Filosofía
Ego confeso: el coronavirus en los bordes de lo político y lo púdico

¿Sabremos construir vínculos partiendo de las ruinas en que nos ha sumido la crisis actual? ¿Con qué palabras y con qué gestos contamos? Y sobre todo, ¿seremos capaces de hacerlo en común, sin que nadie quede atrás?

Cariátide en el Parque del Retiro
Cariátide de bronce, alegoría del teatro, obra de Victorio Macho. Parque del Retiro, Madrid (FOTO: Isabel Hernández)
Profesora de Antropología (UNED)
7 abr 2020 10:00

“Tú yaces hacia fuera
sobre ti”
Paul Celan

Los primeros días de cuarentena no me duché. Los primeros días de cuarentena no tuve cuerpo. Conmovida como estaba por el shock y su relato. Aceptando la suciedad que poco a poco se posaba sobre los muebles y la intimidad, entre mis uñas. Y sin embargo la pureza, la higiene, la profilaxis habitando cada rincón del afuera. Y yo quieta. Se me resistían las palabras, los alimentos, la luz y el jabón. Aún hoy, escribiendo esto, reflexiono a través de palabras que no son sino detritus y a las que me cuesta encontrar el latido semiótico, el código que me permita alcanzar un decir. Sirva esta introducción como disculpa. Sirva esta introducción de ego confeso.

A las ocho de la tarde. A las ocho en punto de la tarde

En 1930 Bertolt Brecht escribió para la actriz Carola Neher un poema en el que detallaba cómo le había enseñado a lavarse la cara, pues ella se lavaba exclusivamente para no estar sucia: intolerable, claro está. Lavarse la cara implicaba para Brecht tal perfección de movimientos que pudiera ser filmada, escenificarse, convertirse en Gestus, gesto despojado más allá del texto. Leo el poema una tarde, unos minutos antes de las 20:00, momento de sacar medio cuerpo anfibio y sucio por la ventana, en la oscuridad de una periferia envejecida. Es la performance de las 20:00, el primer, segundo y tercer día, lloré. Ahora que me asomo duchada, con el pelo brillante y suave, no siento nada. Establezco, eso sí, conversación diaria con algunos de los vecinos. No sé si aplaudir nos torna comunidad, como he leído estos días, o sencillamente es un subterfugio político para nuestra necesidad de acción, apaciguados los animales en sus casas de látex. Pero creo sin duda que sí teje comunidad lo que sucede después, cuando los aplausos amainan y se escucha nítidamente el ¿cómo estáis? a gritos, de piso en piso, las preguntas y respuestas atravesando la plaza a la que dan nuestras casas. Paquita, la vecina de abajo, siempre cierra la ventana con un: “hasta mañana, niña”. Y ahí sí, la fragilidad y la belleza de la urdimbre social me aprietan el pescuezo. ¿Dónde termina mi ventana y comienza la tuya? El parentesco de este Chthuluceno, que diría Haraway, esparce sus tentáculos en torno a los árboles, los picos de los pájaros, los gemidos de los gatos, los insectos, Paquita, la Nina. Sopa de murciélago, animales y humanos compartiendo fiebre en los estertores de un mundo que ya no.

Se trata de encontrar un otro hacer, que se articule necesariamente a través de la preposición “con”, entre nos.

Entiendo que se trata de encontrar un otro hacer, esa sim-poiesis que se articule necesariamente a través de la preposición “con”, entre nos. Algo que se opone a ese “contra nos” que también rabiosamente ha nacido a raíz de esta crisis y su gestión disciplinaria y paranoide de la biopolítica. Las miradas recelosas en el supermercado, la policía de balcón, el auge del racismo, el abuso policial sistemático, el mirar hacia otro lado cuando la realidad material queda descubierta, cual emperador con traje nuevo. “Si algo define al COVID-19 ha sido su potencialidad de transformarnos en abyectos”, reflexiona Carolina Meloni al señalar el tacto como incontestable sustrato de nuestra ética. ¿Cómo gestar comunidad desde lo intocable? se interroga. ¿Cómo apelar a una alteridad sin piel? ¿Cómo vamos a ocupar ahora las plazas? En la última década se han articulado multitud de movimientos espontáneos, repletos de disidencias, como la “Primavera Árabe”, Occuppy Wall Street o la toma de las plazas en Europa, específicamente nuestro 15M, donde muchos de nosotros acampamos la vida en la calzada. Todos implicaban pisar la calle, chocar los cuerpos, como si de un mismo tejido revolucionario se tratara.

Desde este confinamiento me pregunto, en línea con Hannah Arendt, qué sucede entonces con nuestra libertad política, que para la filósofa radicaba necesariamente en la conquista reiterada de la res pública, en la habitabilidad de la polis. Arendt refiere, en Los orígenes del totalitarismo, que la libertad “es simplemente la capacidad de movimiento, que no puede existir sin espacio”, subrayando que lo único que puede acabar por completo con ella es el terror. El vínculo que establece entre terror e ideología es verdaderamente lúcido al amparar en el terror todas las prácticas de dominación totalitaria. El terror es el surco que hace que los objetivos últimos de la supremacía de la historia o la naturaleza resbalen entre nosotros sin encontrar oposición. El terror es un ius naturale que prima a la especie por encima del individuo, que sigue hacia delante con los ojos vendados en aras de fabricar y perpetuar “una humanidad”. ¿Nos suena de algo? ¿A cuánta gente estamos dejando atrás? Trump, Boris Johnson, el austericidio de la Unión Europea, la llegada del virus a los campos de refugiados, la facilidad edadista con la que hemos asumido que nuestros mayores han de morir. Deo volente. Afortunadamente en España ahora no nos encontramos bajo el yugo del totalitarismo. No obstante, el horizonte se torna borroso y algo aciago, me temo, cuando la realidad de este cuerpo político queda constantemente fragmentada por determinadas medidas estatales y una oposición carroñera que nos insta a agitar banderas, utilizando una semántica bélica muy alejada de las semánticas comunes que necesitamos para enfrentar esta crisis en común. Comunidad condensada en nuestra doble dimensión de bíos (comunidad política) y zoé (nuda vida), como reunifica Agamben (1995), y cuya dualidad no pueda desgajar ningún estado de excepción. Por eso cuando cierro la ventana, cada noche a las 20:05, retorno de un lugar al que no sé si he ido, volviendo a otro en el que no puedo habitar.

Quédate en casa

Agamben, al esbozar su homo sacer, incide precisamente en la distinción clásica entre oîkos y polis, lo interno y lo externo, el hogar de la nuda vida y el de la política, algo que tanto Foucault como Arendt habían explorado con anterioridad. Arendt, en La condición humana, trataba este pretendido binomio aristotélico como un falso binario al entender que la condición política del sujeto deviene necesariamente de un oîkos. En ese sentido el bios politikos deviene necesariamente de la zoé (nuda vida). Lo que plantea también un problema moral al hablar de la vulnerabilidad de esas diversas vidas. Quédate en tu casa, si es que tienes casa. Lávate las manos, si es que tienes agua. Participa en la política si es que tienes casa y puedes aún pagarla, si es que sigues vivo, si es que tu vida importa, vendría a ser la traducción vírica actual.

Para Arendt la espacialidad de la política queda retratada en una Atenas en la que el ágora funciona como lugar de reunión, de celebración ritual y política. No obstante, me gustaría incidir en la porosidad que la filósofa le otorga al espacio al escribir: “siempre que se juntan hombres ―sea privada, social o público-políticamente― surge entre ellos un espacio que los reúne y a la vez los separa” (Arendt, 1997). A ese espacio es al que denomina Zwischen-Raum, “espacio entre”, espacio intermedio, plural y diverso, constituido por la materialidad de los cuerpos pero también por la materialidad del logos. La pluralidad como premisa para esta nuestra “vida activa” y la posibilidad de nuestro discurso apela necesariamente a ese ágora perdida o quizá nunca alcanzada. El desafío que la Modernidad no aprovechó fue precisamente ocupar ese espacio, irrumpir en él. Y ahora, en estas postrimerías posmodernas aquejadas de neumonía, me pregunto por el desafío que afrontamos y si esta pluralidad y sus discursos podrán configurar ese espacio híbrido desde el purito oîkos, desde un confinamiento mediado por el shock y el trauma.

Gestus

Las 20:00 de la tarde es una obra al revés. Estamos Paquita, la Nina, y rostros de los que desconozco el nombre, incógnito cuerpo de cintura para abajo. Primero aplaudimos: a los servicios sanitarios, las reponedoras, las limpiadoras etc., todo lo que paradójicamente sostiene este nuestro sistema de malestar crónico, herencia de años de necropolítica. Suena “Resistiré” y me cala el terror entre las uñas, ya limpias, porque es un dúo pero la canción no es plural. Porque “Resistiré, erguido frente a todo. Me volveré de hierro para endurecer la piel” es una declaración de intenciones de lógica neoliberal y porque mi piel, nuestra piel, es fina, frágil, penetrable, mortal. Por último llevamos a cabo la función, la función fática, digo, “la orientación hacia el lenguaje” que identificó Jakobson y que implica la sencilla necesidad de comunicar, silabeo sin mensaje, Gestus sin texto. En ese sentido la función de las 20:00 se ajusta también a la categoría de teatro épico que estableciera Brecht, pues todos actuamos, interrumpiéndonos, gesticulando, adheridos al papel y a la vez, sin embargo, habitando otro plano, la alienación.

¿Podemos introducir un hiato en esta narrativa? ¿Podemos pararnos a pensarnos de otra manera, interrumpir el proceso de subjetivación y crear una otra comunidad entre las ruinas?

No obstante la ventana nos permite permear las paredes, comunicarnos, insertar nuestro logos en el afuera. Esta situación de excepción nos coloca ante una nueva articulación de lo real. No obstante así funcionan también las ventanas de internet, hipertrofiadas de tanto adentro y tanto afuera. Así funcionan las redes sociales, esa nueva “ontología de cultura-red”, siguiendo a Zafra, varada en el ocularcentrismo capitalista y heteropatriarcal. En estos repositorios infinitos de conocimientos y distracciones, ¿podemos seguir manteniendo la ficción de una comunidad de aplausos? ¿Puede twitter, instagram, ser nuestro ágora? ¿Os han subido los followers? Porque a mí sí y lo observo entre complacida y repugnada, mientras comparto fotos de plantas, libros, películas. ¿Para qué? ¿Para quién? A diario acariciando la pantalla hacia abajo, toco con la yema del dedo fotos de personas que no son yo. Dialogía interna. Toco el afuera, sus caras, sus ojos, sus perros, sus casas, sus senos, sus libros. Like. Seguir también. Don y deuda. Enviar reacción rápida. Juego del vértigo, que diría Caillois. Voracidad, consumo de la imagen. Pérdida del pudor. Introyección de todas las interioridades que no son la mía y que nos cercaban ya en un canibalismo prevírico (¿hay un antes del virus?), una necrofilia que ahora se evidencia. La nueva edad oscura, nombra Bridle. Y sin embargo transparente hasta la obscenidad, pornográfica, miríada de egos desaforados alimentándonos de otros. Angustia atravesada por la somato-política, desmadejada, un oîkos de vida nuda, ágalma cruda, envasada al vacío en recipientes de plástico inmaculado. Click. Día 15 de cuarentena os enseño mi biblioteca. Día 43, en streaming me extraen los molares. El sujeto deviniendo objeto de manera espectral. Una y otra vez. Consúmeme. Consúmame. Como entendía premonitoriamente Baudrillard al escribir El otro por sí mismo (1988), tornamos nuestro ser pantalla, insertos en el flujo fantasmático de la afectación externa.

Como señala Benjamin, la fundamental forma del teatro épico es el shock pues al superponer fragmentos conduce a la reflexión política. En el shock estamos inmersos, no sólo a través de las ventanas físicas de este nuestro con sentido cautiverio, sino a través del flujo constante de las vidas que no estamos viviendo. No obstante, pensemos también en el ciclo de Brecht Terror y Miseria del Tercer Reich. Rememoración. Reparación. Empatía. Pensemos que esas otras vidas pueden también acercarnos a una cacofonía terrorífica, ver al Otro, los otros, reconocernos en su fisura, acompañarla.

¿Es posible subvertir esta lógica desde su propio código fuente? Pues si el espacio es político y relacional, si “la polis, propiamente hablando, no es la ciudad-estado en su situación física; sino organización de la gente tal como surge al actuar y hablar juntos” (Arendt, 2005), ¿podemos introducir un hiato en esta narrativa? ¿Podemos pararnos a pensarnos de otra manera, interrumpir el proceso de subjetivación y crear una otra comunidad entre las ruinas? Sergio Vega planteaba aquí su “revolución de las pantallas cálidas”, como un otro topos de convergencia afectiva en el ágora virtual. El teatro épico también apuntaba hacia el cambio y la revolución, en una amalgama semiótica en la que se diluyeran jerarquías, fronteras entre actores y público. La escena como tal tampoco existiría y el escenario podría ser cualquier espacio. Pensemos en esa potencia que habita también en estos cuerpos en red nuestros, en esta comunicación y sus nuevos escenarios de posibilidad. Quizá podamos invertir la curva, Paquita. Hasta mañana, niña.

Archivado en: Coronavirus Filosofía
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Madrid
Corrupción El novio de Ayuso, a un paso del banquillo por fraude fiscal y falsificación de documentos
La jueza que instruye la causa propone el procesamiento de Alberto González Amador, de uno de sus testaferros y de los tres presuntos colaboradores en el caso del fraude a Hacienda.
Comunidad de Madrid
Comunidad de Madrid Suspendidas las declaraciones de los cabecillas de los protocolos de la ‘vergüenza’
Reclaman que no han sido llamados en tiempo y forma. Los familiares de los 7219 residentes fallecidos denuncian denegación de servicios por motivos discriminatorios a tres altos cargos de Isabel Díaz Ayuso.
Chernóbil
Cuba y Chernóbil Cuba, Chernóbil y COVID-19
Los médicos cubanos ya acudieron al rescate de los niños de Chernóbil.
Sobre este blog
La filosofía se sitúa en un contexto en el que el poder ha buscado imponerse incluso en los elementos más básicos de nuestro pensamiento, de nuestras subjetividades, expulsando así de nuestro campo de visión propuestas teóricas y prácticas diversas que no son peores ni menos interesantes sino ajenas o directamente contrarias a los intereses del sistema dominante.

En este blog trataremos de entender los acontecimientos del presente surcando –en ocasiones a contracorriente– la historia de la filosofía, con el objetivo de poner al descubierto los mecanismos que utiliza el poder para evitar cualquier tipo de cambio o de alternativa en la sociedad. Pero también de producir lo que Deleuze llamó líneas de fuga, movimientos concretos tanto del presente como del pasado que, escapando del espacio de influencia del poder, trazan caminos hacia otros mundos posibles.
Ver todas las entradas
Baleares
Un modelo insostenible El rechazo a la turistificación se expande en Canarias, Baleares y Barcelona
Tras la masiva manifestación en las Islas Canarias del pasado mayo, Palma de Mallorca, Barcelona y San Sebastián salen este 15 de junio a la calle contra un modelo de turismo desmedido insostenible para el territorio y sus habitantes.
Oriente Medio
Oriente Medio Decenas de muertos en una noche de sirenas y misiles cruzados entre Israel e Irán
Después del ataque israelí contra la infraestructura energética y militar iraní, cientos de misiles iraníes atraviesan el cielo israelí e impactan en Tel Aviv, Bat Yam, Tamra y Haifa.
Galicia
Galicia Activistas bloquean una planta de Altri en Portugal y avisan de que frenarán su expansión en Galicia
El grupo atrancó con cadenas y soldadura las entradas de la planta de Celbi en Leirosa, en la mayor acción directa hasta el momento contra la expansión de la multinacional papelera en territorio gallego: “O povo é quem para Altri”.
Crónica
Justicia En la sala de un juicio a una madre protectora
Esta es una crónica de un juicio a una mujer que pidió medidas por sospechar de abusos sexuales a su hija en el domicilio paterno sin que ninguna institución moviera un dedo y, un mes después, cogió un vuelo a su país para intentar protegerla.
Violencia machista
El Estado que revictimiza Violencia institucional: “Si lo hubiera sabido antes, no hubiera denunciado nunca”
Rocío ha sufrido violencia psicológica, física y sexual por parte de su expareja. Y también violencia institucional en todas las puertas de la red de recursos institucionales que ha ido atravesando.
Editorial
Editorial Justicia irracional
Por acción o por omisión, las instituciones violentan a las mujeres. Se llama violencia institucional.
Relato
Relato Rendirse
A mi pesar me tocaba compartir mesa con aquellos documentos y, como estaba de los primeros (no lo habría imaginado al llegar), ya no conseguía quedar por encima, con lo que me gusta.
Madrid
Movimiento republicano Miles de personas claman en Madrid contra la monarquía y por la República
En el 11 aniversario de la proclamación de Felipe VI, una marcha unitaria reclama que este reinado sea el último de España.
Rap
Rap Los Chikos del Maíz: “La música urbana está llena de fachas y votantes de Vox”
Tras un fin de gira accidentado, Toni y Nega dan una tregua indefinida a su proyecto con dos conciertos en Madrid. Horas antes de llenar la sala en la primera cita, visitan la redacción de El Salto.
Río Arriba
Río Arriba Luis González Reyes: “Vivimos en un mundo en la que la escasez es un elemento central”
Primera entrevista del programa Río Arriba en formato podcast y vídeo donde hablamos de las nuevas guerras neocoloniales por recursos en la era de Trump y Putin, de la escasez, del decrecimiento y el colapsismo.

Últimas

Ocupación israelí
Movilizaciones Un centenar de organizaciones de 26 países denuncian a la empresa vasca CAF y su tren del apartheid
Más de 50 localidades salen a la calle este fin de semana para señalar a la empresa que construyó el tranvía que conecta Jerusalén con territorio ocupados y exigir el fin del genocidio en Gaza.
La vida y ya
La vida y ya Un rato de cada lunes
Pero, lo más coincidente ha sido, expresado de distintas maneras, su agradecimiento hacia ese lugar. Su lugar elegido.
Ocupación israelí
Ocupación Israelí La policía egipcia impide con violencia la marcha internacional a Gaza
La marcha de 4.000 personas a Gaza es reprimida por la policía del régimen de Al-Sisi. La organización pide a las embajadas que reaccionen y protejan a sus ciudadanos.
Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.
Que no te lo cuenten
El Salto Radio De océanos y detenciones
VV.AA.
La acidificación del agua marina supera sus límites mientras Israel aborda la Flotilla por la Libertad.
Más noticias
Análisis
Análisis del CIS La calma antes de la tormenta: la dimisión de Santos Cerdán como punto de inflexión
El último barómetro del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS) ha muerto pocas horas después de nacer por la dimisión de Santos Cerdán, aunque sirve como foto fija de un escenario que favorece a la derecha.
Argentina
Extrema derecha La motosierra de Milei se ceba con los hospitales públicos y las personas con discapacidad
Los recortes del Gobierno afectan al Hospital Garrahan, un centro de alta complejidad, referente pediátrico nacional y latinoamericano, y también a los recursos de las personas con discapacidad, a los que el ejecutivo califica de “idiotas”.

Recomendadas

Pensamiento
Economista Clara Mattei: “El liberalismo y el fascismo están unidos en su protección del orden del capital”
El ambicioso ensayo 'El orden del capital' nos traslada al Reino Unido y la Italia de la I Guerra Mundial, que se contemplan como un momento bisagra: el auge de socializaciones y cooperativizaciones que tuvo lugar durante la contienda y la inmediata posguerra fue abortado a través de un 'shock' austericida destinado a restaurar la centralidad de los grandes capitales.
Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.