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Coronavirus
Salud y personas sin hogar tras el confinamiento: cuando quedarse en casa no es una opción
En la ciudad de Madrid hay 3.006 personas que no tienen acceso a una casa. Tras el confinamiento, el 64,58% de las personas sin hogar precisarían atención psicológica. Los recursos existentes no son dignos para ninguna persona y nadie debería tener que pasar por esa situación.
Durante el estado de alarma hemos visto numerosas campañas de concienciación, en un primer momento, con peticiones de los profesionales sanitarios, al que posteriormente se sumarían gobiernos y distintas empresas. En ellas se hacía referencia constantemente a que la población se quedase en su hogar para evitar así la extensión de la COVID-19 y el colapso del sistema sanitario. Estos ruegos fueron aceptados y cumplidos, en gran medida, por la población general, pero fueron formulados sin tener en cuenta a diferentes poblaciones vulnerables que no podían quedarse en casa o no podían hacerlo de manera segura.
El derecho a la vivienda se encuentra reconocido en diversos escritos. Está incluido tanto en la Constitución Española (Art. 42) como en los siguientes tratados internacionales: la Declaración Universal de los Derechos Humanos (Art. 25.1.), el Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (Art. 11), la Carta Social Europea Revisada (Art. 31) y también dentro de los ODS (Objetivos de Desarrollo Sostenible), en el número 11 apartado 1 donde se pretende conseguir que de aquí a 2030, se asegure el acceso de todas las personas a viviendas. Aún con todas estas normas y recomendaciones existen numerosas personas que no tienen un techo bajo el cual vivir.
Según el recuento de personas sin hogar que se realiza en la ciudad de Madrid a finales de 2018 en la ciudad de Madrid son 3.006 las que no tienen acceso a una casa en la cual quedarse durante la crisis actual. No es sencillo, ni debe hacerse un patrón que englobe a todas las personas que están en situación actual de calle, ya que el perfil es muy diverso, pero si hay datos que pueden influir en cómo estas personas, de manera general, pueden pasar el coronavirus debido a ciertas características personales, de peor manera.
Según datos del INE de 2012, un 20.9% de las personas sin hogar tenían problemas cardiacos, un 20.3%, enfermedades respiratorias y un 17.4%, enfermedades endocrinas. Son estas algunas de las patologías que pueden agravar las consecuencias si llegasen a contraer el covid-19.
Según el último estudio del INE, en 2012, se recogen diferentes datos sobre la salud física y mental de las personas sin hogar de toda España. Un 20.9% de estas, tenían problemas cardiacos, un 20.3% alguna enfermedad respiratoria y un 17.4% padecían enfermedades endocrinas, pudiendo combinarse varias enfermedades en una misma persona. Son estas algunas de las patologías que pueden agravar las consecuencias si llegasen a contraer la enfermedad del coronavirus.
Además de estas enfermedades, un 16.6% tenían neurodivergencias, pudiendo ser más complicado para ellas el aislamiento y mucho más en las condiciones en las que estas personas están teniendo que vivir. Asimismo, la esperanza de vida de las personas en situación de calle es menor que la del resto de población. Según un estudio realizado en España, por H. Sanchez (2010), la esperanza de vida general para este colectivo es 25 años menor que la del resto de población.
Según la última encuesta realizada por el INE, en 2012, a un grupo de personas sin hogar, un 41,6% de este percibía su salud como buena, mientras que un 38,2% la definía como mala o regular, tan solo un 16,9% como muy buena y un 3,2% como muy mala. Tras realizar la encuesta WHOQOL-BREF a 87 personas, de las cuales 46 de ellas habían pasado en su casa la pandemia y 41 en distintos recursos de servicios sociales de la ciudad de Madrid, se han observado diferencias sobre todo en la pregunta de calidad de vida, donde la población general tenía una media de 3,91 sobre 5 y las personas en situación de calle 2,55. En cuanto a la pregunta sobre salud, el grupo poblacional general también indicaba una mayor puntuación, un 3,95 sobre 5 y las personas sin hogar 3,31, siendo esta diferencia menor que la observada en la calidad de vida.
Dentro de los dominios en los que se divide el cuestionario WHOQOL-BREF —modelo de encuesta elaborado por la OMS que en este caso contiene información obtenida con los datos aportados por 192 personas de 5 centros: Hotel Medicalizado de Las Tablas, Chamberí, Centro de Acogida Juan Luis Vives, Villa de Vallecas y Pinar de San José durante los meses de julio y agosto de 2020—, el de salud física y el de medioambiente son en los que encontramos mayor diferencia entre las dos poblaciones.
Destaca el medioambiental, dentro del cual están tres de las cuatro preguntas en las que menor puntuación media han obtenido las personas que utilizaron los recursos habitacionales de la ciudad de Madrid durante la pandemia (suficiente dinero para cubrir sus necesidades, ambiente físico a su alrededor y condiciones del lugar donde viven), siendo la pregunta de calidad de vida, la única que no se encuentra entre las cuatro con menor puntuación de todo el cuestionario, dentro del dominio medioambiental.
Según la escala de Trauma de Davidson, el 64,58% de las personas sin hogar precisarían atención psicológica
Por otro lado, centrándonos en la salud psicológica, una investigación que se está elaborando en la Facultad de Psicología de la Universidad Complutense de Madrid por Rodríguez-Muñoz, A., Antino, M., Ruíz-Zorrila, P., y Sanz-Vergel, A. para valorar la salud mental durante el confinamiento, revela en los primeros resultados obtenidos que un alto número de personas presentan síntomas intrusivos (alerta y angustia fisiológica) y con menor frecuencia, estas personas tienen problemas para dormir y síntomas depresivos. Destacan además las reacciones de ansiedad que aparecen en la población, tales como: estrés traumático, ansiedad, insomnio y depresión (ordenadas de mayor a menor porcentaje de población que las padecía con medio y alto riesgo).
Para valorar la salud psicológica durante el confinamiento de las personas en situación de calle, hemos realizado la Escala de Trauma de Davidson—herramienta que mide la frecuencia y gravedad del Estrés Postraumático— a 85 personas. 40 de estas han pasado el estado de alarma en una casa, mientras que 45 la han pasado en algún recurso de la red de personas sin hogar de la ciudad de Madrid. Podemos observar que los datos obtenidos reflejan que las que han pasado el confinamiento y la pandemia en su casa presentan una puntuación menor (37,15) que la considerada para esta escala como clínica (40), mientras que las personas sin hogar han obtenido una puntuación media que precisaría de atención psicológica (64,58).
Se puede observar nada más hablar con ellos, ver las fotografías o los datos de las encuestas que los recursos existentes en la ciudad de Madrid no son dignos para ninguna persona y que nadie debería tener que pasar por esa situación.
Se demuestra por tanto, una diferencia significativa entre los valores totales de puntuación tanto en cuanto a la calidad de vida como al estrés postraumático entre las dos muestras. Se puede observar nada más hablar con ellos, ver las fotografías o los datos de las encuestas que los recursos existentes en la ciudad de Madrid no son dignos para ninguna persona y que nadie debería tener que pasar por esa situación. Quieren visibilidad. Quieren dignidad. Quieren lo que todos queremos. Quieren voz, que se les oiga y se les de la palabra.
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Interesante artículo que debería ser de lectura obligada en escuelas e institutos. ¡Enhorabuena Marina!