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Uranio
A vueltas con la minería de uranio en Salamanca

El apagón eléctrico sucedido en España el pasado 28 de abril ha tenido efectos indeseados para todos los que nos oponemos a la energía nuclear. El lobby pronuclear ha redoblado sus esfuerzos para que en España se apueste por este tipo de energía, a pesar de los desastres nucleares provocados por su utilización en sitios como Chernobyl o Fukusima, lo que nos demuestra lo frágil que es la memoria en el ser humano.
La que pretende también sacar tajada del revuelo provocado por el apagón es la empresa Berkeley Minera. Si estamos atentos a las noticias relacionadas con el tema de la minería de uranio, nos damos cuenta del aluvión de notas de prensa que ha enviado Berkeley relacionadas con la mina de Retortillo, en las que se insiste en su apertura o en el coste que va a tener para el Estado español la negativa a la construcción de la planta de concentrados de uranio de Retortillo. El órgano internacional que tiene que dilucidar sobre la indemnización que pide Berkeley por el lucro cesante por la negativa a la construcción de la planta debiera tomar nota de estas maniobras de la minera, que lo único que hace es presionar con estos movimientos propagandísticos.
Ahora mismo es imposible que en Retortillo pueda haber una mina de uranio, con planta de concentrados de ese mineral. Entre otras consideraciones porque la decisión de negar la construcción de la planta se debe al informe negativo del Consejo de Seguridad Nuclear, basado en aspectos técnicos del proyecto radiactivo de Berkeley. No fue una decisión política de un gobierno con una determinada ideología, sino de que el órgano que vela en España por la seguridad nuclear determinó que la construcción de la planta conllevaría efectos indeseados para la población y territorio donde se iba a asentar.
Ahora mismo es imposible que en Retortillo pueda haber una mina de uranio, con planta de concentrados de ese mineral. Entre otras consideraciones porque la decisión de negar la construcción de la planta se debe al informe negativo del Consejo de Seguridad Nuclear, basado en aspectos técnicos del proyecto radiactivo de Berkeley.
Lo que sí fue una decisión política es impedir la minería de uranio en España, tras la aprobación de la ley de cambio climático y transición energética en mayo de 2021. Conforme establece el artículo 10 de esta norma:
1. A partir de la entrada en vigor de esta ley no se admitirán nuevas solicitudes para el otorgamiento de permisos de exploración, permisos de investigación o concesiones directas de explotación, ni sus prórrogas, regulados al amparo de la Ley 22/1973, de 21 de julio, de minas, de minerales radiactivos, tal y como se definen en la Ley 25/1964, de 29 de abril, sobre energía nuclear, cuando tales recursos sean extraídos por sus propiedades radiactivas, fisionables o fértiles.
2. A partir de la entrada en vigor de esta ley no se admitirán nuevas solicitudes de autorización de instalaciones radiactivas del ciclo del combustible nuclear para el procesamiento de dichos minerales radiactivos, entendiendo como tales instalaciones las así definidas en el Reglamento sobre instalaciones nucleares y radiactivas.
Por lo tanto, y a expensas de lo que diga la Audiencia Nacional que tiene que decidir sobre el recurso contencioso interpuesto por Berkeley a la denegación de construcción de la planta, Berkeley tiene cerradas las puertas actuales y futuras del negocio radioactivo en nuestro país, a no ser que cambie la composición del parlamento español.
Por lo tanto, y a expensas de lo que diga la Audiencia Nacional que tiene que decidir sobre el recurso contencioso interpuesto por Berkeley a la denegación de construcción de la planta, Berkeley tiene cerradas las puertas actuales y futuras del negocio radioactivo en nuestro país
Si en el futuro Berkeley contará con un Congreso de diputados favorable a sus intereses se encontraría con otro obstáculo insalvable: la sentencia firme del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León, que estimó el recurso presentado por la Plataforma Stop Uranio, considerando que los terrenos sobre los que se iba a asentar la mina de uranio de Retortillo, con planta de beneficio de mineral y depósito de residuos radiactivos, son de protección directa ecológica y paisajista, y por lo tanto, no puede autorizarse un uso extractivo e industrial como el que pretende la multinacional australiana.
Berkeley seguirá maniobrando para continuar su negocio de especulación bursátil, que es a lo único que se dedica, contando para ello con la inestimable ayuda de buena parte de la prensa amarilla de este país, pero no va a conseguir sacar un gramo de uranio de Salamanca. Esa es una realidad a la que debería prestar atención cualquier persona interesada en el negocio bursátil de la minera.