Armas nucleares
El sr Lee marcha a Washington

Artículo publicado originalmente en Beyond Nuclear International.
Viene de la primera parte.
En la actualidad, mientras Lee marcha resueltamente de Manhattan a DC, se ha encontrado con otras personas igualmente inspiradas, a menudo procedentes de Japón. Yoko Akashi, que marchó con él en Nueva Jersey, escribió que «aunque sólo somos dos caminando por autopistas y calles comerciales, la gente saludaba, tocaba el claxon de los coches y quería saber más porque están preocupados».
Todo ello con un optimismo sin límites. El propósito de la marcha actual no es sólo comprometerse con las poblaciones a lo largo de la ruta, sino intentar, una vez que llegue a su destino en la capital de la nación, convencer a los miembros del Congreso e incluso a la Casa Blanca, de que es necesario poner fin a los vertidos de agua en Fukushima.
«Marchando, podemos conseguir el apoyo de los ciudadanos, hacer que los ciudadanos se unan a la marcha y, a medida que la procesión se alarga, los ciudadanos pueden presionar a los políticos», asegura Lee.
«Marchando, podemos conseguir el apoyo de los ciudadanos, hacer que los ciudadanos se unan a la marcha y, a medida que la procesión se alarga, los ciudadanos pueden presionar a los políticos», asegura Lee.
Hemos publicado numerosos artículos en nuestro sitio de noticias (Beyond Nuclear International) argumentando contra el vertido de al menos 1,3 millones de toneladas de agua radiactiva de Fukushima al Pacífico, un procedimiento que se prolongará durante años, incluso décadas.
Uno de los más recientes, de Tilman Ruff, resume muchos de los argumentos. Otro anterior, de GENSUIKIN, también expone los riesgos concretos.
En febrero me reuní con Lee y un grupo de activistas coreanos en el Capitolio, durante una rueda de prensa dirigida por el congresista Brad Sherman (CA-32), miembro destacado del Comité de Asuntos Exteriores de la Cámara de Representantes, para instar a la aprobación de su legislación bipartidista, la Ley de Paz en la Península Coreana.
La ley exige un compromiso diplomático rápido y sustancial para lograr el fin formal de la guerra de Corea, la más larga de Estados Unidos.
Durante el acto, Lee expresó sus esperanzas de que se produjera un cambio político en relación con el vertido (me temo que no compartí su optimismo). En una declaración previa al inicio de su marcha de Nueva York a Washington, Lee opinó que detener el vertido estaba en manos del presidente estadounidense. «Es la única persona ante la que el primer ministro japonés inclina la cabeza», escribió Lee. «Si el presidente estadounidense le pide al primer ministro japonés que pare, el vertido puede detenerse».
En una declaración previa al inicio de su marcha de Nueva York a Washington, Lee opinó que detener el vertido estaba en manos del presidente estadounidense. «Es la única persona ante la que el primer ministro japonés inclina la cabeza», escribió Lee. «Si el presidente estadounidense le pide al primer ministro japonés que pare, el vertido puede detenerse».
Para Lee, el meollo de la cuestión es la destrucción devastadora y continuada de los ecosistemas de los que todos -humanos y animales- dependemos. El vertido de agua radiactiva de Fukushima es sólo uno de los ejemplos más recientes.
«La humanidad tiene la responsabilidad de respetar la supervivencia de todos los seres vivos del ecosistema, así como la de sus propias generaciones futuras», decía una declaración publicada antes del lanzamiento de la última marcha. Y sin embargo, «el gobierno japonés está vertiendo intencionadamente al mar contaminantes nucleares potencialmente mortales».
Tanto el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) como las Naciones Unidas son también objeto de duras y merecidas críticas. En la caricatura, se hace referencia al OIEA como «el descarado facilitador de Japón». La ONU, dice la declaración, está «ignorando el espíritu de la Carta Mundial de la Naturaleza (1982), redactada por ellos mismos, y la Carta de la Tierra (2000), hecha por acuerdo en la Conferencia Medioambiental de Río, y están simplemente asistiendo a la destrucción de nuestro ecosistema». En un tono pesimista poco habitual, añade: «Todo esto demuestra que nuestra comunidad internacional está completamente rota. A este paso, no hay esperanza para la humanidad».
En un tono pesimista poco habitual, añade: «Todo esto demuestra que nuestra comunidad internacional está completamente rota. A este paso, no hay esperanza para la humanidad».
En conclusión, la declaración de la marcha ofrece lo siguiente:
El gobierno japonés, que ha puesto intencionadamente en grave peligro a la humanidad y al ecosistema de la Tierra, debe dejar inmediatamente de verter agua contaminada nuclearmente y pedir disculpas a todos los seres vivos de la Tierra.
El gobierno de Estados Unidos y el OIEA, que apoyan el vertido de agua contaminada nuclear en el océano por parte de Japón, deben retirar inmediatamente su apoyo y buscar medidas seguras para todos los seres vivos de la Tierra.
La ONU y la Comunidad Internacional deben reconocer y reflexionar sobre el incumplimiento de su deber de impedir que Japón vierta al océano agua contaminada con material nuclear.
Ciudadanos globales, tengamos presente que si hacemos la vista gorda ante estos errores, estamos cometiendo un crimen a nuestros descendientes, y castiguemos activamente a cualquier país o potencia que cometa intencionadamente tales crímenes.
Ciudadanos del mundo, seamos conscientes de nuestra responsabilidad de proteger la dignidad de todas las formas de vida en la aldea global, y establezcamos las pautas correctas.
Traducción de Raúl Sánchez Saura.
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