Ciencia ficción
¿Y si la ciencia ficción nos salvara del fascismo?

Autoras, traductoras y editoras reflexionan sobre la necesidad de cambiar distopías por utopías ya que su mensaje puede ser conservador y reaccionario.

Los inquilinos de un viejo edificio se enfrentan a la codicia de unos especuladores que quieren echarles para construir pisos de lujo. Estos se debaten entre desistir o permanecer hasta que reciben la ayuda de otros individuos ajenos al problema y juntos emprenden la batalla por sus viviendas. Esto, que podría parecer otro caso más de la PAH, es una película de ciencia ficción de 1987. En Batteries Not Included (Nuestros maravillosos aliados, en España) se habla de solidaridad, de apoyo mutuo, de justicia social y de resistencia gracias a la alianza que se genera entre los residentes del inmueble y unos pequeños seres extraterrestres que acaban por accidente junto a ellos.

¿Puede una película infantil transmitir realmente un mensaje más progresista que El cuento de la criada de Margaret Atwood o 1984 de George Orwell? “Ambos son denuncias de la dominación y hacen análisis bastante brillantes, como los conceptos del doblepensar o la neolengua, pero a la vez plantean un mundo en el que no hay salida”, comenta Layla Martínez, colaboradora de El Salto, escritora y editora de Antipersona.

“Creo que Orwell y Atwood querían —y de hecho hicieron— importantes denuncias de la dominación, pero sus libros acaban llamando al desaliento en lugar de a la lucha por cambiar las cosas. Pero, además, el problema viene cuando es lo único que se produce, cuando se generan miles de series, libros, cómics, videojuegos sobre mundos distópicos y en cambio prácticamente ninguno que se desarrolle en un mundo mejor”, insiste.

Esta fue precisamente una de las premisas que tanto Martínez como Irati Jimenez defendieron en el Ansible Fest, primer festival de scifi feminista del Estado, que incluyó una mesa sobre ciencia ficción y antifascismo donde se colgó el cartel de aforo lleno por el enorme interés que generó. “Cuando pensamos en el fascismo pensamos en elementos como la economía o la migración, pero a veces se nos olvida la misoginia. El fascismo es antimujer, antifeminista y antifemenino. Es muerte”, asentó Jiménez, coescritora de Sci-Fem. Variaciones feministas sobre teleseries de ciencia ficción, publicado por Txalaparta. “Tenemos que ver dos líneas cuando hablamos de fascismo: ficciones que hablaban del nazismo (como Los Juegos del Hambre o V) y otras que tratan desde democracias deterioradas hacia recortes de derechos (como Battle Royale, Years and years o Hijos de los hombres)”, estructuró Martínez. Todas ellas distopías y muy pocas utopías, mundos alternativos con esperanza como Star Trek, el cómic Mirror, de Emma Ríos o la novela Los Desposeídos de Ursula K. Le Guin.

“Esto habla mucho —continúo Martínez— de cómo estamos viviendo en la actualidad: que no seamos capaces de imaginar un horizonte distinto, mejor, hace que se genere un discurso muy reaccionario y conservador”.

La felicidad y la lucha contra el patriarcado es barrera antifascista

“Aparentemente hay series, cómics o videojuegos que pueden no parecerlo, pero cuando solo se producen distopías lo que se repite es que por malo que sea el presente, el futuro es peor e idealizan el presente. El mensaje es de conservación del statu quo”, comenta para El Salto la fundadora de Antipersona, que insiste en que “lo que tenemos está lejos de tener que ser conservado”. “Esto no quiere decir que los escritores o cineastas o guionistas que generan este tipo de productos sean reaccionarios, pero sí que el efecto combinado lo es. A Foucault le hicieron la crítica de que su análisis sobre la dominación era tan brillante y tan profundo que daba la sensación de que no había salida. Él contestó que lo entendía pero que encontrar una salida no era su función. ¿Era Foucault un pensador reaccionario? Por supuesto que no, y a partir de sus análisis se puede construir. Pero no podemos quedarnos solo en esos análisis, no podemos dejar que nos paralicen. Necesitamos superarlos, avanzar otro paso más”, explica Martínez.

En este sentido, Jiménez pone de ejemplo de ficción El ala oeste de la Casa Blanca, ya que lo considera una utopía “porque imagina cómo sería el mundo si lo gobernara gente con corazón y cerebro”. En base a esa consideración, Jiménez apela por vivir la ciencia ficción desde un punto de vista “sano, entregándote a los mundos que te gustan”. “Si solo tenemos la experiencia del fan en solitario, en Twitter, cabreado siempre, todo es muy tóxico. Tiene que ver con la obligación de competir con otros a la que nos empuja el patriarcado. Todo lo que sea felicidad y luchar contra el patriarcado, es barrera antifascista”, defendió.

En este sentido, cabe destacar que desde muchas experiencias en torno a la ciencia ficción progresista se busca introducir estas reivindicaciones dentro de los textos. Ya sea el feminismo, la lucha contra la homofobia o contra el capitalismo, como hace FantaCiencia que anima a imaginar otros mundo utópicos donde el empleo no esté en el centro de nuestra vida (“trabajo sí pero de otra forma”), un mundo donde “todo el mundo tenga casa pero no vivamos aisladamente” y animando a una participación real en las decisiones públicas (“votar una vez cada cuatro años no es Democracia”).

¿Netflix nos hará salir a las calles por nuestros derechos?

“La ciencia ficción puede agitar, politizar, puede radicalizarte. Puede profundizar tu vínculo y tu responsabilidad con la realidad que te rodea, puede dinamitar o moldear la función de ideas como ‘género’ o ‘discapacidad, mostrar otras maneras e incitar a la acción. Dicho esto, la ciencia ficción sigue siendo un producto ideológico y como tal no existe fuera de las corrientes de opresión que nos atraviesan, de igual manera que pasa con la ciencia”, comenta Arrate Hidalgo, traductora, una de las impulsoras del Ansible Fest y creadora del podcast Qué haría Barbarella, quien pone de ejemplo a Octavia Butler  —“que explora la función del dolor, del pragmatismo, de negociar con la realidad y con otras personas para sobrevivir”— o Marge Piercy. Precisamente, en Mujer al borde del tiempo, Piercy describe una sociedad utópica pero no se ahorra los detalles del precio que pagan sus habitantes (mujeres racializadas, psiquiatrizadas) por alcanzarla y defenderla. Una novela en la que está trabajando la propia Hidalgo y que saldrá en marzo de 2020 de la mano de consonni.

De una forma más pesimista opina Marta Moreira, periodista, colaboradora de El Salto y participante del libro Apuntes de cine. Ciencia Ficción donde analiza cómo en ficciones como Her o Alphaville el amor y el sexo son convertidos en instrumentos de control social. “A lo largo del siglo XX, la ciencia ficción literaria y cinematográfica puso al alcance del ser humano obras absolutamente preclaras en contra el advenimiento de todo tipo de totalitarismos. Pero no creo que películas tan célebres y fáciles de interpretar como Fahrenheit 451, por poner un ejemplo cualquiera, hayan evitado que décadas después, en pleno siglo XXI, las principales potencias del mundo estén lideradas por hombres blancos iletrados e irresponsables. O que en democracias supuestamente sólidas como España se secuestren libros y se censure a artistas por expresarse libremente”, comenta.

Moreira considera que series con tanto éxito como Black Mirror “suscitan muchísimos comentarios de sobremesa y en las redes sociales, pero no sacan a la gente a la calle”. “Nos deslizamos todos hacia el caos climático y humanitario —continúa— mientras vemos Netflix en el salón. Así que no sé si la ciencia ficción puede salvarnos la vida. Si acaso, puede hacérnosla más tolerable e interesante”.

Aficiones y pesadillas que muchas veces las tenemos en el presente y que, por el efecto de conocernos poco a poco, no notamos que el agua hierve. “La distopía la tenemos en los telediarios, no hace falta ir a la scifi”, dice Layla Martínez en referencia a los centros rojos de El Cuento de la Criada que ya tenemos en India con la maternidad subrogada, donde tienen a las mujeres en granjas controlando lo que comen o haciendo ejercicios para que no tomen apego. Lo mismo con Donald Trump y los centros de reclusión, similares a los aparecidos en la frontera que representaban en Los Hijos de los Hombres. “Este mensaje de ‘debemos conservar el presente porque cualquier otra cosa es peor’ hace que me plantee si estos son los productos culturales que queremos”.

Informar de un error
Es necesario tener cuenta y acceder a ella para poder hacer envíos. Regístrate. Entra en tu cuenta.

Relacionadas

Pensamiento
Lola Olufemi “No me atraen las utopías lejanas, estoy más interesada en el ahora”
La escritora e investigadora británica Lola Olufemi trabaja desde la certeza de que el presente no es una jaula, desde la confianza en que viviremos cosas diferentes aunque no se sepa exactamente de qué tipo van a ser.
Cómic
Cómic ‘El Eternauta’, la obra maestra del cómic que describió en viñetas la muerte llegada del cielo
La historieta creada en Argentina en 1957 por el guionista Héctor Germán Oesterheld y el dibujante Francisco Solano López es un monumento de la ciencia ficción que sigue generando apasionantes interpretaciones.
Ciencia ficción
El Salto Radio Podcast | Ciencia ficción capitalista
“La ciencia ficción capitalista es la violencia que restringe el monopolio de la imaginación sobre el futuro a las corporaciones” (Michel Nieva)
Señora
12/11/2019 10:21

España es un país de ignorantes. Para que la gente salga a la calle, primero habría que tener conciencia de clase y ver que los problemas de uno afectan al otro. Nos han aislado ("divide y vencerás") para que no podamos revolucionarnos. La cultura se ha perdido: la gente se ríe de quién lee y tiene como ídolos a energúmenos. Pero no dudo en el cambio, para bien o para mal.

3
0
#42873
11/11/2019 18:04

Una utopía que sí merece la pena leer, tanto por sus propuestas políticas como por su calidad literaria, es "El futuro que hicimos" de Óscar Eslava, inspirada en el 15m pero nada ingenua, sobre cómo podría ser el mundo en el futuro capitalismo fragmentado del 2080.

2
0
#42860
11/11/2019 16:19

"debemos conservar el presente porque cualquier otra cosa es mejor"

Se ha colado una errata ahí, en el párrafo final, porque no lo comprendo.

Muchas gracias!

0
0
#42791
10/11/2019 20:40

Y no te digo ya que se defienda la utopía desde el feminismo y su neolengua. Aceptar que criminalicen a la mitad de la sociedad occidental y se hable de el hombre blanco como algo malo, hace que crezca VOX y formaciones ultras con vuestra misma lógica. Enhorabuena, habéis fagocitado cualquier atisbo de cambio siguiendo las directrices que financiaron Ford y Rockefeller desde sus fundaciones. Sois una lacra para la humanidad como ellos, más que nada porque el yo soy bueno y ellos malos os ha convertido en lo mismo.
Y tenéis los santos ovarios de llamarlo utopía. Hala, a seguir soltando chorradas y luchando contra molinos de viento, que seguro que los derrotáis.
Si la revolución será feminista o no será, me da que no será. Gracias por secuestrar todas las ansias de mejora con vuestra martirologia, siguiendo a Bauman y Donskis.

2
19
#42809
11/11/2019 9:16

Vaya sarta de inconsistencias y mentiras. Eres un bot de Vox

9
0
#42921
12/11/2019 10:42

Con el 15% del 70%, es decir el 10,5% de la población se creen que todos somos voxenetas ahora. Yo quiero de esa droga.

4
0
#42772
10/11/2019 11:02

¿1984, de Orson Welles? Supongo que es una errata, pero chirría.

2
5
#42780
10/11/2019 16:08

Chirria aún más que no hayas leido con atención y te inventes una errata inexistente.

4
1
#42798
11/11/2019 0:22

Traaaaaaanquiiiiii que ya lo has leído corregido

2
0
Instituciones culturales
Protesta Las editoriales migrantes exigen su lugar en la Feria del Libro de Madrid y en la industria cultural española
Una acción de protesta en la Feria del Libro de Madrid reclama más atención y apoyo a las editoriales impulsadas por personas migrantes y racializadas, que sobreviven pese a los obstáculos que reciben de las administraciones, según denuncian.
Derecho a la vivienda
Jaime Palomera “La vivienda necesita una revolución”
Investigador y uno de los fundadores del Sindicat de Llogateres, Jaime Palomera presenta ‘El secuestro de la vivienda’, un libro sobre el juego amañado en el que los propietarios son cada vez más ricos y los inquilinos cada vez más pobres.
Genocidio
Opinión No lo soportamos más: un alarido por Gaza
Mientras la complicidad con Israel es abierta, obscena y militante, levantarse contra el genocidio es un gesto que a tantas les está costando el futuro y la libertad en cada vez más sitios. Ya no sabemos ni qué escribir al respecto.
Galicia
Crowdfunding O Salto Galiza abre un crowdfunding para empapelar a Altri
Queremos investigar a los responsables políticos y empresariales del que podría ser el mayor atentado ambiental de la historia reciente de Galicia.

Últimas

Comunidad El Salto
Comunidad de El Salto Las cuentas de 2024: más impacto que nunca, números rojos otra vez
Los resultados nunca vistos en influencia y visitas de nuestros contenidos no han tenido reflejo en las cuentas del medio, que arrojan en 2024 unas pérdidas de más de 30.000 euros.
Ecofeminismo
Ecofeminismo Turistificación en clave ecofeminista
Con la llegada de los calores, a la mayoría nos entran ganas de “salir de casa”. ¿Cómo afecta el turismo capitalista al imaginario de las vacaciones?¿Y a los territorios?
LGTBIAQ+
Concentración “Por Daniela y por todas”: medio centenar de personas pide dignidad para las personas trans fallecidas
Trans en lucha señala el absurdo jurídico de una normativa que deja en manos de la familia la protección de las personas trans fallecidas, incluso cuando es esta quién la vulnera.
Kabilas de mesa camilla
Kábilas de mesa camilla Delivery identitario, etiquetas take away
Porque el capitalismo sabe que el consumo identitario (yo, mi colectivo, mi comunidad, mi tribu urbana) fagotiza la resistencia ante el orden establecido de parir con dolor y trabajar con placer
Más noticias
Economía social y solidaria
Cultura Censura, recortes, cierres y debates ideológicos alrededor de la cultura comunitaria en España
Muchos de estos proyectos se han cerrado ante la deriva política a la derecha. El principal instrumento de cambio es el silencio y la expiración de convenios y contratos.
Drogas
Drogas Regular la cocaína para frenar el dolor y la sangre en América Latina
En una Conferencia Internacional sobre Políticas de Drogas celebrada en Barcelona, organizaciones de base, ONG y representantes de instituciones han dibujado consensos hacia la regularización de substancias actualmente ilegalizadas
Argentina
Argentina La oposición a Milei tacha de decisión política la condena contra la expresidenta Cristina Fernández
La ratificación de la condena a la expresidenta argentina de seis años de prisión domiciliaria e inhabilitación de por vida sacude la vida política argentina. Una condena leída por la oposición peronista como un nuevo episodio de ‘lawfare’.

Recomendadas

Redes sociales
Industria editorial Escritores fantasma: así trabajan los auténticos autores de los libros de éxito que publican los ‘influencers’
Detrás de cada libro firmado por un ‘influencer’ hay otra persona que ha trabajado a destajo para entregar a tiempo un texto en el que su nombre no aparece por ninguna parte y que, además, ha tenido que renunciar a sus derechos como autor.
Brasil
Extrema derecha Arte en tiempos de fascismo: cuando enseñar a Goya y Rubens le cuesta el puesto a un profesor
Una clase de Historia en la escuela municipal en una localidad del Estado de São Paulo desemboca en acusaciones contra el profesor y una campaña de difamaciones que encabeza el concejal de educación de la zona, de la extrema derecha bolsonarista.
Literatura
María Agúndez “El trabajo de limpiadora es muy digno, pero nadie quiere hacerlo”
La escritora retrata en ‘Casas limpias’ las contradicciones de quienes considerándose personas igualitarias y progresistas delegan los cuidados y la limpieza para evitar el conflicto y sostener su comodidad.
Educación pública
Alimentación Comedores escolares saludables que no llegan a todo el alumnado
La apuesta por una dieta equilibrada de la mano de un nuevo Real Decreto impulsado por el Ministerio de Derechos Sociales y Consumo no va a llegar a todos los niños y niñas: solo el 36% de las familias que necesitan beca comedor la consiguen.