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Crisis económica
El dilema entre economía y salud pública (II): parar la economía y usar el sentido común
El dilema entre economía y salud pública sucede por vivir en un sistema capitalista y las soluciones capitalistas no pueden evitar el daño y la tragedia, porque seguirán presas de la acumulación de capital, la creación de valor y la oposición de los muy ricos a ofrecer sus riquezas al resto de la sociedad.
En el primer artículo de esta serie vimos que el valor se crea con la actividad humana, con el trabajo. Cuando una persona aplica trabajo a materias, estas se convierten en mercancías que se venden a un mayor precio que el que ha costado el salario de los y las trabajadoras implicadas. Buena parte de ese valor creado por el trabajador es apropiado por parte del empresario (plusvalía) en forma de riqueza/dinero (no se profundizará en este tema). Así, el empresario obtiene beneficios (ingresos menos gastos) que utilizará para consumir, para el ahorro o bien para la inversión en más capital, que usará para generar más valor.
Se crea valor para consumir y generar más valor, y esa es la rueda que no puede parar. Si no se genera valor, los y las trabajadoras no obtienen ingresos en forma de salario, los empresarios no obtienen beneficios, se para la inversión, se para el consumo y ello trae miseria, paro y sufrimiento humano en general. Actualmente, somos esclavos de la creación del valor y reproducción del capital. Por ello, cuando viene una crisis económica, una pandemia, una guerra o cualquier otro motivo que paralice la producción, y así, la creación de valor y reproducción del capital, los niveles de sufrimiento aumentan. Especialmente el sufrimiento de los y las asalariadas, de las personas jubiladas, de las personas paradas o las personas dependientes. Los colectivos menos poderosos sufren primero y más intensamente las consecuencias negativas.
Crisis económica
Quién crea la riqueza y quién la disfruta
Es importante conocer algunos conceptos para comprender mejor la situación actual. En estos artículos expondré algunas ideas que pueden ser interesantes para interpretar el problema de mantener las actividades económicas a costa de la salud y el aumento de contagios.
Así pues, llegamos al dilema entre economía y salud pública. Si paramos la actividad económica, la pobreza y el dolor humanos aumentarán por motivos económicos. Si no paramos la actividad económica, el dolor humano aumentará por motivos de salud. Parece irresoluble si lo planteamos así, que es el planteamiento del Gobierno y de cualquier gobierno en el sistema capitalista. En esta tesitura, muchas trabajadoras prefieren ir a trabajar y exponerse al virus, ya que el contagio es posible que no ocurra, o que ocurra sin graves consecuencias. Sin embargo, no trabajar significa paro asegurado. En cualquier caso, lo que quieran las trabajadoras no importa prácticamente nada. Son los empresarios y los políticos los que están decidiendo qué hacer en esta situación. Cuando el gobierno toma decisiones sin los empresarios, estos se quejan a través de sus patronales.
¿Hay salida, entonces? Se necesitan muchos recursos para parar la economía y cubrir los gastos que eviten el inmenso sufrimiento humano que tal paro supone. Los recursos, la riqueza, existe y está en manos privadas aunque la hayamos creado entre todos y todas. Una primera salida al dilema es recuperar esa riqueza, ese dinero y esos recursos, y usarlos para devolvérselo a los y las trabajadoras y paradas en forma de ERTE, subvenciones, prestaciones u otras ayudas directas a las personas necesitadas. Simplemente estarían obteniendo lo que es suyo y de lo que un día se apropió un empresario.
No podemos seguir dependiendo de un mercado capitalista únicamente movido por la obtención de beneficios sin importar qué, cómo y a costa de quién
No obstante, el debate sobre el motor de la economía es más profundo y debe ser puesto encima de la mesa para el presente y el futuro. No podemos seguir dependiendo de un mercado capitalista únicamente movido por la obtención de beneficios sin importar qué, cómo y a costa de quién. Por mero sentido común, hace falta planificar la economía. Igual que planificamos la sanidad pública o la educación pública para que sean universales y eficaces, debemos planificar la producción. No tiene ningún sentido que estemos produciendo constantemente cosas que no necesitamos o que directamente nos dañan a nosotros o al medio ambiente.
La pandemia ha puesto de relieve esta antigua necesidad: el momento en que sólo pudieron salir a trabajar los y las que trabajan en servicios esenciales para el mantenimiento de la vida, la mayoría se quedó en casa. Los que no pudieron acudir a trabajar, sintieron angustia por no poder generar el valor que se les pide y que, dicho sea de paso, se había decidido que no era necesario para la sociedad. La mayoría de titulados universitarios ocupan puestos de menor nivel formativo que para el que se han preparado. Otros se van a otros estados donde sí pueden trabajar. Estamos perdiendo mano de obra cualificada cuya aplicación mejoraría nuestras vidas y nuestra sociedad (sanitarios, docentes, científicos sociales y naturales, ingenieros, etc.), sólo porque no hay empresarios que crean que esa cualificación pueda crearles beneficios económicos.
La paralización de la economía no debería suponer un problema en una sociedad que ha producido y puede producir lo suficiente para que nadie sufra
La paralización de la economía no debería suponer un problema en una sociedad que ha producido y puede producir lo suficiente para que nadie sufra. Y buena parte de ese sufrimiento viene porque necesitamos dinero para comprar una vida digna, no sólo los lujos o elementos complementarios. Quizás el dilema entre economía y salud pública se resuelva parcialmente con medidas como el acceso a un hogar por el mero hecho de ser persona, la planificación agrícola para alimentar a la población sin depender de otras economías lejanas, la creación de rentas universales que no hagan depender la dignidad de la vida de un empleo que nunca llega, el refuerzo de los sistemas educativos y sanitarios para que no se colapsen y no pongan en riesgo la salud del colectivo. En fin, la desmercantilización de las necesidades básicas y la creación de servicios públicos, con una planificación que oriente nuestra economía al sentido común, como “estar lo mejor posible en este mundo”, y así como a la sostenibilidad ambiental. No puede ser que si hay casas, si hay cosechas, si hay abrigos, si hay transportes y telecomunicaciones, gran parte de la sociedad tengamos ansiedad y angustia por no poder trabajar en mitad una pandemia, todo para poder comprarlos. Si hay riqueza de sobra, ¿por qué alguien tiene que sufrir tanto por no poder ir a vender camisetas una semana? ¿o por no poder ir a la oficina a atender el papeleo o la gestión del capital de un empresario? A esta desorganización absurda de la sociedad sólo se le encuentra sentido desde la estrecha perspectiva de la creación de valor y la lógica capitalista.
Por tanto, hay que racionalizar la economía, planificarla, limitar la producción de aquellos productos negativos o nocivos para el medio y para los humanos, garantizar la producción de servicios y bienes que mejoran la vida de las personas aunque no sean rentables para el mercado, permitirnos paralizar la economía por motivos de salud sin que ello implique tantísimo sufrimiento humano. El dilema entre economía y salud pública sucede por vivir en un sistema capitalista y las soluciones capitalistas no pueden evitar el daño y la tragedia, porque seguirán presas de la acumulación de capital, la creación de valor y la oposición de los muy ricos a ofrecer sus riquezas al resto de la sociedad.
En el siguiente y último artículo de la serie, atenderemos a los argumentos para orientar la gestión de esta crisis de una forma u otra.
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Se le olvidó al idealista proponer algún modelo de referencia. Y con la Unión Europea que hacemos?. Y quienes van a decidir lo que es necesario y lo que no?. En fin "hay que", pero el cómo ya lo conocemos y es un auténtico desastre.
Solo con leer el título y las primeras frases he tenido suficiente. No existe relación dicotómica entre salud y economía, la plusvalía es un término metafísico al no poder cuantificarse y el trabajador podrá tener capital cuando los bondadosos redistribuidores dejen de robarnos el 70 por ciento en impuestos directos e indirectos. Os habéis quedado más atrasados que Marx, él al menos conoció a Menger y se dio cuenta de su error.
En el artículo se destaca reiteradamente la necesidad de la planificación de la economía, ahora bien, ni se específica cómo implementar esa planificación. Si la tesis del artículo es la planificación centralizada, mal asunto. Retrocedemos a sistemas corruptos y autárquicos. Planificación si, pero desde la organización y fraternidad de las trabajadoras.
Así es, la planificación es indispensable para garantizar una economía al servicio del bien común, redistribución y estado social. Pero dicha planificación no debe estar centralizada por un partido o entidad burocrática, sino por los órganos de autogestión populares, véase asambleas o comunas
Hay muchos dilemas, entre ellos uno sencillo. ¿Es la ambición capitalista la que mueve el mundo?. En otras palabras ¿Se habría encontrado una vacuna tan rápido sin la ambición de las farmacéuticas capitalistas?.
¿Existe financiación altruista para mejorar la vida de la comunidad?
Yo he preguntado a muchos colegas trabajadores ¿Si tuvieras un millón de euros los invertirias para crear puestos de trabajo o vivirías sin trabajar el resto de tu vida?. Responded sinceramente.
Creo que no es necesaria la financiación altruista, más bien la gestión correcta y justa de los recursos públicos, que son muchos. Sólo que visto lo visto nuestros gestores públicos prefieren llenar sus bolsillos y los de sus amiguitos, en lugar de preocuparse por el ciudadano de a pie, con el que tanto se llenan la boca. Y el que tenga un millón que lo disfrute!!
O sea que tú tampoco pondrias el millón y por ende intentarias escamotear impuestos.
O sea que tú con un millón de euros no te harías empresario arriesgando. Lo disfrutarías. No, si criticar es fácil. Comprometerse es lo jodido.
Lo que estás expresando no sólo es una absurda y manipulada versión de este genial texto, sino también una farsa completa. Las farmacéuticas privadas no han sido ningún aliado en la lucha frente al covid, más bien un lastre, pues al ser un negocio privado capitalista, solo les interesa la acumulación y obtención de más y más capital, y ello explica que tanto en el caso del Coronavirus como cualquier enfermedad de los últimos años, no saquen vacuna para todas ellas hasta que afecte seriamente la vida de millones de personas, porque les interesa el negocio y no la prevención, tardando muchos más meses y años y provocando la extensión de pandemias como la que vivimos hoy. Si existiese un sistema farmacéutico público, al igual que la sanidad, este investigaría y sacaría vacunas progresivamente, lo que daría a una protección mucho más rápida que la actual.
No pretendo manipular nada. Solo digo que hoy en día. Hoy (repito), es la ambición capitalista la que da soluciones. El resto son utopías hacia donde pretendemos caminar.
Jenner no desarrolló las vacunas para hacer una fortuna (chocó con la hostilidad abierta del Royal College que le negó el pan y la sal al ver peligrar su negocio con la variolización, y al final tuvo que pedir el título de médico por correo al Colegio Escocés), Viktor Zhdanov lanzó la campaña de erradicación de la viruela en la URSS, que sería finalmente aceptada por la OMS y acabaría con esa enfermedad a nivel mundial, ni Salk ni Sabin patentaron sus vacunas contra la polio y "perdieron" una millonada por ello, y hablando del "hoy", la vacuna rusa contra el Covid está desarrollada por una empresa nacionalizada en 1919 y con capital del Fondo de Inversión Directa, la cubana por el estado, lo mismo las dos vacunas chinas de Sinopharm, la CanSino Biologics se ha desarrollado cooperando con el Instituto Científico Militar, etc. Análogamente, la carrera espacial aún en curso fue impulsada por el sector público tanto en la URSS como en China o en EEUU; Musk ha llegado con todo ya hecho y la infraestructura montada, mientras chinos y rusos siguen tirando del impulso estatal, y bastante bien, por cierto. Y ya que citamos a los chinos, con planes quinquenales, economía planificada, banca pública, propiedad estatal del suelo y hasta un 70% del PIB directa o indirectamente controlado por el estado (bien mediante empresas enteramente públicas o mediante empresas de capital mixto en las que el estado es accionista mayoritario) han salido del bache bastante mejor que los que confian en Tony Stark y la Mano Invisible. Y aunque tampoco ese modelo es santo de mi devoción, lo que está claro es que afirmar que "es la ambición capitalista la que da soluciones" no es reallista y en algunos casos, como bien saben en Irak, Congo, Libia, etc, es más bien todo lo contrario.
Y la prueba es esta pandemia. Tenemos miles de enfermedades raras por las que mueren y sufren pocas personas. Años y años sin solución y esto en unos meses la vacuna. ¿Por qué?
¿El sisttema público lo solucionaria?
O se aplicarían criterios optimizadores de recursos con frases como "es que con el dinero dedicado a esos pocos salvamos a muchos del virus".
¿Cuál seria la ética de lo público?
¿Y cuál es la ética del capitalismo? En este caso concreto han sacado la vacuna en un tiempo récord pero únicamente para ganar dinero. Porque esa es su ética: todo está subordinado a la rentabilidad económica. Su medida del bien y el mal es rentable o no rentable.
Si tener a una persona trabajando de sol a sol por una miseria es rentable pues a trabajar de sol a sol. Si talar el Amazonas es rentable pues se deja el Amazonas como un solar. Si una situación de guerra y terror en Congo es rentable pues que se maten los congoleños.
Esa es la ética capitalista y es esa mentalidad la que está acabando con el planeta. Lo podemos ver todos los días.
Creo que no me expreso bien. Básicamente estamos de acuerdo. El capitalismo carece de ética. Pero es lo que hoy día da soluciones y sus reglas son conocidas por todos y claras. Eso hace fácil su extensión y crea el ideal para los pobres de que con el capitalismo pueden conseguir éxito si se esfuerzan. Por contra no hay una ética humanista clara. ¿Es el bien común más importante que el individual? ¿Como individuo le importo una mierda el estado?¿Dará trabajo de calidad un sistema público o nos meterá en gulags para trabajar en "lo importante"?. ¿Rusia, Corea del Norte, China o Cuba son el modelo?. Y la gran pregunta ¿Por qué la gente emigra de los países comunistas para dirigirse a los capitalistas?. Buscamos excusas para justificarlo, pero nunca buscamos soluciones.
Por otra parte, no te apures, el mundo nunca lo destruiremos. Nos destruiremos nosotros, pero solo seremos un intento fallido más del universo. El mundo tiene millones de años para olvidarnos. (Que profundo me ha salido).
La verdad es que es algo demasiado complejo como para hablarlo así. Pero estoy de acuerdo contigo en que el comunismo tampoco es humanista. A mi modo de ver para el comunismo el ser humano no es un fin en sí mismo porque utiliza a las personas para engrandecerse a si mismo, además decide por tu cuáles son tus necesidades y tus capacidades. Mi crítica al capitalismo no pretendía ser una alabanza del comunismo, espero que no se haya entendido así.
En cuanto a lo del planeta: si, nos extinguiremos nosotros antes pero nos llevaremos mucha vida por delante. Y eso sí no le da a algún loco de los que gobiernan el mundo por pulsar el botón rojo y mandarlo todo a paseo.