A Joan Tardá (Cornellá, 1953) le toca ser una de las voces de Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) en Madrid. El diputado a menudo muestra el lado más izquierdista de su formación en una plaza incómoda por la presión ambiental y cómoda por no tener que encajar las contradicciones del acuerdo de gobierno en el Parlament con la derecha de CDC. Hablamos con él tras el acto de Madrid por el derecho a decidir, en el que participó junto con otras personalidades políticas de la izquierda catalana y madrileña.
¿Cual es el balance que haces del acto?
Ha sido extraordinario, porque además de ser un acto donde nos hemos transmitido mensajes políticos y compromisos, ha habido algo que ha prevalecido, la emoción. Porque vivimos en un mundo donde esto no se suele dar mucho y la solidaridad hoy lleva el nombre de Madrid. También es verdad que esto viene motivado porque le hemos visto las orejas al lobo. Lo que está ocurriendo ahora mismo y está en juego es un jaque, y si no lo vigilamos podría ser un mate, de las administraciones españolas a las libertades que costaron mucho de conseguir por generaciones anteriores que tuvieron que luchar mucho para conseguirlas. Hoy, aquí, más allá de los tópicos y prejuicios madrileños, esta solidaridad con Catalunya conmueve. Reconozco que hoy yo me he conmovido
A propósito de los tópicos. Una parte de la izquierda reconoce este derecho de los catalanes a decidir, pero también algunos sectores critican que esta estrategia, tanto legal como política, empezó bien pero que va por mal camino. ¿Qué opinas?
Esto, con todo mi respeto, son excusas de mal pagador. Aquí de lo que se trata es de hacer funcionar la democracia. Como decía Camacho, el derecho a huelga se conquista haciendo huelga. La democracia se conquista ejerciéndola. Es verdad que a nosotros nos hubiera encantado haber negociado con España, igual que lo hizo Escocia con el Reino Unido. Ojalá. Por eso, yo mismo, en todos los debates de investidura, le propuse al candidato Rajoy negociar todo. Estábamos dispuestos a negociar la pregunta, el calendario e incluso los procedimientos. Lo que no estábamos dispuestos a negociar era la existencia del referéndum. Porque este referéndum nace de la voluntad democrática de unas urnas en unas elecciones que fueron las más participadas, a nivel autonómico, desde la recuperación de las libertades. La respuesta autoritaria es lo que nos ha obligado a ejercer todo desde la unilateralidad. El ADN del pueblo catalán es pactista, lo hemos demostrado a lo largo de la historia. El president Puigdemont lo ha estado intentando hasta hace pocos días.
¿Qué medidas sociales y económicas podría plantear esta República catalana para que no sea, como has dicho en el acto, una república más?
Es evidente que esto dependerá de la correlación de fuerzas. Por lo que es importante que, desde el principio de este proceso, las izquierdas catalanas se impliquen para que cuando alumbremos esa República catalana, las izquierdas seamos hegemónicas en los primeros años de la República. Porque en esos primeros años se construirán los pilares maestros de esta nueva Cataluña.
Nosotros defendemos dos principios básicos. Una República que haga un mejor reparto de la riqueza, porque si no no se pueden garantizar vidas dignas. Y por otro lado, una democracia de calidad que no esté supeditada a las élites financieras. Está claro que no estamos ante una revolución social. Estamos ante una revolución democrática. Pero teniendo en cuenta que, en los últimos años, la ofensiva neoliberal ha desguazado el estado de bienestar y ha enviado a la pobreza a cientos de miles de personas, esta revolución social contendrá inevitablemente elementos de revolución social. Se trata de conseguir una república que nos ayude a conquistar derechos subjetivos. Por ejemplo se me ocurre que esta república deberá asegurar el derecho subjetivo a la vivienda.
¿Qué te hace suponer que la Unión Europea admitirá esta república catalana?
Supongo que sí, porque la UE tiene en su ADN algo desde sus comienzos: sumar, sumar y sumar. Es más, la UE ha conseguido metabolizar procesos mucho más agudos que el proceso democrático catalán. Los Estados son por definición egoístas. Porque tienen necesidades e intereses, que se expresan mediante tratados y convenciones. Para un Estado, la aparición de otro siempre es un dolor de cabeza. Pero la UE decidirá qué hacer con Catalunya el dia que los catalanes hagamos los deberes. De momento solo hemos hechos ejercicios gimnásticos soberanistas. Algunos de más de un millón de personas. Pero aún no hemos hecho nada, por lo que no les podemos pedir nada todavía. El 1 de octubre es la primera contienda real.
La república catalana con la que sueñas, ¿se parece a alguna de las existentes?
Nosotros soñamos con una república catalana laica, que garantice un sistema de bienestar, un sistema público de pensiones que garantice el reparto, con una sanidad pública, con un sistema educativo que garantice la cohesión social, en la que toda persona tenga la vivienda garantizada, que arranque una renta básica, en el camino hacia la renta universal. Defendemos que esa república no tenga un ejército convencional. Una república avanzada. Tiene que tener una constitución viva, no muerta como la española, imposible de modificar. La catalana tiene que ser ágil y que se pueda modificar. Porque el mundo está cambiando a una velocidad vertiginosa y las nuevas generaciones tienen que poder ir adaptándola.
Relacionadas
Málaga
Málaga, el punto de inversión para los fondos israelíes a pie de playa
Región de Murcia
Belinda Ntutumu
“La violencia racista no parará mientras Vox pueda presentarse a elecciones”
Palestina
La coordinadora europea contra el antisemitismo dice que los informes sobre la hambruna en Gaza “son rumores”
Palestina
Más de mil caras conocidas de la cultura exigen al Gobierno que cese la venta de armas a Israel
El Salto n.79
La celulosa o la vida: periodismo situado y lucha social para frenar un ecocidio
Castellón
El BDS Castelló pide al FIB que facilite la devolución de entradas por su vinculación con KKR
Opinión
Torre Pacheco: el síntoma de un sistema agroexportador podrido
Comunidad El Salto
El Salto estrena nueva página: una web como una casa
Violencia machista
El 30% de los feminicidios íntimos se producen en verano pero no es el calor, es el patriarcado
Últimas
Opinión
Cuando una huertana llora: saquen sus racistas manos de nuestra región
Análisis
La crisis por el ‘caso Cerdán’ empuja al PP y Vox por encima de los 200 escaños
Cómic
Gotham como estado mental
Opinión
Día Internacional de las Personas No Binarias: no pedimos nuevos derechos, exigimos los que tenemos
Palestina
La masacre se intensifica en Gaza, donde 800 personas han sido asesinadas mientras esperaban alimento
Estados Unidos
Donald Trump amenaza a la Unión Europea con aranceles del 30% a sus productos a partir de agosto
Murcia
Colectivos antirracistas denuncian la impunidad de la ultraderecha en Torre Pacheco, donde sigue la violencia
Economía social y solidaria
¿Dónde está la juventud en la Economía Social y Solidaria? Un relevo que se teje entre retos y oportunidades
Río Arriba
Javier Guzmán: “Desde la izquierda falta la visión de que el derecho a la alimentación es un tema básico”
Recomendadas
Feminismos
Patricia Reguero
“Mis relatos están escritos al lado de otras, arropada por la escucha de otras”
LGTBIAQ+
Mana Muscarsel
“La amistad da más juego para salir de la lógica de la familia porque tiene menos reglas"
Barcelona
El reciclaje invisible: la relación entre la chatarra y la ciudad de Barcelona
Medios de comunicación
El futuro del periodismo no lo está escribiendo una máquina
Para comentar en este artículo tienes que estar registrado. Si ya tienes una cuenta, inicia sesión. Si todavía no la tienes, puedes crear una aquí en dos minutos sin coste ni números de cuenta.
Si eres socio/a puedes comentar sin moderación previa y valorar comentarios. El resto de comentarios son moderados y aprobados por la Redacción de El Salto. Para comentar sin moderación, ¡suscríbete!