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Consumismo
«En tan poco tiempo, si una idea se replica tantas veces, es que es una idea buena y necesaria»
Desde el movimiento anti- consumista, hace tiempo que se ponía de ejemplo el taladro como objeto que se usa de forma puntual y que, por tanto, no resultaría necesario que hubiera uno en cada casa. Este ejemplo servía para ilustrar la propuesta de que se crearan cosatecas o bibliotecas de las cosas, de donde coger prestados este tipo de objetos.
Tiempo después, en enero de 2020, las entidades Nusos, Rezero y la Taula Eix Pere IV ponen en marcha la Biblioteca de les Coses (BdC) en el barrio de Provenáls de Porblenou, el primer proyecto de este tipo desarrollado en el estado español.
Tras casi tres años de existencia, con pandemia de por medio, el proyecto no solo se ha consolidado, también se está replicando en distintos lugares, sobre todo de Catalunya. Y resulta, según nos cuentan, que el objeto que más se presta es el taladro.
Este tipo de iniciativas generan comunidad en torno al proyecto, a la vez que combaten la lógica consumista individualista, dando una alternativa comunitaria que sirve para satisfacer nuestras necesidades de una forma más sostenible. De hecho, de acuerdo la contabilidad de los préstamos de 2022, y usando la calculadora de CO2 de la Asociación Española de Recuperadores de Economía Social y Solidaria, los responsables de la Biblioteca de les Coses han estimado que, en dicho año, con su actividad redujeron 932 kilos de residuos, 778.335 litros de agua y 2.681 kilos de emisiones equivalentes a dióxido de carbono.
Tras casi tres años de existencia del proyecto contactamos con el equipo que lo gestiona y surge la posibilidad de realizar una entrevista por correo electrónico. Hablamos con María, su gestora, y Nacho y Anastasi, colaboradores voluntarios, que contestan a nuestras preguntas indistintamente.
¿Quién está detrás del proyecto y cómo surge?
El proyecto surge inspirado en otras bibliotecas de cosas ya existentes en otros lugares, como Londres, Canadá, etc. Las entidades Nusos, Rezero y la Taula Eix Pere IV deciden hacer la primera Biblioteca de les Coses (BdC) del estado español, quedando localizada en el Casal Ca l'Isidret, en el barrio de San Martí de Barcelona. Se cuenta con el apoyo de una comunidad de vecinas y vecinos que actúan como voluntarios del proyecto por afinidad con sus valores.
La BdC se crea así hace tres años, concebida como un espacio comunitario para compartir objetos y así reducir el consumo de artículos y recursos, generando una economía circular, y dando valor al derecho al uso, de cualquier persona, de todo artículo cotidiano o de uso puntual.
¿Cómo ha sido el desarrollo del proyecto a lo largo de estos tres años? ¿Qué aceptación ha tenido?
El principio del proyecto coincidió con el inicio de la pandemia y, obviamente, con el confinamiento que dificultó todo. Aun así, muchos medios dieron difusión al proyecto, ya que era el primero de este tipo que aparecía en Catalunya y en el resto de España. A la que todo fue volviendo a la normalidad, la BdC ha recibido muy buena aceptación de todas las personas que se acercan a conocerla y ha inspirado que surjan proyectos parecidos por todo el estado español. En Catalunya ya se han abierto varias BdCs y en Málaga leímos un artículo que nos nombraba ya que se había creado una «objetoteca» basándose en la misma idea. Cuando un proyecto se replica a esta velocidad es motivo de ilusión ya que muestra que la idea ha calado, inspirado y animado a mucha gente a replicarla.
¿Cuál es el funcionamiento de la Biblioteca de les Coses?
La BdC funciona gracias a un equipo motor, formado por personas de las entidades Rezero y Nusos, voluntarios y voluntarias afines al proyecto, y una gestora. Da servicio al público los martes y jueves de 16 a 20 h en el Casal Ca l'Isidret, casal de barrio y de gente mayor que hay en el barrio de Sant Martí. El resto de los días hay una dedicación de ciertas horas al proyecto por parte de la gestora y el resto del grupo motor, y cada 15 días nos reunimos para seguir avanzando y mejorando el proyecto. El grupo motor es un espacio abierto a cualquier persona que quiera implicarse en el proyecto con una continuidad y dedicación. La BdC, además, quiere ser un espacio comunitario para compartir conocimiento y consejos sobre la reparación y el mantenimiento de los artículos que compartimos, por eso se organizan talleres de reaprovechamiento o reciclaje y jornadas de trabajo comunitarias.
Y para los usuarios/as, ¿cuál es el funcionamiento?
El funcionamiento es bien sencillo. Hay que darse de alta como usuario/a, al entrar en la página web bibliodecoses.cat. Así se queda inscrito/a y se puede reservar, vía correo o teléfono, algún artículo que te interese del catálogo.
El catálogo lo puede ver cualquier persona. Hemos organizado los objetos en diferentes categorías: ocio y aventura, limpieza y hogar, bricolaje y jardinería, salud y curas y oficina. Paseando por el catálogo, encuentras, además de la fotografía de los objetos, una breve descripción de estos y el precio asociado al préstamo por semana. Se pueden hacer préstamos por las semanas que sea necesario, y si se necesita el artículo más tiempo, pues se pide una prórroga. Funciona como una biblioteca de libros normal, sólo que las cosas se miran por este catálogo virtual y cada objeto tiene un precio asociado, lo que genera unos ingresos que nos ayudan a poder acometer las reparaciones y el mantenimiento necesarios, además de correr con los gastos de organizar talleres y jornadas comunitarias. Todo el dinero aportado es para el buen mantenimiento de la biblio.
Se asignan precios simbólicos muy asequibles porque queremos que toda persona pueda tener acceso a cualquier objeto cotidiano o de uso puntual que pueda necesitar. Damos impulso al derecho del uso de cualquier ciudadano/a, y al compartir recursos, en vez de acumularlos en casa y consumir excesivamente, generando así una economía más circular.
Entonces, con el pago de esos alquileres, ¿el proyecto resulta económicamente autosuficiente? ¿O necesita de alguna fuente de financiación adicional?
Este último tiempo ha estado financiado a base de subvenciones que tanto Nusos como Rezero han estado consiguiendo, y de marzo de este año hasta septiembre se está recibiendo una ayuda del Ajuntament de Barcelona. Con este aporte externo se paga el sueldo de la única trabajadora, la gestora.
El pago de los préstamos da para tener una caja de ahorros para cuando necesitamos hacer alguna reparación, comprar algún recambio, pagar a algún tallerista/profesional, o tener un presupuesto para comprar algo de comida para picar, bebida, etcétera, cuando organizamos jornadas comunitarias.
¿Cuál es el papel de Nusos y Rezero en el funcionamiento de la BdC?
Las entidades han sido la fuerza impulsora del proyecto, tanto Nusos como Rezero, como en su inicio, Taula Eix Pere IV. Esta última ahora tiene el rol de acoger el proyecto, puesto que nos cede un espacio en el Casal Ca l'Isidret.
Nusos y Rezero colaboran buscando subvenciones para mantener viva la BdC y una persona de cada entidad forma parte del grupo motor junto a colaboradores varios (voluntarios del barrio) y la gestora.
Las entidades nos ayudan, con su experiencia, en la dinamización de encuentros, en dar visibilidad al proyecto, y colaboran en las tareas burocráticas asociadas. Además, son asesoras que ofrecen su servicio, como colaboradoras, en la creación de nuevas BdCs.
¿Cuál es el papel en el proyecto de los voluntarios?, ¿qué tipos de trabajos hacen?
Existe un grupo motor que es el encargado del rodaje y el buen funcionamiento de la BdC. Está formado por voluntarios, una persona de cada entidad y la gestora. Siempre ha sido un grupo bastante dinámico a nivel de voluntariado, ya que ha habido gente que se sumó más en el momento de idear el funcionamiento, y hay otras personas que se han involucrado más tarde en temas de revisión de catálogo, fotografía de los objetos y asesoramiento a las personas que vienen a recogerlos.
Los/as voluntarios/as vienen, además de a las reuniones quincenales del grupo motor, siempre que pueden a hacer de soporte a la gestora, martes y jueves, y a hacer tareas de inventario, socialización con personas interesadas, a las que se les explica el proyecto y se les muestra el espacio, y a ayudar en cualquier cosa que surge; como en la compra de recambios, la limpieza de objetos, a hacer caja, participar en entrevistas, etc.
¿Y existe algún tipo de participación institucional?
Gracias a algunas subvenciones, como de la Agència de Residus de la Generalitat de Catalunya, la BdC se ha podido sustentar durante este tiempo e ir creciendo. Ahora, y hasta septiembre, el Ajuntament de Barcelona se ha posicionado y pasa a financiar el proyecto.
La idea es que las instituciones públicas comprendan la necesidad de proyectos como éste y abran y promuevan BdCs en cada barrio, como un servicio municipal, pero con la gobernanza del propio barrio. Uno de los pilares de la biblio es que las propias personas que forman parte de ella, personas vecinas del barrio, se involucran en su funcionamiento.
¿Aproximadamente cuantos usuarios tenéis? ¿Qué tipo de gente es?
Actualmente tenemos más de 500 usuarios/as, y esta comunidad la conforma una gran diversidad de población. Gente con todo tipo de recursos, gente del barrio de toda la vida, gente acabada de llegar, gente de fuera, asociaciones de vecinos/as, casales, centros cívicos... Sobre todo, hay gente de entre 35 y 55 años, pero también hay público más joven y público mayor que viene a hacer uso de los objetos de la biblio y que simpatizan mucho con el proyecto. En los repasos anuales que hacemos, hemos visto también que el servicio lo usan más mujeres que hombres, por el momento.
¿Qué expectativas de futuro tenéis para el proyecto?
Expectativas de futuro muchas, la verdad. Una estabilidad económica para no tener que estar buscando subvenciones y financiación para sostener el proyecto cada dos por tres. Nos gustaría que las propias usuarias y usuarios también se pudieran implicar más activamente en el proyecto y ayudar en el mantenimiento regular del catálogo, puesto que son muchos objetos que requieren mantenimientos y puestas a punto regulares. Otra expectativa sería que cada barrio tuviese su biblioteca de las cosas y que entre todas pudiésemos crear un vínculo para ayudarnos y ganar fuerza y comunidad.
Sólo en Catalunya, en 3 años, han abierto más de 10 bibliotecas de las cosas, y muchos otros proyectos con similar misión. En tan poco tiempo, si una idea se replica tantas veces, es que es una idea buena y necesaria.