la Obra Social o que okupan de forma individual?
En la calle. Y entonces puede que los políticos que llevan leyes al Congresos para agilizar los desalojos, los que tumban iniciativas que garantizan nuestros derechos, los banqueros que se niegan a ceder pisos y que siguen desahuciando, tuvieran que preocuparse. Preocuparse por si les okupan sus casas o por si, directamente, desesperadas y rabiosas, las hacen arder.
18:42
Memes electorales
Nos citamos en la misma sede de la editorial en su recta final. Está exhausta y a la vez encendida tras una ristra de debates con activistas que, de alguna forma, han participado en el ‘asalto institucional’. “Todos lloran, los que están dentro y los que están fuera de la institución”, observa después de una semana por estos lares. Y empatiza. Ella lo ha vivido. Cuando participó en el proceso constituyente de Bolivia, el paso de compañeros a las instituciones generó frustraciones. Le preocupa la fractura del movimiento, el de allá y el de acá.
Uno de los capítulos del libro que ha presentado habla de ‘políticas en femenino’. Y en un territorio donde ‘lo femenino’ tiene una carga conservadora heredada del franquismo, ese adjetivo puede chirriar entre los feminismos. Pero, como ella dice, no viene a vender ningún concepto ni a buscar seguidoras, sino a platicar y compartir elementos de su propia experiencia que puedan servir a otras y a otros para organizar su propia experiencia.
Cuando habla, cierra los ojos, como tratando de ordenar un torrente de conocimiento que amasa en cada conversación.
Sostienes que los cánones clásicos de entender la política han sido predominantemente masculinos y ligados a la acumulación del capital. ¿Cuál fue tu experiencia? ¿A qué estás respondiendo cuando propones hacer política en femenino?
Estoy respondiendo a una pregunta que nos hicimos en América Latina quienes de alguna manera fuimos parte de esa ola grandes movilizaciones que, entre 2000 y 2005 entre otras cosas hicieron colapsar el viejo orden político de dominación. ¿Cómo somos capaces de organizar nuestra experiencia individual y colectiva para sintonizarla en una dirección que continúe disolviendo las estructuras de dominación y no tanto las reorganice? En Bolivia me sorprendió ver cómo se represaban con rapidez esos torrentes de energía transformadora por fracciones del movimiento que pasaron a ocupar cargos de poder.
Acompañé –siempre desde “afuera” y desde el pensamiento autónomo– a los compañeros que estuvieron en el proceso constituyente y también a los que no fueron incluidos en él. Y una de las cosas que me tocó vivir y que he podido dialogar en una especie de déjà vu continuo desde que estoy en España es cómo el paso de quienes estaban en las luchas hacia las instituciones comienza a detonar una cantidad de emociones negativas bárbaras. Era increíble cómo en Bolivia se iba fracturando la posibilidad misma de comunicación. Hay un ciclo perverso: asombro, enojo, incremento del enojo, ruptura y separación. Impotencia general. ¿Y qué es lo que se mantiene en pie? Lo que más se parece a lo canónico. Y eso tiene éxito en su función disciplinadora del anterior modo en el que estábamos haciendo las cosas (ese modo desbordado de subvertir el orden dado).
Entonces me doy cuenta de que no tenemos bastantes herramientas útiles para pensar desde el movimiento. ¿Cómo orientarte en el curso mismo de la movilización?, ¿cómo encarnar un conjunto de conocimientos y sabiduría que cuestan mucho trabajo de expresar en el momento en el que van ocurriendo? No somos tan hábiles para hablar desde ese otro lugar de enunciación. Sentía, y siento, que hay un hiato, entre dos tipos de conocimiento, el racional y el emocional.
¿Puedes desarrollar un poco más cómo opera esa política canónica que observaste en Bolivia con el MAS [Movimiento al Socialismo] y ahora aquí con Podemos?
Reinstala la jerarquía, remonopoliza la decisión política, reorganiza los modos en los que circula la información, restablece maneras en las que va a tratar a aquellos que disientan, es decir, disciplina.
Eso empieza a generar un malestar, y empieza a producir una serie de enunciados binarios, excluyentes, ‘estas conmigo o contra mí; estás haciéndolo juego a otra fuerza que está contra mí entonces eres un reaccionario’. Y ahí se acabó todo.
Hace que predomine otra vez un tipo de pensamiento racional y formal que ya no se preocupa por cómo nos sentimos, por qué emociones nos convocan a estar juntos. Y que quita cualquier posibilidad de reorganización de la convivencia y la conversación basados en la autorregulación. Porque si lo que quiero es generar movimiento, es posible que discrepe completamente contigo pero no te voy a ofender, te voy a tratar de escuchar, voy a gestionar una distancia pero no voy a establecer una tutela… Son emociones distintas, intenciones distintas.
¿Qué otras claves para evitar la fractura has compartido estos días?
Hay una clave que es fundamental, la tolerancia a la ambigüedad, esto lo decían los compañeros de Situaciones [colectivo argentino] pensando en el momento kirchnerista temprano (2006-2007). La producción colectiva de sentido de inclusión no es algo dado, hay que coproducirlo una y otra vez, nos tenemos que volver expertos en cultivar el vínculo y gestionar la distancia. Eso quiere decir que no te puedes guiar por pares binarios dicotómicos, por códigos de pertenencia, afuera/dentro, movimiento/institución… Tienes que manejar fluidamente todo, pensar el par dual movimiento-institución como un baile, saber sentir y pensar cómo nos estamos moviendo. No es sólo una cuestión de estrategia, es una cuestión de crear mundo. Pienso esta dualidad como una articulación lógica que no se funde ni colapsa en la institución sino que la subvierte desde la ambigüedad, que permita soportar una compresión distinta de las cosas.
‘Política en femenino’ es una propuesta lógica para mantener a la vista esa dualidad de distinciones no excluyentes, ¿Por qué el término “en femenino” te permite nombrar mejor? ¿por qué no política feminista?
Trato de mantener a la vista un par dual –que luego puedes pluralizar– que por lo pronto llamo masculino y femenino. Se trata de tener al menos un par dual no excluyente. En matemáticas dirías: “piensa el caso para dos, luego sigues”. Podría llamarlo izquierda y derecha, arriba y bajo o comunitario y liberal. Lo he llamado de todas esas formas.
No quiero pensar las cosas como de mujeres ni poniendo el apellido feminista, porqué ¿cuál feminismo? ¿El autónomo, el de la igualdad o diferencia, el poscolonial, el comunitario…? Hay un montón. En América Latina estamos hablando entre otros de “feminismos populares”, autónomos, radicales, etc.
Y también hablo de “en femenino” porque en las luchas posteriores y contemporáneas que están pasando, al menos en América Latina, casi siempre la primera línea de batalla es de mujeres, son las que sostienen esas luchas. Tanto es así que hay una tendencia que va llamando a esto feminismos populares. Se conciben como un torrente específico al interior de una lucha, vuelven a poner los mismos puntos de hace años: organización específica y autónoma de mujeres porque los espacios mixtos son jerárquicos, no hay hay espacios de pares. ¿Qué novedad política vuelven a traer? En estos grupos de mujeres donde se comparte experiencia, se logra anteponer lo que se comparte, y entonces, la lucha contra la violencia tiene otro significado, puedes empezar a mirar el continuum de la violencia: al interior de la institución sindical, pero también al interior de la casa, al interior del espacio pretendidamente de pares, puedes abordar el tema del feminicidio… En esos grupos hay un transvase gigante de experiencia de manera acelerada para poder estar detectando este conjunto de violencias que nos atrapa y nos desarma. Y el hecho de que una parte gigante de la organización de todo lo que está pasando en América Latina se base en grupos de mujeres algo está diciendo.
No quiero reificar un “femenino general”, por eso digo “en femenino” como lenguaje no masculino-dominante. Busco expresar que existe un orden del capital colonial que valida un tipo dominante de masculinidad con un tipo de prácticas de invisibilización de nosotras, de agresión, de “poner cada cosa en su lugar” que son muy añejas.
¿Y cómo expreso entonces lo que quiero decir? “En femenino”, también podría ponerlo en “no masculino dominante” de forma análoga a como hacen algunos compañeros en África que en su renovación del pensamiento anticolonialista hablan de “non white” [no blanco]. Por lo pronto, a mí me sirve pensarlo “en femenino”.
Además, un conjunto grande de compañeras con las que mantengo relación, somos parte de una red de afectos que es informal, nos sentimos muy a gusto todas diciendo que estamos haciendo política en femenino y nos sirve mucho para ir entendiendo cosas. Cuando sintamos que deja de ser fértil para expresar nuestras luchas lo dejamos de nombrar así y ya.
En las movilizaciones del ocho de marzo también ha habido una coproducción de sentido que ha traspasado fronteras, ¿cuál es tu lectura política de ese día, que además pasaste aquí en Madrid?
Yo creo que la lucha del 8M ha generado unas conexiones tremendas con ese paro internacional de mujeres convocado desde Argentina y Uruguay –junto con Polonia, aunque esta parte más europea la desconozco–. Se ha replicado en otros lugares. Todo está ocurriendo a gran velocidad. Desafía órdenes muy diversos de lo establecido, porque increpa al Estado, a la policía, también al profesor acosador, al marido agresivo y al padre que se desentiende de la crianza… Es como una especie de terremoto (así lo asocio, será porque vivo en una tierra que tiembla). Es como si estructuras muy añejas que estructuran todas las demás dominaciones de pronto se vieran sacudidas por un temblor.
La reproducción de la vida material y simbólica se puso en el centro porque no hemos logrado romper el sentido común brutal de que todo se tiene que organizar en torno a la productividad y no a la vida. Y por eso la lucha contra la violencia machista es también lucha contra el capital y contra la racionalidad masculina y violenta que impone. Por eso estamos buscando palabras que suman e incluyan. Aunque son más que palabras: son equilibrios que nos acuerden, son artefactos de inclusión que nos vuelvan fuertes. No necesitamos hacer lo mismo que hemos hecho en otras ocasiones. Eso se ha visto en diversos vídeos que convocaban el paro internacional: salían, por ejemplo, las compañeras de Paraguay que tienen el problema de las grandes plantaciones de soja, donde las multinacionales están fumigando con veneno que pasa al agua, y decían “el agua es garantía de reproducción y esto nos envenena a mí y a mis hijos. Y a todos”. Y luego estaban las compañeras que trabajan en un sindicato formal que decían otra cosa. Luego esta cantidad de chicas jóvenes, que son lo más bonito que hay ahora, por la frescura de su irreverencia, que tienen un enojo enorme y que dicen ‘este no es el mundo en el que quiero vivir’. Se ha visto que es posible hacer esta sintonía global.
Necesitamos palabras y prácticas así, inclusivos, fluidos. Nosotras en Puebla nos preguntamos: “¿cómo cooperamos para impulsar la garantía de la vida humana y no humana?” Es una oración dificilísima, aunque es bonita; parece una recitación (risas) ¿Cómo la desgranas, cómo traduces su sentido profundo a modo de pasos de baile? Ahí vamos.
Hay momentos en los que te juntas, actúas, unas veces te sumerges y otras apareces. Y yo creo que ahorita la única forma de entenderlo es cómo flujo o vibración creciente, y va a haber momentos en los que se sedimente y se piense qué más cosas vamos a ir construyendo.
18:55, Extremadura
La participación en Extremadura, por debajo de la media estatal
La participación en Extremadura a las 18 horas es del 54,41%, casi seis puntos menos que en las elecciones del 28 de abril (60,21%). La caída de en la región supera a la media estatal, que ha sido de un 56,9%.
19:04, Extremadura
Sin incidentes en Extremadura
Jornada sin incidentes en Extremadura, salvo alguna sorpresa. La aparición en el colegio electoral del instituto Virgen de Guadalupe, en Cáceres, de una papeleta de Vox sin sobre en la urna al Congreso de los Diputados antes de abrirse las votaciones; una cerradura sellada en un colegio de Piornal y el retraso de un conserje en Badajoz, únicos incidentes de la mañana electoral extremeña.
19:04
💬 Entrevista | Las CUP quieren aterrizar en el Congreso
Comenzaba el escrutinio. Los primeros resultados arrojaban más de un 60% de votos al Evet –’sí’– a la campaña lanzada por Erdogan, que ostentó el poder ejecutivo como primer ministro de Turquía de 2002 a 2015, y desde ese año presidente, una figura en teoría neutral. ¿La contienda? Transformar Turquía, una República parlamentaria, en una presidencialista, lo que significaría varias cosas. En primer lugar, la eliminación de la figura del primer ministro, recayendo sobre el presidente el poder ejecutivo y buena parte del legislativo. En segundo lugar, que el presidente nombre a cuatro de los 13 jueces del máximo tribunal, además de a los ministros y altos funcionarios. Por último, que Erdogan podrá estar en el poder hasta 2029.
Hasta 18 cambios. Pero los datos llegaban desde el este de Anatolia, donde el partido al que pertenecía Erdogan, el AKP (Partido por la Justicia y el Desarrollo), partido gobernante, tiene buena parte de sus feudos. El Hayır –’no’– avanzaba posiciones a la par que el escrutinio. Era una carrera contrarreloj. Con el 90% de las papeletas contadas, el Evet tendría un 52% y el Hayır un 48%. Pero entre medias había un millón de votos. Por cada minuto que pasaba, unos confirmaban su alegría, y otros perdían la esperanza.
Al 99%, el ‘sí’ tenía el 51,21% y el ‘no’ el 48,79%. No quedaba más, Erdogan había ganado. Como presidente, aunará la práctica totalidad de los poderes. El CHP (Partido Republicano de Turquía), principal partido de oposición, anunciaba que impugnaría entre un 37% y un 60% de las papeletas, ya que se utilizaron bastantes sin ser selladas por la Junta Electoral. Pero la norma fue cambiada en el mismo día. “¿Eso es legal?”, pregunta un chico. “Que más da”, responden. Erdogan había ganado.
Estambul en metamorfosis
Burda. Burada. Burası. Buraya. El idioma turco tiene varias palabras para indicar la localización y el sujeto. Tal vez fueran útiles en la Guerra de Independencia que creó el Estado nacional turco de las ruinas del Imperio Otomano hace tan sólo 100 años. Había que saber bien quién era el enemigo y quién el amigo. Con ellas, Atatürk, padre de los turcos, fundaba un Estado laico y homogeneizaba, por primera vez, la tierra de Anatolia. Esas mismas palabras, todas, podrían usarse para indicar los enormes carteles con el Evet y la cara de Erdogan. Omnipresentes. Y con los medios de comunicación tomados por el Gobierno, al ‘no’ sólo le quedaba la campaña puerta a puerta.A pesar de ello, Estambul se levantaba para el día clave con el ‘no’ aventajando levemente en las encuestas. Como si quisieran salir de la noche, los colegios electorales a la par que el sol amanecía. El día anterior, la policía turca arrestaba a 49 supuestos miembros del Estado Islámico que planearían atentar en Estambul. Erdogan había llegado al cargo de primer ministro aprovechando la inestabilidad del país y una crisis económica. Quince años después, su arma era la misma. Prometer seguridad y estabilidad. “Acabaremos con el terrorismo”, no paró de repetir Erdogan. Se refería al Estado Islámico pero, sobre todo, al PKK kurdo, con el que libra una interminable guerra en el este del país.
Comenzaban las primeras horas del día. Estambul se levantaba despejado y agradable. Numerosos policías poblaban sus calles, tónica habitual desde que Erdogan declaró el Estado de Emergencia hace diez meses, tras el golpe militar del 15 de julio. Que Kemal Kılıçdaroğlu, líder del CHP opositor, dijera que había sido “un golpe controlado” le había costado varios puntos al ‘no’. Incapaces de hacer frente a la popular figura de Erdogan, en vez de confrontarlo, basaron su campaña en el futuro.
En Taksim, donde en 2013 miles de personas acamparon contra un autoritarismo creciente, ahora se ven los ojos de una mujer con un helado que se hace un selfie. Los ojos, porque es lo único que deja visible el burka negro. El turismo árabe crece a pasos vertiginosos en favor del europeo. Lo que antes había sido un islamismo que, entre otras cosas, impulsaba un proceso de paz con la guerrilla kurda del PKK, ahora era un “las mujeres que no tienen hijos están incompletas”. Palabra del presidente. La religión al servicio del poder.
Las gaviotas volaban como si nada estuviera pasando, y los pescadores pescaban en las contaminadas aguas del Bósforo, que separan lo que se considera artificalmente como Europa y como Asia. Pero en el sur, en la provincia de Muğla, había un pequeño terremoto. Algo pasaba. En el extranjero ya habían votado, con un resultado abrumador hacia el Evet. “Quiero una Turquía fuerte”, dice Sami. La contienda con Europa, especialmente con Alemania y Holanda, le daba otros puntos a Erdogan, en clave nacionalista. Un yo dentro frente a un otro fuera. Lo mismo ocurría con la extrema derecha islamófoba holandesa.
“Dormí apenas dos horas, me encuentro mal, ¡pero estoy lleno de esperanza!”, dice un joven opositor. “Esta vez sí podemos ganar a Erdogan”, dice otro. “Eso decimos siempre”. Y es que Turquía es un país conservador, a pesar de la hegemonía que tenían los laicos, progresistas y liberales. Y desde que llegaron al poder eran intratables. El rural y el interior de Anatolia se sintió siempre olvidado frente al Egeo que miraba con orgullo hacia Europa.
Quedan dos horas para el cierre de los colegios electorales. La agencia Anadolu, estatal y controlada, era la única con facultades para ofrecer datos. Se lanzó un intento en Twitter, con el hastag #HappySunday, de mediar entre ambos bandos. Pero en los momentos decisorios hay que tomar partido. En Diyarbakır, capital oficiosa del Kurdistán turco –y cuyo centro ha sido destruido por la guerra– una discusión acababa en un tiroteo que dejaba dos muertos. Entre ambos bandos compartían familia.
Comenzaba el atardecer, que traía una calma muy tensa. Durante la campaña, el ‘sí’ y el ‘no’ mezclaban espacios. Ahora había silencio. El mismo por el cual mucha gente pide que no aparezcan sus nombres. El HDP (Partido Democrático de los Pueblos), partido de izquierdas nacido en el Kurdistán, denunciaba irregularidades. “Hasta un 3-4% de los votos”, dirían después. Además, poca campaña habían podido hacer, con 174 militantes en huelga de hambre en las cárceles turcas. En ellas se encontraban, también, sus líderes, Selahattin Demirtas y Figen Yüksekdağ.
Comenzaba la cuenta atrás. Los minutos decidían, posiblemente, los siguientes años en Anatolia. Llegaba la siguiente noche, el resto ya era historia. El silencio se convertía en ruido, las banderas turcas flameaban en los coches que celebraba el resultado. Incluso alguna bandera de Atatürk, lo cual eliminaba la contraposición del Atatürk laico al Erdogan islamista. Lo superaba. Hasta que hubo un último, o penúltimo, grito. Binali Yıldırım, el primer ministro que más contento se queda por quedarse sin trabajo, confirmaba la victoria del ‘sí’, y con el pucherazo ondeando, se empezaron a formar pequeñas manifiestaciones en los barrios izquierdistas.
En Şişli, Cihangir y Sarıyer empezaba a resonar “esto no ha terminado. La lucha continúa”. Pero, sobre todo, en Kadikoy y Besiktas donde varios grupos de manifestantes recorren las calles cacerolas en mano mostrando su desacuerdo con el resultado al grito de “Erdogan dictador”. Aunque predomina la gente joven, varias personas mayores también golpean cacerolas e incluso se puede ver una mujer con la cabeza tapada que tira del brazo de un niño que corea los mismos cánticos que escucha.
La improvisada asamblea en uno de los parques del barrio decide cortar la calle y que la protesta continúe por la carretera. Muchos de los coches y taxis, lejos de enfadarse por el atasco, se unen a la protesta tocando de manera continua sus bocinas. “No nos aceptan y no nos quieren ver. El resultado del referéndum es un duro golpe para nuestro colectivo y nuestros derechos”, explica con rabia un chico que ondea la bandera LGTBI, otro de los colectivos representados en la protesta.
El grupo se para de golpe en una esquina, una muralla de antidisturbios con cascos y máscaras de gas sella la calle por la que la protesta pretendía avanzar. La juventud turca demuestra serenidad y que su protesta es pacífica. “Claro que tenemos miedo a la policía”, dice uno de los chicos, “pero es nuestro deber estar aquí”. El grupo sigue con sus cánticos frente a la policía, pero entraba la noche, y no había fuerzas para llevar la contienda más allá. Las protestas se disolvían con la promesa de encontrarse al día siguiente. Erdogan había ganado. “Miles dejarán el país. ¿Qué nos va a quedar?”, susurra otro opositor.
19:07
💬 🍆 El día después
Especialmente desde que la tan magnética como conflictiva palabra “decolonial” comienza a sonar con creciente frecuencia –lo cual no quiere decir con mayor honestidad– en el Estado español, son cada vez más las voces que se preguntan aparentemente angustiadas, desorientadas e incluso a menudo airadas qué función específica deben ocupar las subjetividades occidentales construidas como blancas en la lucha contra el racismo.
Es de vital importancia advertir que los cuerpos/mentes que forman parte de las comunidades racializadas –sean cuales sean los marcadores que organizan las opresiones que les afectan– ya combaten suficiente violencia y complejidad como para destinar parte de su preciada energía en resolver las preguntas que las personas blancas lanzan sobre sí mismas desde la fanoniana zona del ser. No obstante, conviene permanecer en un estado de alerta políticamente sensible. Para comenzar no a responder dichas inquietudes, sino a reconducirlas con claridad, las palabras de Houria Bouteldja, que suscribimos enérgicamente y acogemos para devolverlas en forma de sugerencia a nuestros compañeros en la izquierda anticapitalista, llegan como aire fresco: “… que (los blancos) prioritariamente luchen por la descolonización de la izquierda”.
Teniendo en cuenta la pasividad general, la actitud de arrogancia y de preocupante desprecio con la que la militancia general del amplio espectro político del Estado español se niega a abordar todo lo relacionado con el racismo en sus propios territorios, es necesario reconocer y honrar el gesto que el filósofo Santiago Alba Rico ha tenido al recoger públicamente el guante y prestarse al debate. Acorde a las agudas palabras de Sadri Khiari: “Por ser la compañera indispensable de los indígenas (los racializados), la izquierda es su primera adversaria”, aseguramos que en estos momentos, al menos en el Estado español, las alianzas entre subjetividades racializadas antirracistas y los segmentos interesados de la izquierda etnocéntrica pasan necesariamente por afrontar una ardua y profunda discusión pendiente, cuestión largamente postergada.
Esta necesaria discusión a la que hacemos mención debe desarrollarse tanto en el plano epistemológico como en el terreno de las prácticas políticas, quedando atrás el tan nocivo como en realidad ilusorio límite que divide sectariamente ambos campos. A tenor de ello, aunque pueda resultar abstracto, es indispensable volver sobre los diversos enfoques que utilizamos para abordar el racismo, perspectivas teóricas desde las que inevitablemente respiramos. Para ello, es necesario reconocer que el ejercicio literario, aun cuando éste alberga pretensiones de cientificidad, emana de concepciones y categorías que se edifican sobre cuerpos. En los cuerpos/mentes –y esos cuerpos/mentes hunden sus raíces en ancestralidades– es donde se encarnan radicalmente nuestras nociones, preguntas y afirmaciones en torno al racismo y ahí es donde al fin dejamos de enfriarnos en la mera teorética para comenzar, ya sí, a vibrar y, reconozcámoslo también, empezar a arder.
Herencias del antirracismo moral
La problematización paranoica de la construcción de las identidades, sin tener en cuenta el mapa de jerarquías en las que se inscriben, se ha constituido como una hábil estrategia de evasión ante la responsabilidad occidental en la conformación del Estado colonial y sus consecuencias. Ante esta observación, la reacción de las personas progresistas racializadas en la blanquitud suele responder a su sentido inconsciente e interiorizado de culpa. Esto les lleva a negar la supuesta acusación personal, rechazando el temido veredicto antiblanco con cada nervio de su organismo. Tenemos que tranquilizar a los gadje; lo que nos interesa señalar aquí aludiendo a la responsabilidad política, no a la culpa, es la dimensión fundamentalista del universalismo occidentalocéntrico; dimensión que se internacionaliza a través de la modernidad situándose como centro epistémico del sistema-mundo, que impregna las relaciones sociales, los imaginarios simbólicos y que sigue vertebrando las reflexiones dominantes en torno al propio racismo.
No desechamos el “juicio”, no desechamos la “razón”. Desde el amor por nuestras propias cosmovisiones les sugerimos que si quieren seguir empleándolos, los descolonicenCedric J. Robinson dedica su histórico Black Marxism. The Making of the Black Radical Tradition a profundizar en el carácter racial del propio capitalismo. No se trata entonces de que el racismo cumple un papel en el seno de la economía política. Se trata de que es uno de los principios ordenadores que guían la organización estructural de los mecanismos culturales que conforman la racionalidad occidental moderna. El colonialismo y la esclavitud no volvieron locos a los europeos, sino que en base a los mismos se edificó la faceta sacrifical de su divina razón. Estos fenómenos no rompieron Europa, sino que sobre la explotación de los cuerpos y conocimientos que los sufrieron la edificaron. El racismo no es precisamente la sinrazón. Esto obliga, particularmente a los blancos sinceros de la izquierda, a poner en marcha un ejercicio de autocrítica radical.
El propio Kant, citado por Santiago Alba Rico en su artículo, fue una víctima representativa de la dimensión racializada de su categoría de razón, tal y como el filósofo nigeriano Chukwudi Eze, lector serio de Kant, analiza en El color de la razón. La natural y sana desconfianza que mostramos ante la idea de “juicio” que se maneja desde tales mecanismos culturales debería ser acogida no como voluntad nihilista –esta desconfianza no es una postura moral–, sino como expresión encarnada de sus demostradas quiebras, de su manifiesta incapacidad para enfrentar un problema que ese juicio, núcleo nervioso de una civilización, contribuyó a crear. No desechamos el “juicio”, no desechamos la “razón”. Desde el amor por nuestras propias cosmovisiones les sugerimos que si quieren seguir empleándolos, los descolonicen.
La izquierda centra sus esfuerzos en demostrar el carácter superestructural de la raza en el seno de la economía-mundo capitalista en lugar de atender a la forma en la que aparece y se formula la sensibilidad racial; la manera en la que dicha sensibilidad se sistematiza y mundializa. No basta entonces con pronunciar la palabra “racismo”, es necesario replantear los parámetros de verdad desde los que se relega al mismo a un lugar eternamente secundario, funcional, manipulable.
Pero en contra de lo que pudiera parecer, para entrar en contacto con tal perspectiva no es necesario, si es que se teme tanto hacerlo, renunciar al marxismo. Reestructurándolo, descolonizándolo e incluso transitándolo, célebres voces como las de Angela Davis o Enrique Dussel, entre tantas otras, han estudiado esta imbricación entre raza y clase y han ido más allá, en el caso de Davis, en lo que respecta a las imbricaciones entre raza, sexo-género y clase.
Problematizar la modernidad
El racismo moderno encuentra su matriz histórica en los procesos de higiene racial interior, colonialismo histórico y trata trasatlántica a través de los que se inaugura la Europa imperial; a partir de los genocidios/epistemicidios sobre los que se construye la Modernidad como proyecto civilizatorio occidental. Esta verticalidad autoritaria del poder colonial se manifiesta en las funciones administrativas, educativas, laborales, policiales, judiciales, sanitarias del Estado moderno aun cuando las administraciones coloniales desaparecen formalmente.El racismo moderno encuentra su matriz histórica en los procesos de higiene racial interior, colonialismo histórico y trata trasatlántica a través de los que se inaugura la Europa imperialAlba Rico está en lo cierto cuando afirma que pensarse como “no racistas” es propio de nuestras sociedades, aunque esta falsa conciencia a la que hace mención es propia de la ideología de la blanquitud. Desde ese lugar de peligrosa y racista ingenuidad, producto de una forma mediocre y tibia de acercarse al fenómeno del racismo, se explica la necesidad emocional de los intelectuales de la izquierda española por aferrarse a la recuperación acrítica de determinados ídolos modernos sin cuestionar su dimensión genocida. En lo que respecta a este asunto, es importante explicar a qué nos referimos cuando señalamos que nuestra forma de acercarnos al racismo se edifica sobre cuerpos/mentes que albergan ancestralidades.
Los monstruos blancos de la Ilustración
Un ejemplo entre tantos. Durante el siglo XVIII, el Estado español había llegado a la conclusión de que la mejor forma de llevar a cabo su antigua y persistente voluntad de reducir a los Kale –conservadores, primitivos y reaccionarios según los abanderados de la Ilustración– era someter de por vida a la comunidad romaní de la península y eliminarla de la faz de la tierra.El Marqués de la Ensenada, adalid de la Ilustración española y líder ideológico de la Gran Redada de los Gitanos, ha pasado a la historia por haber introducido la racionalidad ilustrada en la construcción de los cimientos de la Marina moderna española en el siglo XVIII. No obstante, los Kale representan la dimensión sacrificial de la Ilustración, parte de la humanidad negada sobre la que se construyeron los mitos y las instituciones fundamentales de la identidad nacional.
Tarde o temprano, es inevitable caer en la cuenta de que cuando escuchamos la palabra “Modernidad” de ninguna manera podemos sentir lo mismo; su fascinación necesariamente nos repulsa. Ineludible, cuando pronunciamos la palabra “Ilustración” no podemos pensar lo mismo; su ilusión nos enmudece. Cuando la palabra “violencia” abre su espacio de muerte en nuestros estómagos, es nuestra ancestralidad la que nos interpela, recordándonos que nuestra herida sigue sangrando, que nuestra herida clama; que nos constituye.
Nos corresponde liderar la lucha que nos libere no de un conjunto de jaulas equiparables, sino de la férrea cárcel epistemológica, concepto que la pensadora islámica decolonial Sirin Adlbi Sibai usa en su libro La cárcel del feminismo. Hacia un pensamiento islámico decolonial. Peleamos por nuestras cosmovisiones y lo hacemos en las fronteras que la modernidad nos impone. No vivimos en la nostalgia premoderna, no en la argucia postmoderna; vivimos en el mismo mundo que ustedes y, sin embargo, nos habitan otros mundos que no conocen. Nuestros mandatos: a través del amor, renovar y curar los vínculos que la colonialidad ha dañado, restablecerlos profundamente a través de una ética decolonial; canalizar la ira y vehicularla para que desemboque en el océano adecuado. Efectivamente, ustedes deben pelear por esto: si el colonialismo no es su civilización; si es barbarie domesticadora, extirpen la barbarie de su civilización, la colonialidad de su modernidad. Háganlo incansablemente en el seno de sus propias identidades y movimientos. Es su civilización la que se muere, se nos impone trascenderla de una vez por todas.
19:13
Ea, ejemplo de participación
Ea, un pequeño pueblo costero de Vizcaya de 836 habitantes, ha empezado la jornada con una tendencia compartida con el País Vasco de un descenso de 2 puntos en la participación. Sin embargo, a las 18.21h, este municipio no solo ha remontado con un sprint que eleva la participación de sus vecinos al 67,89%, un punto más que en las últimas elecciones, sino que la participación se eleva once puntos más que en el resto del Estado (a las 19.06h la participación estatal se sitúa en el 56,86%).
19:15
Las elecciones, en clave verde
Los distintos partidos ofrecen soluciones muy distintas ante la alerta climática. Es el voto en clave verde.
19:15, Teruel
Teruel Existe, probable novedad en el Congreso
Una sentencia del Tribunal Supremo, emitida en noviembre de 2016 y hecha pública este año, fue interpretada como el penúltimo clavo en el ataúd del derecho a la huelga. El alto Tribunal enmendaba a la Audiencia Nacional y admitía la legalidad de la subcontratación de servicios durante una jornada de paros para cubrir la actividad de las plantillas en huelga.
Los medios señalaron entonces la trascendencia del fallo del Supremo, una forma de esquirolaje para vulnerar el derecho de huelga que, sin embargo, no puede ser extrapolado a otros casos, como señalaron los sindicatos.
Pese a que la sentencia no transforma las relaciones laborales tal y como se ha dicho, se suma a un clima de hostilidad hacia el derecho a la huelga.
Más de 300 personas han sido encausadas en los últimos años por participar en protestas, organizar piquetes o simplemente convocar huelgas generales, sectoriales o de empresa. A las decisiones judiciales se suman campañas en los medios y declaraciones políticas —véase el caso de los estibadores— que quieren convertir en reliquia una de las formas de protesta que nació con el movimiento obrero, a mediados del siglo XIX.
No obstante, la reducción del número de huelgas desde la Transición no puede achacarse solo a factores externos. Las gráficas hablan de un cambio profundo en las relaciones laborales desde los tiempos de las huelgas contra el régimen franquista hasta hoy.
19:27
Barcelona gentrificada
Hoy parece inimaginable, algo propio de otro mundo o fruto de alguna alucinación, pero hace unos años sucedía con frecuencia en las redacciones de las grandes cabeceras de prensa: periodistas que se negaban a trabajar para las ediciones digitales de los diarios.
Se estrenaba el nuevo siglo y ese rechazo no se debía tanto a una pretensión caprichosa o un enfrentamiento con los designios del progreso como a una elemental defensa del puesto de trabajo y las condiciones laborales establecidas hasta entonces.
Si la empresa pretendía potenciar su página web, mantenerla actualizada 24 horas al día y siete días a la semana o realizar coberturas en directo de los acontecimientos deportivos —o de otros espectáculos del ocio— durante sábados y domingos, estos periodistas rebeldes argumentaban que esas nuevas tareas debían ser llevadas a cabo por otros equipos diferentes a los que pergeñaban cada día la publicación impresa. Que se contratara personal cualificado para ello. Que se definiesen las categorías profesionales en las que quedasen fijadas esas funciones y se incorporaran al convenio, ya fuese de la empresa o sectorial. Que, al menos, se compensara económicamente o mediante descansos para que la versión 2.0 del medio no supusiera en la práctica el doble de trabajo por el mismo salario.
La crisis —en coalición con otras circunstancias no achacables a ella— arrasó ese paisaje y dibujó otro bien distinto.
La imagen se repitió en los consejos de administración y en las reuniones de Recursos Humanos con los comités de empresa de periódicos y revistas a partir de 2007: una presentación en powerpoint de un Ebitda extremadamente negativo acompañado por una feliz gráfica que pronosticaba un futuro prometedor en apenas dos años siempre que se procediera a reducir plantilla. El expediente de regulación de empleo como garante de la continuidad del proyecto y de la retribución de quien está en la cima. Consejeros delegados de un gran grupo de comunicación que ganan diez millones de euros durante el mismo ejercicio en el que han despedido a 300 personas.
La caída de ingresos publicitarios, la pérdida de audiencia e influencia política o la incapacidad para hacer rentables las ediciones web fueron algunos de los ingredientes que justificaron el cóctel terrorífico que desde las zonas nobles se sirvió a las plantillas de los principales periódicos: despidos masivos, rebaja de condiciones, descuelgue salarial, multitarea obligatoria, contratación como falsos autónomos… Nada, por otra parte, muy distinto de lo que sucedía en la mayoría de sectores productivos: la alusión al frío que hace fuera como obscena advertencia disciplinaria y lugar común en las relaciones laborales.
Otros elementos obedecieron directamente a decisiones empresariales: en 2007, por ejemplo, Vocento adquirió el diario Qué! por 132 millones de euros. Un año después ejecutó un ERE en el que despidió a más de un tercio de la plantilla para cuadrar cuentas. Difícil no establecer una relación causa-efecto entre ambos sucesos.
La venta de partes sustanciales de las empresas, en aras de la eficiencia y de la reducción de costes, fue una de las “soluciones” aportadas desde las direcciones. Se externalizaron áreas completas, y departamentos clave, hasta entonces propios, pasaron a depender de otras compañías o sus funciones fueron asumidas por ellas.
El desguace afectó especialmente a las plantas de impresión y tuvo un efecto pernicioso sobre los derechos laborales de las plantillas: eran, tradicionalmente, secciones con fuerte presencia sindical y contaban con un arma poderosa para su defensa.
Por mucho empeño que Juan Cruz pusiera en escribir él solo medio periódico durante una jornada de huelga general —celebrada en prensa un día antes que en el resto de sectores—, si la imprenta cerraba era muy difícil que el ministro de turno pudiera aparecer a la mañana siguiente con un fajo de diarios bajo el brazo, esa estampa de normalidad democrática tan perseguida por patronal y Gobierno en una fecha tan señalada. Aquí no ha pasado nada, circulen, hay hasta prensa en los quioscos, ¿lo ven?
Quince años después de aquellos brotes de rebeldía profesional, el sector ha sido uno de los más castigados por la reconversión laboral. Se ha llegado a hablar de más de 10.000 puestos de trabajo destruidos, aunque la Asociación de la Prensa de Madrid —extraño ente que no es colegio profesional y mucho menos sindicato— cifra en 7.890 los periodistas en paro a finales de 2016.
Una maquetadora con una década de experiencia, y actualmente a sueldo de uno de los grandes diarios, asegura a El Salto que sus condiciones hoy no distan mucho de las que disfrutaba cuando empezó a trabajar como dependienta, con 17 años. “Te acostumbras a agachar la cabeza, a aguantar por un salario, por no quedarte fuera del todo, y aguantas jornadas interminables y episodios tremebundos, en contra de lo que tú eres y escondiéndote también”, recalca.
19:27
🖊 Después del 10N: el difícil camino hacia la restauración
Antes de los resultados, parece que la apuesta de Pedro Sánchez ha sido demasiado arriesgada. Brais Fernández explica por qué el presidente en funciones se lanzó a la repetición electoral.
“Cegado por su ego bonapartista y por los gurús de los sondeos electorales, ha forzado unas nuevas elecciones para forzar el camino a la restauración. ¿Cual es el problema? Que la aritmética parlamentaria va a seguir fallando”.
19:32, Madrid
🐸 Vox pasa de la Junta Electoral
Según los últimos datos de la Secretaría General de Instituciones Penitenciarias, de julio de 2017, hay 56.070 hombres en prisión y 4.573 mujeres. Como inmensa minoría de la población presa que son, el sistema está diseñado pensado para ellos y no para ellas. En España apenas hay cárceles para mujeres, solo tres. El resto son módulos femeninos que se crean dentro de cárceles masculinas. “Toda la atención es para los hombres porque está todo planteado por la cantidad”, explica Mariú d’Errico, de la Asociación de Colaboradores con las mujeres Presas (ACOPE).
Los principales delitos por los que han condenado a la población que encontramos en las cárceles y módulos de mujeres son el tráfico de drogas, casi siempre en pequeñas cantidades, y robos y hurtos, según explica Estíbaliz de Miguel, visitadora de prisiones durante diez años, profesora universitaria y miembro de distintas asociaciones vinculadas a las mujeres presas. “En el caso de las mujeres, el fenómeno de las drogas explica mucho su encarcelamiento”, sigue Estíbaliz, pues no hay que olvidar que, “dentro de los delitos contra la propiedad –como los robos–, un gran porcentaje está cometido por mujeres que son consumidoras de drogas”. De Miguel lo tiene claro: “Estamos encarcelando a mujeres consumidoras y a traficantes de los estratos sociales más bajos”, tanto españolas como de otros países. “Las mujeres que están en prisión son las más desfavorecidas, las más pobres”, añade Mariú, quien señala que “muchas de esas mujeres han vivido situaciones terribles anteriormente, como malos tratos por parte de sus parejas o de sus familiares”. Están en una “espiral de discriminación social y de vulnerabilidad que lo favorece”, explica Estíbaliz.
Hay una alta prevalencia de episodios de abusos y maltrato en el historial personal de muchas de ellasLa propia web de Instituciones Penitenciarias apunta la “alta prevalencia de episodios de abusos y maltrato en el historial personal de muchas de ellas”. Sobre el papel, las cárceles tendrían que desarrollar programas para tratar las secuelas de estos abusos previos, pero la realidad dista de ser esa. Mariú hace hincapié en que las cárceles en general, y las de mujeres y módulos femeninos en particular. Suelen padecer “falta de medios”, pues siempre ha habido una clara “falta de voluntad política” en relación a este tema. “Hay algunas actividades de habilidades sociales y de empoderamiento, pero no es suficiente. No hay un abordaje dentro de prisión de lo que es el fenómeno de la violencia de género”, denuncia Estíbaliz.
Katia trabajaba en la recepción de un club de chicas cuando, tras una redada, le encontraron droga en la mochila y “me cayeron cuatro años por tráfico”. Esto fue en 2008 y entró en la cárcel en 2010. Estuvo un año y medio en régimen cerrado en la cárcel de Martutene en San Sebastián, seis meses en semiabierto, saliendo por la mañana y volviendo a dormir a prisión, y dos años en la casa de acogida de Loiolaetxea, algo habitual entre las mujeres extranjeras, pues no tienen un lugar al que ir cuando salen de prisión.
Que la vida de hombres y mujeres en prisión es diferente lo demuestran hechos que pueden resultar tan anecdóticos como que “lo habitual es que las mujeres reciban menos visitas que los hombres”, expone Estíbaliz. Esto se debe, entre otras cosas, a que “una mujer que ha cometido un delito deja el rol de mujer que atiende todas las necesidades de una casa, por lo que ya se considera más grave”, añade Mariú. “La mujer presa encarna a la mala mujer”, resume Estíbaliz, y eso se hace patente tanto dentro de prisión como fuera, cuando salen.
Una mujer que ha cometido un delito deja el rol de mujer que atiende todas las necesidades de una casa, por lo que ya se considera más grave
Otro tema que atañe a las mujeres es el de la maternidad en prisión. Katia recuerda cómo las madres inventaban historias para que sus hijos no supieran que estaban en la cárcel. Historias del tipo: “Mamá trabaja aquí y no puede salir porque la empresa no le deja”. Mariú tiene claro que ni la madre ni el hijo tendrían que estar en la cárcel y ofrece como una posible solución pisos custodiados. “Es una barbaridad, un niño de 3 años sabe perfectamente donde está”, subraya. Estíbaliz recuerda a una presa que conoció: “Yo soy carcelera porque yo he nacido en la cárcel”, le dijo, y años después volvió como interna.
A diferencia de los de hombres, en el módulo femenino “todas las mujeres están revueltas”, dice Mariú. Al ser pocas, se ven obligadas a cumplir condena en el mismo espacio tanto aquellas que sufren enfermedades mentales o problemas de drogodependencias, como las que no. A la falta de espacios específicos se suma la sobremedicación. “Hay una tendencia excesiva a medicar, sobre todo a las mujeres”, denuncia Estíbaliz. “Hay quien dice que las presas lo demandan, pero yo también me he encontrado con mujeres que me decían 'yo no quiero medicación, solo quiero que me escuches'”, prosigue. Estíbaliz insiste en que la diferencia de número siempre ha jugado en contra de las mujeres, también en este tema. Cuando comenzó a ir a prisiones visitaba a hombres. “Estaba en una asociación para facilitar los tratamientos alternativos para hombres toxicómanos”, recuerda. “Para dedicarse a las mujeres, que son menos, había que invertir la misma energía, eso es lo que nos decían, y claro, que al ser pocas, no compensaba, que era un lío”.
Katia habla ahora sobre cómo afecta psicológicamente la estancia en prisión. “La cuestión de la autoestima, la culpa, y allí sí o sí eres culpable. Yo en mi caso tenía mucho odio de mí misma. No me extraña nada que muchas mujeres y muchas personas que pasan por la experiencia de cárcel se intenten suicidar, yo misma lo he intentado cuatro veces”. Esta revelación hace que pierda momentáneamente el buen humor que ha mantenido durante toda la entrevista. La pregunta era obvia: ¿recibiste ayuda después de intentar suicidarte? “Allí tenemos una trabajadora social, una educadora y la psicóloga, pero, como éramos muchas, a veces no había tiempo. La demanda era tan grande y tienen también a los hombres para atender, así que podían pasar meses. Cuando te intentabas suicidar, colocaban a una interna de apoyo, una propia presa que se hace cargo de ti, que controlaba las medicaciones y está al loro de lo que haces. Y esto me parece perverso, es ilógico”.
Formación o una limpiadora gratis
El hecho de ser pocas incide también en algo tan importante como los talleres y cursos, así como los trabajos que se desempeñan en prisión. “Los mejores trabajos y talleres se dan siempre a los hombres porque están planteados desde el gran número. En Albacete, por ejemplo, hay mil y pico hombres y dieciocho mujeres, así que imagínate lo que supone eso”, se queja Mariú. Hombres y mujeres comparten poquísimos espacios. Uno, por ejemplo, es la misa de los domingos. Esto supone que “muchas de las actividades se producen en la zona de hombres”, explica Estíbaliz. Y es que “las cárceles no son mixtas, son masculinas con un anexo de mujeres”, matiza Estíbaliz.La dificultad radica en poner cifras a esta realidad laboral y formativa. Según datos facilitados por Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo, en el año 2016 un 27% de hombres participaron en talleres y cursos de formación para el empleo, mientras que las mujeres lo hicieron en un 39%. Asimismo, el 23% de los hombres en prisión realizaron un trabajo productivo, frente al 28% de las mujeres. Las cifras oficiales demuestran que, tanto en formación como en empleo, las mujeres son más activas que los hombres, pero dejan sin resolver la incógnita de si ellos y ellas reciben las mismas ofertas laborales y formativas, tanto en cantidad como en variedad.
A las mujeres les dan talleres como enseñarles a coser y a bordar“A las mujeres les dan talleres como enseñarles a coser y a bordar... ¡Señores, hay que tener proyectos para que las mujeres puedan tener un futuro, un mínimo de salida laboral cuando estén fuera!”, protesta Mariú. Katia recuerda que “intentaba estar apuntada en todos los cursos que aparecían. Estaban marcados conforme al género, a nosotras nos daban de manipuladora de alimentos, de limpieza, porque nosotras no sabemos hacer otra cosa, ¿no? –se ríe– y, claro, los cursos de señoritos eran de mecánica, electricidad, alicatador”. Katia era nueva y se apuntó a un curso de limpieza. Ahora “soy experta en limpieza de inmuebles, con diploma y todo”, cuenta entre risas. Después de apuntarse al curso, volvió al “chabolo” –celda– y su compañera le dijo que era tonta. “¿Por qué? Fíjate, si me dieron un mono azul y todo, ¡parezco un pitufo!”. Su compañera le hizo ver que ninguna veterana se había apuntado y que la habían colocado “para limpiar la puta cárcel gratis. Y, efectivamente era eso”, añade sin parar de reír. Así que Katia se dedicó a limpiar el tiempo que estuvo en prisión.
No es una realidad fácil de comprobar con datos. Trabajo Penitenciario y Formación para el Empleo ha facilitado a este medio el desglose del trabajo en los talleres productivos de los centros penitenciarios durante el mes de febrero de este año –no así de los cursos formativos–. Por ejemplo, las mujeres casi doblan a los hombres –8,4% de presos frente al 14,8% de presas– en lo que en prisiones denominan talleres auxiliares. Esta sección incluye trabajos tan diversos como el de soldador-alicatador –antes mencionado por Katia–, pero también empleos tan relacionados tradicionalmente con el mundo femenino como lavandería o limpieza de zonas comunes. Así que no se pueden poner cifras al tipo de trabajo concreto que desempeñaron hombres y mujeres. Otros trabajos que muchos considerarían masculinos y que, en principio, parecería que podrían ofrecer más salidas laborales una vez abandonada la prisión son los que se aglutinan dentro de la sección mantenimiento –pintura, electricidad, fontanería, etc–. En estos, hubo un 1,7% de participación masculina y un 0,7% de femenina.
Katia, como Estíbaliz y Mariú, no entra a valorar la culpabilidad de cada presa, sino lo que la cárcel hace con ellas. “Cuando sales, supuestamente tú tienes que tener todas las herramientas necesarias para recuperar la vida y no, no es verdad”, protesta.
19:34, Madrid
Ciudadanos no ha montado escenario para la celebración
Cada vez que escribo tomo la palabra desde la conciencia del privilegio. Después de dos décadas, existe una comunidad de lectores que dedica su tiempo a mis relatos y el proceso de comunicación literaria se cumple.
Con la escritura intento descubrir orden en el caos o, al revés, busco quebrar la claustrofobia del molde civilizatorio o poner bajo la lente la violencia sistémica. La palabra significa cuando llega y, en esa llegada conflictiva —se interponen el mercado y el filtro del gusto dominante—, soy una trabajadora autónoma autoexplotada.
Mi marido está parado y yo con mis músculos me aferro a la fibra de la clase media y viajo a encuentros literarios, colaboro con mil publicaciones, hago crítica, doy charlas, imparto clases, voy a clubes de lectura, presento libros… Soy una privilegiada que critica el sistema desde cierta posición de centralidad, me desgasto en mi obcecación o en mis contradicciones, y cada día me duelen más la clavícula y el iris del ojo. Mis enfermedades son el precio que pago por mi pluriempleo.
Todavía existe una aristocracia cultural, pero la mayoría somos trabajadores que no reivindicamos nuestros derechos, porque quejarse no queda bien: te dedicas a una actividad prescindible que, además, te gustaTodavía existe una aristocracia cultural, pero la mayoría somos trabajadores que no reivindicamos nuestros derechos, porque quejarse no queda bien: te dedicas a una actividad prescindible que, además, te gusta. El adjetivo prescindible lo merecemos: hace años nos comportábamos bufonescamente, como palmeros de un mundo que algunos imaginaron como el mejor de los
posibles.
El holograma de la libertad conquistada relega la cultura al espacio espectacular y le resta su sentido desvelador, transformador, educativo, su raigambre pejiguera…
Se hace demagogia y expresar un juicio contra el “gusto” de la mayoría parece un desprecio hacia los menos privilegiados: jalear el imperio de lo cuantitativo, lo que no se piensa dos veces y sale del corazón, la creencia de que existe una opinión pura, no desvirtuada por la ideología dominante, no parece sin embargo una manera de ejercer la democracia, sino de justificar el desbaratamiento de la escuela pública.
Los pobres blancos —poor whites de Faulkner— alzan a Trump al poder como ejemplo de pudrición democrática: para estos votantes, el discurso de izquierda es un asunto de actores pijos que posan. Algo de razón tienen.
En el populismo neoliberal se devalúa el conocimiento: se confunde el saber con la falta de frescura —publicitaria— y con la incapacidad para encontrar fórmulas salvadoras que se hallan en los valores empresariales del emprendimiento y la resiliencia.
El self-made man de Silicon Valley no tiene estudios superiores. La self-made woman tampoco. La estulticia nos iguala, pero no nos hará libres.
Se esgrime el imperio del corazón frente a la soberbia de la inteligencia: frente a la posibilidad de que el resentimiento, que nos convierte en airados tuiteros y televidentes, se torne en un sentido crítico que cuestione monopolio, desigualdad, el terror de convertirnos en publicistas de lo que nos mata.
Quienes activan una idea de literatura como forma ideológica que amplía la visión del mundo tienen razones para sentir temorQuienes activan una idea de literatura como forma ideológica que amplía la visión del mundo tienen razones para sentir temor. La ruedecilla de la rentabilidad relacionada con un perverso deber ser de la literatura —entretenida, fácil, irónica, cursi, conmovedora, anestésica, cosmética, esperanzadora, política y retóricamente correcta, reconocible…— puede expulsarlos de ese mercado donde algunos encontramos hueco porque la inquietud política aún tiene su público.
Hoy se nos obliga a satisfacer al cliente. A pedir perdón por soberbios, empollones, mesiánicos, abstrusos, gilipollas.
19:41
Bilbao rico, Bilbao gentrificado, Bilbao pobre
Hay al menos tres Bilbaos y los votos describen su evolución: como en Barcelona, hay diez puntos de diferencia entre el distrito más rico y el más pobre (Abando y Otxarkoaga). En medio se encuentra Ibaiondo, que acusa ya el proceso de gentrificación que se da en la ciudad, con seis puntos menos de participación que en Abando.
19:49
🍆 🌹 Calma tensa
“El 14 de abril y por todos los centros republicanos por donde pasábamos, por todas partes, la bandera se inclinaba al paso del entierro, al que acudieron más de 50.000 personas en Barcelona. Su figura, ahora olvidada, ejerció una enorme influencia sobre todo entre la juventud…”. Así narraba la intelectual y sindicalista Federica Montseny el entierro de Teresa Claramunt, a quien por sus similitudes con la comunera francesa Louise Michel se la denominaba “la virgen roja”. Había fallecido tres días antes de la proclamación de la II República, un periodo en el que cristalizarían las luchas que la generación de Claramunt había sembrado durante el primer tercio del siglo XX. Ella, concretamente, con la causa obrera y feminista siempre por bandera.
En las garras de la fiera
Nacida en 1862 en Sabadell (Barcelona), su padre era un mecánico republicano que llegó a coronel en las milicias durante la I República y fue una importante influencia en la posterior politización de Claramunt. Sin embargo, su educación fue católica. Con tres años, su familia se traslada a Barbastro (Huesca). Allí, como tantos otros niños de clase trabajadora, empezó a trabajar con sólo diez años, primero en un taller con su padre y luego en una fábrica textil. En sus propias palabras, “la fiera burguesa me sujetó con sus garras explotando mi débil existencia”.Ya de joven empezó a cobrar conciencia sobre la doble problemática que le afectaba, como mujer y trabajadora. No en vano, en la adolescencia los varones veían doblado su salario mientras que el de las chicas permanecía estancado. De regreso en su ciudad natal con 13 años, poco tiempo después empieza a involucrarse en las luchas sociales, que irían en ascenso en las primeras décadas de siglo. En 1883 participó en la “huelga de las siete semanas”, un conflicto que exigía la reducción de la jornada laboral a diez horas diarias y que acabó en sonoro fracaso debido a la violenta represión, dejando a cientos de trabajadores, incluida Claramunt, en la calle.
A partir de entonces, fue protagonista como organizadora y propagandista en todos los grandes enfrentamientos de clase de la época. Desde la huelga barcelonesa de 1902, que paralizó la ciudad durante una semana, a la huelga general de 1911, pasando por la Semana Trágica de 1909.
Sospechosa habitual
Aunque nunca se probó su participación en ningún delito de sangre, eso no libró a Teresa de verse incluida en las listas negras de revolucionarios que pagaban el pato después de cada hecho violento. Así, fue detenida tras el atentado del Liceo de 1891, que causó 20 muertos, y lo mismo ocurrió tras la bomba del Corpus cinco años más tarde.En esta ocasión, Claramunt fue recluida y torturada en la cárcel de mujeres del Castillo de Montjuich, que vivió de la forma que relataría Soledad Gustavo: “Azuzada y perseguida por las monjas que cuidaban de aquel establecimiento, pasó muchas desazones y gracias a su energía pudo salir lo mejor posible de sus manos… Dentro de la fortaleza y encerrada en un calabozo lleno de miserias, oyendo los lamentos de los que en otros calabozos estaban sometidos a torturas y con la horrible pesadilla de lo que sería para ella el mañana”. Similar devenir le supuso la huelga de 1911, que le supuso una condena a tres años de cárcel, la ejecución por parte de Los Solidarios del cardenal Juan Soldevila en 1923 y otros acontecimientos.
Clase y género
Claramunt desarrolló un fuerte compromiso revolucionario en consonancia con las bases del socialismo antiautoritario, con un peso extraordinario en España hasta la derrota de 1939. Éste planteaba la inauguración de un nuevo orden que fusionaría las clases sociales y al que se llegaría gracias a la creación de grandes organizaciones de masas cuya herramienta predilecta sería la huelga general, “la piqueta demoledora que ha de derribar el carcomido orden social” según expresó esta trabajadora de Sabadell.Sin embargo, para ella el antagonismo de clase venía acompañado por el problema de la sumisión de las mujeres a los hombres, y específicamente el de las madres trabajadoras (Claramunt fue madre de cinco hijos, todos ellos fallecidos con pocos meses, lo que no era raro en aquellos años). “En el taller se nos explota más que al hombre, en el hogar doméstico hemos de vivir sometidas al capricho del tiranuelo del marido, el cual por sólo el hecho de pertenecer al sexo fuerte se cree con el derecho de convertirse en reyezuelo de la familia”, escribió.
En este sentido, Claramunt destacaba la necesidad de liberarse de la religión, como elemento fundamental en todo el entramado de dominio de género, al igual que había hecho ella: “Al tener uso de razón comprendí que el catecismo católico era muy inferior a mi moral y a mis aspiraciones, y aunque todos los católicos fueran buenos yo sería atea”. Asimismo, uno de sus argumentos predilectos para defender la igualdad de género era el desarrollo tecnológico, que en su opinión invalidaba la preeminencia de los hombres sobre las mujeres en base a la superioridad física.
Claramunt defendía la necesidad de que las mujeres tuvieran sus propias organizaciones.
Junto con otras mujeres progresistas de diferentes ideas políticas, fundó en 1889 la primera organización feminista (aunque en aquella época esta denominación se identificaba con las sufragistas exclusivamente) de España: la Sociedad Autónoma de Mujeres de Barcelona. En el seno de dicha organización, que perduró hasta 1892 y contó con una escuela nocturna de enseñanza laica, se desarrollaron veladas instructivas, conferencias y actividades recreativas.
Su feminismo no apuntaba sólo contra las instituciones y la sociedad reaccionaria, sino que no dudaba en señalar el problema de la escasa militancia obrera femenina en la esfera pública. En una conferencia en el Ateneo Obrero de Sabadell, leía la cartilla a los asistentes: “¿No es verdad compañeros que os gusta hablar de unión y de revolución social? Pues bien, si os gusta voy a dirigirme a vosotros, y empezaré diciéndoos: ¿Cómo que en este Ateneo sois más de 300 que os llamáis anárquicos y somos tan pocas las asociadas? Todos tenéis esposa e hijas o hermanas, ¿por qué no las traéis a nuestra federación?”.
Claramunt pasó sus últimas décadas prácticamente retirada de la vida pública, aquejada por graves problemas de salud generados por sus múltiples pasos por prisión. No llegó a la República ni a la posterior Revolución, pero curiosamente los franquistas no eliminaron su nombre de la calle de Barcelona que lo lleva. Su ignorancia machista les impedía reconocer la importancia de aquella mujer trabajadora y pobre que dedicó su vida a hacer avanzar la sociedad.
19:50, Zafra, Badajoz
🐸 🌹 Bronca en Zafra
Los cabezas de lista de Vox al Congreso de los Diputados y al Senado por Badajoz, Víctor Sánchez del Real y Ángel Pelayo, así como el coordinador local de la formación en Zafra, Rafael Moscardo, han denunciado a un interventor del PSOE por “insultos e intento de agresión”, según dicen los ultraderechistas.
19:56, Bilbao
💬 EH Bildu aspira a ganar un escaño en Navarra
Llega el 8 de marzo y los medios, las instituciones o los partidos políticos se suben al carro de la efeméride para no perder comba de algo con gran calado social. En el mejor de los casos se hablará de feminismo, se harán listas de escritoras, científicas, artistas; se pondrá en valor el papel de la mujer (así, en esencia) en la sociedad, la doble jornada o la discriminación salarial. En el peor, se potenciará la pura esencia femenina dejando de lado cualquier transfondo reivindicativo.
Mientras, muchas feministas piensan que “ojalá todos los días fueran 8 de marzo”. Sin embargo, es el momento de ser estratégicas y aprovechar la ventana de oportunidad para convocar un paro, denunciar los feminicidios, visibilizar las luchas feministas e intentar trascender la mera fecha.
Los restantes 364 días del año siguen marcados por las desigualdades o los asesinatos pero también por muchas mujeres que no han escrito libros necesariamente ni han descubierto nada célebre: agitadoras del cotidiano, de nuestro día a día con las que crecemos, hemos aprendido o luchamos y que, aunque no aparezcan en los libros (pensemos dónde estarían si fueran hombres blancos), sabemos con certeza que sin su manera de estar en el mundo, la vida de miles de mujeres no sería la misma. Hemos pedido a ocho feministas que escriban de otras ocho, a ver qué pasaba. Esto es lo que ha salido.
Mujeres que influyen
Por Justa Montero, activista feminista y social
Nombrar a mujeres, famosas o anónimas, forma parte de esa recuperación de una genealogía feminista, de la historia, personal o colectiva, que reclamamos desde el feminismo para romper con ese anonimato, ese manto de invisibilidad e individualidad que se extiende sobre las mujeres, mientras que sucede todo lo contrario entre los hombres. Así que, ¿cómo no poner nombre a una mujer importante en mi vida?
Rápidamente me vino a la cabeza un nombre…. y al poco rato otro y otro… La cosa se fue complicando y no resultaba fácil focalizarlo en una sola mujer. Confundida, lo dejé para otro momento y eso fue lo peor porque según le daba más vueltas, más rostros me aparecían.
Para tirar por la vía rápida pensé en una mujer del mundo cultural, una artista cuyas canciones me hubieran emocionado, inspirado, rescatado en momentos difíciles o acompañado en otros importantes. También cabía elegir una escritora, autora de una obra de esas que te marcan el pensamiento, que te dan claves para analizar y entender lo que sucede y ¡claro que salen muchos nombres de mujeres!
Desde Celia Amorós a Ángeles Rodríguez, Nerea Aresti y Miren Llona hay muchos mundos de conocimiento de los que he aprendido y sigo aprendiendo. Pero cuál elegir y por dónde empezar tampoco resulta fácil.
También podría haber recurrido a la familia, poblada de mujeres con las que he mantenido y mantengo fuertes vínculos.
Pero, en realidad, los rostros que me aparecían con más insistencia eran los de mujeres que han influido e influyen en mi vida por su compromiso individual y colectivo por cambiar este mundo repleto de injusticias. Y, muy particularmente, mujeres feministas, de todo pelaje, referentes en este camino compartido de pelea contra la podredumbre que genera este sistema, por otra vida y por otro mundo. Mujeres que me han hecho entender mejor la vida, situarme en ella y darle sentido.
Mujeres que, cuando era joven, iniciaron la andadura feminista rompiendo normas y sin concesiones se enfrentaron a lo que hoy llamamos capitalismo heteropatriarcal. Montse Cervera, Roser Rius, Lucía González, Empar Pineda o Llum Quiñonero, iniciarían esa lista como ejemplo de muchas otras que me influyeron en mi condición de activista feminista y social. Mujeres como las nicaragüenses Olga Mª Espinosa, Ana Criquiñón o la brasileña Tatau Goudinho que encabezarían otra lista de muchas otras.
Pero no hace falta haber muerto o tener más de 60 años para influir en ese devenir que es la vida, porque el camino sigue, y haciendo mi particular genealogía, encuentro nombres de mujeres jóvenes, de Feminismo Sol del 15M, Sua Fenoll y Haizea Miguela como ejemplo de muchas otras, o todas mis compañeras de la Asamblea Feminista con sus nombres y dos apellidos, y de la coordinadora de organizaciones feministas como Begoña Zabala y muchas otras. Se me vuelven a agolpar nombres.
También de mujeres de otros activismos y mujeres anónimas que protagonizan luchas y a las que otras como Teresa Rodríguez o Yayo Herrero les dan una potente voz. Todas ellas producen saber y fuerza, y a todas ellas, a las que he nombrado directa o indirectamente les debo una gratitud infinita.
Lo que yo a ti te quiero, Maite
Por Andrea Momoitio, periodista y coordinadora de Píkara Magazine
Eso no está escrito en ningún libro, por eso lo escribo aquí. En Bilbao, todas la conocemos como Maite Elorrio, pero se apellida Irazabal. No sé desde cuándo ni por qué su pueblo le sirve apodo, pero no vive allí desde que volvió de Inglaterra. Hace ya muchos años de aquello.
Si pones su nombre en Google no aparecen fotos suyas, pero sin él no podría entenderse el movimiento lesbofeminista de la ciudad. Es activista en la Asamblea de Mujeres de Bizkaia y forma parte de la Sare Lesbianista; sonríe con mucho entusiasmo a su gente y se pone seria cuando las circunstancias lo exigen. Ha leído todo lo que ha caído en sus manos sobre lesbianismo y resiste en la defensa de las identidades lésbicas más transgresoras y políticas en un momento en el que lo más habitual es cuestionar las etiquetas. Maite es bollera porque no podría ser otra cosa.
“Quiero hacer del lesbianismo mi forma de vida”, dice, para, entre otras cosas, ser consciente de lo interiorizado que tenemos el heteropatriarcado en el día a día. Para ella no es redundante, sino muy necesario, hacer evidente el prefijo hetero del patriarcado.
De ello escribían en Sorginak, una revista que editaban entre varios colectivos lésbicos de Euskal Herria entre 1986 y 1994. Luego, tras la desaparición de algunos grupos, las miembras del Colectivo de Lesbianas Feministas de Bilbo siguieron adelante solas con la publicación, hasta que desapareció definitivamente en 2000. Maite siempre cuenta con orgullo que, en su caso, lo lésbico precedía al feminismo. Toda una declaración de intenciones en un contexto de eclosión del activismo tras la dictadura. El grupo se disolvió en 2005.
Debatían sobre Wittig, Solanas o Rich y desgranaban los discursos lésbicos en un intento de demostrar que su condición de bolleras no respondía únicamente a una cuestión íntima sino que se trata también de una apuesta política por construir otro tipo de relaciones sexoafectivas. Esta manera de vivir lo lésbico les provocó encuentros y encontronazos con el incipiente feminismo y con el movimiento LGTB.
Unas porque no quería hablar de con quién follaban en las manifestaciones y otros porque no siempre estuvieron dispuestos a cuestionar sus privilegios como hombres. El Colectivo, sin embargo, sí que tenía muy buena relación con EGHAM, un grupo de “liberación gay en Euskal Herria” que abogaba por ello en un marco de izquierdas, feminista y anticapitalista. Compartían cervezas y debates en Txokolanda, un espacio del Casco Viejo bilbaíno, convertido ahora en el ya mítico gaztetxe 7katu.
Recuerda divertidas anécdotas de los años en los que el Colectivo estuvo más activo, como el día que la ciudad amaneció llena de pintadas con referencias lésbicas. El Ayuntamiento les atribuyó aquel grave delito sin pruebas. No han pagado la multa, claro. ¿Veinte años es suficiente para que prescriba? Lo que no parece tener fecha de caducidad es su entrega al activismo lesbofeminista, ni sus ganas de seguir aprendiendo. No alardea. Está demasiado ocupada compartiendo lo que sabe con quienes la queremos y admiramos.
Lourdes Benería
Por Astris Agenjo Calderón, feminista y economista extremeña, investigadora en la UPO
La economía es una disciplina profundamente androcéntrica. Las mujeres hemos estado históricamente invisibilizadas no solo como protagonistas de la vida económica, sino también como sujetos con voz e ideas propias. A este respecto, resulta fundamental recuperar la figura de importantes pensadoras como Jane Marcet (1769), Millicent G.Fawcett (1847), Rosa Luxemburg (1871) o Joan Robinson (1903), así como otras autoras contemporáneas cuyas aportaciones continúan escasamente reconocidas (no fue hasta 2009 cuando una mujer, Elinor Ostrom, obtuvo el erróneamente denominado Premio Nobel en Economía).
Asimismo es crucial visibilizar a aquellas economistas que tuvieron el valor de dar un paso adelante y emprendieron los primeros análisis feministas en este ámbito, sacando a la luz los sesgos de las teorías económicas ortodoxas y poniendo el foco en las desigualdades de género.
Una de estas pioneras es Lourdes Benería, economista catalana y referente teórico mundial en los análisis de la globalización, el desarrollo, los mercados de trabajo y las migraciones. He tenido el placer de conversar con ella sobre su trayectoria y su visión sobre la Economía Feminista (EF), y ojalá pueda impregnar este texto de su continuo entusiasmo y fortaleza.
Lourdes nació en el Vall de Boí, un pequeño pueblo del Pirineo (Lleida) en 1937, durante la Guerra Civil. Comenzó sus estudios de Economía en la Universidad de Barcelona, donde formó parte del primer grupo de licenciadas en 1961. Señala que en la carrera no tuvo ni una sola profesora y que solo eran 3 alumnas de un total de 70 (actualmente representamos el 39% del alumnado en Economía).
Obtuvo varias becas para continuar sus estudios en Inglaterra y en Estados Unidos, donde finalizó el doctorado en 1975 (con pausa para tener a sus dos hijos), y donde fue forjando su inquietud feminista en pleno auge de la Segunda Ola.
Trabajó en la Organización Internacional del Trabajo (1977-79) y se fue especializando en los campos de la economía internacional, el desarrollo y la reproducción social, consolidando su crítica feminista a la teoría ortodoxa y a la figura del homo economicus, y denunciando férreamente los efectos de las Políticas de Ajuste Estructural sobre la vida y el trabajo de las mujeres. Entre 1987-2009 fue profesora en la Universidad de Cornell (Nueva York), llevando a cabo una prolífica actividad investigadora, y donde actualmente es Catedrática emérita.
Ya de vuelta a su tierra, continúa escribiendo e inspirando a las que nos acercamos a su obra, aunque señala que no le gusta demasiado la etiqueta de economista feminista: “Soy economista y también feminista”, matiza. La pregunta sobre el término es casi obligatoria, ya que ella ha sido una de las protagonistas de su expansión desde los años 90, sobre todo tras la creación de la International Association for Feminist Economics (de la cual fue presidenta en 2003).
En cuanto a la evolución de la EF como rama de pensamiento, considera que los estudios recientes se han centrado mayoritariamente en los cuidados, prestando menos atención a otras cuestiones macro-estructurales urgentes como el cruce con la ecología, los conflictos emergentes provocados por la globalización neoliberal, la financiarización o el austericidio (cuyos impactos sobre el bien común son conceptualizados por Benería como crimen de lesa humanidad).
En suma, Benería es una de las referentes feministas a las que acudir para analizar las contradicciones del capitalismo en su etapa actual, y para pensar en otra economía posible basada en criterios de justicia y equidad.
Las jornadas feministas, esos lugares en los que perdernos y reencontrarnos
Por Miren Llona, historiadora y feminista.
Me han pedido que hable sobre personas feministas de referencia y aunque normalmente eso significa rescatar mujeres de generaciones anteriores que nos han dejado huella por su calidad intelectual o por su activismo ejemplar, incluso por el atractivo de su forma de vida, voy a empezar destacando la importancia de los referentes horizontales, de las mujeres con las que hacemos camino al andar, como decía el poeta.
La experiencia feminista del mundo es muy amplia y no se limita solo al activismo, se extiende por todos los espacios en los que vivimos. En todos ellos necesitamos la fuerza de la amistad, de los vínculos de fraternidad entre compañeras feministas sin los cuales no sería posible hacer del mundo un lugar más habitable para nosotras primero y, cómo no, también para los demás.
Muchas veces hemos señalado los encuentros feministas como acontecimientos emocionales que han marcado nuestras vidas de una forma definitiva. En mi caso, como en el de muchas otras mujeres que éramos jóvenes en el momento de la ruptura de la transición, jornadas feministas como las que se celebraron en Madrid (1975), en Barcelona (1976), en Euskadi (1976) o en Granada (1979) fueron el origen de vínculos feministas inquebrantables que han perdurado en el tiempo y que nos han ayudado a ser y estar en el mundo como hemos decidido hacerlo.
La magia que se respiraba en ellos y que contribuía a estrechar lazos se alimentaba tanto de la euforia de ser muchas mujeres rebelándose a la vez contra la opresión patriarcal, como de la infinita sensación de libertad que daba descubrir tantas formas no convencionales de ser mujer.
Fue muy importante encontrar otras mujeres con las que identificarse en la rareza que representábamos en nuestros barrios, pueblos y familias como mujeres algo anómalas que no acatábamos las normas. La impresión causada por el mutuo reconocimiento de nuestras singularidades resultó inolvidablemente grata, confortable y todavía duradera.
Las jornadas también influyeron en nuestro espíritu crítico. La experiencia de los fuertes debates que realizábamos entre feministas nos hizo ver que no había una sola forma de entender y de vivir el feminismo. Incluso, la lección que aprendimos de aquellos encuentros es que era preferible la ruptura y la disidencia a aceptar la uniformidad ideológica para garantizar la unidad del feminismo.
Lo que asimilamos en aquellos años, y creo que fue una experiencia colectiva, es que la libertad de pensamiento y la diversidad de corrientes feministas era una cualidad del movimiento y que donde había que buscar la unión era en la práctica política de las luchas feministas concretas.
Además de todo esto, las jornadas han sido siempre un pretexto para la fiesta y la diversión. Las recuerdo como una gran feria en la que era posible descubrir de todo: librerías de mujeres, esos espacios maravillosos donde encontrábamos los libros inaccesibles que no estaban en ninguna otra parte; carteles y posters de mujeres de las que solo conocíamos el nombre; comics, pegatinas, camisetas con los símbolos feministas y el color lila impregnándolo todo.
Allí empezamos a compartir una iconografía feminista: Simone de Beauvoir y la fascinación por las relaciones abiertas; Virginia Woolf y su Orlando que nos animaba a transitar por el sexo y el género; las cejas de Frida Kalho que eran un desafío a la belleza femenina convencional; la rotundidad de los cuerpos de Tamara de Lempicka… Son solo detalles de unos símbolos que tuvimos la oportunidad de estrenar en grupo en jornadas feministas y que nos ayudaron a ganar poder y a saber cómo romper moldes siendo mujer.
Nanina Santos: la alegría de ser feminista
Por Zelia García, periodista y activista del movimiento feminista.
La primera vez que estuve con ella fue en un debate, en un bar, un tema polémico y una red de mujeres, belicosas y enérgicas, de distintas edades, que tampoco conocía. Me sorprendió la capacidad que tenían sus palabras para remover lo que pensaba, abrir nuevos temas, y su obsesión por que nadie hablara en nombre de otras, subvertir órdenes y acuchillar lo políticamente correcto desde un feminismo plural y diverso.
Nanina Santos Castroviejo nació en Notaría (Padrenda) el 7 de enero de 1951, en una aldea en la raia entre Galiza y Portugal. Marcada por esta propia geografía, vivió siempre cruzando límites y fronteras en la vida y en el pensamiento, pagando peajes por la libertad peleada y deseada en todo momento.
Comienza su militancia política en la facultad de Historia, en Compostela, en la clandestinidad, en un Comité exclusivamente de mujeres, a las que llamaban “as chinas”. En 1970 entra a militar en la Federación de Comunistas, que se fusionaría con el Movimiento Comunista.
Entraba sola en bares de hombres, realizaba actividades clandestinas de riesgo, hablaba y peleaba en asambleas, y fue la primera representante femenina en el Comité nacional de esta organización, y la responsable de la estructura de mujeres en el MCG, trabajando el feminismo dentro, para perder el miedo, reflexionar sobre trabajo doméstico, luchar contra las expresiones del machismo, y en definitiva, empoderar a las mujeres.
No sé vivir lejos de la manada
Por Jamileth Chavarría, bruja migrante
En un mundo de hombres, ser mujer es un acto de resistencia y constante transgresión. Nos matan y controlan, solo porque somos mujeres y si nos quejamos somos “malas, putas, locas, brujas,…”.
Tuve la suerte, y me considero una privilegiada, de haber tenido una mamá rebelde. Se llamaba Carmen Mendieta, tenía 36 años cuando la asesinó la contra, en 1987, y siete hijos, de los que soy la mayor.
Solo tenía 15 años cuando dejé de verla. Mi vida cambió y me hice dura, y segura de seguir la lucha por los derechos humanos de las mujeres. Recuerdo el 8 de marzo del año que la mataron, hicimos una pancarta que decía “Sin la reivindicación de la mujer, no hay Revolución”.
Ahí algo me hizo clic, dentro de esos procesos las cosas no son fáciles para las mujeres. El tiempo me dio la razón. Cuando terminó la guerra, las mujeres dejamos de ser importantes y mi madre no pudo tener la suerte de ver en lo que se convirtió. No sé si, por consuelo, prefiero que haya vivido esos años intensos de lucha y no vivir la decepción ahora.
Mi primer aprendizaje fue el tener una madre transgresora que me enseñó a crecer dentro de su manada. Aprendí en su taller re-evolucionario, dentro de una la Revolución Popular Sandinista en Nicaragua. Ella era la que organizaba AMNLAE (Asociación de Mujeres Nicaraguenses Luisa Amanda Espinoza) en Bocana de Paiwas, en el interior de Nicaragua.
Si la revolución no es feminista, está claro que no es para nosotras. Al acabar la revolución regresaron los hombres y se ocuparon de los cargos de poder, nosotras regresamos a las tareas domésticas.
Muchas mujeres como las del Movimiento Autónomo de Mujeres y otras feministas nicas, se separaron del proyecto revolucionario. Ya no era nuestro proyecto, ya no bailábamos su ritmo. El panorama actual está muy lejos de lo que fue. Aborto penalizado en todas sus causas y casas maternas llenas de niñas embarazadas. La agenda de las mujeres dentro de la izquierda no puede seguir posponiéndose, también tienen una deuda histórica con nosotras.
En 1992, cuando era profesora de primaria, acompañé a las mujeres de la Casa de la Mujer en la celebración del 8 de marzo. Y en noviembre del mismo año me quedé trabajando con ella, ya no sé vivir lejos de la manada. Me acompañe de ellas 20 años y luego salté el charco.
Donde vaya una defensora de derechos humanos de las mujeres, siempre encontrará muchas razones para seguir la lucha. Hace cinco años crucé el charco y organicé con otras compañeras las Brujas Migrantes (Grupo de mujeres en Madrid) con Alicia Pacas, Virginia Echeverry, Ana Moreira, Merche Rodrigues, Delia Pacas, Gilma Martinez, Karen Urquía. Somos saltarinas, sin territorios ni fronteras. Hablamos de muchos temas y recuperamos lo prohibido. Lo importante de este espacio de brujas es que somos mujeres abundantemente curiosas y diversas.
Josefina Piquet, “la niña del 36”
Por Montserat Cervera, activista feminista en Ca La Dona (Barcelona)
A Josefina Piquet, (1934-2013) la llamaban “la niña del 36” porque era la más joven de la Asociación de Mujeres del 36 que se creó en Barcelona en 1997. Todas mayores de 80 años excepto ella con 63.
Fue mi encuentro físico real con mujeres supervivientes de la guerra civil, activistas republicanas, exiliadas, encarceladas, milicianas militantes de diversos partidos políticos: POUM; CNT; Esquerra Republicana, PCE…
Algunas muy conocidas y queridas, por ejemplo Manola Rodriguez con la que compartí activismo feminista y fue una gran amiga y mentora. Pero me marcó Josefina: hija de anarquistas, exiliada a los cuatro años a Francia huyendo de los escombros donde una bomba había sepultado su casa. Cómo nos transmitió cómo pudo romper el silencio de tantos años y convertirlo en acción de esperanza para un futuro mejor. Su silencio convertido en palabras, como cuenta su libro, es el testimonio de sus vidas para las generaciones futuras.
En 2006, en las Jornadas Feministas de Barcelona les rendimos homenaje, reconociendo de dónde veníamos, rompiendo también nosotras el silencio de una genealogía que se nos había escondido durante el franquismo y del que todas éramos deudoras.
Sus palabras de esperanza, dignidad, resistencia y ánimo para seguir soñando un mundo mejor nos comprometieron con todas las mujeres feministas y activistas exiliadas de los campos de concentración, de las cárceles…, que habían sido nuestras madres, abuelas reales o simbólicas. Nuestro linaje estaba también en ellas y en sus vidas concretas: era el lazo de unión imprescindible con nuestras acciones con nuestra libertad.
Josefina Piquet pudo encontrar su voz cuando escuchó a algunas de las mujeres del 36 y se reconoció en ellas. Nos habló de su exilio de niña en un pueblo de Francia, con frío y hambre, despreciada como española de mierda, pero siempre con la mirada puesta en la esperanza, que dibujaba mirando cómo cada año llegaban las golondrinas.
Poder contar y entender su propio trauma como el de una generación que no quería ser perdida, utilizar su memoria como parte de la memoria histórica de un pueblo, de unas gentes que seguían queriendo cambiar el mundo. Y su generosidad de amor a la relación, de poner en práctica lo que las feministas tenemos como algo importante de nuestra política.
Josefina se dedicó de lleno a tejer lazos, recomponer hilos entre todas las mujeres del 36 con tantas diferencias y desencuentros en el pasado, sectarismos y heridas.
Ella me enseñó la importancia del cuidado entre nosotras, de cultivar las relaciones, de estar al tanto de la vida de cada una y de romper silencios siempre, del valor de la palabra de las mujeres.
Y dedicó la última parte de su vida a viajar a todos los pueblos donde la llamaban, a todos los institutos para hablar a las jóvenes de la memoria histórica para que no volvieran las guerras, a ser dignas y honestas y a poner la vida de las personas por encima de todo, con sencillez, con franqueza, con amor infinito. Gracias, amiga. Tu enseñanza siempre formará parte de mi vida.
Cuatro feministas que me han marcado
Por Juana Ramos, trabajadora social, activista trans y feminista.
A la hora de pensar en mujeres feministas que me han marcado, no he tenido que buscar en personas lejanas, de otras latitudes. Tan solo ha sido preciso mirar a mi alrededor y tirar del hilo.
Entre las muchas feministas que han marcado mi vida me quiero referir a cuatro que lo han hecho de una manera muy especial. Todas ellas lucharon contra el franquismo a través del Movimiento Democrático de Mujeres (MDM), entre los años 60 y 80.
En algunas ocasiones, mi madre me había contado que, de joven, había participado en una organización feminista desde la que, entre otras acciones, iban a los mercados a tirar octavillas para compartir con las mujeres una conciencia feminista, en los espacios en que éstas eran accesibles.
Un buen día le pregunté sobre aquel movimiento y le dije que quería conocer a quienes habían sido sus compañeras. De esta manera, la madeja comenzó a desbrozarse y una historia que apenas conocía pasó a convertirse en una importante referencia feminista para mi activismo y mi vida.
El MDM se creó en 1965. Hacía pocos años que había dejado de ser legal que los maridos pudieran quitar la vida a sus mujeres adúlteras, según el “privilegio de la venganza de sangre”, incluido en el Código Penal español hasta 1963.
La figura del marido como “cabeza de familia” y la “licencia marital”, que necesitaban las mujeres para poder viajar al extranjero, pedir un crédito, abrir una cuenta en el banco y otras acciones, no desaparecieron hasta 1975.
El feminismo que practicaban estas mujeres consistía en participar en las asociaciones de “amas de casa” y en las asociaciones vecinales, visitar a las mujeres en sus casas, tirar octavillas en los mercados o en los semáforos, en acciones que denominaban “los saltos”; una suerte de feminismo comunitario que quería acceder a las mujeres que en aquella época permanecían gran parte del tiempo confinadas en sus casas, bajo la dictadura franquista.
Poco a poco fui conociendo a las compañeras de mi madre, y entre todas me contaron cómo se organizaban, cuáles eran sus principios y de qué forma se articuló, evolucionó y, finalmente, disolvió su organización. Juntas realizamos encuentros y actividades para recuperar la memoria histórica de su pionera lucha feminista. Aprovechando mi participación el el colectivo Las Raras, de investigación y experimentación sobre diversidades, pensé que la cámara con la que grabábamos nuestras acciones me podría servir también para grabar a las mujeres del MDM.
Muchas de aquellas mujeres han continuado participando en diversos movimientos políticos y sociales.
Charo, por ejemplo, actualmente está participando en Yayoflautas, colectivo de personas mayores creado en el contexto del 15M. Emilia participa en la Plataforma 7N, y recientemente está impulsando un proyecto llamado Resetea, de sensibilización contra las violencias machistas orientado a adolescentes. Merche se mantuvo en el grupo del MDM de Madrid hasta su disolución a mediados de los 80 y luego participó en la Federación de Mujeres Flora Tristán y en la Fundación CIFFE (Centro de Investigación y Formación Feminista), que se extendió hasta mediados los 2000.
Me impresiona la valentía con la que estas cuatro mujeres lidiaban contra un sistema tan fuertemente hostil, como era la dictadura franquista.
Podría seguir compartiendo muchas anécdotas y características de aquel movimiento, pero nadie mejor que ellas para contar su historia, grabada en diversos vídeos como el siguiente:
19:59
💬 Ciudadaners, por Entrialgo
Fernando dio un alarido que resonó por toda la Plaza de Armas de Cuzco aquel 18 de mayo de 1781. Con tan sólo diez años, la crueldad no era nueva para él. Era moneda común para la población indígena del Virreinato del Perú y, además, había vivido de cerca los combates de los últimos meses. Por otro lado, ya con tan corta edad tenía la intención de mantener la entereza que siempre había observado en sus padres y quería que ellos murieran con el convencimiento de que tenían un hijo a su altura.
Había soportado con rabia las primeras ejecuciones, aunque tuvo que cerrar los ojos durante unos segundos cuando el verdugo cortó la lengua a su tío abuelo Francisco y a su hermano Hipólito, antes de ser ahorcados junto a otros de los líderes rebeldes. Sin embargo, ya no pudo controlar las lágrimas durante el tormento de su madre Micaela. El sufrimiento de la mujer que le trajo al mundo debió ser insoportable. Su destino era el garrote, pero su cuello era demasiado delgado para el instrumento de tortura y, al no ahogarse completamente, varias personas lo intentaron con varios lazos mientras otros pateaban su cuerpo.
Su grito le salió del alma en el culmen del macabro día. Su padre, José Gabriel, había sido condenado a morir desmembrado, pero no funcionó. Los cuatro caballos atados a cada una de sus extremidades no consiguieron romper su cuerpo, y se optó entonces por cortarle la cabeza y desmembrar su cadáver posteriormente.
Cacique en rebeldía
José Gabriel Condorcanqui, nombrado Túpac Amaru II por ser descendiente del último inca, que también acabó ejecutado por los españoles, había llegado a poner en peligro la dominación europea en Perú durante siete meses. Cacique de Pampamarca, Tungasuca y Surimaná, y dedicado al transporte de mercancías, Túpac era consciente del devastador efecto causado por la crisis económica y las reformas borbónicas. Denunció ante la Audiencia de Lima los sistemas de trabajos forzados, especialmente en las minas, y los altos impuestos. Su petición cayó en saco roto ante un organismo controlado por los intereses mineros y el cacique se convenció de que la vía debía ser otra. En consecuencia, sus seguidores empezaron a hacer acopio de armas.El levantamiento estalló con ocasión de la excomunión del corregidor de Tinta, Antonio de Arriaga, por el obispo criollo Moscoso. El 4 de noviembre de 1780, Túpac Amaru le mandó detener y, tras un juicio, el mandatario colonial fue ejecutado. Así, Túpac empezó a reclamar la soberanía y decretó, por primera vez en América, el fin de la esclavitud negra (no en vano, el padre de su mujer era africano). Así mismo, ordenó que nadie pagara ni obedeciera “en cosa alguna a los ministros europeos intrusos”.
Las tropas rebeldes lograron una sonada victoria en la batalla de Sangarará frente a las tropas realistas el 18 de noviembre, tras lo cual su apoyo aumentó de forma espectacular. Los dirigentes de la rebelión apelaban a la unión entre “indios”, mestizos (de sangre indígena y europea, como el propio líder) y criollos (hijos de españoles pero nacidos en América, normalmente con mejores medios y conexiones), y su mensaje emancipador, además de hacer constantes referencias a la situación precolonial, estaba fuertemente impregnado con la religión cristiana.
Los rebeldes parecían imparables, como señaló en sus memorias Manuel Godoy, estrecho colaborador del rey Carlos IV: “Nadie ignora cuánto se halló cerca de ser perdido, por los años de 1780 y 1781, todo el Virreinato del Perú y una parte del de la Plata, cuando alzó el estandarte de la insurrección el famoso Condorcanqui, más conocido por el nombre de Túpac Amaru”. Sin embargo, éste decidió no hacer caso del consejo de Bastidas y no marchó sobre Cuzco a tiempo, según diversas fuentes para evitar un baño de sangre entre los soldados enemigos, que él consideraba “hermanos”. Así, los colonizadores se pudieron recuperar y formaron un Ejército de 17.000 hombres que derrotó la rebelión, entre cuyas filas más de mil personas fueron pasadas a cuchillo.
Ese 18 de mayo en la Plaza de Armas, el Reino de España mandaba un mensaje nítido y claro, igual que el que José Gabriel había dado, ya capturado, al visitador Areche cuando éste le interrogó sobre sus cómplices: “Aquí no hay más cómplices que tú y yo. Tú por opresor, y yo por libertador, merecemos la muerte”.
20:01
El PCE denuncia que un hombre ha votado con una bandera franquista
El Partido Comunista ha denunciado en las redes sociales que, mientras un hombre ha votado con la bandera franquista, a un apoderado de Unidas Podemos le han hecho quitarse la sudadera en la que se leía la frase "acción antifascista" por una denuncia de Vox.
20:02
Sondeos
La banda tocaba música popular desde el kiosko de la Plaza Nueva de Vitoria-Gasteiz, haciendo las delicias de cientos de vitorianos y vitorianas. Eran las 21.30 del viernes 18 de junio de 1915, y aunque el trabajo era duro, el salario bajo y los precios altos, en España la gente humilde podía disfrutar durante el fin de semana de unos momentos de asueto vedados en ese momento a los demás jóvenes europeos, que morían por miles en las trincheras de la I Guerra Mundial. Sin embargo, la diversión dio paso a un motín de consecuencias positivas para la población local. Entre los bailes y las risas, se abrió paso un hombre con un cartel entre las manos. Éste rezaba: “¡Abajo el pan!”.
En efecto, la guerra europea no trajo sangre, pero sí fluctuación de precios, incluido el del pan, pieza básica de la dieta obrera. El malestar generalizado, expresado por las organizaciones obreras y la oposición republicana, indujo a las autoridades a tomar cartas en el asunto. Sin embargo, tanto a nivel local como nacional, los intentos de frenar el alza fueron un fracaso.
Cuando la Junta Provincial de Subsistencias y el Gobierno civil fijaron precios de tasa en los primeros días de mayo de 1915, los productores de cereal dieron rienda suelta a la especulación, acaparando el producto. En consecuencia, las panificadoras insistieron para elevar el precio. El alcalde, de inclinación carlista y vinculado a las fuerzas vivas rurales (entre ellas los propietarios agrícolas), se negó en un primer momento a incautar trigo al precio fijado, pero finalmente se vio obligado a dar su brazo a torcer y estableció la incautación. El problema parecía solucionado.
Viernes de revuelta
No obstante, la calma no duró. Ese mismo viernes, la otana (hogaza redonda típica de Álava) había subido cinco céntimos, volviendo a crispar los ánimos en esta ciudad que por aquel entonces sólo contaba con 35.000 habitantes.Si el hombre del cartel pretendía desencadenar una solución, no le pudo salir mejor. Según relata Antonio Rivera en La ciudad levítica. Vitoria, 1876-1936, la Policía Municipal le abordó tratando de romper su pancarta, y logrando justamente lo contrario. Los presentes respondieron con silbidos, y un grupo de 40 personas se dirigió a la Panificadora Vitoriana. Al ser rechazados por la Guardia Civil, regresaron a la Plaza Nueva, donde volvieron a enarbolar el cartel.
Galo Díez, un conocido sindicalista local que en los años venideros desarrollaría el sindicalismo revolucionario tanto en Álava como en Guipúzcoa, aprovechó el momento. Subió al kiosko, la banda dejó de tocar y las luces se apagaron. Díez animó a protestar hasta que bajara el precio, culpando a los especuladores por lucrarse con las penurias de los trabajadores y a los políticos por ignorar un problema que no les afectaba personalmente.
Parece que Díez, con su aspecto duro y su voz grave, fue convincente: una enorme masa de gente se dedicó durante las dos horas siguientes a apedrear panaderías, romper la maquinaria de las fábricas panaderas y cubrir las calles vitorianas con su harina. La improvisada manifestación fue disuelta por guardias civiles a pie y a caballo, que detuvieron a varias personas. Galo Díez sería considerado el instigador de la revuelta y fue detenido y encarcelado una semana después, algo que para él ya era costumbre a sus 31 años de edad.
Ahora bien, el motín cumplió su función: días más tarde, el pan volvió a su precio original sin explicación oficial alguna. Una década después, el reputado sindicalista Manuel Buenacasa exponía en su obra El movimiento obrero español la que para él era la moraleja de aquella noche especial en Gasteiz: “La acción directa de las masas consigue más en unas horas que los discursos de los políticos en muchos años”.
20:05
País Vasco: vuelve el PP
El rey Alfonso XIII y el presidente del Gobierno, Antonio Maura, andan preocupados este 18 de julio de 1909. El embarque de un batallón en el vapor militar Cataluña en el puerto de Barcelona no ha resultado tan pomposo y patriótico como seguramente esperaban. El ataque de la guerrilla rifeña, nueve días antes, contra la construcción del ferrocarril a pocos kilómetros de Melilla, fue una oportunidad de oro para una maniobra clásica del poder: la unión interna contra el enemigo externo.
No hay mal que por bien no venga, pero el ataque guerrillero, causante de la muerte de cuatro trabajadores, era previsible. Las cabilas (tribus) del norte de África habían depuesto poco antes a su sultán precisamente por permitir a los invasores explotar sus riquezas, y habían advertido de represalias. Pero la monarquía española no estaba para reparar en detalles. Las empresas mineras francoespañolas con concesiones en la zona chantajearon con reclamar ayuda al Ejército francés, y Alfonso XIII no quería arriesgar su trozo de África sólo nueve años después de la pérdida de Cuba y el resto de colonias de ultramar.
Sin embargo, la propaganda bélica tiene escaso éxito para un régimen en crisis como el español. El decreto del día 10 multiplica las críticas. La orden de movilización incluye a los cupos de reserva de 1903 y 1907. Pero no todos deben ir a jugarse la vida. Se acepta que pagues a otra persona para que te sustituya, y también puedes abonar un canon de 6.000 reales para librarte. Una cantidad inalcanzable para cualquier trabajador. Sólo los pobres son obligados a combatir.
Barcelona queda paralizada entre la huelga y la declaración de estado de guerra, con amenazas militares de disparar a cualquier persona que circule por la calleAunque en lugares como Cádiz o Málaga se vive el fervor imperial en la despedida de las tropas, hay problemas en Madrid, Zaragoza o Tudela. Es lo que ocurre con mayor intensidad en Barcelona este 18 de julio. Hay soldados que tiran al agua los escapularios que les han dado unas mujeres aristócratas, y en vez de fervor militar, la multitud en el muelle muestra otra actitud. Los gritos son: “¡O todos o ninguno!”, “¡Que vayan los ricos!”, “¡Abajo la guerra!”. La cosa acaba en disparos al aire y detenciones.
Guerra a la guerra
A la maniobra bélica le ha salido el tiro por la culata. A las cabilas rifeñas se ha sumado un nuevo frente para el régimen, que no es otro que la clase obrera barcelonesa, reorganizada en Solidaridad Obrera. Esta organización, con 15.000 afiliados, ha nacido como intento de levantar a los sindicatos de oficios barceloneses tras la debacle de la huelga de 1902, y en su seno conviven todas las tendencias políticas de la izquierda obrera (socialdemócratas, revolucionarios, republicanos, cooperativistas).El comité de huelga de Solidaridad Obrera se reúne clandestinamente tras la prohibición de reunirse dictada por el gobernador civil. La disyuntiva es sumarse a la convocatoria de huelga española de la UGT para el 2 de agosto (que nunca llegará a celebrarse y que respetaba los plazos impuestos por la reciente Ley de Huelga) o aprovechar el momento. Pese a que Antoni Fabra i Ribas, su máximo representante y miembro del PSOE, defendía postergarla, la decisión fue una convocatoria propia para el 26 de julio. Solidaridad Obrera no asumía públicamente la convocatoria para intentar, sin éxito, evitar posteriores problemas a las entidades que agrupaba.
La provincia entra en rebelión general. Barcelona queda totalmente paralizada entre la propia huelga y la declaración de estado de guerra, con amenazas militares de disparar a cualquier persona que circule por la calle o se asome a un balcón. No hay tranvía, ni luz, ni gas, ni prensa, ni transporte o comunicación alguna con el exterior. Entre 20.000 y 30.000 rebeldes plagan la ciudad de barricadas, pero la rebelión abarca otras localidades como Granollers, Sabadell o Mataró, donde se proclama la República. Esa línea intentará seguir el Comité de Huelga. Fabra i Ribas dedica toda la semana a intentar buscar entre los partidos lerrouxistas, nacionalistas y republicanos a alguien con el suficiente prestigio como para asumir la revuelta y encauzarla hacia un resultado satisfactorio. Todos se negarán.
El día 1 de agosto, gracias a la intervención de unas tropas militares convencidas por sus jefes de que se trata de un movimiento separatista, vuelve el orden impuesto desde arriba. El balance es de 117 muertos, casi la mitad de los edificios religiosos quemados y cinco cabezas de turco que serán ejecutados. Cuatro de ello son: un nacionalista republicano, un republicano lerrouxista, un guardia de seguridad que se sumó a la rebelión y un discapacitado que bailó con el cadáver de una monja (debido al anticlericalismo imperante, la profanación de tumbas de religiosos solía darse en los momentos de desgobierno). El quinto, Francisco Ferrer Guardia, pedagogo anarquista, castigado como “instigador” aunque no participó en los hechos. Su proceso generará una nueva grave crisis internacional para el régimen.
El Gobierno de Maura caerá poco después, y se instaurará el servicio militar obligatorio, para todos por igual al margen de la capacidad económica. Los meses siguientes serán difíciles para Solidaridad Obrera, con sus cuadros exiliados o encarcelados y la pérdida de dos terceras partes de su afiliación, pero ya en 1910 resurgirá con más fuerza y con un proyecto en todo el país. Enfrente tendrá a una burguesía y una monarquía cada vez más conscientes de que la clase trabajadora ya no es la misma de antes. Es la lección de la “Semana Trágica”, para unos, o “Gloriosa”, para otros, esos siete días en los que una ciudad declaró la guerra a la guerra.
20:05
La CUP entra en el Congreso con tres o cuatro diputadas
Regina José Galindo es una artista visual especializada en performance art. Su trabajo explora las implicaciones éticas universales de las injusticias sociales, relacionadas con discriminaciones raciales, de género y otros abusos implicados en las desiguales relaciones de poder que funcionan en nuestras sociedades desde una crudeza de lo real subrayando la hipocresía del primer mundo.
En su obra, el cuerpo es llevado a situaciones extremas desde una concepción que va de la poesía a la acción. Su obra más famosa es La Verdad, en la que relata el horror de una historia que nunca había sido contada sobre la violencia, la crueldad y guerra de su país, Guatemala.
Sin embargo, esa verdad es poco a poco silencia por un especialista que le inyecta anestesia en su boca. Según Regina José Galindo, esa alienación y falta de empatía rigen nuestro mundo. Nos hacemos sordos, ciegos y mudos ante situaciones de injusticia porque estamos muy cómodos viviendo con los ojos, los oídos y la boca cerrados.
Podemos hacer un mapa topológico en el que se refleje la performance de Regina José Galindo, no como catarsis sino como catálisis, como algo transformador de lo que ya está en un nivel micropolítico. Existe un pathos y una corporalidad en movimiento ligada a la tensión y la intriga de los actos en la performance de Regina José Galindo que viene a presentar a La Casa Encendida: Presencia, una secuencia de trece acciones con los vestidos de mujeres asesinadas en Guatemala (¿qué va a suceder? ¿Qué está sucediendo? ¿Dónde ha empezado? ¿Cómo va a acabar todo eso?) una serie de preguntas sin respuesta, donde se da la tensión de la levedad del ser a través de líneas de fuga que nos transforma en algo o en alguien que no estaba desde el principio, donde solo existen desbordamientos psíquicos de sentido y el azar se intensifica y se hace dueño de todo el espacio.
La artista se transforma en todo aquello que hace, desestabilizando los sistemas simbólicos y formales del arte tradicional. Así podemos decir que el performance es una investigación de las formas de atención y significa desacostumbrarse y ver el desencanto del mundo para contemplar cómo el arte pertenece a la vida, pero no en un sentido romántico, sino real; es en el corazón de la más completa soledad donde se puede contemplar una unidad y estar juntos. Eso sucede en el performance.
En Historia de la performance en 20 minutos a través de 10 movimientos que señalaron los expertos del Coloquio de Arte-Acción en el Museo Nacional de Arte Reina Sofía de Madrid para definir el performance dijeron que la performance era: aparecer, recibir, retener, escapar, desear, fallar, llorar, morder, vaciar y desaparecer. ¿No es este un gesto de humildad absoluta donde ya no existen los grandes genios ni los espíritus dominantes de una época? Regina José Galindo no hace sino cumplir con lo que Deleuze dice que es el arte: "Vibrar la sensación, acoplar la sensación, abrir o hendir, vaciar la sensación".
Luis Feito me dijo un día en su casa que él pintaba para que le amaran y que no podía vivir sin pintar, que era una necesidad. ¿Por qué el performance y no otra cosa? ¿Por qué el performance y no la nada?
Yo no tengo ninguna habilidad y no vengo de la academia. La única herramienta que tengo es la palabra. Como a mí me interesa el campo de la expresión, ésa es la herramienta que poseo y mi primer acercamiento a estos medios fue a través de amigas formadas en Diseño y en Historia del Arte, porque no tenía acceso a información artística.
No es que pensara que la palabra no fuera suficiente, pero en mi caso, tenía demasiada energía y rabia contenida. Esa rabia sólo la sacaba a través del oficio de la palabra, pero había una energía que seguía haciéndome ruido.
Paralelamente tengo la historia de que he trabajado como modelo de fotografía para algunos hombres que objetualizan el cuerpo de la mujer. No me gustó nada, pero este ejercicio tan terrible me sirvió como detonador de algo, ya que vi la potencialidad de mi cuerpo. Cuando descubro y conozco el medio, me doy cuenta de que es un lugar en el que me siento cómoda, puedo decir algo y decido trabajar.
La frase de Luis Feito me causa cierta empatía, pero no la comparto. Siento empatía porque siento que todo artista –no importa el campo– es un ser hipersensible que tiene un conflicto con su ego y que está durante toda su vida trabajando con esas dudas y cuestiones esquizofrénicas de "no sé quién soy ni qué hago ni para qué lo hago".
En el caso personal, no creo que sea una razón suficientemente fuerte y sustentable querer el reconocimiento del otro. Todo artista tiene una responsabilidad consigo mismo y con la complacencia, porque tiene una responsabilidad que va más allá, porque eres un ser consciente y, como consciente, no es suficiente el hecho de recibir un beneficio propio, porque si no, el beneficio de tu obra es muy poco.

Yo no creo que sea así mi arte. Me parece raro. Sólo son adjetivos que han hecho sobre el arte algunas personas que en cierta medida tienen razón, pero desde luego el arte no es eso. Pero tampoco tiene una funcionalidad de imponer y poder hacer cambios radicales.
¿En qué momento se le coloca al arte la funcionalidad de que va a cambiar el mundo? ¡El arte no tiene esa capacidad utópica de generar esos cambios! Si de verdad quieres hacer cambios radicales, sé abogado o activista, pero no te quedes en el campo de la abstracción porque ahí no vas a poder generar esos cambios si es de verdad lo que vos querés en la vida.
El artista es un ser hipersensible que tiene la capacidad de poner sobre la mesa una serie de preguntas y poder abrir las discusiones desde muchas perspectivas. Un artista no es un ser genial que tenga ninguna verdad sobre el brazo. ¿Quién te dice que tiene la verdad? Es solo un ser humano con muchas problemáticas abiertas. Primero tiene que resolver sus pinches problemas y después ya vendrá lo demás.
¿En qué momento se le coloca al arte la funcionalidad de que va a cambiar el mundo? ¡El arte no tiene esa capacidad utópica de generar esos cambios!
No demos al artista una responsabilidad que no va a ser capaz de llevar sobre los hombros, un artista no puede cambiar las reglas del juego. Un artista puede hacer un aporte, pero siempre un aporte limitado. Que tu trabajo se dedique a decorar es solamente un sistema económico de arte. Que un trabajo se comercialice es otra cuestión. Y eso del artista político, ¿quién le puso la etiqueta de "artista político"? Pues se la puso el sistema.
Un artista es un pinche ser humano que hace su aporte como ser consciente y político. Y ser consciente y político es algo que se hace y hacemos todos en el día a día: en la forma que tú educas a tu hijo, que te relacionas con tu compañero… Todos tus proyectos y tus actos reflejan ética y política de vida que además se ve reflejada en el trabajo. No adjudiquemos etiquetas porque, si lo hiciéramos, estaríamos aprovechando unas modas. Nadie es un artista político. Solo somos seres conscientes.
Se suele decir que un pintor hace visible lo invisible, un músico sonoro lo insonoro. ¿Qué haces tú con tu performance? ¿Qué quieres mostrar?
El campo del performance también puede hacer visible lo invisible y sonoro lo insonoro. Tiene las mismas capacidades pero una cosa más, cuando trabajas con el cuerpo, estás trabajando con la energía. Eso es una verdad absoluta. A nosotros, como individuos, nos cuesta entender que el cuerpo tenga energía. No entendemos de qué estamos hechos. Va más allá del cuerpo físico, emocional o mental.
Entonces, existe en mí la posibilidad utópica de través de un performance de abrir un canal empático y un canal energético haciendo trascender algo que está en mí, no sólo sacar a la luz o mostrar algo, sino enseñar esa condición humana. Que sea un deseo utópico se verá con el tiempo. Pero en el campo del performance eso se ve porque estás trabajando con la energía misma. Con la vida misma. Es su posibilidad.
Siempre que hago un performance, acabo destrozada. Pero, ¿qué le digo a mi hija? ¿"Te he traído a un mundo de mierda y no hay lugar para la esperanza, la vas a pasar puta"? No puedo decirle eso a mi hija
Hasta el performance, donde el grado de ficción es mínimo, no se había mostrado lo que podía un cuerpo; no el cuerpo, sino un cuerpo energético en un lugar determinado y ante una situación determinada. De modo que el arte de performance al ser tan cartográfico –como dice Guillermo Gómez Peña de La Pocha Nostra–, al ser una topografía, tengo que preguntarte, ¿por qué esta performance en España?
La propuesta es de trece vestidos y la respuesta es terrible porque no fue una decisión racional. Éste es el primer proyecto después de muchos años de práctica que ha logrado transcender la línea de la forma. Yo no hago nada más que colocarme los trajes de trece mujeres. Pero cada vez que yo me pongo estos trajes sin hacer nada, al mismo tiempo han sucedido cosas que van más allá de la explicación racional.
¿Por qué elegí traer el traje de Mindy para hacerlo aquí? Creo que no lo elegí. Me invitaron a hacer un proyecto en España y en Documenta de Atenas. Pero sucede esta tragedia en Guatemala que tiene que ver con el Estado y el Gobierno, y me parece que había que aprovechar este espacio para poder hablar de esta situación.
Cuando empiezo a hacer una investigación –no hace falta ser un genio–, me doy cuenta de que, al explotar la crisis, los grupos más afectados son los más vulnerables, y dentro de todos esos afectados, sobre todo las mujeres. ¿Habéis pensado cómo ha subido el índice de violencia doméstica en Grecia o la cantidad de mujeres que han muerto desde que explotó la crisis? Son cifras que te paran los pelos. Me interesaba hacer este puente para hacer visible la situación en Guatemala y en Europa.
Por alguna razón, quise hacer una ampliación del proyecto, haciendo una performance en España para visibilizarlo también como país del sur afectado por la crisis. Entonces, hubo una historia que a mí me impactó mucho. Fue la historia de Mindy. Cuando Fundación Sobrevivientes, que es la más importante en cuanto a jurisdicción de feminicidios, me entrega el vestido de Mindy, me sobrecoge.
Mindy es una mujer que tuvo un intento de asesinato. Su marido se la lleva a un río y con un cuchillo, le corta y le arranca el rostro –boca, nariz, mejillas, casi los ojos–, y creyéndola muerta, la deja y entonces un campesino que pasa la logra rescatar y llevan a su esposo preso. Pero en un sistema impune, en pocas semanas lo dejan libre.
Fundación Sobrevivientes intenta retomar el caso y le proponen ir a México porque ella se ha convertido en un monstruo, no sólo físicamente, sino también en otro nivel: no puede respirar, no puede tragar, no puede dormir… Entonces, paralelamente, la asociación en Madrid empieza a colaborar y consiguen poder traerla a Madrid. Pero el marido, que está libre, la mata antes de llegar. No sobrevive a este segundo atentado. Su cuerpo aparece mutilado, violado… Cuando aparece, ni siquiera es reconocido como cuerpo.
De modo que su madre empieza la búsqueda y a los meses reconoce la cara completamente deformada en la morgue. Esta historia es terrible. No puede haber dos historias iguales.
Cuando me invitaron a hablar, Mercedes me habla de Mindy porque quería traerla a Madrid y no pude creer lo que me decía. Yo tenía su vestido. No podía creérmelo. Nos quedamos en un silencio absoluto. Yo estoy trayendo a Madrid ese vestido y quizá sea el pequeño aporte que podemos hacer. Ése era su sueño porque creía que podría reiniciar su vida con su hijo y en el último momento la asesinaron.
Tu obra esta relacionada con el arte de Teresa Margolles, que es absolutamente desgarrador y realista con respecto a la situación política en México. Es muy difícil vivir en esta parte de Centroamérica y pensar que todo pronto va a cambiar. El otro día, tras tu performance, dijiste en Atenas que no había lugar para la esperanza.
No sé si no hay esperanza. He cambiado mucho mi forma de ver mi vida desde que tuve a mi hija. Se me acusa constantemente de que soy negativa, y no soy negativa. Soy realista. En verdad, tener expectativas es muy doloroso porque te puedes llevar un golpe muy grande, pero tampoco puedes decir que no existe espacio para la esperanza.
Siempre que hago un performance, acabo destrozada. Pero, ¿qué le digo a mi hija? ¿"Te he traído a un mundo de mierda y no hay lugar para la esperanza, la vas a pasar puta"? No puedo decirle eso a mi hija.
Yo puedo tener la certeza de que el mundo es una porquería pero eso no me va a hacer bajar la guardia ni estar en silencio porque el silencio te hace cómplice de la situación. Perpetra al opresor.
Hay que gritar, hay que aullar, hay que denunciar y utilizar todas las armas que tengas en la mano para salir de esta modorra a pesar de que tú sepas que no vas a lograr objetivos trascendentales, porque una sola persona no puede hacer cambios estructurales en la situación. Bajo este sistema injusto de patriarcado hemos vivido las últimas generaciones.
Tenemos que modificar la forma en la que se ve el mundo y eso no lo puede hacer un ser humano solo pero la conciencia de tus limitaciones, sí, no puedes mantenerte en pausa o silencio. No puedes ser cómplice de una situación.
Las mujeres estamos hartas. No estamos enojadas gratuitamente. Estamos hartas de esta pinche situación que sucede en Guatemala, que sucede en México, en España, en Argentina… Posiblemente no lo podemos cambiar pero eso no va a hacer que nos quedemos de brazos cruzados. Tal vez en otras generaciones podamos creer en la utopía de que algo puede ser distinto. No lo sé. Hoy me entendés, pienso distinto, y pienso en mi hija, si no, ¿de qué? ¿De qué luz nos sostenemos?
Sé que vas a Alemania, ¿qué vas a hacer ahora?
Como guatemalteca, estoy inmensa en el problema de la migración, porque los guatemaltecos están emigrando a muchos países del primer mundo buscando nuevas formas de vida.
Pero no hablamos de lo que la gente esta exportando a estos países. Estamos hablando de una violencia terrible con índices amplísimos. Pero, ¿cómo se practica esta violencia? ¿quiénes envían esas armas? Ellos, los países del primer mundo. El objetivo final es la plata y todo lo que mueve a estos seres es la plata a costa de la vida y el sufrimiento de otros.
Van a mantener a nuestros países en zozobra porque nuestros países en zozobra mantienen sus pinches economías. Alemania no puede exportar armas a países en conflicto porque lo tiene prohibido, pero tú sabes que México no es un país en conflicto realmente.
Durante el año 2006 a México llegaron cientos de miles de armas y empezaron a desaparecer armas que llegaron de México… ¿Qué sucedió? Que algunas llegaron a policías y al Estado y otras tantas miles desaparecieron. ¿Dónde están? En manos de las organizaciones ilegales, de los ZETAS y el narcotráfico, llegando así a Guatemala, Honduras y Nicaragua. ¿De eso no se habla? Se habla siempre de la inmigración nuestra pero no de lo que el primer mundo hace en nuestros países. Ése es mi proyecto en Alemania.
¿Cuál es el objetivo de cualquier guerra? El dinero. ¿Por qué se expropian tierras a los indígenas? Por el dinero. El objetivo de estos pinches países imperialistas siempre es el mismo y van a hacer mierda nuestra vida y nuestra sociedad sin importarles nuestra dignidad en la medida que ellos generen más ingresos.
Mi proyecto es directo con esto. Yo he tenido la hipótesis de que en el proyecto Documenta de Atenas, en el que yo he participado, se ha servido de financiación de Kassel donde hay una fábrica de armas. ¿De qué vive esa ciudad de Kassel? De la compañía de Volkswagen y otras fábricas de armas que hay allí.
Y esto era políticamente muy incorrecto pero afortunadamente el proyecto Documenta es muy permisivo y me dieron la licencia de hacerlo. Era difícil pero es un tema que surge de lo local, porque el 99% de las muertes en mi país son por arma de fuego. Con eso te lo digo todo. Esas armas no son hechas en Guatemala. Nosotros ponemos los asesinos pero, ¿quién pone lo demás?
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Se trata de una cuestión política de importancia fundamental en las sociedades de la modernidad que, sin embargo, ha sido y es tradicionalmente marginada, especialmente en los territorios del Estado español.
No nos referimos a una mera enfermedad moral o a una anomalía en el seno de una sociedad sana, sino a un patrón estructural del poder moderno occidental y occidentalizado cuya naturaleza institucional no ocupa un lugar relevante en los debates públicos protagonizados por los intelectuales pertenecientes a la denominada izquierda transformadora.
Es cierto que durante mucho tiempo nos hemos limitado a señalar amargamente la inexistencia de dicha discusión.
Si eso que llamamos racismo no forma parte de los intereses políticos de la izquierda del Estado español no es por simple descuido o falta de atención, sino por puro interésAdmitámoslo, a muchos de nosotros nos han convencido para que deseemos fervientemente el trofeo de la integración, solo que en este caso hablamos de un deseo inconsciente que nos proyecta una y otra vez hacia los espacios de la izquierda tal y como la conocemos por el momento: “Por favor, hablen de racismo”, hemos pregonado. Ha sido un grave error.
Sobre todo porque la petición partía de un diagnóstico equivocado. Si eso que llamamos racismo no forma parte de los intereses políticos de la izquierda del Estado español –en toda su heterogeneidad– no es por simple descuido o falta de atención, sino por puro interés.
Notamos cómo poco a poco se arquean ciertas cejas y cómo la indignación sonroja algunos rostros. Pero no pretendemos negar la sensibilidad y la honestidad política de determinados individuos, así como tampoco obviar que en la propia izquierda militan personas racializadas y migrantes respetables y admirables. Lo afirmado es una observación política general.
Quizás todo cambie cuando consecuencias más insospechadas del problema salpiquen de forma más determinante el ágora del blanco –“ser blanco es una relación social y eso es lo que hay que definir”–, lugar que no es únicamente físico, sino simbólico; de hecho, es el lugar simbólico del régimen, el obligatorio, el lugar simbólico por antonomasia.
Será entonces cuando ahí donde se deciden ignorar pretenciosamente los naturales límites del pensamiento socialista moderno en todas sus vertientes –filosofía que en gran medida vertebra los enfoques y prácticas de los movimientos sociales–, sus discípulos españoles comiencen a hacerse las preguntas que otros en África, el Medio Oriente o Abya Yala se hicieron mucho antes.
Si tales interrogantes se realizan con sinceridad es posible que conduzcan al descubrimiento de lo que allá por el año 1994 afirmara en EE UU el lúcido filósofo Cornel West: la raza importa.
Y si la raza importa, debería también despertar el ávido interés a aquellos que en el mapa de las identidades racializadas ocupan el lugar de la cúspide: los gadje. No es una demanda, es un frío diagnóstico; les debería interesar, ya que los sedimentos de su naturalizada identidad representan la férrea condición de posibilidad del racismo, pero no sólo eso.
Si están verdaderamente interesados en resolver su crisis civilizatoria tendrán que entender que otros cuerpos sienten que dicha crisis comenzó con esa civilización. Que donde ustedes ven una consecuencia del capitalismo, otros ojos ven un proyecto civilizatorio destructivo del que el capitalismo forma parte; que donde ustedes perciben una crisis sin precedentes, otras mentes reconocen una antigua crisis genocida, epistemicida, extractivista y colonial que dura ya más de 500 años.
Hay que advertir que los sujetos ancestrales que encarnan el asunto que nos ocupa forman parte indisoluble de los discursos cotidianos; no como seres humanos que respiran, piensan y sienten, sino como objetos de estudio sobre los que se celebran simposios, se escriben artículos, se presentan tesis; sobre los que se habla con arrogancia y susurra con recelo.
Sujetos constantemente vaciados en torno a cuya vida y muerte también se sienta cátedra y legisla; cuerpos y mentes subalternizados a los que se golpea psicológica, policial, jurídica, económica, políticamente; a los que se violenta y aniquila tanto a un nivel simbólico como material; subjetividades que combaten, resisten y sobreviven con dignidad al Estado español desde que éste comienza a conformarse y a ser lo que es: herencia colonial.
La crítica al racismo brilla por su alarmante y sospechosa ausencia. En general, la Academia española se limita a rodear de puntillas el problema, a utilizar conceptos y vericuetos cada vez más sofisticados e inofensivos para evadirlo, para apaciguarlo, en definitiva: para invisibilizarlo.
Para la mayoría de sus adalides, el racismo es una materia, una asignatura, como mucho un juguete intelectual a través del cual medrar en la estructura universitaria y justificar congresos o becas de departamento.
Mientras, gran parte de la izquierda militante reacciona a la defensiva reduciendo neuróticamente sus causas a una relación superestructural de la categoría social de raza con el capitalismo estructural. El capitalismo es entonces la “madre del cordero”, el sistema económico cuyo derrocamiento provocará por arte de magia la destrucción de cualquier otra jerarquía del poder.
No sólo es una forma de invisibilizar el racismo, sino que es también una manera limitada de percibir el propio capitalismo, construyendo estanterías estancas con jerarquías de poder que en realidad se producen complejamente imbricadas entre sí. Pero no es el momento de abordar esto, por ahora.
Al mismo tiempo, la relación fetichista que los partidos políticos ponen en marcha con las comunidades racializadas y/o migrantes está atravesada por el mismo utilitarismo paternalista del que hace gala la Academia. El proceso es fácilmente localizable en los dos ámbitos.
En primer lugar se busca y selecciona a los individuos más atractivos de dichas comunidades, se coquetea intensamente con ellos; posteriormente se les agasaja con extrema amabilidad y por último se les procura aturdir para que inviertan sus prioridades originales.
Se les promete implícita y explícitamente un lugar de dignidad en la agenda política de sus formaciones y se les saca a pasear como si fueran simpáticas mascotas o estandartes hieráticos que mostrar los días de gala. Pareciera que de este modo se blinda la buena conciencia política progresista ante cualquier recelo antirracista, pero en realidad es su propio complejo de culpabilidad secreto el que procura aplacar.
El paroxismo psicológico en el que desemboca lo anteriormente mencionado se manifiesta con una claridad asombrosa en el exotismo revolucionario que esa misma izquierda sufre –y digo “sufre” porque se trata de una patología– en su relación emocional con, por ejemplo, célebres fenómenos como el Black Power representado por el Partido de los Panteras Negras, con algunos matices simbólicos del atractivo pensamiento anticolonial de Frantz Fanon –atractivo literariamente– o con aspectos particulares de movimientos indígenas como el ya pasado de moda movimiento zapatista o el actualmente de moda proceso kurdo. O lo que es lo mismo: cuanto más lejos, mejor. Debe quedar fuera de toda duda que no es al apoyo político veraz y a las alianzas estratégicas con nobles y encomiables movimientos como los mencionados a lo que nos referimos.
Hemos escuchado en numerosas ocasiones a cabezas visibles como Pablo Iglesias, entre tantos otros, departir sobre racismo en EE UU, citar a Malcolm X, rememorar la lucha de Toussaint Louverture o hablar sobre “subalternidad” sin que les tiemble un ápice la voz.
La pregunta no se hace esperar: ¿por qué debería temblarles la voz? Porque se trata de una voz que se apresura a elogiar aquello que no cumple en casa. Y es que la voz ética y política, no la individual, sólo tiembla cuando se alza con la humildad que otorga la consciencia del lugar social que se ocupa para verbalizar lo que ocurre en la propia casa.
Pero la historia y presente del racismo en el Estado español, primer estado moderno de Europa, construido en base al genocidio y epistemicidio de la otredad humana racializada, no representa una preocupación, aunque el hilo rojo que conecta su tradición colonial con la actualidad siga gozando de extraordinaria salud.
¿Qué ocurre en la propia casa?
A pesar del efecto que determinadas influencias generales de la postmodernidad y su correspondiente neurosis antiidentitaria convertida en antiesencialismo radical como proyecto colonial desde la izquierda, esa misma izquierda ha demostrado tener una identidad clara y definida que se resiste a reconocer a pesar de que a menudo rezuma un escandaloso afecto por la misma: es blanca. Es decir, en lo que respecta a las relaciones sociales marcadas por el racismo ocupa el lugar de la dominación.Desde esa misma trinchera en la que se afirma “todos somos iguales”, “no existen las razas” “nacional o extranjera, la misma clase obrera” se niega el racismo repetitivamente y se niega la palabra y la experiencia de aquellos seres humanos que afirman su antigua existencia.
Muchos de sus militantes temen la palabra raza y reaccionan jacobinamente al escucharla con más virulencia que con la que reaccionan ante el propio racismo, especialmente si la pronuncia una persona subalternizada. Es mejor usar etnia, es más suave, más antropológica, más científica.
Sin embargo, la raza, categoría social y no realidad biológica, vertebra las relaciones de poder en el mundo moderno; la usamos, no porque nos agrade, sino porque así se visibilizan sus vitales y mortales consecuencias, y lo hacemos, no desde una intención racialista, sino desde una perspectiva decolonial.
Hace unos días, Santiago Alba Rico, a tenor de un vídeo viral sobre el maltrato que unos empleados blancos de supermercado dispensaron a dos mujeres gitanas en Italia, se preguntaba en un artículo publicado en Cuarto Poder: “¿Por qué es fácil torturar a un inocente?”.
La pregunta, interrogante que deberíamos volver a plantearnos una y otra vez atendiendo a las jerarquías determinantes que hacen de una humanidad –la occidental/blanca– la única posible y por lo tanto respetable, era respondida a lo largo del texto a través de varias respuestas que desembocaban en una llamada a la movilización antirracista y feminista, “es decir, derechos humanos y civilización”, como escribía el mismo autor.
En lo que respecta al antirracismo, si pretende ir más allá de un proyecto moral y desembocar en una cuestión política, no podemos sino advertir que el problema reside precisamente en el mismo discurso civilizatorio; que los derechos humanos demuestran una y otra vez su ineficacia porque están creados por y para aquellos que no están dispuestos a descolonizar su civilización; que el racismo moderno como sistema institucional es una consecuencia de la civilización: de la civilización occidental.
Ninguna respuesta que no esté verdaderamente preocupada en revisar y deconstruir la dimensión colonial de la propia civilización conseguirá efecto alguno sobre las raíces del racismo. Esperamos con total honestidad que ese movimiento tan necesario comience a producirse pronto y lo haga como resultado de un debate fecundo.
La próxima semana, Alba Rico responderá a este artículo en Cuarto Poder. Serán los dos primeros de una serie de ocho textos que completarán el debate.
20:32
El sondeo GAD-3 se equivocó en abril
Representantes de formaciones políticas piden y muestran cautela con las últimas informaciones con respecto a los sondeos. El GAD-3 en abril vaticinaba de 116 a 121 escaños para el PSOE (que terminó ocupando 123), de 69 a 73 al PP (le fueron adjudicados 66), unos 48 a Ciudadanos (que consiguió 59), de 42 a 45 a Unidas Podemos (tuvo 35) y de 36 a 38 a Vox (que acabó con 24).
20:37
💧 💬 García Egea: “Sánchez debería pensar en irse”
“Quiero marcharme de este país”, dice Tamara Janevski con hartazgo mientras ve las imágenes del asalto a golpes por parte de una turba ultranacionalista en el Parlamento de la República de Macedonia. La joven de 28 años, ingeniera en una compañía que se dedica a la construcción de obra pública para el Gobierno, escucha preocupada las últimas noticias sobre la violencia que se desata en la exrepública yugoslava desde su apartamento a las afueras de la capital, Skopje.
El barrio donde vive Tamara, construido durante la época comunista, es un suburbio compuesto de edificios altos y grises con fachadas deterioradas. En comparación con muchos de sus vecinos, empobrecidos y atrapados en una situación de desempleo permanente, la ingeniera se siente relativamente afortunada: trabaja a jornada completa y con contrato indefinido. Sin embargo, aunque tenga un empleo fijo, Tamara gana poco más de 500 euros mensuales y apenas llega a fin de mes.
La República de Macedonia, que no forma parte de la Unión Europea, está sumida en un ciclo de decadencia económica que viene de muy lejos. El país balcánico es uno de los Estados más pobres del continente. Según las estadísticas, su tasa de desempleo roza el 27% de su población activa. No obstante, entre los jóvenes, el porcentaje de desocupación es aún mayor: más del 50% de la gente joven en edad de trabajar está en el paro.
“Hay muchas personas que no ven ninguna perspectiva de futuro en el país”, lamenta Tamara Janevski. “En mi pueblo natal ya no tengo amigos con quien ir a tomar un café: todos se han ido a trabajar al extranjero”, añade la joven con tristeza. Durante la última década, unas 500.000 personas se marcharon de Macedonia para ir a buscarse la vida en otra parte. En un país que cuenta con poco más de dos millones de habitantes, la cifra de gente que ha emigrado es extremadamente alta. Sin embargo, las condiciones económicas nefastas no son el único problema de la exrepública yugoslava: desde hace dos años, también sufre una crisis política y social que podría tener consecuencias catastróficas.
Un país al límite del desplome
El pasado jueves 30 de abril, dos centenares de ultranacionalistas macedonios entraron violentamente en el Parlamento para boicotear la elección del miembro de la minoría albanesa Talat Xhaferi como nuevo presidente de la mesa parlamentaria.
Los atacantes, que irrumpieron en el edificio institucional gracias a la pasividad de los agentes policiales que hacían guardia, agredieron a varios parlamentarios de la Unión Socialdemócrata de Macedonia (SDSM) y de las formaciones políticas que representan a la población de etnia albanesa del país. “Por unas horas, nos temimos que iba a estallar la guerra civil”, comenta Alexander Atevich, médico de profesión y militante del partido Levica, creado un año atrás para representar los posicionamientos de los sectores de la izquierda anticapitalista del país.
Desde hace más de setenta días, varios miles de personas cercanas a la Organización Revolucionaria Interior Macedonia – Partido Democrático por la Unidad Macedonia (VMRO – DPMNE) salen a la calle para reivindicar la celebración de nuevas elecciones. El VMRO, que gobierna el país desde 2006, es un partido derechista y conservador liderado por el ex primer ministro Nikolas Gruevski, que se niega a ceder el poder a la coalición que integran la Unión Socialdemócrata de Macedonia (SDSM) y tres de los partidos albaneses con representación institucional.
En las elecciones generales del pasado mes de diciembre, el SDSM y las formaciones políticas que integran a la minoría albanesa –un tercio de los habitantes de Macedonia– obtuvieron una representación suficiente para crear una nueva mayoría parlamentaria y formar gobierno. Sin embargo, el pacto de una hoja de ruta conjunta de los partidos albaneses en Tirana con la mediación del primer ministro albanés Edi Rama fue la excusa perfecta para que la derecha conservadora del VMRO impidiera firmemente la creación del nuevo ejecutivo.
La demonización de los albaneses
A finales de febrero, cuando los socialdemócratas y las organizaciones albanesas quisieron proceder a la creación del ejecutivo, la tensión política del país balcánico se intensificó. George Ivanov, presidente de la República de Macedonia y miembro del VMRO-DPMNE, rechazó el proceso de formación del nuevo gobierno con el argumento de que el acuerdo de los socialdemócratas con la minoría albanesa ponía en riesgo la unidad territorial de Macedonia y rendía el país a los intereses de la República de Albania.
A través de su liderazgo en el VMRO, el ex primer ministro Nikola Gruevski también apeló al nacionalismo de corte más supremacista para movilizar a sus partidarios y evitar la creación de un gobierno que incluyera a los partidos albaneses. Desde aquel momento, miles de manifestantes ultranacionalistas marchan casi cada tarde por el centro de Skopje para reivindicar la integridad de Macedonia y renegar de la población albanesa.
“Albania quiere imponer toda una serie de condiciones que cambiarían el sistema político del Estado y romperían el país”, denunciaba un hombre jubilado que iba vestido con un traje elegante mientras encabezaba una de las marchas de las últimas semanas. “Somos patriotas, queremos defender los derechos de la gente de Macedonia y nos manifestamos pacíficamente por ello”, añadía el pensionista. Detrás de él, sin embargo, no era difícil distinguir entre la multitud a hombres musculados con la cabeza rapada, a algún individuo con simbología de extrema derecha entre su ropa y a personas con indumentaria militar que asaltarían el Parlamento a base de golpes, insultos y amenazas al cabo de unos días.
Un gobierno despótico y clientelar
Según denuncia una gran parte de la oposición política y de la sociedad civil macedonia, el VMRO y el ex primer ministro Nikola Gruevski gobernaron el país de forma despótica, corrupta y clientelar desde que obtuvieron el poder de la exrepública yugolsava en 2006. “El control del partido entre las fuerzas de seguridad, el sistema judicial, la Administración Pública o los medios de comunicación es casi absoluto”, explica Irena Stezijovska, directora de teatro y figura de relevancia entre los movimientos de protesta que se opusieron al VMRO durante meses en las calles de Skopje el año pasado.
En 2015, la existencia de una trama de espionaje masivo que Gruevski habría orquestrado a través de las propias instituciones gubernamentales salió a la luz pública. El Gobierno habría hecho escuchas telefónicas a unas 26.000 personas, entre las cuáles había políticos de la oposición, periodistas y activistas de los movimientos sociales. El escándalo, comparado con el Caso Watergate, provocó que Nikola Gruevski tuviera que dimitir como primer ministro en enero de 2016 para dejar paso a un nuevo gobierno en funciones. Además, se creó una comisión de investigación con un fiscal especial para perseguir judicialmente a los integrantes de la red de grabaciones telefónicas.
No obstante, con los resultados ajustados de las elecciones de diciembre que le dejan de lado para formar gobierno, la derecha nacionalista recurre a otros métodos más agresivos para mantener su dominio. En opinión del periodista Bekim Laci, “el VMRO utiliza el nacionalismo macedonio para no ceder el control de las instituciones y desviar la atención de los problemas reales”. Sin embargo, para el reportero de la redacción de Anadolu Agency en Skopje, “la criminalización contra la minoría albanesa no refleja el punto de vista general de la mayoría de población del país”.
“El objetivo de Gruevski es generar caos y agravar las tensiones étnicas para volver al poder”, considera la productora teatral Irena Stezijovska. “Si el VMRO pierde su influencia en los tribunales, muchos de sus altos cargos serán encarcelados”, añade. Según explica, desde que se convirtió en una cara pública de las movilizaciones contra el VMRO, la directora de teatro ha visto como muchas de sus obras programadas se cancelaban por presiones del Gobierno en funciones, que aún sigue bajo control de la derecha nacionalista.
“El escenario político actual es esquizofrénico y no veo muchas salidas al atascamiento”, lamenta Stezijovska. A día de hoy, desde el asalto violento al Parlamento de hace dos semanas, en el país balcánico no ha habido más episodios de violencia, pero la tensión es alta y el VMRO de Nikola Gruevski sigue negando la legitimidad de los socialdemócratas para crear gobierno con la minoría albanesa. Sin embargo, el político albanés Talat Xhaferi ya ha ocupado su despacho como nuevo cargo presidencial de la mesa parlamentaria y presiona al presidente macedonio, George Ivanov, para que encargue la formación de un nuevo ejecutivo durante los próximos días. Por ahora, las agujas del reloj corren y el país está a la expectativa.
20:42
📈 Sondeo | La España ingobernable
En 2011, unos meses antes de la llegada de Mariano Rajoy al Gobierno, se producía la primera reunión de la Fundación Teresa de Ávila, en la que Casals comparte mesa con los exministros José María Michavila y Ángel Acebes. Hoy, las crónicas dan por sentada la interlocución de Casals con la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría. Asimismo, dice El Español —el periódico digital de Pedro J. Ramírez tras su salida de El Mundo—, Casals es amigo del exministro Jorge Fernández. También tiene buena relación con María Teresa Fernández de la Vega y otros excargos socialistas. Con Juan Luis Cebrián, se disputa el lugar de empresario de la comunicación más influyente, aún a costa de los altos directivos de Atresmedia.
Pero la historia del holding que se disputa la influencia política con el grupo Prisa no comienza con Casals sentado en el Palace. Se remonta años atrás, a la Barcelona de posguerra. Una instantánea de 1977 puede servir para ilustrar la llegada de Planeta a la democracia. La foto muestra a José Manuel Lara Hernández —fundador de Planeta y exfalangista sobre el que pesa la leyenda de haber recopilado a punta de pistola el papel necesario para sus ediciones en la Barcelona de postguerra— entregando el premio de la editorial a Jorge Semprún, ex del PCE, futuro ministro con el PSOE y futuro consejero del grupo Prisa, clave en la resolución de la guerra del fútbol desde su posición en Sogecable.
El aterrizaje completo en los medios de comunicación de Planeta y su socio italiano DeAgostini no se produciría hasta los años 90. Es en la etapa de Aznar, con la compra de La Razón al Grupo Zeta —el periódico fue dirigido hasta 2005 por Luis María Anson— y, especialmente, con la entrada en Antena 3 TV en 2003. En la cadena que fue de Zeta y de Telefónica, Planeta se encontraría con su media naranja: el grupo alemán Bertelsmann. De su mano llegaría Mauricio Casals. Con él, Atresmedia ganó peso en la prensa escrita, hasta comer terreno a Unidad Editorial (El Mundo), Vocento (Abc) y la propia Zeta (El Periódico), y consolidó su peso en radio (mediante Onda Cero y otras emisoras) y TV hasta controlar el 27% de la audiencia a febrero de 2017.
Actores secundarios y el rodillo de Prisa
El Grupo Zeta de Antonio Asensio había crecido a partir de la fórmula destape —de desnudos y de casos de investigación—, que había convertido a Interviú en una de las revistas más influyentes de su época. Zeta no había firmado el pacto de los editores con el que Prisa y el grupo Godó, entre otros, habían mermado las opciones de José María Aznar en las generales de 1993. Asensio, además, había cerrado filas con el aspirante Aznar contra la operación con la que Prisa desmanteló, mediante su compra, Antena 3 Radio, una absorción autorizada por el PSOE pese al dictamen negativo del Tribunal de la Competencia.Desde Antena 3 de Televisión, en la que Zeta entró en 1992, los Losantos, Herrero y García habían establecido una línea de frente contra el felipismo. Pero solo el fútbol aseguraba las audiencias necesarias para introducir el factor editorial en más hogares. Con el pacto de 1996, por el que Zeta cedió a Prisa los derechos de emisión de la Liga, Asensio volcó el equilibrio de fuerzas a favor del grupo de Polanco y Juan Luis Cebrián. Finalizada la década, Prisa controlaba la primera cadena de emisoras del país, encabezadas por la Ser, el periódico más leído y Canal Plus —y la tecnología que Telefónica le tuvo que facilitar para sus decodificadores— era la llave para ver el fútbol. La relación simbiótica de Prisa con el PSOE, y su entendimiento con determinadas figuras del PP, especialmente Alberto Ruiz-Gallardón, situaron el eje Polanco-Cebrián en lo más alto en cuanto a influencia política.
El pacto del fútbol no sería la única aportación de Asensio al estado de medios actual. Del brazo del fundador de Zeta y de la ONCE de Miguel Durán, el futuro primer ministro de Italia Silvio Berlusconi entró en 1989 en el panorama mediático español, donde sigue en todo lo alto. Mediaset es hoy el grupo que más dividendos reparte en España. Lo controla Fininvest, el brazo financiero del ex primer ministro italiano. Tras la salida de Maurizio Carlotti a Atresmedia, Mediaset lo dirige Paolo Vasile, quien no esconde su pretensión de hacer de la televisión un mero vehículo para la venta de publicidad. A diferencia de Antena 3 TV, cuyos cambios de propiedad estuvieron marcados por la lucha Aznar-González, Tele5 se configuró en torno a la idea del dúo Berlusconi-Vasile, una línea política business friendly. Un rodillo en las audiencias mediante la fórmula que se llamó infoentretenimiento.
Hoy, Tele5 es líder en informativos con Pedro Piqueras y artífice de programas como Sálvame o Gran Hermano, el reality con el que la televisión entró en los años 2000. Mediaset, el fruto de su absorción de Cuatro, la cadena de la que Prisa tuvo que salir para afrontar los pagos de su deuda, cotiza hoy en el Ibex-35 y tiene el récord de ingresos publicitarios.
Los ‘Mediapro boys’ y el nacimiento de La Sexta
Con Fininvest y Planeta y sus socios ganando terreno a costa de empresas de estructura familiar, y con Prisa en todo lo alto en su papel de intelectual colectivo del proyecto de Estado de bienestar español (de “parodia del intelectual colectivo”, según el periodista Gregorio Morán), el siguiente episodio iba a producirse con el cambio de guardia en la Ejecutiva del PSOE. La profesora de periodismo Aurora Labio recuerda que la muerte de Polanco en 2007 inspiró a Felipe González un alegato contra el “fuego amigo”. Se refería el expresidente al crecimiento del grupo Mediapro y a su ascendencia sobre José Luis Rodríguez Zapatero.Entre los jóvenes sobradamente preparados de Mediapro estaban José Miguel Contreras —que jugaba al basket con el nuevo inquilino de La Moncloa—, Jaume Roures, Toni Cases, el actor y productor Emilio Aragón o Tatxo Benet.
Esta nueva hornada estaba relacionada con Miguel Barroso, secretario de Estado de Comunicación, artífice de la reordenación del sector audiovisual. Hoy Barroso trabaja para el holding WPP, en la agencia de publicidad Young & Rubicam, que participa en Imagina, la empresa que controla buena parte de los derechos de emisión del fútbol, en la que se encuentran Mediapro y a Torreal, el vehículo financiero del millonario Juan Abelló. Desde hace meses, Imagina está a la venta.
“Tele5 y Antena3 han podido mantener sus beneficios gracias a que hemos eliminado la publicidad de RTVE”, dice la profesora de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra Núria Almiron: “Eso también es corrupción, legislar a medida del sector privado que te hace lobby”La Sexta, la cadena de los Mediapro boys, sería dirigida por Antonio García Ferreras, hasta entonces director de comunicación del Real Madrid de Florentino Pérez, puesto desde el que entabló relaciones con el por aquel entonces director de Marca, Eduardo Inda. Ferreras, Inda y la presentadora Ana Pastor son hoy las caras visibles de la nueva información política. Un modelo que alcanzó su momento de esplendor en la fase transitoria hasta la reeleción de Rajoy como presidente, especialmente con la retransmisión en directo del golpe interno del PSOE. Las grabaciones del caso del Canal han mostrado cómo la táctica de presionar al PSOE era explícita para el grupo. Casals habla en ellas de hacer “un sándwich al PSOE” para favorecer al PP aupando a Podemos a costa de los socialistas.
En términos periodísticos, La Sexta ha encontrado “un target de mercado que no existía”, opina Labio: “No nos podemos olvidar de que vivimos en esa sociedad del espectáculo que combina por un lado la movilización, la implicación política, el interés por la información política, en un contexto de espectáculo, de entretenimiento, de búsqueda de la simplificación”.
El declive de lo público y la TDT
El ‘fuego amigo’ prendería en una nueva guerra del fútbol. Mediapro se enfrentaba a Audiovisual Sport, el vehículo formado por Prisa y Telefónica con el que en 1997 se zanjó la primera guerra del fútbol. Juan Luis Cebrián, el jefe de Prisa tras la muerte de Polanco, acusaba entonces a Zapatero de ceder el paso a “los brujos visitadores de La Moncloa” que intentaban una “nueva ocupación del espectro financiero y mediático”.La concesión a Cuatro —que fue a parar a Prisa— y La Sexta en 2005 indignó a las consolidadas Tele5 y Antena 3. Para calmarlas, el Gobierno optó por conceder sin concurso las licencias de la Televisión Digital Terrestre, en el reparto del espectro radioeléctrico impuesto por la UE.
Zapatero, además, tenía un plan para Radio Televisión Española, que en 2009 cedía su posibilidad de beneficios al renunciar a los anuncios, llevaba a cabo un ERE de dimensiones inéditas, al tiempo que se abonaba a la compra de contenidos a empresas del sector —entre ellas las de las productoras dependientes de las cadenas privadas— a costa de la producción propia.
“Tele5 y Antena3 han podido mantener sus beneficios gracias a que hemos eliminado la publicidad de RTVE”, dice la profesora de Comunicación de la Universidad Pompeu Fabra Núria Almiron: “Eso también es corrupción, legislar a medida del sector privado que te hace lobby”, denuncia. Ese mismo 2009, el decreto de fusión establecía el panorama vigente a día de hoy, al permitir la compra por parte de Atresmedia y Mediaset de las cadenas creadas en 2005. El Gobierno aseguraba en la justificación del decreto que tres operadoras garantizaban el pluralismo. En la práctica fueron dos, ya que las otras concesionarias optaron por alquilar su espacio en el espectro radioeléctrico. Una gatera por la que se coló el grupo neoconservador Intereconomía.
Prisa se la pega en los mercados
Cebrián sabía de lo que hablaba cuando hablaba del espectro financiero. En 2008, la deuda del grupo se calculaba en algo menos de 5.000 millones de euros. Prisa había incurrido en operaciones dudosas en medio de un “clima de dinero abundante y barato” (Cebrián dixit) y los problemas afloraron cuando el crédito dejó de fluir. En 2008 caía Lehman Brothers. Se terminaba el milagro español, y Prisa comenzó a buscar rescatadores.La solución fue automática: convertir la deuda con los bancos en acciones de estos en el medio de comunicación. Una lista larga que abrió el Santander y en la que también se debe contar a Telefónica. Caixabank y HSBC son hoy los principales accionistas de la banca en Prisa. La empresa mantiene una deuda por encima de los mil millones, que ha ido abonando mediante la venta de algunas de las joyas de la familia, como su participación en Mediaset (a través de Cuatro) o la editorial Alfaguara a Random House. Los rumores de venta —y la venta de divisiones— han alcanzado a dos de los bastiones del polanquismo: la Cadena Ser y la editorial Santillana.
Esos apuros han sido el detonante de la entrada hasta la cocina del grupo del fondo Amber Capital, de los petrodólares cataríes, de think tanks como los del “millonario homeless” Nicolas Berggruen o de representantes de fondos autóctonos como Azora, vinculada a Goldman Sachs. Pere Rusiñol resume la tendencia del grupo: “El poder de los financieros se ha diluido un poco y el que ha reforzado su posición es Cebrián, que es quien trae cada año a unos accionistas que ponen 70, 80, cien millones cada ejercicio para seguir tirando”.
En diciembre de 2013, el ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, hacía unas declaraciones que indignaban al gremio aludiendo a medios con problemas económicos. “Lo sé porque vienen a contármelo”, decía el siempre arisco Montoro. En 2009, el Banco de España salió al auxilio de Prisa, calificando su deuda como “subestándar” y evitando determinar que los créditos contraídos por el grupo eran “dudosos”, lo que hubiera supuesto el final financiero de la cadena de Gran Vía.
Guerra por el poder mediático
La publicación en enero de 2013 de los papeles de Bárcenas situaba a El Mundo —del que poco después salió Pedro J. Ramírez, enfrentado con Rajoy y Sáenz de Santamaría— y a El País en el hipotético campo de los enemigos del Gobierno. Pero la sangre no llegó al río. Durante el impasse de 2016, el periódico de Cebrián emitió varios editoriales —junto con aportaciones de Rubalcaba (hombre clave en la relación PSOE-Prisa) y avisos por parte de Felipe González,— primero presionando y más tarde desacreditando a Pedro Sánchez en el momento necesario para abrir paso a la reelección de Rajoy. La buena relación entre el presidente del grupo y la vicepresidenta del Gobierno, Soraya Sáenz de Santamaría, ha sido desde entonces alimento para los caídos de Antena 3 Radio, especialmente Jiménez Losantos.La reelección de Rajoy en noviembre de 2016 le sitúa como el presidente del nuevo dividendo digital. Un nuevo reparto de la banda múltiplex que, según la directiva europea, tiene como fecha límite el año 2020. Las órdenes de la Unión Europea son que se dote a las empresas de telecomunicaciones de mayor espectro en el espacio radioeléctrico. Es decir, menos espacio para canales de televisión convencional para dejar más sitio a las empresas que operan a través de internet, al estilo de Netflix o HBO.
Los tambores de guerra se escuchan ya desde Uteca, la patronal de la televisión comercial. No en vano, Mediaset y Atresmedia, explica Rusiñol, mantienen “el oligopolio en términos de ensueño, tanto desde el punto de vista de la publicidad como de beneficios, como de influencia”. A cambio, adquieren compromisos para la producción de cine en España, fruto de lo cual ambos grupos han entrado con fuerza en el sector cinematográfico.
Desde finales del pasado año se especula con el desembarco de la multinacional francesa Vivendi en Mediaset, algo a lo que —de momento— se resiste el accionariado italiano del grupo. “Estos jugadores que llegan inyectando mucho dinero en el entretenimiento —explica Núria Almiron— tienen un impacto clarísimo, porque obligan a los otros a competir con ellos en ese nivel de entretenimiento y porque están distorsionando la inversión en el sector. No puedes invertir en todo: si inviertes más en entretenimiento, inviertes menos en información o en objetividad”.
A los tiburones financieros se une el empuje de las telecos europeas —Movistar, Orange o Vodafone—. La profesora Labio considera imparable su entrada en el sector: “Las tecnológicas van a ganar la batalla en ese dividendo digital”. Rusiñol no confía en que los grupos del duopolio pierdan esa batalla: “No me atrevo a poner fecha de caducidad porque todo apuntaba a que el oligopolio tenía que haber ido en declive y ha ido a más”.
Con Telefónica-Movistar pendiente de no repetir el batacazo de Vía Digital, el futuro inmediato pertenece a los grupos controlados por Fininvest, Planeta, D’Agostini y Bertelsmann. En los consejos de administración de las viejas Tele5 y Antena 3 se sientan representantes del Sabadell, Endesa, Entrecanales, Peugeot, JPMorgan o la italiana Enel. Las dudas se ciernen sobre Prisa, business friendly pero con una deuda demasiado pesada para los inversores. Recurrentemente, los rumores sitúan a Cebrián fuera del grupo que moldeó a su imagen y semejanza, pero el exestudiante del Pilar ha resistido al frente del grupo desde la muerte de Polanco.
En un entorno que ha sentenciado a muerte por agonía al papel como dispositivo de comunicación, tampoco internet ha sido la solución que esperaban los grandes medios. Google, YouTube y Facebook se comen más de la mitad del mercado y la caída de tarifas hace insuficientes los ingresos por publicidad convencional en medios obligados a repartir dividendos y sueldos de altos directivos. Medios guiados por la testosterona, añade Almiron.
A favor del grupo que nació con Santillana, con El País y con la Transición, juega su puesta en escena internacional: Prisa mantiene la influencia en Latinoamérica, como se ha visto en el caso de Dilma Rousseff en Brasil, y participa en una extensa red de debate sobre la refundación a cámara lenta del neoliberalismo.
Otras versiones, el auge de medios críticos
Los mensajes de texto, un medio hoy al borde de la obsolescencia, las llamadas al móvil y el chat en desuso de Microsoft fueron los principales dispositivos elegidos para la primera movilización en la sede nacional del PP. Es el 11 de marzo de 2004.La versión oficial, la de Interior, entonces dirigido por Ángel Acebes, es con la que abren todos los telediarios y la que publican en su edición especial los principales periódicos. También es la que se reproduce en la radio: ha sido ETA. La ciudadanía quiere su propia versión, la que más se parezca a la verdad. Movilización y “pásalo”.
El futuro estaba en marcha, y el periodismo se adaptó: “En estos últimos 10 o 15 años han aparecido un montón de medios alternativos. Aunque parezcan muy pequeños, con internet están a la misma distancia”, recuerda Almiron. Para Labio, en este periodo “los periodistas se han dado cuenta de que iban a estar explotados y mal pagados” y esto les ha llevado, según ella, a despertar: “Mucha parte de la profesión ha dicho, por lo menos vamos a montar nuestros propios medios”.
Para Almiron, el efecto autocensura de los que se quedan en los medios clásicos es directo: “Es cierto que hay injerencias, llamadas directas a la redacción (“este titular no me lo vuelvas a poner”, etc), pero creo que el grueso del problema está en lo que se deja de hacer, en lo que se deja de investigar, en la inversión que se deja de hacer en periodistas, en la presión que se pone para que vayan muy rápido, tengan exclusivas, entretengan a la gente, lo cual les impide hacer investigación en profundidad”.
Trece años después del 11M, los dispositivos se multiplican. Del SMS al WhatsApp. Las redes sociales. Los medios comerciales —los media— buscan rentabilidad económica en internet: noticias patrocinadas, posicionamiento SEO, clickbait o búsqueda desesperada de visitas. “Vivimos en una sociedad online, vivimos continuamente consumiendo, en cualquier momento”, explica Aurora Labio, “ese consumo voraz al segundo, ya no al minuto, está haciendo que cambien nuestros hábitos y que cambie el tipo de producción”.
Rusiñol cree que hay un marco de referencia, “en el que los grandes medios controlaban el cotarro y los partidos tenían que adaptarse a ello o contar con las palancas políticas para adaptar ese marco”. Un marco del que “parece que no hemos llegado a salir nunca”, pese al auge de medios independientes vivido en la década de los 10.
El 21 de febrero de 2017, Antonio Caño, el director de El País, recibía la Medalla de Andalucía de manos del Gobierno de la Junta, presidido por Susana Díaz. El premio se otorga dos años después de que el diario cerrase su edición andaluza. La simbiosis se sigue produciendo, los Casals y Cebrián siguen cerrando filas con el poder político y empresarial. Es su naturaleza.
Tras el estallido de la crisis, la ingeniería sociolaboral de los Gobiernos de Zapatero y Rajoy lo ha permitido casi todo en términos de contratación y cotizaciones o “cargas sociales”, como aparece en las auditorías de los tres grandes grupos de comunicación del Estado. Un veterano periodista de Prisa añade por correo electrónico que “la ingeniería financiera, corporativa y accionarial tiene por objeto procurar a sus dueños la capacidad de camuflar eficazmente las relaciones de clase que subyacen bajo la enorme hojarasca que, premeditadamente, aquella ingeniería segrega”.
Protegidos y temidos por el poder político, protegidos y dirigidos por el sector financiero, los medios de comunicación de masas configuran todos los días el espacio de lo posible, de lo que interesa y de aquello de lo que no se tiene que hablar. Tres grupos, Mediaset, Atresmedia y Prisa ocupan hoy el centro del tablero, aunque la experiencia reciente dice que incluso un gesto tan pequeño como enviar un SMS puede hacer que la historia no se detenga.
20:46
💬 🍊 José Manuel Villegas, Ciudadanos: “No hay datos de votos”
Camino Román nació en 1981 en Veguellina de Órbigo (León), lugar al que sigue muy vinculada. Licenciada por la Universidad de Salamanca en Historia del Arte y Bellas Artes, actualmente trabaja como profesora de Dibujo e Historia en secundaria.
Su interés por los medios artísticos le ha llevado a participar en varias exposiciones de arte plástico. La última de ellas, Todo está mal en la galería Benito Esteban en Salamanca en 2016.
Se inició en la poesía con un poemario online, <3<3 en 2014, y ya cuenta con otros dos libros publicados: Una foto de un lugar que visitaste (Ediciones Ochoacostado, 2016) y Accidente (Rialp, 2017), galardonado por su frescura con el accésit en el Premio Adonais.
Anteriormente te dedicabas más a la pintura y el arte, ¿en qué momento te decidiste a participar en la poesía?
Bueno, en el mundo del arte hoy en día se exigen discursos, los artistas desarrollan tesis y en sus exposiciones tienen que justificar cada movimiento que hacen. Por eso me interesa el lenguaje escrito. Con la poesía puedes presentar tu idea de una manera sintética y rápida, coges tu móvil y te pones a escribir.
Con la poesía puedes presentar tu idea de una manera sintética y rápida, coges tu móvil y te pones a escribirTus poemas guardan un cierto parecido a tus composiciones pictóricas, como si siguieras una estructura que termina por romperse. ¿Cómo llevas la elaboración de estos poemas?
Al final, un poema es como una pintura, una estructura. A veces la estructura se repite como si escarbase en el lenguaje. Otros, los más cortos, no. Mi amigo Jesús dice que muchos se resuelven al final, como si trazases una circunferencia con el compás. Los expertos lo llaman ringkomposition o composición anular.
Al leerlos los he relacionado con Gloria Fuertes por lo cotidiano, además son ligeros pero también bastante duros.
Son poemas que hablan de cualquier cosa, o que parecen muy simples o divertidos pero en el fondo son duros y críticos, como los de Gloria, sí. En el fondo hago bastante crítica.
Se agradece que los poemas traten temas actuales, que integren por ejemplo el tema de las redes sociales y consigan que no suene artificial ni forzado.
Soy una habitual de las redes sociales y eso tiene que notarse de alguna manera. Dice mi amigo Sergio que se me da bien sintetizar el zeitgeist, el espíritu de nuestro tiempo.
La poesía en internet se ha visto algo denostada en algunos ámbitos de la literatura, por considerarse que carecía de interés o incluso de calidad. ¿Tú que opinas?
Bueno, yo salí de ahí (risas). En el fondo, es un medio más, y el medio determina el mensaje pero, claro, no marca su calidad. Es como si dices que un grupo que comience en Bandcamp es peor que uno que haga su primera maqueta en un vinilo.
¿Y por qué comenzaste por ahí?
Yo empecé escribiendo tuits, no había vuelto a escribir poemas desde que estaba en el instituto. Pero hace tres años vi un artículo en Playground en el que salía Vicente Monroy y me motivó mucho, dije “yo también quiero escribir y hacer algo”. Entonces me propuse como reto escribir 33 poemas cortos, de tres o cuatro versos, como epigramas y nació <3 <3.
Y terminaste apareciendo también en un artículo de Luna Miguel como recomendación de nuevos poetas en internet.
Me sorprendió salir, no sé. Pensar que mis poemas gustaban. Lo que me gusta de aquello es que la mayoría de ideas que se han ido desarrollando en los demás poemarios están reflejadas en <3 <3, es como la base.
Tuviste muchísimas descargas.
Sí, casi 12.000 descargas.
¿También fue eso lo que te llevó a presentarte a algunos concursos?
No era mi objetivo realmente. En general, los poetas comienzan a escribir para ligar. Pero poco después decidí publicar en internet Una foto de un lugar que visitaste. Mi amigo Rodrigo Sancho, que también es poeta, me propuso llevarlo al papel a través de su editorial lo-fi, Ediciones Ochoacostado. Luego, por inercia, llegas a los concursos y parece ser que es lo que legitima al artista. Aunque creo que, ahora mismo, lo que te legítima son tus seguidores y el mercado.
El poema es una ficción, algo que construyes con letras, palabras… Como la realidad misma si te paras a pensarCreo que tus poemas ya están muy legitimados por sí mismos, los poemarios son honestos, con un estilo muy personal.
Soy muy sincera en general, de ahí la honestidad, sí. Yo estoy a favor de arriesgar con el lenguaje, de hecho hay gente a la que le sorprendió mucho que ganara uno de los accésit del Adonais, porque se considera un premio con un estilo más clásico. Por otro lado, yo estudié Bellas Artes, vengo del mundo del arte y el arte es como un juego y la poesía también. A través del juego llegas al conocimiento. El poema es una ficción, algo que construyes con letras, palabras… Como la realidad misma si te paras a pensar, pero según lo que te expongas puede ser más o menos honesto.
Tu forma de ver la poesía entra mucho en el ámbito del juego, pero creo también que todos los artistas deben tener esta visión.
Sí, es un poco “vamos a divertirnos”, seamos críticos pero disfrutemos.
Yo creo que toda tu obra gira en torno a eso, pero también en torno al amor, incluso como el colofón del poema final en Accidente.
Sí, sobre todo al amor que no está. El último poema está inspirado en la película Crepúsculo, vi un fragmento de la peli donde ella estaba dispuesta a morir por su churri, y me pareció bonito, muy teenager también, a lo mejor yo también soy un poco teenager.
Escribir desde el desconocimiento de las formulas te da cierta frescura pero luego comienzas a leer y caes en las fórmulas en las que cae todo el mundoQuizás esa frescura teen fue lo que te llevó a destacar no sólo en el concurso, sino también en el ámbito poético nacional.
Bueno, es cierto que cuando empecé en la poesía no conocía a tantos poetas o, al menos, no leía como poeta. Escribir desde el desconocimiento de las formulas te da cierta frescura pero, claro, luego comienzas a leer y caes en las fórmulas en las que cae todo el mundo. Ahora leo poesía de forma más consciente y me reconozco en poetas como Szymborska o Simic. Hoy he conocido la poesía de la eslovena Jana Putrle y me he dado cuenta de que tenemos puntos en común, o bueno ojalá los tengamos.
Incluso diría que tienes una serie de influencias muy pop, algo que también relaciono con tus composiciones pictóricas. Hay algunas que evocan a los vestuarios a rayas de la playa e incluso a las bolsas de palomitas en el cine.
Yo nací en los 80 así que es casi imposible no estar influenciada por el pop, y también reconozco sin problema influencias de grupos de música.
Las bandas de los cuadros vienen de Daniel Buren, que es un artista que las utiliza de manera recurrente en sus obras. Hay un poema en Accidente que, de hecho, tiene versos entre comillas porque el texto lo entresaqué directamente de una entrada de la Wikipedia.
Lo convertiste en poema, a la manera que los artistas conceptuales convierten los objetos en arte.
Sí, quizá mi modo de actuar sea más de artista que de poeta. Pero eso no es una novedad, se lleva haciendo toda la historia, sólo tienes que visitar la Mezquita de Córdoba o revisar en literatura los centones que fueron típicos en la literatura griega y latina en su época tardía.
Además de no distinguir entre alta cultura y baja cultura.
Sí, como ejemplo pongo el poema de Alejandrino que parece un poema de amor muy sencillo pero que entremezcla la cultura impuesta como sería la métrica en poesía con la Wikipedia que cualquiera puede cambiar.
Estamos en la época en la que todo el mundo es artista, todo el mundo hace fotos, escribe libros, hace música, todo el mundo se siente artistaUn poco en la línea de la modernidad líquida de Bauman, ¿no?
Sí, de hecho la poesía se adapta muy bien a la manera que tenemos de ver el mundo ahora. Es una forma de ver el mundo y de vernos. Sin la poesía, el mundo es insoportable, creo que la gente no es muy consciente de que está rodeada de ella.
También ha ocurrido que se ha democratizado el arte y a mí me parece estupendo. Estamos en la época en la que todo el mundo es artista, todo el mundo hace fotos, escribe libros, hace música, todo el mundo se siente artista: en Instagram fotógrafo; en Twitter, escritor, crítico… Beuys dijo “cada hombre, un artista” y ha terminado haciéndose realidad. Habrá que hacer un poema sobre ello.
Se puede hacer poemas sobre todo, la gente suele tener una idea de la poesía como algo cursi y rancio.
Todo se puede llevar a la poesía, la poesía no es para nada algo cursi. Aunque muchas veces se me haya etiquetado como naïf, lo naïf a veces nos ayuda a hablar de temas más crueles y los resalta.
¿Tienes proyectos futuros?
Trabajo en una exposición para la Biblioteca Pública de Zamora, estoy metida en un nuevo libro de poemas y en otro proyecto que hago a medias con un amigo que es fotógrafo, Pedro Agustín.
20:59
📈 Sondeos: Descalabro de Ciudadanos
Los líderes de vanguardia de la lucha minera en Filipinas, Colombia y Uganda viajaron al Reino Unido el pasado mes de noviembre para exponer los costes reales de los amplios vínculos del Reino Unido con la industria minera mundial y para oponerse al congreso Mines and Money (Minas y Dinero) que se celebró en Londres, un eje mundial de financiación y poder de la minería.
Aunque se publicita como un evento en el que "se logran acuerdos", el objetivo manifiesto de Mines and Money, que reúne a miles de empresas mineras e inversores en la capital británica, es establecer contactos entre el gran capital y las grandes minas. ‘Líderes del pensamiento’, como el financiador del Brexit, Arron Banks, y el antiguo líder del UKIP, Nigel Farage, pronunciaron discursos inaugurales en la conferencia de este año en los que aconsejaban a las empresas cómo explotar el Brexit y el ascenso de Trump para seguir obteniendo riqueza, especialmente del hemisferio sur.
Las explotaciones mineras que salen de los foros de negocios con sede en Londres, como Mines and Money, están creciendo, son más letales y son más propensas a provocar catástrofes. Hoy en día, la minería es la industria más mortífera para aquellos que se interponen en el camino de sus actividades.
En este artículo, activistas de primera línea de Filipinas, Colombia y Uganda describen las amenazas y el impacto de la minería y cómo están resistiendo y liderando alternativas a un paradigma de desarrollo neocolonial basado en la actividad minera.

María Camila Méndez es una de las organizadoras de Cosajuca, un grupo activista juvenil de Cajamarca, Colombia. Camila comparte la exitosa campaña de su comunidad para que el gigante minero AngloGold Ashanti, que opera con dinero británico, parara la excavación de la mayor mina de oro de América Latina: La Colosa.
En marzo, los cajamarcanos celebraron un referéndum en el que el 98 % de los residentes que acudieron, votaron para vetar La Colosa y todos los demás proyectos de extracción de la región.
"El impacto (de La Colosa) en la salud, la contaminación de los recursos hídricos y los cultivos, la destrucción de ecosistemas estratégicos, habría sido devastador. Sumado a todos los conflictos sociales, hubiera llevado al desplazamiento de la población. La gente habría tenido que irse porque la posibilidad de tener una vida digna ya no existiría.
Siempre hemos intentado participar y dar voz a nuestras opiniones sobre las minas, pero estábamos preocupados, porque veíamos que nos iban a imponer el proyecto minero sin escuchar a las comunidades. Ante esta situación, empezamos un proceso democrático reconocido en Colombia (a través de la Constitución), llamado consulta popular. Este dice que si un territorio es amenazado por cualquier proyecto de desarrollo, se debe hacer una consulta popular para permitir que las personas se expresen con sus votos.
Había retos para organizar un proceso como ese en las zonas rurales. Por ejemplo, hay muy poca participación de las mujeres, a pesar de la profunda conexión que tienen ellas con los territorios. Pero al final, hemos unido a todo el mundo en esta lucha, porque entendemos que todos y cada uno de los habitantes come y necesita agua. También hemos animado a la gente a pensar en las futuras generaciones. Si la mina tiene lugar, ¿qué pasaría con nuestros hijos y nietos?
El resultado de la consulta popular tardó diez años en fraguarse, y el 26 de marzo la gente votó para defender lo que siempre hemos sido. Ahora debemos analizar lo que hacemos después de decir no a la minería. Ante todo, esto implica la consolidación de lo que hemos sido y lo que somos.
En lo que respecta a las empresas, ya sea la industria minera o cualquier otro tipo de actividad que quiera destrozar estos territorios, les estamos mostrando qué les va a pasar si lo intentan. La gente ha despertado. Y aunque no estamos en igualdad de condiciones y no tenemos los recursos ni todo el poder que esas compañías pueden tener, lo que hemos demostrado es que cuando las comunidades aúnan esfuerzos, es muy difícil pararlas. Puede que tengan todo el dinero, ¡pero eso no lo es todo!".
"Global Witness ha incluido a Filipinas en su lista como el lugar más peligroso del mundo para ser activista medioambiental. Los asesinatos extrajudiciales que se cometen en nombre de la llamada “Guerra contra las drogas” de Duterte, y que se estima que ha alcanzado entre siete y trece mil muertos, también se utilizan para eliminar a los activistas comunitarios y políticos. Sabemos que, desde que el presidente Duterte tomó posesión, han matado a treinta y cuatro defensores del medioambiente.
Los riesgos reales los tienen aquellos que están en las propias poblaciones. En la provincia de Batangas, los intereses mineros canadienses y británicos apuntan a iniciar operaciones en grandes minas abiertas de oro cerca del pueblo de Lobo. La población local se opone enérgicamente a la mina, que amenaza con ser un desastre medioambiental para las comunidades de granjeros y pescadores. Desde agosto de este año, tres activistas contra la actividad minera de la zona han sido asesinados y cinco defensores del medio ambiente han sido detenidos ilegalmente en Batangas.
Kalikasan ha estado trabajando con nuestro socio local, Bukal, para ayudar a la población de Lobo. Pero la comunidad se ha enfrentado a enormes presiones. En septiembre, el ejército anunció que estaba llevando a cabo operaciones contra los rebeldes comunistas. Parece que los han utilizado para aislar el pueblo de Lobo y calificar a la oposición de la mina de comunista. El área ha sido ametrallada y bombardeada por las fuerzas aéreas y la gente se ha visto obligada a huir de sus casas. Cuando Kalikasan intentó llevar ayuda humanitaria y alimentos, los militares les impidieron entrar en la zona.
¿Cómo podemos permitir que se produzcan este tipo de castigos colectivos a una comunidad entera para servir a los intereses de corporaciones extranjeras? Además, si la mina de oro abierta entra en funcionamiento en Lobo, los residuos, casi con total seguridad, se filtrarán al río Lobo, que desemboca directamente en el Paso de la Isla Verde, un tesoro de la biodiversidad marina.
El Reino Unido se ha ido interesando cada vez más en expandir sus inversiones en Filipinas, en especial en lo que se refiere a minería e infraestructuras. En abril de 2017, el ministro de Comercio Internacional del Reino Unido, Liam Fox, visitó al presidente Duterte en un encuentro que tenía por objetivo alcanzar un acuerdo comercial tras el Brexit. Declaró a los medios de comunicación locales que el Reino Unido y Filipinas estaban en las mejores condiciones para tener unas relaciones comerciales más estrechas basadas en los “valores que comparten”. Esperamos que eso no se traduzca en abusos de los derechos humanos, asesinatos extrajudiciales y destrucción del medio ambiente".

Alice Kazimura es granjera, líder comunitaria y defensora de los derechos de las mujeres de Buliisa, en Albertina Graben, Uganda. Desde 2006, se han descubierto en esta región biodiversa reservas petrolíferas que se calcula que produzcan 6,5 miles de millones de barriles de petróleo, lo que ha disparado la fiebre por apropiarse de tierras, los conflictos y los ataques a los derechos humanos.
La comunidad de Alice, Kakindo, está cerca de Kasemene 1, un pozo de petróleo descubierto por Tullow Oil, una compañía petrolífera angloirlandesa que cotiza en la bolsa de Londres (TLW) y que se ha visto implicada en múltiples polémicas en Uganda y en el Reino Unido.
"La explotación de petróleo en mi comunidad ha llevado a desplazamientos involuntarios de poblaciones y a un impacto medioambiental negativo en la Madre Tierra y en los medios de vida de la gente. Muchas de las actividades de explotación se llevan a cabo en ecosistemas sumamente frágiles, como el parque nacional de las Cataratas de Murchison. Se está destruyendo hábitats con poca, o ninguna, atenuación.
Por desgracia, el coste social y medioambiental de extraer petróleo y gas, poco a poco, está pasando a ser insoportable. Las extracciones vienen acompañadas de apropiaciones de terreno comunitario y desalojos forzosos de las poblaciones por parte de particulares, del gobierno y de las empresas. El área que rodea a Kasemene 1 ya es terreno vedado para la población porque está militarizado. Ya no podemos movernos con libertad en aquella zona.
Las mujeres siguen sufriendo más que los hombres el impacto de las explotaciones petrolíferas y las expropiaciones de tierras. Hace más de cuatro años que les dijeron a las mujeres de nuestra zona que no cultivaran alimentos en su propia tierra que tardaran más de tres meses en crecer. Los problemas que atañen a las familias y al territorio han empeorado, ya que los hombres abandonan el hogar después de recibir una pequeña compensación económica. Nuestro gobierno ha aprobado que solo se necesita el permiso de los hombres para entregar las tierras. Siempre se ignora a las mujeres en este proceso.
Nosotras, las mujeres, hemos estado concienciando a la población acerca de los problemas del petróleo y consolidando herramientas para hacer oposición. Hemos presentado una petición al gobierno, hemos utilizado el teatro para expresar nuestros mensajes de defensa y la radio verde de la comunidad para divulgar el impacto del petróleo en las poblaciones.
Estamos promoviendo fuentes de energía alternativas, como la energía solar, para reducir la dependencia de los combustibles fósiles y la necesidad de extraer más petróleo y gas. Estamos creando espacios seguros para que las mujeres reflexionen sobre sus propios problemas y construyan movimientos de mujeres para promover esas alternativas.
Hemos estado haciendo intercambios y compartiendo experiencias prácticas entre mujeres sobre los métodos que se utilizan para la agricultura ecológica. Son métodos de agricultura adecuados para pequeñas porciones de terreno. Hemos evitado los organismos modificados genéticamente, plantando y recuperando nuestras semillas indígenas. Y estamos haciendo actividades económicas, como tejer, lo cual une a las mujeres".
artículo publicado originalmente en la revista inglesa, y disponible en este enlace.
21:01
Primeros datos oficiales al 13,55%
El 23 de abril, la primera vuelta de la elección presidencial francesa supuso un terremoto, aunque no una sorpresa, para los dos principales partidos del país. El Partido Socialista y Les Républicains han quedado fuera de juego y la segunda vuelta verá enfrentarse al liberal Emmanuel Macron a Marine Le Pen, candidata de la extrema derecha.
Ante esta situación, los simpatizantes de izquierda se encuentran divididos sobre la estrategia a adoptar: votar a Macron para impedir que Le Pen acceda al poder, votar en blanco o abstenerse, considerando que el liberalismo representado por el primero es la causa del fascismo encarnado por la segunda.
A diferencia de lo que ocurrió en 2002 con la presencia de Jean-Marie Le Pen en la segunda vuelta, el resultado no se ha traducido en una reacción inmediata contra la extrema derecha, sino más bien en el rechazo a elegir entre los dos candidatos. El llamamiento de hace 15 años al “frente republicano” ha sido en gran parte sustituido por lemas como “Ni patrie ni patron, ni Le Pen ni Macron” o “Sans moi le 7 mai” (Sin mí el 7 de mayo), especialmente entre los jóvenes.
Entre los electores mayores, en cambio, algunos no quieren tomar el riesgo de abstenerse y dar la victoria a Le Pen. Es el caso de Raoul, un funcionario de 40 años, que había vivido el 21 de abril de 2002 como un verdadero choque: “Ya no voto para mí, sino para las tres personas que conforman mi hogar. Ya no es cuestión de postura, sino de cosas concretas”. Su pareja no es francesa y no tiene el derecho de voto. Hablaron para decidir qué hacer, porque él vota por ambos. Al principio decidieron votar en blanco porque “Macron es un insulto a la inteligencia colectiva, votar por él significa aceptar que te confisquen tu voto”. Pero cambiaron su decisión porque “la Policía y el Ejército están completamente gangrenados por el fascismo y el nacionalismo”. De origen español, Raoul no olvida que su familia huyó el franquismo y que todos somos los hijos “de la historia trágica del siglo XX”. Por esta razón, probablemente votará por Macron este domingo, ya que considera que su voto no tiene que ser un acto individual, sino colectivo: “No es mi opinión personal la que debe expresarse, pero mi voto debe servir para algo, por lo tanto servirá para oponerse a Marine Le Pen”.
“Mientras se maltrate al pueblo, sobre todo económicamente, el populismo de extrema derecha tendrá resultados muy altos, y podría acabar ganando”Michel, periodista, ha vivido este resultado con mucha decepción pero sin sorpresa. Su único alivio es que François Fillon “mordiera el polvo” y que Jean-Luc Mélenchon obtuviera casi un 20% de los sufragios, “lo que podría suponer el inicio de una necesaria refundación de la izquierda”. Tacha de imbécil la negativa de Benoît Hamon, el candidato socialista, a unirse al líder de La France Insoumise, conduciendo la izquierda a la derrota. Para él la historia se repite: “Mientras se maltrate al pueblo, sobre todo económicamente, el populismo de extrema derecha tendrá resultados muy altos, y podría acabar ganando”.
En caso de una segunda vuelta entre Fillon y Le Pen, seguramente no habría votado por el ex primer ministro de Nicolas Sarkozy, imputado por varios delitos, entre otros desvío de fondos públicos y abuso de bienes sociales. Aunque ha sido un apoyo incondicional de Mélenchon, votará por Macron sin ninguna duda, “un reflejo natural y sano. Es una elección contra Le Pen y de ninguna manera por Macron y su proyecto político. Se trata, una vez más, de salvar la democracia y las libertades. Es una cuestión de higiene elemental”.
Élise, maestra, tampoco se sorprendió: “Sufrimos una avalancha de programas políticos, de programas de análisis de los discursos, de análisis de los análisis, de encuestas sobre las encuestas, etc. Esa orgía nos ‘preparó’ para este resultado. Hoy votar por el Frente Nacional ya no es un tabú”. Le duele, pero ella también va a votar por Macron, aunque con amargura: “Pienso que su política no cambiará nada para la gente humilde que vota a Le Pen, y que seguirá votando a Le Pen porque se siente excluida. Pero yo no quiero experimentar la agresividad, la mentira, la violencia, el desprecio, el racismo, la homofobia, la mujer en casa, la prensa censurada… No quiero odio entre las personas.”
Laurent, un enfermero de 41 años, ha vivido muy mal este resultado porque creía en la posibilidad de Mélenchon de acceder a la segunda vuelta. La diferencia que ve entre 2002 y 2017 es que “esta vez todos nos lo esperábamos”. En 2002 eligió a Jacques Chirac contra Jean-Marie Le Pen, “con el resultado que conocemos”: un 82 % de votos, la promesa del vencedor de tener en cuenta una situación muy especial y, al final, una política de derecha como si nada. Un precedente que condiciona su decisión. Todavía no sabe si votará o no, y si lo hace su “única motivación será el antifascismo”.
Claire, profesora de enseñanza secundaria, lo ve de una manera bastante similar. Recuerda la elección de Chirac y su discurso “muy solemne y paternalista: ‘Sé que ha sido un voto contra el FN y no un voto de adhesión, lo tendré en cuenta. No os dejaremos al lado de la carretera, etc.’. Personalmente, no tengo la sensación que me recogieran mientras estaba haciendo autostop”.
Ella también ve la diferencia y la evolución en comparación con 2002: “Chirac fue elegido con muchísimos votos, lo que no pasará con Macron, si gana. Hay una especie de normalidad, de rutina, de banalización del voto FN. Da miedo que un 40% [según las útimas encuestas] de la población pueda votar a este partido por decepción, asco o desacuerdo. Yo, cuando no estoy de acuerdo, no voy a votar o no voto por lo que sea”.
Su primera reacción viendo los resultados de la primera vuelta fue “me abstengo, para mí los dos son detestables. No se trata de coraje, impulso, tontería o ingenuidad, sino de perseverar en mis convicciones y no conformarme con un mal menor”. Cambió de opinión viendo la estimación del porcentaje de abstención: “Para impedir la elección de Le Pen, hace falta que algunos vayan a votar, y no solamente los partidarios de Macron. Cuantos menos votos tenga el FN, más personas manifestarán su oposición a sus ideas. Soy una traumatizada del 21 de abril de 2002: daré mi voto para que los que no quieren votar puedan hacerlo”.
21:09, País Valencià
Vox también se puede convertir en tercera fuerza en el País Valencià
Con el 15% de los votos escrutados en el País Valencià, se confirma la tendencia general. Podemos-EUPV duplica de momento en número de votos a Més Compromís.
Al 15% escrutado en el País Valencià, PSOE se coloca en cabeza con el 29% de los votos, le sigue PP con el 22%. Vox se convierte en tercera fuerza con el 18,5% de los votos y Podemos-EUPV (13,15%) supera a Més Compromís (6,62%), que de momento apenas conseguiría un escaño.
— El Salto País Valencià (@ElSalto_PV) November 10, 2019
21:10
Más País | Tres diputados
En 1893 se estrenó el primer cuplé, “La pulga”, una adaptación que Aurora Bergés, Pilar Cohen y La Chelito popularizaron en los escenarios donde se disfrutaba el teatro de género ínfimo y tono acalorado a principios del siglo pasado. Pastora Imperio y Raquel Meller serían las grandes estrellas de un espectáculo destinado principalmente a los hombres y que sufrió los rigores de la represión franquista.
Transcurridos más de cien años desde la edad dorada del cuplé, la actriz Julia de Castro encabeza De la Puríssima, un proyecto musical inspirado en esas viejas tonadillas que pretende hacer gozar a las mujeres. “No creo que las letras del cuplé antiguo sigan vigentes, pero sí la necesidad de expresar qué ocurre ahora con el placer femenino”, explica a El Salto esta cupletista moderna.
Hacer accesible algo carnal, femenino, de una manera menos patriarcal me parece que tiene mucho sentido“Es verdad que ahora es habitual consumir porno por internet pero un strip club sigue siendo muy masculino. Hacer accesible algo carnal, femenino, de una manera menos patriarcal me parece que tiene mucho sentido”, abunda la artista, quien considera que lo suyo sigue siendo cuplé pero actualizado a nuestros días. Música española contemporánea es la definición con la que De Castro se encuentra más cómoda.
De la Puríssima comenzó cantando sobre dormir con un bar entero y no despertar nunca junto al mismo cuerpo. Virgen, su primer disco, presentaba hace un par de años una mezcla de cuplé y jazz que demandaba asistir a una de sus actuaciones para disfrutar de una panorámica más completa de la propuesta. Ahí, sobre las tablas, se mostraban la carne y el placer. Lo que habitualmente queda fuera del proscenio. “Cantaba sobre encuentros sexuales, algo que entonces estaba muy latente en mí y que yo transmitía así”, recuerda.
En esos conciertos, De Castro mezclaba en el micrófono su repertorio con clásicos como “La violetera”; en el escenario, la narración y el cabaret, la sensualidad y la provocación. Su espectáculo llegó a oídos de Luis María Anson, quien le dedicó elogiosas palabras como ya hiciera con las obras de Angélica Lidell, fue entrevistada por Risto Mejide y también portada de la revista Interviú. Eduardo Chapero-Jackson dirigió el videoclip de “José Alfredo”, protagonizado por Bárbara Lennie.
Ella afirma que una de las mayores sorpresas que ha recibido es la cantidad de mujeres que asisten a sus conciertos. Muchas se le acercan a conversar tras la actuación y le hablan, por ejemplo, de sus problemas para tener orgasmos. Uno de los momentos más importantes para De la Puríssima fue un concierto en el centro cultural de La Elipa (Madrid), con un público compuesto por gente mayor, de más de 80 años. “Allí encontré un sentido a esto, fue uno de los más emocionantes que hemos hecho. Nadie se fue, hubo mucha conexión”, asegura.
¿Has tenido reacciones que no esperabas?
Sí. Siempre estoy preparada para lo peor, soy muy castellana así que siempre estoy alerta y cautelosa. Ha pasado de todo. En el festival de jazz de Manchester una señora salió gritando, enfadadísima, porque había ido con sus hijos. Cuando le dijeron que se tranquilizara, ya que al fin y al cabo no estaba entendiendo las letras, respondió que no le hacía falta hablar español para saber lo que estaba diciendo, lo que fue un piropazo para mí.
Es un halago cuando alguien me comenta que se ha excitado durante el concierto, que le ha subido la libido¿Qué te gusta generar en el público?
Para mí es un halago cuando alguien me comenta que se ha excitado durante el concierto, que le ha subido la libido. Es verdad que yo hablo mucho de lo placentero, del tacto,… No siempre ocurre pero sí me gusta esa reacción de excitación con lo que está pasando.
También cuando me dicen que se han identificado con alguna de las cosas que canto en las letras, esa emoción.
¿Has sentido miedo, por la atmósfera censora de los últimos tiempos?
No, nunca me he censurado aunque quizá sí he tenido cuidado. He tocado en Argel y en Túnez, y no pretendo, ni se me ocurre, aleccionar en un lugar desconocido. Soy muy respetuosa con lo que me voy a encontrar. En la embajada sí había algo de nervios por lo que iba a hacer, pensaban que iba a enseñar las tetas.
Aquí nunca he tenido problemas. Cuando canté “Madre, cómprame un negro” en Las Vistillas hubo gente que me escribió quejándose por el racismo de la letra, pero era un rescate que me parecía interesante para demostrar que el jazz entró en este país a través del cuplé.
Con la parte sexual sí me preocupa. Me sienta mal que se queden únicamente con esa capa de lo que hago, pero nunca me he planteado que esto pudiera sufrir una censura.
El 9 de mayo De la Puríssima aterrizará en territorio ignoto, el Teatro de la Zarzuela en Madrid. “Va a ser pornografía visual, una locura con muchos matices”, anticipa De Castro. Allí presentará “Santa Frívola”, canción adelanto del segundo disco, Sonora, que llegará a las tiendas en otoño. “No se parece en nada al anterior”, avanza la cantante, que califica este nuevo trabajo como “muy femenino: me siento en la barrera y empiezo a mirar a las mujeres”.
Grabado con músicos de Arizona y producido por Camilo Lara, del Instituto Mexicano del Sonido, ella reconoce una influencia insospechada para este nuevo disco, la del músico chileno Nicolas Jaar: “Ha estado pululando en mi cabeza durante la grabación. Escarba en el folclore suyo para hacer esa música tan increíble”.
21:11, Barcelona
Las CUP entran con tres escaños
Las Candidaturas d'Unitat Popular obtendrán tres diputados si se cumple el escrutinio al 20%. Los independentistas entran con dos diputados por Barcelona y un asiento más por Girona.
21:13
ERC adelanta a Ciudadanos en diputados
A los 52 años, la cantaora Mayte Martín está a punto de culminar su trabajo seguramente más ambicioso e íntimo: un disco que le sirva como diario de las últimas dos décadas, canciones como páginas en las que ha escrito lo que le ha sucedido durante este tiempo.
Para convertirlo en realidad ha lanzado –a la fuerza ahorcan– una campaña de financiación colectiva con la que espera hacer cómplices y partícipes a quienes disfrutan de su manera de acercarse a la música, en pos de la naturalidad y contra la impostura.
Nacida en el barrio de Poble Sec de Barcelona, Martín debutó en 1994 con el disco Muy frágil. Querencia, su segundo trabajo flamenco tras una incursión en los boleros junto a Tete Montoliú, ganó en 2000 el Premio al Mejor Disco Revelación de Cante Flamenco.
En su singular trayectoria, ha colaborado con la cantante cubana Omara Portuondo y ha puesto música a los versos del poeta Manuel Alcántara. Y ahora, por segunda vez, apela a la comunidad que la sigue.
¿Cómo es posible que Mayte Martín tenga que recurrir a un crowdfunding para grabar un nuevo disco?
Tal como está ahora mismo el panorama, lo que ocurre es que en lugar de estar la industria al servicio del arte y la creación, se ha dado la vuelta y son el arte y la creación quienes están al servicio de la industria. Las discográficas deciden qué es lo que tiene que hacer un artista para vender y para que ambas partes ganen dinero. Está todo montado en pro de la ambición.
Yo, que no me he dado la vuelta ni me la daré nunca, sigo creando lo que quiero, como quiero, cuando quiero, cuando las cosas me brotan, que es cuando realmente se puede llamar arte a lo que estás haciendo, cuando son gestos que no piensas ni manipulas sino que te surgen, necesidades del alma, de convertir en arte sentimientos.
Como eso interesa muy poco a las multinacionales, que son las que tienen los medios para que tu obra llegue a todas partes y la conozca la gente, sus objetivos van más por los artistas manipulables, que terminen haciendo lo que está de moda, esas fotos que se hacen en las que parecen modelos más que cantantes,… Todo se ha convertido en algo muy banal y superficial.
La única forma de seguir construyendo, de seguir creando y mantenerte al margen de eso es hacer las cosas tú, sin depender de ninguna discográfica ni multinacionalLa única forma de seguir construyendo, de seguir creando y mantenerte al margen de eso es hacer las cosas tú, sin depender de ninguna discográfica ni multinacional. El crowdfunding es una manera de hacer directamente cómplice a tu público, a la gente a la que le gusta lo que haces, que apoya tu libertad y quiere que sigas mostrándote así. Es una manera de hacerles partícipes de lo que eres y de poder seguir siendo fiel. Por un lado es una necesidad y por otro, es un gesto de unión de quienes deseamos que las cosas sigan siendo auténticas.
Y no es la primera vez.
No, mi anterior disco, Cosas de dos, también lo hice a través de un crowdfunding. A esta situación se llega porque todo el engranaje ha degenerado de una manera espectacular. Antes las discográficas estaban al servicio de la creación, se dedicaban a mostrar el discurso y la voz de los artistas. Ahora das tu libertad a cambio de estar en una multinacional.
¿Y si no se consigue la financiación?
Haré lo mismo que con el disco Al cantar a Manuel en 2009, que lo financié yo y todavía estoy devolviendo el dinero que me prestaron.
¿En qué punto está Tempo Rubato?
En la edición, estamos cogiendo las mejores tomas y los momentos más hermosos de los temas tras la grabación.
No tenía ninguna prisa por hacer un disco, sino esperar a que la vida me diera razones para escribir, que me pasaran cosas¿Qué es este disco, en el que llevas trabajando más de 20 años?
Es mi diario sonoro. No es que lleve 22 años trabajando en él sino que se trata de una colección de temas que he ido componiendo a lo largo de la vida, que han ido surgiendo a medida que me iban pasando cosas, vivencias, amores, desamores,… Cada una de estas canciones se las iba dando a Joan Albert Amargós para que hiciera los arreglos. Ha sido también una evolución de ambos. No tenía ninguna prisa por hacer un disco, sino esperar a que la vida me diera razones para escribir, que me pasaran cosas.
¿Qué buscas al hacer música?
Una combinación entre la verdad y la belleza. En realidad, buscar no busco nada. Me miro a mí misma y trato de encontrar la verdad. Cuando detecto algo artificial en otro artista, tanto en su montaje, su construcción del mundo, como en su discurso musical, se me despierta una especie de fobia. Para mí, solo es bonito lo natural.
¿Y qué encuentras?
Nacen muchas ideas, pero no todo se queda. Cuando haces arte, las cosas tienen que brotar de un sitio que no sea la cabeza, no las tienes que pensar. Luego, después, cuando les das una forma, sí las piensas, porque es lo que permite que los demás entren ahí. Cuando hago cosas, si las escucho y no me transmiten verdad, no tienen ningún valor artístico para mí aunque sean bonitas.
¿Qué es el flamenco para Mayte Martín?
Es un lenguaje musical, una forma de expresar. Es un universo, como otras músicas, como la clásica o la música brasileña. Tiene su idioma, su estética, todo un mundo.
¿No es una forma de expresión tan real que puede llegar a asustar?
En general, la música, o cualquier lenguaje musical, en sí misma no es nada. Lo que hace que sea bella y transmita y te eleve es quien la hace, quien la coge como una herramienta y construye con ella algo grande y hermoso. En sí misma, la música no es nada.
Hay muchas cosas del flamenco que no me interesan lo más mínimo, y otras que me hacen tocar el cielo. Las cosas pueden ser sublimes o vulgares, y depende absolutamente de quien las haga y cómo las haga, dónde se las lleve y qué haga con ellas.
¿Has tenido la intención de ampliar los límites del flamenco?
Intención no he tenido ninguna, nunca. Las cosas no hay que pretenderlas. Si no son naturales, si no te nacen de las entrañas, si las piensas, dejan de tener valor. Yo no quiero nada, me dedico a dar forma a mis sensaciones, y ya está. Es más, te digo que, como espectadora, solo son buenas las cosas que a un artista le surgen naturalmente. Las demás, en realidad, no tienen ese valor artístico.
No me interesa nada en lo que está derivando algo que es sagrado y por lo que hay que tener un respeto muy profundo como es el flamenco¿El presente del flamenco está fuera del flamenco?
Sí, absolutamente. Y por desgracia, sí. El sitio al que se está llevando al flamenco… La gente busca y pretende cosas, las fuerza. Se construye la mayoría de las veces a partir de la nada, de un desconocimiento de lo profundo que tiene todo esto. Sinceramente, casi todo lo que se está haciendo ahora está hueco, sin mensaje artístico, sin verdad. Es todo muy banal, muy superficial.
Solo tienes que ver cómo se muestran los propios artistas, cómo venden su imagen, que pudieran ser cualquier cosa menos cantaores o guitarristas. Es un boom de superficialidad, lo que se ha puesto de moda. Mujeres y hombres muy guapos y sexys, como si eso fuese lo único que importa. Rascas un poquito y dentro no hay nada, nada.
No me interesa nada en lo que está derivando algo que es sagrado y por lo que hay que tener un respeto muy profundo como es el flamenco. Hay un empeño tan desmedido por ser original y rompedor a costa de todo que al final acabas siendo rompedor, sí, nunca mejor dicho.
¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con la música?
Oír cantar a mi padre yendo juntos en el coche, me cantaba cosas de Valderrama. Él era un forofo de Valderrama. Por ahí entré en el flamenco y a amar esta música. Siempre me he acercado a la música a través del amor, las personas a las que he querido y que me han importado me han acercado a las músicas. Mi padre me acercó a ese tipo de cante bello, bien construido. Por esa razón Valderrama es uno de mis principales referentes.
El flamenco, pese a cualquier aberración que se haya podido hacer, tiene su idioma que es el castellano. Es más, es el andaluz, más que el castellanoEn la Diada de Cataluña en 2005 te abuchearon por cantar en castellano. ¿Qué pasó?
Me llamaron para participar y lo primero que hice fue preguntar si podía cantar en castellano o no. Me dijeron que podía cantar en el idioma que quisiera y lo que quisiera. Adoro mi idioma, que es el catalán, me encanta cantar en catalán pero lo hago cuando me da la gana, como todo, no cuando me lo impone nada ni nadie y menos cuestiones políticas.
Siendo la música un lenguaje universal, y siendo yo catalana como la que más y cantando flamenco, dos cosas perfectamente compatibles, quise aparecer en la Diada expresándome en el lenguaje musical que manejo, y que tiene su propio idioma que es el castellano. El flamenco, pese a cualquier aberración que se haya podido hacer, tiene su idioma que es el castellano. Es más, es el andaluz, más que el castellano. Así me presenté allí, como catalana orgullosísima de serlo que soy.
¿Cómo se vive el flamenco en Cataluña?
Hay sectores. Hay gente cerrada, hay gente abierta. Hay gente que jamás en la vida renunciaría al disfrute de una música bella solo porque esté cantada en castellano, y hay gente que sí. No se puede generalizar. En Cataluña hay gente inteligente y gente que no lo es, como en todas partes.
¿Has tenido problemas en el mundo del flamenco por el hecho de ser lesbiana?
Creo que no. No, no he tenido. Si ha habido algún tipo de reacción negativa contra mí por eso, desde luego no la he vivido de frente. Todo el mundo, de frente, me ha tenido un respeto absoluto.
21:15
Rotunda victoria del PNV en la CAV
Al 73,94% escrutado, el nacionalismo vasco sale victorioso una vez más en las elecciones generales. Obtendría un escaño más de lo que consiguió en noviembre, asiento que perdería Unidas Podemos, que sumaría tres diputados. PSOE y EH Bildu obtendrían cuatro escaños cada uno. Ni Partido Popular, ni Ciudadanos ni Vox obtienen representación alguna.
21:26
El BNG volvería al Congreso
La gente te conoce básicamente por tus canciones de rap y cumbia, sin embargo ya hace tiempo que viraste a un estilo un poco más rockero. ¿Cómo reaccionó el público? ¿Te dio vértigo el cambio?
No creo que haya cambiado tanto. Siempre fui muy diversa en cuanto a estilos, ya en el primer disco introduje temas más rockeros. Pero la reacción ha sido buena. A la gente, si le gustan los temas, expresa, se mueve, te lo hace saber.
Estás a unos días de salir de gira. Vas a estar tres meses fuera de casa, viajando por Europa. ¿Cómo afrontas esa gira? ¿en qué lugares vais a estar?
Estamos aprovechando estos últimos días para estar en casa, para despedirnos. Venimos con manager nuevo en Europa, Propaganda pel Fet, y nuestro primer concierto es el 15 de junio. Vamos a estar en Catalunya y en el Estado Español hasta septiembre, pero también vamos a estar en Suiza, y tocaremos en una okupa de Roma. Estamos viendo, también, si armamos un concierto en Alemania. Nos gustaría mucho tocar en alguna sala en Berlín.
Te vimos el verano pasado por estas tierras. ¿Qué novedades nos vas a traer en esta nueva gira?
Es la primera vez que viajo con banda. Empecé sola y el proyecto fue evolucionando, se sumó Ramiro Jota, mezclas y productor del proyecto y de la mayoría de las canciones, luego toqué sola en formato sound system, se sumaron coristas, se fueron, vinieron otras... pero es la primera vez que viajamos con un batería. Con el último disco, que sacamos en 2015, queríamos sonar más fuerte, más rockero, más sucio. Así que decidimos contratar al batería, Ramiro toca en algunos temas el bajo y en otros la guitarra, y vamos a viajar los tres.
Colaboraste con Tremenda Jauría hace unos meses con el tema Bebehacheeme. ¿Con qué otros grupos de por aquí tienes buena onda?
También colaboré con Mafalda el año pasado. Me gusta trabajar con bandas con las que tengo afinidad. Soy muy amiga de las Ira feminista, de Madrid, también hicimos un tema con 'la Basu', una rapera de Bilbo, que sacaremos pronto. Por supuesto me gustaría hacer algo con Ana Tijoux, para mí es un referente.
Es verdad. Nos encantaría oírte con Ana Tijoux. ¿Por qué no habéis colaborado todavía? ¡La tienes cerca!
¿Verdad? Estoy esperando que me invite (risas).
En Europa vas a trabajar con Propaganda pel Fet, una cooperativa discográfica catalana. Qué ejemplos de alternativas a la industria musical capitalista hay allá en Argentina?
No hay ejemplos similares, pero sí bandas independientes que se autoproducen sus discos, como Fun People, que hacen hardcore punk, o los Boom Boom Kids. Lo que sí existe son asociaciones de músicos que invierten los beneficios en editar de forma independiente.
El cooperativismo está extendido en Argentina, se popularizó durante la fortísima crisis económica que sufrió el país
Pero el cooperativismo sí que está extendido, aquí se popularizó durante la fortísima crisis económica que sufrió el país. Se tomaron y recuperaron fábricas y se pusieron en marcha de nuevo, bajo control obrero, como cooperativas. Algunas de estas fábricas colectivizadas no han podido sobrevivir a la subida de precios de los transportes, servicios públicos y del sector energético, que aprobó el presidente Macri el año pasado.
Eres de Trelew, una ciudad del sur tristemente famosa por la masacre, en el año 1972, de 16 presos políticos cuando iban a tomar un avión para escapar. ¿Creciste con ese hecho en la memoria?
Pues, a pesar de que hay un museo sobre la masacre en el aeropuerto, la sociedad argentina del sur es especialmente fascista y muchos jóvenes ni siquiera saben que eso sucedió. Pero sí que es un hecho presente y mucha gente recuerda esta masacre, que fue uno de los primeros hechos brutales de las dictaduras militares. Pero en Argentina, y sobre todo en el sur, vamos mal de memoria, y a este gobierno le interesa bien poco recuperarla. De hecho, el museo está prácticamente abandonado.
Aquí sigue habiendo desaparecidos todos los días, en "democracia" todo el sistema represivo del estado continúa vigente
Ya que hablamos de las funestas dictaduras argentinas y sus secuelas, con Ramiro hicisteis un tema en memoria de los desaparecidos en democracia, Nunca digas nunca, que se incluyó en el documental del mismo nombre. ¿Ha empeorado la situación con el gobierno de Macri?
La canción es un "nunca más" a la dictadura, pero también a la represión. Aquí sigue habiendo desaparecidos todos los días, en "democracia" todo el sistema represivo del estado continua vigente. Ahora sacaron una ley para acortar condenas, de la cual los represores de la dictadura se van a beneficiar para salir de la cárcel. Se está revirtiendo lo que se había conseguido. Así que estamos con marchas en la calle todo el tiempo.
Me moviliza y me parece vital acompañar luchas sociales, por eso, aunque tocamos en salas, lo que realmente nos gusta es tocar en lugares donde hay colectivos en lucha
¿Crees que el hip hop tiene que ser, también, un antídoto contra esta desmemoria que buscan imponer?
Yo escribo desde la desesperanza. No creo que una canción sirva por ella misma, creo que la música puede incidir, acompañar luchas sociales, ser su banda sonora, pero no puede cambiar nada. Soy pesimista en ese sentido. Yo hablo sobre lo que me conmueve. Y a mí me moviliza y me parece vital acompañar luchas sociales, por eso, aunque tocamos en salas, lo que realmente nos gusta es tocar en lugares donde hay colectivos en lucha, que es donde nuestra música cobra sentido.
Por ejemplo, lo que pasó con la canción Asado de Fa, que habla sobre el desalojo de un edificio de pisos. También tocamos en casos como el de Higui, una mujer lesbiana que está presa por haber matado a uno de los 10 hombres que intentaron violarla por su orientación sexual. En Argentina, casi ningún hombre es encarcelado en estos casos, empezando por el asesino de Micaela García, una joven feminista que fue violada y asesinada hace un mes. Pero Higui sí.
Las movilizaciones contra los feminicidios y asesinatos de mujeres son una de las luchas que nos llega con más fuerza desde Argentina.
Es que se está dando una ofensiva conservadora muy fuerte. Se están revirtiendo logros que se habían conseguido con años de lucha, como la Ley de Identidad de Género para personas trans. Y, a la vez, hay muchas manifestaciones de resistencia, como el Encuentro Nacional de Mujeres, los encuentros en diferentes provincias del país, las marchas de Ni una menos o el Paro Mundial de Mujeres, que empezó como una marcha contra el gobierno de Macri y su política machista. Esa es ahora una de las prioridades.
¿Para qué luchas sociales que se están dando en el Estado Español y en Europa os gustaría tocar?
Nos conmueve especialmente la lucha por el acceso a la vivienda, también los problemas que está causando el turismo, algo que también está pasando en Argentina. Me gustó especialmente tocar el año pasado en el Festival da Liberdade en Galicia, cuya recaudación iba para ayudar a los presos. Cuando salimos de gira, entramos en contacto con muchas luchas que no conoceríamos de otra manera. Puede que vayamos a Grecia, a conocer la situación de las refugiadas, a los campos.
Curiosamente tú no vienes del rap, sino del rock. Y además tus referentes suelen ser diferentes de los clásicos del hip hop. ¿Por qué empiezas a hacer rap?
Cuando era pequeña, escuchaba todo lo que llegaba, todo tipo de música, y aunque siempre fuí más de rock, durante una época escuchaba mucho rap, sobre todo a los Beastie Boys. Luego vinieron bandas argentinas con letras más políticas, como las Actitud María Marta, pero en la misma época escuchaba a Nirvana, Todos Tus Muertos y otras cosas más rocanroleras, conocí a Mala Rodríguez, que me encantó... Para mí tienen la misma raíz. Pero entré en contacto con el hip hop sobre todo a través del baile. En esa época hacía también teatro, pero en ninguna de las dos disciplinas encontraba un lugar desde el que hablar, y en el rap lo encontré. Por eso yo no me considero cantante, sino que me animo a cantar y canto.
La clase dominante acabó asumiendo la cumbia, la utilizan para hacer su propaganda política, la banalizan
¿De dónde te surge la idea de mezclar cumbia con rap? ¿Son las músicas populares de los barrios argentinos?
Sí, y aquí el trap está siendo un boom, también, muchos jóvenes de los barrios lo escuchan. En Latinoamérica, la cumbia siempre fue la música de la gente, siempre fue un género barrial, de los márgenes. En ese sentido, era lo que es el rap para muchos. Empecé a rapear con cumbia villera, la cumbia argentina, porque era la música de mi barrio. Pero la clase dominante la acabó asumiendo, la utilizan para hacer su propaganda política, la banalizan. Macri, millonario, bailó una cumbia popular emblemática el día de su investidura.
Tu último disco fue Colectivo vacío (2015). ¿Estáis preparando algo nuevo? ¿Cómo es tu proceso creativo?
Estamos preparando disco para el año que viene, pero aún nos queda mucho trabajo, muchos temas por parir y acabar. Me cuesta hacer canciones nuevas, mi proceso creativo es lento, inconstante. Pero sí vamos a tocar algunos temas en la gira que no tocamos el año pasado, por ejemplo una canción que hicimos para una serie argentina, El Marginal, que está en Netflix. También hay un tema de hace unos años, Viajada, que estamos tocando ahora en los conciertos.
Dices que, ahora, con internet, las discográficas no son necesarias, que para las producciones independientes, internet es más útil. ¿Qué crees que tienes de la industria del rap de siempre y de las nuevas maneras de producir y difundir la música?
Utilizo las redes sociales para dar a conocer mi música, pero estoy chapada a la antigua en este sentido. Suelo ir a contracorriente de lo que se estila ahora, chavales sacando mixtapes a cada rato, canciones nuevas, colgándolas en YouTube... Mi proceso es más lento.
¿Consideras que como mujer y cantante de rap has abierto puertas?
No, para nada. Yo seguí un recorrido que ya estaba empezado por muchas otras mujeres. Yo soy de una época en que había un montón de mujeres haciendo música en Buenos Aires, y detrás de nosotras vienen muchas más, ¡así que está muy bueno!
Me incomoda bastante que me coloquen esa etiqueta, aunque me considere feminista, aunque mis letras sean feministas
¿Qué tal llevas que te etiqueten como "rapera feminista" o que todos te pregunten por tu opción sexual?
Uf, a veces creo que se necesita armar como ese personaje a mi alrededor. No soy un ejemplo de feminismo, me falta mucho por desaprender, por leer. Considero que me posiciono más políticamente por los lugares donde toco que por lo que canto. Me incomoda bastante que me coloquen esa etiqueta, aunque me considere feminista, aunque mis letras sean feministas. Me incomoda incluso más que cuando me preguntan por mi sexualidad.
No soy muy buena hablando de política, pero sí de cómo vivo las cosas, y la sexualidad es algo más personal, da menos miedo hablar de ello. Creo que hay bandas con un discurso mucho más potente que el mío en ese sentido, como Chocolate Remix, que hacen reguetón feminista y también van a estar girando por allá, Sasha Sathya, cantante queer que hace hip hop, trap y cumbia, o la rapera Negrah Liyah.
21:28
Escrutinio al 35%
Basado en un reportaje de Carlos Sevilla Peris en elsaltodiario.com
Voces y testimonio:
Silvia González, vicepresidenta de la AV La Unidad de Villaverde Este
Agustina Serrano, presidenta de la Plataforma Vecinal San Blas-Simancas
Jesús, consumidor-heroína y cocaína
Javier Cuenca, presidente de la AV La Incolora, de Villaverde Alto
Luis Vallejo, San Blas
Carlos Buendía, La Cañada
Música:
Extractos de "Heroin" (The Velvet Underground)
Entrevistas y grabación:
Carlos Sevilla Peris
Montaje sonoro:
Susana Albarrán Méndez
Producción:
El Salto Radio
21:32
Escrutinio al 48%
Cuenta Miguel Brieva (Sevilla, 1974) con cierto orgullo que hace poco una alumna le espetó, durante una charla en un instituto, que es un “amargado”. Recibir ese apelativo es quizá el riesgo que asume quien, como él, se dedica a divulgar que no importa tanto si el emperador va o no desnudo –minucias para desviar la atención– sino que lo relevante es preguntar cómo sería la vida sin emperador.
Brieva lleva varios años sembrando ese interrogante a través de ilustraciones, carteles y diversas publicaciones que han acabado siendo superadas por el espejo deformante de la realidad. El vitriolo de unas viñetas implacables con el capitalismo torna en mero costumbrismo al confrontarlas con lo que sucede fuera de ellas.
Su nueva obra, La gran aventura humana (Reservoir Books, 2017), presenta forma de ensayo gráfico y abunda en la crítica irónica sobre la concepción del progreso que nos ha traído hasta aquí. Si una enciclopedia se pudiera pinchar al revés, como un vinilo, lo que se leería sería parecido a estas páginas. Es un trabajo muy Brieva, muy reconocible en su estilo, que recopila muchas ilustraciones que habían sido utilizadas previamente en libros de tirada reducida o carteles de festivales de escasa repercusión.
Desde que iniciara a principios de siglo la publicación autoeditada Dinero, revista de poética financiera e intercambio espiritual, ha visto cómo su trabajo adquiría tintes proféticos.
Entre el Miguel Brieva de entonces y el de hoy media el “cambio que hemos vivido en los últimos 15 años, desde que empecé con la revista”, resume a El Salto. “Entonces esos dibujos eran una respuesta ante la desazón de ver una realidad que vivía en una especie de espejismo hipnótico, de crecimiento, de burbuja inmobiliaria en pleno subidón subidón. Hablar de capitalismo o poner en cuestión el dinero era anatema, una cosa tan vintage y desfasada que no tenía ningún sentido”.
Cualquier trabajo creativo que ahora no pretenda sugerir, aunque sea de manera sutil, la posibilidad de otro mundo mejor, no sirve para nadaLo que nos ha pasado en este tiempo, explica, llenó de significado ese trabajo y también ha hecho virar el objetivo que persigue: “A raíz del 15M y de una mayor conciencia social, lo que urge ahora no es seguir mostrando mediante la sátira lo que todos sabemos, porque se convierte en redundante, sino que el verdadero esfuerzo creativo que deberíamos hacer es el de imaginarnos otro mundo posible. Frente al aluvión de consignas de que éste es el mejor mundo de los posibles, hay que hacer justamente ese esfuerzo de imaginación”.
Para ello, aboga por fijar una misión clara para quienes tienen la posibilidad de generar realidad, la de abrir puertas y ver qué sucede: “Cualquier trabajo creativo que ahora no pretenda sugerir, aunque sea de manera sutil, la posibilidad de otro mundo mejor, no sirve para nada”.
¿Propones una especie de realismo mágico?
Trato de profundizar en las raíces más antropológicas. Si no entendemos de dónde venimos, lo que somos, lo que nos ha hecho seres humanos, es muy difícil que podamos alumbrar algo distinto. Está por ver si la escala en la que está ahora la civilización humana permite esa readaptación o estamos ya condenados. Como no tengo certeza de que estemos condenados, soy esperanzado y creo que hay que hacer hasta el último minuto lo que esté en nuestra mano. Pero no puede ser una cuestión de pose o actitud sino que tiene que ser un compromiso vital.
Para arrancar, habría que hacer una contraofensiva creativa o de la imaginación en contra de la publicidad, de las historias de entretenimiento que son la misma cosa una y otra vez o esas otras que son audaces pero acaban concluyendo que “el mundo es así, una mierda”.
Lo que lleva haciendo Adbusters bastante tiempo: dar la vuelta a la publicidad con su mismo lenguaje.
O los situacionistas, sí. Cuando empecé, como no había leído tanto, era una cosa intuitiva, por divertimento, como habrán hecho miles de personas. Poco a poco me fue llegando la sospecha de que ahí estaba uno de los quid profundos de la cuestión, la construcción de relatos, de imaginarios, el deseo,… Por eso asocio mucho la publicidad con los ritos, con los curas. Para mí, un publicista es el cura de la religión actual, la religión del dinero. Nos hacen creer que eso es lo que hay, a lo que tenemos que aspirar y que el mundo es así. Nos hacen un cerco y nos dicen: “el mundo es esto”.
En su apariencia formal, la publicidad es infinita: lo mismo te enseñan planetas que la selva o unos chicos estrafalarios haciendo cosas supuestamente originales y libres, pero en el fondo todo se resume en una moraleja, que es la de que compres, que consumas.
Frente a eso, es obvio que hay un filón comunicativo en darle la vuelta a esos mensajes, un decodificador que permitiera traducir como si el de la publicidad fuera un lenguaje alienígena. Yo trato de leer así la realidad y creo que mucha gente lo hace, porque se da cuenta de que todo es un cúmulo de falsedades.
¿Entiendes que se pueda calificar tu trabajo como moralista?
No me parece mal. Hay una acepción de la moral o de la moralidad, que es la de una supuesta superioridad ética sobre los demás, en base a unos preceptos arbitrarios como los que monta determinada religión, que es horrible. Pero que en un momento como éste, la empatía más básica, la capacidad de colaboración que es lo que nos ha hecho humanos, se ponga en tela de juicio…
¿A quién se dirige tu obra?
El primero de todos, a mí. Siempre he hecho mi trabajo como una especie de primeros auxilios propios, es una necesidad de responder a las cosas que me inquietan, que ignoro o que no me explico. Las trato de apresar mediante los dibujos. Pueden llegar a cualquiera, trato de utilizar recursos que son muy asequibles a todo el mundo, el propio lenguaje del cómic, el lenguaje gráfico. Aunque me he dado cuenta de que las nuevas generaciones no leen cómic. Pero los mayores tenemos fresca en la retina la iconografía de los tebeos.
Frente a una objetividad o un uso de la razón instrumentalizado por unas fuerzas siniestras, cierta subjetividad un poco más honesta puede llevarnos a ver las cosas con más verdad que esa supuesta objetividad que, en el fondo, es profundamente irracional.
Siempre he hecho mi trabajo como una especie de primeros auxilios propios, es una necesidad de responder a las cosas que me inquietan, que ignoro o que no me explico¿Qué efecto puede tener si el público ya comparte el código que empleas y el diagnóstico que haces?
Hay gente que lo hace buscando el reconocimiento de sus propias ideas. Yo mismo compro libros que, básicamente, apuntalan lo que pienso, y lo que busco en ellos son matices. Aunque si hay un libro que es capaz de poner en solfa todo lo que pienso, también lo compro.
Pero espero llegar a un público más amplio y la idea de conjunto es quizá lo que yo le podría contar a mi hijo sobre qué es el mundo, a rasgos generales. Es algo que está ahí, en las charlas que hago en institutos pregunto a los chavales, tengo interés en cómo entienden las cosas y cómo las transmiten.
Haces trabajos por militancia pero eres profesional, vives de esto. ¿Cómo conviven ambas facetas?
De la misma manera. Me lo tomo con la misma dedicación y tiempo. Cuando la remuneración no es mercantil sino una apuesta por hacer otras cosas, que a veces tiene más sentido, lo hago con la misma profesionalidad. Un médico cura igual si lo hace por dinero o sin, o debería.
Colaboras con Ecologistas en Acción, has publicado en Diagonal, en El País, los libros salen en Penguin Random House. ¿Cómo afecta el hecho de dónde se va a publicar?
No afecta mucho, realmente. La editorial siempre me ha dejado hacer lo que me diera la gana y han sido muy respetuosos. He tenido algún episodio de medio censura en El País y también un poco en El Jueves. Siempre tiene que ver con las marcas anunciantes. Cuando trabajas para ti, no hay criba, haces lo que te apetece en ese momento. Al hacerlo para un medio, tienes conciencia de que va a ser leído, hay una preocupación gremial. Hay muchos registros y lo suyo es buscar los lugares donde puede salir cada registro.
¿Te genera tensiones publicar en un gigante editorial, viniendo de la autoedición y de esa militancia?
Ser ciudadano del primer mundo en la actualidad es estar atravesado por un millón de contradicciones. Más que ensalzar la pureza absoluta, que creo es contradictoria con pertenecer a la sociedad y pasaría por aislarse de un modo brutal, me parece peligroso ese argumento porque a veces se usa desde lugares no muy nobles.
Esa contradicción la puedo sentir con esto pero también cuando compro en un supermercado… Las ramificaciones de cada uno de nuestros actos son tan brutales, todo el uso energético que hacemos cada día sin pensarlo, de dónde viene esa energía… Son tantos planos. En cualquier caso, no tengo una respuesta resuelta sobre este tema.
Tienes un diario con una trayectoria tan lamentable como la de El País, pero sin embargo yo agradezco ver la viñeta de El Roto allí todos los días. No sé si es una contradicción de él o del periódico.
Debord apostó por una actitud mucho más purista buena parte de su vida: la sociedad del espectáculo va por un lado y lo absorbe todo, entonces yo voy a ser más hermético.
Pero eso te lleva al suicidio.
O a la insignificancia. En algún punto intermedio entre la insignificancia y ser una parte miserable de todo este torbellino es donde están estos trabajos.
Llama la atención que en el libro aparezca la licencia Creative Commons en la misma página que el copyright.
Es especialmente ridículo. El copyright del autor y el de la edición son inalienables, pero haber añadido ese texto es completamente ridículo. Lo que hace la licencia copyleft es plantear que si alguien se pone a fotocopiar este libro, nadie lo pueda meter en la cárcel. Es un gesto, no sé hasta qué punto es absurdo, estéril o meramente simbólico.
El titular de una entrevista que te hicieron en Jotdown en 2011 era: “El trabajo creativo no debe tener como objetivo el lucro”. ¿No es desvalorizar la dimensión laboral de ese trabajo?
Esto de los periodistas, todas las frases sacadas de contexto, la propia idea de titular (risas).
Es uno de los quid. Las nuevas tecnologías han afectado especialmente a cierta parte de la industria cultural y se ha centrado el debate ahí, cuando debería ampliarse a todo: la propiedad, la idea de competitividad o de colaboración.
La cultura popular es un ecosistema más saludable que el mercado. Por ejemplo, la música popular que, en muchos casos, se construye por aficionados pero también por profesionales que se ganaban la vida tocando como se la pueda ganar un zapatero. El salto exponencial que provoca la industria lleva a esa idea de que los artistas son millonarios, que la gente quiere el éxito por el dinero,… Ese encadenamiento perverso es provocado por la industria.
Tal y como me imagino la sociedad, más cabal, más sostenible y basada en la felicidad humana, probablemente no existirían los profesionales de la culturaPero hay un lado peligroso, que es que sólo se pueda dedicar al trabajo cultural quien ya tiene la espalda cubierta porque tiene otro trabajo o es rentista. Si estás regalando tu trabajo es porque te lo puedes permitir.
Pero eso no era así en el arte popular. Es verdad que la industria aún tiene mucho peso, pero por ejemplo en la música, hay muchos grupos que se autoproducen, que su música es objetivamente mucho mejor y más interesante que la que se hace desde la industria. Los contenidos los está creando gente aficionada. Estamos en un nudo gordiano.
Con respecto a la profesionalización de la cultura, de algún modo pienso que la creatividad está en todo el mundo, probablemente igual que la curiosidad científica. Es el modelo educativo y la propia sociedad la que va constriñendo nuestras potencialidades. Tal y como me imagino la sociedad, más cabal, más sostenible y basada en la felicidad humana, probablemente no existirían los profesionales de la cultura, sería algo que se ejercitaría masivamente por toda la población, sería una actividad más transversal, menos segmentada. Vivimos en una sociedad que es una puta cadena de montaje y los seres humanos no somos tuercas.
Pero el material generado por el trabajo cultural forma realidad, a través de los mensajes que trasladan libros, canciones, películas… Si con ese trabajo no se puede vivir, quien puede generar esa realidad es quien tiene dinero. ¿Qué mensajes va a mandar?
Ahora se da ese doble flujo: por un lado, la industria ha decidido que ellos van a fabricar la cultura. Sus ejecutivos y técnicos van prefabricando productos envasados asquerosos que no tienen nada de verdad ni de arte pero son el sucedáneo que le dan a la gente. Salchicha de pollo triturado con hueso de rata. Y luego están quienes, gracias a las nuevas tecnologías, graban sus canciones, sus cortos,…
Pero no se pueden ganar la vida con ello.
Es que vivimos en una sociedad completamente desquiciada. ¿Por qué la mayor aspiración de la gente es ganar 700 euros trabajando en una franquicia? Estamos en un callejón sin salida estructural. Tendemos a ver las problemáticas por separado, cuando pasa lo mismo en todos los sitios.
Me siento privilegiado con poder ganarme la vida modestamente dibujando, sabiendo que el 90% de la población está haciendo cosas con las que no siente ningún tipo de identificación¿Hasta qué punto la vocación funciona como una especie de engaño en estas profesiones creativas de las industrias culturales, como una coartada para aguantar condiciones inaceptables en cualquier otro trabajo? Lo aguantas porque es tu vocación, tu canción, tu libro, tu artículo y sale tu nombre.
Claro, estoy totalmente de acuerdo. Pero entre estar poniendo cafés desde las 7 de la mañana o hacer otra cosa… Parto de que todo está mal. Volviendo a la frase del titular de esa entrevista, a lo que me refería es que me siento privilegiado con poder ganarme la vida modestamente dibujando, sabiendo que el 90% de la población está haciendo cosas con las que no siente ningún tipo de identificación.
Luego está esa fantasía generada por la industria del entretenimiento de enriquecerse o esa idea que tu genialidad, lo que aportas como artista, merece ser retribuida, cuando la mayoría de la gente está haciendo cosas totalmente alienantes.
En el último año se han producido condenas de prisión por letras de canciones y episodios como la detención de los titiriteros, ¿de qué manera afecta a tu trabajo este ambiente censor?
En mi trabajo, hasta ahora no mucho. A nivel humano, mucho, porque me parece muy triste y confirma que nos encaminamos hacia una dictadura ya de facto. Ahora estamos en una dictadura encubierta, con forma democrática, pero se ve que las élites están inquietas. Son pura mafia, esto se ha puesto cada vez más de manifiesto, y tienen miedo a perder el control.
Si te fijas, las autoridades son especialmente sensibles con las manifestaciones más llamativas. Determinadas formas de humor que no son tan explícitas o estridentes, contando con que el arte es sagrado y un campo libre, pueden ser problemáticas en un nivel de dictadura más profundo. Lo de ahora son los primeros coletazos, en la segunda o tercera oleada irán contra cualquiera que tenga una idea disidente del mundo actual.
21:45
Escrutinio al 57%
A medida que avanza el escrutinio Vox sigue sumando escaños, y ya llega a 50. El PSOE sumaría dos escaños respecto al 28A.
21:50, Andalucía
Vox segunda fuerza en Andalucía por detrás del PSOE
El mundo de los teatros ambulantes ha caído definitivamente en el olvido. Con la desaparición de los circos tal y como los conocíamos, es como si a todos estos espectáculos se los hubiera llevado algún tornado salido de la serie Carnivale para no volver nunca jamás. Ni siquiera esta serie se llegó a terminar y las empresas de la nostalgia no se han molestado en rascar algún producto o personaje de su vasta, compleja, fascinante y barroca imaginería.
Será por puro desconocimiento o porque queda fuera de su campo de explotación: son estas caravanas de personajes algo demasiado lejano, demasiado incorrecto, demasiado… (puede poner la lectora el adjetivo que mejor le parezca). Solo la noticia de la muerte de Manolita Chen el pasado mes de enero trajo de vuelta la memoria de los circos portátiles, con sus shows de bailarinas, humoristas y acróbatas, que giraban sin cesar por pueblos y capitales de provincia para cada fiesta, local o nacional, en el descampado habilitado al efecto y al lado de la feria correspondiente.
Por unas horas, los medios se hicieron eco del fallecimiento de la célebre vedete. Y como siempre ha sucedido, más de uno confundió a Manolita Chen con el famoso transformista a quien bautizaron con este mismo nombre como reclamo del teatro chino de un empresario rival. Este equívoco entre la verdadera Manolita y el otro Manolito, pues así se llamaba de pequeño la intérprete de cabaret Manuel Saborido, comenzó en los años 60 y dio pábulo a toda clase de rumorología y noticias chocantes, que empezaban por considerar a la bailarina Manolita Chen un señor que estaba casado con un chino, o implicaban a la vedete madrileña en los avatares de la artista gaditana, confundiéndola con la otra “Chen” o “Cheng” y sus problemas con la justicia, a cuenta de la adopción de varios niños con las facultades mermadas y la supuesta tenencia de estupefacientes. En la actualidad, el doble de Manolita es una personalidad de Arcos de la Frontera, donde tiene su museo bizarro de recuerdos como cantante, travesti en el Paralelo y empresaria de cabaret y tablao-restaurante.
Historias portátiles
El teatro portátil fue una institución de siglos que aguantó hasta más o menos el final de la década de los 80, coincidiendo con la llegada de la electricidad a todos los rincones del país (seguida de la televisión y, sobre todo, las retransmisiones deportivas por televisión y la irrupción del destape en cines y revistas). En oposición a los espectáculos de grandes figuras que se ofrecían en los teatros más importantes de cada ciudad, con el consiguiente encarecimiento de las entradas, este era un entretenimiento más barato, orientado a un público muy diferente del de las ciudades. En estas tournées, las empresas ofrecían números de música, grupos de bailarinas y una o dos vedetes principales, piezas breves de teatro, canción española, humoristas, magia, shows de transformismo… con una infraestructura propia, que se resumía en el armazón del teatro, decorados muy sencillos, sillas plegables y un par de gradas.
La carpa de hierro cubierta con una lona era muy parecida a la de los circos: de hecho, ambos shows se mezclaban en el negocio y el camino. ¿Recuerdan los carteles callejeros con las fotos y anuncios del circo musical de Teresa Rabal, el Scala Monumental de Bárbara Rey, el Teatro Apolo, el Lido? Son solo unos ejemplos de las docenas de estos espectáculos que desde los años 40 del siglo pasado recorrieron pueblos y ciudades haciendo jornadas maratonianas, incluso hasta seis o siete sesiones en el mismo día. De entre todos ellos, hay uno que marcó la diferencia, por su longevidad y enorme popularidad: el Teatro Chino de Manolita Chen. Hablamos de un auténtico fenómeno donde se unieron los palos del circo asiático (acrobacias y contorsionismo), el circo tradicional (animales amaestrados, payasos, algún freak, aunque falso o semi-preparado, animal, persona o robot) y la revista-cabaret (humorismo, teatro de comedia, ballet y vedetes, sicalipsis, imitadores, cuplés, pasodobles y tangos…). Todo, en un ambiente de atracción de verbena, con bombillas de colores, toscos telones pintados a mano y el olor a fritanga de la feria vecina.
¿Pero por qué este teatro ambulante tuvo tal trascendencia? Ahora nadie se acuerda, pero en ciertos años y determinados lugares de la geografía española (no es necesario pensar en un pueblo perdido tipo Las Hurdes de cuando las filmó Buñuel, simplemente cualquier barriada de una capital en los años 60 o 70), la llegada de la troupe del circo-chino para las fiestas del Corpus o la virgen de agosto era un acontecimiento de primer orden. Primero, porque el show de Manolita Chen era asequible para los bolsillos de los vecinos, podían repetir durante los quince días que duraban las fiestas. Segundo, porque la oferta era mucho más que un simple espectáculo: consistía en disfrutar de todo aquello que no se podía ver en ninguna otra parte —humoristas y cantantes folclóricas de cierto renombre en el candelero nacional, un poquito de comedia de teatro (quizá una pieza de Jardiel…) y, por supuesto, el cabaret—. Las chicas vestidas de estrellas de la pasarela (con uno o varios transformistas) bailando para los quintos de la mili, los mozos del barrio y/o pueblo y los matrimonios los fines de semana, diciendo picardías al personal.
El eslogan del teatro chino, que se lanzaba por la megafonía, lo resumía a la perfección: “¡Piernas, mujeres y cómicos para todos ustedes, simpático público!”. Sí, sí, lo sé, es intolerable, pero imaginar esto en los años 60 en una explanada llena de polvo, grasa y barro, cerca de los tenderetes de gallinejas, los puestos de palulú y las sillas voladoras. Sí, es más intolerable todavía, pero acercaba aquello reservado para locales y público urbano a lugares y gente donde estas cosas solo se atisbaban un poco en el cine, y muy de lejos.
Una de las Charivaris
Manolita Fernández Pérez (1927) era madrileña, de padres emigrantes (la madre, gallega; el padre, conquense, empleado en la fábrica de gaseosas La Revoltosa, de la que terminó siendo socio) y criada en Vallecas. A principios de los años 40, una Manolita de 16 años ya era bailarina del coro Las Charivaris, de las matinés del Circo Price, cuando se encontraba en la plaza Vara de Rey (justo donde se alza ahora el edificio del Ministerio de Cultura). Allí se mezclaban números de payasos, chistes y canciones con un espectáculo de malabarismo llegado de China, la troupe Chekiang, familia de acróbatas de alto riesgo, de los que hacen bailar platos y rulos, pero también lanzan cuchillos.El especialista en esta última variedad era un artista de 40 años, Chen Tse Ping. Chepín, como le bautizó el gracejo popular, ya llevaba en Europa bastante tiempo, primero como estudiante y después refugiado de las revueltas entre Chiang Kai-shek y el Ejército Popular de Liberación, y pensó que la España de Franco podía ser un buen lugar para hacer negocios. En poco tiempo Manuela y el Chepín se casaron, decididos a organizar un negocio de espectáculo de variedades con toque internacional y muy exigente. Al principio, Manolita se integró en la Troupe Chekiang, como ayudante y bailarina en el show del circo, entre trapecistas, perritos y tigres amaestrados.
En 1950, el matrimonio formó su propio Teatro Chino Chekiang. Iba a incluir los mismos números de acrobacia —chinos que giraban sobre su coleta, lanzadores de cuchillos y contorsionistas extremos— , pero también llevarían sus números de revista, para hacer sombra a la mismísima Celia Gámez, la reina del género durante el franquismo. De hecho, el objetivo era ser el espectáculo más audaz del país, incluir números muy osados en contenido y escasez de ropa. Volver a la sicalipsis, al cabaret anterior a la Guerra Civil, donde se mostraba no solo el desnudo, sino el equívoco en el género sexual y un humor que había sido proscrito por la censura.
Manolita era la vedete principal, maquillada con rasgos orientales y un conjunto de atuendos de plumas y brillantes inspirados en el kimono y las decoraciones chinas que volvieron loco al público. Las “variedades arrevistadas” incluían a las bailarinas que interpretaban cuplés de doble significado, al travesti disfrazado de folclórica antes de la folclórica propiamente dicha, a la propia Manolita interpelando al público masculino con preguntas picantes y a los humoristas haciendo chistes e imitaciones de sal gruesa. Todo ello, como se puede suponer, tuvo un éxito muy importante.
Cada vez que llegaba el Teatro-Circo Chino (su segundo nombre y el que más tiempo mantuvo) a una ciudad o un pueblo, se vendían todos los tickets en pocos minutos. Todos querían ver el show, censores incluidos, con los que la familia Chen mantuvo una pelea constante acerca del contenido de las canciones y la indumentaria de las artistas.
Según se relata en el documental realizado por Televisión Española sobre el teatro de Manolita, los empleados avisaban encendiendo una bombilla roja si entraba el censor en pleno espectáculo, por si daba tiempo a cambiar las medias de las vedetes: de las de color carne o cristal que siempre llevaban, por unas mallas negras y muy tupidas, y a tapar los pechos con unas pezoneras.
Los censores, además, con aquella mente que tenían, veían más allá de lo que se decía o insinuaba. Un ejemplo: “Un humorista le decía a otro en escena que tenía cinco hijos y venía el sexto de camino; su replicante le comentaba que entonces su mujer estaba encinta y el padre replicaba que no estaba encinta, sino en Burgos. El censor, nada más escuchar el chiste, multó al humorista ‘padre’ con mil duros porque interpretaba que su mujer estaba cometiendo adulterio con un señor de Burgos que era el padre real de su sexto hijo”.
Así se tiraron treinta años, artistas, empresaria y censores, lo que no impidió que el circo-chino mostrase desnudos, números muy subidos de tono e interpretaciones con letras inspiradas en el cuplé de los años 30, escritas por la propia Manolita, que hacían las delicias del respetable, como Qué justito me entra, mientras las bailarinas hacían guiños y se contoneaban en unas posturas, que ríanse del anuncio este de la muchacha del chicfy. Porque las bailarinas del Teatro Chino eran seleccionadas no solo por sus bondades artísticas, sino por un determinado modelo femenino que ahora no entraría en ninguna pasarela o agencia de modelos (ni, me temo, en las de tallas grandes, por edad y por celulitis). La propia Manolita estaba orgullosa de haberse aumentado los pechos, y lo mismo hacía con sus bailarinas.
Tras décadas de ser la estrella de su teatro, y a causa de una enfermedad, Manolita pasó a las bambalinas y a llevar ella misma el negocio desde su roulotte, que tenía cámaras conectadas con la carpa, donde veía el desarrollo del espectáculo. Ella y su hija eran las gerentes del show, las que decidían el orden de los artistas y las contrataciones. El Chepín actuaba como rico millonario, cazador de talentos y negociador con otros empresarios.
Lamentablemente, a comienzos de los años 60, el propietario de un local en Cádiz, Antonio Encinas, decidió montar su propio teatro chino, además utilizando el nombre de Manolita Chen en el travesti Manuel Saborido, con un espectáculo casi clavado al de los creadores originales. De este modo, artistas de la farándula que habían comenzado sus carreras con Manolita compaginaban actuaciones en los dos teatros chinos, y el original tuvo que cambiar el nombre a Teatro Chino de Manolita Chen.
Pensar ahora en el teatro chino y en lo que supuso para la sociedad española requiere abandonar prejuicios y una posición ideológica desde la que es muy difícil entender fenómenos como este y otros muchos de su tiempo. En los años de la Transición (quizá ustedes lo conozcan como “el régimen-del-nosequé”), los espectáculos de Manolita Chen ya eran considerados una cosa nefanda, producto del atraso secular, la burricie patria y todos esos complejos con respecto a la cultura española que tienen los observadores finos de los medios de comunicación, los que vienen de buenos colegios. Fue entonces cuando escritores como Manuel Vázquez Montalbán los defendió, dentro de su compromiso con la cultura popular. En una de sus obras, la imprescindible Cien años de canción y music hall (Difusora Internacional, 1974), incluye un texto de Francisco Umbral para la revista Destino donde el periodista y autor se explayaba sobre el teatro chino de Manolita Chen en su particular estilo de señorito bohemio o viceversa, que ya no sé dónde empieza Dorio de Gádex y donde termina Baroja en el genial articulista: “El teatro chino de Manolita Chen anda por los desmontes de España como herencia del bululú, la varieté, el cirujeda y otros barracones con gaseosa y mujeres. No es la España negra, pero casi…”. “Es la musa del arroyo, carreriana y mal vestida, es la canción del suburbio… es la burla de las reinas del casticismo”. “El barrio obrero se queda lívido con las luces del cabaret de los pobres”.
Lo cierto es que en una época durísima, sometida la gente humilde a los rigores del franquismo y los preceptos desviados de la escuela nacional católica, el circo de Manolita Chen fue una de las pocas puertas abiertas a la diversión, el humor y la contemplación de un sexo, digamos, fuera de lo trágico y el patetismo. Por lo menos.
21:54
El bipartidismo se hace fuerte en Aragón
El PSOE ganará las elecciones en Aragón. Con el 88% escrutado, obtendrá seis actas, por cuatro de Vox. Unidas Podemos, Teruel Existe y la ultraderecha obtienen un diputado cada uno.
21:57
Marine Le Pen aplaude a Vox
La líder de la ultraderecha francesa, Marine Le Pen, ha felicitado a Vox. La presidenta de Rassemblement National ha aplaudido el auge del partido de Abascal.
22:02, Castilla La Mancha
Ciudadanos se borra de Castilla La Mancha
Desde el año 2003, Susan Watkins se encarga de la edición de la New Left Review, una publicación de referencia del pensamiento europeo que, desde el año 2000, se publica también en castellano. Watkins estuvo en Madrid en un acto con su compañero Perry Anderson y con Pablo Iglesias, secretario general de Podemos, en el Congreso de los Diputados.
Un día después, la editora de la revista, autora también de varios artículos de análisis sobre la situación europea tras la crisis de 2008, se acerca a La Ingobernable, un espacio recuperado por parte del tejido social madrileño. Allí, se presta a una entrevista con varios participantes. Durante media hora habla de la crisis del continente, de los efectos del Brexit y de las posibilidades de transformación que debe explorar la izquierda en este ciclo político.
¿Cuáles son los retos a futuro para una izquierda transformadora en Europa?
Los objetivos a corto plazo tienen que ser identificar los agresivos avances neoliberales del orden dominante en Europa e identificar en ellos cualquier eslabón débil, subrayarlos y atacarlos tan fuerte como se pueda. Como debatíamos ayer, el Pacto Fiscal es uno de los aspectos más inseguros del avance del nuevo orden en Europa. Eso, y por ejemplo en España la modificación de la Constitución para insertar el pago de la deuda, es algo que sería posible organizar internacionalmente, en España, Portugal –donde el Bloco de Esquerda ha propuesto un referéndum en toda Europa contra el pacto fiscal, etc– Así que, ¿cuáles son los eslabones débiles? ¿Cómo podemos movilizarnos contra ellos? ¿Qué herramientas tenemos para movilizarnos contra ellos? Pienso que también es importante atacar allá donde podamos. Frentes múltiples, allí donde haya una oportunidad se debería usar. El nivel de corrupción, el hecho de que el PSOE está básicamente respaldando el Gobierno de Rajoy, esos son aspectos que deberían ser atacados.
¿Se está en este momento en condiciones de derrotar al neoliberalismo, que sirve de base a esta Unión Europea? ¿Ese desmontaje pasa por desmantelar el euro?
Está claro que incluso en Grecia el euro tiene un asombroso grado de legitimidad. Incluso cuando la gente entiende que son el Banco Central Europeo o la Comisión los que están imponiendo controles o recortes realmente dañinos a los gobiernos nacionales, la enorme mayoría de la población en España piensa que el euro funciona mejor que la peseta. En Grecia lo mismo, se debería criticar al Gobierno de Syriza por no haber planteado la pregunta: ¿Qué significa volver al dracma y dejar el euro? Concretamente, ¿cómo lo hacemos? ¿Qué podríamos ganar? ¿Qué ocurriría con la deuda? Cuestiones técnicas. La izquierda debería haber abordado intelectualmente algunas de estas cuestiones. El proyecto para contemplarlas se quedó en estado embrionario.
En Grecia Varoufakis hizo algunas cosas, Tsipras intentó explorar si podría conseguir créditos de China o Rusia, pero había verdadero miedo tanto arriba como abajo, así que ésos son temas que se tienen que abordar. Ciertamente, lo que la izquierda intelectual puede hacer es empezar a hacer esas preguntas técnicas y explorar estos temas. Los franceses han hecho la mayor parte del trabajo sobre este asunto, creo, y alguna de la gente de la tradición regulatoria ha mirado cuáles son las posibilidades para diferentes etapas dentro del euro. Pero la cuestión crucial es el poder de gestionar la moneda, que ahora es de Alemania debido a la crisis. Después viene la pregunta de si sería posible una Alianza de Italia, España, Portugal, Francia… para rechazar las políticas alemanas para el euro. En ese tema el impulso viene del nivel nacional, que no puedes ignorar en Europa.
Previamente has hablado de los tres planos de tensión de la UE, el de las relaciones cívico-democráticas entre los gobernantes y los gobernados y el de las relaciones interestatales entre los países miembro. Me interesa que ahora explique cómo se ha transformado el tercer plano, el de las relaciones geopolíticas, con la llegada de Trump a la Casa Blanca.
Parecía que las mejores cartas del programa de Trump eran su política exterior y lo que decía antes de ser elegido. Pero ¿cómo se le puede dar importancia a lo que dice? Sería bueno que diera marcha atrás en esta agresión loca contra Rusia. Sería histórico que diera marcha atrás en el rol imperial de Estados Unidos. Estaría bien que rompiera el NAFTA, excelente que rompiera el TTIP. Por supuesto todo eso era una ilusión, pero era lo que parecía el aspecto positivo de Trump. Eso se combinaba con mudar la Embajada en Israel a Jerusalén, respaldar a Arabia Saudí y una loca ensalada de declaraciones. Lo que importa es lo que realmente hace. Es muy impredecible. Parece que ha sido acogido por la élite imperial republicana y la cosa sigue igual, así que no es un gran cambio.
¿Y en el caso del Brexit? El aspecto que más nos preocupa es la percepción de que hay un aumento de la xenofobia a raíz del ‘sí’ a abandonar la Unión Europea.
Definitivamente, la peor parte del Brexit son los problemas para la libertad de movimiento, que es la mejor parte de la Unión Europea. Por supuesto, sólo se aplica para gente de dentro de la Unión, y la otra cara de la libertad de movimiento en la UE son los cuerpos ahogados que yacen en nuestras costas. No se puede ser complaciente con la libertad de movimiento en la UE, pienso que debe ser cuestionada. Pero es un aspecto negativo del Brexit. El aumento de la xenofobia no es nada semejante al grado de racismo estatal que ya existía en Gran Bretaña.
Quiero decir que quienes realmente han matado a gente de piel oscura son Blair, Brown, Cameron, bombardeándoles. Ahí es donde está la verdadera crítica del racismo. Las políticas de inmigración siempre han sido gestionadas por un Estado frío y perverso, que ve a cualquier no británico o incluso a los británicos pobres como gente que necesita ser atemorizada. La xenofobia está siempre presente, con Brexit o sin Brexit.
¿Cómo ha afectado a la clase obrera británica ese referéndum?
Por lo que se refiere a la clase obrera, el discurso ha cambiado completamente desde el Gobierno de David Cameron al Gobierno de Theresa May. El Gobierno de Cameron llevaba a cabo una política dura y arrogante contra la clase trabajadora, recortando prestaciones. [George] Osborne, el ministro de Hacienda de Cameron, se marcó eso como objetivo con la arrogante perversidad de la clase dominante. Bien, entonces llegó el Brexit. Las primeras palabras de May fueron “La austeridad ha terminado. La gente trabajadora y sencilla necesita saber que se la está cuidando”. Así que ha habido un enorme cambio de discurso. Dudo que el Gobierno conservador vaya a cuidar a las clases trabajadoras, nunca ha sido así durante muchos años. Veremos, pero los discursos han cambiado. Ha habido un diminuto efecto de control sobre la austeridad dentro de la Eurozona y la Unión Europea, pero (de nuevo) veremos. Además, el otro efecto positivo es eliminar este poder conservador enorme que ha estado apoyando y conduciendo la penetración del capital financiero desde los 80 en la UE, así que hay un equilibrio dentro de la UE mejor que el que había, y quizás abra más posibilidades para Grecia, España, Portugal…
¿Qué papel tiene la City de Londres en estos momentos?
La City de Londres ha sido descrita como el Guantánamo de Wall Street porque pueden hacer allí lo que no se les permite en Manhattan. La mayoría de los grandes escándalos financieros han salido de Londres porque es el salvaje oeste. Ésa es su virtud para el sistema financiero global. Una de las razones por las que Gran Bretaña no se unió al euro fue porque los mercados londinenses más poderosos pensaron que serían más libres, tendrían menos regulación, estando fuera, y podrían hacer más dinero si tuvieran otra moneda para apostar contra el euro, el dólar, etc. La política de no unirse al euro fue en general dictada por la City de Londres. Por supuesto, Frankfurt, París… quieren capturar algo de ese negocio, y quizá consigan algo del negocio europeo. Me imagino que la situación de “Guantánamo” funciona para los grandes bancos de inversión estadounidenses así que ellos quizá abran oficinas más pequeñas en Frankfurt, París o Luxemburgo para esquivar las leyes. Pero lo que ha sido impresionante es que el sector financiero está sólidamente organizado para presionar para obtener todo lo que puedan del Brexit, dando mucho dinero a abogados para descubrir cuál es la situación. Nadie se les puede comparar en términos de determinación.
Antes has hablado de un posible bloque de países del sur de Europa. ¿Tenemos que esperar a la próxima arremetida de la crisis económica para que se vuelva a hablar de esta posibilidad? ¿Va a venir ésta de una crisis bancaria que no se ha cerrado en Italia –ni tampoco en España–?
Un bloque del Sur depende más de la política que de la economía. La elección de Macron es una mala noticia porque Francia tiene que formar parte. Si vuelve Renzi, más Rajoy, Macron… entonces las perspectivas para un bloque del Sur son malas, tanto con una crisis económica como sin ella. Me suelo preguntar si la próxima crisis tomará una forma diferente a la última, porque hay muchos dispositivos de seguridad alrededor de los bancos. Creo que la Reserva Federal haría lo mismo que hizo la última vez. Si algún banco que sea sistémico para Wall Street tiene problemas, los pararían. Es un problema, pero pueden decir que es un éxito parcial que en 2008 detuvieran un colapso a gran escala. Tienen mecanismos tecnocráticos que posibilitarían que el Banco Central Europeo destrozara sus reglas, como de costumbre, y protegiera a los bancos italianos. Yo más bien esperaría que el próximo shock venga de los gigantescos problemas de deuda en China. Otra fuente de desestabilización sería que el dólar subiera, y que todos aquellos que tengan deudas en dólares no puedan pagarlas. Tendríamos otra versión de la crisis de los 90, la crisis asiática. Parece que puede ser una posibilidad con el programa de infraestructuras de Trump, que absorbería dólares hacia allí y crearía otro anillo de fuego de crisis alrededor de esta situación. Pero como todo lo demás, el programa parece ser sólo un tweet (risas).
El concepto de clase en Reino Unido sigue muy vigente, más que en otros países –otra vez con España como ejemplo–. ¿A qué cree que se debe que exista esta diferencia entre un contexto y otro?
La clase es todavía un concepto vital, y tiene sentido analizar en términos de relación con los medios de producción. Pero creo que en Gran Bretaña, culturalmente, la clase ha permanecido como un indicador increíble: la gente habla diferente dependiendo de la clase de la que provengan. La ideología de que no existen las clases viene del liberalismo, éste es el oponente de ese concepto. Según esa visión del mundo, no hay clases. En realidad, el sistema de clases ha cambiado enormemente, así que las viejas etiquetas no necesariamente funcionan pero está todavía muy presente en las desigualdades en aumento y las desigualdades regionales en Gran Bretaña, creo que mucho más grandes que en España. Así que es imposible ignorarlo.
La clase dominante inglesa está concentrada geográficamente en el sur del país, la burguesía industrial ha sido siempre mucho más débil, y la aristocracia terrateniente y el capital financiero han sido mucho más fuertes. La clase obrera organizada ha sido siempre una clase más marginal que estos dos componentes de la clase dominante. La clase trabajadora de jóvenes precarios y las regiones excluidas de cualquier riqueza o crecimiento existen todavía, sin ninguna duda. El empeoramiento de las condiciones de vida ha hecho que los trabajadores de cuello blanco, la clase media-baja, gente pequeño-burguesa, piensen más en términos de clase porque cada vez les cuesta más pagar sus facturas. Por último, debería decir que las categorías que se usan para describir oficialmente la clase (A1, A2, B1…) en Gran Bretaña son muy mala sociología, fueron categorías creadas por empresas de publicidad para decidir a quién iban a vender el coche o la lavadora.
22:04
El PP gana las elecciones en Castilla y León
De ocho a cero: Ciudadanos ha perdido toda su representación en Castilla y León. Las elecciones las gana el PP, que sube de diez a trece escaños. El PSOE repite sus resultados pero pierde los comicios con el 91,4% escrutado.
22:12
Lecturas | Cómo han vencido al fascismo en Grecia
A Billy Bragg (Barking, Essex, Reino Unido, 1957) la música le ha cambiado la vida al menos dos veces. La primera fue cuando vio a los Clash en el festival Rock Against Racism en 1978 en Victoria Park (Londres). La segunda, cuando a lo largo de 1984 tocó varios conciertos en las minas para apoyar las huelgas que echaban un pulso a la férrea mano de Margaret Thatcher.
De esas dos experiencias surgió una carrera musical que aún mantiene, a punto de cumplir los 60. No es lo mismo que en los primeros discos, o que en esa perfecta colección de pop titulada Don’t try this at home que grabó en 1991, o que en su aventura junto a los estadounidenses Wilco en la que rescataron letras olvidadas de Woody Guthrie para hacer estupendas canciones, pero él sigue empeñado en comunicar.
El rasgueo de su guitarra, ésa que lleva las instrucciones para salir a pelear, y una voz dulce de chico punk que se niega a caer ante el cinismo —más efectiva para aprender inglés, o al menos para interesarse por ello, que cualquier programa educativo bilingüe—, son las dos herramientas de un músico cuyas canciones, siempre en la encrucijada entre el amor y la política, como si fueran cosas distintas, siguen obligando a tener fe. En que no pasarán, en que se puede, en que algún día ganaremos.
Antes de su concierto en el festival LaborArte, en Conde Duque, Madrid, Bragg ha atendido a El Salto.
Después de tantos años, ¿qué te hace seguir queriendo escribir canciones y tocar?
Soy un comunicador, creo que eso es lo que hago. Acabo de publicar un libro, Roots, Radicals and Rockers: How Skiffle Changed the World, escribo canciones, artículos, participo en programas de televisión hablando de política,… Siento que aún tengo la oportunidad de ofrecer una perspectiva alternativa.
Las noticias son como las estrellas en el cielo: las vemos pero nada las une, así que intento unirlas como se unen los puntos para dar una perspectiva distinta del mundo que nos cuentan. Probablemente es lo máximo que puede hacer la música para animar a la gente a ser activa a favor de un cambio.
¿No te sientes cansado alguna vez?
Ayer me sentí muy cansado (risas). Todo el día en el aeropuerto de Heathrow. Pero el momento en que estás en el escenario y la gente canta las canciones es irremplazable. Entiendo que de algún modo me pagan para hacer la mierda que hice ayer (volar en una avioneta, cargar el equipo, perder la maleta, estar atrapado en el aeropuerto) y que la música la hago gratis porque lo disfruto.
¿Estás contento con cómo se ha desarrollado tu carrera?
Sí. He sido capaz de ganarme la vida con esto, que es lo que más me gusta hacer, lo cual probablemente es la definición de éxito, sea lo que sea. Mi hermano es albañil, se gana la vida construyendo casas y eso le encanta y es feliz, así que eso es triunfar.
Además, no soy tan famoso, puedo coger el autobús con tranquilidad. Una vez fui en autobús con Paul Weller y fue una locura (risas). Normalmente nadie me reconoce por la calle. Poder seguir viviendo de esto después de 40 años, venir a Madrid, que haya gente interesada, me hace muy feliz, sí.
La primera canción importante para mí fue “The boxer” de Simon & Garfunkel. Tenía 11 años, la escuché en la radio y realmente sentí una conexión muy fuerte
¿Cuál es tu primer recuerdo relacionado con la música?
Cuando tenía cuatro o cinco años fui de vacaciones a Blackpool, en el norte de Inglaterra. En la casa había un tocadiscos, nosotros no teníamos, y un disco llamado Northern lights of Old Aberdeen. Lo escuché muchísimo esos días. Incluso hoy lo puedo escuchar en mi cabeza, aunque no lo he escuchado en más de 30 años. Pero la primera canción importante para mí fue “The boxer” de Simon & Garfunkel. Tenía 11 años, la escuché en la radio y realmente sentí una conexión muy fuerte.
“A new England” es tu canción más conocida pero no es una canción típica de Billy Bragg.
Creo que es una de esas cosas que suceden a veces, al principio de la carrera de un músico. La gente siente mucha conexión con una canción de ese momento y te identifica con ella para siempre.
¿Qué queda de aquel Billy Bragg?
El deseo de viajar, de seguir haciendo cosas, de escribir más canciones, de venir a España, por ejemplo, de conducir seis horas hasta Norfolk el fin de semana pasado para tocar gratis durante una hora para un tipo que quiere ser candidato laborista. El Billy Bragg de hace treinta años tenía ese deseo, y el de hoy lo sigue teniendo.
No es sólo la música política sino que la música, en general, ya nunca va a tener ese rol de vanguardia en la cultura juvenil
¿Adónde han ido las canciones protesta?
La pregunta es adónde ha ido la música. Cuando tenía 19 años, en 1977, sólo había un medio de comunicarme con el mundo, de decir algo como el chico de clase trabajadora que era: tenía que aprender a tocar la guitarra, escribir canciones y dar conciertos. Si ahora estoy enfadado con el mundo, tengo a mi disposición muchas formas de hacerlo saber: una cuenta en Twitter, una página de Facebook, un blog, puedo grabar una canción o hacer un corto y editarlo en mi teléfono móvil.
Ahora hay muchas maneras de comunicar, de hablar con el mundo sin tener que subir a un escenario y ponerte frente a la gente, que es algo duro para muchas personas. No es sólo la música política sino que la música, en general, ya nunca va a tener ese rol de vanguardia en la cultura juvenil. En el siglo XX la música cubría todas las cosas de las que los jóvenes querían hablar. En Inglaterra llegó a haber cuatro grandes revistas musicales que se publicaban todas las semanas y en ellas se leía sobre todo lo que interesaba a la gente joven: música, deportes, ropa, maquillaje,… Ahora está todo atomizado.
Si ahora quieres difundir contenidos políticos puedes escribir en un blog, que es algo muy positivo para las mujeres, por ejemplo, cuyas voces no suelen ser escuchadas. Esto es positivo. Lo negativo es que nadie te va a invitar a Madrid para que leas tus tuits. Así que quizá aprender a tocar un instrumento no sea tan mala idea.
Hay muy pocos chicos de clase obrera que puedan tocar y vivir de ello. Oasis quizá fueron los últimos
¿Escuchan los jóvenes de clase obrera a Billy Bragg?
Buena pregunta. Los grupos de jóvenes blancos con guitarras ya no tienen ese filo político. La música política en Reino Unido ahora es el grime. Muchos artistas de grime, no chicos blancos con guitarras, han grabado vídeos de apoyo a Jeremy Corbyn, que no es un político mainstream. Si buscas política en grupos de guitarras, estás buscando en el lugar equivocado. En el grime, para la audiencia negra de los suburbios, la música sí sigue cumpliendo ese rol de vanguardia, es el modo en que se comunican. Tú y yo no lo podemos entender, seguramente, porque somos mayores.
La gente blanca de clase media en Reino Unido escucha a Ed Sheeran, que vende miles de discos y no está interesado en política. Y allí hay muchísimos chicos que quieren ser como él, no como Billy Bragg.
Hay un problema para la clase obrera a la hora de hacer música. Cuando yo era joven y estaba aprendiendo a tocar o quería formar un grupo, podía hacerlo aunque estuviese parado porque había prestaciones sociales y ayudas del gobierno. Eso ya no existe, así que ahora la única gente que puede tocar en grupos es gente cuyos padres tienen dinero. Hay muy pocos chicos de clase obrera que puedan tocar y vivir de ello. Oasis quizá fueron los últimos. El fin de semana pasado Corbyn habló de esto en un concierto de Libertines en un estadio de fútbol en el norte de Inglaterra.
Has dicho que la música puede ayudar a los procesos de cambio y que la audiencia es la que hace los cambios. ¿En qué manera ayuda la música?
Juntando a la gente. Si voy a tu ciudad, y tú estás amargado por algo, y vas al concierto y alguna canción trata de ello, verás que hay otra gente a la que le afecta, que no eres el único. De algún modo, tu sentido de activismo se recarga. Cuando tenía 19 años trabajaba en una oficina, con compañeros más mayores que yo. Solían hacer comentarios racistas, machistas, homófobos. Yo no decía nada, porque era el más joven.
Cuando fui al concierto de Rock Against Racism a ver a los Clash, después de una gran manifestación contra el racismo, había miles de chavales como yo, había muchas mujeres, muchos chicos gays. Ese día me di cuenta de que mi generación se definía en oposición a la discriminación de cualquier tipo, ya fuese sobre las mujeres o los homosexuales. La cosa no iba sólo de manifestarse contra el racismo, que era lo que yo esperaba. Esto me hizo darme cuenta de que era mucho más grande, iba más allá de eso. Cuando volví al trabajo, pude contestar a algunas de las cosas que decían.
Lo importante no fueron los Clash, ellos no me dieron el coraje para defender mis convicciones, sino que lo hizo ser parte de la audiencia que compartía valores aquella noche
Pero lo importante no fueron los Clash, ellos no me dieron el coraje para defender mis convicciones, sino que lo hizo ser parte de la audiencia que compartía valores aquella noche. Me di cuenta de que no estaba solo. Sí lo estaba en el trabajo, pero no fuera, había una generación en la que yo era uno más, y éramos diferentes a los gilipollas del trabajo. La gente me hizo sentirme fuerte.
La música lo puede hacer, aunque no siempre funciona. El año pasado, el resultado del referéndum del Brexit coincidió con el festival de Glastonbury. Toqué esa noche, en el escenario Left Field, y la gente tenía la necesidad de estar junta, de no sentir que estaban solos, de mostrar su enfado por lo que había pasado. La audiencia de ese concierto fue increíble, súper potente. Mi hijo dice que nunca me había visto tocar así. Pero no fui yo, yo no conducía a la gente, sólo me dejaba llevar, echaba gasolina al incendio que ya existía. No pasa siempre, pero en ocasiones ocurre.
Pero las canciones de amor también pueden provocar esto, puedes tener el corazón roto y escuchas una canción que te hace sentir que no estás solo. El valor de la música es la empatía, es todo sobre lo que trata la música. Te hace sentir como alguien a quien no has visto antes, ya sea Ed Sheeran o Marvin Gaye. Si mezclas la empatía con activismo, obtienes solidaridad, que es lo que intento generar. Uso la empatía de la música, que es mi valor como músico, y pongo activismo en ello para crear solidaridad. Muchas veces no funciona y es sólo un concierto, música, pero otras sí, algo sucede y hay esa oportunidad no de liderar sino de acompañar. La música no tiene el poder de cambiar, sólo la audiencia tiene ese poder.
Como compositor, ¿crees que la gente se fija demasiado en tu lado político?
No mucha gente escribe canciones políticas, así que en gran parte asumo eso, no hay problema. El problema es que la gente olvida que escribo canciones de amor, tengo más canciones de amor que políticas. Lo más interesante son los cruces entre ambas.
Fundaste Red Wedge como movimiento musical con el objetivo de evitar que Thatcher fuese reelegida en 1987, sin éxito. ¿Es posible involucrarse en algo así sin sentir que un partido político te utiliza?
Cuando haces un disco, tienes a una discográfica que te utiliza. La compañía de autobuses te utiliza para ganar dinero pero tú lo usas para desplazarte. La vida está llena de concesiones y compromisos. Lo que hay que hacer es asegurarse que éstos se fijen en tus términos, no en los de otra gente. Si actúas por los compromisos de otra gente, no está bien. Por supuesto que nos usaron, pero igual que nosotros usamos al partido entonces. Hay gente que tiene problemas con esto, pero es que esto es el mundo real. La política no es un juego. Si quieres difundir un mensaje, tienes que pasar por eso. O quédate escuchando a Ed Sheeran.
¿Cómo se supera una derrota como ésa?
Es duro. Aunque más duro fue cuando Thatcher ya no estaba y ganó John Major en 1992, porque pensábamos que entonces sí ganaríamos. Todo se vino abajo, mucha gente lo dejó, se dedicaron a escribir, ser profesores, enfermeras. Pero tienes que estar preparado para esto si quieres ser socialista, es como ser fan del West Ham United (risas).
¿Qué esperas de las elecciones del 8 de junio?
Es una montaña muy alta para que los laboristas la suban. Pero es posible que los conservadores no arrasen, que no ganen por mucha diferencia. Y eso, de alguna manera, sería un buen resultado porque generaría alguna duda sobre la legitimidad de los objetivos del Brexit.
Desde 2010 hay una situación rara en el Reino Unido con los resultados electorales: ese año nadie ganó las elecciones, que es casi imposible bajo nuestro sistema. Luego el referéndum de independencia en Escocia dio un resultado ajustado. En la elección del líder laborista ganó una opción no mainstream. En el referéndum del Brexit no ganó la opción gubernamental. Creo que desde 2010 los resultados electorales han ido contra Westminster, contra el centro. Es posible que el 8 de junio se vuelva a votar contra el centro.
En los últimos diez días, la ventaja de May en las encuestas se ha reducido considerablemente. Ella fue elegida candidata tory sin el apoyo de los electores. Es una situación muy volátil. Si Corbyn ganase, sería más grande que lo que hizo el Leicester City el año pasado (risas). Pero las cosas extrañas suceden.
Aquí se dice que Jeremy Corbyn es un radical. ¿Hay una campaña en los medios contra él?
Absolutamente. Anoche hubo entrevistas a los dos, porque May rechazó un debate televisivo cara a cara, y las preguntas para Corbyn se referían a declaraciones suyas de hace 40 años sobre Irlanda. Es tan ridículo… Lo que tenemos que hablar es sobre el futuro.
La semana pasada se paró la campaña tras el atentado de Manchester. Corbyn hizo unas declaraciones tres días después en las que decía que eso era absolutamente injustificable bajo ninguna circunstancia, pero que hemos de mirar a nuestra política exterior y las decisiones que tomamos. La prensa le atacó pero la opinión pública le apoyaba, el 59% de la gente estaba de acuerdo con esas declaraciones.
El programa laborista no es radical. Mucha gente piensa que estas elecciones van sobre el Brexit, pero lo que está en juego es el derecho a la vivienda, la educación, el cuidado de los mayores.
El año pasado se creó en España la Unión Estatal de Sindicatos de Músicos, Intérpretes y Compositoras.
Sí, en Reino Unido está trabajando desde hace mucho tiempo. Es extraño que aquí no hubiera. El de allí funciona muy bien para las orquestas, en la negociación con las salas y también en el trabajo de estudio, para ceder instrumentos o que los consigan a buen precio.
¿Qué es lo primero que te viene a la cabeza si digo The Clash?
Empoderamiento. Me hicieron creer que podía tocar música.
Margaret Thatcher.
Inspiración. Me inspiró para convertirme en un cantautor político.
Violeta Parra.
¿Quién? Ah, sí. Gran canción “Gracias a la vida”. Es como La Pasionaria chilena. Una voz muy bonita.
Owen Jones.
Es muy listo. Si estuviésemos en el siglo XX, él tendría que tocar un sintetizador para disponer de la plataforma que hoy tiene. Pero es muy listo, sí.
Robert Wyatt.
Es como mi tío. Ha hecho un viaje tan increíble. Posiblemente Paul Weller tocó en apoyo de Corbyn porque Wyatt se lo pidió. Hay muy pocos músicos con diversidad funcional en Reino Unido y él es una imagen muy visible para ellos. Tengo el máximo respeto por él.
22:13
Artículo | EH Bildu consigue acta por Navarra y PNV aumenta un diputado a costa de Podemos
Conseguir cinco escaños era el objetivo de EH Bildu, que en las pasadas elecciones de abril se quedó a 300 votos de lograrlo. Elkarrekin Podemos sigue descendiendo y se sitúa como cuarta y última fuerza en la CAV con tres escaños. PP, Ciudadanos y Vox siguen sin representación en la CAV.
22:15
Escrutinio al 85%
A principios de marzo, el colectivo Juventud Sin Futuro anunció su despedida, el cese de las actividades que desarrollaba como grupo de agitación política y denuncia de las condiciones de vida impuestas a quienes tienen todo por delante y por hacer.
Su tarjeta de presentación el 7 abril de 2011 —el lema ‘Sin casa, sin curro, sin pensión, sin miedo. Recuperando nuestro futuro. Esto es solo el principio’ encabezaba la manifestación con la que ese día salieron a la calle— resumía de manera clara las frustraciones compartidas e incubadas durante años por millones de jóvenes a quienes les habían estallado en las manos todas las promesas de un régimen que supuestamente garantizaba el acceso a una vida digna a cambio de aceptar el modelo —estudia, trabaja, vota y compra piso— que se les presentaba como ideal. Pero desde 2007 la diferencia entre ese patrón y lo que les pasaba cada día se había ido agrandando hasta alcanzar dimensiones abismales.
La calle —en sentido literal y figurado— se convirtió en espacio de encuentro y puesta en común de problemas y soluciones, también preparada, discutida y amplificada por las redes sociales. Juventud Sin Futuro estuvo ahí, participó en lo que se llamaría movimiento de los indignados, posteriormente 15M, y sus campañas ayudaron a visibilizar la ausencia de horizonte que ha obligado a emigrar a miles de jóvenes.
Tras el adiós, hubo voces que señalaron, no sin sorna, que el punto final del colectivo obedece a que algunas de las cabezas visibles de Juventud Sin Futuro ya tienen el suyo resuelto, al haber accedido a cargos públicos en ayuntamientos y parlamentos autonómicos. En su comunicado final, sin embargo, JSF subrayaba que “miles de jóvenes de todo el país siguen sufriendo la precariedad laboral, siguen encadenando becas por trabajo, siguen sin poder acceder a una vivienda, siguen sin poder acceder a la universidad, siguen haciendo la maleta y dejando atrás su vida para buscar esa oportunidad que aquí no tienen”.
Es momento, pues, de acercarse al presente de esa juventud posterior a la que clamaba que no tenía futuro y que puede ser ya la segunda obligada a asumir unas expectativas vitales peores que las de sus progenitores.
Qué esperan, qué les disgusta, a qué aspiran quienes han nacido a partir del año 2000, que vivieron una primera infancia sin la crisis instalada en su habitación —hasta que tiró la puerta abajo— o que no han conocido más realidad que ella, que no participaron del ciclo de movilizaciones del 15M —los mayores apenas habían soplado once velas— y que combinan las clases del instituto con la presencia continua en televisión y redes sociales del secretario general de un partido también joven, Podemos.
A finales de 2016, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), vivían en España casi ocho millones de personas nacidas desde 2000A finales de 2016, según el Instituto Nacional de Estadística (INE), vivían en España casi ocho millones de personas nacidas desde 2000. ¿Se puede hablar de una generación o es más correcto mencionarlas en plural, habida cuenta de las diferencias de clase y género, entre otras? ¿Generación Z, criada en un mundo con conexión permanente a internet? ¿Generación 2018, cuando sus miembros más antiguos alcancen la mayoría de edad legal?
Son las 17:30 de un sábado del mes de abril. En el andén de la estación de metro de Quintana (Madrid), un grupo de chicas y chicos de unos 13 años espera. Ríen, toman algo parecido al mate y se mueven al son de una canción melosa y romántica, con una voz muy tratada, que alborota desde un móvil. ¿Generación autotune? También podría ser.
Irene, María y Yara nacieron en el año 2000. Viven en La Cabrera, un municipio de la sierra norte de Madrid en el que residen unas 2.500 personas. Allí disfrutan de la tranquilidad ausente en la gran ciudad pero lamentan la falta de oferta de ocio y la distancia. En el instituto colaboran en el periódico anual del centro.
¿Seríais las mismas si vivierais en otro sitio?
Yara: No seríamos las mismas, ¡claro que influye un montón! La gente de Madrid de nuestra edad es muy diferente a nosotras, se nota cuando ves a un grupo de chicas, desde el vestir, la forma de hablar, de comunicarse.
Irene: Depende del dinero. En el pueblo no nos preocupamos tanto por nuestra forma de vestir o cómo nos vean los demás, pero aquí es todo muy importante.
María: Seríamos muy diferentes. En Madrid se busca más la apariencia, por lo que conocemos. Por ejemplo, si no llevas unas zapatillas de marca te van a mirar mal. En el pueblo tampoco puedes vestir como quieras, es un ambiente más cerrado y te van a criticar. Influye tanto para bien como para mal.
Carles Feixa, catedrático de Antropología Social en la Universidad de Lleida y autor de De la generación @ a la #generación (NED Ediciones, 2014), considera que deben darse al menos tres condiciones para que se pueda hablar de generación: un acontecimiento que impacta en toda la sociedad actuando como parteaguas entre un antes y un después en la conciencia colectiva, pero que influye de manera distinta en función del momento vital en que se encuentren los protagonistas y de su edad; cierta idea de pertenencia a una generación, y unos procesos materiales de creación de nuevos agentes sociales en la fase juvenil.
Feixa explica a El Salto que en esta juventud posterior al 15M sí existen algunos rasgos convergentes, como la sobretitulación académica, la precariedad laboral como condición vital, el alargamiento del periodo de dependencia juvenil, la postergación de la fecundidad, una cierta repolitización o la integración en una cultura digital de segunda hornada —la web social—, que él denomina generación hashtag.
“No hay que confundir generación y cohorte”, apunta Josune Aguinaga, profesora de Sociología en la UNED y coordinadora del monográfico sobre jóvenes e identidades publicado por el Instituto de la Juventud en marzo de 2016. Una cohorte son quienes han nacido en el mismo año, mientras que una generación no comienza ni termina de repente. “La pertenencia, o no, a una generación viene determinada por otras variables socioculturales, geográficas, de hábitat —rural o urbano— y, por supuesto, por la clase social”, especifica.
Para Juan María González-Anleo, autor de Generación selfie (PPC, 2015), hay indicios simbólicos que permiten empezar a hablar de una nueva generación, “y quizás esto sea más importante que lo que detectan las estadísticas”, precisa.
Este profesor señala que lo que caracteriza a la adolescencia de nuestros días es el entorno en el que está creciendo: “Esa nueva generación simbólica es la generación de la crisis en la que aún estamos o en la que ellos sin duda están y seguirán estando mucho tiempo. László Andor, comisario europeo de Empleo y Asuntos Sociales, dijo en una entrevista que no podíamos hablar del final de la crisis con niveles tan altos de paro. Si esto es cierto, lo es tres veces más en el caso de los jóvenes”.
En su opinión, la crisis que define a esta nueva generación —“no la crisis de los más ricos, ni la de la que hablan los medios, sino la suya, en la que viven”— se viene gestando desde antes de 2008 y ha tenido como peor consecuencia la asunción de circunstancias que deberían ser inaceptables: “Desde los años 80 estamos viendo como normal que los chicos se queden en casa de sus padres hasta los 30 porque pagar un piso les condenaría a la miseria. Desde principios de siglo hablábamos de mileurismo y nos acabamos acostumbrando, ahora estamos en el miseurismo, y nos acostumbraremos”. Bienvenido, hijo, a la realidad.
Según las ediciones V y VI del Informe de aplicación de la Convención sobre los Derechos del Niño de Naciones Unidas, presentado por el Ministerio de Sanidad en mayo de 2016, la tasa de menores de 18 años en riesgo de pobreza o exclusión (el índice AROPE) creció en 2,5 puntos entre 2010 y 2014, llegando al 35%.
El indicador agregado relativo al porcentaje de niños, niñas y adolescentes que viven en hogares con muy baja intensidad en el empleo fue el que evolucionó más negativamente durante ese periodo, partiendo del 9,1% en 2010 y alcanzando el 14,2% en 2014, tres puntos más que el de la población general.
El 28,6% de las menores de 16 años y el 29,2% de los menores se encontraban en situación de riesgo de pobreza a finales de 2016Más reciente, la última encuesta del INE sobre condiciones de vida mostraba que el 28,6% de las menores de 16 años y el 29,2% de los menores se encontraban en esa situación de riesgo de pobreza a finales de 2016.
“Cuando nace la cohorte del año 2000 se encuentra en el mejor de los mundos posibles —recuerda Aguinaga—, y a los ocho años muchos se ven afectados por la pobreza que golpea a sus padres de una forma brutal, así que es de esperar que las salidas que encuentren para su futuro vayan por las vías tecnológicas”.

Rares tiene 16 años y Nerea 15. Él nació en Rumanía, pero la mayoría de sus recuerdos son fotos del mismo barrio de Madrid en el que se ha criado ella. Ambos cursan 4º de la ESO en un instituto público en Vallecas y saben lo que es crecer en medio del derrumbe. “Llegas un día a casa y tus padres te dicen: ‘No, hoy no hay dinero’, o tus amigos te cuentan que en sus casas no hay dinero”, dice Nerea mientras Rares puntualiza que “la crisis se nota en los últimos años a mediados de mes, cuando ya no puedes hacer muchas cosas porque no hay dinero hasta principios del mes siguiente”.
La experiencia les ha otorgado un conocimiento diferente al que se adquiere leyendo ensayos o viendo telediarios, como destilan las palabras de ella: “No es lo mismo una persona que vive en el barrio de Salamanca que alguien que vive en Vallecas, que todo el rato ve gente a la que desahucian, que vive en la calle. Ya no es gente que no conozcas, son amigos que te dicen que van a desahuciar a sus padres. En el barrio de Salamanca lo ven por la tele”.
Junto a la crisis, el otro suceso que marca a quienes hoy son adolescentes ha cumplido seis años este mes de mayo. Feixa opina que el 15M reúne todas las características de lo que autores como José Ortega y Gasset y Karl Mannheim denominaron acontecimiento generacional. Su influencia sobre quienes han nacido después del año 2000 tiene un peso muy relevante, valora, “no solo por haber crecido viendo a Pablo Iglesias —y a Albert Rivera— en la tele, sino sobre todo porque los códigos para interpretar lo que ellos dicen se han modificado”.
¿Cómo vivisteis el 15M?
María: Mi madre fue, pero yo no me acuerdo de nada. Yo le decía que no fuera a las manifestaciones, a ver si le iba a pasar algo (risas). Pero hace poco hemos ido a manifestaciones y no pasa nada.
Irene: Yo no lo viví, no me acuerdo de nada.
Yara: Yo me acuerdo de verlo por la tele, pero no lo recuerdo claramente porque era muy pequeñita.
La escritora Carolina León reconoce que el 15M la transformó a ella y también a sus dos hijas adolescentes, que entonces tenían cinco y diez años. “Nuestras conversaciones y formas de relacionarnos —recuerda— han estado atravesadas por las realidades que entraban desde la calle. Desde siempre vivíamos con poco dinero, pero después del 15M adquirimos otra mirada, para ir juntas a las manifestaciones, por ejemplo”. León ha volcado parte de sus experiencias en el libro Trincheras permanentes, que la editorial Pepitas de Calabaza publica este mes.
“Lo más complicado de criar a dos chicas en estas edades —admite— es no creerte que les vas a salvar la vida. Cuando ellas empiezan a ser sujetos y te das cuenta de que, además de ti, tienen otro montón de cosas e influencias, tanto en la cercanía como en lo digital, te percatas de que no las vas a salvar de nada, ellas saben más que tú de muchas cosas”. Carecer de respuestas, vivir en una cuerda floja permanente y no saber hasta qué punto se la traspasa a sus hijas son preocupaciones constantes para León, quien no cree que puedan independizarse a la edad que lo hizo ella, con 19 años.
El momento de reunión de las tres, afirma, es la cena, “cuando por fin nos sentamos juntas y charlamos un rato. Por mucho que nos guste ver series o hacer otras movidas, intentamos sentarnos a cenar. Luego, ya cada una otra vez a su pantalla”.
¿Podríais vivir sin móvil?
Irene: Sería muy complicado. A veces se te pierde o rompe, estás una semana sin móvil y parece que te falta algo, como que no puedes salir a la calle sin el móvil, no vas a saber qué le pasa a la gente, qué ocurre si me pasa algo cuando bajo a tirar la basura (risas). Sientes esa necesidad que nos han puesto de estar comunicada siempre. Ahora se habla más por WhatsApp o Telegram que por la vida real.
María: No podría, no por el hecho del aparato sino por la comunicación, por poder saber de otras personas. No solo hablo con mis amigos de cuatro chorradas sino que hablo con mis abuelos, por ejemplo. El móvil nos está dando muchas herramientas pero también nos está quitando comunicación cara a cara que antes tenía la gente. Pero es que en la sociedad ahora mismo está todo el mundo con el móvil. Es inevitable.
Yara: Estamos super-enganchados todos con el móvil, especialmente a nuestra edad.
Nerea: No podría vivir sin móvil. Hacemos todo con el móvil: jugar, escuchar música, ver series, hacer los deberes, comunicarnos…
Rares: Es que realmente tienes gran parte de tu vida dirigida hacia el móvil.
El tercer trazo con que se esboza a esta generación son sus modos de relacionarse en (y con) un mundo imposible de concebir sin internet. La velocidad con la que mueven los dedos por las diferentes pantallas de variados dispositivos, la cantidad de estímulos a los que se enfrentan y los cambiantes códigos de las interacciones virtuales constituyen rasgos de época y un rompecabezas para los adultos.
Algo más de la mitad de los niños españoles de 11 años disponía de teléfono móvil en 2016, una proporción que alcanzaba el 93,9% entre los de 15 añosAlgo más de la mitad de los niños españoles de 11 años disponía de teléfono móvil en 2016, una proporción que alcanzaba el 93,9% entre los de 15 años, según la Encuesta del INE sobre Equipamiento y Uso de Tecnologías de Información y Comunicación (TIC) en los Hogares. Por vez primera, el número de menores usuarios de internet superó al de los de ordenador. Se diría que quien no está, no existe.
“El espacio educativo se fragmenta en múltiples microcursos de garantía juvenil. Los espacios de ocio se privatizan y comercializan. El cemento que une estos espacios fragmentarios y fragmentados es el ciberespacio, que es precisamente donde esta generación se encuentra: en las redes sociales”, argumenta Feixa.
El informe El bienestar de los estudiantes: resultados de PISA 2015, presentado el 19 de abril por la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), señala que el 69% de los quinceañeros españoles “se siente mal” si no tiene conexión a internet y que el 22% navega más de seis horas diarias fuera de clase, por lo que los denomina “usuarios extremos de internet”.
“No tener acceso a las TIC no convierte a la infancia en ‘salvaje’, sin embargo no controlar su acceso sí”, advierte Aguinaga, recordando los casos de abusos y acoso en redes sociales. Para poder manejar la imagen y la identidad que generan en ellas, considera que “los niños y las niñas necesitan desarrollar sus habilidades, y es más prioritario que aprendan primero a leer, a comprender y a pensar para acceder a las TIC con seguridad. Esto, sin duda, es responsabilidad tanto de los padres como del sistema educativo”.
La manera de consumir noticias y acercarse a la información es otra de las características que marca distancias con las generaciones previas. Tanto por los canales como por los contenidos. Desterrada la lectura de publicaciones impresas, ésta es “la generación de las web series y los tutoriales de YouTube, donde se puede componer una televisión a la carta”, según Feixa. “Por supuesto, el poder de las industrias culturales para determinar el consumo es grande, pero no unívoco”, precisa.
León reconoce que se sintió impotente hace tiempo y que dejó de preocuparse por lo que sus hijas ven o no en internet. Recuerda que fue admitiendo que tenían “una madurez para administrar su absorción de contenidos” y entendió que en lugar de pronunciar discursos moralistas o preguntarles por qué veían una serie de vampiros, “era mejor intentar comprender y que me enseñaran: qué estás viendo, quién es ese youtuber con el que te ríes tanto”.
¿Seguís a youtubers?
Irene: Sí, estoy metida en ese mundo (risas). Me entretienen, me gustan. Suelo ver de comedia, relatos, viajes. Veo youtubers muy diferentes a los que ve María.
María: A mí me gustan mucho los de moda y belleza. El mundo YouTube es un mundo enorme, que no conocemos. Lo que te ofrece es que tú puedes elegir el contenido que quieres ver. En la televisión no puedes elegir.
Yara: Yo no veo youtubers. Me parecen una chorrada, no los aguanto. Me parece una chorrada ver a un tío hablando a una cámara, y lo ven millones de personas. Hay un montón de gente preparada por el mundo, que ha estudiado un montón de cosas y que sabe mucho más que estos ninis que están ganando mogollón de pasta haciendo vídeos con chorradas. No me gusta y no los veo.
Ninis. Quienes ni estudian ni trabajan. Una etiqueta despectiva dirigida a una parte de la juventud que originalmente era una denuncia frente a un sistema incapaz de ajustar la oferta educativa y el mercado laboral. Al añadirse el sustantivo “generación” en un reality show de La Sexta, “la denuncia se volvió contra las propias víctimas, a quienes se culpó de su propia marginalidad”, recuerda Feixa.
¿Qué os enfada de los mayores?
Yara: A veces se olvidan de que han tenido nuestra edad y que han tenido las inquietudes que tenemos y a lo mejor no saben ponerse en nuestro lugar, empatizar.
Irene: También te tratan como que eres poco responsable, no sabes nada, no tienes ni idea de qué vas a hacer. Se nos critica según esos estereotipos: eres adolescente, seguro que mientes, haces cosas mal…
María: También te dicen que hagas tú lo que no han podido hacer o lo que querían hacer cuando eran jóvenes. El tema de las ciencias, por ejemplo: si tienes buenas notas, te dicen que estudies ciencias y seas ingeniero. No, yo no quiero ser eso. Pero es la carrera que todo el mundo tiene idealizada, piensan que vas a ganar mucho dinero y vas a tener una vida muy fácil.
Feixa sostiene que cada generación adulta proyecta sobre los jóvenes sus propios temores: “Son los miedos de siempre —sexo, drogas y rock’n’roll— pero en odres nuevos: redes sociales, reguetón, bullying”. Para él, no hay indicadores serios que justifiquen la alarma —“no hay pruebas de que los índices de criminalidad, de fracaso escolar o de acoso entre iguales hayan aumentado”— pero sí ha cambiado la sensibilidad social ante los mismos, ahora mayor, y, sobre todo, “la capacidad viral de los nuevos medios —las redes sociales— para que tales miedos se amplifiquen”.
León y sus hijas no tienen “grandes problemas de convivencia” pero la escritora echa de menos mayor implicación en la vida doméstica: “Tendría que ser más una cosa de tres y no yo de capitana”.
¿Os interesa la política?
María: Sí. Me interesa mucho. Me gusta comparar las propuestas de unos partidos y otros, no ceñirme a uno.
Yara: A mí me interesa desde hace relativamente poco, con la irrupción de estos nuevos partidos, Podemos y Ciudadanos, a los que veo más cercanos al pueblo, y a partir de ese momento me empezó a llamar más la atención.
La acusación de desinterés por las cuestiones políticas siempre aparece cuando se habla de la juventud. Pese al notable ejemplo de lo contrario que supuso el 15M, esta idea vuelve a sobrevolar bajo el concepto de generación click, poco dada a reivindicaciones y muy acostumbrada a lograr un efecto inmediato de sus acciones, con un sencillo movimiento de dedo. Para González-Anleo, éste es un discurso simplista y sesgado que mantiene con vida “un tópico ya demasiado extendido a pie de calle y en círculos académicos: la idea de que los jóvenes son unos comodones incapaces de levantarse del sillón para luchar por nada”.
Feixa encuentra puntos en común entre la adolescencia posterior al 15M y la que creció en los años 80. “Después de la Transición —‘contra Franco vivíamos mejor’—, los ideales colectivos parecieron desvanecerse, y ello coincidió con las secuelas de la anterior crisis y con el primer Plan de Empleo Juvenil impulsado por el PSOE. Después del 15M, los ideales colectivos se han convertido en política, lo que coincide con las secuelas de la post-crisis”.
Las hijas de León “tienen una forma de ver el mundo crítica, despierta, muy contestataria, muy rabiosa a veces”, describe la escritora. “Es el germen para estar activa pero no sé en qué medida viene del poso que me dejó el 15M o de nuestras amistades, de la gente del barrio o también está en ellas”.
¿Cómo se pueden cambiar las cosas?
Yara: Supongo que a través de estos nuevos partidos podrían cambiarse las cosas porque, al fin y al cabo, surgen de movimientos como el 15M y, de alguna forma, estos movimientos sociales llegan por fin a poder realizar sus ideas en el Parlamento, de manera democrática, más seria. Creo que es una vía posible. A ver si saben llevarlo bien y no se convierten en lo mismo de siempre, en otro PP o en otro PSOE.
María: Habría que eliminar todo lo que tenemos hasta ahora, porque ya hemos visto que PP y PSOE son corrupción. Hemos empezado a desconfiar de la política. Tendríamos que cambiar de partidos, a lo mejor Ciudadanos y Podemos puede que sean o puede que no. Tendríamos que cambiar totalmente, hacer una política nueva que haga todo tipo de reformas que ayuden a la ciudadanía. ¿Por qué votamos otra vez a unas personas que no nos están ayudando?
Nerea: Repartiendo la riqueza, que no sean los más ricos quienes lo tengan todo o puedan tenerlo todo.
Rares: Que los más ricos paguen más impuestos.
Según la Encuesta de Población Activa, en el cuarto trimestre de 2016 había 96.900 personas de entre 16 y 19 años ocupadas (habían trabajado al menos una hora a cambio de una retribución durante la semana previa a la encuesta), y 137.500 paradas.
En el cuarto trimestre de 2016 había 96.900 personas de entre 16 y 19 años ocupadas y 137.500 paradas“La oferta patronal es verdaderamente pobre. Hay poco empleo, una mano de obra generalmente sobrecualificada y condiciones de trabajo muy poco atractivas”, valora Luis Ocaña, abogado laboralista de la cooperativa Autonomía Sur.
Para Lucía Losoviz, especialista en derechos de la infancia, fijar los 16 años como edad mínima para trabajar es algo que ha de ir acompasado con el resto del ordenamiento jurídico: “Actualmente se permite la emancipación a los 16 años, por lo tanto la legislación laboral debe permitir esa independencia económica: no se puede subir la edad de trabajo y dejar la de emancipación a los 16. Hay que garantizar los derechos económicos y sociales de las personas”.
Ocaña considera que las propuestas de ampliar la vida laboral “solo tienen sentido cuando se trata de degradar ciertas condiciones de la educación, por un lado, y de los trabajadores por otro. Existen pocos empleos disponibles, muchísimos desempleados y que se reparta menos el empleo no es ninguna solución”. En esa estrategia, añade, “la incorporación más temprana al mercado de trabajo juega un papel esencial”.
En cuanto a las repercusiones de empezar a trabajar con 16 años, ambos coinciden en que es una circunstancia que puede limitar las expectativas de desarrollo personal.
La canción sigue siendo la misma
Aunque las maneras, formatos y canales mediante los que es consumida han experimentado una radical transformación en los últimos 20 años, la música continúa desempeñando un papel fundamental en la socialización adolescente. Menos duraderas —“ese tema es tan 2016″—y más fragmentadas —se escuchan canciones sueltas de los estilos más variados, el disco suena a reliquia—, las propuestas de vida vehiculadas mediante la música siguen calando, pero más tenuemente que antaño.Así lo confirma María Márquez, periodista y educadora en prevención de violencia de género en institutos públicos: “El reguetón, el pop-reguetón, el trap o el rap, algunos de los estilos musicales que más pueden estar escuchando ahora los adolescentes, están ligados a códigos estilísticos y formas de ocio y convivencia propias. Hacen tribu pero de una forma más heterogénea y relajada que en otros casos”.
Convertido YouTube en el gran transmisor musical del siglo XXI —sus contenidos más vistos son videoclips pertenecientes a dos multinacionales—, Márquez advierte de que a los adolescentes les cuesta considerar la música como un producto cultural influyente “que emite mensajes negativos en muchos sentidos”, especialmente los referidos a las mujeres y sus cuerpos, entre los que cita la validación del “tóxico amor romántico”, la justificación de la violencia psicológica o la defensa del dinero y el cuerpo exuberante como valores esenciales.
Ella no considera que exista una relación directa entre lo que se ve en los videoclips y el comportamiento de los chavales, pero sí alerta de algunas consecuencias: “Si de los 100 videoclips que pueden ver en un año, por poner una cifra, en el 98% aparecen nalgas y pechos de mujer en primer plano, los chicos heterosexuales tendrán una visión del cuerpo femenino y del ‘acceso’ a la mujer que es muy perjudicial de cara a cómo tratarán y considerarán a sus parejas y a las mujeres en general”.
Márquez aboga por enseñar a los adolescentes a analizar críticamente, “no para que dejen de escuchar música ni para demonizarla, sino para que sepan lo que es éticamente reprobable, aquello que no se puede pasar por alto”.
Ana Molina Hita, profesora en un colegio público, enfoca el problema en la incomprensión de los adultos, que es lo que, en su opinión, genera la alarma. “Centrar el debate en los contenidos que consumen es una forma de tirar balones fuera —asegura a El Salto—. Los adolescentes no surgen por generación espontánea. La sociedad no la han construido ellos, no la han inventado, ya estaba aquí cuando llegaron. Si te indigna que tu hijo escuche las letras machistas de Maluma, no te centres en Maluma, tu hijo lleva aquí quince años. A lo largo de su educación le han sido transmitidos muchos puntos de vista que consideramos verdaderos pero que no solo no lo son sino que le causan infelicidad”.
Ella formó, junto a varias alumnas, el grupo de pop electrónico Milagros. Aunque las chicas dejaron el colegio hace cuatro años, siguen en contacto y haciendo música juntas. Acaban de publicar cinco canciones nuevas en las que ponen ritmo a poemas de Gloria Fuertes.
Molina Hita se muestra muy crítica con la desaparición de las Humanidades en los Planes de Estudios pero reconoce que sus prioridades como maestra han variado en los últimos años: “En lugar de centrarme en la ‘Imaginación al Poder’, me centro en el derecho de mis alumnos a poder desayunar y tener agua caliente en casa. En muchos centros damos de desayunar, comer y merendar prácticamente al 100% del alumnado”.
22:15
Panorama no apto para cardíacos
Las sumas no salen: la caída de Unidas Podemos y el auge de Vox dejan a los bloques más cerca que en abril. El centro-izquierda tiene ventaja pero necesitará a los partidos nacionalistas e independentistas si se confirman los resultados. El hundimiento de Ciudadanos lastra al llamado “trifachito”.
22:33
Difícil gobernabilidad
¿Recuerdan a Jane Eyre, la protagonista de la novela de Charlotte Brönte? Tanto ella como la escuela Lowood son trasuntos de la autora, quien, al igual que sus hermanas, asistió a un colegio inspirado en el sistema de la ‘enseñanza mutua’. El pedagogo Joseph Lancaster lo ideó como solución al problema del analfabetismo infantil en las grandes ciudades. Con muy pocos medios se podía conseguir que los niños (y las niñas) pobres fuesen educados por maestros que iban delegando en los alumnos más aventajados el cuidado de los más pequeños. Ellos se convertían en maestros y así sucesivamente.
El sistema funcionó bien hasta que la empresa privada y la religión vieron el potencial. Varias iniciativas, sobre todo la del clérigo Andrew Bell, se hicieron con el ‘negocio’ y lo tiñeron de ideología: había que educar, sí, pero en la fe cristiana. Ahora se llamaría sistema Lancaster & Bell. De esta forma llegó muy pronto a España, de la mano del militar británico Juan Kearney (a las órdenes del Infantado), que fundó la primera Escuela Lancasteriana para niñas en la calle Valverde de Madrid. Era 1820 y fue, efectivamente, la primera escuela para niñas de clase media. Las mujeres no iban al colegio salvo las ricas, que por esas fechas también pasaban un tiempo en las instituciones religiosas más privilegiadas, pero sin ningún fin pedagógico.
Aunque fuese en la fe católica, ese plan para educar a las niñas y además formar maestras tuvo que sortear muchísimas trabas y cortapisas. El analfabetismo femenino era abrumador, pero hasta entonces no se había hecho nada para evitarlo, ya que la idea de contar con mujeres con estudios era todavía más insultante que mantenerlas analfabetas. Las Cortes de Cádiz habían aprobado el Informe Quintana de 1813, donde se incluía un proyecto para extender la enseñanza pública y gratuita a las niñas, pero la Restauración de Fernando VII lo dejó en suspenso.
Años después, el ministro de Fomento del gobierno de Narváez, Claudio Moyano (quizá le recuerden por la cuesta que lleva su nombre en Madrid), consiguió que se aprobara en el Congreso su Ley de Instrucción Pública, en la que ordenaba construir escuelas para niños y niñas en las localidades con más de 500 habitantes, así como la creación de escuelas para maestras.
Pese a todo, la educación no sería igual: las niñas solo tenían asignaturas de ortografía y gramática, el resto eran materias sobre hogar e higiene (además de la religión, por supuesto). Y las maestras recibían la cuarta parte del salario de un maestro. A pesar de la injusticia, esta ley supuso un paso de gigante en un país en el que, hasta entonces, a las mujeres se las consideraba seres inferiores, no solo ante ley, sino por el dogma religioso y filosófico.La madrileña Ramona Aparicio tenía catorce años cuando, como Jane Eyre, fue nombrada maestra de la Escuela Lancasteriana. En 1858, con la Ley Moyano, la Lancasteriana pasó a unirse a la nueva Escuela Central de Maestras y su sede fue trasladada al número 4 de la calle Arco de Santa María (hoy, Augusto Figueroa). El colegio poseía su propio grupo de maestras, más unos pocos maestros y sacerdotes externos. Ramona Aparicio terminó siendo la directora y continuó en su puesto más de cincuenta años. Este primer plan de estudios seguía siendo deficiente en los contenidos, solo se aplicaba el esfuerzo en tareas propias de amas de casa, como coser o bordar.
El verdadero impulso llegó de la mano del rector de la Universidad de Madrid en 1869, Fernando de Castro, fraile franciscano de vasta cultura. Un año antes de la ‘Gloriosa’ y favorecido por el clima político del Sexenio Revolucionario, de Castro organizó las Conferencias Dominicales para la Educación de la Mujer, un ciclo de charlas a las que invitó a intelectuales de la época, para que detallaran la importancia de una mujer educada en todas las asignaturas, tanto científicas como de humanidades. El ideario de Fernando de Castro, aunque avanzadísimo para la época, se encontraba dentro de los principios católicos: desarrollar las potencialidades de la mujer para que sirviese mejor dentro de la unidad familiar, no como un fin en sí mismo, tal y como lo consideraban personajes unidos a la institución, como la condesa Pardo Bazán o Concepción Arenal.
Entre 1878 y 1907 se crearon cursos de Comercio, Correos y Telégrafos, Idiomas, Dibujo y Música, Archiveras y Bibliotecarias, Taquigrafía y Mecanografía que formaron a 6.000 chicas de clase media
Gracias a estas charlas, nació el Ateneo Artístico y Literario de Señoras, que vendría a ser un salón de preciosas con dos siglos de retraso, formado por señoras de la alta sociedad y fundado por Faustina Sáez de Melgar. Seis asistentes a las conferencias fueron examinadas de sus contenidos, reconvertidos en cursos, y de ellos nació la Escuela de Institutrices (un grado más alto que el de maestra), dentro de la Escuela de Maestras, también con Ramona Aparicio de directora. Las primeras institutrices se matricularon en 1870.
Asociación para la enseñanza de la mujer
La respuesta fue tan entusiasta que el catedrático De Castro fundó en 1871 una entidad que se considera imprescindible en la historia de la educación española: la Asociación para la Enseñanza de la Mujer, dedicada a la pedagogía femenina e inspirada en los principios del krausismo, que facilitaría medios y conocimientos a todas aquellas alumnas que deseasen la especialización para trabajar. Entre 1878 y 1907 se crearon cursos de Comercio, Correos y Telégrafos, Idiomas, Dibujo y Música, Archiveras y Bibliotecarias, Taquigrafía y Mecanografía que formaron a 6.000 chicas de clase media, por los precios asequibles de las matrículas. Gracias al empeño de la asociación, se consiguió, entre muchas otras cosas, que las mujeres fuesen admitidas en el Ateneo de Madrid, donde se les tenía vetado el acceso.
Tras la muerte de Fernando de Castro en 1874, su sucesor, Manuel Ruiz de Quevedo, llevó la escuela de institutrices y la escuela normal al resto de provincias. En apenas 25 años, cuando ya proliferaron otros colegios y la Institución Libre de Enseñanza dominaba el mundo académico, la Asociación para la Enseñanza de la Mujer desempeñó un papel fundamental y muy poco reconocido, formando maestras de conocimientos especializados y competentes. Ni los poderes públicos o religiosos, ni siquiera los medios de comunicación o el ambiente cultural, estuvieron de su parte. Todos conspiraron contra ella, entrometiéndose en su administración y cuestionando la validez de la figura de la maestra de primaria. Sin embargo, personajes como María Lejárraga y sus ideas sobre el asociacionismo de la mujer, como agente de transformación social, derivan de la Escuela.
Antes de la Escuela de Maestras e Institutrices no se conocía en España la figura de la mujer estudiante. La razón es evidente: el acceso de la mujer al conocimiento podía ser discutible, incluso justificado en ciertos casos como frivolidad o rareza, pero lo de estudiar para conseguir un puesto de trabajo era simplemente inaceptable en términos sociopolíticos e ideológicos. Hasta 1910 no se legisló la libre admisión. El movimiento estudiantil en esos años favoreció la incorporación de las mujeres a la vida política y a la toma de decisiones en unos momentos absolutamente críticos.
La asociación nacional de mujeres
Las mujeres formaron sus propias asociaciones, que fueron desde la militancia política en el socialismo (muy pocas y con escasa representación) a la participación confesional en la iglesia (Acción Católica de la Mujer), pasando por el feminismo de la Asociación Nacional de Mujeres Españolas, fundada en 1918 por María Espinosa de los Monteros e Isabel Oyarzabal de Palencia. En 1921, Carmen de Burgos puso en marcha las actividades de la Cruzada de Mujeres Españolas, que salió a la calle el 31 de mayo pidiendo el sufragio femenino en Madrid. En la manifestación, repartieron un manifiesto firmado por miles de mujeres, aristócratas, obreras y artistas.Este movimiento en favor de los derechos de la mujer quedó detenido por el golpe de Estado de Primo de Rivera en 1923. La política del dictador hizo varias modificaciones en la ley que posibilitaron cambios sobre la situación legal de las mujeres, pero estos fueron más de tipo cosmético que realmente eficaces. Sucedió lo mismo con el mundo educativo. El ministro de Instrucción Pública y Bellas Artes del Régimen, Eduardo Callejo, presentó su ley de reforma educativa en 1928, aunque ya había emprendido cambios profundos en la estructura del bachillerato. Esta reforma suponía volver a incluir los preceptos católicos en los contenidos académicos, no respetar la autonomía de los docentes, que las instituciones religiosas otorgaran títulos académicos sin homologar (el tristemente famoso artículo 53), así como proscribir de nuevo las enseñanzas en lenguas distintas del castellano. El conflicto estaba servido.
Como había hecho con las mujeres, el dictador quiso adoptar una postura condescendiente y consiguió una reacción contraria y muy violenta. El ambiente se hizo insostenible: los estudiantes quemaban los retratos oficiales, entraban en los cafés del centro soltando octavillas y haciendo pintadas en los edificios oficiales. Las banderas rojas de la Federación Universitaria Escolar (FUE), que se había reconstruido a partir de la Unión Liberal de Estudiantes, asustaban a los vecinos. Creían que habían entrado los comunistas en Madrid.
Durante el curso 26-27, la FUE se creó entre las universidades de Madrid y Valencia. Sus dirigentes eran Antonio Mª Sbert, Arturo Soria, José López Rey, Antolín Alonso Casares y Carmen Caamaño. La Dictadura les negó cualquier categoría legal, pero consiguieron extenderse a otras facultades y ser muy numerosos. En el 28, Luis Jiménez de Asúa fue expulsado de la cátedra por leer en la universidad de Murcia una conferencia titulada “Aspectos jurídicos de la eugenesia y la maternidad consciente”, contra la que el diario católico El Debate emprendió una campaña nacional, por considerar “una aberración de la pornografía debatir en las aulas sobre el embarazo, el aborto y la contracepción”. Los estudiantes de la FUE hicieron una huelga de 24 horas, se manifestaron en Madrid y apedrearon la sede del periódico.
Con el Ateneo clausurado por orden ministerial, en el paraninfo de la universidad los estudiantes tiraron al suelo la estatua de Alfonso XIII hecha por Benlluire. La cabeza apareció en un arroyo cerca de los Altos del Hipódromo, donde se encontraba la Institución Libre de Enseñanza. La Guardia Civil entró a caballo en la universidad (en la calle San Bernardo) y detuvo a gran parte de los integrantes de la FUE. Entre ellos, cinco de mujeres: la dirigente Carmen Caamaño, Pepita Callao —vocal de la asociación— y las estudiantes Isabel Tellez, Adelaida Muñoz y Lucía Bonilla. Las cinco son internadas en la prisión de mujeres de Malasaña, en la calle San Bernardo esquina con Quiñones.
El fin del régimen de Primo
El escándalo por haber encerrado a cinco muchachas fue mayúsculo. La gente se volcó con las reclusas, dejando flores en la acera de la calle Quiñones, y Victoria Kent y Clara Campoamor se ofrecieron como abogadas de una causa que no tenía justificación alguna. A los pocos días fueron puestas en libertad. Este suceso no hizo más que debilitar el Régimen de Primo de Rivera, cuyo final coincidió con la huelga general de estudiantes del invierno de 1929. Primo de Rivera dimitió y marchó a Francia para morir al poco tiempo.
En la primavera de 1930, cuando una multitud fue a celebrar la conferencia de Unamuno para el 1 de mayo, se organizó una fenomenal pelea entre la guardia de seguridad y los asistentes, con nueva detención de estudiantes y obreros. La FUE volvió a declarar la huelga, y los actos coincidieron con las protestas contra la monarquía y el ejército del general Mola. Los grupos de estudiantes comenzaban a armarse en secreto y a unirse a grupos políticos. Otros se reunían en grupos de distintas ideologías para luchar entre sí. En marzo del 31, unos estudiantes de Medicina se atrincheran en el edificio de San Carlos en Atocha. Una formación de la Guardia Civil dispara contra ellos.
Con la Segunda República, la FUE se convirtió en el organismo estudiantil más poderoso de la universidad, pero muchos de sus componentes se habían hecho militantes del PCE. Otros se habían pasado al SEU, la sección estudiantil de Falange. Aquí entramos en una nueva era, con dialéctica de puños y pistolas, milicias armadas y matones a sueldo, pero sirvan estas palabras para recordar a la unión pedagógica femenina y la organización de estudiantes que sirvieron de agentes de la movilización, cauce para la cultura y ejemplo de formación generacional. Porque no volvió a haberlas.
22:39
Reacciones: Pablo Iglesias
El informe Honest Accounts 2017: How the world profits from Africa’s wealth, publicado por una coalición de organizaciones británicas y africanas, entre las que se encuentran Global Justice Now, Health Poverty Action, Jubilee Debt Campaign o la Uganda Debt Network, ha estudiado los datos agregados de 47 países subsaharianos para demostrar que el expolio que sufre el continente africano es mucho mayor que la suma de ayudas, préstamos e inversiones recibidas.
La investigación concluye que los países africanos recibieron 161.600 millones de dólares en 2015, principalmente en préstamos, remesas personales, ayudas y subvenciones. Sin embargo, esta cantidad dista mucho de los 203.000 millones de dólares que son extraídos del continente en conceptos como la evasión fiscal, el reparto de beneficios de las multinacionales o los costes provocados por la adaptación y mitigación de los efectos del cambio climático, según el informe.
Estos cálculos muestran un déficit de más de 40.000 millones extraídos en solo un año. Dichas organizaciones actualizan así las cifras de su anterior informe de 2012, que cuantificaba en 134.000 millones de dólares las rentas que recibieron y en 192.000 millones la extracción de capital.
Estas cantidades, que daban como resultado un déficit de 58.000 millones de dólares, demuestran que, aunque el déficit sea menor, la cantidad extraída calculada ha aumentado en 11.000 millones de dólares en tres años.
Otro de los flujos de salida de capitales más llamativo del informe son los 67.600 millones de dólares que calculan en operaciones financieras ilícitas, 6,1% del PIB de todo el continente.
La manipulación de los precios de compra y cantidades facturadas entre sedes de multinacionales es una de las principales fugas de capitales. La operación es simple: empresas que extraen materias primas o las procesan venden a empresas de la misma multinacional con sedes en paraísos fiscales a precios que llegan incluso a dar pérdidas a las filiales africanas. De este modo se evita pagar impuestos en el país de origen para pagar una factura fiscal final mucho menor en paraísos fiscales. La cantidad evadida mediante esta práctica ha sido de 48.200 millones de dólares, siempre según el informe.
“Hay una narrativa poderosa en las sociedades occidentales de que África es pobre y que necesita nuestra ayuda. Esta investigación muestra que lo que los países africanos realmente necesitan es que el resto del mundo deje de saquearlos sistemáticamente. Si bien la forma de saqueo colonial puede haber cambiado con el tiempo, su naturaleza sigue siendo la misma”, ha declarado Aisha Dodwell, activista de Global Justice Now, una de las organizaciones firmantes del informe.
En cuanto a las ayudas en forma de crédito, el continente africano sigue recibiendo préstamos de organizaciones supranacionales, como el Banco Mundial, el Fondo Monetario Internacional o bancos internacionales.
En 2015 el dinero recibido en préstamos ascendió a 32.800 millones de dólares, pero tuvieron que hacer frente a 18.000 millones en pagos de intereses y capital de préstamos anteriores. La relación entre estas cifras podría empeorar debido a la tendencia ascendiente de la deuda africana y la más que posible subida de los tipos interés en los próximos años.
Estas cantidades se suman a los más de 36.000 millones de euros en los que cifran los costes para adaptarse y mitigar el impacto que sufren debido al cambio climático provocado por los países occidentales, los 10.000 millones de pérdidas causadas por el comercio ilegal de plantas y animales cazados de manera furtiva, o los 10.000 millones debidos a la explotación forestal por parte de las multinacionales.
Pero las organizaciones firmantes del informe creen que todavía se puede revertir la situación de África. Para ello, realizan recomendaciones que incluyen la promoción de políticas económicas que conduzcan a un desarrollo equitativo, impidiendo que las empresas con filiales con base en en paraísos fiscales operen en países africanos y transformen la ayuda en un proceso que realmente beneficie a África.
“El desarrollo será una causa perdida en África mientras sigamos sangrando miles de millones cada año mediante las industrias extractivas, los paraísos fiscales y la tala y pesca ilegales. Es necesario realizar algunos cambios estructurales serios para promover políticas económicas que permitan a los países africanos atender mejor las necesidades de su pueblo en lugar de ser simples gallinas de los huevos de oro para las corporaciones y gobiernos occidentales”, sentencia Bernard Adaba, analista político en ISODEC Ghana y uno de los firmantes del estudio.
22:53
Resultados en Catalunya
Fue una pequeña revolución. De repente, los olvidados estaban en boca de todos. Rara era la cabecera nacional que no sacara el tema. Reportajes sobre los Montes Universales —el sistema montañoso entre Cuenca y Teruel con una densidad de población de 0,98 habitantes por kilómetro cuadrado, la mitad que Lappi, la región menos habitada de la Laponia nórdica—, análisis de las políticas contra la despoblación llevadas a cabo en España, artículos de opinión sobre la “hemorragia demográfica”… Los términos ‘Laponia del Sur’ o ‘demotanasia’ habían llegado a los mass media.
Un programa en televisión —Salvados , de La Sexta— era el causante de esta pequeña explosión de marzo. Iba a conseguir un trending topic en Twitter y había que aprovechar el tirón en forma de visitas web. Luego llegaría otra discreta ristra de artículos. Pero la revolución mediática terminaría pronto. En unos días las cosas volverían a su cauce. “La periferia de la periferia”, como la describe Paco Cerdá, dejaría de estar en portada.
Cerdà es el auténtico artífice de este súbito interés. Este periodista publicaba en enero Los últimos. Voces de la Laponia española (Pepitas de Calabaza, 2017), un recorrido de 2.500 km por las carreteras secundarias de la zona más despoblada del Estado. “Lo que he intentado es retratar la despoblación extrema para indicar lo que puede pasar dentro de 15 años en la gran mayoría de estos 1.355 municipios”. Son los que forman la llamada Serranía Celtibérica, en honor a sus antiguos pobladores, legendarios resistentes a la colonización romana.

El autor se había fijado en el proyecto de la Asociación para el Desarrollo de la Serranía Celtibérica, una iniciativa que lucha contra el mayor proceso de despoblación de toda la Unión Europea y reivindica la discriminación positiva y el reconocimiento como entidad territorial —con características y problemas comunes— de un área dividida artificialmente entre cinco comunidades autónomas y diez provincias: toda la superficie de Soria; la mayor parte de Cuenca, Guadalajara y Teruel; el suroeste de Zaragoza; el interior de Castelló y Valencia; el sureste de Burgos, el nordeste de Segovia y la mitad meridional de La Rioja.
65.000 kilómetros cuadrados de frío y montañoso territorio. El doble que Bélgica. Mucho más desarticulado que la gélida Laponia. Más grande que una decena de países europeos. Sería la tercera autonomía por extensión. 1.355 municipios de los que 631 tienen menos de 100 habitantes —más de la mitad de los que hay en todo el Estado con esta densidad de población— y sólo seis poblaciones con más de 5.000 personas. Una densidad global de 7,34 hab./km2 . Menos de 10 se considera un desierto demográfico.

En estos montes, 369 municipios tienen entre dos y cuatro hab./km2. Y 456 pueblos no llegan a dos. Es La España vacía, como la bautizó Sergio del Molino en su libro homónimo (Turner Noema, 2016), producto de lo que el escritor llama ‘el Gran Trauma’, el éxodo del campo a la ciudad de mediados del siglo XX cuyas consecuencias están hoy más vigentes que nunca.
El viaje de Cerdá fue en invierno, para “acercarse más al día a día de quienes viven en este entorno y evitar a personas que están de paso”. Y lo que encontró fue “una zona que hace 80 años tenía un millón de habitantes, con niños, y que ahora tiene 483.000 —censados, el número es menor— bajando aceleradamente y sin relevo generacional”.
Un reportaje para el periódico en el que trabaja sobre Arroyo Cerezo, la aldea más alejada de la ciudad de Valencia, con diez habitantes en los meses fríos, le descubrió “una realidad que no conocía en absoluto”, y quiso poner su granito de arena y contar “las desigualdades y la injusticia que aquello encerraba, porque los veía como olvidados, como dejados de la mano de Dios, abandonados por las administraciones”.
VIDA VS ENFOQUE GRIS
Las cifras dejan un panorama claro, más si se añade el mayor índice de envejecimiento de la UE y la tasa de natalidad más baja. La imagen que dan, también. Aunque el enfoque general del miniboom mediático de la despoblación no ha gustado a quienes habitan esta tierra. “Pueblos grises rodeados de niebla y llenos de ancianos, ruinas y perros raquíticos andando por las calles… no invita a luchar por salvar todo esto”. La visión de Guillermo Iglesias, de 30 años, licenciado en Ciencias Ambientales, natural y residente de Ayllón (nordeste de Segovia), es similar a la de algunos nuevos pobladores del territorio, humanos que han hecho el camino inverso al que marca ese enfoque.

Gentes como Belén Andreu y Guillermo González, de 41 y 42 años respectivamente, que cambiaron el bullicio de Alcorcón (Madrid) por Conquezuela (Soria), donde viven siete personas, incluyendo a sus dos retoños, Martina y Leo. Como Carolina Santiago, de 38 años, y su marido Patxi, de 45, que se mudaron de Madrid a Ambrona (Soria), una pedanía de Miño de Medinaceli en la que reside apenas una quincena de personas, y donde hoy crían a sus dos hijos de 2 años y 2 meses, respectivamente.
“La visión que dan los medios es una parte de la realidad, pero es muy pesimista”, plantea Santiago. Para ella, “hay dos partes del mundo rural, y ésta —su día a día— no es tan difícil”.
Las historias de estas dos familias chocan contra dos tópicos: ni en los pueblos de la Serranía están carentes de futuro ni al campo solo se vuelve a vivir de la tierra y la ganadería.
Santiago es de Soria y su marido de Madrid. Ella trabaja en turismo, aunque estos meses dedica su tiempo a los pequeños, especialmente al recién llegado. Él es diseñador web y trabaja desde casa. Compraron lo que ella llama “una ruina” hace 17 años. Hoy lo que fue una casa muerta tiene todas las comodidades y tres plantas que ellos mismos han levantado “año a año”. Lo que en principio iba a ser una residencia temporal se convirtió en su hogar.

Es un caso similar al de Andreu y González. Ella trabajaba como economista urbana en un estudio de ordenación del territorio, él era técnico de sonido en un teatro a escasos metros de la Puerta del Sol. Compraron la casa pensando en el retiro.
“Cuando vine, dije: nos la compramos mañana”, relata ella. Buscaban precisamente “la ausencia de todo, una casa en el suelo”. Era su proyecto de vejez. Pero llegó la crisis, o como Andreu dice, “bendita crisis”. A él le ofrecieron la mitad del salario anterior por “el cuádruple de trabajo”, pues su equipo pasaba de cuatro personas a él solo. Ella comenzó su propio negocio como terapeuta de kinesiología. Y decidieron dar el paso: “Siempre habíamos pensado vivir en el campo cuanto te jubilas, que es lo que te venden; curra que algún día te ganarás ese paraíso. Pero pensamos, ¿y si el paraíso es ya?”. Hoy Andreu pasa consulta dos días a la semana en Madrid, además de en Medinaceli (a 15 km), por Skype y tres meses al año en Guadalajara. También trabaja en un spa cercano como masajista y da clases de yoga, mientras que el trabajo de oficina lo hace desde Conquezuela. Él organiza talleres de talento y motivación para el emprendimiento para la diputación de Soria y está proyectando un aula de iniciativas y desarrollo de proyectos para adolescentes. También se desplaza a Madrid una o dos veces por semana para trabajar con musicoterapia para autistas. Entre los dos, además, organizan retiros y actividades de fin de semana para grupos.

Dos moralejas lanza González. Primera. “Te vas al campo a hacer un trabajo, no a coger un trabajo”. Segunda. “Aquí no se puede vivir de una sola cosa”.
FUERA DE TÓPICOS
Estas dos parejas son un nuevo perfil de poblador, alejado del tópico “vivir de la huerta”, aunque el sector primario también tiene posibilidades a pesar de una política comunitaria que ha favorecido las grandes explotaciones industriales y ha acabado con gran parte de las pequeñas.Lo cuenta María del Mar Martín, gerente de la Coordinadora para el desarrollo integral del Nordeste de Segovia (Codinse). Este grupo ha conseguido traer a la zona a más de 200 personas desde el año 2004. Y lo sigue haciendo, a pesar de las políticas gubernamentales y de haber dejado de recibir financiación europea desde hace tres años. Su programa Abraza la Tierra, en el que se integran junto a otras once zonas principalmente de Aragón, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Cantabria, busca “facilitar el traslado a personas que quieran moverse del medio urbano al rural, aunque —matiza la responsable— cada vez es más difícil”.

Recopilan información de locales, viviendas y todo tipo de recursos —nunca monetarios— para que el paso sea lo más fácil posible. Pueden felicitarse de “un importante porcentaje de éxito”, aunque ha habido fracasos. Y es que el paso, a menudo, no es sencillo. “La gente lo ve fácil, me meto en una casa y con un huerto vivo. Eso no es real. No hay acceso a la tierra, las casas tienen propietario y hay que pagar alquileres”.
El acceso a la vivienda es un problema, incluso en pueblos vacíos. Iglesias habla de precios desorbitados por ruinas, y de falta de inmuebles en alquiler. Andreu, de “ciento y pico mil euros por una casa en un pueblo de seis habitantes a 200 km de Madrid”. El campo también tuvo, y aún tiene, su burbuja.
Internet demasiadas veces “llega a pedales, cuando llega”, relata Martín en las tierras donde, además, la falta de cobertura móvil es norma. “A menudo la conexión no sirve para trabajar, más si tardas 15 minutos en mandar un correo”. La burocracia también hace su parte. Licencias, permisos… “Este país está pensado para que todo el mundo viva en la ciudad concentrado y en el medio rural no haya nadie, la política está siendo un éxito en ese sentido, está diseñada y pensada para ello”, denuncia Martín.
En su voz, la experiencia de más de una década plantando cara a un drama que, aunque reversible “si las instituciones quisieran”, es muy real. Tan real y crudo como se muestra en Sotillos de Caracena, uno de tantos pueblos que perdió la batalla. Su vecino Pozuelo también sucumbió. Lugares donde la vida humana solo es un vestigio del pasado.
ExtINCIÓN DEMOGRÁFICA
Mientras Iglesias conduce un todoterreno por las carreteras comarcales SG-145 Y SO-135 que van de la comarca de Ayllón (Segovia) a la de Tiermes (Soria) habla del paso “a un nivel superior de despoblación”, lugares demográficamente muertos, o en sus últimos estertores, sin apenas posibilidad de regeneración.“Localidades cercanas a Ayllón, como Estebanvela o Santibáñez, mantienen una última hornada de gente entre los 60 y los 80: los últimos hijos del pueblo, algún jubilado… pero es la última. Quedan pocos jóvenes con vínculos con el pueblo, vienen a la virgen de agosto y lo asocian con eso”. Son lugares, remarca, “a los que les quedan 20 años”. Y lo que va a pasar ya sucedió, tan solo a una decena de kilómetros, en la provincia de Soria. Es la “extinción demográfica” de la que habla Cerdá.
EL REINO DE LAS ZARZAS
Sotillos es el más que probable futuro de muchos de estos lugares. El último vecino hace décadas que marchó. A la última casa que algún último nostálgico mantenía, comenta Iglesias, “le dieron la patada hace unos meses”. Abierta la puerta, comienza el saqueo. El mismo que se ve en decenas de pueblos abandonados y en muchos de los medievales castillos que aparecen en el horizonte celtibérico.
“La gente se lleva las mejores piedras —remarca el joven— y las fachadas se van cayendo”. El tiempo, y el viento de montaña de esta zona a más de 1.000 metros sobre el nivel del mar, hace el resto. Hoy, en Sotillo, las zarzas son las reinas, a pesar del lúgubre “Welcome Sotillos” que, pintado sobre lo que queda de la fachada de un antiguo caserío, da la bienvenida al visitante.
Pero la vida sigue, y en la ‘Siberia española’, aún quedan pastores. “Uno por pueblo, donde hay”, relata Milagros Sotillos, cuyo apellido quién sabe si bebe de un antepasado oriundo del hoy reino del zarzal. Vive en Valderromán (Soria), donde residen sus dos hermanos, agricultores —porque aunque las huertas de la zona se han perdido en su mayoría, la agricultura intensiva del cereal continúa— y ganaderos, y Pablo Pérez. Este último es el pastor del pueblo, a sus 72 años. “Soy nacido en Rebollosa de Pedro, donde nadie vive ya”. Otra plaza caída. Pero Valderromán resiste. Las casas están arregladas y en verano “el pueblo se llena”, relata Sotillos.
En Valderromán pervive el modelo de los que ya poseían o heredaron tierras y naves para agricultura y ganado. Porque empezar de cero es otra historia.
“¿Venir gente aquí? ¿Y de qué van a vivir? Comprar un tractor con lo que vale, unas tierras… ¡Igual te arruinas para toda la vida!”. Lo dice quien ha llevado a las ovejas por los pastos castellanos desde los 9 años, animales que mantienen a raya al zarzal que conquista las tierras por las que ya no hay ovino, que toma las huertas y regueras abandonadas. Seis décadas nada menos, y eso que hoy el trabajo es más duro. “Tienes que meterte con mil y pico ovejas, porque si no no haces nada”.

Es el regalo del mercado global y la política ganadera comunitaria. Mientras que, en tiempos, con un rebaño de 100 a 400 ovejas daba para una familia, hoy hay que multiplicar la cifra. Aun así hay quien se atreve, como Santiago, que volvió de Madrid hace veinte años y hoy tiene su rebaño en Caracena. O en sus alrededores, porque hoy, lo que es hoy, no hay quien le localice.
UN CAMBIO PARA EL CAMPO
Habla de la necesidad de un “cambio radical en las políticas que beneficie el retorno al campo” para cambiar las cosas. De “favorecer realmente al medio rural, con temas fiscales de todo tipo, apoyo al emprendimiento rural, infraestructuras, servicios…”. Al desierto demográfico se le puede parar, y repoblar, “cosas mucho más grandes se han solucionado, y no creo que el devenir de la economía de este país, con un billón de deuda, dependa de si una aldea tiene electricidad o de si unos colegios se cierran”, aporta Cerdá.

Y recursos hay para quien quiera verlos: patrimonio histórico y paisaje para el turismo, tierras y pasto para el sector primario, viento y sol para renovables, agua y fértiles huertas en los valles, soledad y silencio para el urbanita cansado de ruido y estrés, paz para artesanos y apicultores… No todo es desierto en la Laponia española.
Mientras tanto, en Codinse y otras organizaciones similares siguen trabajando a contracorriente para que la nada deje de extenderse. Y mientras siga llegando gente como Carolina y Patxi, como Belén y Guillermo. Mientras Iglesias mantenga su firme propósito de seguir residiendo en Ayllón. Mientras Pablo siga llevando a sus ovejas, estos pueblos tendrán vida. La que Sotillos, Pozuelo y Rebollosa de Pedro ya perdieron.
Solo el tiempo —con permiso de las decisiones políticas— dirá si será la vida o la muerte quien mande en el desierto demográfico de las montañas celtibéricas.
Población censada: 483.000 habitantes
Densidad de población: 7,34 hab/km2
Núcleos con más de 5.000 habitantes: 6
Municipios con menos de 100 habitantes: 631
Pueblos con menos de 2 hab/km2: 456
Porcentaje del territorio estatal: 13%
Porcentaje de población respecto al total estatal: 1%
22:57, Madrid
💬 Íñigo Errejón “Todavía dan los números”
Es algo personal. Llevo toda la vida esperando que suceda en la realidad lo que he leído en los libros y visto en el cine. Después de tanta ciencia ficción y películas de tiros y explosiones, mis expectativas de futuro eran el fin del mundo y la invasión de las máquinas, con vistas a interesantes novedades como los viajes interplanetarios. Vamos, que yo esperaba que en 2017, de haber sobrevivido al supuesto apocalipsis y las diferentes políticas económicas, viviera en esta misma distopía, pero rodeada de simpáticos camareros androides, descerebrados cíborgs policías y parlanchines taxistas robots. No niego que a veces estas demandas mecánicas parece que son ya una dura realidad, pero se trata de un fenómeno totalmente ajeno al desarrollo de la tecnología. No nos han invadido los brutos mecánicos del Doctor Infierno, ni siquiera un mad doctor a lo Eddie Constantine ha sacado a la calle sus autómatas asesinos (Las cartas boca arriba, de Jess Franco, 1967).
Yo misma me he imaginado en este presente del futuro dotada de algunos biodispositivos que me hicieran la vida, si no más fácil, al menos más entretenida. Qué sé yo, un canal temático implantado en el ojo, un cerebro artificial conectado por USB… Pero no, los únicos robots con los que interactúo a diario siguen siendo mi computador, la picadora Moulinex, el móvil y una tele que se vendía como “muy inteligente”, pero que cuando se queda sin pilas el mando a distancia provoca una disfunción en el universo. Ah, bueno, y la estrella de mi parque positrónico: una lanzadera aspirador Vileda de segunda mano (cambio de un perrito robot versión 1.0, regalo de Reyes, que lo más que tenía en común con la realidad era un Tamagochi).
Madrid tampoco parece esa ciudad del futuro con la que he soñado tantas veces. Nadie la ha visto, pero la película Madrid en el año 2000, de Roberto Noriega, rodada en 1925, era una fantasía sci-fi que presentaba, con telones y efectos de teatro mágico, el Manzanares convertido en un río navegable con grandes barcos llegados por el Atlántico. Los lavaderos de las riberas de San Isidro eran metamorfoseados en elegantes playas, contiguas a las instalaciones de un puerto de nivel internacional. Ya sé que suena a chiste centralista, pero la idea de hacer navegable el Manzanares y conectar Madrid con Lisboa, con el Cantábrico o el Guadalquivir, es un proyecto que llevan acariciando desde hace siglos varios científicos y gobernantes chiflados.
Tampoco se rían mucho, que el admirado alcalde Ruiz Gallardón, en una toma de decisiones tan propia de su visión austera y orgánica de la política, decidió todo lo contrario. Mientras dejaba en ruinas la ciudad con un ejército de máquinas y mano de obra muy barata, enterró un poquito más nuestro ridículo riachuelo.
En zarzuelas que mezclaban lo costumbrista y la literatura de anticipación (¿no han ido las dos cosas siempre juntas?), El siglo que viene, (1876) y La vida es soplo (1881), los personajes permanecen hibernados en latas de conservas, y despiertan en 1976, donde descubren las maravillas que cualquier persona del foro hubiera esperado: la Puerta del Sol, de nuevo, es un puerto de mar, y la gente vive en miniapartamento provistos de ingenios automáticos. Los madrileños se pueden transplantar con toda comodidad la cara, viajar a enormes velocidades por el cielo y comunicarse mediante una especie de internet castiza.
Pues nada de eso. La capital, vista desde mi altillo del sureste, hace cada día regresión al pasado en infraestructuras, mobiliario y personas: todas somos más viejas, menos urbanas y estamos como más salvajes. Almas de metal, quizá, pero el exterior… Aunque tampoco se libran en las zonas nobles.
Los comercios y espacios para turistas, en lugar de supersónicos, como El hotel eléctrico (1908), de Segundo de Chomón, cada vez son más rancios. Un tío con chiva del XIX te peina en una silla de dentista rescatada del trapero. Eso sí, la tarifa se eleva a muchos créditos. Bueno, esto lo puedo entender como capricho de economías camp, propio de criaturas poco evolucionadas, pero lo del pan siglo XXI le parece un poquito irritante a esta cabeza hueca. No es que las tahonas hayan mutado en cocinas del espacio, esas que tenían las criadas de los militares de Torrejón en la fantasía retrógrada-futurista Las que tienen que servir, de don Alfonso Paso, sino que el concepto de tahona ha sido sustituido por una ucronía de hornos microondas y masas de chicle. Vosotras lo llamáis steampunk, pero a eso y a las panaderías “tradicionales”, con dependientes con las mismas barbas decimonónicas y las pistolas a cuatro euros, yo lo llamo picaresca de toda la vida.
Mi razonamiento iba en la dirección contraria, para variar. Yo creía que pronto los robots los fabricaríamos nosotros, la selecta tropa de productores del sector secundario de Zentropa. Pero no. Somos, de hecho, uno de los países más robotizados del mundo y hay muchísimo emprendedor en el campo de la automatización, pero las piezas, los brazos que fabrican coches o te operan el corazón, las siguen trayendo de Alemania, como quien dice. En mi ingenuidad esperaba que las máquinas nacieran en superfábricas, tipo la Peugeot de Villaverde, pero resulta que el diseño y fabricación de robots a nivel nacional es patrimonio de concursos infantiles o de proyectos universitarios y sí, de cantidad de empresas de cacharros enfocadas al sector servicios. No sé si alguien se acuerda del Cyber-Torero y el Robotaurus que diseñaron en la Politécnica y ganaron un concurso. Yo también fui disparada a ver si habían fabricado un C3PO vestido de luces, con el deseado efecto cómico, pero se trataba de una maquinita con sensores y brazos que imitaba los amanerados movimientos de estos artistas.
Es injusto generalizar, con los avanzados diseños que los expertos españoles en robótica deben estar haciendo en sus laboratorios de ciudades extranjeras, pero cuando aparecen estas noticias, siempre pienso en la cajita láser parlante de la película Oscar, Kina y el láser (José María Blanco, 1977. Mucho más entretenida y digna de lo que sugiere en un principio) y en el robot malo de Supersonic Man (1979), el clásico psicotrónico de Juan Piquer Simón, un mazacote clavado a los juguetes de hojalata de los años 50, pero de cartón y aluminio. Una pena que se haya perdido el corto que el escritor y guionista Antonio Lara, ‘Tono’ rodó en los años 60, sobre todo, El robot embustero (1966), adaptación, no se lo van a creer, de un cuento de Asimov (Liar!).
Las muestras más sofisticadas de robots de otros países solo llegan a los salones de congresos, e imagino, a aquellos hogares españoles que ya estén en un nivel superior de hiperconectividad y visión digital del mundo. No sé por qué, pero no me han venido a la cabeza la Zarzuela y la Moncloa como ejemplos de residencias de esta clase, equipadas con cíborgs, hologramas y herramientas ultramodernas. Me cuesta imaginarlo, con lo que les gusta a nuestros dirigentes la mansión de campo antigua y todos los conceptos derivados de ella.
Mi visión de la Feria del Robot, con los pabellones de la Casa de Campo rehabilitados en modernas instalaciones donde celebrar las War Robots entre distintos pueblos o peñas, deber haberse quedado traspapelada en el cajón de proyectos para Madrid, Ciudad Cultural Europea 1992, con los planos de la Esfera Armilar. La remodelación que hicieron entonces del Parque Juan Carlos I, en Barajas, incluía una serie de esculturas de gran tamaño. Entre ellas, los medios y los propios comisarios de la iniciativa hablaban con orgullo de varios robots gigantes encargados al escultor Paul Hoeydonck, el que tiene una instalación en la luna. Pues igual, resulta que las criaturas metálicas no simulaban robots, solo cíborgs-ventiladores de aspas de gran tamaño. Aviso que el efecto, como el de la mayoría de las piezas de este parque, puede causar bastante impacto en una mente poco automatizada para la consideración de la chatarra y el art brut.
¿Es probable entonces ese mundo transformado por una maravillosa raza de inteligencia artificial? Bueno, con la cantidad de paro y droga que hay, lo tenemos muy complicado… Seamos optimistas. Espero que dentro de poco el trabajo para esclavos y la precariedad laboral hayan desaparecido con un reajuste firme de la humanidad, y una generación de robots, de apariencia imponente y razonamiento impecable, gobierne con mano de hierro lo poco que quede.
22:58
Més Compromís no cumple las expectativas
Los socialistas siguen a la cabeza en el País Valencià, pero no mejoran sus resultados, cosa que sí hace el PP, que reduce las distancias con el PSOE al aumentar un escaño. Vox se dispara, Podemos-EUPV baja a cuarta fuerza y Ciudadanos replica la tendencia nacional: cae en picado.
23:03
Crónica de Pablo Elorduy
Este texto mañana podría ser otro. Brasil es un espectáculo trágico de no-ficción con guión incierto. Sin respuestas, y bien imprevisible. Se acaba de cumplir un año de que uno de los congresos más conservadores y reaccionarios de la historia tiró a la presidenta Dilma Rousseff –electa por 54 millones de brasileños– en nombre de dios, la moral y las buenas costumbres.
Bien claro quedó hacia dónde iba la cosa cuando el vicepresidente Michel Temer, del Partido del Movimiento Democrático Brasileño (PMDB) –que asumió la presidencia tras el impeachment–, presentó su gabinete. Ni una mujer, ni un negro. Todos hombres blancos y ricos. Y cuando, rodeado de todos estos hombres durante su discurso de asunción citó una frase que vio en una placa en la ruta: “No hable de crisis, trabaje”. Ahí empezó la desbandada.
En diciembre del año pasado el Gobierno congeló por 20 años el gasto público en salud, educación y asistencia social. Varios de los programas sociales de los gobiernos progresistas han desaparecido, o se ha reducido drásticamente su financiamiento. Se aprobó la tercerización irrestricta del trabajo, y Temer se empecina en aprobar dos medidas altamente impopulares, como la reforma de las jubilaciones –a esta altura uno de sus desvelos–, que según denuncian los movimientos populares “elimina el derecho a jubilarse para la mayoría de los brasileños”, y la reforma del trabajo, que debilita a los trabajadores frente a los patrones. Estas reformas han sido fuertemente resistidas en las calles, pero estaban comenzando a tramitarse en el Congreso, quizás el único soporte de Temer en medio del caos. Básicamente, el proyecto del Gobierno y su aliados era cargar sobre las espaldas del pueblo el costo de la crisis. Vieja historia conocida.
La bomba
El presidente ya la tenía complicada. Una bajísima aprobación, y un fuerte rechazo popular a las reformas iban poco a poco minando sus apoyos. Pero el miércoles 18 de mayo explotó una bomba. La empresa JBS –una de las mayores productoras de carne del mundo-, estaba siendo investigada, y sus dueños estaban por ser detenidos. Amparándose en la ley de delación premiada, accedieron a delatar a otros corruptos, y a desvelar la trama corrupta dentro del Estado, así como a grabar encuentros con autoridades. Una exclusiva del diario O Globo, perteneciente al conglomerado mediático más poderoso del país, la Red Globo, reveló grabaciones en las que Temer conversa con Joesley Batista (dueño de JBS) y daría el aval para comprar el silencio del expresidente de la Cámara de Diputados Eduardo Cunha, del mismo partido que Temer, el PMDB.Figura central del impeachment, Cunha era un estratega maquiavélico, que hizo y deshizo a su gusto en el Congreso, hasta caer preso por corrupción, lavado de dinero y evasión. Por su poder, y su trabajo incansable en los bastidores del Congreso, su prisión lo convirtió en un riesgo para otros corruptos. Todos querían su silencio. En la conversación, Temer le dice a Batista que Cunha “decidió fustigarlo”. El empresario le explica que dejó “todo en cero lo que pudiera estar pendiente” con Cunha, y que “está bien con él”. A lo que Temer responde: “¿Hay que mantener eso, vio?”. Batista dice además que está cubriendo todos los flancos, que consiguió un procurador dentro de la justicia que le pasa información, y que está intentando sustituir a otro.
En otra de las delaciones de Batista, el que cayó es Aécio Neves, que hasta entonces era presidente del Partido de la Social Democracia Brasileña (PSDB), y que compitió con Dilma Rousseff en las elecciones de 2014. Neves pidió a Batista algo más de 700.000 dólares para pagar su defensa en la operación Lava Jato, que investiga la corrupción en el país. Las revelaciones tuvieron tal impacto que pusieron a Temer al borde del abismo, al punto de que su renuncia se convertía en una posibilidad cierta, y hasta se especuló que lo haría al día siguiente de las revelaciones. Pero no. En un anuncio en el Palacio de Planalto –sede del Gobierno en la capital, Brasilia–, visiblemente enojado y nervioso, Temer dijo que no renunciará. Es la misma postura que mantuvo en otro pronunciamiento el sábado 20, y en una entrevista al diario Folha de São Paulo. La jugada de los dueños de la JBS fue magistral. Antes de tirar la bomba compraron dólares –que se dispararon luego de las revelaciones– y se fueron a Nueva York, como parte del acuerdo por la delación. Acá quedó solo el caos.
Temer es insustentable, no tiene la más mínima capacidad política ni moral de gobernar, ni frente al pueblo brasilero ni frente al mundo, según el profesor Aldo Fornazieri
La salida
“El Gobierno Temer acabó”, dice a El Salto el profesor de ciencia política Aldo Fornazieri. Para el director de la Fundación Escuela de Sociología y Política (FESPSP), “Temer es insustentable, no tiene la más mínima capacidad política ni moral de gobernar, ni frente al pueblo brasilero ni frente al mundo”. Después de las relevaciones, es muy probable que Temer caiga. Lo que no se sabe aún es el cómo. Horas después de la noticia, se protocolaron ocho pedidos de impeachment contra el presidente en la cámara, que se suman a los que habían sido presentados anteriormente por otros motivos. Esta semana, la Orden de los Abogados de Brasil (OAB) presentará otro.La decisión pesa sobre el presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Maia, del partido Demócratas y uno de los aliados más fieles de Temer. Para Fornazieri, “esta sería la peor salida, estiraría la crisis, es malo para la economía y el empleo, y sería un proceso muy traumático para Brasil”. Existen dos salidas rápidas, la renuncia –difícil– o que lo tumbe el Supremo Tribunal Federal, hasta el momento también difícil, ya que para Fornazieri el STF “no tiene el coraje de hacerlo”. Una investigación abierta por el STF contra Temer y Aécio Neves investiga los delitos de organización criminal, corrupción pasiva y obstrucción a la Justicia.
Si ninguna de estas opciones se concreta, la otra vía sería un juicio que se retoma el 6 de junio en el Tribunal Supremo Electoral (TSE), que investiga irregularidades en los gastos de campaña de la fórmula Dilma-Temer en 2014. En ese caso, asume por 30 días Rodrigo Maia, y tiene que convocar a elecciones. Hay una polémica acerca de si serían elecciones indirectas o directas. Varias de estas opciones o no están contempladas en la Constitución o están sujetas a diferentes lecturas. “Nunca hubo una situación como esta, que es sin lugar a dudas la peor crisis política de la historia de Brasil”, dice el politólogo. La defensa de Temer está ahora dedicada a intentar deslegitimar técnicamente la grabaciones, y según Fornazieri la base aliada de Temer en el Congreso está tratando de ganar tiempo para negociar una salida, buscando consenso en un candidato, que en caso de obtenerlo aislaría a Temer, que se vería obligado a renunciar.
A las calles
“El pueblo está, se está levantando, para decir chau, Temer, chau, Temer chau, chau, chau, él es golpista, no tuvo votos, y quiere robar al trabajador” , dice la versión de Bella ciao al ritmo de samba, bajo la lluvia torrencial de la avenida Paulista. El domingo 21 de mayo fue de movilizaciones en todo el país, haciendo una fuerza para que caiga Temer, y para pedir elecciones “directas ya”.
Ante una masiva protesta en Brasilia el miércoles 24 de mayo, organizada por sindicatos y movimientos populares, que derivó en una fuerte represión policial, e incendio y grafiti en varios ministerios, Temer promulgó un decreto llamando a las Fuerzas Armadas para “garantizar la ley y el orden”. Los militares rodearon el palacio de gobierno, y salieron a las calles de la capital. Esto derivó en fuertes discusiones entre parlamentarios dentro del congreso, manifestaciones espontáneas en otras ciudades, y generó un fuerte rechazo. Bajo presión, Temer dio marcha atrás y revocó el decreto en la mañana del jueves 25. Pero la señal ya estaba dada. En tamaña crisis, una llamada a las Fuerzas Armadas es una decisión pésima, que recuerda momentos nefastos de la historia del país, como la dictadura militar (1964-1985), y no hace más que aumentar la oscuridad.
Natalia Szermeta, de la coordinación del Movimiento de los Trabajadores Sin Techo (MTST), dice a El Salto que “la situación en el país es muy tensa y delicada, a cada minuto aparece una bomba, y las posibilidades de que Temer siga siendo el presidente son cada vez menores. Esto abre una nueva brecha en la política brasileña, y profundiza todavía más la crisis política y la extrema inestabilidad que el país ya venía viviendo”. Por eso, explica, “lo que toca ahora es ir a las calles y exigir la renuncia inmediata de Temer. Brasil se convirtió en una vergüenza para el mundo, tanto por los escándalos de corrupción por como se viene conduciendo la política, y es necesario que la salida sea democrática. Ninguna salida que no la respete será buena para el país, y por eso necesitamos elecciones directas ya”.
Ante la posibilidad de elecciones directas –tanto si se aprueba una enmienda constitucional que las adelante, o las que estaban previstas para 2018–, quedó claro en Curitiba [ver recuadro] que los movimientos populares y sindicatos ya están apoyando la candidatura del expresidente Lula Da Silva. João Pedro Stédile, dirigente del Movimiento de los Trabajadores Rurales Sin Tierra (MST), dijo en Curitiba: “Le decimos a la burguesía que Lula es nuestro candidato y no permitiremos que inviabilicen su candidatura. Precisamos disputar las elecciones con Lula, y precisamos debatir con el pueblo un nuevo proyecto de país”.
Uno de nuestros principales problemas es que tenemos un sistema democrático que no es democrático, rehén de las grandes empresas y el capital trasnacional, dice Lira AlliFornazieri dice que Brasil “está en un vacío político, pero también económico y programático, no aparecen las perspectivas y nadie sabe muy bien qué hacer con el país”. En ese contexto, en el que Temer es rechazado casi por el 100% de la población, “los movimientos sociales continúan teniendo una baja capacidad de convocatoria”, dice Fornazieri, y “es el momento de mejorarla, colocando con fuerzas sus reivindicaciones, y siendo protagonistas en el proceso de negociación de las salidas para la crisis”. Pero negociación no es conciliación, resalta. “Se debe crear una cultura anticonciliación. La propia experiencia del Partido de los Trabajadores (PT) demostró que la conciliación con las élites que históricamente han dominado al país no dio resultado. Los movimientos sociales tienen que ser protagonistas en los procesos sin estar subordinados a parcelas de las élites, negociando sus reivindicaciones de forma autónoma”. Según el politólogo, los sectores progresistas ya lo entendieron y no van a aceptar más la conciliación: ya saben que no pueden confiar sus banderas y reinvicaciones a un gobierno concilidador. En un un eventual próximo gobierno de Lula, “lo van a presionar mucho para implementar un verdadero programa de izquierda”.
Lira Alli, que hace unos minutos cantaba la versión de Bella ciao al micrófono, forma parte de una articulación de grupos de carnaval que se juntó contra el impeachment y está de acuerdo con que “en lo inmediato” hay que pedir elecciones “directas ya”, “porque es importante que nuestros votos se respeten”. Pero piensa que en una perspectiva mayor “las elecciones directas no van a resolver nuestros problemas”. ¿Por qué? “Porque uno de nuestros principales problemas es que tenemos un sistema democrático que no es democrático, rehén de las grandes empresas y el capital trasnacional. La democracia pasa por una crisis profunda, en el mundo entero está cuestionada como forma, y no vamos a conseguir transformar profundamente su estructura si miramos solamente a Brasil. Necesitamos pensar nuevas formas de construirla en nuestras comunidades”.
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Mundos paralelos
La elección de 2018 ya se está disputando. El 10 de mayo, el juez Sergio Moro, que encabeza la famosa operación Lava Jato –que investiga la corrupción en el país–, convocó a Lula para una audiencia en Curitiba, sede de la operación. Como bien sabe, el expresidente, junto a los movimientos sociales que lo apoyan, convirtieron el hecho en un gran acto político. Miles de personas llegaron desde distintos puntos del país para apoyarlo, y realizar un acto frente a la Universidad Federal de Paraná, donde el propio Moro da clases. Los movimientos acusan al juez de encabezar una persecución para evitar que Lula sea presidente. Según uno de los abogados de Lula, Cristiano Martins, “la operación Lava Jato promueve una verdadera guerra jurídica, mediante el uso manipulado de las leyes y los procedimientos jurídicos para perseguir a sus enemigos políticos”. Moro es elevado a la categoría de “héroe nacional” por los movimientos pro-impeachment. Y es el villano de la historia para los movimientos populares. Quizás la consolidación material de esta profunda polarización que atraviesa Brasil haya sido el muro que separó a los manifestantes pro y contra el impeachment durante su votación en Brasilia.
Son mundos bien distintos. En Curitiba, Antonia dice a El Salto que “si Lula se candidateara cien veces, y tuviera la posibilidad de estar viva, lo votaría las cien veces”. Viajó tres días desde el lejano Piauí, en el norte del país. “La situación financiera allá es muy difícil. Muchas veces los niños iban para la escuela sin comer ni tomar nada. Llegaban en el colegio, no tenían merienda. ¿Qué hacían? Se desmayaban. Iban al hospital y no había remedios, la situación era caótica. Antes de Lula era así”, cuenta Antonia, y quedan claros sus porqués. Estas dos mujeres, que están hirviendo arroz y feijão en la cocina del campamento de quienes apoyan a Lula, no se quieren identificar por miedo a las represalias del patrón. Vinieron desde el norte de Paraná. “Nosotros estamos aquí para luchar, lo que queremos es tierra para plantar”, dice una de ellas, y su compañera dice: “Yo no entiendo mucho de política, pero da para percibir que este Gobierno, de una escala de diez a cero, es cero. Es un Gobierno para los ricos. Y como dice la música, el pobre cada vez más pobre”. Y da quizás una de las claves de la debilidad del Gobierno Temer: “la mayoría de la población es pobre, y claro que no vamos a aceptar que gobierne para los ricos y sin nosotros. Entonces, en realidad él la tiene bien complicada. Cuando tiraron a Dilma, fue mucho pobre a la calle pensando que iba a mejorar, y ahora ese pueblo que fue a favor de él, se está dando cuenta y está en contra. El hechizo se volvió contra el hechicero”.
A unos pocos kilómetros estaban los “pro-Moro”, que se autodenominan de la “República de Curitiba”, el lugar donde “las leyes se respetan”. Si hasta venden camisetas del juez Sergio Moro, y gritan que “el glorioso” va a conseguir meter preso a Lula antes de 2018. Elizeth, que tiene en la mano un pasaporte de su república, y una corona dorada de plástico, dice que su motivo es “rescatar la ciudadanía del brasilero”. Pero tiene una postura bastante moderada dentro del espectro de los moros. “No es cuestión de cambiar al presidente. Nuestro sistema continúa la misma cosa, financiado por el mismo dinero. Lo que hay que hacer es cambiar ese sistema, a través de la justicia, de ley para todos. El Brasil es un viejo Estado que hay que transformar”. Para eso, dice, se necesita una “revolución cultural”, que rescate el pasado para construir una “democracia en todo”, es decir, “en los medios de comunicación, en la educación, en la ley y en la política”.
En la misma manifestación, que reúne no más de 50 personas, Euro, retirado de la Fuerza Aérea, dice que es necesaria una intervención militar para salvar al país, y que es mejor no tener elecciones: “El pueblo ya estaba quedando preparado para el comunismo, por culpa de una conspiración comunista, que coordina todos los partidos y que busca destruir el Estado”. Dice que “hay que dejar a la gente armarse, porque un bandido no va a entrar en mi casa si sabe que puede llevarse un tiro en la cara”. Mauricio, que está orgulloso de haber servido al Ejército durante la dictadura militar, entra en la conversación y dice que “la única institución que todavía basa la formación de todos sus miembros en la moral y el patriotismo son las Fuerzas Armadas, y tengo certeza de que si tuviéramos una intervención militar, colocaría al país en la dirección correcta”. Euro dice que los hubiera matado a todos. Como para no poner un muro.
23:05
Batacazo del PSOE en el Senado
La estrategia militar del Gobierno de Nigeria en la lucha contra Boko Haram parece estar dando resultados. Mucho ha tenido que ver la implicación de la Unión Africana y la creación de una fuerza multilateral integrada por ejércitos de Chad, Níger, Camerún y Benín que han colaborado en la acción militar desarrollada. En diciembre del pasado año el presidente nigeriano anunciaba la toma por parte del Ejército de lo que el Gobierno consideraba el campamento base” de Boko Haram, situado en el interior del bosque de Sambisa. Hoy el grupo ha perdido gran parte del territorio que controlaba a comienzos de 2015 y se encuentra arrinconado en algunos puntos de este bosque situado en el noreste de Nigeria y del lago Chad.
No obstante, el fin de la violencia requiere de actuaciones complementarias relacionadas con una mejor distribución de la riqueza y de medidas de corte social que sirvan para atajar las causas que han propiciado que desde su nacimiento Boko Haram contara con apoyos dentro de la población más joven del norte.

A pesar de que Nigeria es en la actualidad la primera potencia económica de África gracias fundamentalmente a la producción de petróleo, no parece haberse superado la inequidad económica y escasa distribución de la riqueza que hace que la gran mayoría de la población se sienta ajena a los beneficios derivados de la venta de petróleo. Algo que padece especialmente la población del norte, que ha percibido tradicionalmente un trato desigual por parte del Gobierno con respecto a los Estados petroleros del sur.
El fin de la violencia requiere de actuaciones complementarias relacionadas con una mejor distribución de la riqueza y medidas de corte social
La batalla contra Boko Haram se ha circunscrito a la vía militar, obviando cualquier acción paralela para atajar los problemas estructurales de corte social y económico que facilitan la proliferación del fanatismo. Por ello no debería subestimarse la capacidad de reacción y regeneración de Boko Haram, ya que las condiciones materiales que propiciaron su exponencial y letal crecimiento siguen existiendo y los efectos de la acción militar aliada podrían incluso alimentarlas. Muchas están siendo las consecuencias sobre la población civil de la lucha militar contra Boko Haram a la luz de las múltiples denuncias elevadas por las organizaciones internacionales, que alertan de la reiterada violación de los derechos humanos también por parte de las fuerzas del Estado.
Existen además muchas incógnitas sobre cómo se está llevando a cabo la recuperación de zonas que han permanecido bajo el dominio de Boko Haram en los últimos años. Algunos militares se atreven a hablar de procedimientos de desradicalización de la población, prácticas que nadie concreta y sobre las que hay un hermetismo extremo, lo que está provocando serias alertas sobre prácticas de guerra sucia amparadas bajo el paraguas de la lucha contra el terrorismo.
No obstante, y a pesar de las heridas de la violencia y el peligro todavía real de ataques y atentados, en la actualidad las ciudades y pueblos del noreste de Nigeria empiezan a recuperar cierta normalidad. Donde hace apenas un año nos encontrábamos con un territorio de pueblos y ciudades fantasma, ahora la población recupera la calle, la vida comercial, la vida social, incluso el ocio, algo impensable hace solo algunos meses, en los que cualquier concentración de personas era ocasión más que propicia para que Boko Haram perpetrara atentados suicidas.

Pero no hay que olvidar que este largo conflicto ha provocado el éxodo interior y en toda la región de 2,6 millones de personas. Muchos campos de desplazados gestionados por el Gobierno nigeriano han sido cerrados y en el resto la vida es cada vez más difícil. Desde finales de agosto en Maiduguri se han sucedido las protestas de la población desplazada y las denuncias de las organizaciones internacionales, que apuntan que en algunos campos de la ciudad apenas se proporciona una taza de arroz por familia al día y están muriendo niños por hambre y enfermedades.
Este largo conflicto ha provocado el éxodo interior y en toda la región de 2,6 millones de personas. Muchos campos de desplazados gestionados por el Gobierno nigeriano han sido cerrados y en el resto la vida es cada vez más difícil.La difícil situación de los desplazados no la encontramos solamente tras los muros de los campos. Miles de personas, que se han visto obligadas a abandonar sus hogares, vagan por las calles y sobreviven, a duras penas, en los suburbios de las ciudades y pueblos del noreste de Nigeria sin ayuda de nadie. La indefensión es especialmente alarmante en el caso de los niños huérfanos, que a menudo se unen buscando en el grupo una protección que nadie más les proporciona.
La realidad pone encima de la mesa la falta de capacidad o acaso de voluntad del Estado para aportar soluciones eficaces, y las organizaciones internacionales, que este último año han comenzado a llegar a la zona, se encuentran desbordadas ante la magnitud de las consecuencias de este largo conflicto.
Paliar las huellas de la violencia y devolver a la población un futuro que sigue siéndole negado al norte de Nigeria es para muchos la única fórmula posible para erradicar una violencia que se nutre y aprovecha en beneficio propio el descontento, la desigualdad y la exclusión.
23:06
Resultados en Andalucía
Justo cuando el mundo blinda sus límites con concertinas, muros y ultraderechas xenófobas, René Pérez presenta su proyecto en solitario y lo hace con toda una declaración de intenciones: “Todos somos residentes del espacio que ocupamos y en nuestro espacio, las fronteras no existen”.
Es la frase que encabeza el nuevo disco del que fuera parte de Calle 13. Residente responde ahora por su cuenta con un mensaje transnacional y multicultural: “Todos somos residentes del mundo, no hay nadie ilegal”, todo lo que existe es residente. Y todos venimos del mismo sitio. “Trump salió de África, aunque sea imposible de creer”, lanza.
El rapero es consciente de que su mensaje quizá no esté de moda, pero apuesta por la mística del optimismo: “Las personas que no se han encontrado con ellas mismas no se van a dar cuenta de que todos estamos conectados y que en el fondo somos hermanos. Esto, aunque suene a cliché, es una realidad”.
La inspiración para cantar a todo aquello que nos une, la busca más en la música de Rubén Blades que en las palabras de José Mujica. “Rubén compuso un disco, Mundos, que siempre me hizo viajar. Él grabó coros africanos y yo fui un paso más allá, estuve en África, bajo el sol, con ellos. Si hago esto es por gente como Rubén Blades”.
El periplo de René Pérez desde que salió de Calle 13 le ha llevado por territorios inexplorados musicalmente para la banda. En 2011 se lanzó a un viaje guiado por una prueba de ADN en la que cada parada era en un país con el que compartía material genético. Así descubrió que tenía antepasados en lugares tan recónditos y alejados de su Puerto Rico natal como Siberia, Serbia, Osetia, Georgia, el norte de Ghana o Burkina Faso. De países como estos sacó los sonidos, algunos registrados in situ simplemente con una grabadora, que conforman su nuevo trabajo.
Nigeria, Serbia, Ghana o China
“Este quizá sea mi mejor proyecto y el más personal”, relata para El Salto. El disco, que también se llama Residente, como su nombre de guerra, son 13 cortes que recogen la participación de un guitarrista tuareg proveniente de Nigeria, de un puñado de músicos de la ópera china en Pekín, de la banda de metales de Goran Bregovic en Serbia, la actriz y cantante Soko de Francia y los músicos de la tribu Dagomba de Ghana.A todos ellos se ha acercado con mucho respeto para que “otras personas conecten con lo que ellos vienen haciendo desde tiempos ancestrales”. Además del disco, está presentando un documental y una plataforma web en donde recoge las imágenes y sonidos que ha dejado atrás su viaje, que en total duró dos años.
“Cuando empecé con este proyecto, todo el mundo me decía que era imposible, que no lo hiciera”, cuenta, e incluso reconoce que a nivel económico –y pese a sus 25 premios Grammy– le fue complicado estar tanto tiempo sin tocar.
Aunque el dinero no fue la única dificultad que se encontró en el camino, especialmente a la hora de entrar en países como Osetia del Sur, que vivió una guerra contra Georgia en 2008, o por el peligro que entrañaba Boko Haram o Daesh, cuando pisó suelo africano: “No fui a lugares cómodos, aunque sí me encontré allá con gente muy linda”.
Pudo vivir el contraste que supone estar un día en Burkina Faso y al día siguiente aterrizar en Nueva York, “ahí es cuanto te cambia la perspectiva y empiezas a entender que hay cosas que parecen importantes pero que dejan de serlo. Empecé también a valorar lo simple, lo sencillo”.
Atrévete: reguetón, fiesta y política
Calle 13 ha pasado a engrosar la lista de artistas latinoamericanos con marcado compromiso social. Así lo demuestra su colaboración con Julian Assange en el último disco publicado por la banda, Multiviral (2014), su reguetonero Baile de los pobres, su oda panamericana en Latinoamérica o su gran hit de perreo liberador, Atrévete, con más contenido político del que pudiera aparentar a simple escucha: “Sí, yo siempre he defendido esa canción, que habla de soltar en todos los aspectos, no solo a nivel sexual sino también religioso o político”.A mí me gusta el reguetón si es inteligente, está chévere y tiene buena letra, algo que no pasa muchoPorque ya hemos aprendido que el género musical no importa, “puedes descargar con punk o con reguetón, y a mí me gusta el reguetón si es inteligente, está chévere y tiene buena letra, algo que no pasa mucho”. Frustración política o rabia de desamor cabe tanto en el reguetón como en el punk. O en una balada: “Silvio Rodríguez en Ojalá hizo una canción de despecho, y tira duro solo usando una guitarra”.
Doce años han pasado desde que el súper éxito Atrévete sonó por primera vez en las pistas más comerciales de baile, donde cayó como un tema renovador, dentro de lo que se escuchaba en aquella época en Puerto Rico.
“He sido elástico siempre y mis propuestas disparan para diferentes lugares. Conectan con diferentes géneros musicales y distinto tipo de personas”, sigue René, para quien el tiempo creativo que dura el componer un disco hace que estos salgan diversos y que engloben todo lo que puede sentir una persona durante ese periodo. Tristeza, ganas de fiesta, sexualidad, molestia política, alegría. Algún sonido más bailable, un poco de punk cabreado, alguna lenta romanticona: “Yo soy reflejo de lo que siento”, y así lo muestra en sus obras.
“Creo que hay escasez de artistas que reflejan lo que sienten”, y se pregunta cómo pueden existir discos monotemáticos de baladas: “Quizá solo expresan una parte, ven que tiene éxito y siguen con ella”.
Cambios sociales que cambian la música
La música latinoamericana siempre ha estado muy influenciada por el fuerte componente político de los países que la conforman. Pero Residente huye de posibles encasillamientos: “Creo que Calle 13 ha aportado una forma de documentar una época de manera creativa pero también accesible, sin hacernos los rebuscados ni los intelectuales; creo que eso es verdaderamente importante, conectar con la gente independientemente de su nivel educativo”.Calle 13 ha aportado una forma de documentar una época de manera creativa pero también accesible, sin hacernos los rebuscados ni los intelectualesHace ya unos años que se viene hablando del viraje a la derecha de América Latina, espoleado, entre otros, por las recientes victorias –democráticas o no– de Macri y Temer en dos potencias latinas como son Argentina y Brasil.
Para el exvocalista de Calle 13, el arte crece de la necesidad de provocar un cambio social en el país, mucho más que por el presidente de turno: “Pero no te vayas allí, mira el ejemplo de España; aquí la música se hizo más accesible y masiva en la medida en la que el país empezó a exigir cambios sociales y surgieron movimientos como Juventud Sin Futuro o Podemos”.
Cambios desde abajo que cambian la música y también al público: “Ellos[los presidentes de los países] no tienen fuerza para hacer esto, ni siquiera Trump; no deberíamos darle tanto poder”.
23:09
Rufián dice que no permitirá la entrada del fascismo en La Moncloa
Gabriel Rufián dice que no pondrá condiciones si Pedro Sánchez retiene su escoramiento a la derecha: “Creo que Sánchez lo tiene más difícil para amenazarnos”, ha dicho el líder de ERC. Su partido ha ganado las elecciones en Catalunya.
23:14
💬 Albert Rivera anuncia un congreso extraordinario de Ciudadanos
En Quién quiere ser madre (Alfaguara), Silvia novela su deseo de ser madre con 40 años, mientras que en Maternidad, Igualdad y Fraternidad (Clave intelectual), Patricia reivindica a las madres como sujeto político y hace un detallado análisis de las condiciones en las que se desarrolla actualmente la maternidad.
Sin embargo, la lectura de ambos libros acaba resultando complementaria: el de Patricia explica el contexto social y político que lleva a mujeres como Silvia a retrasar la maternidad.
Ambas coincidís en que actualmente se niega lo biológico. Patricia señala que, con la maternidad, “se niega trascendencia a todo aquello que es naturaleza en nosotros”, y Silvia, con 40 años, se da de bruces con el fin de la edad fértil.
Patricia Merino: La maternidad es un hecho biosocial. Podemos decir que es un constructo social, pero da igual, la maternidad seguirá siendo un hecho biológico. O empezamos a tomárnoslo en serio, para ver cómo se puede organizar, o seguimos en la inopia.
Silvia Nanclares: La maternidad tardía está completamente entroncada con lo social. Hay una cosa que se llama vida fértil, que decae a partir de los 35. Podemos someternos a tratamientos con 45 y 50 años, pero estamos negando una realidad que nos atraviesa. A mí me lleva a preguntarme por qué hemos sacado determinadas cuestiones tan sumamente evidentes del debate. Hay un tabú con lo biológico.
La definición de una trayectoria laboral estándar es una definición masculina, sin cuidados y sin maternidad. Hay que cambiar ese estándar y hacer otroQuizás porque pone en evidencia que somos vulnerables, que nuestro cuerpo tiene límites.
S.N.: Rompe esa lógica, y también la lógica de la igualdad. A mí, mi madre me ha regalado, como parte de sus conquistas sociales, que yo tenga las mismas oportunidades que mis hermanos. A eso se suma esa idea del capitalismo de que todos los deseos se pueden comprar. Pero eso choca, en mi caso, con las limitaciones de la vida fértil. ¿Por qué la igualdad es siempre de nosotras hacia ellos? ¿Por qué, si era un proyecto común, tuve que ajustarme yo a las oportunidades de los hombres, que estaban además basadas en lo laboral, en la proyección individual?
P.M.: Porque el modelo capitalista está hecho para ellos, no para nuestra trayectoria vital y laboral. La definición de una trayectoria laboral estándar es una definición masculina, sin cuidados y sin maternidad. Hay que cambiar ese estándar y hacer otro. Que la matriz base de lo que es una trayectoria laboral sea la de las mujeres.
Ambas señaláis las carencias del feminismo en relación con la maternidad. Patricia apunta cómo, para deshacerse del binomio mujer-madre, al final la maternidad ha desaparecido del discurso. Silvia, porque no encuentra un feminismo que ponga palabras a lo que estás viviendo: el deseo de ser madre y no poder.
P.M.: Yo creo que hay un feminismo muy influido por el neoliberalismo, sobre todo desde los 90. En España tenemos la gran desgracia de que se acabó la dictadura en el momento de ascensión del neoliberalismo y hemos empalmado merde con merde. Aquí parece que la maternidad no pinta nada en el feminismo, mientras que en otros países no es así.
Además, hay que tener en cuenta que los países del sur de Europa son estados familiaristas, no se molestan en tener ningún tipo de prestación para la crianza porque ya se ocupan las familias. El hecho de que una de las ideas fuertes del feminismo de los 90 fuese que las prestaciones que remuneran la crianza son muy negativas para las mujeres, porque se van a quedar en casa, ha tenido un efecto perverso.
¿Hace falta una crítica dentro del feminismo al empleo como liberación?
P.M.: Lo ha sido para muchas mujeres y tiene que seguir siéndolo, lo que hay que replantear es el empleo. ¿Por qué ocho horas? ¿Por qué cotizar 35 años para tener una pensión? Hagamos otro paradigma. ¿Sabéis qué porcentaje de mujeres tiene empleo en España? No llega al 60%. Un 43% de las mujeres en edad laboral no tiene empleo formal. Cuando la gente dice que tenemos un país en el que hay muchas mujeres emancipadas, habría que preguntarse: ¿qué mujeres y de qué clase social?
Además, ahora la crianza se ha convertido en un asunto privado, incluso en espacios de activismo.S.N.: Se ve como un problema que tú te has buscado.
P.M.: Ese es el planteamiento neoliberal de la crianza. Silvia Federici explica cómo la confluencia entre neoliberalismo y feminismo fue un proyecto político impuesto desde arriba, por organismos como el FMI y el Banco Mundial. Encontraron la manera de que el feminismo encaje con el proyecto neoliberal restringiendo la agenda del feminismo político a un solo objetivo: la participación de las mujeres en el empleo.
Quizás la baja natalidad también tiene que ver con algo que señala Silvia: en nuestra generación pensamos que siempre íbamos a ser jóvenes.
S.N.: Perdemos los ritos de paso para convertirnos en adultas. No nos vamos de casa de nuestros padres, no tenemos independencia económica —porque ese familiarismo lleva a una gran dependencia económica de nuestros padres—, no encontramos un curro que nos dé estabilidad, las relaciones afectivas son líquidas, la idea de compromiso está difuminada… Te quedas instalada en una eterna juventud.
P.M.: Los españoles nos emancipamos con una media de 28 años. En Italia es más tarde, a los 30. En Suecia se emancipan entre los 21 y 22. ¡Son diez años! Y diez años muy importantes, no somos igual a los 20 que a los 30.
Muchos de los discursos sobre las madres “rezagadas” son muy culpabilizadores.
S.N.: Son realidades silenciadas. Como no tenemos vocabulario ni espacios para hablar de esto, ni siquiera dentro del feminismo, ¿qué acabamos haciendo? Metiéndolo debajo de la almohada, como a los niños y el cuidado.
P.M.: Un feminismo que no plantee estas cuestiones no tiene futuro. Si la maternidad no fuera algo tan incómodo y difícil dentro del capitalismo, igual seríamos madres a los veintipico, treinta años, y no habría estos problemas.
Es interesante cómo plantea Silvia el debate sobre la maternidad, desde alguien que quiere ser madre pero no sabe si va a poder. Es un espacio intermedio.
S.N.: Nos tenemos que juntar madres con no madres, con hijas, con abuelas. Al final, la maternidad nos atraviesa a todas… y a todos. Hay tanto trabajo que hacer, faltan muchos debates y que no se hagan desde bandos. ¿Cómo podemos obviar la reproducción?
¿Qué medidas se deberían impulsar para facilitar la vida de las madres y de las que quieren ser madres? Me parece muy interesante algo que menciona Patricia: que el acceso a determinados derechos (prestaciones, ayudas) no tenga que estar ligado al empleo.
P.M.: Los derechos básicos deben estar desligados del empleo. En cuanto a la equiparación del cuidar y el sustentar, es un horizonte lejano pero tiene que estar ahí. Deberíamos pensar medidas que vayan en esa dirección. Muchos países de Europa tienen prestaciones por hijo a cargo, te dan unos 100 euros al mes por criar. Esto cambiaría completamente las tasas de pobreza infantil en este país. Las prestaciones universales para los menores de 18 años son algo básico. Mucha gente de clases bajas y medias no puede tener hijos o solo puede tener un hijo.
S.N.: Yo añadiría la ampliación, en la sanidad pública, de la edad para los tratamientos de fertilidad. Por ejemplo, en Bélgica es hasta los 45 años. Si te vas a cualquier hospital a la planta de neonatos, ves que las madres de 40 no son una excepción.
23:16
Auge de la extrema derecha
“Tras un periodo plagado de citas electorales que a mucha gente le hicieron concebir esperanzas de que mediante nuevos gobiernos sus problemas pudieran solucionarse, hemos comprobado que esto no ha sido así”. Con este claro argumento empieza el llamamiento emitido por la coordinadora de las Marchas de la Dignidad para convocar a esta tercera manifestación que recorrerá las calles de Madrid el sábado 27 de mayo, después de una “semana de lucha” en la que se han organizado concentraciones frente a grandes empresas, como Ferrovial o el Grupo Prisa, o frente al Ayuntamiento de Madrid.
El 25 de febrero de 2014, cinco personas partían andando desde Barcelona camino a Madrid. Así comenzaban las Marchas de la Dignidad. Tan solo tres días después, 500 personas partieron de Iruña y algo más de 200 empezaban su camino desde Asturies. En total seis columnas recorrieron el Estado en unas marchas, organizadas por más de 150 colectivos sociales, que entraron en Madrid el 22 de marzo.
Más de un millón de personas abarrotaron el paseo de Recoletos y todas las calles aledañas. Mientras el entonces secretario general del Sindicato Andaluz de Trabajadores y ahora diputado en el Congreso, Diego Cañamero, gritaba a la multitud con voz quebrada “hace falta la revolución pacífica de los pueblos”, la Unidad de Intervención Policial empezaba a desplegarse y a barrer a los manifestantes.
Todavía faltaban 20 minutos para las nueve de la noche, hora en la que oficialmente acababa la protesta. Tras esos minutos, la policía empezó a cargar contra las personas que, perplejas, veían como una protesta con tono festivo se convertía en una batalla campal de balas de goma. La peor parte se la llevó un grupo de personas que, queriendo emular el 15M, desplegó unas carpas en Recoletos con la intención de acampar. Detenciones, asambleas multitudinarias y nuevas manifestaciones marcaron los días siguientes.
Han pasado tres años desde aquel 22 de marzo. En este tiempo se han producido unas elecciones municipales, otras provinciales –alguna más en el caso de Cataluña– y hemos sido llamados dos veces a las urnas para elegir presidente del Gobierno.
Hay una desmovilización en las calles empujada por la entrada en las instituciones. Después de dos años de que eso ocurriera, vemos que no ha servido para nadaPero, tal y como denuncia Mireia Herreros, una de las portavoces de la coordinadora, “hay una desmovilización en las calles empujada por la entrada en las instituciones. Después de dos años de que eso ocurriera, vemos que no ha servido para nada, y es más, la situación y la emergencia social ha empeorado”.
Las Marchas siempre se han definido como una herramienta para la unificación de luchas. “No se trata de unificar centrales sindicales ni plataformas con jefes en despachos, se trata de ir a buscar a la gente que está en huelga, la que está en un desahucio, la que lucha por la sanidad o por pensiones dignas, a los estibadores y a todos los que están luchando en ese mismo momento”, explica Ángeles ‘Nines’ Maestro, activista de Red Roja y una de las portavoces de las Marchas.
Las luchas han cambiado y, por lo tanto, las exigencias de las Marchas también. La manifestación de 2014 exigía trabajo estable y renta básica, el no pago de la deuda, servicios públicos de calidad y el fin de la represión y el recorte de libertades.
En 2015 nuevas luchas se unieron a las demandas anteriores. Nuevos colectivos, como los afectados por la hepatitis C, se adhirieron a una convocatoria que ya sumaba a más de 300 organizaciones. Los acuerdos comerciales y tratados de libre comercio entraron de golpe en nuestro vocabulario. Los efectos del Tratado transatlántico entre Europa y Estados Unidos (TTIP, por sus siglas en inglés) afectaban de una manera transversal a muchas de las luchas. Las Marchas añadieron la exigencia de acabar con las negociaciones secretas que la Comisión Europea mantenía con la Administración estadounidense, lo que, unido a la protesta contra los recortes impuestos por Bruselas, las llevó a focalizar la protesta “contra la dictadura de la Troika”.
El año siguiente no hubo Marchas. “En 2016 las Marchas también se vieron afectadas por ese periodo de ilusión electoral y desmovilización en las calles”, explica Maestro, “pero por otro lado nos reforzamos mucho con las luchas de los estudiantes y las de empresas, como el caso de Coca-Cola, que dieron un impulso a las Marchas que seguramente veamos en la manifestación de este año”, sentencia.
Al igual que en años anteriores, las Marchas han aglutinado a nuevas plataformas ciudadanas. Los colectivos antimilitaristas que rechazan las políticas de la OTAN y el expendio militar por parte del Estado o la lucha por la defensa de las pensiones han irrumpido con fuerza en esta convocatoria.
“El recorte en las pensiones que está sufriendo Grecia, que demuestra que no hay una salida social posible dentro de esta Europa, y las exigencias de la OTAN de aumentar al 2% del PIB nuestro gasto militar, han despertado a colectivos sociales que han unido sus reivindicaciones a las nuestras”, matiza Maestro.
Además de la defensa de las pensiones, la manifestación de este año exigirá la derogación de las reformas laborales para conseguir un empleo estable, salarios dignos y avanzar hacia una renta básica.
Como cada año, el no pago de la deuda y el rechazo a organizaciones supranacionales como el Fondo Monetario Internacional son peticiones centrales de la protesta, del mismo modo que lo ha sido en años anteriores la defensa de los servicios públicos. Andrés Bódalo y el joven Alfon, que está cerca de cumplir dos años privado de su libertad, también son parte de las demandas de las Marchas, que exigen la libertad para los presos encarcelados por luchar y la derogación de la Ley Mordaza.
Las marchas de la igualdad
“Nos han quitado tanto que nos han quitado hasta el miedo. A las mujeres se nos ha quitado el miedo a señalar a las personas que son piezas de un engranaje patriarcal que nos explota, somete, ridiculiza y nos mata”. Así explicaba Herrera el carácter feminista de las Marchas que cierran sus peticiones declarando estar “contra el feminicidio: nos queremos vivas, ni una menos”.Tras la masiva manifestación del 8 de marzo, como respuesta a unas cifras de violencia machista que no paran de crecer, las Marchas también recogen la necesidad de que las luchas tengan a las mujeres en el centro.
“Creemos que el feminismo es un tema clave, y no solo por la violencia machista, que también, sino también porque si algo ha puesto de manifiesto la crisis es como recae siempre antes y con mayor fuerza sobre las mujeres”, explica Maestro sobre la necesidad de unir todas las luchas en estas marchas, sin abandonar ninguna de ellas. “Con la unificación de luchas no llamamos a abandonar ninguna, al contrario, pero lo que sí decimos es que cuando los palos nos vienen del mismo lado, deberíamos responder juntos”.
23:25, Galiza
Galicia, bastión del bipartidismo
Ruiseñora son la voz y las letras de Elia Maqueda y las bases electrónicas de Atilio González. En su Bandcamp se definen como copla o cuplé electrónico, aunque Elia aclara que es más una voluntad que un hecho: “Realmente todo esto viene porque la primera vez que nos planteamos hacer algo juntos, a mi voz le pegaba cantar copla, pero es verdad que luego una vez que nos pusimos tampoco nos salía una copla como tal… A mí me gusta mucho, pero por eso sé que no es copla”.
Puestas a imaginar, si tuviéramos que compararlas, obviamente no pensaríamos en las copleras de rasgarse las vestiduras, hacer aspavientos y poner muecas de dolor dramático a lo Marifé. Ruiseñora recrea un universo más poético y abstracto, cercano al Zorongo Gitano de Lorca y La Argentinita, o a El día que nací yo, a lo Imperio Argentina o en la versión más actual de María Rodés. “A mí la Pantoja o Rocío Jurado me hacen gracia. Pero me gustan más las primeras copleras cupleteras como Raquel Meyer o La Argentinita”, comenta Elia. Su voz es angulosa pero tan plástica e inagotable en registros que también sabe aflamencarse.
Semejanzas aparte, Siglo XX, canción que da nombre al disco, deja claro uno de los pilares del grupo: la vuelta a lo rural y a lo popular. Contrasta el tono naif y reivindicativo, tierno y alegre, de la vida tranquila, con un órgano apocalíptico que anuncia el fin de una era: “Los niños jugaban al escondite y aquel limonero los vio perder, ya nadie se acuerda del siglo XX, tuvimos que crecer”.
Hay un aire a Vainica Doble obvio, en esta y otras canciones, pero rico en otros matices, como apunta Atilio: “Está en general muy en el ambiente del disco y en las armonías de las voces en las que se dobla ella misma”.
La segunda de las fuentes de las que bebe Ruiseñora es Lole y Manuel. Para Atilio es uno de sus referentes más claros: “Para mí están muy presentes a la hora de buscar las melodías de voz, y en concreto en Altares en el mar lo dijimos expresamente”, canción con una exigencia vocal que sufrió Elia, embarazada de ocho meses, con la que casi se desmaya.
También se aprecia en Campo a través, pero es Animal la que sin duda lo borda. “Animal habla de cómo la vida moderna a veces no deja salir lo grande que tenemos dentro. El animal como tu verdadera forma de ser, no como algo malo”. Y así lo refleja la letra de Elia, con potentes imágenes visuales: “Quiero encontrar al animal, quiero doblar la realidad. Lo sumergí en un vergel, la fluorescencia le hizo bien”.
Si pasas un tiempo sin escuchar el disco, es difícil recordar las melodías de Ruiseñora, por la complejidad de sus temas y la mixtura de géneros, que en lo musical tienen mucho que ver con las influencias de Atilio: “De los 70, el rock progresivo y la psicodelia… Y hay mogollón de referencias de Vangelis. Y de los 90 un referente claro es Air, en arreglos de cuerda, y ese tipo de cosas se nota”.
En La pérdida, por ejemplo, reconocemos a Air, aunque la voz es muy Mecano en sus inicios. “Sí, hay gente que nos ha hablado de que sonamos a Mecano o incluso a Camela. A mí Camela me encantaba de pequeña, ¡nos honra!”, reconoce Elia.
En cuanto a las letras, hay una temática variada, pero curiosamente ninguna trata sobre amor romántico. El primer cuplé quiere ser un alegato feminista; Hay un huracán es una nana que canta al miedo ante una futura maternidad. Cierra el disco Rencillas, una recreación del crimen de Puerto Urraco sencillamente estremecedora y, sin duda, una de las mejores canciones del disco.
En un futuro próximo, llegan dos nuevos temas que están terminando y el viernes 3 de junio concierto en sala Maravillas, en Madrid, organizado por el colectivo Sisterhood, al que Elia además pertenece.
Les espera, como ya les deseara Le Parody, larga vida a Ruiseñora.
Cinco canciones para llegar a Ruiseñora
Barco a Venus, de MecanoMencionar a Mecano hoy tiene mérito. Ruiseñora reivindica esta canción como parte de su memoria sentimental.
Señora azul, de Cánovas, Rodrigo, Adolfo y Guzmán
Para Atilio, “señores de la Transición con un punto muy queer”.
Todo es de color, de Lole y Manuel
La canción favorita de Elia Maqueda. “Canta a la alegría y a que se vaya lo malo”, dice la mitad de Ruiseñora.
La violetera, de José Padilla
“Ya que hablamos de copla, hay que destacar esta canción”, dice Elia sobre este cuplé compuesto por José Padilla en 1914.
Solera, de Melange
El gusto de Ruiseñora por lo progresivo y la psicodelia les acerca a esta canción grabada por un grupo actual que les fascina.
23:28
💬 Pablo Casado: “Sánchez ha fracasado”
El anuncio, anoche, de que EE UU se desvincula del acuerdo del clima de París ha consternado a los líderes europeos. Alemania, Francia e Italia ultiman una declaración pública de rechazo a la decisión de Donald Trump de no cumplir los objetivos de reducción de emisiones de gases.
El Gobierno del Reino Unido, donde el 8 de junio se celebran elecciones, no ha dado pasos después del anuncio de Trump, pero el tema se ha metido en campaña de la mano de Jeremy Corbyn. La UE, a través del presidente de la Comisión Europea, ha dicho que el continente seguirá sus pasos hacia una transición verde. Y en España… en España, como se ha dicho en Twitter, el presidente está preparando la final de la Champions.
Mientras Europa trata de sostener el apretón de manos de Trump, la política de los “negocios como siempre” se imponen sobre la retórica. Así sucede con el tratado comercial de la Unión Europea con Canadá, conocido por sus siglas en inglés como CETA. Un acuerdo por el que la Comisión ha apostado con contundencia, hasta el punto de ejercitar una presión fuera de sus competencias contra quienes se han opuesto o han dudado de los efectos que tendrá sobre su tejido productivo, como es el caso de la región belga de Valonia.
Este acuerdo con Canadá supondrá, según datos del Banco Mundial –los últimos, de 2013–, un bloque de emisiones, formado por la UE y el país norteamericano que superará los cuatro millones de kilotoneladas de CO2 emitidas a la atmósfera, solo un millón por detrás de las emisiones de Estados Unidos, el segundo país que más dióxido de carbono emite a la atmósfera, después de China. EE UU mantendrá así su liderazgo en emisiones per cápita, pero la UE, a través de su acuerdo con Canadá, mantendrá una hoja de ruta basada en los combustibles fósiles, por más que Miguel Arias Cañete haya sacado pecho tras las declaraciones de Trump.
El paripé europeo
Para Ecologistas en Acción, el anuncio de Trump es muy grave. Tom Kucharz, de la campaña contra los acuerdos comerciales de esta organización, denuncia la decisión explicitada ayer pero también en decisiones como el nombramiento de un exCEO de Exxon Mobil como secretario de Estado, la reactivación de proyectos como los oleoductos Keystone XL y Dakota Access Pipeline en tierras sioux o el Plan Energético América Primero, una apuesta decidida por la extracción y el uso son límites de los combustibles fósiles. “Decisiones que agravarán mucho más el calentamiento global que la salida del Acuerdo de París”, subraya.Según Kucharz, “la decisión del presidente va a matar cientos de miles de personas en todo el mundo y también en Europa, Canadá y en Estados Unidos. Trump tiene vocación de genocida y usa la salida del Acuerdo de París para desviar de los problemas internos por la investigación de los contactos con Rusia”.
Pero la UE ha aprovechado la corriente de antipatía hacia Trump para seguir escondiendo las consecuencias de su proyecto con Canadá. “La Unión Europea va utilizar a Trump como coartada para seguir con su inacción e implementar políticas favorables a los intereses privados de las grandes corporaciones y las industrias más contaminantes que son igual de nefastas y genocidas que las intenciones de Trump”, denuncia Kucharz.
Cómo afecta el CETA al cambio climático
¿Es compatible el acuerdo entre Canadá y la UE con el acuerdo de París? Un grupo de diputados del Parlamento Europeo, agrupado en la campaña Descifrando el CETA dice que no: “El CETA es un obstáculo para la transición a un sistema energético, justo y democrático”.Este grupo señala el detalle de que no hay ninguna referencia al acuerdo firmado el año pasado en París en el texto consolidado del acuerdo. Tampoco se establecen normas vinculantes respecto a la reducción de emisiones. Lo que sí establece el acuerdo es un tribunal de arbitraje público-privado –llamado ICS y heredero del conocido y criticado ISDS–. Los Gobiernos europeos o canadienses que quieran impulsar medidas de reducción de los combustibles fósiles son susceptibles de ser llevados a ese tribunal si las multinacionales energéticas reclaman indemnizaciones por no ver cumplidas sus expectativas de beneficios, incluso, el ICS puede obligar a que los Gobiernos locales o estatales cancelen las medidas que les afecten en esta materia: apuesta por las energías renovables o por circuitos de generación y distribución local incluidas.
Pero los temores van más allá de las referencias en el texto. La introducción del CETA, dicen estos diputados, abaratará –al eliminar los derechos de aduana– la importación de gas o petróleo, una medida que permitirá que no se detenga el ritmo de emisiones. El eurodiputado de Equo, Florent Marcellesi, ha señalado en un artículo en El País que el tratado incentiva el transporte transatlántico y frenará la producción de energía limpia local.
Además, el “bussiness as usual” ha mostrado ya otro de los riesgos medioambientales del CETA, la entrada de petróleo no convencional, en forma de las llamadas arenas bituminosas o arenas aceiteras. Uno de los principales objetivos del lobby energético canadiense fue debilitar la Directiva sobre calidad de los Combustibles (FQD) con el fin de introducir este tipo de petróleo en el pack energético europeo. Las arenas bituminosas, a las que la UE ya ha dado entrada durante la negociación con Canadá, su principal productora, aumenta las emisiones de CO2 hasta un 23% más que el petróleo convencional, según el Natural Resources Defense Council.
Los principales beneficiados de este acuerdo son las grandes petroleras con intereses en este tipo de combustible no convencional, entre las que se encuentra la empresa multinacional Repsol, “muy vinculada a los intereses políticos del Partido Popular en España”, recuerda el activista de Ecologistas en Acción Tom Kucharz.
“Este acuerdo comercial es un torpedo directo a la línea de flotación de las conquistas en materia ambiental y de seguridad alimentaria conseguidas por la sociedad civil tras décadas de trabajo”, ha declarado Greenpeace, que denuncia que la armonización entre las leyes canadiense y europeas en materia de regulación medioambiental se hará a la baja, lo que supondrá un retroceso para la UE en sus objetivos de lucha contra el cambio climático.
Trudeau pisa fuerte
Con medio mundo –incluyendo gran parte de sus gobernantes– llevándose las manos a la cabeza por el anuncio de Trump, la aprobación del CETA está pasando desapercibida. El turno, ahora, es de Canadá, la otra parte del acuerdo, cuyo gobierno está ejerciendo la misma presión sobre las instancias díscolas, en este caso el Departamento de Quebec.Este Gobierno territorial tiene potestad para decidir si ratifica o no el acuerdo. Pese a que el Gobierno federal intentará negar la autoridad constitucional quebequense en este punto, el departamento tiene potestad para emitir una ley de aplicación del tratado. Algo que postergaría la aprobación del acuerdo al menos hasta agosto.
No obstante, el Ejecutivo de Justin Trudeau intentará promulgar una ratificación exprés que devuelva el turno a la UE para que el tratado entre en vigor, de manera provisional, a principios de julio.
El objetivo de la Comisión Europea es aprobar provisionalmente el acuerdo este verano, lo que hará más difícil que descarrile el Tratado una vez eche a andar. En España, la Comisión de Exteriores tiene previsto reunirse en junio y enviar su dictamen al senado de cara al curso que viene. A finales de mayo, el bloque formado por PP, PSOE y Ciudadanos –el mismo que defiende el tratado en el Parlamento Europeo– impidió que el CETA fuese estudiado por el Tribunal Constitucional, una medida que sí se ha tomado en países como Alemania.
Manifestación este sábado
A pesar del frente común que han hecho los partidos de la Gran Coalición europea en el Parlamento español, con el apoyo de PdeCAT y PNV, la sociedad civil sigue insistiendo en que se frene el tratado con Canadá. En febrero, 3,5 millones de personas entregaron sus firmas contra el CETA al Parlamento Europeo.Las movilizaciones no cesan, y este fin de semana una manifestación recorrerá el camino entre Atocha y el Congreso de los Diputados. La convocan grupos sociales como Attac, organizaciones agrarias como COAG, la Marea Verde y la Marea Blanca, sindicatos como CGT, CCOO, UGT y USO, organizaciones ecologistas como Ecologistas en Acción, Greenpeace, Amigos de la Tierra, y partidos políticos como Podemos e IU. El objetivo de la movilización es demandar la no ratificación del tratado de libre comercio entre Canadá y Europa y exponer las demandas por parte de la campaña contra este tratado.
23:28
Resultados en Catalunya
A pesar de la bajada de la formación de Gabriel Rufián, ERC adelanta a Ciudadanos en el Congreso y los diputados que ERC ha conseguido en Catalunya superan a los obtenidos por Ciudadanos en todo el Estado: 13 frente a 10.
23:30
💬 Joan Baldoví: "Podemos estar razonablemente satisfechos"
Tras los resultados del Referéndum sobre la permanencia del Reino Unido en la Unión Europea (coloquialmente conocido como Brexit), Theresa May convocó Elecciones Generales exigiendo a sus ciudadanos coherencia política. La premier tenía la necesidad de adecuar las instituciones representativas al nuevo ambiente generado por la “inesperada” victoria del Leave. Se trataba, por lo tanto, de traducir el mandato cacofónico de la democracia directa al refinado lenguaje de la forma representativa, un movimiento que habría de suponer la derrota definitiva del viejo laborismo y el arrinconamiento, por aquello de la indiferenciación, del pujante movimiento populista del UKIP.
Este era, al menos, el planteamiento del nuevo gabinete tory, surgido de la corriente interna que se subió a la ola de rechazo contra el gobierno de Cameron, haciéndola pasar por un furibundo e irracional antieuropeísmo. Pero si bien el referéndum trató de abordar un tema concreto (para resolverlo con legitimidad popular), es difícil interpretar las motivaciones que se escondían detrás de cada uno de los noes. Más aún en un momento como el actual, en el que los mecanismos de democracia directa están siendo utilizados como válvulas de alivio de un sistema que hace aguas por todos lados.
El referéndum ofreció una respuesta “clara” a una pregunta insuficiente, pues el interrogante que impera está puesto, desde hace años ya, en la capacidad de la democracia representativa para mantener un cierto orden en sociedades atravesadas por la anomia neoliberal. Por ello, cada una de las convocatorias electorales se resuelve con un exabrupto por parte de la ciudadanía, reabriendo la brecha de la crisis de representación e invalidando el rearme discursivo de las fuerzas del orden.
Los pronósticos de las últimas encuestas invitan a una reinterpretación de los resultados del Brexit en esta línea. Solo así será posible encontrar en el comportamiento electoral de los británicos la coherencia política que Theresa May reclama. Esta se halla en el rechazo profundo ante los intentos del poder de levantarse sobe sus escombros, un fantasma que recorre Europa (parafraseando a Marx) redibujando, sin un sentido claro todavía, los sistemas políticos estatales y la propia Unión Europea.
El hundimiento de última hora del Partido Conservador en las encuestas trae aparejado el resurgimiento del debilitado Partido Laborista de Jeremy Corbyn, como consecuencia lógica del sesgo extremadamente mayoritario del sistema electoral británico. Una vez más, el rechazo de las élites se coloca como principal clivaje político, por lo que el partido de Corbyn haría mal si interpretara los más que probables buenos resultados que auguran los sondeos como un acortamiento, por su parte, de la distancia abismal entre representantes y representados.
Este tipo concreto de voto retrospectivo –que caracteriza el comportamiento electoral en nuestras “sociedades sin alternativas”– podría acercar a los laboristas a la victoria. Incluso es probable que esto fuera, al menos a corto plazo, deseable. El clima de islamofobia que acompaña, como su correlato popular, al dispositivo de seguridad puesto en marcha por el Gobierno conservador tras los últimos atentados es razón suficiente para volcar todas las fuerzas “progresistas” en apoyo de la candidatura de Corbyn.
Pero en el medio y largo plazo será necesario asumir que, como decía Kant, “toda verdadera república es –y no puede ser más que– un sistema representativo”. Lo que nos obliga a tratar de salir del atolladero de la democracia representativa, convertida en el “fin de la historia”, a través de la inversión de los conceptos, esto es, tratando de democratizar la representación inevitable.
Y mientras tanto, en este momento político que emerge de la quiebra de la representación, está teniendo lugar, a todas horas, la disputa que nos deparará lo que habrá después del fin de la forma partido.
23:39
Sistema electoral
El Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía celebró en mayo La política contra la historia, un seminario internacional en torno al pensamiento del principal referente teórico del operaísmo italiano de los años 60 y 70, Mario Tronti. Para este encuentro, Veronica Marchio y Simona de Simoni fueron dos de las invitadas para participar en el taller Clase obrera e inteligencia política. Estas dos investigadoras y activistas italianas hablaron para El Salto sobre clase obrera, feminismo y pensamiento trontiano.
En el taller en el que han participado han hablado sobre clase media empobrecida y precariedad ¿Cómo pueden definir la frontera que las separa?
Simona de Simoni: La relación entre los dos es ambigua en términos de posibilidades de composición. Los precarios de hoy son los hijos de esta clase media empobrecida, que utilizan sus ahorros para hacer frente a la desocupación de sus hijos o a la vejez de sus padres, que ya no son cuidados por el Estado del bienestar. Utilizan la riqueza acumulada para hacer frente al neoliberalismo.
Veronica Marchio: En mi caso, la familia ha invertido en mi hipotético futuro universitario, pero como en todos los casos, no se va a producir las expectativas que tenían las generaciones anteriores porque, por ejemplo, gastar dinero en los estudios ya no abre las posibilidades que abría antes.
¿Cómo impacta esta situación en este contexto político?
De Simoni: La clase media empobrecida lucha para volver a ser clase media. En general, el perfil del empobrecido es el de un viejo proletario blanco que no entiende la precariedad, que todavía tiene algo que defender y que, en muchos casos, está creando un bloqueo reaccionario y conservador con el quiere mantener sus ventajas. Ante esto, la derecha de cualquier país europeo está sacando partido y estamos viendo su capacidad en dar salida a estos sentimientos a través de la xenofobia y movilizando a través de contradicciones, como hacen cuando hablan del bienestar como un gasto para el Estado.
Marchio: Además, teóricamente se abre una posibilidad pero el problema es cómo se recompone la precariedad, la pobreza y el empobrecimiento en las primeras y segundas generaciones.
¿Podría ser una de las respuestas al por qué el Frente Nacional francés presume de más capacidad de convocatoria que la izquierda?
Marchio: Sí. Por un lado es por la extensión de la anti-política hacia la izquierda porque ésta ha faltado a lo que prometió en sus programas electorales y, en muchos casos, ha provocado parte de las crisis que en parte es la que ha causado el empobrecimiento.
De Simoni: La izquierda institucional se está burocratizando y no ha tenido ninguna voluntad o capacidad de generar el mínimo conflicto frente a esta Europa de la austeridad. En cambio, la derecha ha construido la ficción de ser alternativa con su léxico capaz de hablar a los “estómagos”. Además, esta izquierda institucional se ha vuelto snob y los otros no tienen miedo a marcharse las manos con la ambigüedad.
Relacionando lo que estamos conversando con en el seminario en el que han participado, han salido a relucir los conceptos trontianos sobre la fuerza de la mayoría, la organización y la autonomía de la clase trabajadora de los años 60 y 70 italianos. Desde el escenario actual que están describiendo ¿ cómo se puede defender el pensamiento de Tronti ?
De Simoni: Desde mi punto de vista, no hay una tradición directa de la teoría de Tronti pero sí que existe un elemento central en su obra que constituye una gran herramienta en la actualidad: el conflicto. Este concepto puede ser de gran ayuda en el panorama europeo, que por no romper el consenso, está teniendo una actitud muy débil en sus diferentes manifestaciones: sus reivindicaciones son de mínimos. La tarea es cómo idear el camino para llegar hasta ese punto, pero si hay deseo y atrevimiento, se consigue que la posición se radicalice frente a los poderes fuertes y a las élites neoliberales poniéndolas en dificultad.
Marchio: Además, de las cuestiones que comenta Simona, durante estas jornadas se ha mencionado lo que Tronti considera el “reverso”, o sea cómo la lucha de la clase obrera provoca el movimiento y no al revés. Por eso, él coloca el conflicto como protagonista de las luchas y lo convierte en el elemento que pone problemas al enemigo. Esa visión sigue siendo perfectamente aplicable.
Pero ¿el activismo conoce el pensamiento de Tronti para poder llevarlo a la práctica?
De Simoni: Tronti es conocido entre los activistas formados en la lucha de los obreros italianos, pero sí que es cierto que su pensamiento no es de masas y de ahí que sea necesario traducir estas teorías al ámbito actual y actualizar el lenguaje para las personas que no vengan de esta tradición. No sólo ocurre con la obra de Tronti, sino con obras de fuera de Europa. Adaptarlas podría dar dar un marco teórico más potente.
De hecho, durante mi estancia en Francia, participé en un seminario que se celebró en París sobre movimiento obrero. En él, había un buen número de jóvenes de institutos y demandaban esa necesidad de instrumentos teóricos para poder utilizarlas en las movilizaciones. Y este hecho es muy importante : estos chavales son los que están protagonizando las grandes movilizaciones contra la Ley del Trabajo.
Marchio: El discurso está basado en que es necesario pensar cómo afrontar estas ideas hoy y qué dificultades encierran. Y, efectivamente, una de las soluciones sería traducir esos discursos porque como profesora de política me encuentro con nuevas generaciones que, en muchos casos, han eliminado parte del imaginario revolucionario y con los que es difícil hablar de grandes autores, no sólo los revolucionarios del movimiento obrero.
Entonces, ¿esta “orfandad” teórica puede ser uno de los factores que haya mermado la movilización política y social?
De Simoni: Es muy difícil determinarlo en todo este contexto social lleno de sufrimiento, de depresión pero en el que hay una fuerte demanda de movilizaciones, pero la impresión es sí nos habla de la necesidad de cambio. ¿Cómo transformar esta necesidad en capacidad política y colectiva? Los que quieran dedicarse a la política activa tienen que traducir la realidad social actual y y se consigue a través de la investigación de la composición de clase y por la necesidad de volver a relacionarse con las experiencias del pasado.
Marchio: Otro tema es cómo analizar la organización, es decir, los movimientos organizados frente a los movimientos espontáneos. Por ejemplo, en Italia, hemos tenido organizaciones más radicales que en otros países, pero no hemos tenido la misma capacidad de acoger movimientos más espontáneos, menos organizados. Si se encontrara un punto medio entre ésas dos polarizaciones, ayudaría a la hora de generalizar las luchas. En la actualidad hay rabia social y el punto es llegar a entender hacia dónde dirigirla. Tronti en el “operaismo” ya hablaba del partido para formar individualidades que confrontaran en el partido o en el movimiento.
Otro de los temas que ha aparecido en sus intervenciones ha sido la lucha de Ni Una Menos. Para ustedes, sobre todo para Simona, es un ejemplo del nuevo marco entre las luchas feministas latinoamericanas y las europeas. ¿Cuál es la bisagra que las une?
De Simoni: Ni una Menos es la representación de cómo el territorio común de la experiencia une el movimiento argentino al más internacional. Ha sido inteligente mostrar, desde la violencia de género, la que también ejerce la sociedad neoliberal mediante la pobreza, la negación del derecho a la vivienda o a la salud. Eso también es violencia. Éstos han sido los temas desde los que se ha abierto la posibilidad de hablar de la agresión directa capitalista en la vida de las personas dentro de un realidad social muy diversa. Además, posibilita poder estar en marcos políticos diferentes y observar, desde las experiencias feministas personales, cómo se ha roto la idea de que el Estado es defensor frente a la violencia, que siempre es sistémica. El movimiento Ni Una Menos ha cogido este mandato y lo ha transformado en una autodefensa que nace de la reestructuración de las relaciones desde nosotras mismas abriendo así, una nueva posibilidad para el feminismo.
Marchio: Además, de lo que comenta Simona, el discurso de Ni Una Menos ha conectado con la idea de la huelga como respuesta a la violencia del sistema.
Entonces, en esta coyuntura sistémica, ¿creen que las luchas tienen que estar marcadas por cada territorio o es el marco internacionalista el que debe dar la pauta?
Marchio: En mi caso, y desde la experiencia de nuestro trabajo de investigación en la Universidad de Bolonia, hemos planteado el problema de ¿por dónde ir? Y a la vez que estudiamos cómo el capitalismo divide lo urbano y lo que está fuera de ello, descubrimos, por un lado, cómo cada territorio tiene su especificidad y, por otro, cómo construir un marco que capacite la relación entre las personas de los barrios en dónde se produce la precariedad o el desempleo y entre las que forman parte del ámbito universitario. Creo que hay que entender las correlaciones entre lugares para no sectorializar las individualidades y conectar allí donde el capitalismo quiere dividir.
Durante y después del 15-M muchos autores, entre ellos Toni Negri, consideraron que el laboratorio de ideas de acción política estaba en el Estado Español. En la actualidad ¿cómo debe ser y dónde debe estar?
Marchio: No sé dónde está ni dónde debe estar, lo que sí que creo es que debe ser con ideas del presente y no del pasado: ya no se va a regresar a ese punto.
De Simoni: Sí, el laboratorio tiene que partir del presente y debe ser una experiencia en aras de poner en común experiencias como prácticas colectivas. No creo que lo importante sea dónde, sino que sea para discutir, debatir y dialogar.
23:49, Madrid
💬 Gritos de “con Casado no” en la sede del PSOE
La situación del Banco Popular viene de lejos. El que fuera nombrado en el año 1993 el banco más rentables del mundo, comenzó su caída dos años antes incluso del estallido de la crisis financiera global. En abril de 2007, las acciones del Banco Popular tocaron su máximo histórico cuando llegaron a cotizar a 35,54 euros la acción. En 2009, el día que quebró Lehman Brothers, las acciones del Popular ya estaban en torno a los 14 euros. En mayo de 2016 la entidad se vio obligada a buscar una ampliación de capital de 2.500 millones de euros. Los accionistas pagaron 1,25 euros por la acción. Era una muerte anunciada. El descalabro del Popular parecía no tener solución.
La fuerte exposición al ladrillo –el banco acumulaba 35.050 millones de euros en activos inmobiliarios problemáticos en marzo de 2017– sumado a su tardía reacción ante la crisis inmobiliaria que le dejó fuera de la compra de activos por parte del SAREB, convirtieron los balances del Popular en un problema de difícil solución. A todo ello se han sumado las dudosas operaciones de ampliación de negocio al forjar una alianza con la entidad francesa Credit Mutuel para crear Targo Bank en 2011 y la compra del Banco Pastor en 2012.
Todo apuntaba a lo que hoy ha ocurrido, pero se especulaba mucho sobre el desenlace. ¿Rescate, venta o rescate encubierto? Esas eran las opciones. Bankia, BBVA y Banco Santander sonaban en las quinielas. Incluso había rumores de que la americana JP Morgan estaba interesada. Emilio Saracho, ex-directivo del Banco Santander y ex-directivo de JP Morgan, puesto de director general en mayo de 2016, se afanaba en intentar limpiar los balances de la entidad para darle un aspecto más atractivo para su compra. El Ministerio de Hacienda le echó una mano a costa de asfixiar, un poco más, a los ayuntamientos.
El Ministerio de Hacienda le echó una mano al Banco Popular a costa de asfixiar, un poco más, a los ayuntamientosEl 2 de marzo de 2017, el Ministerio de Hacienda lanzó un nuevo acuerdo de la Comisión delegada del Gobierno para asuntos económicos en el que anunciaba un nuevo plan de impulso económico para las administraciones locales.
El acuerdo presentaba dos medidas. Por un lado la ampliación, una vez más, de la carencia en el pago de capital por tres años en los préstamos que ya tenían los ayuntamientos, los “plan de pago a proveedores” de 2012 y 2013. Y como nueva medida estrella, una nueva línea de créditos a un interés fijo marcado por el Instituto de Crédito Oficial (ICO). Pero el tipo de interés no es lo único que no se permitió negociar, los Ayuntamientos tampoco podían elegir el banco que les concedería el préstamo. Esto lo elige Montoro, como ya ocurrió en el primer plan de pago a proveedores en el que Montoro repartió el jugoso pastel de financiar millones de euros en “facturas en los cajones” a los nueve bancos más grandes del país.
Estos nuevos préstamos estarán avalados por el Gobierno central. De tal modo que, si un municipio falla en sus pagos, será el Ministerio de Hacienda quien paga directamente al banco, descontando dicha cantidad de la Participación en los Impuestos del Estado (PIE) que transfiere mensualmente a los municipios. Por lo que, igual que el plan de pago a proveedores, son préstamos asegurados sin ningún tipo de riesgo.
Por supuesto al municipio no le sale gratis el adherirse a este nuevo plan económico. Los ayuntamientos que soliciten los nuevos préstamos o la carencia se ven obligados a incrementar sus tasas hasta llegar a cubrir el 100% del servicio público. Esto significa que el ayuntamiento tendrá que incrementar las tasas de basuras, limpieza o de cobros de servicios, como el uso de la piscina pública o la expedición de documentos.
Este no será el único impuesto que verá modificado el ayuntamiento que pida esta nueva financiación, ya que Montoro les obligará a quitar toda exención fiscal del Impuesto de bienes inmuebles (IBI). También deberán aumentar el Impuesto de Vehículos de Tracción Mecánica (IVTM) al coeficiente máximo permitido ni suprimir ningún tipo de gravamen que ya se estuviera cobrando hasta el momento. Todo ello se suma a exigencias de reducir personal, gastar el superávit en amortizar deuda de manera anticipada o el cierre de empresas públicas que no sean sostenibles que ya imponen las vigentes leyes Montoro.
El Banco Santander será ahora el acreedor de los préstamos sin riesgo de 61 ayuntamientos por valor de 268 millonesPero, más allá de las condiciones a los municipios, existe una de las peculiaridad en este plan que tiene mucho que ver con lo ocurrido hoy con el Banco Popular. Los municipios no pueden elegir el banco que les conceda el préstamo, ni negociar el tipo de interés tal y como ya hemos comentado. Es el ICO quien se encarga de adjudicar la entidad financiera y de fijar el tipo de interés, el cual se fijó al 0,96% para todos los municipios. En cuanto a las entidades encargadas de dar esos préstamos, fuentes del ICO informan que en total se han concedido préstamos a ayuntamientos por valor de 600 millones de euros. La concesión de estos préstamos seguros no han salido a concurrencia pública en ningún momento, sino que el ICO y el Ministerio de Hacienda los han repartido a dedo.
El Banco Popular ha confirmado a El Salto que la entidad ha concedido “66 nuevas financiaciones por valor de 268 millones de euros a 61 ayuntamientos”, además de comunicarnos que la entidad ha sido “la única que ha estado en todas las fases” del fondo de financiación de las entidades locales. Lo que supondría un 40% de los préstamos concedidos, siempre según las fuentes del ICO.
Clotilde Cuéllar, concejala en Arganda del Rey, explica cómo se produjo la visita recibida por parte del Banco Popular para formalizar –sin ningún tipo de negociación ni comunicación por parte de Hacienda– el préstamo: “No existe ningún expediente ni Hacienda se ha dirigido a nosotros. Vino el Banco Popular con un contrato proforma para que lo firmáramos en el ayuntamiento sin ningún tipo de negociación”. Cuéllar explica que “la Ley de contratos de las administraciones públicas señala la obligación de publicidad y concurrencia, pero en estos contratos no ha existido”. Después de lo ocurrido hoy, quien pasará a ser acreedor de esos ayuntamientos en esos préstamos asegurados será el Banco Santander.
23:56
Expulsados de la sede del PSOE
Según ha informado la Cadena Ser, los servicios de seguridad del PSOE han expulsado de los alrededores de Ferraz a tres jóvenes que llevaban una pancarta a favor “de un Gobierno progresista”. Durante la comparecencia de Sánchez se han escuchado gritos de “con Iglesias, sí”.
23:56
Vox arrasa en los municipios ricos, sube en los pobres
La deuda de Puerto Rico se encuentra en niveles insostenibles desde hace varios años. El Estado Libre Asociado se encuentra en quiebra. La situación de la isla roza la crisis humanitaria. La mitad de la población boricua se encuentra bajo el umbral de la pobreza, el 37% de los niños viven en situación extrema. Se prevé que 600 de las 1.400 escuelas que tiene la isla cierren en los próximos años y los hospitales no tienen personal ni recursos para pagar sus facturas y ofrecer un servicio sanitario, algo que está agravando la crisis del Zika. Se calcula que una cuarta parte de los habitantes de la isla podría estar infectado con ese virus.
Ante esta situación, muchos colectivos sociales investigan el proceso de endeudamiento que ha llevado a la isla a acumular una deuda de 70.000 millones de dólares. La organización Hedge Clippers, junto a Committee for Better Banks, han lanzado varios informes en los que señalan al Banco Santander y a varios de sus directivos como principales culpables de la desbocada política de endeudamiento y de la ingeniería fiscal que maquilló las cuentas estatales para saltarse los controles constitucionales de la isla, enriqueciendo al banco y a sus clientes.
Dos directivos del Santander, José Ramón González y Carlos M. García, han sido actores principales de la oscura historia del endeudamiento de Puerto Rico y el enriquecimiento de la banca privada. Estos dos ejecutivos, junto a otros directivos del Santander, han protagonizado un continuo caso de puertas giratorias entre el banco y el Banco Gubernamental de Fomento (GBF), la institución financiera pública encargada del desarrollo y fomento económico de la isla y que cumple funciones similares al Banco de España.
Las puertas giratorias del Banco Santander y el Gobierno de Puerto Rico
La historia comienza en 1996, cuando el Santander contrató a José Ramón González para dirigir Valores Santander, una de sus filiales en la isla. González, que había servido como jefe del Banco Gubernamental de Fomento para Puerto Rico (BGF) entre 1986 y 1989, desarrolló el negocio de la deuda municipal en el país caribeño. También estableció una serie de fondos de inversión conocidos como “First Puerto Rico”, que invirtió principalmente en valores de deuda de Puerto Rico.En 2002, González fue nombrado director ejecutivo del holding del Santander en la isla, donde estuvo hasta 2008. Su reemplazo como director de Valores Santander fue Carlos M. ‘Kako’ García. García había sido el pupilo de González en Valores Santander, donde entró en 1997 para orquestar las emisiones de bonos municipales.
Bajo la dirección de González y García, Valores Santander se hizo con el negocio de asegurar y suscribir bonos de deuda pública puertoriqueña. Sólo durante 2004, el Santander ayudó a emitir más de 6.100 millones de dólares de títulos de deuda pública. En 2005, los ingresos por los honorarios de la gestión de este tipo de operaciones con deuda pública ya representaban la mitad de los beneficios del holding en la isla.
En 2006 la deuda pública puertorriqueña se empezó a disparar, pasando del 63% del PIB al 100% en 2015. Durante los primeros años, Valores Santander participó en la emisión de 32.000 millones de dólares en bonos, lo que reportó unos beneficios al banco que aumentaron desde los 51 millones de euros en 2004 a 75 y 60 millones en 2008 y 2009 respectivamente.
En 2008, bajo la administración de Luís Fortuño, la puerta giratoria entre el Santander y la Administración pública empezó a girar y no ha dejado de hacerlo hasta la actualidad. El banco, que se había hecho con el negocio de la comercialización y aseguramiento de los bonos, comenzó a intercambiar directivos con la entidad pública que se encarga de elegir qué banco debe gestionar esas ventas.
Carlos García fue nombrado director del BGF en 2008. Pero no fue solo. García se llevó consigo a Jesús F. Méndez, ex director general de Valores Santander; David Álvarez, analista de Valores Santander; William Lockwood Benet, ex consultor de Santander; George Joyner, ex presidente de Santander Mortgage Corp; y Fernando L. Batlle. El hermano de este último, Juan Carlos Batlle, tomó el relevo y sustituyó como director general de Valores Santander a Méndez.
Este grupo de ex-directivos estableció un programa de emisión de bonos al mismo tiempo que implantaban medidas de austeridad presupuestaria, despedían a 30.000 funcionarios sólo en 2009, un 10% del total, además arrancar procesos de privatización de servicios públicos como el transporte y la energía.
La nueva dirección del BFG también creó y distribuyó acuerdos de bonos que incluían bonos de revalorización de capital y permutas de tipos de interés (swaps), que funcionan como cláusulas suelo y obligan a seguir pagando altos tipos de interés aunque estos hayan bajado. Banco Santander se benefició al ser asegurador y corredor de bolsa de estos bonos, tal y como hizo Goldman Sachs con la deuda de Grecia. Según The Wall Street Journal, Puerto Rico había emitido 61.000 millones de dólares en bonos desde el año 2006 a 2013, pagando 1.400 millones en honorarios a sociedades de valores y otras entidades entre los que el Banco Santander siempre fue uno de los principales beneficiados gracias al trato preferencial que bajo la dirección de García en el BGF.
En 2011, Juan Carlos Batlle, hasta entonces director de Valores Santander, remplazó a Carlos García como director del BGF mientras que su hermano Fernando dejó el BGF para convertirse en el presidente ejecutivo de Valores Santander. Cuando Carlos García dejó el BGF, regresó al banco Santander, donde se convirtió en vicepresidente ejecutivo del holding bancario en Estados Unidos.
La deuda municipalista, el maquillaje de las cuentas puertoriqueñas
Para poder mantener la clasificación crediticia de Puerto Rico y asegurar un mercado de deuda externa muy saludable que siguiera dando pingües beneficios al Santander, García y su equipo empezaron a comercializar unos bonos de deuda municipal llamados COFINA (siglas de Corporación del Fondo de Interés Apremiante).COFINA funciona como un mecanismo de externalización de la recaudación de impuestos. Estos impuestos pasan por la banca privada, ésta la distribuye entre los acreedores y lo que sobra -en caso de que sobre- va a las arcas públicas. El gobierno de Puerto Rico accedió a esta privatización de la recaudación para poder financiarse más allá de su presupuesto inicial, algo prohibido por su Constitución.
Esta deuda está asegurada para el acreedor, ya que la puede cobrar directamente de los impuestos recaudados. Además, los ex-directivos del Santander consiguieron también que los bonos estuvieran exentos del pago de impuestos locales, regionales y estadounidenses, lo que los convertía en un producto “seguro” y muy atractivo para los clientes del Santander y otras entidades financieras.
El dinero que obtenía Puerto Rico por la emisión de esa deuda fue usado para pagar deuda pública anterior y para financiar el déficit del Estado, en una operación de maquillaje de cuentas muy similar al realizado por Grecia para mantener su calificación frente a inversores externos.
En 2009, Carlos García pudo vender 5.300 millones de dólares en bonos COFINA con dos emisiones en las que el Banco Santander participó como principal vendedor y asegurador. Dichos bonos fueron usados para pagar la deuda ya existente. “Deuda para pagar deuda, pero nunca utilizada para reactivar la economía puertoriqueña o paliar las necesidades sociales”, tal y como reclama la organización que ha publicado el informe de Hedge Clippers. Bajo la dirección de García y Batlle, se emitieron 10.800 millones de dólares de deuda de COFINA. Gran parte de ella tiene vencimientos de entre 32 y 39 años, pese a que la Constitución de Puerto Rico prohíbe que se emita deuda con vencimientos superiores a 30 años.
El informe de Hedge Clippers, que analizó más de 90 emisiones en las que el Banco Santander estaba implicado, destapa operaciones de bonos de recapitalización de capital y permutas financieras (swaps). Una de estas operaciones analizada llegó a pagar 730 millones de dólares por una emisión de 139 millones, debido a los altos tipos de interés, la capitalización de esos intereses y los largos plazos.
Otra remesa denunciada en la investigación fue emitida en 2011 con bonos de revalorización de capital, con periodos de vencimiento de 35 a 37 años y una tasa de interés del 7%, lo que hará que el pueblo puertoriqueño devuelva hasta 13 veces la cantidad prestada. Esta emisión fue aprobada por el BGF con Juan Carlos Batlle a la cabeza, otorgando un descuento en la suscripción de 2,7 millones de dolares al Santander liderado en ese momento por su hermano, el cual lideró la venta de los bonos.
Con la creación de “La Junta” la economía de la isla está en las mismas manos de aquellos que crearon la burbuja de la deudaActualmente la deuda de Puerto Rico, de cerca de 70.000 millones de dólares, parece insostenible. La Administración estadounidense no parece tener ninguna solución para la isla más allá de exigir políticas de austeridad y recortes que no hacen más que empeorar la situación económica y humanitaria de los puertoriqueños. Su PIB ha disminuido un 14% en los últimos 10 años, con un fuerte retroceso en los últimos dos años.
Como golpe final a esta historia de puertas giratorias, García solicitó a Washington en 2016 la imposición de una junta con poderes ejecutivos y legislativos sobre Puerto Rico. En junio se creó una junta de control fiscal llamada PROMESA, conocida como “La Junta”. Este grupo de siete personas, al igual que la Troika en Grecia, tienen toda la autoridad y poder para decidir cómo reestructurar la deuda de Puerto Rico, qué poseedores de deuda cobrarán y cuánto. En agosto, José Ramón González y Carlos García fueron elegidas entre esas siete personas, dejando el futuro de la economía de la isla en las mismas manos de aquellos que crearon la burbuja de la deuda, maquillaron las cuentas con productos financieros tóxicos y se enriquecieron con la venta de esos bonos que hipotecaron el futuro de los puertoriqueños. Mientras tanto, el Banco Santander negocia acuerdos de exenciones contributivas con el gobierno de Puerto Rico y subvención de sus gastos en nóminas.
23:58, Euskal Herria
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El PNV es primera fuerza en las tres diputaciones y capitales del País Vasco. En Nafarroa, el PSN es el partido que tiene la llave para el Gobierno de Navarra y el Ayuntamiento de Pamplona.
00:22
[Vídeo] El Salto te ha contado la noche electoral
La gestión de los envases en España está copada por una empresa: Ecoembes. Tras una imagen corporativa basada en el amor a la naturaleza y sociedades colaborativas se encuentran las multinacionales distribuidoras más grandes del planeta: Unilever, Coca Cola o Procter & Gamble, todas ellas conocidas por las numerosas denuncias que acumulan por graves daños al medio ambiente. Más de 2.200 empresas se han unido en un negocio tan opaco como lucrativo.
SIG, Sistema Integrado de Gestión, es el modelo de gestión de Ecoembes. En este sistema, una gran empresa organiza a los distintos actores que interactúan: administraciones públicas, ciudadanía y empresas de reciclaje.
La Comunidad Valenciana, gobernada por Compromís, Podemos y PSOE, ha intentado recientemente implantar un modelo mixto, añadiendo, además del SIG, el SDDR, Sistema de Depósito, Devolución y Retorno. Con este sistema, las personas pagan un poco más al comprar los envases y tras su devolución reciben una pequeña cantidad de dinero por el retorno.
La iniciativa de la Generalitat ha despertado una gran polémica por la virulencia con la que se ha opuesto Ecoembes. Las razones de la Comunidad Valenciana son claras: existen muchos envases que se quedan tirados en el monte o las calles que no llegan al contenedor amarillo y que con el SDDR serían reciclados. “Un SDDR favorece la recogida diferenciada de envases, permitiendo mejores tasas de recuperación, y abre la puerta a envases retornables, que permitirían la reutilización, con un menor coste ambiental que el reciclaje”, apunta Alberto Vizcaíno López, autor del blog productordesostenibilidad.es.
El modelo de negocio de Ecoembes es claro: cuantos más envases de usar y tirar se consuman, más ingresos obtiene
El SDDR se utilizaba en nuestro país hace años y en la actualidad está implantado en Alemania o Noruega. Sus cifras de recogida y reciclaje son mucho más altas que las nuestras. “En las encuestas que se han hecho en los últimos 40 años, existe un consenso del 85% por parte de los ciudadanos y ciudadanas, que ven con buenos ojos volver a esta práctica”, comenta Miquel Roset, director de Retorna, una organización que defiende el SDDR.
La gestión de los envases en España está copada por una empresa: Ecoembes. Tras una imagen corporativa basada en el amor a la naturaleza y sociedades colaborativas se encuentran las multinacionales distribuidoras más grandes del planeta: Unilever, Coca Cola o Procter & Gamble, todas ellas conocidas por las numerosas denuncias que acumulan por graves daños al medio ambiente. Más de 2.200 empresas se han unido en un negocio tan opaco como lucrativo.
SIG, Sistema Integrado de Gestión, es el modelo de gestión de Ecoembes. En este sistema, una gran empresa organiza a los distintos actores que interactúan: administraciones públicas, ciudadanía y empresas de reciclaje.
La Comunidad Valenciana, gobernada por Compromís, Podemos y PSOE, ha intentado recientemente implantar un modelo mixto, añadiendo, además del SIG, el SDDR, Sistema de Depósito, Devolución y Retorno. Con este sistema, las personas pagan un poco más al comprar los envases y tras su devolución reciben una pequeña cantidad de dinero por el retorno.
La iniciativa de la Generalitat ha despertado una gran polémica por la virulencia con la que se ha opuesto Ecoembes. Las razones de la Comunidad Valenciana son claras: existen muchos envases que se quedan tirados en el monte o las calles que no llegan al contenedor amarillo y que con el SDDR serían reciclados.
El modelo de negocio de Ecoembes es claro: cuantos más envases de usar y tirar se consuman, más ingresos obtiene
El SDDR se utilizaba en nuestro país hace años y en la actualidad está implantado en Alemania o Noruega. Sus cifras de recogida y reciclaje son mucho más altas que las nuestras. “En las encuestas que se han hecho en los últimos 40 años, existe un consenso del 85% por parte de los ciudadanos y ciudadanas, que ven con buenos ojos volver a esta práctica”, comenta Miquel Roset, director de Retorna, una organización que defiende el SDDR.
El modelo de negocio de Ecoembes es claro: cuantos más envases de usar y tirar se consuman, más ingresos obtiene. “Si se implantase un SDDR que sacase del sistema integrado los envases con más interés para el reciclaje, los resultados de Ecoembes se verían seriamente afectados, tanto en lo económico como en porcentaje de material recuperado —explica Vizcaíno—. Un modelo SIG como el que tenemos actualmente, basado en un contenedor amarillo de envases ligeros, obliga a mezclar muchos tipos de residuos y materiales diferentes, dificultando su posterior recuperación”.
En el resto del Estado, el problema con las cifras de reciclaje se mantiene, no salen las cuentas: “Asturias un 13%, Madrid un 47%… Quizá alguna otra comunidad autónoma lo esté haciendo francamente bien y consiga elevar la media, pero ¿cómo llegaríamos hasta el 75%? A estas alturas ya sabemos que las estadísticas oficiales sobre residuos no coinciden con las de la industria del envase de usar y tirar”, señala Vizcaíno.
Basta con cruzar las cifras anuales que presentan las empresas de envases fabricados y puestos en el mercado en el Estado: Coca Cola, 9.000 millones; la Asociación Nacional de Empresas de Aguas de Bebida Envasadas, 4.900… De los 17.000 millones de envases de los que presume la industria a la hora de hablar de volumen de negocio a los 7.000 millones de los que dice responsabilizarse.
Un negocio redondo
Las dos flechas enroscadas que identificamos como símbolo del reciclaje es lo que se denomina el punto verde, e indica que la empresa que produce el envase ha pagado una tasa para su gestión posterior. Esa tasa se cobra a los consumidores al comprar el producto. “Pagamos dos veces. Cuando compramos un envase pagamos el punto verde, y luego pagamos la tasa de basuras municipal”, dice Alodia Pérez, responsable de Recursos Naturales y Residuos en Amigos de la Tierra.
Ecoembes reparte muchos millones de euros entre los ayuntamientos cada año, en torno a unos 500, y eso le otorga mucho poder
Sin embargo, el contenedor amarillo no lo gestiona Ecoembes, sino los ayuntamientos. Las tornas se cambian y es la empresa privada la que paga a una Administración Pública por la gestión de un servicio a la ciudadanía. “Ecoembes reparte muchos millones de euros entre los ayuntamientos cada año, en torno a unos 500, y eso le otorga mucho poder”, dice Roset.
Lo más perverso es ver cómo Ecoembes dice que se recicla el 70% y cómo el Ministerio acepta esas cifras, al menos públicamente. Nadie está poniendo en su sitio a esta empresa. Además, amenaza con que si ponen en marcha el sistema de retorno van a ir a la bancarrota y no van a poder dar el dinero que dan a los ayuntamientos”, añade Roset.
Una vez se han recogido los contenedores amarillos, el Ayuntamiento los lleva a las plantas de gestión de residuos, generalmente públicas. Allí los residuos se separan y una vez retirados los materiales del contenedor amarillo que no deberían estar ahí, los impropios, Ecoembes paga a los ayuntamientos según el peso de lo recogido. “Ecoembes debería pagar en función del número de envases que pone en el mercado, no en función de lo que se recoge en el contenedor amarillo. Si no están bien separados, los envases pueden acabar en vertedero o en incineradora”, admite Pérez.
A las plantas de gestión de residuos se dirigen los fabricantes y allí compran los envases a Ecoembes para volver a utilizarlos. “La asociación de empresarios de PET, el material que se usa para embotellar el agua, que sí compran restos, dice que les llegan muchos impropios, pero Ecoembes es la única fuente que tienen para comprar envases de segunda mano”, añade. Ecoembes, por tanto, cobra dos veces: a la ciudadanía por el punto verde y a los fabricantes por el material separado.
Existen estudios que demuestran que el SDDR es mucho más eficaz que el SIG, sin embargo, en España ha sido imposible implantarlo hasta ahora.
El lobby que realiza Ecoembes para mantener su imperio y defender su sistema de gestión es inmenso
El lobby que realiza Ecoembes para mantener su imperio y defender su sistema de gestión es inmenso. Ecoembes financia cátedras universitarias, periódicos, radios, organizaciones y campañas de publicidad. Patrocina la sección de medio ambiente de los periódicos de gran tirada, como El País, Público, El Mundo o eldiario.es, también la Cadena SER.
“Hablando con periodistas me han comentado que pueden hablar de cualquier cosa menos del sistema de depósito si el patrocinio lo realiza Ecoembes”, comentan en Amigos de la Tierra. “La única cátedra que se dedica al estudio de los residuos en la Universidad Politécnica de Madrid es la Cátedra Ecoembes. Recientemente ha sacado estudios con las universidades de Alcalá de Henares y Valencia sobre lo perjudicial que era el sistema de depósito, con muy poco rigor. Para calcular los costes del sistema, por ejemplo, han utilizado el precio del metro cuadrado de la calle Serrano de Madrid, que evidentemente no es significativo ni similar al metro cuadrado de los comercios al uso”, denuncia Pérez.
Una S.A. “sin ánimo de lucro”
Si hay algo que llama la atención de esta empresa es su forma jurídica. Ecoembes es una “sociedad anónima sin ánimo de lucro”. Este apellido, sumado a su monopolio del reciclaje, facilita mostrar una imagen de ONG medioambiental. Pero esa imagen se resiente cuando comprobamos quién está detrás del accionariado de esta S.A. Son más de 12.000 empresas las que están adheridas al sistema de Ecoembes, pero solo unas 60 conforman su accionariado.
El 60% del accionariado está controlado por el “grupo de envasadores”, en el que se encuentran la mayoría de las grandes compañías de alimentación y bebidas, las principales productoras de envases. Gigantes como Campofrío, Bimbo, Danone, Nestlé, L’Oréal, Procter & Gamble o Henkel se unen en este curioso accionariado sin ánimo de lucro a PepsiCo y a Coca-Cola, representada mediante la Asociación Nacional de Fabricantes de Bebidas Refrescantes.
Otro 20% lo representa el “grupo de materias primas”, en el que se encuentran las mayores asociaciones de reciclaje de materias primas, como Cicloplast, la Asociación Ecológica para el reciclado de hojalata (Ecoacero), la Federación Española del Envase de Madera (Fedemco) y productores de envases específicos como la conocida Tetra Pak, responsable de los ampliamente utilizados tetra briks, muy criticados por su difícil tratamiento para el reciclaje.
La quinta parte restante del accionariado está en manos de otro de los principales actores en la cadena de los residuos, las grandes cadenas de supermercados: Carrefour, Alcampo, Día, El Corte Inglés o la valenciana Mercadona.
La presencia de estas empresas se hace más clara al ver la composición de su junta directiva. Aunque la cara visible es la de su consejero delegado, Óscar Martín, el presidente es Ignacio González Hernández, consejero delegado de Nueva Pescanova S.L., empresa resultante de la quebrada Pescanova S.A. El secretario, Ignacio Larracoechea, es presidente de Promarca, un lobby que engloba a la mayor parte de los fabricantes líderes de sectores como la alimentación, la bebida o la perfumería, y que tiene como principal misión la de ensalzar la imagen de las marcas de los fabricantes que la conforman frente a las marcas blancas. Además, entre los consejeros de Ecoembes podemos encontrar representación de Pepsi, L’Oréal, Danone o Carrefour.
También es llamativa la retribución del “personal de alta dirección”. El selecto club de 10 personas que dirige esta sociedad sin ánimo de lucro se embolsó 1.610.000 euros en 2015, un 9% más que el año anterior, con un sueldo medio de 13.416 euros por directivo al mes.
00:39
Más País obtiene tres diputados
Un dolor, impreciso y sin nombre, irrumpe de repente en la vida de Marta Sanz (Madrid, 1967). Con el dolor irrumpen también la vulnerabilidad, las visitas y pruebas médicas, la culpa o la incomprensión, pero también el amor y el cuidado de los demás. La anécdota personal se convierte en Clavícula (Anagrama) en un relato que trasciende lo autobiográfico para diseccionar los males que sufrimos todos, pero especialmente las mujeres, en el capitalismo avanzado.
Clavícula es un libro incómodo: nos pone frente a una realidad que no nos gusta confrontar, la de la enfermedad y la vulnerabilidad.
La primera persona que hizo una crítica de Clavícula, Edurne Portela en La Marea, habló de que el libro era una poética de la fragilidad. Esa poética de la fragilidad está ligada a varias cosas. Por una parte, al derecho a la queja, que se hace desde la conciencia del privilegio. Yo me niego a que ese “exitito” del que de alguna manera disfruto me incapacite para hacer críticas o participar en proyectos transformadores.
A esa experiencia de la contradicción se suma otra experiencia, absolutamente biológica: la menopausia. Esa conciencia de la fragilidad tiene que ver con el envejecimiento y las dificultades específicas del envejecimiento femenino, tanto desde el punto de vista de la intimidad como del de la repercusión pública. Una vieja y un viejo se venden de diferentes maneras en la sociedad, y en el mercado laboral ya ni te cuento.
También hay una fragilidad de las mujeres como trabajadoras.
Este tercer nivel de conciencia de la fragilidad es el que más me interesa: la fragilidad específica de las mujeres trabajadoras como primeras víctimas del capitalismo avanzado cuando las cosas van mal dadas. En las épocas de crisis, las primeras que se precarizan, las primeras que están en riesgo de pobreza, son las mujeres.
Todo eso me hace plantearme que, desde esa conciencia del privilegio desde la que me quejo, no dejo de ser una trabajadora explotada y autoexplotada. Soy la mujer de un parado de larga duración que se dedica a un oficio que le gusta, el de escribir. Pero para poderme ganar la vida como escritora tengo que hacer juegos malabares todo el día. Me doy cuenta de que he entrado en una vorágine en la que me autoexploto y sobreexploto porque tengo un miedo terrible a lo que va a pasar mañana, porque veo un horizonte muy negro para las personas de mi generación. Esa es la fragilidad de la que se habla en Clavícula y que se concreta en la idea de un dolor.
Leyéndote recuerdo la frase del psiquiatra Guillermo Rendueles: “Usted no necesita un psiquiatra, necesita un comité de empresa”.
Me identifico absolutamente con esa frase. Estoy convencida de que gran parte de nuestros dolores, nuestras patologías, y especialmente las femeninas, tienen que ver con ese horror laboral y con esa sobrecarga. A esto hay que añadir el hecho de que la medicina está descrita con un patrón masculino y patriarcal. Eso lleva a que las mujeres, como género más vulnerable y más castigado en el capitalismo y, por tanto, más susceptible de enfermar, tengamos enfermedades que no están descritas y que nos llevan directamente al corralito de las locas, de las ansiosas, de las que no somos lo suficientemente fuertes para aguantar las exigencias de la vida laboral.
Cuentas cómo la crisis y la incertidumbre se inscriben en nuestros cuerpos: “Nos hemos hecho viejos antes de tiempo por culpa de la reforma laboral”.
Había dos acepciones de la relación de las mujeres con el dolor que me interesaba mucho concretar. Por una parte, esa acepción de que las mujeres somos sufridoras en silencio, parimos con dolor, nos resignamos a todo, nos sacrificamos por los hijos, y frente a eso la idea de las princesas del guisante, las que se constipan con una corriente de aire. Creo que las dos relaciones de la mujer con el dolor, en el mercado laboral y en el mundo en que vivimos, son absolutamente perniciosas, y están dando una visión estereotipada que nos coloca siempre en el plano de que nos exijan y nos den palos por todas partes porque lo vamos a aguantar, o en el plano de que no aguantamos nada.
Me llama la atención que esa convicción de que tus males son sociales no te sirve para sentirte mejor ni más aliviada. En el caso de alguien que va a sufrir un desahucio, tiene en la PAH su sindicato, como decía Rendueles, pero en tu caso no tienes un colectivo en el que sentirte acompañada con el dolor de otros.
Desde un punto de vista de oficio, no. Por eso en Clavícula toda la compañía se sitúa en el ámbito de la familia, la pareja y las amistades. Pero me gustaría que eso saliera de la esfera de lo íntimo y fuera una metáfora para entender que tenemos que reivindicar otras formas de organización laboral en las que sentirnos acompañados y ser solidarios y fraternos. En un primer momento, los ejercicios de introspección y de lucidez, que tienden a ligar tus dolores o tus problemas con los de todos, y a hacer del ‘yo’ un ‘nosotros’, pueden ser dolorosos. Pero creo que, a la larga, lo que consigue es que seamos más felices. La visibilización del problema es el primer paso para transformarlo.
Hablas del descubrimiento de tu vulnerabilidad. ¿Por qué resulta tan doloroso? ¿Por qué cuesta tanto pedir ayuda?
Porque tenemos la percepción, cierta, de que vivimos en una sociedad muy hostil y competitiva que además estigmatiza a unos grupos frente a otros, y dentro de eso, la mujer está bastante más estigmatizada que el hombre. En ese sentido, creo que en Clavícula se da la vuelta a una teoría de los cuidados que muchas veces se relaciona solo con la obligación de las mujeres de cuidar. La persona que habla, que soy yo, está en la edad perfecta para cuidar a todo el mundo, por género y por edad.
Las mujeres entre los 45 y los 65 parece que existen para cuidar a los viejos de la familia, para atender neurastenias del compañero, a los hijos… En Clavícula se da la vuelta al tópico porque yo soy la cuidada. Desde ese punto de vista, propongo que necesitamos muchísimo cuidarnos los unos a los otros en una sociedad tan hostil y competitiva como la nuestra. Pero esos cuidados no pueden recaer solo en las mujeres de cierta edad.
Las mujeres estamos permanentemente luchando con todas esas capas culturales que nos aprietan y entre las que vamos buscando una salida más o menos razonableTambién cuentas cómo no es fácil dejarte cuidar, tenemos muy asumido que hay que poder con todo…
Las mujeres tenemos una acumulación de costras culturales encima que nos hacen experimentar inmediatamente sentimiento de culpa y mala conciencia. Yo me siento en algunos momentos de Clavícula perversa por el hecho de que mis padres se estén preocupando más de la cuenta por mí, cuando debería ser yo quien generosamente me preocupara por ellos. Tengo la sensación de que las mujeres estamos permanentemente luchando con todas esas capas culturales que nos aprietan y entre las que vamos buscando una salida más o menos razonable. Debemos ser conscientes de que muchos de nuestros deseos, sobre todo los que tienen que ver con la apariencia y con muchos de los roles sociales y familiares, son herencia de un heteropatriarcado desde hace 50.000 años.
Muchos de tus libros abordan la encrucijada en la que se encuentran mujeres que tuvieron que lidiar con influencias contradictorias: la herencia franquista frente a la nueva libertad sexual. Y cómo esta última al final se convierte prácticamente en obligatoria.
Me interesan mucho las problemáticas reales de las mujeres y también me preocupan mucho las representaciones simbólicas, literarias, de las mujeres, porque creo que están indisolublemente unidas. Y en esa simbiosis, soy una individua que no es impermeable a los estímulos del mundo, por más que intente resistir como pueda. Estoy en un momento de mi vida en que soy el objetivo perfecto del marketing y de las industrias cosméticas, farmacéuticas y pseudoeróticas.
Las mujeres que tenemos entre los 45 y los 65 hemos pasado del sexo, drogas y rock’n’roll a abrir el botiquín y tener laxantes, lubricantes vaginales, un consolador… Creo que tiene mucho que ver con el mito de la eterna juventud, que se nos exige de manera especial a las mujeres.
Tenemos la obligación de ser eternamente jóvenes y sexualmente activas, porque eso es lo que nos hace ser de algún modo competitivas. A mí me mosquea muchísimo que la mujer tenga que ser competitiva en el trabajo y al mismo tiempo ser una geisha en la cama. Tiene mucho que ver con que hemos interiorizado un concepto no de nuestro propio placer, sino de la necesidad de complacer permanentemente a los otros. Nos lo venden como si fuera una necesidad nuestra, cuando en realidad responde a una expectativa absolutamente masculina.
El cuerpo femenino es el texto en el que quedan impresos nuestros trabajos, nuestras frustraciones, nuestros amores y desamores, nuestras faltas de dinero y nuestros hijos o no hijos¿Por qué contar el cuerpo femenino cuando dices que a las mujeres se nos reduce a cuerpo?
Porque creo que el cuerpo femenino está mal contado, desde una perspectiva que no solo es masculina, sino que suele ser machista y misógina y en la que el cuerpo femenino se cuenta solo desde su posibilidad maternal o como fetiche, continente de la belleza que resulta seductora, misteriosa y admirable. Frente a estos dos estereotipos, me interesa un relato del cuerpo femenino que tenga que ver con la cotidianeidad de las mujeres, con lo que hacemos, con nuestros trabajos e insatisfacciones.
Para mí, el cuerpo femenino es el texto en el que quedan impresos nuestros trabajos, nuestras frustraciones, nuestros amores y desamores, nuestras faltas de dinero y nuestros hijos o no hijos. Quiero utilizar el cuerpo femenino en la literatura como un arma arrojadiza, reivindicar el cuerpo de las mujeres como manera de contradecir las frases hechas del capitalismo avanzado.

¿Cómo incluir la conciencia de la vulnerabilidad en el discurso político, que se ha tendido a obviar?
Para mí, la literatura, si tiene alguna función, es la de hacer un diagnóstico y visibilizar las zonas oscuras que no queremos ver. Sacar a la luz los elementos de la ideología invisible que decía Slavoj Žižek. Todos esos valores y costumbres que creemos que forman parte del sentido común y resulta que pertenecen a una ideología concreta, que se encarna en una serie de comportamientos que reflejan una determinada visión de la economía y de las relaciones humanas.
En épocas en las que parece que hay muy poca imaginación política, y esto se lo copio a mi amigo Isaac Rosa, ojalá la literatura pueda ser un cauce para dar ideas más allá del diagnóstico. Como contaba Belén Gopegui, el concepto de verosimilitud narrativa, propio de la literatura de prestigio, utiliza mecanismos retóricos que legitiman lo posible y anulan la capacidad de lo imposible, reducen nuestras posibilidades de imaginación política. Creo que tenemos que pensar que lo inverosímil podría pasar, y la manera que tengo de hacer eso es optar por un tipo de literatura que renuncia al discurso de seducción tradicional.
Nuestra obligación en el oficio de escribir es buscar esas fórmulas retóricas nuevas que no clientelicen al lectorEstaba pensando que cuando sucedió el 15M, se decía era que esa ruptura cultural no parecía estar acompañada de una cultura que hablase de lo que estaba pasando. O una literatura que contase esos mundos posibles que podríamos poner en práctica.
Posiblemente no ha habido tiempo. Yo confío en la lenta fermentación de proyectos literarios que pueden dar lugar a obras que, por una parte, reflejen la experiencia de lo vivido, y por otra parte, más allá del retrato, sean capaces de incidir en la realidad de una manera positiva y transformadora. No solo por lo que están contando, sino por la manera en que lo están contando. Es muy importante saber que, en la literatura, la manera de decir es lo que se está diciendo.
Nuestra obligación en el oficio de escribir es buscar esas fórmulas retóricas nuevas que no clientelicen al lector, no sean siempre complacientes, fáciles. Que nos hagan preguntarnos cosas, nos creen problemas y nos hagan sentirnos concernidos y tocados por las historias que leemos.
En una entrevista decías que muchas mujeres de tu generación vivisteis la fantasía de que se había alcanzado la igualdad de oportunidades, “dejamos de hablar de asuntos que nos concernían y nos irritaban los congresos de mujeres”. ¿En qué momento te das cuenta de que eso era una fantasía?
No demonizo total y absolutamente la Transición porque me parece injusto, pero sí sé que, de algún modo, cometimos ciertas ingenuidades. La ingenuidad de pensar que habíamos llegado al mejor de los mundos posibles y que había guerras y luchas que ya estaban ganadas, entre ellas la igualdad de oportunidades. No era así.
Cuando empecé a escribir en 1995, publiqué El frío, donde hablaba de la precariedad sentimental de las mujeres y de cómo nos habíamos creído un discurso romántico vampírico que se nos había clavado en el corazón y nos hacía sufrir más de la cuenta. Pero no tenía la conciencia de que la crítica iba a ser más condescendiente conmigo o que me iba a costar más que me tomasen en serio desde el punto de vista de eso que se llama la calidad… Todas esas cosas las he aprendido con el paso del tiempo y con el ejercicio de mi trabajo, pero yo en principio vivía, como dirían los argentinos, en “una perfecta nube de pedos”.
00:40, La Rioja
Resultados en La Rioja
Después de la polémica por la campaña en internet que pretendía censurar el cuadro Thérese Dreaming de Balthus por ser considerado una incitación a la pedofilia surge otra nueva acción “provocadora”: la retirada temporal de un cuadro de Waterhouse en la Galería de arte de Manchester.
Si bien no comparables, ambas acciones se han igualado en la prensa siendo calificadas por igual de censura del arte. Todo esto, sin duda, favorecido por la propia maniobra de marketing de la Galería de Arte de Manchester.
La retirada temporal del cuadro forma parte de una obra experimental de la artista Sonia Boyce, en la que la retirada de este tuvo lugar la tarde del 26 de enero de cara al público y fue grabado para la posterior exposición de Boyce.
La pintura de Waterhouse, que estaba situada dentro de una galería denominada “La persecución de la belleza”, forma parte de una colección más amplia en la que, según la propia galería, hay bastante más “carne”.
Así, el proyecto de Sonia Boyce propone “un desafío” a las fantasías victorianas de la representación del cuerpo de la mujer como un simple adorno o bien como una “femme fatale”.
En este sentido, las imágenes de Waterhouse, llenas de pálidas y lánguidas mujeres pertenecen a un imaginario que patenta unos ideales completamente distintos a los feministas actuales. Sin embargo, estas imágenes tienen una razón de ser, y tiene que ver con explicar las ideas de esa época: identificarlos, conocerlos y en última instancia cuestionarlos manteniendo siempre el rigor histórico, ya que, sin él, es imposible no solo orientarse mínimamente en las capas del tiempo, sino que sería imposible llegar a conocer la evolución de las propias ideas que nos rodean.
Aun así, y pese a quizá lo grueso o burdo de la polémica —por evidente—, el debate que Sonia Boyce y la directora del museo están sugiriendo con esta propuesta se está obviando, intentando crear una polémica (la mayoría por parte de la prensa) que nos retrotraiga a la cuestión de si esta retirada temporal con fines performáticos es una censura feminista o no. Desviando la atención, en vez de poner el punto de mira en la cuestión que realmente
atañe: la de la utilización de los cuerpos de las mujeres y su encajonamiento en una serie de roles marcados por una visión patriarcal.
Desde hace años, el arte feminista ha intentado dar voz a esos cuerpos mutilados que permanecían a menudo como objetos meramente decorativos en la representación del arte, y este tema aún permanece como problemática principal, alcanzando no solo el ámbito social sino también el personal con el surgimiento de movimientos como #MeToo.
La importancia de la imagen siempre ha de tenerse en cuenta desde que esta ofrece una representación que puede ser tomada como ejemplo para la vida real. Sobre todo cuando una parte de los cuerpos son, a menudo, representados como un objeto de consumo masculino y no como un cuerpo perteneciente a una persona.
Estos son expuestos como fantasías, como ilusiones o “embrujos” que tratan de conectar la parte material con la parte mística del hombre (de ahí también esa conexión musa-autor) y no como seres de carne y hueso. Algo que obviamente queda resaltado en el ambiente onírico y fantástico de los lienzos de Waterhouse (y quizá por esto haya sido retirado precisamente su cuadro).
Si bien aún no se saben las consecuencias de este proyecto artístico por simple que parezca, ya era conveniente que también en los museos hubiera una cierta interacción con la crítica del arte feminista y el planteamiento de debates en torno a estas nuevas visiones dentro de la historia del arte.
Como decía Barbara Kruger en su famosa obra de 1989, Your Body Is a Battleground, actualmente el campo de batalla sigue siendo la utilización de la imagen y del cuerpo de las mujeres.
00:45, Andalucía
Unidas Podemos pierde el escaño de Huelva por 218 votos
El 8 de junio se ha celebrado la tercera cita electoral nacional en dos años. Durante la misma campaña, ha habido tres dramáticos ataques terroristas en Manchester y Londres. Y el candidato que parecía no tener ninguna oportunidad, el laborista Jeremy Corbyn, ha conseguido calar gracias a su discurso pacifista, que promete inversión directa en la economía, universidad gratuita y el fin de la austeridad.
Para el observador casual, y parte de la prensa generalista, el país parece haber perdido la cabeza. Sin embargo, las fuerzas que ahora sacuden el vetusto sistema de Westminster llevan décadas gestándose, alimentadas por una crisis de gobernabilidad. El retrato que hacía Owen Jones hace unos años en El Establishment nos descubría unas élites (económicas, mediáticas, políticas) sin escrúpulos, irresistiblemente atadas a un modelo de crecimiento totalmente insostenible.
Las fuerzas que ahora sacuden el vetusto sistema de Westminster llevan décadas gestándose, alimentadas por una crisis de gobernabilidadLa fase actual comienza con la derrota de Ed Miliband, laborista, contra el gobierno conservador de David Cameron en 2015. Tras cinco años de dura austeridad y protestas de muchos colectivos, su permanencia era incierta. Cameron pactó con el diablo para evitar la fuga de votos al euroescéptico UKIP: prometió celebrar el famoso referéndum sobre la Unión Europea. Con esto, derrotó al moderado Miliband, que dimitió como líder de la oposición, para sucederle el izquierdista Jeremy Corbyn y su campaña por devolver al laborismo su carácter socialista.
Un año después, el sorprendente resultado a favor del Brexit llevó a la dimisión de Cameron. En ese momento de caos dentro del partido conservador, los laboristas moderados culparon a Corbyn por ser demasiado “tímido” en la campaña para permanecer dentro de la UE. Enfrascados en sus batallas internas, los conservadores rápidamente aseguraron la elección de Theresa May como Primera Ministra. De un gabinete tímidamente pro-Europeo; a otro con fervientes nostálgicos del Imperio Británico, como el admirador de Trump y exalcalde de Londres Boris Johnson. Sin esa arriesgada apuesta inicial de Cameron, nada de esto, ni Brexit, ni Corbyn, ni la posible independencia escocesa, estarían ahora sobre la mesa.
Sin embargo, más allá del baile de las élites, hay que entender la crisis actual como fruto del fracaso estructural de la peligrosa alianza de Blair y Brown con las fuerzas de la City financiera londinense. Esta estrategia del “New Labour” (Nuevo Laborismo) para recuperar el gobierno tras casi 20 años de dominio conservador (1979-1997), consistió en acabar con los miedos de las élites económicas a tener un primer ministro laborista en el poder.
Con Tony Blair al mando, en 1995 el laborismo liquidó la famosa “Clause IV” de sus estatutos: el compromiso de lograr la propiedad colectiva de los medios de producción, distribución, e intercambio. El director de la victoriosa campaña laborista de 1997, Peter Mandelson, decía en 2002: “Ahora somos todos Thatcherianos”. Para el gobierno, solo cabía redistribuir las ganancias del boyante “imperio de paraísos fiscales” londinense, como lo describe el periodista de investigación Nicholas Shaxson.
Fueron justamente las desregulaciones laboristas las que causaron una acumulación de deuda insostenible. Sin embargo, estos principios económicos no fueron cuestionados en ningún momento
Como la burbuja de la construcción en España, el estallido de la crisis puso fin a las ilusiones de esta “socialdemocracia financiera”. Fueron justamente las desregulaciones laboristas las que causaron una acumulación de deuda insostenible. Sin embargo, estos principios económicos no fueron cuestionados en ningún momento.
Escribía en 2009 el recientemente desaparecido Mark Fisher en Realismo Capitalista, ¿no hay alternativa? (publicado en español por Caja Negra, 2016), que lo más característico del momento post-crisis en Reino Unido era la incapacidad de imaginar otros futuros posibles. Cualquier cuestión, ya fuera vivienda, sanidad, educación, o política exterior tenía una respuesta: “I’m afraid there is no money”; lo sentimos, ya no queda dinero.
Esto decía la nota que el laborista Liam Byrne, secretario de Hacienda, había dejado a su sucesor conservador, Philip Hammond, al perder las elecciones en 2010. Es decir, ambos lados coincidían en la necesidad de ajustar el tamaño del Estado para afrontar la crisis.
Pero, ¿qué pasaba fuera de Londres? El antropólogo David Graeber opina que la “derrota histórica y la humillación de la clase obrera” es el principal producto de exportación del país.
El impacto brutal de Thatcher en las zonas mineras e industriales de Gales, el centro y el norte de Inglaterra, y en ciudades escocesas como Glasgow, está documentado en exitosas películas como Full Monty, Trainspotting, Pride, y Billy Elliot. Pero hasta la aparición de I, Daniel Blake de Ken Loach el año pasado, no se conocía bien la estremecedora dualidad de la economía británica.
Las reformas para la “eficiencia” de la seguridad social crearon poblaciones precarias en constante vigilancia, bajo amenaza de dejarles a merced de los bancos de alimentos. Este proceso fue facilitado por la demonización de la clase obrera que Owen Jones describía en su primer libro, Chavs.
Hoy queda claro el efecto boomerang que la falta de alternativas económicas, el olvido de sectores enteros de la población, y las apuestas arriesgadas del establishment causaron en la población británicaHoy queda claro el efecto boomerang que la falta de alternativas económicas, el olvido de sectores enteros de la población, y las apuestas arriesgadas del establishment causaron en la población británica. En Inglaterra, los partidos competían por “liderar el vacío”, como lo llamaba Peter Mair, un pueblo totalmente apático y descreído de la política.
Así, el mensaje xenófobo y euroescéptico de UKIP, con un claro mensaje “democrático” (“recuperemos nuestro país de Bruselas”), fue el principal beneficiado.
El 8 de junio los conservadores de Theresa May esperaban arrasar absorbiendo totalmente su mensaje. En Escocia, el Partido Nacionalista Escocés ha hecho perder a los laboristas una de sus fuentes de votos más leales, pero ha cedido algunos a los conservadores. Todo esto mientras el país planea una salida del Reino Unido por la izquierda, siguiendo el modelo escandinavo. Hasta en Irlanda del Norte, las recientes elecciones muestran un empuje tímido del Sinn Fein, partido favorable a la reunificación con la República de Irlanda.
Con Reino Unido en proceso de disolución, es posible que la apuesta post-Keynesiana de reindustrialización y la corrección de la desigualdad de Corbyn llegue demasiado tardeCon Reino Unido en proceso de disolución, es posible que la apuesta post-Keynesiana de reindustrialización y la corrección de la desigualdad de Corbyn llegue demasiado tarde. La campaña de acoso y derribo a su candidatura es, para el escritor China Miéville, otro peligroso intento por parte de las élites de comunicar claramente que el cambio no es posible.
Y es que, una vez ha empezado la campaña y los medios se han visto obligados a concederle los minutos que impone la ley electoral, sus expectativas no han parado de crecer. No le falta público, los datos están ahí.
La población de Reino Unido está sufriendo la mayor caída de la Unión Europea en salarios reales desde la crisis, aparte de Grecia. Los bancos de alimentos, las personas sin hogar, y el admirado sistema nacional de salud (NHS) tuvo que ser asistido por la Cruz Roja por falta de recursos el pasado invierno. En este contexto es natural que May intentase evitar, sin éxito, confrontaciones con Corbyn en el terreno económico.
Finalmente, este “empate técnico” ha sido otra sorpresa después de tantas otras. May, que pretendía inaugurar un nuevo periodo de estabilidad con el dominio supremo del partido Conservador, ha perdido su mayoría. Seguramente logrará algún tipo de acuerdo que implique a los Unionistas de Irlanda del Norte y otros, pero su liderazgo ha quedado mellado para siempre.
Ya se habla de sucederle, y esto podría provocar otras elecciones. Corbyn, por el contrario, consigue un día más seguir al frente del partido Laborista. Ha logrado más votos y nuevos parlamentarios que Miliband en 2015 y Brown en 2010. Y, lo que más asegura su futuro, es que lo ha logrado con su propia estrategia, superando los sabotajes y trampas dentro de su propio partido.
Previsiblemente, estas elecciones no solucionarán los problemas estructurales que arrastra el Reino Unido desde su apuesta por la desindustrialización y las finanzas.
Sectores amplios de la población británica languidecen en empleos cada vez más precarios. Hay hambre de nuevas políticas, y el establishment ha recibido, una vez más, un mensaje claro de rechazo.
Los comentaristas de la “prensa seria” no pararán esta semana de debatir los motivos por los que la estrategia magistral de May ha fracasado. Algún despistado quizá planteará que Corbyn pintaba una imagen más fiel de un país en caos, tras años de austeridad y falta de alternativas. Por el momento, el torbellino de acontecimientos y apuestas arriesgadas que describíamos al inicio, seguirá girando sin rumbo fijo.
00:47
Resultados en Madrid
Era sábado cuando nos despertamos con la noticia. Habíamos oído muchos rumores. Había caído Grecia, Irlanda y Portugal. De Guindos seguía pronunciando frases como “el sistema financiero español es muy sólido” o “no vamos a necesitar un rescate como”… pon aquí el nombre de alguno de los países antes nombrados. Pero el 9 de junio de 2012, España pidió el rescate de su sector financiero o “un préstamo en condiciones muy favorables”, como el ministro de Economía insistía en llamarlo. Eran las dos de la madrugada cuando el Fondo Monetario Internacional (FMI) publicaba su evaluación sobre las necesidades del sector financiero en la banca.
Con nocturnidad, un viernes por la noche, la Troika –Banco Central Europeo (BCE), la Comisión Europea (CE) y el FMI– decidían que el sistema bancario español necesitaba que le inyectaran dinero y para ello abrieron una línea de crédito de 100.000 millones de euros, el 10% de nuestro PIB, que solo podría ser usado para ayudar a la banca. Los “hombres de negro”, como se conocía a los representantes de la Troika que tantas veces habíamos visto aterrizar en Grecia o Irlanda, ya tenían nuestra puerta totalmente abierta. El rescate había empezado y, al contrario de lo que defendía Mariano Rajoy, iba a costar mucho más de “ni un euro al contribuyente“.
Tras cinco años de aquella llamada de la Troika, la realidad difiere mucho de el optimismo del Partido Popular. Según el Tribunal de Cuentas, ya se han empleado 60.718 millones de euros de aquella línea de crédito. En abril de 2015, el que fuera subgobernador del Banco de España (BdE) y presidente del Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB), Fernando Restoy, anunciaba que se daban por perdidos 40.300 millones de euros. La factura todavía no se ha cerrado. El Gobierno sigue confiando en la futura venta de su participación en Bankia y BMN. Al precio de cotización actual, esas dos ventas no llegarían a los 9.000 millones de euros de ingresos para las arcas públicas.
Por otro lado, los riesgos de que aumente son muchos. “Hay quien piensa que los rescates solo fueron a las cajas de ahorro pero el Banco Popular, al igual que otras entidades bancarias, se han beneficiado de créditos fiscales que en el caso de que quiebren, aunque no haya rescate, el Gobierno tendrá que pagar parte de esas facturas”, explica a El Salto Carlos Sánchez Mato, concejal de Economía y Hacienda de la ciudad de Madrid.
En la cifra que manejan desde el Gobierno y el Tribunal de Cuentas se incluyen las ayudas concedidas por el FROB en 2010 por aquello que en aquel día llamaron “debilidades transitorias” de bancos que, según el mismo FROB, eran viables pero mejorarían con sus fusiones. A esas ayudas se suman una segunda fase marcada por los rescates de entidades en quiebra. En septiembre de 2011 se nacionalizan CatalunyaCaixa, NovaGalicia y Unnim al no ser capaces de remontar el vuelo. La última fase, es la que cumple hoy 5 años. La Bankia de Rodrigo Rato toca fondo y necesita ser rescatada.
La fusión de cajas de ahorro lideradas por “el milagro español” Rodrigo Rato se había convertido en un “too big to fail” que sigue lastrando la economía española cinco años después. Y parece que lo seguirá haciendo viendo los niveles de endeudamiento que ha alcanzado el país debido en gran parte al rescate bancario.
Bankia ha recibido 22.424 millones de euros de inyección directa de capital. Casi el doble que la segunda entidad en ese ranking. Pero el Gobierno se resiste a hablar de esa cifra, ya que insisten en descontar el valor de su participación en la entidad pensando en una futura venta. Dicha liquidación parece que no llega ni que la participación de un 66% de la entidad que posee el Estado vaya a cubrir el coste de la inyección de capital.
El resto de entidades que ha necesitado inyección de capital público han sido Catalunya Banc en segundo lugar con 12.052 millones. Le sigue NCG Banco con 9.052, de los que ha recuperado 71 por la venta de acciones. Banco de Valencia necesitó 5.498 millones y fue vendido a precio de saldo a La Caixa. La Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) recibió 5.249 millones de euros y fue vendida al Sabadell por un euro. Este mismo banco también se quedó con el Banco Gallego después de que esta entidad recibiera 245 millones. Liberbank recibió ayudas por valor de 1.808. BMN, todavía en poder del Estado, costó al contribuyente 1.645 millones. La antigua Caja España-Duero, actualmente Ceiss recibió 1.129 con la intención de limpiar sus balances para que Unicaja la adquiera. Unnim recibió 953 millones antes de que se la quedara el BBVA mediante una subasta. Caja3 fue adquirida por Ibercaja después de recibir 407 millones. Banca Cívica también recibió 977 millones que fueron devueltos por La Caixa después de comprarlo.
El Estado ha inyectado 50.781 millones de euros en el banco malo que no contabilizan como ayudas a la bancaLa cantidad de ayudas totales recibida por la banca es otro de los temas que genera una gran polémica y disenso. Mientras el BdE sólo contabiliza las ayudas directas de capital y las garantías, avales y esquemas de protección de activos (EPA) que el FROB y el Fondo de Garantía de Depósitos (FGD) concedió para poder vender las entidades rescatas, desde otros sectores se incluyen otras ayudas indirectas al sector financiero. “Nos ha costado más de 60.000 millones, pero es que la suma total de las ayudas supera los 200.000 millones”, explica Sánchez Mato al incluir la adquisición de activos tóxicos a las entidades directamente por el Estado e indirectamente mediante la Sociedad de gestión de activos procedentes de la reestructuración bancaria (SAREB).
El “banco malo”, como fue bautizado la SAREB, está participada por el Estado en un 45%. Porcentaje justo para que no sea considerada una empresa pública. De ese modo se contabiliza como una inversión, en vez de un gato o ayuda, en la contabilidad del Estado.
Pero la realidad es que hemos inyectado 50.781 millones de euros en el banco malo. Dicha cantidad sirvió para limpiar de activos de dudoso cobro y valor a las entidades financieras. Hasta el momento, la SAREB solo ha dado pérdidas. Los bienes inmuebles que tenían algún valor, ya han sido vendidos en lotes a grandes fondos de inversión. Todos los expertos auguran más pérdidas, pero el Gobierno y el Tribunal de Cuentas se resisten a contabilizarlas.
¿Ha cambiado algo?
Dos días después de ver cómo uno de los mayores bancos del país, el Banco Popular, ha quebrado y ha tenido que ser intervenido por el BdE y vendido por un euro a petición del BCE, es bastante difícil afirmar que algo ha cambiado. “La estabilidad del sistema bancario sigue siendo muy débil, lo podemos ver con lo que está pasando con el Banco Popular”, argumenta Sánchez Mato.Cinco años después, las entidades financieras siguen arrastrando una gran exposición al ladrillo y a créditos de dudoso cobro. Las entidades que recibieron ayudas no son capaces de devolverlas. El coeficiente de morosidad de la banca española se situaba en el 9,23% al comienzos de este año, sólo 1,12 puntos menos que un año antes y muy lejos de los coeficientes por debajo del 4% que se daban antes del estallido de la burbuja inmobiliaria.
El panorama bancario ha cambiado. Ahora el sistema financiero está en menos manos. En cuanto a regulación, más allá de “Códigos de buenas prácticas” no vinculantes, no ha aumentando de ninguna manera.
“Ha cambiado la percepción de la gente sobre que se esconde tras el negocio bancario. Ahora hay desconfianza sobre el sistema financiero, pero a nivel normativo, las promesas de regular y reinventar el sistema financiero global o aumentar los controles no se han cumplido”, explica Iolanda Fresnillo, activista de la Plataforma de la Auditoría Ciudadana de la Deuda y miembro de la cooperativa Ekona.
“Lo que si que hay es una mayor concentración de un sistema bancario que queda en pocas manos y unos cuantos ganadores. Bancos como el Santander, BBVA o La Caixa se han quedado entidades rescatadas con el dinero de todos por cuatro duros. Además, esos mismos bancos son a los que les estamos pagando las deudas -estatal, autonómica y municipal- que tuvimos que contraer para cubrir esos mismos rescates”, concluye Fresnillo.
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Hasta aquí la cobertura de El Salto
14 de enero. Vallecas, Madrid. Varias personas se concentran para intentar impedir el desahucio de una mujer y sus dos hijos. Los agentes de policía, para apartar a los activistas de la puerta de la casa del desahucio, les agarran retorciéndoles los brazos hasta que el dolor les obliga a moverse. A una de las manifestantes la cogen de brazos, pies y cuello, le retuerzan la muñeca y la arrastran hasta que su cabeza golpea el suelo y pierde el conocimiento.
16 de febrero. Centro de Internamiento de Extranjeros (CIE) de Zapadores, Valencia. Cinco personas de origen argelino son deportadas después de que una de ellas denunciara haber sufrido agresiones físicas y verbales por parte de agentes de Policía Nacional que custodian el centro. En la denuncia explicaba que los policías “entraron en las celdas y comenzaron a propinar golpes a seis internos de origen magrebí con las porras por todo el cuerpo, mientras recibían insultos”.


Sin embargo, según resalta desde la Coordinadora, esta cifra solo recoge los casos de los que han tenido conocimiento y cuya veracidad han podido contrastar, por lo que calculan que el número real de casos de tortura en España es mucho mayor.
Disminuye el número de casos conocidos
El número de personas que han denunciado agresiones han disminuido a poco más de la cuarta parte respecto a los números de 2014, año que más personas denunciaron haber sido víctimas de tortura, con 961 denuncias conocidas por la CPDT. También el número de situaciones en las que habrían tenido lugar ha disminuido progresivamente, pasando de las 319 de 2008 a las 117 de 2016. Sin embargo, desde la CPDT temen que esta disminución no se corresponda a una bajada real de los casos de tortura, sino al “incremento de la impunidad y la opacidad que rodean este problema”, y apuntan que el mayor número de denuncias conocidas coinciden con los lugares en los que las organizaciones que la conformar tienen más presencia.Las personas migrantes, las principales víctimas
Más de la mitad de las personas que denunciaron haber sufrido torturas en 2016 son migrantes. En total, 147. El segundo grupo de personas que más han denunciado torturas es el de presas, que acumulan 50 casos en total en el pasado año. Desde la Coordinadora recuerdan las protestas que tuvieron lugar en octubre y noviembre en varios Centros de Internamiento de Extranjeros, como el de Sangonera La Verde (Murcia), Zona Franca (Barcelona) o Aluche (Madrid), donde cerca de 40 internos subieron a la azotea del edificio para protestar por las malas condiciones que vivían en el centro. Cuando, varios días después, el centro permitió la entrada a organizaciones de derechos humanos, miembros de SOS Racismo y la Coordinadora de Barrios denunciaron que muchos de los internos mostraban heridas y hematomas.
Muertes bajo custodia
Las prisiones siguen siendo el espacio en el que tienen lugar más muertes bajo custodia de las que han tenido conocimiento del CPDT. Sin embargo, según señalan desde esta plataforma, los números de muertes de prisiones reflejados en el informe distan mucho de acercarse a los números reales que ofrecen cada año Instituciones Penitenciarias. Desde la Coordinadora alertan de la opacidad en cuanto a las muertes ocurridas en prisión.Relacionadas
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