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Corrupción
Itziar González: “He recibido amenazas de muerte tras destapar corrupción”
El 8 de julio se celebró una Cumbre Anticorrupción en el Parlament de Catalunya liderada por el Observatorio Ciudadano Contra la Corrupción (O3C). Entrevistamos a su presidenta, Itziar González Virós, emblemática alertadora de algunos entramados corruptos en Barcelona.
El O3C lucha contra las causas estructurales de la corrupción, ¿cuáles son estas causas?
La base está en que, aquí en España, se hace una propuesta inicial del estado democrático que da un papel muy relevante a los partidos políticos. Nosotros creemos que poner en la base de la democracia organizaciones partidarias que entran en competencia entre ellas hace que se desarrolle, más allá de la vocación por la que han nacido, que es representar a la ciudadanía y acceder a las instituciones, una voluntad de supervivencia de sí mismas. El funcionamiento opaco de los partidos tiende a contagiar a las administraciones públicas y llega un momento en que no se puede mostrar con claridad qué está pasando dentro. La ciudadanía no puede acceder a lo que se está haciendo con su dinero y cómo se está gestionando. Por ejemplo: ¿qué significa aumentar el gasto militar? Yo quizás no quiero ser cómplice de algo así.
Necesitamos acabar con la financiación opaca de los partidos, necesitamos transparencia en la gestión pública y, por último, falta trazabilidad: queremos oír el ruido de la mente, cómo maquinan nuestros dirigentes las decisiones que toman. No hay contrapeso ciudadano, no tenemos un espacio de la ciudadanía, aparte de votar cada cuatro años. Y ver dónde está el umbral de percepción de lo que es o no es corrupción. Siendo concejala, recuerdo ver cuestiones que me parecían corrupción, hablarlas con el partido con el que estaba colaborando y que me dijeran que aquello no era corrupción. Tenemos cero cultura de la integridad y mucha cultura clientelar.
Necesitamos acabar con la financiación opaca de los partidos, necesitamos transparencia en la gestión pública
Acabáis de participar en una cumbre anticorrupción en el Parlamento, ¿cuáles son los resultados?
La magnitud de la tarea es inmensa, pero intentamos priorizar. En esta cumbre hemos rescatado lo que decidimos trabajar en la primera cumbre. La primera noticia es que solo uno de los objetivos se ha alcanzado pero, sin embargo, lo que ha ido muy bien es construir esta alianza, aunque sea con permiso de entrada y salida, entre entidades, departamentos de la Generalitat, organismos de control y partidos políticos. Se ha producido una confluencia. Después de siete años hemos consolidado un equipo, un espacio mixto, donde hay desde un colegio profesional a un par de sindicatos, el movimiento vecinal o la Unió de Pagesos. Y que están cerca del “Síndic de Greuges” o de la Oficina Antifraude, en la misma jerarquía.
Y después estamos un grupo de personas que impulsamos esta persecución, día y noche, de los compromisos políticos de los partidos con la sociedad. Hemos logrado escucharnos unos a otros y detectar que nos estamos enfrentando a una cuestión cultural. No es una cuestión solo de leyes de transparencia, de normativas, que también, es sobre todo una cuestión de cultura. Esta cumbre fue como una especie de terapia de grupo en la que pudimos decir “ostras, estamos fatal, estamos todos haciendo mil cosas cada día, pero no logramos el cambio cultural”. Y esto suena familiar porque es una situación que podemos trasladar a otras cuestiones urgentísimas: no podemos seguir pensando este tipo de fronteras para las personas, no podemos seguir pensando que el cambio climático es una mentira y no podemos seguir pensando que si hay corrupción pueda haber democracia. No, si existe corrupción no hay democracia y punto. ¿Y qué ocurre si los alertadores decimos que algo va mal? Pues que los intereses partidarios nos tapan la voz.
La cumbre fue como una especie de terapia de grupo en la que pudimos decir “ostras, estamos fatal, estamos todos haciendo mil cosas cada día, pero no logramos el cambio cultural”
Tú lo has vivido en carne propia, fuiste víctima de la corrupción y de sus consecuencias mientras eras concejala del distrito de Ciutat Vella, en Barcelona: ¿qué pasó con tu caso y cómo está ahora?
Mientras fui concejala fui una de las alertadoras tanto del caso de una operación para realizar un Hotel en el Palau de la Música, como de la corrupción en mi distrito. A pesar de ser cargo electo y formar parte del Gobierno, tuve que hacerlo sola. El Ayuntamiento de Barcelona no fue solidario conmigo, ¿por qué? Con el tiempo he pensado que quizás preferían el silencio de los corruptos que dar voz a las alertadoras para protegerse a sí mismos.
¿Qué destapaste?
Como concejala del distrito descubro que hay servicios técnicos que están trabajando de forma corrupta, lo expreso y trato de detenerlo y entonces es cuando recibo amenazas de muerte, acoso y ataques.
El Ayuntamiento de Barcelona nos abandonó cuando hace más de diez años alertamos de dos casos de corrupción
Ha habido ya un juicio, ¿ha salido a la luz quién te hacía estas amenazas?
Sí, reconoció su culpabilidad durante el juicio. Es uno de los intermediarios entre los empresarios que querían licencias y los técnicos que las daban, era un ingeniero contrariado porque no avanzaban las cosas y él, al oír que no podía atender las peticiones de sus clientes, que ya habían pagado, decidió que quizá yo era el problema y me atacó. Pero lo relevante es que las amenazas las denuncié sola, no lo hacen en mi nombre los servicios jurídicos del Ayuntamiento de Barcelona. El juzgado de guardia lo archiva y es la fiscalía quien rescata mis denuncias y gracias a ello hemos llegado como víctima y testigo de la fiscalía, hace unos meses, a un juicio que han tardado diez años en instruir. La sensación que tenemos yo y una arquitecta municipal, Lourdes Conesa, que fuimos las alertadoras de todo esto, es que el Ayuntamiento de Barcelona nos abandonó.
Después de muchas demandas logramos que el Ayuntamiento financiase nuestra defensa. Ahora nos gustaría que la sentencia recogiera nuestra petición de dar un toque de alerta al Ayuntamiento por desatender a sus alertadoras. Una de ellas: debería considerarse atentado contra autoridad pública. Hay unos funcionarios que han reconocido culpabilidad y han conciliado, pero todavía quedan funcionarios a los que, si no se les garantizaba que no serían inhabilitados, no querían reconocer la culpabilidad. La impresión que tenemos es entonces que el Ayuntamiento de Barcelona ha defendido más los intereses de estos funcionarios que nuestra necesidad de ser reparadas por los daños morales que sufrimos: al final del juicio el Ayuntamiento no apoyó la petición de los nuestros abogados de una reparación. Esto ha sido para mí volver a abrir una herida, una profunda decepción con la institución. Una nueva sensación de abandono del actual gobierno de la ciudad.
Pero si ocurriera, sería un precedente que una sentencia defendiera una alertadora, ¿no?
¡Sí! Pensad que la situación de las personas alertadoras en el conjunto del estado español es durísima. Muchas de ellas están haciendo frente a falsas denuncias y su impacto y precio personal y profesional es altísimo e irreparable. A mí lo que quizás me ha dejado consternada es que he visto que interesa más proteger el silencio de los que podrían explicar irregularidades en los partidos, que estar junto a las alertadoras que estamos avisando de lo que no va bien. Si en la sentencia quedara escrita alguna mención a los alertadores, sería una gran aportación por parte de la jueza a la causa. Porque ahora siempre se habla de crear buzones secretos, pero yo siempre tengo reticencias a reducirlo todo a alertar desde el anonimato porque es poner en la oscuridad a quienes dicen verdades. Yo quisiera poder hacer más entrevistas como ésta, en la que podemos hablar en voz alta en los medios. ¿Debemos renunciar al periodismo y a la cultura política de la ciudadanía? La cumbre contra la corrupción abrió telediarios porque salía Laura Borràs, sino me temo que ni habríamos salido.
Muchas personas alertadoras están haciendo frente a falsas denuncias y su impacto y precio personal y profesional es altísimo e irreparable
Había pensado no mencionar que Laura Borràs, quien presidía esta Cumbre contra la corrupción, tiene abierto un caso de corrupción de extrema actualidad...
Nosotros como Observatorio vimos clarísimamente que la Presidenta del Parlamento tiene derecho a la presunción de inocencia y que por tanto no nos tocaba a nosotros ni defenderla ni acusarla, nos tocaba simplemente aceptar la acogida que hace como institución y agradecer que facilitara un espacio que tampoco quiso capitalizar. Tuvimos llamadas de partidos políticos explicando la incomodidad que tenían con ese caso, pero diciendo que vendrían a la cumbre por respeto al trabajo del O3C. Esto también lo valoro, el hecho de poder estar dentro de la contradicción. Es muy importante que la sociedad aprenda a estar en contradicción y sin embargo sostener el compromiso con el interés general.
¿Cuáles son en Catalunya los sectores que más corrupción concentran?
Para mí, la financiación de los partidos que es la que más acaba influyendo en la falta de transparencia. Los partidos de nueva hornada siguen sacando parte de los sueldos de sus cargos para revertirlos en el propio partido y eso, que ya está normalizado, a mí me parece gravísimo. Es una práctica que nadie ha cambiado, desde la CUP y Comuns al resto de partidos. Pueden darlo a entidades o a una fundación del partido, pero en todo caso no es trazable. Otra cuestión muy complicada es la que tiene que ver con el urbanismo, que tiene una manera de sacar beneficios de forma indirecta, a través de la acción de las administraciones de calificar o recalificar unos terrenos, donde hay unos beneficiarios. Todos los concursos de servicios de limpieza, del tercer sector, preocupan, como todos los sistemas que transfieren dinero de los ciudadanos a empresas, sin que nosotros hayamos podido controlar que se hace de forma correcta. Necesitamos poder realizar este servicio ciudadano que es estar presente en los observatorios, de adjudicación de contratos etc.
Los partidos de nueva hornada siguen sacando parte de los sueldos de sus cargos para revertirlos en el propio partido y eso, que ya está normalizado, a mí me parece gravísimo
Repites mucho la palabra ciudadano, un concepto que remite a una condición de sujeto poseedor de derechos, aunque sabemos que para que haya unos ciudadanos con derechos humanos garantizados, debe haber casi necesariamente gran parte de la población mundial sin estos mismos derechos. ¿Qué es para ti la ciudadanía?
Creo que es un rastro de mi pasado como arquitecta y urbanista, donde la idea de ciudadanía es la de aquellos cuerpos, aquellas personas que están presentes en la ciudad, por tanto no lo vinculo a derechos y deberes sino que lo vinculo al sitio, la arena, la base. Creo que de forma inconsciente hablo de ese lugar común en el que la gente ha decidido convivir y luchar. La lucha por mi ciudad me comprometió políticamente como activista, por tanto, para mí la ciudad es escuela política con potencial cooperativo. Hablar de ciudadanía es hablar de la raíz, del apoyo colectivo ante, por ejemplo, la representación política: no me la creo, no la compro y por eso lucho por mejorar nuestra democracia representativa, que se convierta en deliberativa.
De hecho, una de mis reivindicaciones es que se debe de acabar con esta idea de las fronteras y personas que están dentro y que están fuera y que se debe crear un “pasaporte de ser vivo” que le dé la vuelta a las trampas y psicosis de muchos estados que están superados por las multinacionales. Los estados están como en el siglo XIX, involucionando hacia intentar dominar a la ciudadanía o a los pueblos porque sienten que han perdido el control. Ante esto, yo interpelo a bajar a la arena, a confrontar, a analizar qué ocurre y a unirse a los demás para cambiar las cosas. Para mí esto sería la ciudadanía que podría sustituir por asamblea o comuna.
Con la corrupción nos enfrentamos a una cuestión cultural
¿Crees que la corrupción es inherente al sistema capitalista, al estado?
Como he dicho, la corrupción es una cuestión cultural y, en la medida en que el capitalismo se basa en destrozar la cultura de cooperación y principios humanistas básicos, de redistribución, de justicia global, pues incorpora una nueva cultura poco respetuosa con el planeta, con el ser humano; entonces considero que el capitalismo es el ecosistema ideal para que crezca y coja fuerza la cultura de la corrupción. Es evidente que, en un sistema respetuoso con el interés general, nadie querrá robar parte del interés general por el propio interés, todo el mundo sabrá que, si los bosques comunitarios los cuidamos entre todos, todos ganamos, por ejemplo.
El capitalismo es un sistema que empobrece y hace imposible una cultura de la integridad. Por lo tanto, nosotros como Observatorio, persiguiendo las causas estructurales de la corrupción, ya estamos avisando de que los partidos deben dejar de competir y dejar de atender más los intereses de los lobbies que los de las personas. Llegará un momento en que estará sobre la mesa que hay que producir un cambio absoluto de paradigma, por eso damos tanto miedo, porque si no hay espacios oscuros donde robar no crecerá el capitalismo.
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Ayer lo leí en La Directa. Estas redes me molan bastante. Así llegáis a más gente y el valor dr los textos aumenta, d algún modo. Agradecida. Brillantes.