Coronavirus
He despertado llorando

Cada muertx es una celebración capitalista, porque es una dosis gratuita de miedo con que inyectar el barrio, el sindicato, el país y el mundo. Por eso la comunicación rigurosa diaria de los gobiernos con la sociedad es para anunciar el número de muertxs; no nos pueden velar, despedir, ni nombrar; pero, eso sí, no nos pueden dejar de contar.

UME Bilbao 1
Miembros de la Unidad Militar de Emergencias preparándose para desinfectar la estación de tren de Bilbao Christian García
Mujeres Creando
19 abr 2020 10:00

Dedicado al “Transcomando” que me alegra la vida en la distancia,
mientras vuelo cual murciélago perseguido en la noche del COVID-19

Son varios días en que me despierto llorando. O son las lágrimas al correr por mi cara o es el impulso de sacar más llanto el que me despierta. No es un dolor consciente que viene de la pérdida de algún ser amado muerto por el coronavirus lo que provoca este llanto, no es una depresión fruto del confinamiento, es una sensación provocada desde fuera, pareciera que fueran lxs muertxs que se conectan conmigo, mientras se marchan de este mundo. No llevan en sus pechos bandera, edad, piel, ni cara, solo el impulso de la vida misma que se va y que me busca en su marcha para depositar en mis sueños un último viento de despedida, un último olor, una última sensación, un último aliento de muertx que se va.

Me levanto agotada por la actividad nocturna que ese vínculo ha supuesto y trato de ubicarlo, miro el techo, busco más señales y nada.

¿Se ha convertido el mundo en un cementerio cargado de energías fúnebres?

¿Son lxs muertos de Guayaquil que en su paso vienen a alertarme sobre lo inevitable? ¿Son muertxs que hacen un viaje más lejano y llegan desde las fosas comunes de Nueva York hasta mi cuerpo vivo a exigirme una despedida?

¿Me encuentran por azar mientras experimentan sus desoladas muertes?

Me levanto y sin pensarlo me visto como para un funeral, mientras me ducho voy recordando cómo disfrutaban lxs muertos cuando en mi trabajo en Alemania me tocaba peinarles, lavarles y vestirles con su mortaja final. A mí me gustaría, y esto es un pedido, que mis compañeras me quemaran con un bidón de gasolina y montones de palo santo en la puerta de nuestra casona roja.

Mientras pienso en mi propia muerte y veo la ropa que me voy a poner convertida en mi mortaja, entiendo a qué vienen en la noche lxs muertxs: vienen a depositar sus testimonios en mi pecho como si de un buzón se tratara, por eso es que estoy tan cansada a pesar de haber dormido tan profundamente y tantas horas seguidas.

Coronavirus
Guayaquil, 'colonial' virus
Analizamos el trasfondo colonial que esconde la catástrofe humanitaria que se está viviendo en la ciudad ecuatoriana de Guayaquil.

Reconstrucción de la visita a la morgue

Me abre las puertas una mujer a la que seguramente le quedaban muchos años de vida por delante. Está muerta como todos, pero no se ha tendido, ha preferido hacer el esfuerzo de abrirme la puerta para cumplir con el rito que ha caracterizado toda su vida: asumir ella la responsabilidad del último esfuerzo. Me dice que fue muriendo lentamente, que no lograba distinguir el cansancio de la vida de los síntomas mortales del coronavirus. Está consciente de haber muerto por coronavirus, pero cree que la enfermedad mortal que la mató lentamente fue “ser mujer”. Pide desde el otro lado de la vida que cambien, por favor, eso de “quédate en tu casa”, por “cuida tu vida y la vida de lxs otrxs”. El imperativo ¡quédate en casa! parece inventado por una madre tirana que no te deja apropiarte de la noche, por un padre controlador que no te deja ir a la universidad, por un marido insoportablemente celoso. Está convencida de que el quédate en casa es parte de una conspiración patriarcal de los hombres que manejan la Organización Mundial de la Salud (OMS) contra las mujeres del mundo. La miro perpleja y me dice “yo fui enfermera, conozco cómo razonan médicos y directores de hospitales, razonan como maridos represores”.

Se acerca a nuestra tertulia un ama de casa y dice: “el problema no es la casa, sino la familia; hacer cuarentena en familia es un infierno, yo hubiera preferido que nos organizáramos para hacerla entre amigas o vecinas”; desde el fondo grita uno entre amantes. Las enfermeras debimos hacer la cuarentena juntas, porque nos hubiéramos entendido mejor, atendido con cariño al regresar del trabajo; nos hubiéramos masajeado los pies unas a otras, hubiéramos hecho los turnos entre nosotras acorde al cansancio y nadie se hubiera atrevido a acusar a la otra de traer la enfermedad a la casa. Una vendedora ambulante dice “qué lindo meter a hacer la cuarentena en una misma casa al equipo de fútbol del barrio”. De imaginárselo lanza una carcajada, mientras se le van desprendiendo los dientes que se convierten de inmediato en estrellas.

El COVID-19 es el ébola de África o el dengue de Latinoamérica, pero tiene la fuerza de paralizar al mundo, porque los cuerpos que ha tocado masivamente son cuerpos europeos.

¿Y los policías? “Que hagan cuarentena juntos, así se aguantan entre ellos”. Se empieza a armar una gran chacota y entonces vuelve a tomar la palabra el ama de casa y dice: “oigan, que esto no es un chiste, la cuarentena no puede ser en familia, porque las que acabamos explotadas cocinando, lavando, limpiando y consolándoles en la mesa y en la cama somos las mujeres”. “Es cierto”, dice otra, “pero si es así, la cosa no es no hacer la cuarentena en familia, sino disolver la familia, claro, eso que ya estábamos haciendo cuando nos pescó la pandemia”.

En esta morgue gigante en la que me encuentro, estamos en un lugar improvisado, los cadáveres no están ordenados, ni clasificados, porque es imposible hacerlo. La mayor parte ya se ha tendido con las manos en el pecho, otros aún de pie me miran sin ojos, me hablan sin bocas, algunxs han trepado por las paredes y otrxs se han tendido en el techo. Poco a poco voy perdiendo el espanto con el que llegué, nada iguala la imagen ante la que me encuentro. Pienso en la morgue de La Paz, que debe ser una de las más siniestras del mundo, donde tantas veces he estado en busca de mujeres desaparecidas o asesinadas; allí tienen a los cadáveres en el piso, mientras se van descomponiendo.

Esto es diferente, lxs muertxs, al igual que los animales, han tomado un espacio gigante de ciudad vacía y están en lo que parece ser un parlamento, a momentos me parece el Pentágono, el Vaticano, la catedral más grande del mundo, un estudio de cine… No logro distinguir, porque todo está ocupado por cadáveres sin espacio para nada más.

Más que muertxs, somos deshechos

He llegado aquí jalada por un magnetismo al que no he podido oponer resistencia, pero no sé a qué he venido y no me atrevo a preguntarlo. Estoy viva entre estos cientos de miles de muertxs, no sé qué quieren de mí, no sé qué hacer, no sé qué decir, no tengo palabras ni se me ocurre intentar consolarles, porque sería ridículo. Solo atino a ocultar mi miedo, pero ante ellxs eso es imposible. Tienen el poder de lxs muertxs de percibirlo todo, sus miradas se clavan en mi pecho que late como para explotar. Estoy muda, asustada, inmóvil, no tengo nada que ofrecer a esta gente, ni siquiera les conozco, solo sé que, aunque están ya muertxs, están en transición para dejar de ser y es a esa su transición final a la que quieren que asista.

Pierdo la noción del tiempo, tengo fiebre, la imagen es nebulosa. Distingo manos, cavidades de ojos, pedazos de piernas, cabezas con cuello, pero sin cuerpo. No hay sangre, los cuerpos están integrados unos con otros sin que se distinga bien dónde termina uno y dónde empieza el otro; es un líquido turquesa radiante y espeso lo que parece integrarles, circula como vertiente caprichosa haciendo curvas, subiendo por piernas y bajando por hombros en medio de todxs. Muy bajito le pregunto a la mujer que me abrió la puerta por el líquido turquesa y me dice: “son nuestras lágrimas, es nuestro llanto que nos humedece, ilumina y une”.

En la frontera entre vivxs y muertxs se ha construido una pared hecha de reglas, de obediencia, de resignación, miedo y silencio que no sirve para cuidar las vidas de lxs vivxs, sino para cuidar el poder de lxs poderosos.

Empiezan a hablar en coro multilingüe y al unísono lanzan una frase que se me clava en el corazón como un cuchillo: “somos la primera generación de muertxs basura, somos tratadxs y deshechadxs como basura, se deshacen de nosotrxs sin despedida alguna. Nadie inventa un funeral, nadie inventa una despedida, nadie nos acompaña en este viaje final, tú que perteneces a lxs vivxs, perteneces también a la primera generación humana que trata a sus muertxs como basura”.

Las fosas comunes de muertxs en el mar mediterráneo intentando llegar a Europa, las fosas comunes de lxs sin techo en Sao Paulo –que recoge por las mañanas la Policía para limpiar las calles–, las fosas comunes sin nombre ya no son una excepción lejana que ustedes podían elegir ignorar, sino que se han convertido hoy en una norma sanitaria. Nos desechan en la noche, mientras duermen, con los mismos procedimientos con que se vacían los basureros de la esquina.

Nuestra última voluntad no es contagiarles, sino romper este equilibrio sanitario que nos esconde y no irnos sin despedirnos.

Queremos traspasar las bolsas de basura con que han envuelto nuestros cuerpos. Queremos traspasar las cifras de los partes militares del mundo que, en boca de ministros de salud, anuncian número de muertxs del día, esos partes de cifras con que borran nuestros nombres para convertirnos en cantidades. Cantidades de muertxs que, junto a Trump, los capitalistas del mundo celebran porque cada muertx es un ahorro en seguridad social, en espacio, en contaminación, en estudios, maternidades, o vivienda. Cada muertx es una celebración, mejor si es viejx, mejor si es pobre, mejor si es del tercer mundo, porque, aunque ya no está de moda decirlo, hay un tercer y un cuarto mundo y en todas las sociedades hay un sur. Cuando lxs muertxs son de ese sur donde no tienes nombre, ni cara, la celebración capitalista es mayor y consideran al COVID-19 como una labor de higiene social.

Cada muertx es una celebración capitalista, porque es una dosis gratuita de miedo con que inyectar el barrio, el sindicato, el país y el mundo. Por eso la comunicación rigurosa diaria de los gobiernos con la sociedad es para anunciar el número de muertxs; no nos pueden velar, despedir, ni nombrar; pero, eso sí, no nos pueden dejar de contar.

Hemos decidido abandonar la humanidad para integrarnos como restos humanos al mundo animal, un mundo que nos ha recibido devorando nuestros cuerpos, agusanándolos, desintegrando con tierra nuestra soledad y en nuestro dolor nos han crecido patas de cabra, de cerdo, de vaca, de gallina, de murciélago; pero antes de volvernos uno con los animales queremos dejar este testamento.

Testamento de la frontera entre vivxs y muertxs, entre sanxs y enfermxs

El COVID-19 es el ébola de África o el dengue de Latinoamérica, pero tiene la fuerza de paralizar al mundo, porque los cuerpos que ha tocado masivamente son cuerpos europeos. Lo que pase con el resto y cuando toque masivamente los cuerpos en el sur dejará de ser noticia, por eso es importante hablar cuanto antes de esta tragedia para decirles lo que hoy todo el mundo está aún dispuesto a escuchar: en la frontera entre vivxs y muertxs se ha construido una pared hecha de reglas, de obediencia, de resignación, miedo y silencio que no sirve para cuidar las vidas de lxs vivxs, sino para cuidar el poder de lxs poderosos. Esa pared de miedos funciona como paredón de fusilamiento y el no entierro de los cuerpos, sino su eliminación higiénica y clandestinizada al máximo, es parte de ese mismo terror de Estado.

El afán de determinar, dibujar, esclarecer y precisar de dónde viene la enfermedad, diferenciando contagio originario, paciente cero y ventilando el cuerpo portador como el peligroso, es la bandera que ha servido para cerrar fronteras, controlar movimientos y alimentar racismos, nacionalismos y regionalismos. No hay paciente cero, porque entonces debería haber superficie cero, lugar cero y mercancía cero. Con el concepto de paciente cero las personas hemos dejado de poder circular, mientras las mercancías han seguido circulando. Frenar la circulación de la gente no ha servido para frenar el contagio, pero sí para generar sospecha y disparar sobre todos los cuerpos de la tierra una bala de contagio, para disparar el virus sobre todxs nosotrxs.

El aislamiento individual y en familias, que es el único permitido, no es un orden para contener la enfermedad, sino para reforzar un orden social más fácil de controlar, intimidar, idiotizar, explotar y neutralizar.

No podrá evitar el contagio quien tenga que salir para subsistir; no podrá evitar el contagio quien trabaje en los cuidados de otrxs; no podrá evitar el contagio quien no tenga una casa donde guarecerse; no podrá evitar el contagio quien tenga un cuerpo débil; no podrá evitar el contagio quien habite los sures del mundo; no podrá evitar el contagio quien cuide a su madre, amante, hija o amiga enferma, porque no hay nadie más que le pueda cuidar; no podrá evitar el contagio quien no tenga a mano mascarillas de protección, alcohol de desinfección; no podrán evitar el contagio quienes no tengan agua y jabón. Son cientos de miles que se entregarán a un contagio inminente, en muchos casos inevitable y en otros voluntario.

Muchxs vivirán su enfermedad en secreto como quien comete un delito para no ser aisladxs por la Policía, expulsadxs por lxs vecinos, repudiados por el Estado, impedidos de pasar una frontera. La enfermedad, a medida que avance, se transformará en un delito a ser señalado y denunciado.

La militarización, ya no solo de las ciudades, sino del lenguaje con que se maneja la enfermedad quiere colocarnos en dos bandos: o como vigilantes sanxs o como enfermxs desechables, ambos divididxs por el pánico.

La militarización de las calles no es un trabajo sobre la enfermedad, sino sobre el orden social para legitimar el control gubernamental del comportamiento de la gente, como mecanismo de protección del contagio.

El aislamiento individual y en familias, que es el único permitido, no es un orden para contener la enfermedad, sino para reforzar un orden social más fácil de controlar, intimidar, idiotizar, explotar y neutralizar.

En esta enfermedad se han multiplicado y reforzado todas las fronteras geográficas, pero además se está construyendo otra frontera, una frontera de sentido de la vida misma: la frontera entre lxs vivxs y lxs muertxs. Desechar un cuerpo humano muerto con los procedimientos con los que se deshecha la basura, despoja a lxs cuerpos vivos de valor.

Sin el luto, sin la pérdida, sin el entierro, con el recuerdo roto e interrumpido higiénicamente, como si lxs muertxs fuésemos desaparecidxs de un régimen fascista y no muertxs ¿qué es lo que pasará con lxs vivxs en sus corazones, en sus costumbres, en sus memorias?

Esa es la pregunta que ustedes tendrán que responder.

Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Opinión
Opinión Con el hocico destruido: nombrar un mundo que se cae a pedazos
El libro de Calderas puede leerse como un cuerpo-territorio, un emplazamiento en el que lo individual se entrelaza con una historia familiar marcada por la herida migrante, por el expolio de la tierra, por la dominación cultural de la colonización.
Opinión socias
Opinión socias No me voy, estoy llegando
Que Uruguay sea hoy vanguardia en derechos sociales de América Latina tiene la firma de un presidente que durante su mandato vivía en una chacra y donaba el 90% de su sueldo a organizaciones sociales.
#57847
21/4/2020 11:53

¡Da gusto leer estos mensajes optimistas y esperanzadores, que nos animan a continuar el camino con esperanza, y no como esos textos fúnebres y amargados, que proliferan tanto actualmente!

0
1
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Energía
Energía El informe del Gobierno culpa del apagón a Red Eléctrica y a las empresas
Red Eléctrica falló a la hora de programar adecuadamente la demanda; plantas generadoras clave incumplieron la normativa al no absorber tensión o desconectarse del sistema demasiado pronto. El Gobierno descarta el ciberataque.
Justicia
Juana Rivas Francesco Arcuri, exmarido de Juana Rivas, irá a juicio en Italia por maltrato habitual a sus hijos
Arcuri ha perdido el último recurso previo a la vista oral en la audiencia celebrada esta mañana, el juez italiano competente ha fijado la fecha del juicio para el próximo 18 de septiembre.
Costas
Costas Las Banderas Negras 2025 señalan la sobreexplotación turística y la ocupación costera por parte de gente rica
Los infames premios de Ecologistas en Acción otorgan el dudoso honor de la bandera negra a 48 playas cada año. En esta edición se centran en el impacto negativo del turismo de masas y dan una bandera negra a Núñez Feijóo.
Irán
Conflicto Alemania y Francia compran los argumentos de Trump y de Israel contra Irán
El G7 coincide con los erráticos mensajes de Trump, que abandona la cumbre de Canadá y publica un post incendiario. El Pentágono sigue asegurando que no participarán directamente en los ataques. De momento.
Desastres ambientales
Crisis climática El negocio de la catástrofe en zonas azotadas por fenómenos extremos
Las entidades suben precios a la vez que intentan lavar su imagen presentándose como “sostenibles”. Mientras, muchas de ellas siguen invirtiendo miles de millones en industrias como el petróleo o el carbón.
Pobreza
IMV Europa admite a trámite la reclamación colectiva contra España por la ley del Ingreso Mínimo Vital (IMV)
El Comité Europeo de Derechos Sociales ha hecho público este lunes la admisión a trámite de la reclamación colectiva interpuesta por ATD Cuarto Mundo y otras organizaciones sociales.
Palestina
Palestina Detenidos y golpeados en El Cairo algunos de los activistas integrantes de la Marcha a Gaza
La Marcha Global a Gaza exige la liberación inmediata de Saif Abukeshek, su coordinador internacional, y el resto de activistas detenidos por la policía secreta egipcia el 16 de junio en El Cairo, actualmente en paradero desconocido.
LGTBIAQ+
Mes orgullo LGTBIQ+ Las ‘machorras’ del franquismo: habitar la disidencia sexual y de género en el régimen del miedo
Muchas mujeres lesbianas llegaron a construir vías de resistencia colectiva desde los márgenes del sistema, llegando a sostener en el tiempo vínculos románticos en la más absoluta clandestinidad.

Últimas

Mallorca
Llucmajor Imágenes inéditas de la macrogranja de Mallorca ratifican las malas condiciones de las gallinas
El vídeo difundido este martes confirma el pésimo estado de la explotación, con gallinas enfermas, telarañas o huevos arrugados. Un juzgado de Palma ha abierto diligencias contra la granja por presunto maltrato animal.
Alquiler
Alquiler Consumo abre un nuevo expediente sancionador a una segunda inmobiliaria
El Ministerio de Bustinduy señala a una agencia inmobiliaria por posibles cobros de comisiones ilegales y por obligar a contratar servicios no solicitados.
Oriente Próximo
Oriente Próximo Israel pone la región al borde del abismo
La región vive una escalada de la tensión tras el ataque de Israel a Irán y la respuesta de este. El intercambio de ataques no ha cesado en todo el fin de semana.
Opinión
Opinión Pedro Sánchez, final de partida
El presidente del Gobierno se irá sin haber hecho nada para evitar que el circuito que ya estaba ahí cuando llegó siga funcionando.
Opinión
CEOE Los corruptores condenan la corrupción
Desde la CEOE, lobby de los grandes empresarios implicados en tramas de corrupción durante décadas, han criticado a los políticos que han formado parte de dicha corrupción.
Más noticias
Ayuntamiento de Madrid
Derecho a la vivienda en Madrid El Ayuntamiento amenaza con el desalojo a los últimos cuatro jubilados de los Apartamentos San Francisco
Mayores y consistorio mantienen una disputa desde junio del año pasado por las obras de reforma de los apartamentos, de 1989 y muy deteriorados, con la sospecha por las asociaciones vecinales de un intento de cambio de uso del edificio.
Granada
Visibilidad lésbica Granada estrena en el Orgullo 2025 la bandera de visibilidad lésbica más grande del país
La asociación Arco Iris de Granada presenta la bandera lésbica de seis metros de longitud por tres metros de ancho y su ‘Carmen inclusiva’, una versión de la progres con una estrella de ocho puntas
Granada
Opinión ¿Y si lo eficaz frente a la desertificación fuera el riego a manta?
Ante la desertificación, reivindicamos los sistemas de regadío tradicional en contraste con los efectos perjudiciales de una agricultura intensiva que la acelera. El Documental “Vegas y Vida” se estrena con una presentación on-line el 2 de julio

Recomendadas

Feminismos
Chahim A’jam Vásquez Leal “Las mujeres indígenas no somos Pokahontas, hablamos en primera persona política”
Sanadora y defensora de los derechos de las mujeres indígenas y racializadas de Guatemala, la activista comparte su visión de la resistencia y los desafíos que enfrentan las comunidades en Guatemala.
Consumo
David Sánchez “Shein está diseñado para crear adicción a través de patrones muy oscuros”
David Sánchez Carpio es director de la Federación de Consumidores y Usuarios (CECU), una de las organizaciones que han denunciado al gigante chino de venta de ropa por internet ante la Comisión Europea. “No hay que culpabilizar a los consumidores".
Violencia machista
El Estado que revictimiza Violencia institucional: “Si lo hubiera sabido antes, no hubiera denunciado nunca”
Rocío ha sufrido violencia psicológica, física y sexual por parte de su expareja. Y también violencia institucional en todas las puertas de la red de recursos institucionales que ha ido atravesando.
Galicia
Galicia Activistas bloquean una planta de Altri en Portugal y avisan de que frenarán su expansión en Galicia
El grupo atrancó con cadenas y soldadura las entradas de la planta de Celbi en Leirosa, en la mayor acción directa hasta el momento contra la expansión de la multinacional papelera en territorio gallego: “O povo é quem para Altri”.