Opinión
Qué es ser un hombre
Miembro de la Asociación de Hombres Por la Igualdad de Género (AHIGE) de Andalucía.
Mas allá de las apariencias físicas y de determinadas funciones fisiológicas que nos distinguen a hombres y mujeres, creo que es el momento de que los hombres dejemos de autoengañarnos y comencemos a preguntarnos de una vez por todas, qué es eso de ser hombre y si, en realidad, esas diferencias nos hacen tan distintos como para justificar tanta desigualdad.
Pues si todo lo reducimos a tener menos pecho, un pene, no poder gestar, algo más de vello y fuerza física, es que, o somos muy simples, o algo falla en la forma que tenemos de entender la existencia. Sin embargo, me da la impresión de que ese es el argumento al que nos agarramos cuando el discurso se pone difícil.
Porque si lo pensamos bien, esas cuestiones no nos determinan, y lo emocional, lo racional, lo afectivo, y nuestro yo más íntimo no se rigen por esos parámetros.
Qué significa entonces ser hombre. Alguien fuerte, viril, agresivo, seguro, posesivo, poco acostumbrado a exteriorizar los sentimientos y que, por un inventado derecho natural, se cree superior.
Si queremos ser honrados y felices, tenemos que alejarnos de ese modelo tóxico y peligroso que seguimos creando, aprender del feminismo y las mujeres
Arquetipo
Sin embargo, hace tiempo que está demostrado que este arquetipo de hombre es falso y que solo responde al objetivo de diferenciar para mantener la desigualdad y el poder, y eso es lo que la mayoría de los hombres no queremos ver, y optamos por seguir creyendo la mentira, en el convencimiento de que nada podemos hacer para cambiarla.
Lo he confesado en muchas ocasiones y lo repetiré muchas más, no soy fuerte, ni viril, arrogante o macho alfa, tengo muchos miedos, más inseguridades, grandes dudas, me siento un hombre afectivo, sensible, blandengue y llorón. Es decir, no reúno ninguno de los requisitos necesarios para ser hombre, y lo soy.
O es que solo son hombres esos que para existir necesitan ir refregándonos su testosterona y asquerosa masculinidad, o aquellos otros, la gran mayoría, los que no hacemos nada, pero que con nuestra activa pasividad mantenemos este mundo donde lo masculino es lo universal, y todo se interpreta y ejecuta bajo su mirada.
Por eso los hombres, si queremos ser honrados y felices, tenemos que alejarnos de ese modelo tóxico y peligroso que seguimos creando, aprender del feminismo y las mujeres, y comenzar a demostrarnos y demostrar, que ser hombre no es lo que hasta ahora hemos materializado, y que son factibles otros tipos de hombre más conforme con nuestra auténtica naturaleza como seres humanos, y no con tantos clichés inventados e interesados.
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