Centrales nucleares
Un objetivo tentador

Las líneas de abastecimiento de las centrales nucleares turcas podrían colapsar ante el ataque de drones y misiles.
Erdogan 1
El presidente de Turquía, Recep Tayyip Erdogan. Foto: R4BIA.com
Centro de Educación Política de No Proliferación
5 abr 2021 02:13

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International

Aunque la prensa no se haya hecho eco, en febrero de este año hubo una explosion en la zona de construcción de una central nuclear turca. Ha preocupado en Turquía, pero nos debería preocupar a todos. Queda claro: las centrales en zonas inestables son unos objetivos demasiado tentadores. 

La explosión hirió a al menos dos personas, causando importantes daños en las inmediaciones. La empresa responsable por la construcción, la turco-rusa Akkuyu Nuclear Inc., asegura que la explosion se debió a un subcontratista realizando una “perforación y explosión planeada”. Hasta ahora, Ankara no se ha pronunciado. 

Varios políticos locales y partidos de la oposición no se han mostrado tan tolerantes. Un representante del Partido Republicano Popular declaró que los residentes de la zona están perdiendo horas de sueño, “pensando en el riesgo de más explosiones en el futuro, cuando la central nuclear comience a funcionar”. Mientras tanto, el gobernador local ha ordenado a la policía que investigue el incidente. 

Fuera la explosion planeada o no, los líderes del Partido Republicano Popular, numerosas organizaciones ciudadanas y los políticos locales de Akkuyu han expresado su preocupación ante posibles accidentes nucleares. La central de Akkuyu se halla encima de una falla tectónica. Pero además de accidentes naturales, debería preocupar otra seria amenaza: los ataques terroristas. Pero el gobierno sigue ignorando las quejas contra la central. 

Muy cerca, el pasado julio, el portavoz del ministro de defensa de Azerbaiyán amenazó públicamente con lanzar misiles contra la central nuclear de Metsamor en Armenia. Al poco de esta amenaza, Vladimir Putin llamó a Recep Erdogan para que frenase al ejército de Azerbaiyán. Los iraníes y sus aliados también han considerado el ataque de centrales. Hezbollah, que posee cohetes iraníes, ha amenazado con atacar la central de Dimona, en Israel. 

Aunque la prensa no se haya hecho eco, en febrero de este año hubo una explosion en la zona de construcción de una central nuclear turca. Ha preocupado en Turquía, pero nos debería preocupar a todos. Queda claro: las centrales en zonas inestables son unos objetivos demasiado tentadores. 

Otro grupo aliado con Irán, al-Houthi en Yemen, declaró haber lanzado un misil contra la central de Barakah, en los Emiratos Árabes Unidos, sin éxito. Aseguran que lo volverán a intentar. 

Finalmente, si Irán decidiese proveer con misiles así a varias milicias, como las Fuerzas de Defensa Nacional sirias, que apoyan a Assad (enemigo de Turquía), es probable que Akkuyu reciba amenazas muy parecidas. 

En el pasado, el PKK ha atacado tanto a soldados como bases militares turcas, con drones. En un ataque, el PKK destruyó un vertedero de municiones, matando a siete soldados turcos e hiriendo a docenas. Varios analistas de seguridad estiman  que los nuevos drones del PKK pueden viajar 90 kilómetros a suficiente velocidad como para evitar la tecnología militar turca. A día de hoy, están desarrollando una nueva tecnología. Estos drones deben ser considerados como una amenaza para las centrales nucleares turcas. 

Ya lo son en los Estados Unidos. La Administración de Aviación Federal está estudiando el potencial de los drones para atacar centrales nucleares. El motivo: entre 2015 y 2019, un mínimo de 57 drones volaron ilegalmente sobre las centrales nucleares estadounidenses, incluyendo enjambres que sobrevolaron centrales en Arizona y Pensilvania.

Los turcos no deberían prestar oídos sordos. Los misiles y drones podrían destruir las líneas de suministro de los reactores, sus generadores de emergencia, salas de control, edificios de contención y de combustible gastado. El efecto de estos ataques oscila (en el caso de los intentos fallidos por poco) entre la creación de pánico generalizado, y el subsiguiente cierre de centrales a lo largo y ancho del país, a incendios que liberan una gran cantidad de radiación, como en Chernobil. O peor. 

Todo esto sugiere que Akkuyu es un objetivo bastante tentador. En Turquía, los grupos críticos con este proyecto, como el Partido Republicano Popular, mantienen que resultaría más barato y seguro cerrar el reactor e invertir en energías renovables. En este caso, las opciones no nucleares tienen mucho sentido

Traducción de Raúl Sánchez Saura. 

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