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Una semana después de no quererse contar en las urnas, salieron a la calle para contarse en las calles. “Los catalanes de bien” que dijo Albiol al convocar a sus votantes tras años de criticar que el independentismo señalaba. “La minoría silenciosa”, anunciaban los convocantes el pasado viernes en varios periódicos catalanes, se supone que en un lapsus freudiano. “Ante el arrebato, pon cordura”, rezaban sus lemas. Y lo que se puso fue, no sé si cordura, pero una borrachera textil de banderas que ríete tú de las manis indepes de la ANC.
Tampoco sé si fue cordura, pero el “Puigdemont a prisión” se convirtió en el hit. Un cántico que en algo ya mejora aquel de “Artur Mas, cámara de gas” que se cantaba hace no tanto.
Mi primera imagen del día llega en la caserna de la Guardia Civil de Travessera. Unas doscientas personas. Gente abrazando y besuqueando a los agentes de servicio. Un hombre se cuadra, alza la zarpa y grita “¡por la virgen del Pilar!”. A pocos metros un chaval de unos nueve años, evidentemente no adoctrinado en los centros de internamiento catalanes, grita por el megáfono: “¡Viva España, Viva el rey, viva el orden y la ley!” ante los vítores de la masa. Mucha bandera. Mucha. Varias de Cristo rey, varias cruces de Borgonya carlistas, alguna con el pollo, alguna extremeña sin más. Un hombre me reparte una pegatina. “Una estelada, una pedrada”.
Mucha gente viene de fuera. Cordobeses, murcianos, madrileños, hasta un grupo de militares que vienen de Caspe, yo que creía que eso de manifestarse lo tenían prohibido. Oigo como un chico destaca que “algo muy grave debe haber pasado para que me levante a las 5 para venir aquí”. Deduzco que no es de cerca. Cuando se pasa al lado de la catedral, muchos se desvían para verla. Un par de hombres con la rojigualda al cuello miran un mapa visiblemente desorientados. Pregunto a un tercero hasta dónde va la manifestación. Me dice que a la plaza de Francia. Todavía la busco. Supongo que se refería a la estación del mismo nombre y donde efectivamente acaba la marcha. El anuncio de un autocar a defender la constitución hablaba de la plaza Calvo Sotelo. Ese no se equivocó de ciudad, se equivocó de siglo.
Cientos de autocares se han apuntado a la fiesta de toda España. Un grupo de mujeres aguanta carteles con nombres de distintos pueblos de Catalunya. Nadie los coge. A unos chavales les hace gracia uno donde pone Lloret. Se sabe que estuvieron de despedida de solteros allí. Hay más por el suelo. De otros pueblos catalanes. Son de la organización. Como para dar la idea de que toda Catalunya está allí. Pero no funciona: “Estamos esperando a que llegue el autobús”, me dice una señora. “Pero si las calles están cortadas”, le digo yo. “Eres de la TV3, ¿no?”, me dice otro como enfadado.
“¡Con dos cojones!”, me sobresalta el testosterónico grito de un chico. Alzo la mirada para ver qué motiva tan gutural llamada. ¿La heroicidad? Una mujer mayor cuelga una bandera española en el balcón. Antes de decirle que en mi barrio hay varia gente que también la tiene y que no pasa nada, oigo a una mujer: “Esa abuela sí que tiene que haberlo pasado mal, rodeada de terroristas”. No sé a qué terroristas se refiere, pero vive en plena Via Laietana, rodeada de oficinas y pisos turísticos. Bueno, a pocos metros tiene la sede Foment, la patronal catalana. No sé si se referirá a esos. Pero, de hecho, los de Foment, ya llamaron “golpe de estado jurídico” a la ley del referéndum. Me temo que no debe de ser eso.
En medio de toda la marabunta la gente grita eso de “Puigdemont a prisión”. Un hombre, vestido de blanco, aguanta estoicamente un cartel con el #hablemos. Se muestra muy reacio a hablar conmigo. Me da hasta la espalda. Tengo que convencerlo diciendo que soy periodista. Se calma. “Es que llevo ya muchos insultos”, se excusa. Predica en el desierto, le digo. Asiente. “Siento que debo hacerlo”. Sonríe. Y sigue su marcha. En silencio.
Gente. Muchísima gente. Gente con un 155 enganchado en la cara. Gente enfadada. Gente riendo. Gente bailando coplas en plena calle al ritmo de Manolo Escobar. Perros y niños de pecho ataviados con los colores patrios.
Mucha cerveza también. El unionismo salió del armario. Los nacionales toman Barcelona, rezaba Alerta Digital en su tradicional lenguaje guerracivilista. Y ante una marea de banderas, llega Mario Vargas Llosa y sopla que “el nacionalismo ha llenado la historia de guerras, sangre y cadáveres”. Y la gente aplaude a rabiar. Repito. Ante un mar de rojigualdas. Y, además, un peruano. Que se lo cuenten a Tupac Amaru allá por donde ande, por favor.
Una pancarta me perturba. No sé ni en qué sentido lo dice, pero es un vivo retrato de cómo se llega a tomar la democracia en España. “Han hecho más daño unas papeletas que todas las bombas de ETA”. Pum. Y la triste, punzante, dolorosa realidad es que a cada rato que pasa, me convenzo que tiene más razón de lo que parece.
Y pese a que José Domingo, uno de los vicepresidentes de Societat Civil Catalana y exdiputado de Ciutadans, había dicho que ninguna organización ultra “debería participar de forma explícita” en la manifestación, una quincena de colectivos neofascistas convocaban a su gente a las calles de Barcelona. Explícitamente. Entre ellas Falange, Democracia Nacional, Plataforma por Catalunya, la AES de Blas Piñar, Nosotros, FE de las JONS, Falange Auténtica, Legión Urbana... Curioso que la Constitución vengan a defenderla aquellos que viven instalados en su pre. Escondieron las gallinas, eso sí. Pero al fin de las marchas, cuando se apagó la cordura y subieron las litronas, vino el arrebato. Saludos fascistas a los policías nacionales, agresiones y amenazas a periodistas, incluidos a los de Tele5, paliza con palos a un chico marroquí en la Barceloneta, insultos racistas, piedras contra ventanas de edificios con esteladas, zarandeo de coches de los Mossos e incluso obstaculización del acceso a un incendio a un coche de bomberos. Entre otros.
“No somos fachas, somos españoles”, gritaban miles de personas en Via Laietana. Cierto. La gran mayoría no lo eran. No hay duda. Pero ni Societat Civil Catalana, la organizadora e impulsora de la manifestación, ni tampoco sus sostenes de Ciutadans y PP han sabido deshacerse de estos incómodos compañeros de viaje desde su fundación en 2014. Su acto fundacional contó con presencia de delegaciones de las Fundación Francisco Franco, del MSR o del xenófobo Plataforma per Catalunya, y el flirteo ha sido constante en todas las convocatorias hechas hasta la fecha.
Ni el PSC se siente cómodo en este entorno y solo pone medio pie para no perder comba. Ayer, aparte del dinosaurio Borrell, solo tuvieron dirigentes de segunda fila como Illa o Perez o el exministro Corbacho. Y no lo hicieron en nombre del partido, que, de todas formas, invitó a su gente a asistir a una movilización de SCC por primera vez desde 2014.
Y este es el drama del unionismo en Catalunya. Que cuando sale a la calle lo hace de la mano de esta gente. Porque no les sobra nadie. Y si esta es la oferta que tiene que presentar a la sociedad catalana, mal vamos. De hecho, si esta es la oferta que hace a todos los españoles, será para considerárselo también.
Por cierto, tras Diadas masivas escuchando lo mismo, suponemos que ahora que SCC cifra en un millón los asistentes, harán aquella declaración de cada año de “mucha más gente se quedó en casa”, ¿no?
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Unos tienena a los del águila acomapañando (que no socios), y los otros a la CUP (estos sí, socios). Ya lo dice el refranero español, que es muy sabio: en todos lados cuecen habas.
El artículo está bien, aunque no eran ni mucho menos cientos los autocares que vinieron del esto de España. Y aunque lo hubieran sido, ¿cuánta gente cabe en un autobús? 60? Ponle 100 autobuses y apenas suman 6.000 personas. Si había un millón, usted dirá...
Fantástico texto. Algún día habría que intentar recopilar exactamente qué quiere decir alguien cuando dice que es "muy español". Porque, además de cuatro banalidades acerca de "ser vagos", "salir de juerga", "la picaresca" y la selección de furgol, yo no sé muy bien qué más ideas construyen este hermoso y admirable sentimiento nacional.
No soy de poner medallas a quien simplemente hace su trabajo. Pero esta vez tengo que felicitarlo por ser la excepcion entre todos los periodistas que han escrito sobre esta orgia de tejidos bicromaticos. He consultado hoy 6 periodicos digitales. (This keyboard doesn't works on Spanish sorry for the inconvenience) .
From offshore and from the other hemisphere sometimes isn't easy to realize exactly what's going on back home. Your article was the only one that make me feel as a witness on different shoes about what happened in Barna. Thank you so much.
Remember that "Truth" must be P1* at work for any journalist with principles. And confidence with your readers is like a glass that you shouldn't break.
* Priority number 1 or maximum range about preference.
País corrupto por los cuatro costados:
1º.- Por partidos políticos, PSOE, PP, CIU.
2º.- Por la presa corrompida hasta las cejas capaz de manipular la información, Atresmedia con sus satélites, Antena 3, La Sexta, La Razón. Mediaset con los suyos Telecinco, LaCuatro, y etc, etc
3º.- La Banca todas sin excepción.
4º.- El famoso Clero.
Con esta manifestación se han quedado retratados tanto TVE, La Sexta con una cobertura disparatada pero sus amos mandan, luego nos dicen que son independientes y autónomos, señor Ferreras usted es otro panzista, acaba de desbancar a la mas radical de las cadenas de este país Intereconomia. Una manifestación al mas puro
estilo franquista, fletando autobuses, regalando bocadillos, niños en la manifestación (que horror) huy perdón si son de derechas esta bien "fantasmas" . Que pinta el PSC en una manifestación llena de fachas declarados o estaban rindiendo honores a los Felipes, Guerra, Bono y de mas sinvergüenzas que tienen en sus filas, quítense de sus siglas OS que les sobra. E llegado a la conclusión que este país no se arregla ni aunque lo recostrulleramos de nuevo, mierda de país.
SALUD