Extrema derecha
Abascal, aliado del Likud israelí y a su vez del presidenciable pinochetista, hijo de un oficial de Hitler
Santiago Abascal niega una y otra vez que él y su partido sean de ultraderecha. Defiende posiciones de ultraderecha día tras día, sus aliados internacionales son de ultraderecha, pero teme que un reconocimiento explícito de su ideología alerte a electores ingenuos y haga repensar ciertos apoyos.

Vox ha tenido siempre aliados muy peculiares en el exterior. Tiene aliados naturales, la ultraderecha europea, el Frente Nacional francés, Alternativa por Alemania, el Partido por la Libertad holandés, la Liga Norte italiana y otros, que se han apresurado a darle la enhorabuena por los resultados de las elecciones generales.
Cuenta también con apoyos de la ultraderecha latinoamericana —en estos días lo visitó en Madrid el favorito a las presidenciales chilenas, el pinochetista José Antonio Kast, hijo de un oficial del ejército hitleriano refugiado en los 50 en Chile— pero también tiene otros aliados aparentemente no tan naturales.
Vox financió el 80% de su campaña electoral de 2014 con dinero de la oposición iraníA inicios de 2019 varios medios de comunicación se hicieron eco de una noticia relacionada con Vox que provocó gran sorpresa. El partido ultraderechista había financiado el 80% de su campaña electoral en 2014 gracias a las importantes transferencias que le hicieron desde distintos países personas directamente relacionadas con una organización de la oposición iraní de turbio historial, el Consejo Nacional de Resistencia de Irán (CNRI), más conocido por su sigla en inglés, MeK.
El Mek, que cometió numerosos atentados con explosivos contra intereses iraníes en el pasado y estuvo aliado con Sadam Husein durante la guerra Iraq-Irán (1980-1988), fue calificado durante años como una organización terrorista tanto por la UE como por EE UU, pero su posterior colaboración con los servicios de Inteligencia occidentales hicieron que tanto Bruselas como Washington le quitaran esa etiqueta en 2009 y 2012 respectivamente. El Mek se llegó a convertir en la última década en un aliado importante de EEUU para sus planes injerencistas en Irán.
No es la única relación curiosa. Eli Hazan, director de Relaciones Internacionales del Likud, el derechista partido del primer ministro Benjamin Netanyahu, deseó en un tweet el 27 de abril pasado “un gran resultado electoral” a Vox: “En nombre de @likud_Party, quiero desearle a @vox_es y a su presidente @Santi_ABASCAL un gran resultado en las elecciones generales que se celebrarán mañana en España”.
Después de que un diario progresista como Haaretz recordara las características xenófobas, pro franquistas y contrarias a la legislación contra la violencia de género de Vox, varias personas criticaron al portavoz del Likud por sus felicitaciones. Y Hazan salió de nuevo en defensa de Vox: “Vox es un partido hermano del Likud en el Parlamento Europeo. Nos ayuda mucho... a todo aquel que apoya a Israel y a los judíos, yo le doy mi apoyo también”.
Las polémicas declaraciones de Kazan tuvieron lugar un mes después de que Vox se viera obligado a prescindir de su candidato a cabeza de lista al Congreso por Albacete, Fernando Paz, por sus declaraciones minimizando la importancia del Holocausto durante una entrevista en Intereconomía.
El Likud es un partido totalmente intolerante, racista, machista y represor, coaligado electoralmente con partidos ultraderechistas como Poder Judío y Hogar Judío, con estrechas relaciones con Trump, Bolsonaro y partidos ultraderechistas de Europa oriental. Estas relaciones del partido de Netanyahu provocaron el 2 de mayo pasado una clara advertencia por parte del presidente israelí, Reuvén Rivlin: “No todos los partidos de extrema derecha de Europa que creen en la necesidad de controlar la inmigración o mantener su carácter único son antisemitas o racistas; sin embargo, los poderes políticos que incorporan el antisemitismo y el racismo en su lenguaje, legado y espíritu, nunca pueden convertirse en nuestros aliados”.
Ya en ese momento Eli Hazan se había disculpado por su tweet de apoyo a Vox y Abascal. En un nuevo mensaje en español, en su cuenta de Twitter el director de Relaciones Internacionales del Likud dijo: “Me gustaría pedir disculpas a todos los que se hayan sentido ofendidos por mi último tweet. No fue correcto incluir a Likud en mi opinión personal. Pido disculpas por ello. Solo me queda desear suerte a todos los partidos españoles que apoyan a Israel”.
Abascal y Kast muestran una gran sintonía
Santiago Abascal recibe en Madrid a José Antonio Kast, favorito a las presidenciales chilenas, nostálgico de la dictadura e hijo de un oficial del ejército de Hitler refugiado en Chile en los 50.Se han encontrado estos días en Madrid para intercambiar ideas sobre América Latina, España y Europa, en el marco de una gira del dirigente chileno por Europa para recoger apoyos a su candidatura a las presidenciales de 2021 por el flamante Partido Republicano.
Este lunes Vox ponía en su cuenta de Twitter: “Esta mañana nuestro presidente @Santi_ABASCAL ha mantenido un encuentro con @joseantoniokast de @a_republicana en el que han intercambiado sus impresiones sobre la urgencia de frenar el marxismo cultural y la necesidad de defender valores conjuntos entre países hermanos”.
🇨🇱🤝🇪🇸 Esta mañana nuestro presidente @Santi_ABASCAL ha mantenido un encuentro con @joseantoniokast de @a_republicana en el que han intercambiado sus impresiones sobre la urgencia de frenar el marxismo cultural y la necesidad de defender valores conjuntos entre países hermanos. pic.twitter.com/oyZm6fbwNX
— VOX 🇪🇸 (@vox_es) 24 de junio de 2019
Los dos partidos ya mantuvieron un encuentro en marzo pasado en Santiago de Chile. Al igual que Abascal, Kast se muestra también incómodo cuando lo califican de ultraderechista. En su caso eso suena aún más patético.
Y es que no solo él sino toda su familia tiene una larga tradición ultraderechista.
Kast rechazó la propuesta de la coalición gubernamental chilena, Vamos Chile, para incorporarse a sus filas y decidió formar un nuevo partido a la derecha de la derecha, a pesar de que dos de los partidos de esa coalición liderada por el presidente Sebastián Piñera, la UDI y la RN, ya venían haciendo un drástico giro a la derecha desde hace tiempo.
Esto llevó a otro de los socios de Vamos Chile, Evópoli, de corte más liberal, a tomar distancia ante algunos posicionamientos gubernamentales. Evópoli rechazó estar presente, por ejemplo, en los encuentros de la UDI y RN con Eduardo Bolsonaro, hijo del presidente brasileño, en los que se escucharon elogios tanto a la dictadura chilena como a la brasileña.
A diferencia de Evópoli, para Kast tanto la UDI como RN representan la derecha “acomplejada”.
A la UDI del presidente Piñera y a la que perteneció Kast en el pasado, ahora la considera “light”. Kast, el candidato más rico que lidera las encuestas para las elecciones de 2021, intenta un apoyo cada vez más explícito de Bolsonaro, el líder latinoamericano de referencia para toda la ultraderecha de la región.
Kast: “Si Pinochet estuviera vivo votaría por mí”
Al igual que en el caso de Abascal, entre los principales puntos programáticos de Kast está la mano dura contra la inmigración y contra la delincuencia, el rechazo a leyes contra la violencia de género y reivindicaciones como el derecho al aborto o el matrimonio igualitario, y una política económica ultraliberal. “Si Pinochet estuviera vivo votaría por mí”, ha dicho en más de una ocasión Kast, quien reivindica el sangriento golpe de Estado de 1973 contra Salvador Allende y la posterior dictadura militar de Augusto Pinochet y su modelo económico.
Encarna con orgullo a la “derecha sin complejos”, como Abascal.
La historia familiar del candidato presidencial chileno, de la que se muestra tan orgulloso, tiene un hilo ideológico conductor que se remonta a su padre, Michael Martin Kast Schindele, un jovencísimo oficial del ejército de Hitler, combatiente en el frente ruso, que logró huir de Alemania con documentación falsa tras la derrota en la II Guerra Mundial presumiblemente a través de la red clandestina ODESSA, para refugiarse como tantos otros oficiales en Chile junto a su esposa, Olga Rist Hagspiel, y Miguel Kast, el primero de los diez hijos que tuvo la pareja.
Miguel Kast, un Chicago Boy formado en EEUU, volvió a Chile dos meses después del golpe militar que derrocó al presidente socialista Salvador Allende para integrarse en la Oficina Nacional de Planificación del régimen de Pinochet. En 1980 fue nombrado ministro de Trabajo de la dictadura militar y en 1982 elegido como presidente del Banco Central.
Ha sido acusado muchas veces —entre ellos por el periodista Javier Rebolledo, autor de A la sombra de los cuervos, los cómplices civiles de la dictadura— de ser el cerebro de la trama financiera de la DINA, la temida policía política de pinochet.
La sombra de la 'Matanza de Paine'
Otro de los hermanos del amigo de Abascal, Christian Kast, tuvo que testimoniar más de una vez ante la Justicia, en 2002 y 2003, por uno de los mayores crímenes del régimen pinochetista, la Matanza de Paine.Esta tuvo lugar el mismo día del golpe del 11 de septiembre de 1973 y días siguientes, en la comuna de Paine, a 60 kilómetros de la capital chilena, donde los Kast montaron una explotación agrícola, que con los años se convertiría en un gran imperio alimenticio, y su primer restaurante, el Baviera, en homenaje a la región donde nació el patriarca de la familia.
Las víctimas de la matanza de Paine fueron 70 trabajadores agrícolas y campesinos de asentamientos de la reforma agraria impulsada por el Gobierno de Allende, varios de ellos conocidos por su militancia en el Movimiento de Izquierda Revolucionaria y otras fuerzas de izquierda.
Los carabineros los capturaron en sus viviendas, los trasladaron hasta la subcomisaría de Paine y tras someterlos a interrogatorios y torturas fueron llevados en camiones hasta zonas agrestes cercanas donde fueron ejecutados.
Varios de los carabineros protagonistas de esos hechos participaron en los fusilamientos participaron de una reconstrucción y reconocieron su responsabilidad en presencia de la jueza María Stella Elgarrista.
La magistrada interrogó también a Christian Kast en carácter de inculpado ante las acusaciones de que él personalmente y la empresa familiar colaboraron esos días con los carabineros.
Christian Kast reconoció en sus declaraciones haber llevado a la subcomisaría de Paine alimentos para los carabineros y grupos de civiles que colaboraban con estos, varias veces durante esos días y haber participado incluso en asados con ellos.
También reconoció haber facilitado a los carabineros camiones de la empresa familiar para el traslado de los detenidos, aunque aseguró siempre desconocer el uso que se daba a esos vehículos y la suerte corrida por los prisioneros.
La esposa de uno de los trabajadores de Bavaria secuestrados, Pedro Vargas, un hombre que había tenido conflictos con sus patrones, acudió a ver al patriarca de la familia, a Michael Kast, el ex oficial de Hitler, rogándole su mediación ante las autoridades. Según su testimonio ante el juez Michael Kast le contestó: “ ¡Cómo se ve Sylvia que usted no sabe lo que es una guerra!”.
El patriarca y fundador del imperio familiar Bavaria murió en 2014. Aún mantenía su estatus de inculpado por los crímenes de Paine.
Siguiendo la huella de su padre, el menor de sus hijos, José Antonio Kast, el amigo de Abascal y favorito a las presidenciales chilenas que esta semana visitaba Madrid, no ha tenido reparos para interceder por militares del régimen de Pinochet condenados por violaciones a los derechos humanos, y es objeto de escraches en la vía pública por parte de las asociaciones de sobrevivientes y familiares de víctimas de la dictadura.
Con semejante historial personal y familiar, este nostálgico de la dictadura pinochetista que pretende ser pronto el Bolsonaro chileno, se indigna cuando lo califican de ultraderechista, al igual que hace su amigo Abascal.
A pesar de la proliferación de medios independientes y redes sociales la batalla sigue siendo totalmente desigual. Este blog intentará con sus análisis, principalmente centrados en temas de geopolítica, estrategia internacional y derechos humanos, aportar en esa lucha desde esta trinchera de El Salto.
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